INTRODUCCIÓN
Las epidemias y las pandemias son eventos de ocurrencia natural. La aparición de una nueva enfermedad infecciosa supone siempre una situación compleja, sobre todo si lo hace como una epidemia de extensión o gravedad significativas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades virales surgen y representan un grave problema para la salud pública. A esto se suma un factor agravante: cada nuevo brote tiene el potencial de incidir sobre las relaciones geopolíticas y financieras, no solo por las pérdidas de vidas sino también por alterar el comercio y la productividad de la economía desde el nivel nacional hasta el mundial.1)
El 31 de diciembre de 2019, autoridades de salud de la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China, informaron sobre la presencia de 27 casos de síndrome respiratorio agudo de etiología desconocida. Se estableció un vínculo con un mercado de mariscos y animales. El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas informaron la presencia de un nuevo coronavirus, el Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2 (SARS-CoV-2) identificado como posible etiología causante de dicho síndrome.2
Debido al incremento significativo de los casos confirmados por el SARS-CoV-2, el 11 de marzo de 2020 las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declararon como pandemia a esta emergencia sanitaria. La enfermedad fue denominada COVID-19 (Coronavirus disease 2019), y los informes médicos advertían de una fuerte afectación respiratoria neumónica entre los variados síntomas que presentaban los pacientes.2
La COVID‐19 constituye la tercera enfermedad zoonótica ocasionada por coronavirus según se conoce, pues antes se hicieron presentes el coronavirus del Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus (SARS-CoV) y el Mid Est Respiratory Syndrome Coronavirus (MERS-CoV).
Se ha observado que el virus afecta con mayor frecuencia a adultos mayores, personas inmunodeprimidas o con comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión, asma bronquial, cardiopatía isquémica). Las formas más graves se presentan en el 5 % de los pacientes, con afectaciones de la función respiratoria, que requieren soporte ventilatorio. De igual forma, se describe el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica con probabilidades de aparición de choque séptico y disfunción multiorgánica, así como una elevada tasa de mortalidad. Sin embargo, se ha expuesto que cerca del 80 % de los infectados transitan la enfermedad sin desarrollar complicaciones.3
En el hospital, la atención a pacientes confirmados con la COVID-19 integra criterios epidemiológicos, clínicos y de laboratorio, para el diagnóstico. El ingreso del 100 % de los pacientes se realiza de acuerdo al protocolo para el manejo. La definición de caso que propone la OMS está basada en la positividad de la prueba específica de la reacción en cadena de polimerasa (PCR).3
La dirección del país ha llevado a cabo medidas de gran magnitud, en coordinación con el Ministerio de Salud Pública, la Defensa Civil y otras entidades lo cual se materializa en el Plan de Prevención y Control del nuevo Coronavirus (COVID-19). Este plan involucra a todos los organismos de la Administración Central del Estado, sector no estatal y la población en general, y se llevó a las condiciones reales de cada territorio.2
El presente estudio tiene como objetivo caracterizar clínico-epidemiológicamente a pacientes confirmados con COVID-19 en Pinar del Río.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, longitudinal y prospectivo en los pacientes confirmados mediante la técnica PCR en tiempo real para el SARS-CoV-2, ingresados en el Hospital Clínico Quirúrgico Docente “Dr. León cuervo Rubio” de la provincia Pinar del Río, entre marzo y mayo de 2020. La población de estudio la constituyeron los 52 pacientes con diagnóstico PCR-TR positivo para SARS-CoV-2, se trabajó con la totalidad.
La obtención de la información se realizó a través de la revisión de las historias clínicas y encuestas epidemiológicas. Los datos obtenidos fueron almacenados en una base de datos en Excel y procesados en el sistema estadístico Epinfo. Se empleó estadística descriptiva para el análisis de los datos.
Se mantuvo la confidencialidad de los datos personales de los pacientes, se respetaron los principios de autonomía, respeto por las personas y el principio de beneficencia y no maleficencia. Se respetó lo establecido en los principios básicos de la Declaración de Helsinki que contiene las recomendaciones a seguir en la investigación biomédica en seres humanos. Se solicitó el consentimiento informado a los pacientes. Además, se contó con la aprobación del Comité de Ética y Consejo Científico de la institución.
RESULTADOS
El grupo de edades comprendido entre 40 y 59 años mostró una tasa de 8,2 por cada 10 mil habitantes. La enfermedad se presentó en mayor cuantía en el sexo masculino, con una tasa de 0,8 por cada 10 mil habitantes. (Tabla 1)
Edad (años) | Femenino | Masculino | Total | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No. | Tasa* | No. | Tasa* | No. | Tasa* | |
0-19 | 6 | 1,0 | 9 | 1,3 | 15 | 1,2 |
20-39 | 7 | 1,0 | 8 | 1,0 | 15 | 1 |
40-59 | 11 | 1,2 | 4 | 0,4 | 15 | 8,2 |
60 y más | 4 | 7,7 | 3 | 0,5 | 7 | 0,6 |
Total | 28 | 0,6 | 24 | 0,8 | 52 | 0,9 |
Fuente: Encuestas epidemiológicas.
*tasa de incidencia por cada 10 mil habitantes.
Se precisó la fuente de infección en el 94,2 % de los pacientes, donde el 85 % fue autóctona. (Tabla 2)
Fuente de infección | No. | % |
---|---|---|
Precisada | 49 | 94,2 |
Importada | 7 | 14,3 |
Autóctona | 42 | 85,7 |
No precisada | 3 | 5,8 |
Total | 52 | 100 |
Fuente: Encuestas epidemiológicas.
Los síntomas más frecuentes encontrados fueron la fiebre (51,9 %) y la tos (40,4 %). El 38,5 % de los pacientes diagnosticados fueron asintomáticos al momento del ingreso. (Tabla 3)
Manifestaciones clínicas | No. | % |
---|---|---|
Fiebre | 27 | 51,9 |
Tos | 21 | 40,4 |
Expectoración | 7 | 13,5 |
Rinorrea | 11 | 21,1 |
Odinofagia | 10 | 19,2 |
Cefalea | 7 | 13,5 |
Diarreas | 6 | 11,5 |
Asintomáticos al momento del ingreso | 20 | 38,5 |
Fuente: Historias clínicas.
El 28,8 % de los pacientes presentaron neumopatía aguda inflamatoria, y el 1,9 % hipoglicemia como complicaciones. La hipertensión arterial se presentó en el 11,54 % de los pacientes. El 83,33 % de los pacientes hipertensos, y el 100 % de asmáticos y pacientes con hipertiroidismo desarrollaron neumopatía aguda inflamatoria. (Tabla 4)
Enfermedades crónicas no transmisibles | Neumopatía aguda inflamatoria (n=14) | Hipoglicemia (n=1) | Total | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No. | % | No. | % | No. | % | |
Hipertensión arterial | 5 | 83,33 | 1 | 16,67 | 6 | 11,54 |
Asma bronquial | 4 | 100 | 0 | 0 | 4 | 7,69 |
Hipotiroidismo | 3 | 100 | 0 | 0 | 3 | 5,77 |
Diabetes mellitus | 1 | 50 | 1 | 50 | 2 | 3,85 |
EPOC | 1 | 50 | 1 | 50 | 2 | 3,85 |
AVE | 1 | 100 | 0 | 0 | 1 | 1,92 |
Fuente: Encuestas epidemiológicas.
El 86,5 % de los pacientes recibieron alta clínica a los 14 días, pues mostraron una respuesta favorable al tratamiento, mientras que el 96,2 % consiguió el alta epidemiológica a los 28 días. (Tabla 5)
DISCUSIÓN
Los casos notificados con la COVID-19 varían en dependencia del país, el sistema socio-económico imperante y la voluntad política de los gobiernos para enfrentar esta pandemia. Gracias a las tecnologías existentes, y la voluntad del ecosistema científico, se ha logrado un seguimiento en tiempo real.4
Tanto el informe del Centro el Nacional de Epidemiología de España5 como la investigación llevada a cabo por Guzmán Del Giudice y col.,6 muestran coincidencias con lo expuesto en el presente estudio, con respecto a la mayor incidencia de la enfermedad en el sexo masculino; aunque en este último se especifica que lo anterior predominó en los inicios de la pandemia para luego variar la proporción a favor de las féminas. No obstante, se plantea que la escasez de información por género limita teorizar sobre las probabilidades de asociación entre el sexo y la susceptibilidad al virus.7
El estudio realizado por Ferrer Castro y col.,8 expuso que el 79,7 % de los pacientes con COVID-19 presentaron como fuente de infección la transmisión autóctona, lo cual coincide con la presente. Sin embargo, un estudio realizado en Perú encontró predominio de pacientes con COVID-19 correspondiente a casos importados.6 Cuando no es posible precisar la fuente de infección es imposible establecer el nexo directo con viajeros, extranjeros procedentes de áreas de riesgo u otros casos confirmados, lo que trae como consecuencia que las acciones de control de foco no siempre sean efectivas.
En el estudio de Acosta y col.,9 las manifestaciones clínicas predominantes fueron la tos (82,4 %), fiebre (76,5 %) y disnea (76,5 %), lo que coincide en gran medida con lo reportado en la presente. Castro Ferrer8 en su estudio refiere la presencia de fiebre y tos, seguido de falta de aire y cefalea. La Sociedad Española de Medicina y Familia Comunitaria,10 expuso que los signos y síntomas son muy inespecíficos: fiebre, tos, disnea, anorexia, malestar general, mialgias. Fue más raro el dolor de garganta, congestión nasal, cefalea, náuseas o diarrea. Los ancianos e inmunodeprimidos pueden presentar signos y síntomas atípicos.
En Japón, cerca del 50 % de los casos se mostraron asintomáticos, con gran implicación en el mantenimiento de la transmisión viral en la comunidad, resultados superiores a los reportados en la presente investigación.11
La transmisión silente o asintomática complejiza el escenario de actuación, ya que implica estrategias de pesquisa y contención de contagios más enérgicas; así como mayor aislamiento social entre los ciudadanos. El primer caso de transmisión asintomática notificado en Wuhan12 contagió a cinco de sus familiares.
El diagnóstico no puede ser solo clínico, de ahí la importancia de la clasificación del paciente según los antecedentes epidemiológicos que posee. Esto coincide con la opinión de expertos que reafirman la variabilidad en la frecuencia de presentación del cuadro clínico y la confirmación diagnóstica por el resultado del PCR en tiempo real.3
Se ha aceptado como “patrón de oro” una prueba de PCR positiva en tiempo real, aun cuando han existido controversias acerca de los momentos más convenientes para su realización, sensibilidad, especificidad y otros factores que pueden afectar su calidad. El PCR representa una prueba útil desde el punto de vista epidemiológico para identificar epidemias, pero es costosa y de modo habitual no había estado disponible para el diagnóstico individual de casos en la atención médica cotidiana, en la mayoría de los países después de conocer el virus causal.3
De la experiencia acumulada internacionalmente y en Cuba, se conoce que en un grupo de enfermos el coronavirus se manifiesta como una neumonía, pero solo una pequeña proporción de ellos (entre el 5 % y el 15 %) presentan una fase grave. Esta fase grave puede llegar al empeoramiento de su sintomatología hacia una insuficiencia respiratoria aguda progresiva, con afectación de diferentes órganos y sistemas. (13,14
Se debe a que este pequeño grupo de pacientes sufren un estado inflamatorio generalizado producido por la tormenta de citoquinas que condiciona en ellos un alto riesgo trombótico. Estas complicaciones se presentan con mayor incidencia en los ancianos, pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, así como otros que presenten comorbilidades relacionadas con una desregulación del sistema inmune y otras condiciones clínicas.7,10,13)
Se concluye que en la provincia de Pinar del Río la transmisión fue mayormente autóctona, donde la fiebre y la tos fueron los principales síntomas. Los pacientes con comorbilidades desarrollaron en mayor cuantía, complicaciones. Se encontró una respuesta positiva al tratamiento con altos porcentajes de alta clínica y epidemiológica a los 14 y 28 días respectivamente