INTRODUCCIÓN
No caben dudas, que el cáncer cervico uterino como neoplasia maligna, posee un gran nivel de incidencia en la población femenina con una tendencia creciente en los últimos años; es una enfermedad con una alta morbilidad y mortalidad; es uno de los procesos más complicados a los que se enfrenta la medicina, por su naturaleza compleja, diversa y multicausal.1
El desarrollo del cáncer cervical, generalmente, es muy lento y comienza como una afección precancerosa llamada displasia, que se puede detectar por medio de un citodiagnóstico vaginal y es 100 % tratable; por esta razón, es tan importante que las mujeres se practiquen dicho estudio regularmente. La mayoría de las féminas a quienes se les diagnostica cáncer cervical en la actualidad, no se han realizado esta prueba citológica o no han tenido un seguimiento evolutivo por resultados anormales. (2
En este sentido, al constituir la segunda neoplasia maligna más frecuente en mujeres y un problema de salud pública a nivel mundial, su solución debe sustentarse en la aplicación de medidas organizativas, el conocimiento de la epidemiología de la afección y el perfeccionamiento de los métodos de detección temprana y tratamiento del proceso, todo lo cual reviste una importancia práctica y real, dado que permite mantener en buen estado de salud y la capacidad laboral de la mujer. 3
Su impacto negativo tiene ya una dimensión universal, anualmente se producen en el mundo alrededor de 10 millones de casos nuevos esperándose alrededor de 15 millones para el año 2020 y cerca del 80 % corresponde a los países en desarrollo. Mueren anualmente 272 000 mujeres por esta causa.4
La mortalidad por este cáncer ha disminuido significativamente en muchos países desarrollados y algunos estudios indican que ello se debe en gran medida a los programas de diagnóstico precoz. En los países industrializados el cáncer cervico uterino ha cedido los primeros lugares a los cánceres de mama, pulmón y colon. Sin embargo, el cáncer invasor del cuello del útero es una de las causas de muerte más frecuentes en las mujeres en los países en desarrollo y sus tasas de incidencia en la región de América Latina y el Caribe se encuentra entre las más altas del mundo.5
En Cuba, a pesar de ser un país en vías de desarrollo, el índice se comporta de forma similar e, incluso, es más bajo que el de algunos países industrializados; existe un gran apoyo del médico y la enfermera de la familia, para detectar a tiempo los factores de riesgo y dispenzarizar adecuadamente a las mujeres que los presenten, para ejercer con posterioridad acciones de salud encaminadas a modificar y controlar dichos factores.6
El objetivo de esta investigación es determinar los factores de riesgo de cáncer cervicouterino en pacientes diagnosticadas con esta enfermedad en el municipio Pinar del Río durante los años 2021 y 2022.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal con el objetivo de determinar los factores de riesgo de cáncer cervicouterino en pacientes diagnosticadas con esa enfermedad en el municipio Pinar del Río durante los meses de julio del año 2021 y julio del año 2022.
El universo estuvo integrado por las 172 pacientes diagnosticadas con esa enfermedad durante los años que se realizó la investigación y una muestra aleatoria simple de 170 pacientes que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión:
Criterios de inclusión:
Criterios de exclusión
Métodos:
Métodos del nivel empírico:
Métodos del nivel teórico:
Métodos estadísticos
La información obtenida se vertió en una base de datos del programa SPSS versión 11. 0 de Microsoft Windows. Para la agrupación de los datos, se utilizaron las frecuencias absolutas y relativas como medidas estadísticas en los estudios descriptivos, medidas de resumen estadístico para variables cuantitativas como la Media aritmética y la desviación estándar. Se crearon tablas para buscar asociación entre las distintas variables estudiadas. Este análisis estadístico se realizó con la ayuda del paquete estadístico MICROSTAT.
Aspectos bioéticos
Se tuvieron en cuenta las normas éticas establecidas para este tipo de investigación. Los resultados solamente se usarán divulgados y publicados en eventos y revistas de reconocido prestigio, sin dar a conocer el nombre de las pacientes, por lo que se protege la integridad de las mismas y su autonomía.
RESULTADOS
Existió un predominio de mujeres con edades comprendidas entre 25 y 29 años de edad con 61 (35,4 %) y en el grupo de 30 a 44 años con 57 (33,1%) sin diferencias significativas. (Tabla 1)
Grupo de edades | Pacientes | |
---|---|---|
No. | % | |
15-24 | 21 | 12,2 |
25-29 | 61 | 35,4 |
30-44 | 57 | 33,1 |
45- 49 | 26 | 15,1 |
50-59 | 7 | 4,0 |
Total | 172 | 100 |
Fuente: Historias clínicas individuales y de Salud Familiar
La lesión más frecuente fue el NIC I en 98 pacientes para un 56,9 %, con mayor incidencia en el grupo de edades entre 25 y 29 años 40(23,3 %). (Tabla 2)
Grupo de edades | NIC I | NIC II | NIC III | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No | % | No | % | No | % | |
15-24 | 11 | 6, 3 | 5 | 2,9 | 5 | 2,9 |
25- 29 | 40 | 23,2 | 11 | 6,3 | 10 | 5,8 |
30-44 | 32 | 18,6 | 16 | 9,3 | 9 | 5,2 |
45-49 | 14 | 8,1 | 7 | 4,0 | 5 | 2,9 |
50-59 | 1 | 0,5 | 2 | 1,1 | 4 | 2,3 |
Total | 98 | 56,9 | 41 | 23,8 | 33 | 19,1 |
Fuente: Historias clínicas individuales
Los factores de riesgos intrínsecos o dependientes de la mujer, relacionados con el cáncer cervico uterino de mayor incidencia en la muestra de estudio, fueron los relacionados con los antecedentes de infecciones de transmisión sexual(ITS) en 82 (47,6 %) y los antecedentes obstétricos en 77(44,7 %). (Tabla 3)
Factores de riesgo intrínsecos | No. | % |
---|---|---|
Antecedentes obstétricos | 77 | 44,7 |
Susceptibilidad genética | 25 | 20,3 |
Antecedentes de infecciones de transmisión sexual | 82 | 47,6 |
Fuente: Encuesta
Los factores de riesgos extrínsecos o dependientes del médio, relacionados con el cáncer cervico uterino, que prevalecieron en las pacientes estudiadas fueron, el hábito de fumar en 98 pacientes (56,9 %), seguido por el uso de anticoncepción oral o DIU en 82 pacientes (47,6 %) y el inicio de relaciones sexuales con menos de 18 años de edad presente en 74 de ellas para un 43 %.(Tabla 4)
Factores de riesgo extrínsecos | No. | % |
---|---|---|
Inicio de relaciones sexuales con menos de 18 años de edad | 74 | 43,0 |
Incumplimiento a las acciones de prevención secundaria por tamizaje | 9 | 5,2 |
Relaciones sexuales con la menstruación y/o contra natura | 48 | 27,9 |
Uso de anticoncepción oral o DIU | 82 | 47,6 |
Hábito de fumar | 98 | 56,9 |
Fuente: Encuesta
La mayoría de las mujeres 77 (44,7 %) tienen un nivel de conocimientos sobre factores de riesgo de cáncer cervicouterino evaluado de regular, 51 mujeres (29,6 %) fueron evaluadas de mal y solo 44 (25,5 %) poseen un nivel de conocimientos sobre estos factores de riesgo evaluado de bueno.(Tabla 5)
DISCUSIÓN
En Cuba está ocurriendo un cambio en la edad de aparición del cáncer cervicouterino, posiblemente relacionado con la precocidad de las primeras relaciones sexuales, la promiscuidad y la concomitancia de otros factores de riesgo, tales como historia de abortos repetidos e infecciones ginecológicas en mujeres sexualmente activas. En relación con la multiparidad se plantea que con el incremento del número de partos, aumenta el riesgo de cáncer cervical debido a mayor número de contactos sexuales y a traumas cervicales, con más exposición a virus oncogénicos, a cambios hormonales con posible acción carcinogénica.7
Los resultados de esta investigación coinciden con los de Molina Berrío y col.,8 que encontraron un mayor por ciento de citologías positivas de lesiones cervicales en mujeres con edades entre los 25-39 años, con un 55,7 % de frecuencia.
Es significativo señalar, que en el rango de edades de 15-24 años se diagnosticó esta enfermedad en un 12,2 %, aspecto este que coincide con varios estudios similares realizados y que resalta la importancia de la educación para la salud en estas edades relacionadas con la prevención de infecciones de transmisión sexual y cáncer cervicouterino. (9
Para Narváez Ocampo y col.,10) el comienzo del coito antes de los 20 años, y de manera marcada antes de los 18 años edad, hace que aumente la probabilidad de padecer un cáncer cervicouterino, por lo tanto esto amerita una importante mirada a estas edades que no se encuentran concebidas en el Programa Nacional de Citología.
Los autores coinciden en que a pesar de la existencia de múltiples programas de salud sexual y reproductiva en el país que son llevados a cabo por instituciones competentes para ello, y que entre sus objetivos primordiales tienen la educación sexual para la prevención de infecciones de transmisión sexual y cáncer cervico uterino la mayoría de las mujeres no tienen en cuenta lo que establecen dichos programas, por lo que este problema constituye una preocupación de primer orden para los profesionales de la salud y se impone abordarlo a partir de un marco conceptual actualizado, sobre el desarrollo humano integral y la promoción de salud.
Según Sarmiento Medina,11 la aparición del cáncer cervicouterino está determinada por la existencia de algunas lesiones cervicales consideradas con poder carcinogénico y por tanto pre invasoras, por lo que es de extraordinaria importancia la detección y el tratamiento oportuno de dichas lesiones, responsables, en gran medida de la morbilidad y mortalidad asociada a este tipo de tumor para lograr su disminución.
La mayoría de las investigaciones actuales coinciden en que estas lesiones pueden tener un inicio gradual con precursores pre invasores en fase latente durante años, pero también en ocasiones, su evolución puede adoptar un comportamiento agresivo.12
Ya que su aparición está determinada por la existencia de algunas lesiones cervicales consideradas con poder carcinogénico y por tanto pre invasoras. Es de extraordinaria importancia la detección y el tratamiento oportuno de dichas lesiones, responsables, en gran medida de la morbilidad y mortalidad asociada a este tipo de tumor para lograr su disminución.13
En bibliografías revisadas se estima que en los últimos años se ha incrementado, la incidencia de NIC, entre los 15 y los 24 años de edad.14
Pérez Sanjuán y col.,15 encontraron en su investigación que el tiempo medio que transcurre entre las transformaciones en las lesiones del cuello uterino y el porcentaje de casos que progresará o regresarán es todavía discutible debido a las diferencias en los criterios de admisión, el tiempo de control y métodos de seguimiento y valoración estadística.
Con relación a los factores de riesgo intrínsecos o dependientes de la mujer relacionados con el cáncer cervico uterino, los resultados que aquí se obtuvieron coinciden con los obtenidos por Iglesias Osores S y Serquén López LM.,16 en Lima, Perú, en el que predominó como principal factor de riesgo de cáncer cervicouterino el antecedente de haber padecido una infección de transmisión sexual, con mayor incidencia dentro de ellas, la infección por el Virus Papiloma Humano.
Las enfermedades asociadas a inmunodepresión, infección por tipos de virus de papiloma humano oncogénicos, variantes, reinfecciones, coinfecciones y carga viral que se englobaron en factor de susceptibilidad inmunológica, tienen una gran prevalencia en el estudio realizado, ello permite por su relación, referenciar los resultados obtenidos por Villagra Carrón y col.,17) donde se destaca que la persistencia de la infección por el VPH-HR es considerada uno de los factores causales más importante del cáncer cervicouterino pre - invasivos e invasivos.
Los autores coinciden además con que, estas afecciones no tratadas adecuadamente y en presencia de un terreno propicio podría desencadenar lesiones displásicas a nivel del cérvix, que sin dudas llegarían a evolucionar hacia un cáncer si no se interrumpe su desarrollo por acciones médicas específicas.
Por otra parte al valorar los antecedentes obstétricos, se incluyeron los partos y abortos provocados, parto en la adolescencia y toda mujer con un parto antes de cumplir los 20 años. Este riesgo intrínseco se encontró en el tercer lugar de los analizados.18)
En este estudio, la susceptibilidad genética, en que fueron incluidas aquellas mujeres con el antecedente de familiares de primera o segunda línea con diagnóstico de cáncer cervicouterino, fue el riesgo de menor representatividad con sólo 25 pacientes para un 20,3 %.
En este caso no se coincide totalmente con los investigadores que han planteados que las mujeres cuyas madres o hermanas han tenido cáncer del cuello uterino tienen mayor probabilidad de contraer esta enfermedad. Esto se debería a que estas mujeres son menos capaces de combatir el virus papiloma humano en comparación con otras mujeres, u otros factores podrían estar involucrados.19
Estudios realizados han demostrado la presencia de nicotina y otros múgatenos derivados del tabaco, en mujeres fumadoras con lesiones intrahepiteliales. Además es bien conocido el daño molecular del ADN del tejido cervico uterino en mujeres que fuman. El tabaco induce un efecto inmunosupresor local. También se han conseguido múgatenos en el moco cervical.20
En Cuba, la política educacional y de salud incluye programas de educación sexual en todos los niveles desde la enseñanza primaria. En estos programas se hace énfasis en el uso de anticonceptivos, sus ventajas y desventajas, indicaciones y contraindicaciones y sobre todo en la selección del anticonceptivo ideal.
Al aplicar la encuesta elaborada a efectos de esta investigación, las mayores dificultades en los resultados estuvieron en identificar los riesgos de contraer esta enfermedad, todas las féminas coinciden con factores elementales como realizarse la citología, la protección en relaciones sexuales y los abortos, sin embargo son menos reconocidos otros de gran importancia como el tabaquismo, las relaciones sexuales durante la menstruación o contra natura, y el VPH.
Estos resultados confirman la necesidad de incrementar las vías de educar e intervenir en la población femenina dispensarizada, para potenciar el conocimiento de los factores de riesgo con énfasis en los que son más predominantes en esta área de salud y que han quedado reflejados en el presente estudio. Se hace necesario educar para modificar los estilos de vida sobre la base del conocimiento.