Analizar, caracterizar o simplemente describir la relación existente entre Fidel y la Ciencia es una acción que puede desarrollarse desde diferentes perspectivas, desde su perfil de formación universitaria y sus contribuciones al campo jurídico y las ciencias sociales, hasta su accionar como líder en el impulso de políticas encaminadas al desarrollo científico en Cuba y el mundo; no obstante, poco se ha descrito sobre los aportes de Fidel a la ciencia, específicamente a las Ciencias Médicas, desde el enfoque del Fidel investigador, transformador y científico.
Ese análisis puede partir desde lo conceptual, al analizar la participación del Comandante como actor-transformador dentro del inagotable conglomerado de conocimientos que la humanidad atesora.
El método científico, que permite la búsqueda de nuevos conocimientos no puede verse desligado de la actitud protagónica de Fidel en el desarrollo de las Ciencias de la Salud. Sin trazar un orden cronológico, pero sí lógico, podemos describir mediante el análisis documental de intervenciones del Comandante, su papel como investigador y científico.
La gran obra desarrollada por el Comandante y de la cual es, ante todo, autor y actor fundamental, es esa trascendental investigación que pudiera titularse: “Estrategia para la implementación de una Revolución Social en Cuba”, de la cual han emanado innumerables aportes teóricos y prácticos; el documento escrito que sustentó esa investigación y constituyó su proyecto investigativo más acabado, después de años de estudio, revisión e inmersión directa en el campo de acción, tuvo su primera versión en lo que todos conocemos como el alegato de autodefensa: “La historia me absolverá”, expuesto el 16 de octubre de 1953 en la escuela de enfermeras del Hospital Civil de Santiago de Cuba. 1
En ese documento Fidel describió, como buen científico, el contexto en el que Cuba se desarrollaba en aquellos años y definió la situación-problema que lo condujo a razonar cuál sería la mejor hipótesis (científica desde la visión actual) para que el pueblo cubano derrocara la dictadura, tomara el poder y se lograran las conquistas sociales anheladas durante años. De ese análisis se definió la lucha armada como método rector para materializar las principales acciones, objetivos y tareas estratégicas que fueron proyectados en ese alegato, entre las que se encontraba el problema de la salud de la mayoría de la población.
Es oportuno destacar que el líder histórico de la Revolución cubana siempre asumió la tarea estratégica de desarrollar, mejorar y perfeccionar el sistema de salud cubano, no como un ente externo sino como un integrante más del contingente de las batas blancas. Él, sin tener una formación académica en el ámbito de las ciencias de la salud, siempre demostró su vínculo directo con esa rama de las ciencias, tal como expuso en su intervención en la tercera graduación del Contingente del Instituto de Ciencias Médicas de la Habana, el 27 de agosto de 1990: “Este año ha tenido lugar la más grande graduación de la historia de nuestro país: más de 4 000 médicos, vean qué tremenda e impresionante fuerza, con lo cual ya los médicos somos alrededor de 40 000 en este país. Y me incluyo en la lista, porque he trabajado en esto también. No soy médico, pero soy impulsor del programa de salud. A veces he usado otras palabras cuando me han preguntado: “¿Usted es médico?” Y yo, con una gran inmodestia, he dicho: “No soy médico, pero soy estratega de la salud.” (2
La adecuación del pensamiento de Fidel con el desarrollo científico de las Ciencias Médicas se puede analizar a partir de la evolución epistemológica de la definición de salud, en sus diferentes etapas:
1.ra Ausencia de enfermedad
2.da Completo estado de bienestar físico, mental y social
3.ra Proceso salud-enfermedad
4.ta La Salud como producto social, en la cual el enfoque preventivo prevalece sobre el curativo.
A mediados del siglo XIX la Medicina se consideró una ciencia social, sin embargo esta tendencia aún se encontraba poco desarrollada a finales de los años 50 del siglo XX; no obstante Fidel, durante su estancia en la Sierra Maestra, ya no solo tenía definidas ideas para mejorar la estructura del sistema de salud cubano, como expuso en “La Historia me absolverá”, sino que comenzó a definir cambios que debían ocurrir en el proceso de salud, que permitieran mejorar la integración entre los componentes de ese sistema y, por consiguiente, mejorar la atención médica a los grupos poblacionales más desprotegidos a lo largo de la historia colonial y republicana cubana.
En ese sentido Fidel expuso: “No es posible que esta población campesina, alma pura de nuestra tierra, continúe abandonada, hambrienta, sin asistencia médica, sin educación, destruidos sus organismos por los parásitos o por el paludismo. Hay que traer la salubridad al campo, hay que sanear estas montañas como todas las zonas rurales (...) No hay que esperar que las enfermedades lleguen con su amenaza tétrica, hay que prevenirlas, hay que evitarlas. Desde ahora hay que ir elaborando los planes sanitarios, como los económicos, los sociales y educacionales y coordinarlos todos con eficiencia funcional reivindicadora.” (3
Sobre ese enfoque preventivo diría pocos años más tarde: “... iremos combatiendo enfermedad por enfermedad, así iremos disminuyendo el número de epidemias, el número de muertes, el número de víctimas. Y así se irá cumpliendo ese gran propósito: ir pasando de la medicina terapéutica a la preventiva, es decir, evitar que se enfermen los ciudadanos.” (4
Con el triunfo revolucionario, el 1.ro de enero de 1959, se cumplía con otra etapa del proyecto de investigación elaborado por Fidel. Tras esa etapa, el científico Fidel desarrolló como buen estratega, los aspectos que definirían su visión de escenarios futuros a los que debía aspirar y tenía que trabajar el gobierno y pueblo cubano.
Fue a partir de aquel momento que comenzaría en el campo de la Salud Pública revolucionaria cubana un proceso de transformaciones que tuvieron como aspectos fundamentales:
El desarrollo del capital humano.
La cobertura de la población con los servicios dotados con las más modernas tecnologías.
La solidaridad como principio ético en los servicios de salud.
La investigación científica como fundamento de las acciones en salud.
El internacionalismo practicado sin condicionamiento político.
Sobre el capital humano en el ámbito científico, Fidel expresó en fecha tan temprana como el 15 de enero de 1960: “Hoy, en la patria nueva ... los científicos, los investigadores ... tienen la satisfacción de saber que hay un gobierno revolucionario que busca la verdad, que necesita de los científicos ... así, el científico ... tiene hoy el escenario ideal donde su inteligencia y su talento pueden encontrar desarrollo pleno en busca de la verdad y del bien, porque ha entrado la patria por el camino donde no se persigue la inteligencia sino que se le estimula y se le premia: ha entrado la Patria por el camino en que es necesario que todos nos pongamos a estudiar y nos pongamos a investigar ... El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia ...” (5
Fidel, en su concepto de capital humano esboza la dimensión socialista del mismo: “Capital humano implica no sólo conocimientos, sino también -y muy esencialmente- conciencia, ética, solidaridad, sentimientos verdaderamente humanos, espíritu de sacrificio, heroísmo, y la capacidad de hacer mucho con muy poco.” (6
En ese sentido, y definiendo las características del capital humano, específicamente en el sector de la salud, el 17 de octubre de 1962, el Comandante en Jefe expuso en la apertura del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón: “... vamos a crear, a formar médicos, en cantidades masivas, mucho mejores, ¡mucho mejores! Y entendemos que ese es un deber que tiene la Revolución con el pueblo. Con vistas al futuro, la única, la verdadera, la definitiva solución, es la formación masiva de médicos. Y la Revolución tiene hoy fuerzas y tiene recursos y tiene organización y tiene hombres - ¡hombres!, que es lo más importante- para comenzar un plan de formación de médicos en las cantidades que sean necesarias. Y no solo muchos, sino sobre todo buenos; y no solo buenos como médicos, ¡sino buenos como hombres y como mujeres, como patriotas y como revolucionarios!” (4
Junto con los recursos humanos, la Revolución Cubana, como gran proyecto estratégico, ha permitido el desarrollo de una infraestructura en salud que brinda cobertura médica universal y gratuita a toda la población cubana, encaminando sus acciones a la reorganización del sistema y a la formación del recurso humano en salud mediante:
La introducción del programa del médico y enfermera de la familia.
La cobertura total con el médico y la enfermera de la familia en la comunidad urbana y rural, así como en las escuelas, círculos infantiles y centros laborales.
El diseño y desarrollo del programa de atención integral a la familia.
El logro de cambios organizativos y conceptuales.
La consolidación de la atención institucional y domiciliaria.
La atención a la red de hospitales.
La participación comunitaria e intersectorial en el modelo de atención integral a la salud, desarrollado conjuntamente con las organizaciones políticas y de masas, gubernamentales y sociales.
Empoderamiento a los individuos y a las familias para que se conviertan en agentes de su propia salud y de la comunidad.
Al evaluar los resultados de una investigación científica, estos deben cumplir, entre otros aspectos, con el criterio de ser reproducibles. En concordancia con el criterio anterior, Fidel concibió entre los pilares del sistema de salud a la solidaridad, no con el objetivo de reproducir en otros países aspectos ideológicos de la Revolución Socialista Cubana, sino con el objetivo de compartir la efectividad que tienen la formación de profesionales con altos niveles de humanismo, solidaridad, formación académica y de profunda orientación social.
Al respecto manifestó en la Constitución del I Contingente del Destacamento de Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay", el 6 enero de 1982: “... hay que defender el principio de tener un médico con sólidos conocimientos básicos y un médico que no tenga un perfil tan estrecho, que después no puede enfrentarse a muchos problemas que en la vida tiene que afrontar, sobre todo cuando viaja al extranjero y tiene que ir a un país como Angola, Nicaragua, Irak, Libia y muchos otros.” (7
Idea esa que fue materializada en grado superlativo en el acto de constitución del Contingente "Henry Reeve", el 19 de septiembre de 2005, donde expresó: “... esta gloriosa organización, la primera de su tipo en la historia de una humanidad cada vez más requerida de cooperación y solidaridad [...] Nosotros demostraremos que hay respuesta a muchas de las tragedias del planeta. Nosotros demostramos que el ser humano puede y debe ser mejor. Nosotros demostramos el valor de la conciencia y de la ética. Nosotros ofrecemos vidas. [...] Hay que formar los médicos que requieran los campos, las aldeas, los barrios marginados y pobres de las ciudades del tercer mundo ... Nosotros ofrecemos formar profesionales dispuestos a luchar contra la muerte.” (8
Fidel, como hombre de pensamiento y acción, en su concepción de cómo debía ser el modelo de formación del médico cubano planteó que “no había que contraponer en ningún momento teoría y práctica”, que el médico “debía tener una formación sólida en teoría y una formación sólida en práctica también”, (7 elementos esos que identifican no solo al médico, sino a todos los trabajadores de la salud en Cuba y que constituyen uno de los principales fundamentos del sistema educativo en las Ciencias Médicas.
El mayor acceso a las universidades (médicas) y el fortalecimiento del proceso de enseñanza y aprendizaje en esas instituciones tras el triunfo revolucionario, fue un elemento que siempre el compañero Fidel catalogó como esencial en el desarrollo del país, dándole prioridad a la necesidad de incorporar, generar y generalizar conocimientos. Al respecto expresó en la Clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 22 de diciembre de 1975: (9
“[...] con la Revolución misma las universidades se abren a todos ... y llega un instante en que los conocimientos son patrimonio no de unos pocos individuos sino de las masas.
[...] Y nuestra Revolución ... marcha por ese camino en que el conocimiento se convierte poco a poco en patrimonio de las masas. Entonces no existirán esas colosales diferencias entre el conocimiento de unos pocos y el conocimiento de las masas. Y llegará el momento en que esas diferencias sean mínimas ...
[...] Y en la humanidad propiamente no existen genios. Existen hombres brillantes. Ustedes habrán leído que a uno le dan el premio tal y más cual; pero el genio no está en los individuos: el genio está en las masas. Cuando alguien se destacó en las matemáticas es porque cientos de miles no pudieron estudiar matemática. Y alguien se destacó en economía o en historia o en cualquier rama del saber humano, porque los demás no pudieron tener la oportunidad de estudiar. Pero cuando las masas tienen acceso a la cultura, tienen acceso al estudio, tienen acceso al conocimiento, entonces las diferencias desaparecen, porque en vez de un genio hay 1 000, hay 10 000 genios. Y donde hay 10 000 genios no hay ningún genio, hay un genio colectivo.”
Además, Fidel no basó el desarrollo del capital humano en las Ciencias Médicas solo con las experiencias nacionales, sino que promulgó la idea de buscar actualizaciones en el ámbito internacional, lo cual refuerza su pensamiento de investigador constante. Por tal razón expresó el 12 de marzo de 1982, en el acto de constitución del Destacamento de Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay": “La ciencia médica se desarrolla constantemente. Como resultado de la experiencia, de la investigación, surgen nuevos métodos, nuevas técnicas; nosotros tenemos que apoderarnos de esas técnicas. Esto requiere un gran esfuerzo de relaciones internacionales y de intercambios, para que nosotros digamos: qué país está más avanzado en esto, qué país está más avanzado en lo otro, y en lo otro, y en lo otro, y hacer continuos intercambios, sencillamente para que podamos ir ocupando los lugares de vanguardia en cada una de las ramas médicas. [...] Porque es que el médico tiene que ver con la vida humana, la salud humana; sobre el médico cae la inmensa, la infinita responsabilidad de cuidar la vida de los seres humanos: de un niño, de un anciano, de un joven, de un adulto, de una mujer, de un hombre, que se pone en sus manos para aliviar un dolor, para aliviar una enfermedad o para preservar la vida.” (10
Fue consecuente con las ideas que defendió, siempre concibió como acciones estratégicas claves en su proyecto la actividad de capacitación y enseñanza a las nuevas generaciones, fundamentalmente en lo relativo al estudio y a la adquisición de conocimientos. Al respecto Fidel les habló a los estudiantes universitarios en la Clausura del Primer Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, el 13 de marzo 1979: “... realmente una de las más nobles formas de servir al país, de servir al pueblo, de hacer revolución, de construir el futuro, es consagrarse al estudio. [...] ¿Cuál y cómo debe ser nuestra contribución al esfuerzo y a la lucha de los demás pueblos del mundo? ¿Cómo podemos poner nuestro grano de arena y cuantos granos de arena sean necesarios en la solución de los problemas futuros de nuestro pueblo y de la humanidad? ¿Y qué necesitamos? Necesitamos dos cosas: necesitamos conciencia y necesitamos conocimientos.” (11
Con el mismo objetivo de lograr la superación de las nuevas generaciones, pero analizado desde otra arista, Fidel les exigió también a los docentes responsabilidad en la formación del modelo de médico que la Revolución y el pueblo cubano necesitan, lo cual quedó plasmado en su intervención en la clausura del cuarto Congreso de Educación Superior, el 6 de febrero de 2004: “... porque un médico que se gradúe hoy y no estudie más, dentro de diez años es un médico práctico peligroso, un médico práctico ignorante ...; por tanto, estudio y trabajo con el médico, hay que irlo educando ... No hay más que asomarse a las puertas de la tecnología y la ciencia contemporáneas para preguntarnos si es posible vivir y conocer ese mundo del futuro sin un enorme caudal de preparación y conocimientos.” (7.
Dos años más tarde, el 3 de febrero de 2006, en el acto de entrega del Premio Internacional "José Martí" de la UNESCO a Hugo Chávez Frías, donde expresó: “Crear capital humano que no se agota ... sabrán mucho más y se habrán multiplicado cuando reciban sus títulos, se habrán multiplicado otra vez cuando dominen una especialidad, se habrán multiplicado cuando hayan cumplido una, dos o las misiones internacionalistas que sean necesarias; se habrán multiplicado cuando tengan una maestría o un doctorado, como en un futuro no lejano lo tendrán ya masivamente nuestros médicos.” (12
Los objetivos trazados por el Comandante en la planificación estratégica del desarrollo del Sistema Revolucionario de Salud en Cuba siempre incluyeron tareas de inmediato cumplimiento y tareas que, con proyección futura, enseñaba a pensar y a soñar con el logro de resultados superiores, siempre apoyados en el sacrificio y la superación individual y colectiva. Por eso, ya desde hace 35 años, el 11 de junio de 1982, planteó: “... ya debemos acostumbrarnos a pensar en comparaciones, no con los países del tercer mundo ... sino con los países desarrollados. [...] Convertirse en una potencia médica no es solo una cuestión de prestigio ... en primer lugar, el beneficio que recibiría nuestro pueblo ... en segundo lugar nuestra colaboración con el Tercer Mundo, por los extraordinarios servicios que nosotros podemos prestarles a otros países. [...] Hay necesidad de hurgar en todas las disciplinas, en todas las especialidades ... en cada una de las ramas, y sencillamente adoptar la disposición y la voluntad de ponernos a la vanguardia ...” 7
El desarrollo de la actividad científica en las ramas de la salud en Cuba, según Fidel, también tenía que tener un sistema de instituciones donde se pudieran realizar investigaciones cada vez más acorde con los avances tecnológicos a nivel mundial y donde se pudieran desarrollar el capital humano. En concordancia con esa estrategia tuvo surgimiento el sector biotecnológico a partir de 1981, cuando la propia Biotecnología estaba apenas siendo inventada en los países de mayor avance tecnológico. Eso constituyó una trascendental innovación organizacional, que se convirtió en el embrión de la Empresa Socialista de Alta Tecnología, hoy llamada a tareas superiores dentro de nuestro modelo económico. 13
Igual que en los años de la lucha guerrillera, antes del 59, en los momentos más difíciles de la Revolución, el Comandante en jefe consideró el desarrollo de la ciencia como una prioridad; por ejemplo, en 1991, cuando se desplegaba ya la crisis del campo socialista y se planteaba la gigantesca tarea de defender nuestra soberanía expresó: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy.” (13
También en el año 1993, cuando tocó fondo la crisis económica del periodo especial, Fidel retomó la idea de las funciones de la ciencia en la economía cuando expresó: “La Ciencia, y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional. Pero partiendo de los escasos recursos, sobre todo de los recursos energéticos que tenemos en nuestro país, tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro.” 13
Los resultados de la investigación desarrollada por el inolvidable Comandante en Jefe han traspasado las fronteras de Cuba y constituyen también aportes teóricos y prácticos de alcance mundial. El propio Fidel manifestó en época tan temprana como el 26 de julio de 1984, en el Acto Central por el XXXI Aniversario del Asalto al Moncada en Cienfuegos que la experiencia de Cuba, la Revolución cubana ha realizado aportes a la solución de los problemas de la salud (mundial); creo que los más importantes son los siguientes: primero el servicio médico rural; segundo, selección rigurosa del personal médico; tercero, extensión de la docencia a todos los hospitales del país; cuarto, participación de todo el pueblo en las tareas de la salud; quinto, creo que el concepto de la medicina general integral como una especialidad va a triunfar; sexto, el desarrollo programado de todas las especialidades y, séptimo, el médico de la familia. (14
A los mencionados por Fidel, podemos agregar los aportes teóricos realizados en cuanto a leyes, normas y reglas que permitieron el acceso de toda la población a servicios de salud gratuitos y con alta calificación científica, así como el diseño del sistema y modelo del Sistema Nacional de Salud cubano, que permitiría la estructuración e interrelación de cada uno de sus componentes en función de brindar un alto nivel de atención médica.
La obra investigativa de Fidel no ha concluido ni va a concluir, pues como buen investigador, en cada etapa supo retroalimentar su estrategia, tanto con los resultados que se fueron alcanzando como con la constante revisión de la literatura internacional y el uso de métodos observacionales y experimentales. Como consecuencia, mantuvo el enriquecimiento de los resultados de su investigación, conservando a la ciencia en un lugar privilegiado y dejando a las futuras generaciones, como recomendación de una tesis para estudios posteriores, lo que fue su último consejo, expuesto durante su intervención en la Clausura del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 19 de febrero del año 2016, cuando definió como el principal reto de las actuales y futuras generaciones la impostergable necesidad del ser humano de “conocer más y adaptarse a la realidad”, con el objetivo de que “la especie sobreviva un espacio de tiempo mucho mayor” y “conozcan mucho más que nosotros”. 15
Ese es el mismo Fidel que todos conocemos, el guerrillero, el líder, el inmenso, pero también, el intelectual, el investigador, ... el científico que aportó un enorme caudal de conocimientos a los cubanos y a toda la humanidad y que aún en los últimos días de su existencia física le fue fiel a su proyecto investigativo.