Introducción
El aneurisma carotideo es una enfermedad en la que se tiene experiencia limitada en la mayoría de centros médicos a nivel mundial. Este tipo de aneurisma tiene una incidencia de 0,3 % de los aneurismas en general.1
Se localizan principalmente en la carótida interna distal, carótida común, bulbo carotideo y carótida externa, por este orden. Los aneurismas de la arteria carótida interna (ACI) extracraneal, representan entre 1-37 intervenciones de cada 1000 cirugías realizadas en este territorio, en los centros de referencia.2
Tienen una etiología variada y además del arterioesclerótico se mencionan enfermedades congénitas de la pared arterial, como la displasia fibromuscular que afecta a menos de 1 % de la población.3) Es menos frecuente el origen infeccioso y los secundarios a enfermedades inflamatorias, como la arteritis de Takayasu.4
Muchos permanecen asintomáticos hasta que aparecen síntomas neurológicos isquémicos, por lo que es importante su detección y tratamiento precoz. Estos signos deficitarios neurológicos son derivados de episodios embólicos. La mayoría de las investigaciones publican dentro de los síntomas, el dolor cervical y episodios de isquemia cerebrovascular.5
Estos aneurismas se acompañan en ocasiones de dolicidades arteriales, pudiendo ser lo mismo dolicidades (bucles) que acodaduras (kinking); pueden ser congénitas o adquiridas e igualmente asintomáticos en la mayoría de los pacientes.6)
Los aneurismas carotideos requieren un tratamiento quirúrgico definitivo, más aún cuando adquiere grandes dimensiones y por sus complicaciones principalmente embólicas. El objetivo de este trabajo es mostrar esta enfermedad, sus manifestaciones clínicas y el tratamiento realizado.
Presentación del caso
Paciente masculino de 58 años de edad con antecedentes de hipertensión arterial y presentar un aneurisma de la arteria carótida interna derecha hace cinco años, dicha tumoración aumentó su tamaño en los últimos seis meses por lo que acudió a nuestra consulta. Al examen físico se constató, en la región lateral derecha del cuello, una tumoración que late y se expande, de 4 cm de diámetro, sin dolor a la palpación, redondeada, de superficie lisa, con bordes bien definidos y a la auscultación no presentaba soplo.
En el ecodoppler color carotideo se observó una dilatación de la arteria carótida interna de 3,5 cm de diámetro anteroposterior y 5,7 cm de diámetro transversal, sin trombo; no presentaba estenosis significativas en el sector carotideo ni en el vertebro basilar.
La angiotomografía mostró la presencia de un aneurisma fusiforme hacia la porción distal de la arteria carótida interna derecha, además existían acodaduras en la carótida común (kinkings) y en el origen de la arteria carótida interna (Fig. 1).

Fig. 1 (A y B) Aneurisma de la arteria carótida interna derecha y acodadura de la carótida común e interna.
Conducta médica seguida
El tratamiento quirúrgico consistió en la aneurismectomía e injerto por sustitución del origen carótida interna a su porción distal, con prótesis de politetrafluroetileno (PTFE) de 6 mm. Se encontró un aneurisma verdadero de aproximadamente 5 cm de la arteria carótida interna, sin trombo en su interior. No se empleó shunt, el clampeo fue de 12 minutos colocando clamp proximal y control distal con catéter Fogarty (Fig. 2). No hubo complicaciones en el postoperatorio.
El paciente evolucionó satisfactoriamente después de la cirugía, en la actualidad lleva tres meses de haber sido intervenido sin complicaciones y mantiene el tratamiento con antiagregantes plaquetarios.
Discusión
En la mayoría de los estudios se notifican casos esporádicos de aneurismas en la arteria carótida interna y en algunas no se superan los 30 pacientes, con la peculiaridad de que en casi todos se enfatizan aspectos clínicos y terapéuticos muy concretos.2,4,5,7
Una de las investigaciones más grande, fue publicada en 2015 por el grupo de la Clínica Mayo con 141 casos encontrados en 14 años. La mayoría fueron pseudoaneurismas (82 %) y el resto (18 %) fueron aneurismas verdaderos, la mitad eran asintomáticos. Para el manejo se usó: intervención con cirugía, endovascular y manejo no operatorio.8
Los bucles suelen ser más infrecuentes que las acodaduras y de evolución benigna, con indicación quirúrgica cuando son sintomáticos o se asocian a lesiones estenosantes arterioesclerosas.9) En el caso presentado, se realizó la resección del aneurisma, las acodaduras no demostraron sintomatología en el paciente ni estenosis significativas según ecodoppler. Los porcentajes registrados de anomalías de la carótida (acodaduras) varían de acuerdo con diferentes autores, con una frecuencia de hasta 20 %; sin embargo, los hallazgos de anormalidades oscilan entre 4 y 45 % en angiogramas solicitados; se estima que este porcentaje puede ser mayor, hasta 58 %.10,11
Hay estudios que publican técnicas convencionales y endovasculares, aneurismectomía con cierre primario, uso de vena safena invertida y la opción endovascular mediante colocación de un stent cubierto para la exclusión del aneurisma.12
En nuestros pacientes la incidencia de estos aneurismas carotideos es muy baja. Nuestro criterio es que la cirugía clásica se considera de primera elección y puede consistir en una resección del aneurisma y anastomosis extremo a extremo de la arteria carótida interna, una ligadura de la arteria misma o colocar un puente venoso o protésico, este último fue el que se realizó en este paciente.
Teniendo en cuenta como se manifestó esta entidad en nuestro paciente, por el aumento de volumen del aneurisma con la consecuente probabilidad de complicación como es la ruptura, tomamos la conducta descrita. Se realizó por tanto el tratamiento quirúrgico convencional porque además de ser el más usado, la arteria presentaba dolicidades arteriales en dos sectores. A pesar de la ubicación del aneurisma se pudo restablecer la continuidad arterial con la aneurismectomía y anastomosis termino-terminal de la prótesis al extremo distal donde existía un calibre arterial adecuado. El paciente ha tenido una evolución satisfactoria hasta la actualidad y mantiene el tratamiento con antiagregantes plaquetarios