Introducción
La utilización de la embolización transcatéter data de 1969, cuando Lalli fue el primero en describir el concepto de embolización renal terapéutica y recurrió a la utilización de un agente embolizante en animales.1) En 1973, Almgard reportó su uso en la enfermedad neoplásica metastásica en humanos.2,3
La idea de ellos fue ocasionar la interrupción del flujo sanguíneo arterial del riñón con carcinoma renal total o parcial. La necrosis tisular provoca la reducción de volumen de la masa blástica, la disminución del sangrado intraoperatorio, la consecución de un mejor plano de clivaje del órgano afectado y un menor índice de complicaciones vasculares.4
Los avances tecnológicos y en anatomía funcional vascular del riñón, propiciaron el desarrollo de la angiografía terapéutica y, con ello, la embolización transarterial selectiva como procedimiento endovascular mínimamente invasivo.4
La experiencia internacional demuestra que la embolización transarterial constituye un procedimiento terapéutico percutáneo eficaz y de mínima morbimortalidad, pues el área que quedará isquémica es predecible, selectiva y controlada bajo la visión radiológica.4,5
Los estudios epidemiológicos sobre embolización transcatéter no son abundantes en la literatura nacional. Aunque se han publicado algunos artículos que hacen referencia,6,7 no es concluyente la caracterización de los resultados en los pacientes cubanos luego de la aplicación del procedimiento, pero cada vez resulta más frecuente su utilización en el Hospital Clínico Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”, tanto con fines diagnósticos como terapéuticos.
Fue objetivo de los autores caracterizar los pacientes con tumores renales tratados con embolización transarterial según tipo de intervencionismo, atendidos en el Hospital “Hermanos Ameijeiras”.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal. El universo se conformó por todos los pacientes con diagnóstico histopatológico de tumor renal. Se incluyeron 30 que recibieron procedimientos de embolización transarterial, atendidos en el Servicio de Imagenología, desde enero de 2019 hasta diciembre de 2022, los cuales, finalmente, constituyeron la muestra de estudio.
La fuente de información fue la historia clínica, documento que se revisó, de cada paciente, previa autorización del responsable a cargo en la institución.
Delimitación y operacionalización de variables
En la delimitación y operacionalización de variables se obtuvo lo siguiente:
Tipo de intervencionismo: embolización prequirúrgica (alto riesgo quirúrgico, para disminuir el tamaño del tumor) y embolización paliativa (actividad metastásica, edad avanzada).
Edad: se consideró en años cumplidos y en grupos de 10 años.
Sexo: masculino/femenino.
Color de la piel: blanca, negra, mestiza y amarilla.
Cantidad de sangrado: mínimo (0 - 500 ml), moderado (501 - 1000 ml) y máximo (1001 - 1500 ml).
Tiempo quirúrgico: óptimo (45 min -2h: 59 min), moderado (3-4h: 59 min) y prolongado (5 h y más).
Complicaciones inmediatas: ocurren en las primeras 72 horas posterior al procedimiento (sí/no).
Análisis estadístico
Los datos fueron trasladados a una base de datos automatizada mediante Microsoft Excel. Se caracterizó la muestra según variables de interés, que fueron resumidas en números absolutos y proporciones, expresadas en porcentajes. La edad se resumió en media y desviación estándar. La investigación se basó en la obtención de datos de los expedientes clínicos de los pacientes. Se respetó la confidencialidad de la información. La divulgación de los resultados solo se realizó con fines científicos.8
Resultados
Se realizaron 31 procedimientos (fig. 1), pues un paciente (3,3 %) tuvo afectación tumoral en ambos riñones; la terapéutica se inició con el derecho y, a los tres meses, en el mismo año (2021), en el izquierdo. En el resto, se realizaron 9 embolizaciones en el riñón derecho (30 %) y 20 (66,7 %) en el izquierdo.
Dada la situación anterior, la embolización transarterial con perfusión tisular 2D asistida constituyó una indicación paliativa para 8 casos (26,7 %), pero con 9 procedimientos (29 %). Sin embargo, al grupo de pacientes al que se le desarrolló la indicación pre-quirúrgica le coincidieron igual número de procedimientos intervencionistas (n = 22).
Pacientes con embolización transarterial prequirúrgica
Con objetivo terapéutico, se desarrolló el procedimiento en el 73,3 % de los pacientes con tumores renales (n = 22), lo que representó el 70,9 % del total de procedimientos realizados en el período. De ellos, 17 (77,3 %) con cáncer renal y el resto (22,7 %, n = 5), angiomiolipomas.
Se encontró predominio masculino (63,6 %, n = 14) y un promedio de edad de 54,2 ± 13,2 años; por tanto, la mayoría de las edades (68,2 %) se halló en el intervalo entre 41 y 67 años.
Además, la serie identificó un comportamiento polimodal: 53, 55, 58 y 61 años, con representación de todas las tonalidades de piel, aunque prevaleció la blanca, con 10 casos (45,4 %), seguida por mestiza (31,8 %, n = 7), negra (18,1 %, n = 4) y amarilla, con 1 paciente (4,5 %).
Durante el acto quirúrgico, la cantidad de sangrado fue mínimo; en ninguno de los casos superó los 500 ml, y el tiempo en el salón se consideró óptimo (entre 45 y 120 min). No se identificaron complicaciones inmediatas en la serie.
Pacientes con embolización transarterial paliativa
De los 9 procedimientos realizados, 7 (77,8 %) fueron en mujeres. Esta cifra coincidió con la cantidad de casos afectados por cáncer renal, donde seis (85,7 %) tenían actividad metastásica. En esta serie hubo un paciente con angiomiolipoma. Predominaron los pacientes con color de piel mestiza (50 %, n = 4), seguida por blancos (37,5 %, n = 3) y negra (12,5 %, n = 1).
Al analizar las edades, se observó una serie amodal y una edad media de 74 ± 17,76 años e intervalo entre [56,3 - 91,7]; por tanto, el 75 % de los pacientes tenía edades entre los 56 y 87 años.
Igual al grupo con intervencionismo prequirúrgico, a pesar de la complejidad clínica y el envejecimiento, la cantidad de sangrado durante el procedimiento fue mínima y el tiempo quirúrgico óptimo, y no se presentaron complicaciones inmediatas.
Discusión
La no correspondencia entre la cantidad de pacientes y los procedimientos intervencionistas no es solo tributaria de esta investigación. Autores como Sandoval y Dionisia7) también realizaron, en 2013, 10 embolizaciones renales en 9 pacientes.
El sexo masculino supera al femenino en la serie de casos embolizados bajo indicación prequirúrgica, con presencia de todos los grupos de edades. Sin embargo, en la paliativa, la cifra de mujeres es más acentuada, y hay mayor prevalencia de mestizas y blancas, con edades ≥60 años, fundamentalmente.
Arboleda-Gómez y otros4 y Lopera Valle,9 encuentran, en sus pacientes embolizados bajo la indicación prequirúrgica, resultados similares en la edad (58,1 años), pero difieren en el sexo.
Tairouz y Falcón,3) en Venezuela, obtienen cifras diferentes. En el grupo de indicación prequirúrgica, el sexo fue similar, con un promedio de edad de 60 años, mientras que, en los paliativos, hubo un evidente predominio masculino (85,7 %) y la edad promedio fue de 46 años. Matus y otros,(5) publican, en 2022, una serie de casos donde prevalecen los hombres (66,7 %) y la mediana es de 69 años.
A pesar de las diferencias evidentes en los grupos con el color de la piel, se comporta de la manera esperada, si se considera que entre mestizos y negros está el 53,4 %, similar a los reportes de la Sociedad Americana contra el Cáncer en Estados Unidos.10
Según las características oncológicas, se observa el uso de la embolización paliativa en los pacientes con actividad metastásica, independientemente de la edad, al considerar la presencia de una joven de la tercera década de la vida, aunque la frecuencia mayor está en las edades ≥60 años, intervalos que incluye 80-89 años. Así también lo encuentran Matus y otros5) y Blasco Alfonso y otros.11
Los resultados relacionados con los procesos del acto quirúrgico fueron satisfactorios, independientemente del tipo de indicación de la embolización y el deterioro de la salud de los pacientes. Aunque estos son parámetros a considerar en el momento de establecer un pronóstico, es bien cierto que la experticia del radiólogo intervencionista puede determinar la posibilidad y gravedad de complicaciones inmediatas, que, en esta investigación, están ausentes.
En el presente estudio se obtienen cifras semejantes a las de Sandoval y Dionisia7) en cuanto al tiempo de sangrado y la duración del acto quirúrgico (1 h). Supera estas cifras Lopera,9) con 540,8 ml y necesidad de transfusión (19,7 %), tiempo quirúrgico promedio de 2,6 h, presencia de alguna complicación y mortalidad de 4,2 %.
Letao y otros,12) aunque encuentran complicaciones, reconocen el éxito del intervencionismo en su serie de casos, al lograr los beneficios esperados, principalmente en los de mayor afectación de la función renal. Asimismo, autores como LaRussa y otros,13 aplican la embolización a pacientes que tenían contraindicada la cirugía o la rechazaban, con resultados efectivos.
Así, Blasco Alfonso y otros11) declara que el éxito del procedimiento de embolización depende del conocimiento de la anatomía arterial renal del paciente y el uso de la angiografía por sustracción digital, para un mejor control anatómico, y reducir la cantidad de contraste empleado y la duración del procedimiento.
La embolización selectiva es útil en los casos en que el tratamiento conservador no es efectivo o hay un compromiso para la vida del paciente que hace necesaria una cirugía de urgencia.5 Resulta este, entonces, el tratamiento de primera elección, porque permite el cese del sangrado u otras complicaciones, es poco invasivo y, en la mayoría de casos, se consigue preservar gran parte de parénquima renal.
Conclusiones
Los pacientes embolizados, independientemente de la edad, el sexo, el color de la piel y el avance de la enfermedad, así como del tipo de indicación (prequirúrgica o paliativa), presentaron condiciones favorables durante el acto quirúrgico que evitaron la presencia de complicaciones con éxito en los procedimientos intervencionistas.