INTRODUCCIÓN
La vejez ha sido considerada como el ocaso de la vida humana, sin embargo podemos no debemos considerarlo así, pues mientras que las personas estén conscientes de su existencia debemos luchar por tener una mejor calidad de vida, pues en lo referente a los ancianos, siempre buscamos su bienestar físico trazando estrategias que mejoren las enfermedades más frecuentes en el adulto mayor como son la hipertensión, la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares y la demencia, pero a veces no olvidamos de su esfera emocional y psíquica, sin pensar en su derecho a la sexualidad como parte de su plenitud como individuo.
La Organización Mundial de la Salud recalca que más del 22 % de los adultos mayores en el mundo, presentan problemas con la sexualidad, donde los prejuicios, la idiosincrasia y la cultura forman parte indisoluble de ella.1
El hombre demanda afecto mientras viva y es capaz de darlo y recibirlo mientras existe. La vida sexual es una necesidad biológica, vital, a cualquier edad y negarlo es negar la condición humana, pero también es una necesidad social en muchos, incluso siendo ancianos.2 Si se aspira a que los ancianos disfruten de una longevidad satisfactoria, se hace necesario eliminar los tabúes que lo impiden y actualizar los conocimientos, pues aún existen personas que se rigen por conceptos equivocados en los que se plantean que la actividad sexual debe desaparecer según avanza la edad como un apagamiento fisiológico inevitable, y por lo tanto, desear o hacer en materia sexual a partir de los 60 años, no es natural, fisiológico, moral ni socialmente bien visto.3
Todavía en Cuba existen muchos prejuicios acerca de la actividad sexual de los ancianos, y en caso de las mujeres esta discriminación es aún mayor, pues a veces oímos comentarios de los más jóvenes como critican la sexualidad de las madres y las abuelas. En la revisión bibliográfica realizada pudimos constatar que en España la Enfermería Familiar y Comunitaria, las competencias en el área de atención a la salud sexual, reproductiva y de género implican la capacidad profesional para: promover la salud sexual y reproductiva en hombres y mujeres; intervenir en programas de atención a la salud sexual y reproductiva en poblaciones con necesidades especiales como discapacitados.4
Los problemas sexuales son capaces de producir empobrecimiento emocional y por tanto empeorar la calidad de vida del anciano. La historia sexual deberá formar parte del la historia clínica general. Para brindar una atención integral al anciano donde se incluyan los aspectos relacionados con su sexualidad.5
Por lo que el propósito de este trabajo es reflexionar sobre algunas consideraciones relacionadas con la sexualidad en mujeres ancianas.
DESARROLLO
Los estudios realizados en varios países han encontrado que las personas ancianas son valoradas como un grupo marginal, inútil e improductivo con predominio, en diversos grupos etarios, de los estereotipos negativos. En Cuba la situación es diferente, pues está plenamente establecida la existencia y funcionamiento del Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor, que garantiza una estrategia oficial para dar respuesta al envejecimiento poblacional y sus consecuencias. Existen conceptos erróneos acerca de que la actividad sexual debe desaparecer en la edad avanzada como un apagamiento fisiológico inevitable, por ende, desear o hacer en materia sexual después de los 60 años, no es natural, fisiológico, moral, o socialmente bien visto. De ahí que esta idea de muerte sexual se convierta para muchas personas de ambos sexos en un factor de ansiedad cuando llegan a la edad madura y ven aproximarse esa etapa crítica, lo que provoca el comienzo de trastornos psíquicos en la función sexual.6,7
Algunos de los mitos más comunes respecto a la sexualidad en la persona mayor, se refieren a aspectos como: una menor actividad sexual a medida que avanza la edad, la falta de deseo y atractivo, la asociación del sexo con la reproducción, así como la negación del deseo sexual a la mujer mayor En el mundo y en particular en Cuba se espera que los ancianos cumplan con la imagen idealizada de dedicarse a cuidar a los nietos o al esparcimiento monótono, en fin, a convertirse en “la clase pasiva”, donde las pasiones no tienen demasiado espacio, pero si éstas aparecen, quienes las viven frecuentemente reciben el apodo de “viejos verdes”, “chivos viejos” o “viejos sucios”,8,9 por lo que la imagen que se tiene de una anciana o anciano que se ocupe de la sexualidad no es nada agradable.
En la revisión bibliográfica realizada, otro aspecto consultado con respecto a la sexualidad en las personas ancianas es la viudez pone en una situación de vulnerabilidad a las personas, a la vez que desestabiliza la estructura familiar y recrudece la marginación. Tras la viudez devienen el duelo y los procesos psicológicos que se denominan despersonalización y pérdida de identidad. La soledad que acompaña a la viudez muchas veces no se ve compensada con la descendencia y los nietos,10,11 y estos no ve correcto que la abuela tenga una nueva relación, por lo que la sexualidad en el adulto mayor se ve como cosa del pasado. Se reporta algunos mitos respecto a la sexualidad de la persona mayor, como la pérdida de deseo e interés sexual a medida que avanza la edad, menor actividad sexual, asociación del sexo exclusivamente con la reproducción, así como la negación del deseo sexual en la mujer mayor) y el fin de la sexualidad femenina con la menopausia.12
CONCLUSIONES
La sexualidad humana está considerada como una necesidad biológica, vital, a cualquier edad y negarlo es negar la condición humana, y en caso de la tercera edad y en particular en las mujeres, se necesita de acciones y estrategias por parte de los profesionales de la salud, donde las actividades de promoción de la salud a nivel de la comunidad, no debe faltar a través de los consultorios médicos y áreas de salud, pues a pesar de que en nuestro país se realizan actividades encaminadas para el logro de una vejez satisfactoria, erradicando los tabúes y prejuicios que existen en la mentalidad de la sociedad cubana de hoy, todavía no vemos a la sexualidad como parte integral de su salud física y emocional, teniendo en cuenta no solo los aspectos físicos de la relación, sino una intimidad basada en sentimientos de amor verdadero y de la amistad que ayude a sobrellevar los que tienen los ancianos y ancianas en esta etapa de la vida.