Ilustres médicos matanceros han prestigiado las páginas de la historia científica. Una de las provincias cubanas que más ha contribuido al desarrollo de las ciencias, es, sin duda alguna, la de Matanzas. Muchos de sus hijos han sido y son glorias científicas reconocidas universalmente.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, entre los años 1795 y 1817 comienza a perfilarse en Matanzas una nueva organización económico-social. Se había habilitado el puerto de Matanzas según la Real Orden del 3 de diciembre de 1793. Matanzas estaba lista para un despegue en todos los sentidos. La economía comenzaba a florecer y este florecimiento trajo consigo la definición de las primeras ideas políticas. El proceso de definición de la nacionalidad alcanzó su madurez. Se acentuaron las tendencias liberales y ese pensamiento político liberal permitió la renovación de las ideas, impulsó la educación, introdujo la imprenta y trajo las primeras publicaciones. En lo que a salud pública respecta, existía en la ciudad de Matanzas un hospital, que había sido fundado en 1749 y médicos que ofrecían servicios particulares. En 1804 se comenzó a administrar la vacuna contra la viruela, creada por Tomás Romayy en 1814 se instituyó la Junta de Sanidad, se recogía el reporte de diecisiete médicos y cuatro boticas. El primer cementerio oficial fuera de los dominios de la iglesia fue inaugurado en 1811.
A mediados del siglo XIX se inició en Matanzas la cruzada en favor de la ciencia, inmediatamente se comenzaron a vislumbrar los indicios de un infinito potencial científico entre los hijos de esa tierra que no en vano es conocida como La Atenas de Cuba.
Entre 1825 y 1827 ejercen los primeros médicos en zonas del territorio y entre 1829 y 1837 se reportan veintiocho farmacéuticos. En 1829 se creó un servicio de turnos médicos y en 1832 se construyó un nuevo cementerio. En la barriada de Versalles el nuevo hospital “Santa Isabel”, abría sus puertas a los primeros pacientes el 24 de julio de 1838. Este hospital fue catalogado como el mejor de su género en su época.
De 1868 a 1898, período en el que se desarrolla la Guerra de los Diez Años, la Tregua Fecunda y la Guerra del 95, la historia colonial de Matanzas vivió una etapa compleja. Este período devela un ciclo de singular preeminencia en el que se demuestra, en primer lugar, el exaltado patriotismo de los hijos de esta tierra, su infatigable batallar por la cultura y su aporte insoslayable a la consolidación de la nacionalidad cubana.
En este período a pesar de la alta incidencia de enfermedades como la tuberculosis, el tétanos y la viruela, en el campo de la salud se suceden significativas primicias. En 1882 se establece el Centro Médico Farmacéutico en la ciudad de Cárdenas, posiblemente el primero del país, bajo la dirección de Dionisio Sáez y Alejandro Neyra; en 1890 surge la Asociación de Beneficencia, Instrucción y Recreo de dependientes del Comercio, que tuvo entre sus logros la construcción del Sanatorio de la Colonia Española, la cual prestó importantes servicios a la población. En agosto de 1891 se establece en Cárdenas el primer gabinete para operaciones quirúrgicas por el doctor Fernando Méndez Capote y en ese mismo año se fundó el gabinete estomatológico creado y dirigido por el doctor Antonio Rey de la Fuente. En 1893 es creada la primera clínica ginecológica de la provincia, también en Cárdenas y por el doctor Fernando Méndez Capote. En 1894, un año antes del inicio de la Guerra Necesaria, se crea en Matanzas, en la barriada de Pueblo Nuevo, un Cuerpo de la Cruz Roja, por iniciativa del periodista Ramón J Palacios y bajo la jefatura del coronel Federico Escoto, médico cirujano. Ese mismo año el doctor Domingo L Madam y Bebeagua, crea el primer dispensario para niños pobres de Cuba. Las publicaciones también estuvieron representadas por notables médicos de la época, tal es el caso del periódico El Club de Matanzas, promotor de las ciencias, donde se destacaron el doctor Filomeno Rodríguez Acosta y el también eminente médico y académico doctor Julio Ortiz Coffiny. Las publicaciones de la época mostraban las más novedosas técnicas y conocimientos en función de la salud.
En la historia del siglo XIX cubano, Matanzas fue una potencia médica y científica.
Arrasada, devastada y frustrada, Cuba, después de varios años de luchas, cerraba un ciclo de treinta años de contradicciones con España y recibía la intervención de los Estados Unidos. Matanzas, escenario de un poderoso desarrollo económico que impulsó un amplio movimiento cultural y por lo cual era conocida como La Atenas de Cuba, no escapó a las penurias de la época, expresadas, entre otros aspectos, por el estado general de abandono de la sanidad, agravado por la reconcentración. A inicios de la república, la provincia recibe más de cuatro mil desamparados, así en 1901, solo se contaba con veintiséis médicos para una población aproximada de los treinta mil habitantes. El hospital de Santa Isabel estaba en un estado deplorable. Por falta de presupuesto, en 1907, el gobierno suspende a un grupo de médicos. La miseria de la época era evidente, existía un solo médico por cada dos mil quinientas personas, lo que unido a las pésimas condiciones de sanidad justificaban las continuas epidemias de paludismo y fiebre tifoidea que se producían. En 1921, debido a la falta de presupuesto, se vio seriamente afectado el Dispensario Dental para niños pobres, del doctor Antonio Recacéns.
A pesar del divorcio del gobierno con la sanidad pública, la provincia mantuvo el prestigio previamente alcanzado, la actividad relevante de varios médicos es digna de destacar, así el 10 de abril de 1912, quedó constituida la Sociedad de Estudios Clínicos de Matanzas, bajo el impulso de los doctores Luis Tapia, Antonio J Font y Adolfo Lecuona y el 17 de enero de 1923 quedó constituido también el Colegio Farmacéutico de Matanzas.
Gerardo Machado arribó al poder en 1925 y en años sucesivos, se produjo un estancamiento económico, la industria azucarera se encontraba seriamente deprimida por el cierre de varios centrales que dejaron de moler. La intervención norteamericana se hacía sentir en los renglones de la economía, así corporaciones y compañías yanquis monopolizaban la industria azucarera, The Sugar Corporation, Hires Sugar Corporation, Cuban Cane Sugar y Hershey, son ejemplos de ello. Las condiciones de vida de los trabajadores eran desoladoras, sobre todo aquellos vinculados a la agricultura e industria cañeras.
En este período comienzan las luchas obreras y estudiantiles por el rescate de la identidad nacional, se funda el partido Comunista de Cuba el 16 de agosto de 1925 y estos acontecimientos no pasaron inadvertidos para los matanceros. Sin duda, la agitación política en el territorio tuvo su colofón con los sucesos de El Morrillo, donde son asesinados Antonio Guiteras y Carlos Aponte.
El sistema de salud en la provincia no experimentó grandes cambios. Hacia 1933 existían en la provincia solo 164 médicos y de ellos solo 15 se encontraban en las zonas rurales, preferentemente en los centrales azucareros. El 26 de agosto de 1930 se fundó el Instituto de Homicultura en la ciudad de Matanzas, el cual sería el sexto hospital de maternidad o infancia del país. Fueron creadas un grupo de Casas de Socorro. Se contaba con pocos recursos para atender enfermos y enfrentar epidemias. Sin embargo la provincia contaba desde hacía varios años con un excelente cuerpo de especialistas en diversas ramas de la medicina. La década del cuarenta con un panorama social realmente alarmante, que por momentos hacía caer en el olvido lo que fuera La Atenas de Cuba, desde el punto de vista económico, político y social, no permitió que la provincia pudiera retomar el camino de desarrollo alcanzado en todos los órdenes. Sin embargo se avizoraba una profunda transformación frente a un modelo burgués totalmente agotado. Entre 1940 y 1944 el gobierno de la provincia estuvo controlado por la Coalición Socialista Popular. De 1944 a 1952 se sucedieron en el poder dos gobiernos auténticos, el primero presidido por Ramón Grau San Martín y en Matanzas Pablo A Vega Gómez, del mismo partido y el segundo presidido por Carlos Prío Socarrás (auténtico) y en Matanzas José Raúl Soberón Pérez del Partido Revolucionario Cubano.
El golpe de Estado encabezado por Fulgencio Batista da inicio a los últimos años de la República Neocolonial. El país se encontraba abocado en una profunda crisis económica. A esta crisis y a los males republicanos se unieron todas las secuelas de la implantación de una dictadura militar. Los métodos coercitivos y la aplicación de una política económica desacertada repercutieron negativamente en todas las esferas de la vida de la nación. La vivienda, la salud, la tenencia de la tierra, la educación y el desempleo eran problemas acuciantes del pueblo. Matanzas, otrora Atenas de Cuba, inmersa en un estancamiento económico, social y demográfico obtuvo el sobrenombre de Ciudad Dormida.
El estado de asistencia a la salud, las condiciones higiénicas de la población y la labor de prevención, atravesaban una situación muy desfavorable. Fueron creadas tres pequeñas instituciones, al amparo de la Organización Nacional de Dispensarios dirigida por la esposa del Presidente de la República, una en Cárdenas, otra en Jagüey Grande y una en Máximo Gómez. El Hospital Civil Santa Isabel y San Nicolás, contaba con pocos médicos y aquejaba la carencia de medicinas e instrumental. En 1952 se concluye la obra de la Clínica Provincial de Maternidad Obrera, en el barrio de Versalles. En esta década surgieron varias clínicas privadas.
Este período se caracterizó por las insuficientes campañas preventivas contra las principales enfermedades infecciosas que afectaban a las clases más humildes de la sociedad, la falta de alcantarillados, de acueductos y la contaminación del agua. Las muertes se debían a enfermedades infecciosas como la difteria, la poliomielitis, tuberculosis, fiebre tifoidea, tos ferina y tétanos.
Con el triunfo de la Revolución Socialista en 1959, se cerraban estas páginas de pena, dolor, enfermedades y muertes que azotaron al pueblo cubano.
Este artículo no constituye un intento de disertar acerca de la evolución de las Ciencias Médicas en Matanzas, en cambio se le ofrece al lector una reseña sobre el desarrollo de la Salud Pública Matancera desde finales del siglo XVIII hasta el triunfo de la Revolución.
….. ¡Venturosos los pueblos que, como éste, tienen aún, sobre sus variados dolores personales, hazañas que contar! José Martí