INTRODUCCIÓN
El cáncer de esófago en estadio avanzado es considerado el más agresivo del tractus digestivo. Su diagnóstico, en muchos casos es tardío, pues la distensibilidad de la pared del esófago conduce a que las manifestaciones clínicas no aparezcan hasta el momento en que la enfermedad esta localmente avanzada.1,2 En 1886, Chevalier Jackson diagnosticó por esofagoscopía el primer tumor de esófago. En 1888, Nasiloff describió la técnica para la esofagectomía torácica basada en operaciones en cadáveres. Desde entonces comenzó la preocupación en la comunidad científica por el estudio de la entidad y la implementación de técnicas para su tratamiento.3
El cáncer de esófago ocupa el 8vo lugar, por orden de frecuencia, entre las neoplasias malignas a nivel mundial y en los países en vías de desarrollo alcanza el 5to lugar. Dentro de las neoplasias digestivas ocupa el 3er lugar, seguido por el cáncer colorrectal y gástrico con tasas de mortalidad muy próximas a las tasas de incidencia.1
En la actualidad su aparición se ha ido incrementando en el mundo occidental. Es la 4ta causa de muerte en el Reino Unido. En España, la incidencia es más alta en las comunidades autónomas del norte (País Vasco, Asturias, Navarra).4 Los estudios epidemiológicos que analizan las tendencias de incidencia y supervivencia de cáncer de esófago avanzado han demostrado que, en los países occidentales, los casos nuevos de adenocarcinoma están aumentando un 7.8% por año respecto al carcinoma epidermoide hasta llegar a superarlo. En EE.UU, en la última década, se asocia a la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), la cual está en incremento. En el año 2015, el National Cáncer Institute, en América del Norte, reportó 16 980 casos nuevos, con 15 590 fallecidos por esta causa y en el año 2017, 16 940 fallecidos.1-3,5
Aunque su incidencia no es frecuente en Sudáfrica, en las regiones de Transkei, Ciskei y Soweto (sobre todo la primera) se encuentran las tasas de incidencia y mortalidad de cáncer esofágico más altas del mundo junto con las de China y el cinturón asiático. En Sudamérica, la tasa de incidencia general es baja, se estima en 7.1 por 100 000 para varones y en 2 por 100 000 para mujeres. En Perú, la tasa de incidencia estandarizada por edad para el género masculino varía entre 1.4 a 2.5 casos por 100 000, situándose entre las áreas de bajo riesgo. Colombia, Chile, Argentina y Uruguay, son considerados los países con alto riesgo.1-3,5
En Cuba, se diagnostican alrededor de 440 casos nuevos de tumores de esófago por año y la incidencia en el 2016 fue de 6.8 por cada 100 000 habitantes, siendo la 10ma causa de muerte por tumores malignos y la 3ra dentro de las causas digestivas. En el año 2013, murieron 761 pacientes diagnosticados, 841 en el 2014, 788 en el 2015 y 762 en el 2016, cifra que continúa siendo elevada. En Matanzas, en el año 2016, hubo 1 625 defunciones por tumores malignos, ocupando el tumor de esófago el 8vo lugar y el 3er lugar dentro de los tumores digestivos.6) Teniendo en cuenta las escasas investigaciones sobre el tema en el país y en el territorio, a pesar de la alta incidencia de casos diagnosticados en el servicio de Gastroenterología del Hospital Comandante Faustino Pérez de Matanzas (promedio de 41 pacientes por año) y la trascendencia social de esta entidad que genera serias limitaciones a los pacientes, esta investigación permitió conocer su frecuencia en el centro en estudio sin antecedentes de investigaciones tales, como muestra de lo que puede estar ocurriendo en la provincia, aportó información sobre la caracterización, y evolución tras tratamiento oportuno de la misma que permitió desarrollar estrategias preventivas y asistenciales adecuadas para el paciente en una atención integral en pos de mejorar su calidad de vida y supervivencia, motivos que inspiraron a la realización de esta investigación.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional-descriptivo y prospectivo, en el hospital Faustino Pérez Hernández de Matanzas, en el período de Enero del 2016 a Diciembre del 2017 con el objetivo de caracterizar el cáncer esofágico avanzado diagnosticado en pacientes atendidos en el servicio de Gastroenterología. El universo estuvo constituido por 59 pacientes con el diagnóstico endoscópico e histológico de cáncer de esófago avanzado que cumplieron con los criterios de selección. Los datos se recogieron en una planilla de recolección de datos confeccionada por los autores con las siguientes variables estudiadas: grupos etareos, sexo, principales síntomas y signos, factores de riesgo, tiempo de aparición de los síntomas, localización, tipo endoscópico, tipo histológico, grado de diferenciación histológica, estadio de la enfermedad, tipo de tratamiento y tiempo de vida posterior al diagnóstico. Se utilizaron definiciones y clasificaciones endoscópicas e histológicas internacionales en la distribución de las variables.7-9 Los resultados fueron expuestos en número, porcientos y porcentajes y se resumieron en tablas para su mejor interpretación. Se cumplieron las normas éticas internacionales para investigaciones biomédicas en humanos.
RESULTADOS
Se incluyeron en el estudio 59 pacientes donde predominó del sexo masculino, con 52 casos (88.1%). El grupo etáreo más afectado fue el de mayores de 60 años, con 31 pacientes (52.6%). El paciente de menor edad estudiado tenía 44 años y el de mayor edad con 92 años, para un promedio de edad de 56 años. (Tabla. 1)
Grupo etáreo | Sexo | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Masculino | Femenino | |||||
No. | % | No. | % | No. | % | |
Menor de 40 años | - | - | - | - | - | - |
40-60 años | 23 | 38,9 | 5 | 8,5 | 28 | 47,4 |
Mayor de 60 años | 29 | 49,2 | 2 | 3,4 | 31 | 52,6 |
Total | 52 | 88,1 | 7 | 11,9 | 59 | 100 |
Están bien definidos los factores de riesgo que influyen en el desarrollo del cáncer de esófago. Como se observa en la tabla 2, en los pacientes estudiados coexistieron varios factores, donde más del 50% ingerían alcohol y/o fumaban de forma regular, predominando la práctica enólica en un 86.4%, del sexo masculino.
Factores de riesgo | Sexo | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Masculino | Femenino | |||||
No. | % | No. | % | No. | % | |
Dieta inadecuada | 22 | 37,2 | 3 | 5,1 | 25 | 42,3 |
Ingestión de alcohol | 48 | 81,3 | 3 | 5,1 | 51 | 86,4 |
Tabaquismo | 34 | 57,6 | 6 | 10,1 | 40 | 67,7 |
Acalasia | 1 | 1,7 | - | - | 1 | 1,7 |
Esófago de Barret | 1 | 1,7 | 1 | 1,7 | 2 | 3,4 |
Papilomatosis | 1 | 1,7 | 1 | 1,7 | 2 | 3,4 |
Esofagitis postcáustica | 2 | 2,34 | 1 | 1,7 | 3 | 5,1 |
APF de Neoplasias | - | - | - | - | - | - |
ERGE | 4 | 6,8 | 1 | 1,7 | 5 | 8,5 |
En la tabla 3, se observa que el 84.7% de los pacientes acudieron con disfagia como principal síntoma en el diagnóstico y pronóstico de la neoplasia de esófago. La astenia y la anorexia, siguen en frecuencia con 36 pacientes (61%). Se observó la presencia de varios síntomas y signos en un mismo paciente. Estos resultados están aparejados con el estadio avanzado en que se diagnostica la enfermedad y como consecuencia el compromiso nutricional. Así como se describe en la literatura, desde estadios iniciales el paciente comienza con una disfagia intermitente a los alimentos sólidos y luego a los líquidos.
Síntomas | No. | % |
---|---|---|
Disfagia | 50 | 84,7 |
Odinofagia | 2 | 3,4 |
Anorexia -Astenia | 36 | 61 |
Pérdida de peso | 20 | 33,9 |
Síntomas respiratorios | - | - |
Otros | 20 | 33,9 |
En la tabla 4, se muestra que de los pacientes estudiados, 46 tenían carcinoma epidermoide para un 78% y 13 con adenocarcinoma para un 22%, donde la mayoría de las lesiones estuvieron localizadas en el tercio medio esofágico. No hubo ningún caso de adenocarcinoma en el tercio superior, así como se describe en la literatura, en correspondencia con los factores de riesgo que intervienen en su oncogénesis y los presentes en los pacientes.
Localización | Tipo histológico | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Epidermoide | Adenocarcinoma | |||||
No. | % | No. | % | No. | % | |
Superior | 18 | 30,5 | - | - | 18 | 30,5 |
Medio | 26 | 44,1 | 6 | 10,1 | 32 | 54,2 |
Inferior | 2 | 3,4 | 7 | 11,9 | 9 | 15,3 |
Total | 46 | 78 | 13 | 22 | 59 | 100 |
En la tabla 5, se muestra la relación entre el tipo endoscópico e histológico, donde el carcinoma epidermoide se observó de tipo vegetante siendo el tipo endoscópico predominante sin distinción histológica, representando el 88.1%. No hubo ningún tumor mixto ni inclasificable.
Tipo endoscópico | Adenocarcinoma | Carcinoma epidermoide | Total | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No. | % | No. | % | No. | % | |
Vegetante o polipoide | 9 | 15,2 | 43 | 72,9 | 52 | 88,1 |
Ulcerado localizado | 2 | 3,4 | 1 | 1,7 | 3 | 5,1 |
Mixto | - | - | - | - | - | - |
Infiltrante | 2 | 3,4 | 2 | 3,4 | 4 | 6,8 |
Inclasificable | - | - | - | - | - | - |
Total | 13 | 22 | 46 | 78 | 59 | 100 |
En la tabla 6, se observó que el grado de diferenciación que predominó, sin distinción del tipo histológico, fue el bien diferenciado (G1) con 42 casos (71.1%) siendo el carcinoma epidermoide bien diferenciado el tipo histológico más frecuente en 33 pacientes para un 55.9%, solo un 11.9% de los pacientes presentó una neoplasia poco diferenciada (G3).
Grado de diferenciación histológica | Carcinoma Epidermoide | Adenocarcinoma | Total | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No. | % | No. | % | No. | % | |
G1 | 33 | 55,9 | 9 | 15,2 | 42 | 71,1 |
G2 | 7 | 11,9 | 3 | 5,1 | 10 | 17 |
G3 | 6 | 10,1 | 1 | 1,7 | 7 | 11,9 |
Total | 46 | 78 | 13 | 22 | 59 | 100 |
Está demostrado que los pacientes no le dan importancia a los primeros síntomas o molestias esofágicas que aparecen en estadios iniciales y acuden al médico pasado unos meses del comienzo de los síntomas, como se muestra en la tabla 7, donde 29 pacientes (49.2%) acudieron a consulta en un periodo después de los tres meses. Se observó que el 40.7% acudió entre los tres y seis meses, seis acudieron (10.1%) después de los seis meses. Sin embargo, el 50.8% de estos se encontraban en un estadio IIa y 49.2% en un estadio IV, mostrando un fallo significativo en el diagnóstico precoz de la neoplasia a pesar de haber acudido en menos de tres meses de iniciados los síntomas, fenómeno que pudiera estar influenciado por la subjetividad del paciente en relación a la valoración de sus síntomas o por la agresividad histológica del tumor diagnosticado. Los estadios que no aparecen representados en la tabla son porque no hubo ningún caso que los presentara.
Estadio | Comienzo de los síntomas | Total | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Menos de 3 meses | De 3 a 6 meses | Más de 6 meses | ||||||
No. | % | No. | % | No. | % | No. | % | |
E1a | 1 | 1,7 | 1 | 1,7 | 1 | 1,7 | 3 | 5,1 |
E1b | 1 | 1,7 | 1 | 1,7 | - | - | 2 | 3,4 |
E2a | 7 | 11,9 | 4 | 6,8 | 2 | 3,4 | 13 | 22,1 |
E2b | 6 | 10,1 | 5 | 8,5 | - | - | 11 | 18,7 |
E3c | 1 | 1,7 | - | - | - | - | 1 | 1,7 |
E4 | 14 | 24 | 12 | 20 | 3 | 5,1 | 29 | 49,1 |
Total | 29 | 49,2 | 24 | 40,7 | 6 | 10,1 | 59 | 100 |
En la tabla 8, se relacionan las opciones terapéuticas indicadas en cada paciente de acuerdo al estadio de la enfermedad. La mayoría de los pacientes tuvieron un estadio IV (29 pacientes para un 49.2%), como ya se mencionó, de ellos, 28 pacientes (47.5%) recibieron tratamiento oncológico combinado con cirugía paliativa y 27 pacientes no recibieron tratamiento (45.8%). Los pacientes que no pudieron recibir cirugía curativa fueron por no cumplir con los criterios de resecabilidad, en primer lugar por el tamaño de la tumoración de más de 5 cm y la infiltración a tejidos circundantes o a distancia. Ningún paciente tuvo la opción terapéutica de tratamiento oncológico y cirugía curativa.
Estadio | Tratamiento | Total | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Oncológico + Quirúrgico paliativo | Quirúrgico paliativo | No tratamiento | ||||||
No. | % | No. | % | No. | % | No. | % | |
E1a | 3 | 5,1 | - | - | - | - | 3 | 5,1 |
E1b | 2 | 3,4 | - | - | - | - | 2 | 3,4 |
E2a | 12 | 20,3 | 1 | 1,7 | - | - | 13 | 22 |
E2b | 8 | 13,6 | - | - | 3 | 5,1 | 11 | 18,6 |
E3c | 0 | 0 | 1 | 1,7 | - | - | 1 | 1,7 |
E4 | 3 | 5,1 | 2 | 3,4 | 24 | 40,7 | 29 | 49,2 |
Total | 28 | 47,5 | 4 | 6,7 | 27 | 45,8 | 59 | 100 |
DISCUSIÓN
Estos resultados coinciden con los reportados en la literatura donde se señala que el cáncer esofágico es más frecuente en hombres en una proporción de 4:1 con respecto al sexo femenino, lo cual parece depender de una mayor exposición de los hombres a los principales factores de riesgo.1-3 La probabilidad de padecer cáncer de esófago es baja por debajo de los 40 años, lo que coincide con esta investigación, al no presentarse casos con edades inferiores, por lo general, el cáncer de esófago se presenta entre los 50 y 70 años, según describen estudios realizados en EE.UU y Perú, países que presentan alta incidencia de cáncer esofágico.1-3 La Sociedad Americana de Cáncer, en los Estados Unidos, plantea que el riesgo de sufrir cáncer de esófago en el transcurso de la vida es de un aproximado de 1 en 125 para los hombres y alrededor de 1 en 435 para las mujeres.1,5,8 La edad avanzada y el sexo masculino son factores de riesgo definidos para esta neoplasia. Esto pudiera estar en relación con el efecto acumulativo de los factores de riesgo con el transcurso de los años.10
Coincidiendo con estudios nacionales, como el de la Dra. Nazario, en una investigación de iguales características realizadas en el hospital “Saturnino Lora” de Santiago de Cuba donde hubo un predominio del sexo masculino con 43 pacientes (84.3%) sobre el femenino con ocho (15.7%), predominando los pacientes de 60 años y más.11 Ávalos García,12 y colaboradores, en el hospital “Mario Muñoz Monroy” de Matanzas, reportaron un predominio del sexo masculino con 30 pacientes (85.7%) y el grupo etáreo de mayores de 60 años (88.6%) fue el que predominó.
Este estudio evidenció que la enfermedad está influenciada por factores externos relacionados con el modo y estilo de vida de cada paciente, por eso resulta imprescindible desarrollar estrategias de promoción y prevención de salud en los grupos vulnerables. Coincidiendo con la literatura, los resultados expuestos por la Dra. Nazario, donde más de la mitad de los pacientes se asociaron al tabaquismo e ingesta etílica, siendo los principales factores de riesgo encontrados.3 Gómez-Urrutia,13 también reportó un predominio de la ingesta de alcohol con 68.1% seguido del tabaquismo (64.9%). Otros autores cubanos se han referido a la trascendencia de estos factores y plantean que el alcohol y el cigarro son los principales agentes causales del carcinoma esofágico y cuando se combinan tienden a incrementar el riesgo de 25 a 100 veces.10
La dieta inadecuada constituyó el tercer factor de riesgo frecuente con 2.3%, existiendo un exceso en la ingesta de alimentos fritos, con nitrosaminas, picantes, ingesta de comidas y bebidas con temperaturas extremas y a deshoras. Un estudio en Sevilla por Molinì,14 destacó que en España se encuentran resultados similares en investigaciones realizadas en la Universidad de Minessota,15 y la Universidad Complutense de Madrid16 sobre la repercusión de la comida ¨chatarra¨ en la sociedad, en especial en la salud de los individuos, lo cual no deja exenta a la población cubana, donde el consumo de las comidas rápidas, propiciado por un estilo de vida acelerado, facilitando su rápida elaboración y consumo, hace que la persistencia del efecto irritante y mantenido de estos alimentos haga susceptible de daños a la mucosa esofágica.
Estudios realizados en Irán, Inglaterra, América del Sur, Taiwán, China, India, Japón y Grecia, describen una relación estrecha entre la ingestión de té o café a temperatura muy alta con la presencia de carcinoma esofágico de células escamosas, igual que el consumo de dietas ricas en alimentos fritos, en particular, la papa, por la formación de archilamida, probable carcinógeno humano encontrado en alimentos ricos en carbohidratos así como la ingestión de carnes con poca cocción, alimentos picantes, las comidas en horas tarde en la noche y la masticación inadecuada de los alimentos.16-19 Según la Sociedad Americana de Cáncer, alrededor de un 15% de los casos con cáncer esofágico pueden estar asociados a una alimentación deficiente en frutas y vegetales y a la ingestión frecuente de líquidos muy calientes.1-3
Avalos García R,12 también reportó como síntoma fundamental la disfagia, aunque siguió en frecuencia la odinofagia, discrepando con los resultados de esta investigación. Nazario,11 coincidió con la disfagia como síntoma principal (76.6%) aunque el dolor torácico siguió en frecuencia. Gómez-Urrutia, inquirió en este tema en un hospital de Juárez en México, donde el 81.9% de los pacientes presentó dificultad para tragar siendo el síntoma cardinal del estudio y solo un 7.4% de ellos acudió con astenia y anorexia, siendo la tercera sintomatología más frecuente, mostrando similitud con este estudio.13 En el estudio realizado en el hospital “Mario Muñoz Monrroy” de 35 pacientes, hubo un predominio de carcinoma epidermoide en 28 pacientes para un 80% y la localización más frecuente fue en tercio medio esofágico en un 60% de los casos, coincidiendo con los resultados de esta investigación.12 Sin embargo, Hidalgo y colaboradores,20 plantearon que la localización más frecuente del tumor en su estudio fue en el tercio inferior del esófago con un 42.2%, con predominio del adenocarcinoma (37 para un 59.7%), lo cual no coincide con lo hallado en este estudio. A pesar de un aumento del adenocarcinoma que se ha observado en los países occidentales, en correspondencia con el alza de la enfermedad por reflujo gastroesofágico y el esófago de Barrett como lesión preneoplásica, en este estudio aún se mantienen los patrones de mayor frecuencia del carcinoma epidermoide.7,11,21
En Cuba, la tendencia es un predominio del carcinoma epidermoide. Esto puede estar relacionado con los factores de riesgo que más inciden en la población, no así de la enfermedad por reflujo gastroesofágico y el Esófago de Barrett, sobre los cuales hay que reconocer el constante afán de los gastroenterólogos en el tratamiento y seguimiento de estas entidades.6,8,10-12 Según Bendezú-Quispe, en cuanto a la localización anatómica de las lesiones neoplásicas, el mayor número de lesiones asienta en la porción torácica y estas se corresponden en general con carcinomas epidermoides, seguidas por las localizadas en la porción abdominal correspondientes en su mayoría con los adenocarcinomas.22 En la tesis de doctorado de Romero Garrido, señaló que el carcinoma de células escamosas fue el más numeroso, con un 62.1% de los casos, seguido por el adenocarcinoma con un 24.3 %.15 En un estudio realizado en Argentina, también encontraron un predominio del carcinoma epidermoide sobre el adenocarcinoma y la localización más frecuente fue en el tercio medio.23Según el Dr. Navas, la variedad macroscópica que predominó en su estudio fue el tipo ulcerado con un 66.4% discrepando con los resultados obtenidos a pesar de que coincide en que la localización más frecuente es el tercio medio (59.2%).16
En el estudio de la Dra. Nazario, hubo un predominio del carcinoma epidermoide bien diferenciado para un 45% del total, coincidiendo con los hallazgos de esta investigación.11 No así con la investigación realizada en la Universidad "Ricardo Palma" donde predominó el carcinoma epidermoide moderadamente diferenciado con un 58.8%.24 Gómez-Urrutia,13 reportó que el adenocarcinoma moderadamente diferenciado fue el tipo histológico más frecuente representando el 39.4% del total, seguido del carcinoma epidermoide bien diferenciado con 27.7%.
En la publicación de la Dra. Nazario se encontró que el 100% de los pacientes acudieron luego de los seis meses con un estadio IV de la enfermedad.13 Hidalgo M, en su estudio encontró que el 41.9% de los pacientes se diagnosticaron en estadio IIb siendo el estadio de mayor frecuencia, no coincidiendo con este estudio.20
En un estudio realizado en México, el tiempo transcurrido entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico, fue más prolongado porque solo el 9.5% de los pacientes acudieron antes de los seis meses; mientras que el 90.5% lo hicieron de forma tardía, oscilando entre 7 y 25 meses,13 demostrando que el diagnóstico se realizó más retardado que en este estudio. En Costa Rica se estudiaron 28 pacientes, donde el tiempo promedio entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico fue de tres a cuatro meses.25 Bujanda y colaboradores,26 describieron un 58% de pacientes en estadío avanzado y el tiempo de demora entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico fue superior al mes en el 90% de los casos. En estos países, la población no tiene acceso a los servicios de salud y los mismos son muy costosos, esto justificaría la demora en recibir atención médica.
Todos estos estudios han mostrado una tendencia en el tiempo prolongado entre la aparición de los síntomas hasta llegar al diagnóstico definitivo, mostrando en la presente investigación que el tiempo fue más corto, quizás evidenciando un mejor trabajo y organización en el sistema de salud en sus distintos niveles de atención, con respecto a la prevención y detección de los factores de riesgo o al agravamiento de los síntomas por la agresividad del tumor, correspondiente al diagnóstico en estadio avanzados de la enfermedad y con la disponibilidad de los medios diagnósticos necesarios.
Los 28 pacientes con tratamiento quirúrgico paliativo recibieron radio y quimioterapia precedida de gastrostomía y se incluyeron en el ensayo clínico de la vacuna de producción nacional con anticuerpo monoclonal, en fase IV, razón más para demostrar que el diagnóstico se hace en etapas en que casi no queda opción terapéutica para curar la enfermedad, más solo se puede intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes. En cuatro pacientes se realizó solo gastrostomía para permitir su alimentación, sin otro tratamiento, por las precarias condiciones físicas y nutricionales en las que se encontraban que lo impedían o por la negación del mismo a recibirlo, 27 pacientes (45.8%) no pudieron recibir o culminar tratamiento por su fallecimiento antes o durante el mismo.
Gómez-Urrutia,13 mostró resultados similares donde más de un 60%de los pacientes se diagnosticó en estadio IV llevando solo tratamiento paliativoEn el estudio de la Dra. Nazario, también se encontró que todos los pacientes se diagnosticaron en estadios avanzados de la enfermedad, por lo que el tratamiento fue paliativo, las intervenciones quirúrgicas no se realizaron con finalidad curativa, sino que su principal objetivo fue garantizar la alimentación de los pacientes, para lo cual se emplearon la gastrostomía y la yeyunostomía concordando con los resultados de este estudio.11 Más del 50% de los pacientes son inoperables, según Valladares,27 lo cual coincide con esta investigación donde el 100% de los pacientes no tuvo criterio quirúrgico curativo.
El cáncer de esófago en estadios avanzados tiene mal pronóstico con una sobrevida global a los cinco años cercana al 20%. En Europa y Estados Unidos,28,29 a pesar de los avances con terapias neo-adyuvantes, los resultados no han mejorado de forma significativa, ya que en las mejores estadísticas la sobrevida de cinco años es del 40%, lo que contrasta con experiencias en Japón.21 En Chile, la situación es bastante similar y la resecabilidad está en el rango de 30-60%.27 En estudios publicados, se plantea que la combinación de quimioterapia y radioterapia logra un 20% de sobrevida a largo plazo, encontrando predictores de mal pronóstico a los pacientes del sexo femenino con pérdida de peso y disminución de la albúmina sérica.28,29
Según Bedennel,30 la tasa de supervivencia para estos pacientes, en estadio inicial, es mayor en comparación con años anteriores. En la actualidad alrededor del 20% de los pacientes sobreviven al menos cinco años después del diagnóstico siendo el tiempo de sobrevida señalado entre cinco y siete meses, acercándose en alguna medida al mayor tiempo de vida analizado en esta investigación con un 32.2 %.
En un estudio en Perú, se encontró que el 50.6% de los pacientes fallecieron antes de los seis meses después del diagnóstico en cierta medida concordando con los resultados de esta investigación.24 Por lo tanto, un grupo significativo de pacientes debe ser sometido a tratamientos paliativos cuyo objetivo es mejorar en lo posible la sobrevida global y la calidad de vida, que en este caso se relaciona con la disfagia, entre ellos está la colocación de prótesis trans-tumorales, opción más empleada pero que no está exenta de complicaciones y es de difícil disponibilidad en Cuba.
La expectativa de vida depende del estadio en el que se diagnostica la enfermedad y de la agresividad del tumor. En el único momento en el que se puede estimar la expectativa de vida con relativa certeza es durante los estadios finales de la enfermedad, ya que en otros momentos hay demasiadas variables que pueden influir en su estimación. La expectativa de vida de un paciente en estadio IV de cáncer de esófago es alrededor de 6 meses después del diagnóstico. No concordando con lo encontrado en este estudio donde más de la mitad de los pacientes en estadio IV de la enfermedad fallecieron en menos de 1 mes pudiendo corresponder con el deterioro nutricional en que acudieron los pacientes cuando se les diagnosticó el tumor y el estadio avanzado de la enfermedad.
El cáncer de esófago aún sigue diagnosticándose de forma tardía en estadios avanzados, con elevada prevalencia del carcinoma epidermoide sobre el adedocarcinoma que indica pocas acciones de salud preventivas sobre los factores de riesgo en la población estudiada, existiendo relación entre el estadio avanzado de la enfermedad y el poco tiempo de vida de estos pacientes posterior al diagnóstico.