Introducción
La soledad es aquella situación objetiva en la que la persona carece de la compañía o apoyo de otras personas, pero también puede ser una percepción subjetiva sujeta a un sentimiento o emoción relacionada con la percepción de sentirse solo, aun pudiendo estar acompañado.1-4
La soledad social se define como la experiencia subjetiva de insatisfacción frente a la sociedad en la que se vive, en términos de estilos de vida, de valores y de uso de nuevas tecnologías, entre otros aspectos. Esta puede provocar consecuencias negativas sobre la salud física y mental de la persona, como debilitar el sistema inmunológico, aumentar el uso de medicación y asistencia sanitaria, influir en la autoestima, provocar depresión, etc.5,6,7 La participación social, el apoyo emocional e instrumental de familiares y amigos, además de una buena red social; son los principales factores de protección ante el sentimiento de soledad. Lo que contribuye a mejorar la salud física y mental, así como retrasa o evitan la aparición de dependencia funcional.8
El sentimiento de soledad, en el anciano a pesar de vivir en compañía, representa un mayor riesgo de muerte en comparación con quienes cuentan con un apoyo real. A esa conclusión llegaron investigadores de la Universidad de California en San Francisco. Los que durante seis años realizaron un seguimiento a 1 600 personas de 60 años o más. El primer estudio realizado, analizó cuán solos se sentían los pacientes y el impacto en su calidad de vida. A los expertos sorprendió el elevado número de ancianos que manifestaron sentirse solos pese a vivir acompañados. Un 43 % experimentaba la soledad, pero en realidad vivían sin la compañía de otras personas solamente el 18 % de los ancianos estudiados. Se arribó a la conclusión que la soledad tiene efectos negativos en la salud.7
La soledad social es un factor de riesgo en el anciano, puede repercutir de forma negativa sobre su calidad de vida, lo que constituye un gran problema de salud en los adultos mayores, que no se tiene en cuenta en muchas ocasiones. Valorando este aspecto unido a la no existencia de investigaciones en la provincia de Matanzas sobre el tema, los autores se motivaron a realizar este estudio con el objetivo de caracterizar la soledad social en un grupo de ancianos hospitalizados en el Hospital Universitario Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez Hernández.
Materiales y método
Se realizó un estudio observacional descriptivo, transversal en pacientes que ingresaron en el servicio de Geriatría del Hospital Clínico Quirúrgico “Comandante Faustino Pérez”, provincia Matanzas, en el período comprendido de octubre 2015 a octubre 2016.
El universo de estudio estuvo constituido por la totalidad de pacientes (212), que vivían en compañía e ingresaron en el periodo de estudio, excluyéndose a los pacientes que no presentaron demencia, confusión mental, estado de coma, déficit sensorial visual y auditivo, enfermedades crónicas agudizadas y enfermedades agudas graves que interfirieran con la aplicación de los instrumentos que se utilizaron Técnicas y procedimientos
Para la recogida de la información se aplicó al universo en estudio, previo consentimiento informado, una encuesta general confeccionada por la autora para el efecto de la investigación y la Escala ESTE II de Soledad Social, validada a nivel nacional e internacional para identificar el nivel de soledad social.
Escala Este II de Soledad Social: compuesta por 15 ítems con tres alternativas de respuesta: siempre, a veces y nunca. Esta escala se divide en tres factores:
Factor 1: percepción del apoyo social. (Ítems: 1-8)
Factor 2: uso de las nuevas tecnologías. (Ítems: 9-11)
Factor 3: índice de participación social. (Ítems: 12-15)
La puntuación total de la escala oscila entre 0 y 30 puntos y se obtiene mediante la suma de la puntuación en cada uno de los ítems, donde a mayor puntuación, mayor el nivel de soledad social. Tiene tres niveles de soledad social en función de la puntuación obtenida: bajo, medio y alto.
Selección de variables
Las variables estudiadas fueron: edad, sexo, nivel de soledad social, percepción de apoyo social, uso de las nuevas tecnologías y participación social subjetiva.
Procedimientos
Una vez que los datos fueron recogidos, se procedió a introducirlos en una base de datos confeccionada en el Programa de Epi Info 2000, para realizarle el análisis estadístico correspondiente.
Para el análisis estadístico de las variables cualitativas y cuantitativas se utilizaron sus medidas de resumen: proporción y porcentajes.
Para presentar la información de forma resumida y organizada se utilizaron las frecuencias absolutas y escalas de clasificación. Posteriormente, la información fue representada en tablas y gráficos que permitieron llegar a conclusiones y enunciar recomendaciones.
Resultados
En la tabla 1 se muestra que la totalidad de ancianos ingresados presentaban sentimiento de soledad con predominio del nivel medio y alto de soledad social (41,5 %; 39,2 %).
La tabla 2 demuestra un predominio de ancianos femeninos (53,7 %) y de 76-90 años con soledad social (42,9 %).
Grupos de edades | Sexo | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Femenino | Masculino | No | % | |||
No | % | No | % | |||
60- 70 | 37 | 17,4 | 30 | 14,2 | 67 | 31,6 |
71- 75 | 26 | 12,3 | 17 | 8,0 | 43 | 20,3 |
76- 90 | 45 | 21,2 | 46 | 21,7 | 91 | 42,9 |
91 y más | 6 | 2,8 | 5 | 2,4 | 11 | 5,2 |
Total | 114 | 53,7 | 98 | 46,3 | 212 | 100 |
La tabla 3 constata el predominio de la baja percepción de apoyo social (a veces 57,1 % y nunca 18,4 %) en ancianos con soledad social.
Percepción de apoyo social | Siempre | A veces | Nunca | Total | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
No | % | No | % | No | % | No | % | |||
Presencia de personas que se ocupan del anciano | 52 | 24,5 | 121 | 57,1 | 39 | 18,4 | 212 | 100 |
En la tabla 4 refleja que casi la totalidad de los ancianos con soledad social, no utilizan las nuevas tecnologías. (nunca 80,1 %, 92,9 % y97,1 %)
Uso de nuevas tecnologías | Siempre | A veces | Nunca | |||
---|---|---|---|---|---|---|
No | % | No | % | No | % | |
Uso del teléfono móvil | 13 | 6,1 | 29 | 13,6 | 170 | 80,1 |
Uso de PC, juegos de memoria | 3 | 1,4 | 12 | 5,6 | 197 | 92,9 |
Uso de Internet | 2 | 0,9 | 4 | 1,8 | 206 | 97,1 |
La tabla 5 se demuestra que la mayoría de los ancianos con soledad social, solamente realizaban vida social a veces (76,9 %).
Discusión
Vivir solo no es siempre sinónimo de sentirse solo. La soledad en las personas mayores, va en ascenso y muchos de ellos se reafirman en su sentimiento de soledad, en muchos casos no buscada, porque cuando es buscada no se experimenta este sentimiento.
En el estudio se constató que la totalidad de los ancianos estudiados presentaban sentimientos de soledad, con predominio del nivel de soledad social medio y alto (41,5 y 39,2 % respectivamente), a pesar de vivir en compañía. Los resultados se corresponden con los cambios a nivel social que están cada vez más acelerados, como las nuevas tecnologías, la revolución de los nuevos medios de comunicación y los sistemas de telefonía que sufren rápidas renovaciones.
Estos cambios hacen que los mayores de 60 años experimenten variaciones paulatinas en la esfera física y psíquica, mientras que su entorno social cambia de forma más acelerada, por lo tanto, no es fácil para ellos sincronizar con este ritmo. Suelen tomar, por un lado, el camino de aislarse y encerrarse en las costumbres, valores y estilos de vida de su época o, por el contrario, intentar adaptarse, lo que conlleva un mayor esfuerzo. Estos cambios se experimentan también por los miembros de la familia, los cuales están expuestos al trabajo agotador, la falta de tiempo y espacio personal, enfrascados en lograr el sostén económico de la familia, y además encargarse del cuidado del anciano, que muchas veces es considerado como un estorbo o una carga.8
Por ello que en muchas ocasiones los ancianos son abandonados y se les deja solos, en un momento en que requieren de apoyo y asistencia por parte de los miembros de la familia, generando en estos sentimientos de soledad y aislamiento social.8
Resultó frecuente el grupo etáreo de 76-90 años (42,9 %) y el sexo femenino (53,7 %). Un estudio sobre sentimientos de soledad en personas mayores demostró la frecuencia mayor de soledad en los mayores de 75 años.9 A medida que se incrementa la edad, aumentan de manera significativa la soledad social, resultados que corresponden con los obtenidos en el estudio.
La falta de iniciativa para encarar la nueva realidad, dada por la ruptura definitiva con las obligaciones laborales, paralelo a una participación en la vida social, más una gran cantidad de tiempo libre a su disposición hacen que este grupo etáreo sea más propenso a experimentar sentimientos de soledad. También durante esta etapa puede ocurrir la muerte del cónyuge, hermanos, vecinos, colegas o amigos. A menudo suelen ser la última persona de su generación, lo cual provoca acrecienta este sentimiento de soledad.9
En cuanto al sexo, existen múltiples investigaciones que relacionan al sexo femenino con esta problemática.10 Las mujeres dan mayor importancia a las pérdidas familiares que ocurren en esta época de la vida porque generalmente, viven más tiempo y están más expuestas a la viudez y a otras ausencias relacionadas con la edad, lo que hace que experimenten sentimientos de soledad con mayor frecuencia que los hombres.
El apoyo social es entendido como la existencia o disponibilidad de personas en quienes se puede confiar, que cuidan, valoran y quieren. El estudio mostró que solo la cuarta parte de los ancianos entrevistados sentían tener algún apoyo social, representado por el 24,5 % de los mismos y el resto (75,5 %) contaban con apoyo social solo a veces (57,1 %) o nunca (18,4 %), datos representativos en la investigación. El tamaño de la red social presenta una asociación inversa con la soledad, es un mecanismo protector frente a los sentimientos de soledad. Permite a las personas crear o gozar de oportunidades, para formar relaciones sociales. A su vez, el apoyo social está relacionado con el hecho de que la persona se sienta menos sola. La importancia de la red social es referida por los adultos mayores cuando señalan la compañía como un mecanismo para afrontar la soledad.11,12
Envejecer no significa perder la capacidad de adaptarse al cambio ni querer vivir en el pasado. En el envejecimiento normal, el acceso a los ordenadores y a Internet pueden contribuir a desarrollar nuevos lazos sociales, nuevas ventanas al mundo y nuevas herramientas de comunicación. Son actividades de estimulación cognitiva, también puede permitir el acceso a la cultura y a la educación permanente y la implicación en actividades de cooperación social.13
En la investigación casi la totalidad de los ancianos estudiados nunca utilizaron alguna tecnología en su vida diaria, (80,1 % teléfono móvil, 92,9 %, uso de PC, juegos de memoria, y 97,1 % uso de Internet). Seguidos de los que a veces la utilizaron, y en menor porcentaje los que la utilizaron de forma diaria. En la bibliografía consultada se encontró el predominio de uso de nuevas tecnologías por los adultos mayores resultados que no coinciden con la investigación.14-16
Según los resultados del presente estudio, pudiera asegurarse que existe una brecha digital que pone en desventaja a los adultos mayores para utilizar las nuevas tecnologías. Esto puede estar dado por diferentes causas, como ya sea por dificultades económicas para adquirir los medios necesarios, o por la no posibilidad de asistir a espacios donde se brindan estos servicios o por falta de personal para brindarles la información y la capacitación necesaria para su utilización adecuada. Además, en algunos casos existe resistencia al cambio, a lo novedoso, que se impone a gran velocidad; las tecnologías cambian casi a diario y lo que hoy es nuevo ya mañana resulta obsoleto. Inclusive a veces la propia familia es resistente a propiciar la utilización de estas tecnologías en los ancianos.
El aislamiento social en los ancianos es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades y discapacidades.
Al estudiar la participación social en la investigación se encontró, que más de la mitad (76,9 %) de los ancianos estudiados tienen una escasa participación en la vida social, al no asistir nunca a parques, asociaciones u otros lugares donde puedan relacionarse con otros adultos mayores. Lo que se considera un factor protector para la salud en los ancianos. En un estudio se reporta que las personas mayores que no realizaban actividades para entretenerse (35,7 %) se sienten más solas que aquellas que realizaban alguna actividad en su tiempo libre (26,9 %). Lo que demuestra relación entre el sentimiento de soledad y el grado de inactividad y aburrimiento.17 Resultados similares a los de la investigación. La falta de participación en actividades sociales, la ausencia de tareas útiles que acostumbraban a hacer o la partida de los hijos del hogar, el descontento y la poca confianza en sí mismos, contribuyen al sentimiento de soledad.18,19
Los ancianos presentan un alto nivel de sentimiento de soledad a pesar de no vivir solos, asociado a insuficiente percepción de apoyo y participación en la vida social, así como limitado uso de las nuevas tecnologías. Resultó más frecuente en el grupo de edades de 60-70 años y en el sexo femenino.