INTRODUCCIÓN
La universidad contemporánea presta cada vez mayor atención a la figura del tutor para potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje. El perfeccionamiento de la tutoría en el posgrado es uno de los propósitos fundamentales que puede aportar al desarrollo del modelo educativo, pues incide de manera favorable en los resultados de la formación integral de los futuros especialistas.
La evaluación contribuye al refuerzo y/o ajuste de áreas de estudio o aprendizaje que se hayan detectado con deficiencia. El procedimiento para evaluar el recurso humano se denomina evaluación del desempeño. La evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor es vital para elevar la calidad del proceso educativo.1,2
Las ciencias de la educación médica asumen el desempeño profesional pedagógico como:
Proceso desarrollado por un sujeto a través de relaciones de carácter social, que se establecen en la aplicación de métodos, para el cumplimiento de su contenido de trabajo, en correspondencia con los objetivos de la actividad pedagógica profesional en que participa y el logro de un resultado que evidencia el mejoramiento profesional, institucional y social alcanzado, […] al ejercer sus tareas con cuidado, precisión, exactitud, profundidad, originalidad y rapidez.3
La formación del especialista de Medicina General Integral (MGI) con enfoque en el desempeño, implica que el proceso de evaluación cobre otra dimensión -al ser parte inherente de la misma práctica-, y que su expresión pueda ser tanto cualitativa como cuantitativa. En el proceso de evaluación es necesario establecer dimensiones relacionadas con el objeto a estudiar, y definir indicadores concretos para el juicio evaluativo.
La evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de MGI se realiza a través de la Resolución Ministerial 718/2015,4 que estipula seis acápites para la evaluación profesoral anual. Sin embargo, los autores identifican que en esta no se particulariza en el cumplimiento de las funciones del tutor para contribuir al desarrollo del modelo del egresado; en cómo planifica, organiza y controla las actividades de tutoría, ni en el desarrollo de la motivación y el amor por la ciencia que debe realizar con el residente. Tampoco puntualiza aspectos como la instrucción en el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), y la gestión de la información científica y la metodología de la investigación.
A pesar de esto, en los referentes consultados no se encuentran estudios relacionados de manera particular con la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI. Es evidente, entonces, la necesidad de organizar este proceso de manera tal que la evaluación de la tutoría en la Atención Primaria de Salud (APS) sea el motor impulsor de renovación, superación, calidad y satisfacción de tutores y residentes. Para esto se parte del siguiente problema científico: ¿Cuál es el estado actual de la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de Medicina General Integral?
Esta investigación ofrece la base para una tesis doctoral en curso, sobre la elaboración de una metodología para la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI, que sea más objetiva al incorporar elementos que no estaban concebidos, y contribuya a la organización y el perfeccionamiento de la evaluación profesoral.
Por tal motivo, el objetivo de este trabajo es diagnosticar el estado actual de la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI en la Filial de Ciencias Médicas Dr. Eusebio Hernández Pérez, de Colón.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva, de corte transversal, con enfoque mixto, durante el período de marzo a septiembre de 2022, en la Filial de Ciencias Médicas Dr. Eusebio Hernández Pérez, de Colón. Se utilizó la tecnología de la teoría de la educación avanzada para el diagnóstico,5 que ofrece una lógica de siete pasos con estos fines:
Se establece un acercamiento al contexto en el que se investiga. En este paso se refirieron las unidades evaluativas (directivos, tutores y residentes).
Se establece el proceso de parametrización, entendido como “la derivación del objeto y el campo de acción en elementos medibles que nos acerquen a la realidad”.6 En este mismo paso, se identificaron los instrumentos que se aplicaron y los objetivos de cada uno.
Se realiza el acercamiento al modelo ideal de los sujetos que se investigan. En el caso que ocupa, se estudió el desempeño profesional pedagógico de los tutores de la especialidad de MGI.
Se realiza el acercamiento al estado actual del objeto de estudio en el contexto investigado. En tal sentido, se elaboraron instrumentos que permitieron el diagnóstico del estado actual del desempeño profesional pedagógico de los tutores de la especialidad de MGI en la Filial de Ciencias Médicas de Colón. Para evaluar la consistencia interna de los mismos, se aplicó el coeficiente alfa de Cronbach.
Se realiza la comparación entre el estado actual y el estado esperado, fuente de las contradicciones que generan los problemas y potencialidades del proceso que se investiga.
Se jerarquizan los problemas antes identificados, y se agrupan a partir de las variables, dimensiones e indicadores referidos en la parametrización.
Al final, se encuentran las vías de solución y se retroalimenta el proceso.
Las unidades de estudio fueron 78 tutores de MGI, 275 residentes y 44 directivos, relacionados con el proceso docente del territorio que atiende la Filial.
Criterios de exclusión: que no se encuentren en el municipio, institución o escenario docente en el momento en que se apliquen los instrumentos para la recogida de la información.
Variable: el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI.
Tipo: cualitativa ordinal.
Definición conceptual: proceso sistemático, continuo y flexible, de carácter social, que permite valorar el cumplimiento de las funciones, acciones y tareas como tutor de la especialidad de MGI, que se expresan en el modo de actuación profesional, y que complementan la evaluación profesoral en el contexto de la educación en el trabajo (ET).
En la tabla 1 se muestran las dimensiones con sus respectivos indicadores y el descriptor de la escala de calificación.
Se emplearon los métodos teóricos análisis-síntesis e inducción-deducción.
Métodos empíricos: análisis documental, encuesta, entrevista y observación.
Métodos estadísticos: medidas de resumen para variables cualitativas y cuantitativas: frecuencias absolutas y relativas. Para medir la consistencia interna de los instrumentos elaborados se utilizó el coeficiente alfa de Cronbach. Los valores considerados como adecuados para concluir que eran constructos válidos fueron de 0,80 a 0,90.
Instrumentos: guía para el análisis documental; encuesta a tutores; encuesta a residentes; entrevista a directivos; guía de observación.
Procedimientos: parametrización6 y triangulación metodológica.7
Se presentaron algunos resultados en tablas para facilitar su comprensión.
RESULTADOS
Revisión documental:
Plan de estudio especialidad de MGI:8 establece la atención tutelar como forma organizativa de la enseñanza, a partir de los profesores de los Grupos Básicos de Trabajo, los cuales deben realizar una serie de tareas encaminadas a garantizar una asesoría individual del residente.
Actas de las reuniones de los colectivos pedagógicos: no se particulariza en las deficiencias y necesidades de los tutores de la especialidad de MGI, ni se toman acuerdos al respecto.
Actas de las actividades docente-metodológicas y científico-metodológicas: no aparecen estrategias concretas para mejorar el desempeño profesional pedagógico de los tutores de esta especialidad.
Historias clínicas individuales de los consultorios donde se desempeñaban los residentes: existen deficiencias en la calidad de las consultas y terrenos.
Historias clínicas familiares de los consultorios donde se desempeñaban los residentes: algunas desactualizadas e incompletas.
Análisis de la situación de salud confeccionados por los residentes: la gran mayoría bien confeccionados.
Hojas de cargo confeccionadas por los residentes en los policlínicos: dificultades en algunos diagnósticos que no clasifican para ser contabilizados por el Departamento de Estadística.
Encuesta a tutores de MGI: se aplicó a 78 tutores (100 %). En cuanto a la experiencia como tutor, predominó entre los 0 y 5 años (58 %). El 100 % fueron especialistas de primer grado en las especialidades básicas (MGI, Medicina Interna, Pediatría, Ginecobstetricia). Ostentaban categoría docente de instructor el 73 % y de asistente el 27 %. Másteres fueron el 18 %, y no hubo especialistas de segundo grado ni doctores en Ciencias.
El 55 % ofreció respuesta afirmativa acerca de si había recibido preparación pedagógica, mientras que el 28 % refirió haberla recibido de forma parcial, y el 17 % no había recibido. Entre las vías por las cuales la recibieron, predominaron los talleres (66 %) y los cursos (40 %).
Sobre el criterio acerca de si la evaluación profesoral que se le realiza a cada curso académico particulariza en las funciones del tutor, respondieron de forma afirmativa el 33 % y negativa el 77 %. El principal argumento al respecto fue que la normativa que se utiliza no recoge información sobre la retroalimentación sistemática del proceso educativo, el nivel de preparación para asumir la tutoría, y la calidad con que planifica, ejecuta y controla la tutoría. Los acápites de superación e investigación, no refieren el estímulo que debe realizar sobre su tutorado, y los resultados de este en dichas esferas.
El cuestionario cuenta con 19 ítems, con una escala tipo Likert de tres posibles respuestas: Bueno (B), Regular (R) y Malo (M). Para el análisis se tomaron los valores resultantes de la categoría Bueno, y se siguió la regla de decisiones siguiente:
Nivel Bueno / Potencialidad: ≥ 80 y ≤ 100 %
Nivel Medio / En desarrollo: ≥ 51 y ≤ 79 %
Nivel Malo / Problema: ≤ 50 %
Estos resultados se resumen en la tabla 2, a partir del procedimiento de triangulación metodológica.
Las principales limitaciones y/o necesidades de aprendizaje que refirieron los tutores para afrontar la función de tutoría fueron:
Poco tiempo (92 %).
Necesitan preparación pedagógica (87 %).
Necesitan mayor preparación para el uso de los buscadores de información científica (87 %).
Necesitan mayor preparación en metodología de la investigación científica (85 %).
Encuesta a residentes de MGI: se aplicó a 275 residentes (100 %). Esta tiene 17 ítems, también con una escala Likert de tres posibles respuestas. Sus resultados se resumen, a partir de la triangulación metodológica, en la tabla 3.
Entre las principales dificultades citadas por los residentes acerca del desempeño pedagógico de sus tutores encontramos:
Tienen poco tiempo para la actividad tutorial (96 %).
Necesitan preparación pedagógica para afrontar la función de tutoría (91 %).
Necesitan preparación en metodología de la investigación (83 %).
Necesitan preparación en búsqueda de información científica (76 %).
Poca motivación (33 %).
Entrevista a directivos: de los directivos implicados en el proceso de formación de especialistas de MGI en la Filial, previstos para la entrevista (44), se les aplicó a 28 (64 %), pues no se encontraban en el municipio o estaban en otras actividades. Estos fueron: dos directores municipales de Salud; tres directores de policlínicos; dos jefes de departamentos de MGI; un metodólogo de posgrado de la Filial; nueve jefes de grupos básicos de trabajo y 11 especialistas coordinadores de la docencia en los policlínicos.
En lo referente a los años de experiencia profesional, predominaron los que tenían más de veinte (32 %). En cuanto a la experiencia docente, el mayor porciento fue en el grupo de 11 a 20 años (53 %). Ostentaban la categoría de Instructor 16 (57 %); 10 eran asistentes (36 %) y 2 auxiliares (7 %).
La primera pregunta pretendía indagar sobre si el directivo consideraba que existían deficiencias en el desempeño del tutor de la formación del especialista de MGI en su institución. El 84 % respondió de forma afirmativa. Las principales deficiencias que señalaron fueron:
En el quehacer diario de los tutores prima la actividad asistencial, no la docente-asistencial (92 %).
Dificultades para planificar, ejecutar y controlar las actividades de tutoría (89 %).
Poco control a la actividad de tutoría (89 %).
Poca preparación metodológica para enfrentar la tutoría (82 %).
Poca preparación en metodología de la investigación y búsqueda de información científica (76 %).
Desconocimiento del Programa de Estudios (65 %).
Poca participación en jornadas científicas (63 %).
La segunda pregunta se refería a si consideraban que guardaba relación el resultado de la evaluación profesoral del pasado curso con la calidad del trabajo docente desempeñado por los tutores. En este acápite, 22 directivos (79 %) respondieron que no guardaba relación, y 6 (21 %) que sí. Los principales argumentos que se presentaron para las respuestas negativas fueron:
Para la evaluación profesoral no se tiene en cuenta cómo organiza y planifica las actividades de tutoría (95 %).
No se particulariza en las funciones del tutor (93 %).
No se evalúa según el estímulo que realiza sobre su tutorado en relación con la investigación y producción científica (90 %).
No se particulariza en la atención al residente en el uso de las TIC, metodología de la investigación y buscadores de información científica (90 %).
No se evalúa el nivel de conocimientos sobre el programa que imparte, para planificar las actividades de tutoría según el orden de la actividad presencial (87 %).
No se evalúa el trabajo que realiza con el residente para la orientación del estudio independiente y el apoyo académico en general (81 %).
La pregunta 3 indagó sobre algunas sugerencias para mejorar el desempeño de los tutores de la especialidad de MGI. Entre ellas se recogieron:
Ofrecer actividades de superación profesional de corte pedagógico a los tutores, acorde con las necesidades detectadas (92 %).
Aumentar el control a las actividades de tutoría (90 %).
Intensificar el estímulo a tutores y residentes en cuanto a la participación en las actividades científicas de los policlínicos, Filial y otros niveles, con sus proyectos de investigación, resultados parciales o sus trabajos de terminación de la especialidad (89 %).
Tener en cuenta elementos relacionados con la función de tutoría para evaluar a los docentes que la realizan (85 %).
Que los directores municipales reajusten su convenio con la Filial de Ciencias Médicas acerca del tiempo que se concede a los tutores para estas funciones (76 %).
Observación del desempeño pedagógico de los tutores de MGI: se aplicó a los 78 tutores del estudio (100 %). Las actividades observadas fueron: presentación y discusión de los análisis de la situación de salud, consulta médica docente-asistencial y tutoría de tesis. A los aspectos que se observaron se les aplicó una escala tipo Likert con tres posibles respuestas. Sus resultados se resumen en la triangulación metodológica.
Inventario de problemas y potencialidades: para llegar a esto se asumió el proceso de triangulación metodológica, que permitió agrupar la información recibida desde diferentes fuentes, técnicas e instrumentos para identificar coincidencias y discrepancias en el fenómeno que se estudia.7 En este proceso de integración de los resultados sobre la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor, en sus dimensiones cognoscitiva, procedimental y comportamental, se analizaron y contrastaron los resultados de cada ítem desde las distintas fuentes de información.
DISCUSIÓN
El diagnóstico es una actividad vivencial que involucra a un grupo de personas de una institución interesadas en plantear soluciones a situaciones problemáticas o conflictos, sometiéndose a un autoanálisis que debe conducir a la realización de acciones para resolverlas.
Los principales autores de teorías y bases metodológicas para la realización de un diagnóstico a una organización, según apunta Caraballo,9 son Jean Pierre Thibaut y Jack Fleitman. Para Thibaut, el diagnóstico es “el acto o arte de conocer”,9 que se utiliza para determinar el grado de eficiencia en la gestión de una organización. Fleitman, por su parte, considera que la evaluación integral es una metodología por medio de la cual se estudian, analizan y evalúan las fuerzas, debilidades, amenazas y oportunidades de una empresa.9
Ambas metodologías de diagnóstico tienen como principal punto en común que pueden ser utilizadas en cualquier tipo de organización, pues se adaptan de forma fácil a las necesidades que estas muestran. También permiten evaluar las áreas funcionales y procesos que ayuden mejorar la gestión de la organización. Sin embargo, la teoría de Thibaut tiene como desventaja que no permite la efectiva articulación de la auditoría como un elemento de evaluación integral del diagnóstico, y la de Fleitman señala que algunos de los beneficios de la evaluación integral no son posibles obtenerlos en tiempo real, y está más encaminada a la realización de la evaluación integral de la organización que de sus áreas funcionales.
En Cuba, la teoría de la educación avanzada10 se centra en el comportamiento del ser humano, colocándolo en el centro de solución de sus problemas, comprometido con su entorno y la educación de los demás. Como parte de su objeto de estudio está el mejoramiento del desempeño profesional y humano visto como un proceso educativo por excelencia, pues centra su atención en lograr
transformaciones positivas en el desarrollo intelectual, físico y espiritual del hombre a partir de conocer, interiorizar y concientizar sus problemas cognitivos y afectivos, sus destrezas y aspiraciones, con suficiente racionalidad y motivación por la profesión y por la vida […], evidenciándolo en el desempeño, con una intención creadora.10
Por tal motivo, los autores asumieron la visión que ofrece esta teoría, que además lleva implícita, en el último paso, la propuesta de solución a los problemas identificados.11,6
De manera general, de los 19 indicadores estudiados, y a partir del proceso de triangulación metodológica, los autores identificaron que ocho constituían deficiencias en el desarrollo de la actividad tutoral, y seis potencialidades. Estos resultados podrían enriquecer la evaluación profesoral y contribuir al mejoramiento del desempeño profesional pedagógico del tutor, a partir de actividades de superación basadas en el principio de las ciencias de la educación médica de la educación permanente y continuada.
Martínez et al.12 coinciden con los resultados del presente estudio, al concluir que los tutores carecían de experiencia en cuanto a la tutoría, y que el nivel de conocimientos sobre su rol en la formación de especialistas de MGI fue muy bajo.
Por su parte, Navaza et al.13 encontraron que la tercera parte de los tutores tenían entre 16 y 20 años de experiencia profesional. El 58 % tenían una experiencia tutelar entre 4 y 6 años, y realizaron cursos de pedagogía el 41 %. Solo el 17 % refirieron tener conocimientos sobre metodología de la investigación, con una asesoría adecuada al residente. El 67 % resultó evaluado de regular por su desempeño durante el proceso de enseñanza tutelar, en los componentes laboral, académico e investigativo. Estos resultados tienen relación con el presente estudio, donde también la participación en actividades de superación relacionadas con la tutoría, los conocimientos sobre metodología de la investigación, y el nivel en que planifica, ejecuta y controla las actividades, constituyeron problemas identificados.
Rizo, Pérez, Taureaux et al.14 señalaron como causas de las deficiencias en la actividad tutoral: excesiva movilidad de tutores de formación por diferentes consultorios médicos, insuficiente actualización profesional del tutor, elevada carga de trabajo que impide un proceso tutelar adecuado, escasa motivación, e insuficiente número de tutores de formación con categoría docente, científica e investigativa. Estos resultados también están en correspondencia con las opiniones que expresaron los tutores, residentes y directivos en este trabajo, acerca de las dificultades que se presentan para el desarrollo de la tutoría.
En Ciego de Ávila, Valdivia-Ferreira et al.15 coinciden también en sus resultados, al plantear elementos como: limitada preparación para comprender la importancia de la tutoría, insuficiente desempeño para asumir dicha labor como proceso integrador y sistemático en la residencia de MGI, limitado conocimiento para la formación del residente y déficit en la preparación de los tutores para acompañarlos durante su formación.
Delgado et al.16 encontraron que el mayor porciento de los tutores tenía entre cinco y diez años de experiencia, que eran instructores y ninguno tenía categoría docente superior, que contaban con poca preparación en educación médica, y que ninguno era especialista de segundo grado. Existió, además, poca participación en eventos científicos, lo cual coincide con el presente estudio, donde este indicador resultó evaluado de mal.
Otros investigadores también señalan dificultades con el proceso de tutoría en la especialidad de MGI,17,18,14 donde identifican el pobre nivel de preparación en cuanto a la didáctica, al conocimiento del programa de formación, elementos de la educación en el trabajo, y otros relacionados con la actividad investigativa. Estos autores, por su parte, ofrecen vías para el mejoramiento de la preparación pedagógica de los tutores a través de estrategias, guías didácticas y sistema de acciones.
Los autores consideran que los problemas identificados se reportan también por otros investigadores en diferentes escenarios docentes, lo cual los motivó a que se acercaran a la selección de una alternativa propia de las ciencias de la educación médica para resolver la contradicción que genera el problema científico. En este caso se concibe la elaboración de una metodología que organice el proceso tutoral, y donde la evaluación del desempeño profesional pedagógico constituya el eje fundamental para su perfeccionamiento.
El diagnóstico permitió identificar problemas y potencialidades del objeto estudiado. Las tres dimensiones estudiadas revelaron problemas. La dimensión cognoscitiva presentó las mayores dificultades. Se propone una alternativa propia de las ciencias de la educación médica para resolver el problema científico, que es la elaboración de una metodología.