INTRODUCCIÓN
El corazón es el órgano principal del sistema circulatorio; tiene la función de mantener la circulación sanguínea al actuar como una bomba que impulsa la sangre hasta el sistema arterial, y la recibe del sistema venoso.1 Esto es posible gracias a las propiedades que tiene la musculatura cardiaca de contraerse y relajarse; los atrios y ventrículos, de forma alterna y rítmica, generan una contracción llamada sístole y una relajación llamada diástole, formando una onda creada por la eyección ventricular que se potencia mediante la elasticidad arterial.
La frecuencia cardiaca es un indicador imprescindible para establecer el límite máximo cardiaco; es decir, permite medir la intensidad como parámetro fundamental en el entrenamiento.2 Como se sabe, el corazón envía la sangre a una frecuencia o ritmo que varía de acuerdo al tipo de actividad que la persona tenga en un momento determinado. Por ejemplo, durante el sueño la actividad física es casi cero, y el corazón trabaja a la menor frecuencia; durante el ejercicio físico, esta frecuencia cardiaca debe aumentar para garantizar la presencia de sangre oxigenada y sus nutrientes en los músculos que están trabajando.
Sin embargo, el corazón debe ser entrenado progresivamente para maximizar su rendimiento; es decir, para que en cada latido expulse la mayor cantidad de sangre, y así disminuir el número de latidos por minutos que garanticen el rendimiento físico global del deportista. Lo anterior constituye la base fisiológica esencial que sustenta el entrenamiento de la resistencia del deportista.3
La resistencia como capacidad determinante en el rendimiento fisiológico es un indicador imprescindible para el logro de altos rendimientos en diferentes deportes y profesiones,3,4 donde existen diferentes métodos, contenidos y modelos de entrenamiento que la potencian,5 y que suelen tener especificaciones acorde a las características del deporte y de las funciones del deportista en el juego.
El voleibol es un deporte que requiere una elevada variabilidad en las acciones motrices en relación con indicadores contextuales diversos,6 donde predominan fundamentalmente los fenómenos anaeróbicos de acciones rápidas sucedidas en un corto tiempo, siendo un indicador crítico del rendimiento;7 la utilización del creatinfosfato y la producción de lactato son significativas, por lo cual la resistencia anaeróbica aláctica y láctica son direcciones determinantes en el voleibol a cualquier nivel.8
Por otra parte, otras de las características del voleibol son su intensidad variable, la necesidad de un elevado nivel de desarrollo de la capacidad de producir esfuerzos explosivos,9 la necesidad de desarrollar igualmente la resistencia a la fatiga, sin que se reduzca la eficacia de la acción y de los procedimientos técnico-tácticos,10 así como la necesidad de potenciar la información visual para desarrollar el pensamiento táctico en función de brindar una solución técnica al accionar del oponente.
Todas las características básicas mencionadas revelan la importancia y justificación del entrenamiento de resistencia anaeróbica aláctica y láctica, así como también el umbral mixto y aeróbico, las dos últimas como direcciones condicionantes del entrenamiento específico. En función de las características del voleibol que incluye sus necesidades energéticas, el diseño del contenido de la preparación del deportista priorizará los estímulos físicos necesarios que didácticamente impliquen un incremento bioadaptativo y, por ende, un incremento del rendimiento deportivo.
La resistencia anaeróbica y el esfuerzo de resistencia mixta en función de acciones acíclicas no es una dirección exclusiva del voleibol. La literatura especifica diversas metodologías y modelos de entrenamiento para potenciarlas,11 que son adaptadas a las distintas exigencias de cada modalidad deportiva, y, por consiguiente, produce cambios homeostáticos generales, pero también específicos.12
Los estímulos físicos específicos para desarrollar la resistencia cardiovascular en el voleibol son diversos; muestra de ello son obras como la de Savithiri,13 donde se describen los efectos de un entrenamiento aeróbico escalonado sobre la resistencia cardiorrespiratoria en jugadores de voleibol, mientras que Biçer14 refiere los efectos de un entrenamiento de fuerza de ocho semanas sobre la potencia anaeróbica y aeróbica en jugadores masculinos. Por otra parte, el entrenamiento anaeróbico máximo suele correlacionarse con otros indicadores determinantes del rendimiento del voleibolista, como el salto vertical y, por tanto, la fuerza explosiva y la resistencia a la fuerza.
El equipo campeón universitario de voleibol masculino del año 2011, fue sometido previamente a un entrenamiento especializado, que incluyó la potenciación de sus capacidades de resistencia física, al igual que un plan de entrenamiento prospectivo verificado y correlacionado con el plan real, ya sea escrito como gráfico.
En la valoración del macrociclo de entrenamiento previo para conformar el nuevo macrociclo de entrenamiento del año 2012, surgió el problema científico de especificar cómo analizar pedagógicamente las posibles adaptaciones cardiovasculares del equipo campeón universitario de voleibol masculino, y en función de ello estudiar los efectos de las diferentes cargas físicas aplicadas para mejorar indicadores clave como la resistencia física y los procesos bioadaptativos del voleibolista estudiado. Todo ello con la premisa de que las respuestas cardiovasculares son parámetros fisiológicos relevantes en el entrenamiento deportivo e indicadores de un proceso efectivo de planificación pedagógica. Así, cualquier anomalía detectada puede corregirse en los nuevos entrenamientos, mejorando el proceso de dirección de estos de forma prospectiva.
En tal sentido, la retroalimentación incluyó, y es parte del objetivo de la presente investigación, un análisis pedagógico de las adaptaciones cardiorrespiratorias de los voleibolistas campeones masculinos universitarios del año 2011; retroalimentación útil para la toma de decisiones relacionadas con el entrenamiento ulterior de capacidades determinantes como la resistencia anaeróbica aláctica y láctica.
MÉTODOS
El grupo de estudio estuvo conformado por los mejores jugadores de voleibol masculino (14) de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, en La Habana, campeones o medallistas de oro de los Juegos Nacionales Universitarios en Cuba, 2011 (período del estudio: enero-marzo de 2011). Para su selección se tuvo en cuenta los siguientes criterios: a) ser seleccionado para participar en los juegos nacionales universitarios; b) una experiencia profesional previa en al menos 10 años; y c) firma del consentimiento informado. Los voleibolistas estudiados poseen un rango etario promedio de ≈ 23 años, con un promedio de experiencia deportiva de ≈ 11 años.
Para medir la frecuencia cardiaca se utilizó la metodología palpatoria de toma del pulso por vía carótida. Todos los voleibolistas estudiados son expertos en la autotoma de esta información, atendiendo a sus años de experiencia como atletas de alto rendimiento en escuelas especiales deportivas, lo cual es un indicativo del alto grado de confiabilidad en los registros. Por tanto, no se consideró realizar una medición adicional externa para medir el nivel de concordancia. Los registros del pulso se clasificaron en los siguientes ítems:
Pulso basal (PB): se toma en la mañana inmediatamente después que el voleibolista se levanta de la cama.
Pulso en calentamiento (PC): se toma luego de concluir la parte inicial (calentamiento general y especial) de la sesión de entrenamiento.
Pulso principal (PP): se toma luego de concluir la parte principal (parte de mayor tiempo de carga física: ≈ 83 %, la cual finalizará en una preparación de la capacidad de resistencia física para todos los casos medidos) de la sesión de entrenamiento.
Pulso final (PF): se toma luego de concluir la parte final (parte de vuelta a la calma) de la sesión de entrenamiento.
Los voleibolistas fueron sometidos a cargas físicas especiales que incluyeron estímulos para desarrollar la capacidad de resistencia física. Se observaron ocho unidades de entrenamiento (una unidad equivale a un día de entrenamiento), comprendidas en un macrociclo de dos meses de entrenamiento (ocho semanas totales). Fue seleccionada la última unidad de entrenamiento de cada microciclo (cada microciclo lo conforman seis unidades de entrenamiento) para la toma de los datos cardiovasculares. El contenido de la preparación del deportista incluyó los siguientes estímulos:
Unidad I: los atletas después de realizar el calentamiento general y especial, trabajaron elementos técnicos del complejo K-I, voleo por arriba y por abajo y ataque. Al terminar los ejercicios técnicos trabajaron la capacidad de fuerza muscular incluyendo la resistencia a la fuerza, desarrollada sobre la base de ejercicios con el propio peso. En la parte final, se realizaron ejercicios de recuperación activa, como caminar alrededor de la cancha, y ejercicios de flexibilidad para ir disminuyendo las pulsaciones y la carga de entrenamiento.
Unidad II: se enfocó hacia ejercicios técnico-tácticos de baja intensidad; se incluye el trabajo de la capacidad de rapidez o velocidad. En la parte final se incluyeron estímulos de recuperación, con ejercicios de la capacidad de flexibilidad en parejas.
Unidad III: se perfeccionó la defensa del campo con baja intensidad, debido a las formas de organización utilizadas por el entrenador. Se estimuló la capacidad de fuerza con el propio peso, aunque incrementando la intensidad en relación con las unidades anteriores. En la parte final, se realizó trote y ejercicios de flexibilidad.
Unidad IV: los atletas trabajaron elementos técnicos del complejo K-II. Mediante estos elementos perfeccionaron su técnica individual; el estímulo físico se dirige hacia las diferencias individuales. Realizaron diez imitaciones de bloqueo cada uno, quince repeticiones de la defensa del campo, diez repeticiones del saque. En la parte final concluyeron con un ejercicio de recuperación y flexibilidad.
Unidad V: tuvo como objetivo el trabajo de la resistencia a la fuerza. Se realizó en el gimnasio con aparatos y pesas; uno de los ejercicios fue cuclillas profundas, arranque y envión. En la sección se trabajó el K-I y K-II.
Unidad VI: en esta unidad, en la fase principal, se realizó un juego de cinco sets, y 30 minutos de trote.
Unidad VII: se basó fundamentalmente en elementos técnico-tácticos individuales y colectivos para lograr cohesión grupal con vistas a la competencia. Se trabajó en la parte fundamental los ataques por zonas 2, 3 y 4; y ataques zagueros por la zona 6. Al final de la parte fundamental se trabajó la recepción, principalmente con los atacadores auxiliares, y también la resistencia especial a través del ataque.
Unidad VIII: la última sesión incluyó entrenamientos con cargas regresivas. En la parte fundamental estuvo dirigida a realizar una confrontación competitiva con otro equipo, para de esta forma el entrenador observar el nivel de juego que habían adquirido sus atletas.
El entrenamiento de los voleibolistas se basó en un modelo de bloques tipo Verjoshanski, método más idóneo para desarrollar la capacidad determinante de fuerza en sus variantes explosivas y de resistencia, atendiendo a las necesidades del voleibol como deporte. La investigación es de tipo transicional/descriptiva y explicativa de orden correlacional y no experimental, al describir el fenómeno de estudio tal y como se desarrolla en su contexto natural.
Para el registro de la información se diseñó una tabla dinámica en Microsoft Excel 2021, implementando las funciones necesarias para calcular los valores basados en la prueba de toma del pulso por vía carótida, y las medidas necesarias de tendencia central. Se empleó el SPSS v. 25 para registrar los datos necesarios, que fueron sometidos a la prueba de normalidad de Shapiro-Wilk, determinándose la no existencia de una distribución normal, lo cual justifica el uso de estadística no paramétrica. Se empleó la prueba de Friedman para k muestras relacionadas (p ≤ 0,05).
RESULTADOS
Las tablas 1, 2, 3 y 4 manifiestan los valores del pulso alcanzados en las ocho unidades estudiadas, atendiendo a los resultados de la última unidad de cada microciclo compuesto por seis días de entrenamiento (de lunes a sábado).
El gráfico evidencia las líneas de tendencia en cada media o promedio de las pulsaciones registradas. Se observa una tendencia lineal de mantener la frecuencia cardiaca en términos de pulsaciones en el indicador de PB, manifestándose igualmente en el PC, o fase inicial de la preparación deportiva. Sin embargo, la tendencia lineal se incrementa de forma creciente en el PP, e igualmente para el PF, indicativo de un incremento de las exigencias en términos de resistencia física por parte de los entrenadores para sus atletas.
Para determinar la existencia de diferencias significativas en la evaluación de las diferentes pulsaciones registradas, la prueba de Friedman (tabla 5) permite analizar datos de medidas repetidas, indicando para el caso del PB la no existencia de diferencias significativas (p = 0,897) al comparar los datos en las ocho unidades estudiadas, lo cual denota una recuperación cardiovascular satisfactoria. Por consiguiente, las cargas físicas implementadas han tenido un efecto compensador por parte del descanso activo y pasivo realizado, que favorece la bioadaptación del voleibolista. El anterior fenómeno también se presentó en el PC (p = 0,059).
Sin embargo, el PP presentó diferencias significativas (p = 0,000), al igual que el PF de la sesión estudiada (p = 0,000). Lo anterior evidencia un incremento progresivo de la carga física, la cual se manifestó en las líneas de tendencia (gráfico) y el incremento de la carga para cumplimentar el principio de incremento gradual del estímulo físico.
DISCUSIÓN
Atendiendo al propósito de la presente investigación, en relación con el análisis pedagógico de las adaptaciones cardiovasculares del equipo masculino campeón universitario de voleibol, en el año 2011, se delimitan las siguientes descripciones evolutivas:
En primer lugar, como parte de la primera sección de entrenamiento observada del primer microciclo, las mediciones del pulso estuvieron estables, al determinar que el pulso de los atletas se comportó acorde a las distintas etapas de la sesión de entrenamiento. El sujeto 10 en el PB estuvo sobre la media del equipo; sin embargo, en el pulso de la parte fundamental fue el más alto, con 140 p/m, al igual que el de la parte final, con 116 p/m, debido a la forma física con la que empezó la preparación; por tanto, tuvo el peor valor de recuperación. Lo anterior amerita implementar acciones respetando el principio de individualización,15 que establece el predominio del enfoque sicopedagógico desde la clase sobre su proyección longitudinal.
En la segunda unidad de entrenamiento, el PB estuvo sobre lo normal, aquí sobresale de nuevo el sujeto 10, el cual presenta el mayor pulso en todas las etapas de la sección de entrenamiento, debido a la poca adaptación a las cargas de entrenamiento por causas no evidenciadas empíricamente. En el PC, los voleibolistas no pusieron mucho énfasis al calentar, ya que al igual que la sección anterior, no llegaron a los parámetros establecidos para esta etapa, atendiendo a que los atletas calentaron con baja intensidad. El sujeto 6 fue el de menor PB; sin embargo, estuvo entre los de mayor PF, debido a una mala recuperación. Para el sujeto antes mencionado, las medidas se posicionaron igualmente valorando su individualidad, con el diseño de un proceso de intervención activa y pasiva de recuperación asistida, con ayuda del fisioterapeuta.16
Lo característico de la tercera unidad fue que 4 sujetos obtuvieron medias superiores al equipo en la PF, igual o por encima de la PC. Esto es debido al mal calentamiento y al poco tiempo de recuperación, aspectos que repercuten en el rendimiento del contenido de la preparación del deportista,17,18 y consecuentemente en el rendimiento final del jugador, e incluso en el incremento en los índices de lesiones.19 De acuerdo a lo anterior, se determinó que el trabajo en la parte principal, desde el punto de vista cardiovascular, no fue el más adecuado, si se observan los valores obtenidos en el PP.
En la cuarta unidad de entrenamiento, se constató que los voleibolistas no trabajaron la preparación física general/especial de forma correcta; todos los ejercicios fueron especiales y similares los juegos según se plantea en Calero,20 por lo que se detecta un aumento de la PP, y la PF sigue aumentando, lo cual demuestra que la recuperación del atleta no fue óptima. Atendiendo a lo antes expuesto, la estrategia de trabajo en las próximas sesiones que conforman las distintas unidades es especificar un trabajo de preparación general de tipo semiespecial, con un modelo de estado prolongado de rendimiento según Bompa y Buzzichelli.21
En la quinta unidad de entrenamiento, las pulsaciones se incrementaron en la PC y la PF, aunque no se evidenció un aumento significativo según Friedman. En cuanto a la PC, se consideró de nivel positivo, ya que se acerca a los parámetros para esta fase de la sesión, pero la PF es preocupante, pues va en contra de la lógica de la asimilación orgánica de la carga, y el proceso de recuperación fisiológica del organismo. Sobre el último aspecto, como medida profiláctica y de prevención, se orientó una recuperación asistida de forma intensiva, donde los fisioterapeutas y el sicólogo deportivo trazaron una estrategia de conjunto para disipar posibles complicaciones a corto y mediano plazo, que incluyen las actitudes y desafíos conjuntamente con el proceso de rehabilitación deportiva, tal y como se plantea en Annear et al.22
En la sexta unidad, como en las otras, se evidencia un aumento progresivo de la PP y la PF; las cargas de entrenamiento aumentan progresivamente respetando el principio de aumento gradual de las cargas y el principio de variación ondulatoria de las mismas,21 al necesitar el organismo humano una progresión en el estímulo físico.23 Todo ello aunque el cuerpo técnico del equipo consideró insuficiente dichas cargas para optimizar el trabajo del sistema cardiovascular para dos mesociclos de cuatro microciclos cada uno. La última idea se tomará prospectivamente en el macrociclo de entrenamiento del próximo período, a fin de establecer las comparaciones pertinentes con el plan de entrenamiento aquí descrito.
En la séptima unidad, como parte de su última sesión, los parámetros son muy similares a la anterior. El sujeto 7 mantuvo las pulsaciones en su PF, e igual a las del PP; es decir, no se recuperó de las cargas recibidas durante la sección de entrenamiento de forma sostenible. En tan sentido, como las causas pueden ser diversas, incluyendo aquellas no relacionadas directamente con el entrenamiento, como por ejemplo un déficit de descanso activo el fin de semana, el voleibolista pasa a observación por parte del cuerpo técnico, el sicólogo deportivo y el cuerpo de fisioterapia.
Para el caso de la última sesión de la octava unidad, se disminuyó la intensidad y el volumen de la carga física, atendiendo a la necesidad de cumplimentar el principio de variación ondulatoria de las cargas, con el fin de establecer una óptima recuperación del organismo.24 Como observación fundamental, se detectan problemas con la calidad de la parte inicial (calentamiento) y la recuperación del equipo (parte final).
Las adaptaciones cardiovasculares como indicador de la preparación deportiva, que incluye el control de otros indicadores directamente relacionados como el lactato,25 son vitales para establecer cargas físicas óptimas, atendiendo al carácter biológico de la carga física y las necesidades de bioadaptaciones sistemáticas que generen sobrecompensaciones adaptativas, lo cual justifica la realización de investigaciones como la presente.
Como limitación del estudio se señala la imposibilidad de establecer una comparación con el macrociclo previo, por causas ajenas a los autores de la presente investigación, lo cual permitiría determinar las pautas progresivas del seguimiento personalizado al atleta. Por otra parte, al ser el rendimiento multifactorial, no se puede empíricamente controlar todas las variables determinantes para establecer una relación causa/efecto en un modelo experimental de investigación. Se recomienda la comparación de los resultados de la investigación con los nuevos macrociclos de entrenamiento de los períodos posteriores al año 2011, tal y como se realizó, lo cual constituye propósito para próximas investigaciones que deben socializarse.
En conclusión, las adaptaciones cardiovasculares en función de un proceso pedagógico específico y aplicado al deportista, así como su respectivo control eficiente de las respuestas adaptativas del organismo, son factores determinantes en el proceso de dirección del entrenamiento deportivo. Se concluye que el proceso de preparación fue sostenible fisiológicamente, pero no cumplió de manera óptima con su objetivo fisiológico de preparar al organismo para la parte principal de la sesión de entrenamiento. En tal sentido, las adaptaciones cardiovasculares al estímulo físico programado no cumplen con los parámetros necesarios para obtener una forma deportiva óptima para un macrociclo compuesto de dos mesociclos y ocho microciclos de preparación.