INTRODUCCIÓN
El escenario actual exige que se produzcan modificaciones en la forma de gestionar el proceso de enseñanza- aprendizaje en las instituciones de educación superior para garantizar la formación de un profesional autónomo, comprometido con el desarrollo social y con posibilidades de insertarse en el mundo del trabajo, la ciencia y la tecnología, con una sólida formación, capaz de comunicarse, generar ideas y resolver los problemas científicos y sociales de su profesión. El docente universitario constituye un elemento clave para el logro de estos propósitos.
A esas ideas se agrega que, en la actualidad, los estudiantes universitarios presentan ciertas características que se derivan de las influencias que reciben en los diversos contextos en los que se desenvuelven. En sentido general tienden a ser impacientes e inquietos, a aburrirse con facilidad cuando no les interesa el tema a tratar, manejan volúmenes apreciables de información; pero no siempre saben cómo procesarla, ni cómo jerarquizarla; utilizan las tecnologías de la información y las comunicaciones, pero en su mayoría sin un objetivo formativo.
A tono con lo anterior, en los momentos actuales en Cuba se lleva a cabo un proceso de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, el cual incluye transformaciones curriculares en los diferentes niveles. Específicamente, en la Educación Superior, se ponen en práctica los denominados Planes de Estudio E,1) desde donde se hace referencia a la necesidad de lograr que los estudiantes sean capaces de autogestionar su aprendizaje utilizando las tecnologías de la información y las comunicaciones, de trabajar en equipo, de planear soluciones creativas a los problemas y proponer alternativas innovadoras como garantía de la búsqueda de la excelencia en su actuación para enfrentar los retos que demanda el escenario actual.
De ahí que, la misión del docente universitario hoy debe concordar con los retos presentes. Por una parte, debe ser capaz de gestionar el proceso de enseñanza-aprendizaje en el contexto de las relaciones que se establecen entre la sociedad, la tecnología, la ciencia y el medio ambiente; debe proyectar el logro de objetivos de valor personal y social enfocados a una apropiación reflexiva y crítica del contenido. A su vez, debe ser un mediador en un proceso de comunicación permanente en el que priman las interacciones y el uso de las tecnologías; así como ser capaz de manejar diversas situaciones que trascienden el escenario del aula y tienen que ver con la dimensión afectiva de sus estudiantes, la resolución de conflictos y la toma de decisiones en el contexto educativo y en el entorno profesional y social.
En concordancia con lo expresado se observan propuestas que fundamentan las competencias y desempeños de los docentes universitarios,2 Zabalza,3) Bertoni,4 Machado-Ramírez EF y Montes de Oca,5 Tejada y Ruiz,6 para cumplimentar los propósitos mencionados en el párrafo anterior. Sin embargo, no es difícil comprobar la diversidad de propuestas atendiendo a las posiciones teóricas que se asumen, todo lo cual complejiza la orientación hacia aquellos procesos de mayor trascendencia y generalidad.
En ese sentido, existen diversos autores que se refieren a la gestión didáctica, como proceso, conjunto de acciones o actuación que moviliza e integra un conjunto de recursos para transformar al estudiante en dependencia de las condiciones del contexto Borges,7 Saavedra, Valencia y Goyes;8 Hernández,9 Céspedes,10 Montes de Oca, Rubio y Núñez;11 Marcillo García,12 Núñez.13
Sin embargo, aunque los autores reseñados ofrecen elementos que permiten caracterizarla desde lo general, se considera necesario develar aquellos rasgos que connotan a la gestión didáctica en la educación superior para el logro de la autonomía en el aprendizaje del estudiante universitario en el escenario actual, lo cual se constituye en el objetivo del presente artículo.
DESARROLLO
La gestión didáctica se relaciona íntimamente con las concepciones didácticas que se asuman y en dependencia de cómo se interpreta la teoría, así será la práctica que se desarrolle, la cual descansa, en última instancia, en la gestión que realiza el docente, que es quien toma decisiones importantes cada día en la planificación y el diseño de sus clases, en las interacciones con sus estudiantes, en las relaciones humanas que incluyen la comprensión de las dinámicas del grupo, la evaluación y el control, entre otras.
En ese sentido se connota la necesidad de una didáctica humanista, es decir, centrada en el sujeto que aprende, que propicie un aprendizaje formativo, que transcienda lo instructivo, para proponerse logros en el valor y sentido de lo que se aprende y la forma en que se aprende; que implique poner al estudiante en contacto con la realidad que lo rodea, para que desarrolle habilidades, valores y actitudes mediante tareas y proyectos que lo motiven a la investigación y a la búsqueda de conocimientos de una manera crítica y reflexiva.14
Además, el escenario universitario actual exige de un enfoque didáctico donde prevalezca la concepción de un tratamiento integrado, global, de los problemas específicos que plantea el proceso de enseñanza-aprendizaje para proporcionar una base sólida de contenidos, donde se haga énfasis en la aplicación de los principios didácticos esenciales como una vía para facilitar la autonomía del aprendizaje desde el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
En este nuevo escenario según Salinas, de Benito y Lizana:
.15“[…]se han de generar propuestas didácticas flexibles, adaptables a las características del usuario, profundizando su conocimiento y estimulando la indagación y la autonomía. Pero también, al mismo tiempo, se ha de potenciar la interacción, la conversación, el aprendizaje social, el desarrollo profesional y personal continuo y las conexiones a nivel global”
Es reconocido que la gestión retoma y resignifica el papel del sujeto en las organizaciones, proporciona una perspectiva social y cultural mediante el establecimiento de compromisos de participación del colectivo y de construcción de metas comunes que exigen responsabilidad, compromiso y liderazgo en la acción.
En el contexto de la formación de profesionales se coincide con Horruitiner cuando manifiesta “Gestionar el proceso de formación significa organizarlo, planificarlo, desarrollarlo y controlarlo. Y al hacer esto es necesario tener en cuenta que lo tecnológico en este proceso es, en esencia, didáctico. Por tanto, esa gestión -aunque puede tener elementos de tipo administrativo- es esencialmente didáctica.”16
Desde el fundamento de la Didáctica, cuando se alude a la gestión, esta se visualiza a partir de diversas perspectivas y remite a múltiples interpretaciones ya que para algunos es un acto complejo, explícitamente intencional, premeditado, planeado; pero también sujeto a decisiones, principalmente al nivel del sistema didáctico y particularmente alrededor del proceso de enseñanza-aprendizaje.
En lo específico, cuando se alude a la gestión didáctica, casi todos los docentes coinciden en manifestar que implica: planificar, organizar, ejecutar y evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje para el cumplimiento de objetivos y metas. Así, por ejemplo, la gestión didáctica que considera Borges7 hace referencia al conjunto de acciones (tanto institucionales como individuales del sujeto que se forma) que permiten concebir, planificar, organizar, ejecutar y controlar las acciones formativas y se extienden por tanto, no sólo a las acciones de carácter instructivo sino también a aquellas que permiten vincular la instrucción con el ejercicio y práctica de la profesión y a aquellas acciones que permiten la unidad entre la educación y la instrucción.
Por ejemplo, autores como Saavedra, Valencia y Goyes,8 definen la gestión didáctica como:
“[…]todas aquellas actuaciones que realiza el docente durante el diseño e implementación de una secuencia didáctica, las cuales originan perturbaciones cognitivas en el estudiante, cambios en la manera de proceder de éste y en el medio que configura el ambiente de aprendizaje de un conocimiento[…]”
En su tesis doctoral, Céspedes10 señala que la gestión didáctica es un proceso que direcciona, planifica, organiza, ejecuta y controla las prácticas didácticas del proceso de enseñanza aprendizaje que discurre en la formación de los profesionales de la educación superior, y que responde a sus necesidades y al desarrollo de una cultura pedagógica que le permita interactuar en cualquier contexto y contribuya a alcanzar los objetivos de la sociedad.
Ese autor considera que ella coadyuva a crear espacios de orientación, interacción, comunicación y movilización de los sujetos implicados en el proceso de enseñanza aprendizaje, a la vez que permite establecer relaciones entre los que participan en dicho proceso, con un carácter dialógico e interactivo, donde se asumen los aspectos teóricos y prácticos para hacer frente a los desafíos, tanto sociales como profesionales, en disímiles contextos de actuación, con un carácter dinámico que privilegia la comprensión, significatividad y la relevancia cultural de los docentes y discentes.
La gestión didáctica es un proceso de orientación y control, que se desarrolla a través de la actividad y el amplio sistema de relaciones e interacciones que se establecen entre los estudiantes y docentes y que se manifiesta en la forma consciente de planificar, organizar, ejecutar y evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje. 11
Por tanto, sobre la base del análisis realizado en el presente artículo, los autores caracterizan la gestión didáctica en el escenario de la Educación Superior como:
Un proceso consciente de orientación y control, que resignifica el papel del docente y del estudiante como gestores del aprendizaje. Se desarrolla a través del amplio sistema de relaciones e interacciones que se establecen entre estos y otras fuentes (humanas, tecnológicas) y que amplía el marco espacio-temporal en el que el estudiante realiza las actividades de aprendizaje. Se manifiesta en la planificación, organización, ejecución y valoración del proceso de enseñanza- aprendizaje en el marco de las coordenadas espacio- temporales y los diversos escenarios que propician las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Según Cabrera17 la autonomía en el aprendizaje significa que el estudiante es capaz de utilizar de manera intencional los recursos, captar las exigencias de las tareas, movilizar una serie de conocimientos, habilidades y hábitos integrados en torno a una dirección específica de aprendizaje, lo cual no niega el papel mediador del docente y otros sujetos, pues la mediación social y las interacciones juegan un papel primordial en este sentido, a partir de lo cual es imperativo enseñar a los estudiantes a elegir e incorporar progresivamente estrategias de aprendizaje, enseñarles a ser conscientes sobre la forma en cómo aprenden, para que así puedan enfrentar satisfactoriamente diversas situaciones de aprendizaje.
Por esa razón, en la gestión didáctica, es necesario prestar atención desde la planificación, como momento esencial, al diseño de las tareas de aprendizaje; así como a la generación de estrategias didácticas que permitan lograr la responsabilidad individual y grupal en la autogestión de los recursos necesarios para el aprendizaje; que trasciendan el espacio-temporal de la clase.
A continuación, se resumen algunos requerimientos que se consideran esenciales al momento de concebir las tareas de aprendizaje y elegir las estrategias didácticas correspondientes que permitan:
Prestar atención a la motivación y a los procesos emocionales relacionados con el aprendizaje.
La obtención de la información científica que aparece en la diversidad de fuentes (tecnológicas y humanas).
La utilización de estrategias y recursos para organizar la información, valorarla, jerarquizarla, asimilarla y reconceptualizarla si fuese necesario.
Manejar los estilos de pensamiento y métodos propios de la ciencia.
Realizar el tratamiento de los conceptos, relaciones, definiciones para resolver diversos problemas y su correspondiente comunicación argumentativa.
Reflexionar sobre las metas alcanzadas, compartir de forma crítica y reflexiva los procedimientos utilizados y las formas de organizar el aprendizaje.
Valorar críticamente el trabajo realizado, reconocer los errores y reconstruir las estrategias necesarias para el mejoramiento.
Acercar a los estudiantes a los problemas globales y locales que tiene la sociedad actual.
Comprender el impacto de la ciencia y la tecnología en todos los aspectos de la sociedad para que logren sentir satisfacción y placer por los resultados que se obtienen.
Combinar actividades individuales y colectivas dentro y fuera de la clase, que favorezcan el intercambio, la colaboración y la argumentación de ideas. Aquí se connota la necesidad de buscar estrategias que permitan incentivar el logro de metas individuales y colectivas, valorar justamente el esfuerzo de cada cual, reconocer abiertamente las fortalezas y debilidades, destacar los logros, valorar lo que ha realizado cada estudiante en su estudio individual fuera de la clase, entre otros aspectos.
Por otra parte, cuando se alude a la gestión didáctica, también se connota la importancia del ambiente de aula, de la comunicación y la necesaria coherencia entre lo planificado y su ejecución. A continuación, se resumen algunos requerimientos que se consideran esenciales en el momento de la ejecución:
Prestar especial atención a la orientación y al manejo de las diversas situaciones en las que ocurre el aprendizaje.
Guiar a los alumnos en la utilización de las fuentes de información y en el desarrollo de experiencias colaborativas
Propiciar la búsqueda de alternativas para superar las dificultades que surgen durante el desarrollo de las tareas de aprendizaje con apertura y flexibilidad.
Orientar adecuadamente a los estudiantes acerca de los criterios de valoración de su aprendizaje que han de concretarse en un desempeño específico para que puedan reconocer los logros y las dificultades.
Controlar el progreso del estudiante y proporcionar la retroalimentación necesaria.
CONCLUSIONES
El escenario actual y la utilización de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) inciden en la forma de comunicación del conocimiento, en la comunicación entre profesores y estudiantes y en la concepción del marco espacio-temporal del proceso de enseñanza-aprendizaje, de ahí que la gestión didáctica en el escenario de la Educación Superior se caracterice como un proceso consciente de orientación y control, que resignifica el papel del docente y del estudiante como gestores del aprendizaje y que se desarrolla a través del amplio sistema de relaciones e interacciones que se establecen entre estos y otras fuentes (humanas, tecnológicas) ampliando el marco espacio-temporal en el que el estudiante realiza las actividades de aprendizaje