INTRODUCCIÓN
El enfrentamiento a las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) constituye hoy una emergencia, como problema de salud pública a nivel mundial cobra mayor significado si se trata de personas en la etapa juvenil.
Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 más de 40 millones de personas mueren anualmente por ECNT. Por ello, es necesario combatirlos factores de riesgo modificables, tales como los asociados a hábitos alimentarios inadecuados, tabaquismo, alcoholismo, inactividad física y sedentarismo. Además, se deben tratar adecuadamente los factores de riesgo metabólicos.2
Es conocida la vulnerabilidad, desde el punto de vista nutricional, de los estudiantes universitarios, en los que constituyen prácticas alimentarias relativamente frecuentes la omisión de eventos de alimentación,3,4) los que pueden ser factores determinantes en el condicionamiento de una dieta inadecuada.5
Estudios en poblaciones universitarias han encontrado prevalencias de sedentarismo e insuficientes niveles de actividad física. 6 Debido a la carga académica y estilo de vida, realizan varias horas de estudio frente a computadoras, lo que podría perjudicar su salud. (7
Ante la situación epidemiológica que presentan los países desarrollados y gran parte de los que están en vías de desarrollo, amenazados por una alta prevalencia de ECNT; la labor educativa, promocional y de prevención, desde edades tempranas, constituye la herramienta fundamental para enfrentar esta problemática.1,8) La universidad desempeña un papel importante como agente promotor de salud, a partir del aporte de conocimientos sobre metodologías eficaces para su promoción y la formación de profesionales competentes para brindar información, asesoramiento y educación a la población.5) La modificación de hábitos alimentarios no es susceptible de cambios por instrucciones contingentes. Para ello primero se debe determinar qué tipo de costumbres y tradiciones priman e intervenir con estrategias y herramientas pertinentes en cada sector o grupo específico de la población.
En Cuba se han realizado tres encuestas poblacionales en la población de más de 15 años de edad, representativas a nivel provincial y nacional, para determinar los factores de riesgo y actividades preventivas de las ECNT. Los resultados revelaron una tendencia al incremento de los factores de riesgo relacionados con las ECNT.8
Teniendo en cuenta que la vida universitaria constituye un periodo crítico para el desarrollo de hábitos en los estudiantes, que se verán reflejados posteriormente en su estado de salud, 9) se requieren estudios que permitan obtener información valiosa para intervenir preventivamente mediante estrategias educativas.
El objetivo de este trabajo es caracterizar estado nutricional, distribución de eventos alimentarios y actividad física en los estudiantes de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Camagüey. De forma tal, que posibilite el diseño de estrategias educativas y de promoción en alimentación saludable y actividad física para el enfrentamiento a enfermedades crónicas no transmisibles en Cuba.
MÉTODOS
Se tomaron datos procedentes de una encuesta semiestructurada, diseñada ad hoc en estudios realizados en el marco del proyecto de investigación Formación de los modos de actuación del Licenciado en Ciencias Alimentarias en áreas de servicios, gestionado por el Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, Cuba, en 2019. Se seleccionó como población objeto de estudio 479 estudiantes del curso Diurno de la Facultad de Ciencias Aplicadas.
Para la aplicación de la encuesta se estimó el tamaño de muestra, tomando la Energía (kcal) como variable descriptiva de la población estudiada, mediante un ajuste a una distribución normal, asumiendo un 10 % de error con media de 2645,77 kcal, 95 % de confianza y Sigma de 924,68; obteniéndose un tamaño de muestra de 50 observaciones. En este estudio se realizaron 67 observaciones.
Se registraron datos sociodemográficos de los universitarios: sexo, edad, año académico que cursaban. Se realizaron mediciones antropométricas de peso y talla según la metodología de trabajo desarrollada por el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA) en Cuba. (10Estas mediciones fueron realizadas por estudiantes de la carrera de Ciencias Alimentarias de la Universidad de Camagüey, entrenados por enfermeros de la institución, utilizando equipos de medición previamente calibrados.
Se evaluó el estado nutricional a partir del IMC, definido como la medida del peso del cuerpo del individuo, corregida por el cuadrado de la talla, expresado en kg/m2. Luego, se clasificaron los encuestados, según los puntos de corte: Bajo peso (IMC<18.5), Peso saludable (18.5≤IMC≤24.9), Sobrepeso (25≤IMC≤29.9) y Obeso (IMC≥30)11 y el Nivel de Actividad Física (NAF); mediante el Cuestionario Internacional de Actividad Física para Adultos (IPAQ‐A), versión corta, que consta de cinco preguntas sobre frecuencia, duración e intensidad de la actividad física realizada en los últimos 7 días, así como del caminar y el tiempo sentado en un día laborable.12
La actividad física semanal se midió a través del registro en equivalentes metabólicos (MET)-min-semana. Los valores son: para caminar 3,3 MET, para actividad física moderada 4 MET y para actividad física vigorosa 8 MET. Una vez calculado el índice de actividad física, como el producto de la intensidad (MET), por la frecuencia (semanal), por la duración de la actividad (min); los encuestados se clasifican en bajo, medio y alto nivel de actividad física.
El procesamiento estadístico se realizó mediante el software STATGRAPHICS Centurion XVI, versión 16.2.04. Se realizó un Análisis Multivariado para determinar la fuerza de asociación entre las variables estudiadas: Sexo, Año académico, IMC, Distribución de eventos alimentarios, Índice de actividad física y Tiempo sentado. Para el procedimiento estadístico se procesaron 67 casos completos. Se partió del análisis descriptivo mediante estimación de medidas de tendencia central, como la media, la desviación estándar, los valores máximos y mínimos y los intervalos de confianza para variables cuantitativas, así como la distribución de frecuencia para las variables continuas con distribución normal y distribución de frecuencia en las variables categóricas. Luego se realizaron Correlaciones de Spearman (rs).
Se determinó la diferencia estadística entre las medias de las principales variables estudiadas, mediante una prueba t-Student para muestras independientes en la variable tiempo sentado, que presentó una distribución normal, mientras que la prueba no-paramétrica U Mann Whitney se utilizó para variables que no presentaban una distribución normal (Índice de actividad física e IMC). Se definieron como estadísticamente significativos, valores de probabilidad p<0,05, para un 95 % de confianza.
RESULTADOS
Los principales resultados se presentan en la tabla 1, con encuestados en edades comprendidas entre 18 y 23 años; mujeres y hombres estuvieron representados equivalentemente y el 100 % de la muestra correspondió a estudiantes que vivían en la Residencia Universitaria. El 25,37 % corresponden al primer año académico, el 28,36 % al segundo, el 7,46 % al tercero y el 28,36 % y 10,45 % al cuarto y quinto, respectivamente.
Según el estado nutricional, el 76,12 % de los estudiantes exhibió peso saludable; las mujeres presentaron IMC medio (22,21 ± 2,87 DE) dentro del rango correspondiente a esta clasificación. Por su parte, los hombres tuvieron mayor representación en la clasificación de sobrepeso y obeso presentando valores de IMC significativamente mayores que las mujeres (W=420,5; p=0,0395). El IMC mostró correlación significativa con el tiempo que permanecían sentados (h/d) (rs=0,2843; p=0,0209). La relación de estudiantes bajo peso mostró resultados similares en mujeres y hombres.
El 19,40 % de los estudiantes realizó cinco eventos alimentarios, asimismo, el 18,18 % de las mujeres y el 20,59 % de los hombres. Se observó que el 50,75 % de los estudiantes realizaba los eventos principales de alimentación del día, (48,48 % mujeres y 52,94 % los hombres). El 47,77 % de la muestra estudiada no realizó el evento desayuno. Otros eventos alimentarios fueron omitidos con significativa representación: las meriendas matutinas el 38,81 % y vespertinas, el 46,27 %. El estudio demostró que la cantidad de eventos diarios de alimentación realizados por los estudiantes, presentó correlación significativa con el índice de actividad física (rs=0,2427, p=0,0486). (Tabla 1)
Mujeres | Hombres | Total | ||
---|---|---|---|---|
Población (%) | 49,25 | 50,75 | 100 | |
Edad (años) (media ± DE) | 20,06± 1,62 | 21,51 ± 1,46 | 20,79±1,70 | |
Peso (kg) (media ± DE) | 59,06± 9,43 | 74,76 ± 14,80 | 66,91±14,63 | |
Talla (m) (media ± DE) | 1,63 ± 0,08 | 1,77 ± 0,07 | 1,70 ± 0,10 | |
IMC(kg/m2)(media ± DE) | 22,21± 2,87 | 23,64 ± 3,99 | 22,94 ± 3,53 | |
Bajo peso | 3,03 | 2,94 | 2,99 | |
Clasificación según el estado nutricional (%) | Peso saludable | 81,81 | 70,58 | 76,12 |
Sobrepeso | 9,09 | 23,53 | 16,42 | |
Obeso | 6,06 | 2,94 | 4,48 | |
Desayuno | 48,48 | 55,88 | 52,23 | |
Merienda matutina | 72,73 | 50,00 | 61,19 | |
Eventos de alimentación (%) | Almuerzo | 87,88 | 100 | 94,03 |
Merienda vespertina | 60,61 | 47,06 | 53,73 | |
Comida | 100 | 94,12 | 97,01 | |
Índice de actividad física | MET‐min/semana (media± DE) | 810,33±261,67 | 1380,79±828,94 | 1099,10± 677,74 |
Bajo | 27,27 | 14,71 | 20,90 | |
Nivel de actividad física (%) | Medio | 72,73 | 47,06 | 59,70 |
Alto | 0,00 | 38,24 | 19,40 | |
Tiempo sentado (h) | 7,51 | 6,79 | 7,15 |
El 79,10% de los estudiantes presentó niveles de actividad física entre media y alta. El índice de actividad física mostró correlación significativa con la variable sexo (rs=0,3302, p=0,0073).En este sentido, la mediana del valor de índice de actividad física de los hombres fue significativamente mayor que la mediana del índice de actividad física de las mujeres (W=346,5, p=0,0035).
Aproximadamente el 25,37 % de los estudiantes (30,30 % mujeres y 20,59 % hombres) realizaban un máximo de 60 minutos semanales de actividad física intensa, durante las clases de Educación Física que recibieron en el primer y segundo año académico. Sin embargo, solo el 23,88 % de los estudiantes, realizaba en su tiempo libre, como mínimo, 150 minutos semanales de actividad física programada, mediante prácticas de levantamiento de pesas en el gimnasio de la Universidad, todos del sexo masculino, de ellos, 93,75 % con peso saludable. Aunque no se demostró correlación estadística entre año académico e índice de actividad física, se observó que el índice de actividad física de estudiantes de primer y segundo año, que recibieron clases de Educación Física, fue significativamente mayor a los de tercero, cuarto y quinto año académico (W = 415,0, p = 0,0362). Es de resaltar que el 10,44 % de los estudiantes (18,18 % mujeres y 2,94 % hombres) declararon no realizar actividad física moderada ni vigorosa.
En este estudio se encontró que, el índice de actividad física presentó fuerte correlación negativa con el tiempo que permanecieron sentados los estudiantes (rs= -0,8476, p<0,05), siendo este tiempo para las mujeres (h/d) superior al de los hombres, con diferencias significativas (t = 1,70881, p = 0,046129).
DISCUSIÓN
Atendiendo al IMC que presentaron los encuestados se puede afirmar que la población estudiada presentó un estado nutricional saludable. Los valores de prevalencia de bajo peso encontrados no sugieren problemas de salud, si se tiene en cuenta que aproximadamente entre el 3 y el 5 % de la población adulta sana en el mundo tiene IMC inferior a 18,5. 13
La prevalencia de peso saludable en la población se comportó similar a lo reportado por Wardle (2006),14) en universitarios de 22 países, donde la representación en este estado nutricional osciló entre el 75,8 % en mujeres y el 78,3 % en hombres. Al comparar por sexo, se encontraron más mujeres con peso saludable; en cambio, los hombres presentaron más sobrepeso; resultados similares a los obtenidos en universitarios colombianos. (9
Las mujeres presentaron cifras más altas de prevalencia de obesidad que los hombres. Este comportamiento es similar al constatado en la población cubana, no obstante, los porcentajes de prevalencia de obesidad obtenidos en este estudio estuvieron por debajo de la media nacional cubana (15,4 %) para ambos sexos. 8
Este estudio constató que la muestra de estudiantes se caracterizó por omitir eventos alimentarios necesarios para equilibrar los nutrientes ingeridos durante el día. Resultados similares se obtuvieron en una población de universitarios españoles, donde el 43 % realizaba las tres comidas diarias 15 mientras que resultados superiores se encontraron en otros trabajos donde el 75,3 % de los universitarios colombianos 4 y el 63,4 % de mexicanos 16 realizaron las tres comidas.
Para contrastar los resultados obtenidos en esta investigación se tuvo en cuenta que los estudiantes encuestados vivían en la Residencia Universitaria, evidenciándose que éstos omitieron desayunos, almuerzos y comidas con mayor frecuencia significativa que los que vivíancon su familia.17
El 80,6 % de los estudiantes encuestados no realizó las cinco comidas diarias recomendadas para la población cubana, (11 lo que puede provocar que se incremente la cantidad ingerida de alimentos de alta densidad calórica, en el siguiente tiempo de comida, asociándose con un incremento del IMC, hipertensión arterial y diabetes tipo 2.
Sin embargo, el hábito de realizar los cinco eventos alimentarios diarios, no necesariamente refleja una nutrición adecuada, por lo que se requiere de un estudio de evaluación nutricional de la alimentación de los universitarios. Este estudio encontró que la omisión de mayor cantidad de eventos de alimentación estaba asociada a bajos niveles de actividad física en la población estudiada, lo cual podría afectar el balance energético y contribuir al exceso de peso corporal.
El desayuno fue el evento alimentario más omitido por los estudiantes, resultados similares se obtuvieron en estudios foráneos.18,19) Contradictoriamente, investigaciones de Colombia,4 Canadá 20 y Argentina,5) encontraron que la mayoría de los estudiantes tenían hábitos de desayunar diariamente. Fomentar el hábito de desayunar en la población universitaria, teniendo en cuenta su impacto en la salud, favorece el rendimiento académico, 21) el control del peso corporal 22 y la calidad de la dieta. 23Asimismo, identificar las causas por la que los universitarios estudiados omitieron los eventos alimentarios recomendados, es importante para la adopción de medidas correctivas.
Con relación a la práctica de actividades físicas, el 20,90 % de los estudiantes no cumple los niveles recomendados que garantizan beneficios para la salud, según la OMS.24) El porcentaje de universitarios con actividad física baja fue inferior al reportado en la población cubana (39,6 %). 9
En este estudio se encontró menor porcentaje de universitarios con niveles de actividad física baja y mayor con actividad moderada, que los reportados en universidades foráneas. 6,25) Se considera que este resultado se debió al aporte de la actividad física realizada durante las clases de Educación Física que recibió el 53,73 % de los encuestados. Sin embargo, esta práctica no es suficiente para alcanzar nivel alto de actividad física, por lo que se recomienda desarrollar actividades deportivas periódicas, a niveles institucionales, que incentiven la participación de los estudiantes, fomentándose una cultura de esta práctica, a la vez que se incorpore al estilo de vida universitario. Estudios similares señalan que los hombres practican más actividad física que las mujeres en su tiempo libre.26,27
Al valorar el tiempo que permanecieron sentados los estudiantes se establece como alto; superior a otros estudios realizados en universidades de la región.6) En este, se encontró que el incremento del tiempo que permanecen sentados los universitarios encuestados determina, en gran medida, su estado nutricional, afectándose el incremento del IMC y la disminución del índice de actividad física. Teniendo en cuenta que el tiempo sedente es un factor de riesgo para el desarrollo de ECNT, independiente de la actividad física,6 se plantea la necesidad de incrementar, la práctica de actividad física y reducir el tiempo sedentario, por ejemplo, limitando el uso de equipos electrónicos con pantallas, a menos de diez horas por semana.28
CONCLUSIONES
Los estudiantes de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Camagüey presentaron un estado nutricional saludable, caracterizándose por omitir eventos alimentarios, principalmente el desayuno. Los niveles de actividad física programada en el tiempo libre son bajos, independientemente de que la mayoría presentaron niveles de actividad física entre media y alta.
La estrategia promocional y de prevención de enfermedades crónicas no transmisibles debe tener un tratamiento especial a las mujeres, ya que éstas exhiben conductas de mayor riesgo, teniendo en cuenta que presentaron mayores valores de prevalencia de obesidad, tiempo sedente y bajo nivel de actividad física, que los hombres. Los resultados conducen a la necesidad de intervenciones educativas en la población universitaria para fomentar hábitos alimentarios saludables, incrementar la práctica de actividad física y disminuir el tiempo sedente.