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Revista Habanera de Ciencias Médicas
versión On-line ISSN 1729-519X
Rev haban cienc méd v.9 n.1 Ciudad de La Habana ene.-mar. 2010
HISTÓRICOS
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Un 3 de octubre con todos y para el bien de todos
A third of October for the good and well bein of all
Dr. Luis Suárez Rosas
Profesor Titular. Escuela Nacional de Salud Pública. Ex Decano Facultad de Salud Pública del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Ex Decano Facultad de Estomatología del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana.
Compañeras y Compañeros:
El 3 de octubre de 1998, la Facultad de Estomatología Raúl González Sánchez de La Habana conmemoró el Día de la Odontología Latinoamericana con la participación de profesores, estudiantes y trabajadores de la Institución. Se retomaba así esta celebración de la familia de la Estomatología, después de casi 40 años sin efectuarse en nuestro país, sin que realmente se conocieran las razones para ello, pues obedeció al languidecimiento progresivo de esta fecha que, en definitiva, siempre tuvo como objetivo central, al igual que otras, la confraternidad de las familias, enaltecer la profesión y rendir tributo a sus personalidades históricas, sus troncos fundadores, por los pinos nuevos de cada generación.
¿Por qué el 3 de octubre?
En esa fecha del ya lejano año 1917, se celebró, en Santiago de Chile, el Congreso Dental Americano, evento donde se constituyó la Federación Odontológica Latinoamericana (FOLA), en cuyo segundo congreso, realizado en Buenos Aires, Argentina, en 1925, se propuso que en homenaje al surgimiento de FOLA cada 3 de octubre se celebrara el Día de la Odontología Latinoamericana.
En Cuba, el Dr. Antonio Recasens Garrido, ortodoncista, odontopediatra, salubrista y presidente de la Sociedad Odontológica de Cuba, cuyo nombre lleva la Biblioteca de la Facultad de Estomatología de La Habana, fue el principal impulsor de esa idea y así el 3 de octubre de 1929, se llevaron a cabo diferentes actividades en varias ciudades cubanas. De modo que, en este año, conmemora-mos el 80 Aniversario de la primera celebración de la fecha en Cuba.
¿Por qué rendir tributo cada 3 de octubre a la Estomatología cubana?
Sencillamente, porque la Estomatología en Cuba tiene una historia muy rica que deben conocer a profundidad las actuales y futuras generaciones de profesionales y trabajadores vinculados a esta especialidad.
Para saber hacia dónde vamos tenemos que conocer de dónde venimos.
En este necesario recuento, existen numerosos y destacados hechos históricos, pero hay una fecha y un nombre que quienes abrazamos esta humana y solidaria carrera no podemos olvidar. Me refiero al año 1878 y al Dr. Juan García Villarraza, médico y odontólogo, quien inauguraría la primera Academia Dental en La Habana, amparado por la auto rización de la Metrópolis para abrir este tipo de instituciones que enseñaran el arte dentario de la época y prepararan a los cursantes para examinarse ante Tribunales Universitarios donde demostraran sus capacidades y aptitudes para el ejercicio de la profesión. El surgimiento y el desarrollo de estas Academias, entre las que se destacan además las de los Doctores Florencio Cancio e Ignacio Rojas Quintana, conjuntamente con la aparición de diferentes Revistas Científicas y Sociedades del área de la profesión, fortalecieron considerablemente su prestigio.
¿Cómo ignorar en un 3 de octubre a los profesores Pedro Calvo Castellanos, Cirilo Yarini y Ponce de León y Marcelino Weiss Gramatges, a quienes correspondió el honor y la gloria de ser los fundadores el 19 de noviembre del 1900 de la Escuela de Cirugía Dental anexa a la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana?
Con tres unidades dentales, seis alumnos y el decidido apoyo del Secretario de Instrucción y Bellas Artes de la época, el insigne pedagogo cubano y patriota Dr. Enrique José Varona, además de la colaboración de destacados odontólogos entre los que sobresalió el poco recordado Dr. Federico Poey Aguirre, comenzó una larga historia que ya casi alcanza los 110 años, al fundarse, en un viejo caserón ubicado en la convergencia de las calles Zanja y Belascoaín, la primera escuela universitaria para la enseñanza de la Odontología en Cuba.
En ese lugar, existe una tarja de bronce, colocada en ocasión del Centenario de esa primera institución universitaria en el 2000, a la cual, cada 19 de noviembre acudimos a dejar una rosa blanca para rendir tributo de homenaje y recordación a los numerosos protagonistas de esta rica historia que, como sentenciara José Martí " han abiertos surcos, y regado sangre, y echado semilla ".
Con letras doradas se inserta también en esta historia, la vida y obra del Dr. Oscar Amoedo Valdés, una de las grandes figuras universales de las Ciencias Médicas, con quien el mundo está en deuda constante por su labor científica relacionada fundamentalmente con la Odontología Legal de la que es su precursor. El Dr. Amoedo llegó a ser, en 1907, Presidente de la Sociedad Odontológica Francesa y ocupó una cátedra titular de la Escuela Dental de París. Fue uno de los activistas más sobresalientes en el apoyo a la Guerra de Independencia de nuestro pueblo entre los emigrados cubanos de París en el siglo XIX. Su cubanía siempre lo acompañó. Es otro héroe con quien la Odontología cubana está en deuda permanente.
¿Cómo no hablar en un 3 de octubre del Dr. Andrés Weber de la Torre, quien fuera miembro de la célebre Academia de Ciencias de Cuba, en el ya lejano año 1923?
¿Cómo dejar en el olvido la vida y la obra del Dr. Ismael Clark y Mascaró, quien fuera el primer Profesor de Mérito de la Escuela de Odontología de la Universidad de La Habana y diseñador del emblema de la Estomatología cubana al conjugar los colores de nuestra enseña nacional y señalar los valores éticos, morales y humanos que tienen que acompañar el ejercicio de la profesión?
¿Cómo no resaltar los valores patrióticos que siempre a lo largo del tiempo han caracterizado a la inmensa mayoría de los odontólogos cubanos?
Se impone que las nuevas generaciones conozcan que en las guerras independentistas cubanas del Siglo XIX existieron cuatro odontólogos, quienes alcanzaron los grados de General, sobresaliendo entre éstos el Mayor General Emilio Núñez Rodríguez, General de las tres guerras (1868, 1878 y 1895), Jefe del Departamento de Expediciones del Partido Revolucionario Cubano de José Martí y quien fuera el hombre que más expediciones organizó y trajo a Cuba, y cuya destacada trayectoria patriótica le hizo acreedor del honor de arriar la bandera de los Estados Unidos de América e izar nuestra gloriosa enseña nacional en el Castillo del Morro cuando cesa la ocupación militar norteamericana el 20 de Mayo de 1902, en el mismo instante en que el Generalísimo Máximo Gómez lo hacía en el Palacio de los Capitanes Generales.
Es necesario también que las actuales y futuras generaciones conozcan que la Odontología cubana estuvo en la lucha frontal contra la dictadura batistiana a partir del mismo 10 de marzo de 1952, sobresaliendo entre otros profesionales de la época, el Dr. Eberto Cué, en su condición de Secretario General de la Federación Estudiantil Universitaria en esos duros tiempos; el Dr. Pedro Celestino Aguilera González, asaltante al Cuartel de Bayamo el 26 de Julio de 1953; el estudiante del Cuarto año de la carrera de Odontología Raúl González Sánchez, asesinado el 2 de septiembre de 1958, en los momentos en que se incorporaba a las tropas del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, que luchaban en las montañas de El Escambray y cuyo nombre lleva la Facultad de Estomatología de La Habana; así como numerosos combatientes de la clandestinidad y la lucha insurreccional que como los doctores Mario Pozo Ochoa, Eulalio Gordillo Fornet y Silvio Fleites Díaz, no vacilaron en dar sus vidas por sus ideales de justicia social y libertad en la lucha contra el tirano.
Sirva la conmemoración del 3 de octubre, para recordar y nunca dejar en el olvido a todos aquellos que han dado lo mejor de sí por la Estomatología en Cuba y el florecimiento y el prestigio de la nación cubana.
Evocamos esta fecha, en un mundo convulso donde los principios éticos y morales se soslayan con alarmante frecuencia. El tema de la ética está planteado hoy en el mundo como una necesidad impostergable.
A mi mente, acuden en este momento la obra y la vida de tres visionarios que ubicaron la ética en los fundamentos de sus numerosos escritos y su ejecutoria.
Me estoy refiriendo a nuestro José Martí, "el misterio que nos acompaña", como lo definiera el escritor cubano José Lezama Lima; Rafael García Bárcena, profesor universitario y organizador del primer y malogrado movimiento para enfrentar por la vía revolucionaria la dictadura de Fulgencio Batista, en abril de 1953, y Eduardo Chibás Rivas, fundador del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), luchador revolucionario y fogoso polemista, quien encabezaba el movimiento de recuperación cívica y moral de gran arraigo entre las masas de la época con el lema "vergüenza contra dinero".Tanto Martí, como García Bárcena y Chibás dejaron plasmados en sus escritos, de una forma u otra, el destino de Cuba como una gran nación, así como la voluntad de los cubanos de regir nuestros destinos por nosotros mismos.
Para solucionar los problemas acuciantes que afectan a la Humanidad en los momentos actuales donde más de un millón de los más de seis mil millones de seres humanos que pueblan nuestro contaminado planeta padecen hambre extrema, por solo citar uno de los numerosos problemas, es necesario que todos los miembros de la familia, como célula básica de la sociedad, se movilicen.
Sin la unión de la familia no hay solución a los problemas de la Humanidad. Esta es una encrucijada ética.
La celebración del 3 de octubre, Día de la Odontología Latinoamericana, une a la familia odontológica cubana, dentro del país y allende sus fronteras, dondequiera que se encuentre un miembro de la misma. Con celebraciones como éstas, la Sociedad Cubana de Estomatología y todos nosotros, sus miembros, contribuimos a que nadie quede ni en el olvido ni excluido en forma arbitraria y a que se cumpla el sueño de mármol de Martí cuando expresara el 26 de noviembre de 1891, en Tampa:
¡Basta de meras palabras! De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno ni el malo. Alcémonos para darles tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: ¡Con todos y para el bien de todos!
Muchas gracias