Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNICEF y otras organizaciones en diferentes países promueven que la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida aporta muchos beneficios tanto al niño como a la madre. Entre ellos, destaca que el inicio temprano de la lactancia materna (LM) en la primera hora de vida protege al recién nacido de las infecciones y reduce la mortalidad neonatal. Asimismo, resalta que los niños y adolescentes que fueron amamantados tienen menos probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad, obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia, tienen mayor asistencia a la escuela y un mejor desarrollo infantil.1)
Román Collazo en un trabajo publicado en 2018 refiere que la leche materna aporta un balance ideal proteico energético, que favorece una programación metabólica adecuada y la protección contra enfermedades metabólicas, disminuye el riesgo de padecer diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico.2,3
La OMS recomienda que la lactancia se inicie dentro de la primera hora después del parto, que se mantenga de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida, y se continúe de forma complementada, al menos, hasta los 2 años.1
En documento sobre datos y cifras publicado por la OMS en agosto de 2020, se plantea que solo 40 % de los lactantes de 0 a 6 meses se alimentan exclusivamente con leche materna y que, si todos los niños de 0 a 23 meses estuvieran amamantados de forma óptima, cada año se les podría salvar la vida a más de 820 000 niños de menos de 5 años.1
El porciento de lactancia materna exclusiva (LME) que se reporta a nivel mundial es de 41 %, aunque los estados miembros de la OMS se han comprometido a aumentar, al menos, hasta 50 % de aquí a 2025.1
Basain Valdés en una revisión de las estadísticas a nivel mundial encontró que en casi todos los países del África subsahariana las cifras de LME a los 6 meses de vida son muy bajas (inferiores a 20 %), y en algunos de ellos como Senegal, República Centroafricana, Níger y Nigeria son inferiores a 5 %. Francia apenas alcanza el 50 %. Se exceptúan Suecia y Noruega, con cifras muy altas (más de 60 % al cuarto mes) durante varias décadas, y se destaca el esfuerzo realizado en otros países, como Armenia y Polonia, en los que se han conseguido incrementos de 1 a 20 % al cuarto mes en pocos años.4,5
La Asociación Española de Pediatría (AEP) reportó, además, que Australia y Nueva Zelanda mantienen cifras de LME superiores a 80, 50 y 20 % a los 0, 3 y 6 meses, respectivamente.5
El Comité de Lactancia Materna de la AEP informa, en 2016,6 en reporte sobre lactancia materna exclusiva de 0-5 meses, que la situación mundial refleja que, aunque el inicio de la LME es mayoritario en casi todos los países, se produce a lo largo de los primeros meses de vida un descenso progresivo. Los datos publicados en 2016 por UNICEF indican que, globalmente, solo 43 % (2 de cada 5) de los niños continúan recibiendo LME a los 6 meses de vida. Las mayores tasas las presentan los países del sur de Asia con un porcentaje de LME de 60 %, seguidos por el este y sur de África con 57 %. Muy preocupante resulta el hecho de que en muchas regiones este porcentaje es solo de 30 %. En los Estados Unidos, en 2013, el porcentaje de inicio de LM era de 76 % y a los 6 meses la LME se reducía hasta 16 %. En Europa, según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) de 2005, los mejores resultados de inicio de LM los presentaban los países nórdicos con cifras próximas a 100 %, pero los porcentajes de LME a los 6 meses disminuían por debajo de 20 %, muy lejos del objetivo de la OMS (50 % de LME a los 6 meses). Los países con peores tasas de inicio de LM eran Francia e Irlanda con niveles de 63 y 44 %. Reino Unido, por su parte, tenía 77 % de inicio de lactancia pasando a <1 % de LME a los 6 meses.6
En aquellos países en los que se dispone de datos evolutivos, se observa que las tasas de LME a los 6 meses, entre 1995 y 2015, se incrementaron a nivel global, pasando de 24,9 a 43 %. El aumento fue más importante en el África Subsahariana, donde se pasó de 28 a 42 %, y en el sur de Asia donde se aumentó de 36 a 64 %.6
Cevallos Paredes reporta en Ecuador que las cifras muestran una prevalencia de LME de 43,8 %, superior en áreas rurales (53,9 %) en relación con el área urbana donde los porcentajes de uso son de 39,6 %.7
La Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres (ENIM 2015) es la implementación en México de la encuesta MICS (Multiple Indicators Cluster Survey) de UNICEF e informó que, en 2015, la prevalencia de LME era solo de 31 % en los niños menores de 6 meses, el inicio temprano, en la primera hora después del nacimiento es de 57 % en los hospitales públicos y de 38 % en los privados, además reporta que cuando el parto ocurre por vía normal las tasas de LME son de 63 % y de 38 % cuando el nacimiento se produce por cesárea. Existen diferencias entre regiones, encontrándose cifras de 73 % hacia el centro del país y de 35 % hacia el sur.8
En Cuba, se han desarrollado diferentes acciones para promover y proteger la LME; sin embargo, su práctica es cada vez más baja. Según datos de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados 2019, aproximadamente 40,9 % de los menores de seis meses son amamantados en forma exclusiva, un nivel considerablemente menor que el recomendado. La iniciación temprana de la LM dentro de la primera hora del nacimiento 64,1 % y la LM continuada hasta el primer año 35,3 %.9
El incremento de la LM es uno de los retos que enfrenta el Sistema Nacional de Salud para lograr el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS, pero a pesar de los esfuerzos que se han realizado en el país aún no se alcanzan los resultados deseados.4,10
En las metas mundiales de nutrición trazadas por la OMS en abril de 2019 se propone aumentar las tasas de LME en los primeros seis meses de vida hasta 50 % como mínimo, para 2025.1
En un estudio realizado en el Policlínico “Aleida Fernández Chardiet” en 2016 se encontró que 49,5 % de las madres amamantan a sus hijos de manera exclusiva hasta los 6 meses,11 cifras muy por debajo de las metas y objetivos que emanan de los acuerdos internacionales para 2008,12,13 pero cercanas a las metas actuales (50 %) propuestas por la OMS.1,12
En 2019, en el Policlínico “Aleida Fernández Chardiet” se encontraron cifras elevadas de abandono de la LME (57,4 %) lo que unido a los elevados índices de abandono en nuestro país motivaron a los autores a realizar esta investigación con el objetivo de identificar la relación entre el abandono de la lactancia materna exclusiva y las afectaciones en la salud de los lactantes.
Material y Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, retrospectivo de corte transversal. El universo de estudio lo constituyeron 183 lactantes nacidos en 2019 (menores de 1 año) y la muestra quedó formada por 105 lactantes cuyas madres dejaron de utilizar la LME antes del sexto mes y que cumplieron los siguientes criterios:
Criterios de inclusión
Residir y tener dirección oficial del área.
Consentimiento informado de los padres para participar en la investigación.
Criterios de exclusión
Incapacidad de la madre para participar en el estudio.
Criterios de salida
Lactantes que abandonaron el área de salud una vez iniciado el estudio.
Los datos primarios fueron extraídos del registro de nacimientos del centro.
Las variables estudiadas fueron:
Edad materna al momento del estudio (menores de 20 años, entre 20 y 34 años y 35 y más años).
Tiempo de duración de la LME, según entrevista a la madre o constancia en la Historia Clínica (menos de 3 meses y entre 3 y 5 meses),
Enfermedades más frecuentes diagnosticadas en el niño antes del sexto mes, según entrevista a la madre o constancia en la historia clínica (se analizó cada enfermedad como variable cualitativa dicotómica, preguntas cerradas) como las infecciones respiratorias agudas (sí o no), enfermedades diarreicas agudas (sí o no), afecciones de la piel (sí o no) y anemia ferropénica (sí o no).
Necesidad de ingreso hospitalario antes del sexto mes (sí o no).
La variable ingreso hospitalario se operacionalizó como variable categórica dicotómica y se comprobó su relación con el abandono precoz de la LME.
La variable edad materna fue modificada de cuantitativa continua a categórica ordinal con el fin de aplicar el estadígrafo X² y verificar la existencia de relación entre esta y el abandono precoz de la LME.
Para el procesamiento de los datos, se confeccionó una base de datos en Excel 2010 que posteriormente se exportó a una base de datos en el programa SPSS versión 22 para garantizar mayor confiabilidad y transparencia en el procesamiento de los datos. Se utilizaron medidas de resumen como frecuencias absolutas y relativas para variables cualitativas y medidas de tendencia central y de dispersión para las variables cuantitativas. Se calculó la prueba no paramétrica de independencia Chi cuadrado con un nivel de significación del 5 % (p<0,05) para comprobar si existía relación estadísticamente significativa entre el abandono de la LME y las afecciones encontradas en los lactantes estudiados.
A las madres se les explicaron las características de la investigación, su importancia y la finalidad ética y científica de los resultados, según Declaración de Helsinki y se concretó así la firma del modelo de consentimiento informado para participar en el estudio.
Resultados
La Tabla 1 muestra el predominio de las madres entre 20 y 34 años en el 71,4 %. El 28,6 % de estas se encontraban en las edades extremas para concebir. La media de la edad fue de 26,03 ± 6,07 con una mínima de 16 y una máxima de 38 años. Predominó el abandono de la LME antes de los 3 meses en 71,4 % y en el 28,6 % restante se produjo entre los 3 y 5 meses de edad. Se encontró relación estadísticamente significativa entre la edad y el tiempo de duración de LME con un nivel de significación de 5 % (p<0,05) y 2 gl.
La Tabla 2 muestra la relación encontrada entre las enfermedades que afectaron a los lactantes y el tiempo de LME, donde se encontró un predominio de las infecciones respiratorias en 40 % de los estudiados, las enfermedades diarreicas en 23,8 % y las afecciones de la piel y la anemia por déficit de hierro en 15,2 y 18 %, respectivamente. Al realizar el análisis de las afectaciones por grupos, se observa que en ambos grupos las IRA predominaron en 40 % y en los lactantes donde el abandono de la LME se produjo entre 3-5 meses se presentaron mayores frecuencias de EDA y anemia ferropénica en 26,7 % y las enfermedades de la piel en 20 %. No se encontró relación estadísticamente significativa entre el abandono de la LME y la ocurrencia de enfermedades en los lactantes con un grado de confiabilidad de 95 % (p<0,05) y 1 gl.
La Tabla 3 muestra la relación entre la necesidad de ingresos hospitalarios y el tiempo de duración de la lactancia materna exclusiva y se encontró que 55,2 % de los lactantes requirieron ingresos y dentro de estos predominaron los lactantes con abandono de la LME antes del tercer mes (53,3 %). La relación entre ambas variables resultó estadísticamente significativa con un nivel de significación de 95 % (p< 0,05) y 1 gl.
Discusión
El predominio de las edades entre 20 y 34 años, la elevada frecuencia de edades maternas extremas, las afectaciones en la salud de los lactantes y la necesidad de ingresos hospitalarios se relacionan con el abandono precoz de la LME.
Resulta alarmante durante el proceso de revisión de la literatura científica las elevadas cifras de abandono temprano de la LME que se registran, así como el decrecimiento de la LM de forma proporcional a la edad del lactante y lo demuestran en sus respectivos estudios Ramiro González14) y Reyes Montero15. En coincidencia con este hecho, Gorrita Pérez16 encuentra en un estudio realizado sobre LME y estructura familiar que el tiempo de LME descendía rápidamente desde 98,3 % el primer mes hasta solo 16,6 % al sexto mes. En este trabajo, se encontró que, de los 105 lactantes estudiados, en la mayoría (71,5 %) el abandono de la LME se produjo antes del tercer mes, lo cual es coincidente con los resultados del trabajo de Acosta Silva17 en Ecuador donde describe una elevada frecuencia (52,05 %) de madres que destetaron a sus hijos en el primer trimestre de vida.
En un estudio realizado en el Policlínico “Aleida Fernández Chardiet”, La Lisa11 se encuentra que solo 14,3 % de las madres dejaron de lactar de forma exclusiva antes del cuarto mes, lo cual contrasta con los resultados actuales donde este evento negativo ocurrió en 71,5 % de los lactantes. Consideran los autores que resulta imperativo desplegar estrategias de intervención en el área de salud para revertir esta situación. Reyes Montero15 encuentra edades del destete con mayor frecuencia entre el cuarto y sexto mes.
Las edades maternas predominantes en esta investigación corresponden con las edades en las que pare el mayor número de mujeres (entre 20 y 34 años), lo cual coincide con la mayoría de trabajos publicados sobre el tema.4,15,18,19) Sin embargo, resulta oportuno señalar que 28,6 % de las madres se encontraban por debajo de los 20 años (20) o por encima de los 34 años (10), lo cual se corresponde con la literatura consultada donde a pesar de predominar las edades óptimas para la gestación las cifras de adolescentes y madres con edad avanzada integran un grupo de riesgo incrementado para desarrollar complicaciones durante el embarazo, parto y puerperio que a corto plazo pondrían en peligro la salud de la madre y el niño, y darían al traste con una lactancia materna exitosa.4,15,16,17,18,19
Las afectaciones en la salud de los lactantes, en los que se deja de utilizar la LME antes de los seis meses, han sido referenciadas por muchos autores y las consecuencias adversas más citadas son las infecciones respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas agudas, las afecciones de la piel y la anemia por déficit de hierro con la explicación centrada en la importancia de la LME para los niños desde las perspectivas nutricionales, inmunológicas, psicológicas y económicas.10,20,21,22,23
En este trabajo, la relación encontrada entre las afecciones de los lactantes y el abandono precoz de la LME no resultó estadísticamente significativa, pero es incuestionable que las frecuencias de aquellas fueron elevadas si se tiene en cuenta el grupo tan sensible que se ve afectado.10,11
Los resultados de este estudio coinciden con varias publicaciones donde se encuentra como factor de riesgo para las EDA e IRA la sustitución de la LM por lactancia artificial en edades tan tempranas como el primer semestre de vida; así Gorrita Pérez10 al realizar un análisis de los eventos clínicos más frecuentes en los lactantes de su estudio encuentra que las EDA e IRA fueron los más frecuentes aunque esta relación no resultó significativa, lo cual coincide con esta investigación donde la relación encontrada entre las IRA y el abandono de la LME no fue estadísticamente significativa.
Estrada Tamayo22) publica en 2018 un trabajo sobre diarrea y LM en menores de seis meses y encuentra un predominio de los lactantes menores de tres meses con LME (34,6 %), lo cual no corresponde con los resultados de este trabajo. Acevedo Estévez23 al publicar sus resultados en un estudio analítico sobre factores de riesgo de desnutrición en niños menores de cinco años, describe en ambos grupos que las cifras de LME estuvieron por debajo de la lactancia artificial. Fuentes Díaz21 en su estudio sobre factores de riesgo en las enfermedades diarreicas agudas demuestra, para su entorno, que al determinar la asociación entre las EDA y la duración de la LME se calcula un Odds Ratio en 10.22131, lo que significa que el hecho de haber lactado menos de cuatro meses aumentó 10 veces la probabilidad de presentar EDA.
Santamarina Fernández,24 en una caracterización realizada a lactantes menores de seis meses con anemia ferropénica encuentra que el total de los afectados mantenía la LME; este resultado no coincide con este trabajo aunque pudiera estar relacionado con la perspectiva del análisis, pues el factor de riesgo que encontró con predominio fue la anemia durante el embarazo (61,90 %); asimismo, Laborí Quesada25) en 2017, en una caracterización de pacientes en edad pediátrica con anemia ferropénica, informa que el aumento de la práctica de la LM disminuyó la frecuencia de anemia ferropénica en lactantes y aunque es poco probable que la leche aporte las necesidades de hierro (1mg/d), también es poco frecuente la anemia ferropénica en los niños exclusivamente amamantados.
Resultó elevado el porciento de ingresos en el grupo de lactantes estudiados (55,2 %) y este resultado coincide con los de Reyes Montero15) en un estudio de 520 infantes ingresados en el Hospital Pediátrico de San Miguel del Padrón donde encuentran un predominio de los lactantes entre 4 y 5 meses, pero el número de menores de tres meses también resultó elevado (1/3 del total), según se informa.
El presente trabajo tiene como limitación que no se abordaron todas las afecciones posibles relacionadas con el abandono precoz de la LME y que se recogen en la literatura consultada sino las más frecuentes que se presentan en el área de salud en cuestión, pero sí se tendrán en cuenta en próximos estudios.
Conclusiones
Se concluye que el abandono de la LME ocurre predominantemente en los tres primeros meses de vida y que las edades maternas no guardan relación estadísticamente significativa con aquella. Las IRA y la anemia ferropénica son consecuencias significativas del abandono precoz de la LME, así como la necesidad de ingresos hospitalarios.