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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.22 no.78 Guantánamo ene.-mar. 2022  Epub 11-Ene-2022

 

Ensayo

Jesús Menéndez Larrondo: líder obrero indiscutible

0000-0001-6592-6785Josefa Azel Jiménez1  *  , 0000-0002-3141-9379Zoraida Maura Romero1 

1 Universidad Central Marta Abreu, Las Villas, Cuba.

RESUMEN

El ensayo está basado en un resultado científico de corte histórico. Tiene como propósito fundamental exponer la vida y actitud de entrega de Jesús Menéndez Larrondo a la causa del proletariado y a su incondicional acción vital de militante comunista. Se recurrió a los métodos teóricos: análisis y síntesis, abstracción y generalización de lo histórico, inductivo-deductivo, histórico-lógico e histórico-cronológico. En los empíricos: revisión de documentos y testimonios. Puede utilizarse como material de profundización en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba en las universidades, en la superación de profesores, maestros, dirigentes sindicales, partidistas y administrativos.

Palabras-clave: Obrero; Líder, Sindicalista; Comunista

Introducción

El presente ensayo es parte de un resultado científico de corte histórico que aborda la vida y obra de Jesús Menéndez Larrondo, el General de las Cañas, una de las figuras más relevantes de la Historia de Cuba por su participación destacada en las actividades de los obreros cubanos en aras de obtener mejoras económicas, sociales y políticas. Estas razones llevaron a las autoras a investigar la vida y la actitud de entrega de Menéndez a la causa del proletariado y a su incondicional acción vital de militante comunista. De ahí, la importancia histórica del tema objeto de estudio.

Los resultados investigativos se exponen sintéticamente en el presente ensayo puestos al servicio de los interesados en la profundización de la Historia de Cuba, especialmente en lo referente a las luchas del proletariado cubano durante el siglo XX, tanto en el ámbito académico de las universidades en el proceso de enseñanza-aprendizaje como en el de superación de profesores y maestros, así como en la preparación y superación de los dirigentes sindicales, partidistas y administrativos. Por esos motivos, se declaran los siguientes objetivos:

  • Profundizar en el estudio de las acciones de Jesús Menéndez Larrondo como uno de los líderes del proletariado cubano.

  • Demostrar la ejemplar actitud de Jesús Menéndez Larrondo para contribuir a la unidad de los trabajadores.

  • Argumentar las causas por las que se considera como un hombre del Partido Comunista.

Se utilizó un sistema de métodos, procedimientos y formas del trabajo de la investigación histórica, basados en la interpretación metodológica que proporciona el Materialismo Histórico y en la combinación dialéctica de los métodos teóricos, tales como: análisis y síntesis, abstracción y generalización de lo histórico, inductivo-deductivo, histórico-lógico e histórico-cronológico, fundamentales en toda investigación de este tipo. Asimismo, se recurrió a los métodos empíricos basados en las fuentes de obtención del conocimiento histórico, como la revisión de documentos para la búsqueda de las fuentes escritas (documentos, materiales de prensa y bibliográficos) y testimonios como fuentes orales.

Hipótesis: El accionar sindicalista y comunista de Jesús Menéndez ofrece posibilidades para valorarlo como un indiscutible líder obrero de las luchas proletarias del siglo XX en Cuba.

Desarrollo

Jesús Menéndez Larrondo nació en la finca La Palma en un humilde bohío a dos kilómetros de Encrucijada, en la actual provincia de Villa Clara, el 11 de diciembre de 1911. Fue el penúltimo de los doce hijos del matrimonio formado por los campesinos negros Carlos Menéndez y Adela Larrondo. Procedía de una familia de estirpe mambisa, su abuelo luchó en la Guerra Grande y en la de Independencia participó junto a su hijo Carlos.

Desde pequeño conoció las penurias de los campesinos cubanos durante la República Neocolonial y fue objeto de la discriminación por su condición de negro y pobre. Asistió a la escuela primaria rural de forma intermitente en la zona donde vivía, ya que laboraba en la finca familiar y vendía los productos cosechados en Encrucijada. Al quedar huérfano de madre, a los once años de edad, pasó a residir con una tía en el pueblo, donde continuó sus estudios elementales alternándolos con trabajos de vendedor ambulante de pescado y otros productos para ayudar al sustento familiar.

Durante esa etapa de su vida asistió a la escuela pública urbana, pero solo pudo estudiar hasta cuarto grado. En 1924, con apenas 13 años abandonó definitivamente sus estudios y fue a trabajar como machetero en las colonias cañeras del Central Nazábal. En 1927, con dieciséis años fue retranquero en los ferrocarriles de Nazábal y al año siguiente laboró como purgador de azúcar en el referido central, en calidad de suplente. En ese entorno se forjó como dirigente obrero, fundó el sindicato de esa fábrica azucarera en 1930; como resultado de sus responsabilidades organizó acciones combativas y llevó a los obreros a la huelga. Por ese motivo fue despedido, denunciado y sufrió prisión por primera vez en su vida.

La precaria situación económica familiar, lo obligó a buscar trabajo en lugares lejanos a Encrucijada durante el llamado tiempo muerto. Laboró en el sector tabacalero, en escogidas de tabaco en Vueltas, Cabaiguán, Taguasco y Zaza del Medio, donde también desarrolló actividades de enfrentamiento a la explotación patronal. Durante esos años unió su lucha por reivindicaciones económicas con las acciones contra la tiranía de Machado (1925 - 1933). Su prestigio como líder obrero fue creciendo entre los azucareros y los tabacaleros.

En medio del terror desatado por Machado y durante la crisis económica mundial de 1929- 1933, Jesús Menéndez Larrondo organizó e impulsó la lucha de los trabajadores de manera magistral; su accionar como líder de las masas obreras en las zonas y sectores donde trabajaba le permitieron convertirse de líder local y regional en líder provincial de la antigua provincia Santa Clara. En 1932, en pleno machadato fue uno de los organizadores de las Marchas de Hambre desarrolladas en las Navidades de ese año, resultaron exitosas en Encrucijada y Santa Clara. Desde el año anterior (1931) ingresó en las filas del Partido Comunista.

Para quienes lo conocieron, Jesús Menéndez Larrondo fue un hombre del Partido Comunista que aprendió del ejemplo de los marxistas-leninistas de su tiempo. En su decisión de convertirse en militante comunista influyeron otros jóvenes dispuestos a luchar por la revolución social, entre ellos: Celestino Hernández Robau y Nicolás Monzón, el primero pobre y mestizo, estudiante de Medicina en la Universidad de La Habana que había estado vinculado a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y a las luchas desplegadas en la universidad por Julio Antonio Mella; Monzón ha sido identificado como el primer comunista de Cuba.

Entre las acciones de lucha libradas por Menéndez a partir de 1932, sobresale su participación como delegado de Encrucijada a la Primera Conferencia Nacional de Obreros de la Industria Azucarera. O’Farril et al. (2010) explicaron que se efectuó clandestinamente en la ciudad de Santa Clara los días 26 y 27 de diciembre de 1932, donde se constituyó el Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azucarera (SNOIA). Posteriormente, Menéndez inscribió el sindicato del Central Constancia en dicha organización sindical.

Las luchas obreras se incrementaron a finales de la tiranía de Machado y durante la etapa subsiguiente a su caída (12 de agosto). En plena dictadura, en febrero de 1933, se inició un movimiento huelguístico en el Central Nazábal que concluyó con la toma de la fábrica por los trabajadores, acción posibilitada por la fuerza de las organizaciones obreras y comunistas de Encrucijada donde Jesús Menéndez Larrondo era una figura destacada. La actividad desarrollada en Nazábal fue “el primer intento de constitución de un soviet en Cuba y aunque no tuvo el éxito esperado fue fundamental para la constitución de este tipo de gobierno local en el período posterior a la caída de Machado” (O’Farril et al, 2010, p. 178).

En medio de una profunda crisis nacional, la figura de Jesús Menéndez tomó dimensiones nacionales. En 1934 fue delegado al IV Congreso de Trabajadores, conocido como de Unidad Sindical y a partir de ese momento, las tareas partidistas clandestinas se entrelazaron con las acciones obreras. Descolló en el conflicto de los cigarreros con los obreros de la fábrica ranchuelera de Trinidad y Hermanos. El incuestionable líder sufrió persecuciones y prisiones.

En 1938 fue elegido secretario general de la Federación de Trabajadores de la provincia de Santa Clara. Para esa fecha, se había iniciado en Cuba una apertura democrática, los comunistas pudieron participar en la vida pública del país. Jesús Menéndez tuvo la posibilidad de ayudar a su partido, ya legalizado con el nombre de Unión Revolucionaria Comunista. Su accionar como dirigente obrero contribuyó a que fuera conocido a nivel nacional.

El 21 de agosto de 1939, se desarrolló el Congreso Nacional de Trabajadores Azucareros en Camagüey. A la reunión asistieron 113 delegados, representantes de los 78 sindicatos industriales y agrícolas del sector; de la antigua provincia de Santa Clara estuvieron presentes 21 delegados, entre ellos Jesús Menéndez. Uno de los resultados más importante de la reunión fue la constitución de la Federación Nacional Azucarera, (FNA) casi de inmediato cambió su nombre por el de Federación Nacional Obrera Azucarera (FNOA), heredera directa del SNOIA fundado en 1932. La FNOA tuvo como vicesecretario al General de las Cañas.

Durante la campaña electoral para delegados a la Asamblea Constituyente Jesús Menéndez desarrolló una intensa actividad encaminada a explicar el programa político de su partido y a realizar una promoción de afiliados en esa organización con el objetivo de aspirar a formar parte de los delegados a dicha asamblea que se realizaría a finales de 1939. En las elecciones para determinar la representación de la provincia de Santa Clara en la Convención Constituyente, Menéndez quedó como suplente de su Partido, ya que Juan Marinello Vidaurreta fue elegido como delegado.

También en esos años tuvo una activa participación junto a Lázaro Peña en los trabajos fundacionales de la Confederación de Trabajadores de Cuba, (CTC) constituida en el Congreso Obrero celebrado en La Habana del 23 al 28 de enero de 1939. Jesús Menéndez se destacaba cada día más como líder proletario, su carismática personalidad, la seriedad y valentía de su accionar junto a su sencillez y sentido de la solidaridad contribuyeron al crecimiento de su popularidad. Esto no impidió que ayudara a la formación de nuevos cuadros dirigentes, todo lo contrario, impulsaba su promoción.

Entre 1939 y 1940 secundó las actividades de los campesinos en su lucha contra los abusos y desalojos y como miembro del Comité Ejecutivo de la CTC estuvo a favor de los convenios colectivos de trabajo en los lugares que tenían condiciones para ellos. A fines de 1939, los obreros azucareros lograron mejoras salariales, el descanso retribuido y en algunos centrales contribuyeron con aportes al pueblo español, inmerso en la guerra civil.

En las elecciones generales de 1940, Jesús Menéndez resultó elegido representante a la Cámara de la provincia de Las Villas por el Partido Unión Revolucionaria Comunista. Allí planteó las siguientes demandas: el retiro azucarero, la legalización de los sindicatos, el establecimiento de relaciones comerciales con la Unión Soviética y la participación de los obreros en las regulaciones de la zafra; también abogó por la instrumentación de las leyes complementarias de la Constitución de 1940. Los resultados de sus planteamientos no fueron totalmente exitosos y realizables producto de las trabas burguesas existentes.

En 1941 el joven y humilde líder obrero asumió la secretaría general de la FNOA, bajo su dirección la Federación extendió su participación a otros tipos de trabajadores azucareros como los empleados de oficinas y de otras instalaciones, así como al personal técnico. Esta apertura unitaria y amplia fue la base para el cambio de nombre de la Federación, por lo que surgió la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA). A partir de 1942, se dedicó por entero al trabajo nacional del sector azucarero, a su vez promovió la Revista Azúcar, órgano oficial de los trabajadores azucareros, encargada de divulgar sus problemas más apremiantes.

Con su indudable labor en el parlamento, logró la adopción de decretos para favorecer a los obreros. Sin embargo, su batalla más importante fue la del pago del diferencial azucarero efectuada cuando las condiciones de amplitud de los frentes de lucha se habían terminado, tras la derrota del fascismo y la culminación de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Durante los años de la guerra, los Estados Unidos llevaron a cabo medidas comerciales encaminadas a regular y controlar los precios de la venta de azúcar en el mercado mundial, Cuba vendía a bajos precios productos a ese país norteño, fundamentalmente azúcar. Al terminar la contienda, los cubanos esperaban que los norteamericanos compensaran la actuación de Cuba con precios favorecedores. Sin embargo, estos querían aumentar sus abusos por medio de lucrativos negocios.

Por esas razones, los norteamericanos le propusieron al gobierno cubano comprarles las zafras completas de 1946 y 1947 a precios bajos y fijos como lo habían hecho durante la etapa bélica, a pesar de que en esos momentos los precios existentes en el mercado mundial eran superiores. Entre 1945 y 1946 se realizaron dilatadas conversaciones para negociar la venta de las zafras. Los magnates del azúcar de procedencia cubana ofrecieron poca resistencia a los planes yanquis, se proponían aceptar las compras de las zafras a 3,675 centavos/libra sin tener en consideración que la comercialización de la libra de azúcar estaba a 7 centavos.

Ante la posición cobarde de la oligarquía dependiente, se levantaron los trabajadores liderados por Jesús Menéndez. La presión ejercida por las masas populares obligó al presidente de la República, Ramón Grau San Martín, a autorizar la participación del líder azucarero en las negociaciones celebradas en Washington. Menéndez contó con la asesoría del célebre economista Jacinto Torres, asesor consultivo de la FNTA.

La proposición de los trabajadores cubanos establecía una vinculación automática entre los índices de precio del azúcar exportados de Cuba hacia los Estados Unidos y el precio de los abastecimientos recibidos en el país desde Norteamérica, medido por el índice oficial del costo de los alimentos en esa nación. Se tomaría el que resultara más favorable para Cuba, así el precio del azúcar cubano aumentaría en proporción directa al crecimiento de los precios de las mercancías importadas. Este mecanismo posibilitaría una defensa frente a la inflación norteamericana y la pérdida del poder de compra real de la exportación del azúcar. A pesar de las maniobras dilatorias del imperialismo, los obreros azucareros cubanos mantuvieron sus exigencias con firmeza.

En 1946, Cuba logró situar 250, 000 toneladas de azúcar en el mercado mundial. El gobierno pagó a los productores cubanos el precio de 3,575 centavos/libra con la finalidad de revenderla a 7 centavos, precio establecido mundialmente. Esta operación proporcionaba al país ganancias aproximadas de 25 millones de pesos que se destinarían para obras sociales, también servirían para amortiguar el alza de los precios de los productos alimenticios, pero en la práctica los efectos gananciales fueron disminuidos producto de la gran corrupción reinante durante el gobierno auténtico de Grau San Martín.

A principios de julio llegó a Cuba el enviado presidencial de los Estados Unidos con la misión de cerrar definitivamente el convenio de compra, pero no fructificó, pues la fuerza desplegada por los azucareros cubanos y su indiscutible líder se hizo sentir. El 11 de julio de 1946, se firmó el contrato de venta de azúcar donde se fijaba el precio de 3,675 centavos, pero al mismo tiempo se garantizaba el establecimiento de una correlación del precio del azúcar con los índices del costo de la vida y los alimentos en los Estados Unidos.

De esta forma, se protegió al país de los efectos de posibles aumentos en los precios de los alimentos y materias primas importados de aquella potencia. Este trato se conoce como la Cláusula de Garantía y la diferencia de precios entre los fijados por los Estados Unidos para la compra de azúcar y lo que debía ser pagado a Cuba, a partir del precio del mercado mundial, se pagaría entonces a los trabajadores, denominándose diferencial azucarero.

Al finalizar 1946, “el diferencial fue de 37 millones de pesos, de ellos 29 millones pasaron directamente a los trabajadores por concepto de aumentos salariales; los millones restantes se distribuyeron entre los colonos y la ejecución de obras sociales” (Menéndez, 1947). En la zafra de 1947, el precio del azúcar se elevó a 4,925 centavos la libra, se incrementó el salario de los trabajadores y alrededor de 140 millones de pesos pasaron a formar parte de la economía cubana.

A pesar de los beneficios del diferencial azucarero, los propietarios de centrales, las grandes compañías norteamericanas y los representantes de la oligarquía dependiente cubana se opusieron a la retribución, no aceptaban que los beneficios pasaran a los trabajadores y fueran utilizados en obras de bienestar social. Según estos grandes magnates todo debía ser pagado a ellos, pues eran los propietarios; argumentaron, además, que el pago del diferencial y la Cláusula de Garantía afectaban la protección de los principios de la propiedad privada.

La burguesía utilizó la prensa para confundir al pueblo y presentar a Jesús Menéndez como un enemigo público; aprovecharon la persecución a los comunistas desplegados por la política de guerra fría aplicada en Cuba en la etapa de postguerra. Por esa razón, las referidas campañas se vincularon a la división del movimiento obrero y sindical, encabezado por Eusebio Mujal, para calumniar la labor de la FNTA y restarle liderazgo a Menéndez. Junto a estas maniobras reaccionarias, el gobierno de los Estados Unidos presionó al presidente Grau San Martín para suprimir la Cláusula de Garantía, efectuándola en agosto de 1947 de forma arbitraria.

Jesús Menéndez recorrió los centrales para esclarecer la situación y exigir el cumplimiento de la aplicación de la Cláusula de Garantía y el pago del diferencial azucarero. Se puso en contacto directo con los trabajadores azucareros, los orientó y explicó la situación existente; hombres y mujeres estuvieron atentos a sus mensajes a pesar de que los mítines eran atacados por las fuerzas militares. La postura de los trabajadores manifestó la firme unidad de los azucareros y de su General de las Cañas.

En el VI Congreso de la FNTA se denunciaron las acciones de los monopolios extranjeros, la de los divisionistas y las del gobierno de Grau San Martín. En la clausura del congreso, Menéndez explicó que no se podía ceder ni un ápice en el cobro del diferencial y expresó: “Tiene que ser pagado hasta el último centavo. Porque como dijeron unos compañeros: “Ese diferencial habrá que ponerlo en la punta de la mocha”. (Vignier y Alonso, 1973, p. 16)

Durante el mes de enero de 1948 la actividad fue intensa, Jesús Menéndez llevó a cabo mítines desde la provincia de La Habana hasta la de Oriente. El día 22 habló en los centrales Mabay (Arquímedes Colina) y en el Estrada Palma (Bartolomé Masó).

Partió hacia Manzanillo y encontró al Capitán Joaquín Casillas esperándolo en el tren, mantuvieron una conversación en el trayecto. Menéndez le dijo que descendería del tren en Manzanillo y no podía ser detenido, pues era su derecho como representante a la Cámara con plena inmunidad parlamentaria, plasmada en la Constitución de la República. Por su parte, el Capitán Casillas enfurecido insistió en detenerlo y llevarlo al cuartel, pero el dirigente obrero no le obedeció, se disponía a seguir su camino cuando el secuaz asesino le disparó por la espalda. Su muerte fue casi instantánea, no pudo recibir asistencia médica.

En cumplimiento del deber con la patria y con sus compañeros de lucha murió el gran líder azucarero, el cadáver fue trasladado a La Habana. Según explicó García Galló (1998) su sepelio constituyó la mayor manifestación popular efectuada hasta ese momento en Cuba y la despedida de duelo estuvo a cargo de Blas Roca Calderío, secretario general del Partido Socialista Popular, nombre adoptado por los comunistas cubanos en 1942.

Conclusiones

Jesús Menéndez Larrondo es y será un eterno compañero de lucha de los hombres humildes y revolucionarios.

Este humilde campesino negro convertido en obrero azucarero y tabacalero, líder indiscutible y héroe eterno de la patria peleó por la libertad y el bienestar de los que vivían y eran a su vez, víctimas de la pobreza y de la injusticia.

El diferencial azucarero, gran batalla librada por el General de las Cañas beneficiaba a los trabajadores azucareros, pero perjudicaba los intereses de la oligarquía nacional y del imperialismo, por lo que ordenaron su supresión y la ejecución de su precursor.

La corta y fructífera vida del líder azucarero es para todos, un ejemplo a seguir como parte del reclamo del Partido al que dedicó toda su fuerza e inteligencia. Razón que justifica, continuar el análisis de las diferentes facetas de su vida como tarea urgente para los historiadores.

Referencias bibliográficas

García Galló, G. (1998). General de las Cañas. La Habana: Editora Política. [ Links ]

Menéndez Larrondo, J. (1947) Declaraciones. Noticias de Hoy, pp. 1-7. [ Links ]

O’Farril Díaz, A.; Cabrera Cuello, M.; Maura Romero, Z.; Ramírez García, R.; Sánchez Bermúdez, J.; Venegas Delgado, H.; et al. (2010). Síntesis histórica provincial: Villa Clara. La Habana: Historia. [ Links ]

Vignier Mesa, E. & Alonso Fiel, G. (1973). La corrupción política y administrativa en Cuba, 1944-1952.La Habana: Ciencias Sociales. [ Links ]

Recibido: 12 de Marzo de 2021; Aprobado: 18 de Junio de 2021

*Autor para la correspondencia: magdalena@sma.unica.cu

Los autores declaran que no tienen conflictos de intereses

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