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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.22 no.81 Guantánamo oct.-dic. 2022  Epub 28-Nov-2022

 

Artículo original

Práctica cultural y tradición familiar pesquera para el desarrollo local en el municipio Caimanera

0000-0002-0576-8890Roilber Peña Galano1  *  , 0000-0002-0900-8653Migdalia Tamayo Téllez1  , 0000-0001-9061-2585Alisa Natividad Delgado Tornes2 

1Universidad de Guantánamo

2Universidad de Granma

RESUMEN

La planeación del desarrollo local requiere de una mirada diferente donde la ciencia sociológica interviene como la orientadora hacia poder develar y comprender las tradiciones culturales que contribuyan a este fin. La práctica cultural pesquera, como tradición familiar, es una potencialidad en varias localidades del país y el municipio Caimanera es uno de ellos, sin embargo, es un problema que requiere indagación y se pretende analizar su importancia. La utilización de métodos teóricos y empíricos permitieron exponer las regularidades del fenómeno. Las valoraciones realizadas facilitaron revelar que el soporte tradición pesquera es potencialidad para el desarrollo de la comunidad.

Palabras-clave: Práctica cultural; Tradición familiar; Desarrollo local; Modelo cultural; Tradición pesquera

Introducción

El mundo contemporáneo esboza la necesidad y pertinencia de mostrar la importancia del desarrollo local, pero es un elemento insuficientemente comprendido y esto se observa en los no pocos obstáculos vistos en el proceso de desarrollo local emprendido en Cuba a tenor con la actualización del modelo de desarrollo económico y social.

Lo antes expuesto es motivado por la pobre advertencia de las diferencias de un contexto a otro; persiste la idea y acción anclada como configuración paradigmática en los actores y que impone un lastre a la ansiada y necesaria autonomía de la gobernanza local, unido a la disparidad en los indicadores de desarrollo alcanzado por las municipalidades lo que los ubica en niveles no equitativos para emprender un proceso de desarrollo en condiciones de autonomía y descentralización que distinguen dicho proceso.

Esto es generalizable a la mayoría de los municipios cubanos y Caimanera no es la excepción. Más bien y a diferencia de otros municipios en el último medio siglo este territorio ostenta otros elementos que lo particularizan: la tradicional práctica de la pesca, producción salinera y la existencia de la única frontera terrestre del archipiélago cubano impuesta por la ilegal ocupación de la potencia imperialista de los EEUU, que necesariamente condujo a las autoridades del gobierno cubano a establecer una proyección de desarrollo ajustado a las condicionantes geopolíticas referidas.

En el escenario actual emprender la planeación del desarrollo local de este municipio exige de otra concepción, donde la ciencia sociológica contribuya a develar y comprender las potencialidades de la tradición pesquera acorde a los fines del desarrollo local que se aspira.

De ahí la importancia de identificar de manera clara para todas las localidades, cuáles son los elementos de sus potenciales de desarrollo que puedan constituir las mayores fuentes de sinergias por su acción coordinada y procurar la estructuración de una estrategia de desarrollo que coadyuve a su plena utilización. En este sentido es pertinente explorar las potencialidades de la localidad, y la tradición pesquera, aunque no constituya un renglón económico estratégico en el territorio es meritorio observarla.

Los estudios sociales sobre las pesquerías poco abundan en Cuba a pesar de que la condición insular bien podría condicionar esta línea de investigación y los que existen, Núñez (2006), Pérez y Beatón (2007), están asociados todos los resultados a las problemáticas ambientales, al manejo de las zonas costeras o al estudio de los recursos marinos y su utilización para el fomento de la industria.

Otros estudios desde la sociología también relevantes abordan las prácticas culturales en el desarrollo de la cultura ambiental y su significado Hernández (2010).

Por ello en la investigación se pretende abordar desde una mirada sociológica la delimitación e inclusión de todas las potencialidades que caracterizan al municipio Caimanera, jerarquizando la tradición pesquera en sus vínculos desde las redes familiares y vecinales con fuerte sostén en la cultura productiva familiar y su contribución al desarrollo local.

Desarrollo

La configuración teórica sobre el desarrollo local ha sido el punto de giro de mayor destaque para la mayoría de las sociedades-naciones contemporáneas y hacia donde algunas ciencias han dirigido sus pasos. En el discurso académico y político sobre el particular, ha primado considerar a la dimensión económica del desarrollo como determinante, por su capacidad de impulsar las demás esferas de la vida social, lo cual ha llegado al punto de definirla como tendencia en la reducción del concepto a una sola dimensión, al denominársele Desarrollo Económico Local, Madoery (2001), Alburquerque (2003).

Un posicionamiento en cierta medida superado por investigadores, organismos mundiales y regionales que han advertido su multidimensionalidad en la articulación de las variables económica, sociocultural, ambiental e institucional.

Concebido como enfoque, herramienta y estilo de desarrollo, lo local ha sido la opción frente a la crisis del neoliberalismo latinoamericano ante los crecientes índice de pobreza, exclusión social y desigualdad, precarización e informalización del trabajo y la destrucción ambiental que el libre mercado generó y no pudo resolver. En Cuba la actualización del modelo económico social enfatiza en la descentralización y fija la mirada en el municipio como escala y espacio, con posibilidades para la integración y la gestión de manera articulada de las unidades de desarrollo y de los entes que la llevan a cabo como ejercicio estratégico conjunto.

Respecto al estudio del desarrollo local la producción científica de los últimos años respecto a sus dimensiones económicas, culturales y ambientales tiene lugar en instituciones pertenecientes al ministerio cubano de Educación Superior (MES), entre los que podemos encontrar el centro de estudios de Desarrollo Integral de la Cultura (CEDIC) , hoy Centro de Estudios Sociales José A. Portuondo en la Universidad de Oriente (UO), el Centro de Desarrollo Comunitario en la Universidad Central de las Villas (UCLV), el Centro de Desarrollo Local y Comunitario del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba y Centro de Desarrollo Local en Las Tunas.

Los investigadores que contribuyen en el primero ponen énfasis en la dimensión cultural del desarrollo en su arista comunitaria y cultural Álvarez (2001) y Álvarez (2008) y Tamayo (2002), Tamayo, (2012) y en el segundo, tercero y cuarto jerarquizan la metodología del autodesarrollo local para superar las asimetrías sociales y la gestión del conocimiento para generar procesos de desarrollo local Garcés (2012).

El desarrollo local es considerado por (Alburquerque, Aghón y Cortés 2001, p. 22)

… un proceso de crecimiento y cambio estructural de la economía de una ciudad, comarca o región, en que se pueden identificar al menos tres dimensiones: una económica, caracterizada por su sistema de producción que permite a los empresarios locales usar eficientemente los factores productivos, generar economías de escala, y aumentar la productividad a niveles que permitan la competitividad en el mercado; otra sociocultural, en la cual el sistema de relaciones económicas y sociales, las instituciones locales y los valores sirven de base al proceso de desarrollo; otra política y administrativa, en la que las iniciativas locales crean un entorno favorable a la producción e impulsan el desarrollo.

El proceso de desarrollo local visto desde las ciencias sociológicas suponer buscar los aportes de las prácticas sociales demostrado en la historia de la humanidad revela que reproducidas contribuyen decisivamente al crecimiento de grupos, comunidades, sociedades y naciones, por lo que supone la exploración de esta en función del desarrollo y su tratamiento desde los organismos y las producciones científicas.

En tal sentido las prácticas culturales resultantes de las lecturas a las tradiciones, configuradas alrededor de actividades productivas tan antiguas como la pesca, pueden erigirse como argumentos contundentes frente a los hegemonismos culturales que signan la realidad social contemporánea y llegan a convertirse en obstáculo ante las intenciones de desdibujar o invisibilizar a pueblos y naciones desde los grandes centros de poder.

La pesca marina y de agua dulce es considerada una de las actividades productivas más antiguas realizada por el hombre. Ha sido analizada desde el punto de vista técnico y biológico, pero no ha recibido la atención suficiente por parte de la investigación social. En particular la antropología ha conseguido descifrar la evolución de las comunidades pesqueras, y la economía intenta determinar las tasas máximas de explotación de los recursos marinos, mientras en la sociología la temática pesquera no ha tenido una aproximación sistemática a sujetos que la practican ni a sus sistemas de relaciones como objeto de estudio.

En su informe técnico Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación precisa que casi el 95% de los pescadores del mundo lo son en pequeña escala y, en conjunto, capturan casi la mitad del pescado destinado al consumo humano, alrededor de los cuales hay un número considerable de productores, elaboradores, comercializadores y distribuidores en pequeña escala, más los trabajadores de apoyo y las personas que dependen de ellos, los que representan más de 200 millones de personas en todo el mundo, que constituyen modos y estilos de vida diferentes. (FAO, 2002, p.9)

Lo anterior permite colegir que como práctica, la ocupación pesquera expresa la identidad personal y cultural de quienes la realizan, esto es; además de asegurar la subsistencia, es contentiva de valores y símbolos que resaltan la vitalidad de ese modo de vida, perpetuado a través de instituciones socializadoras, como la familia, los procesos educativos, formales e informales, y los medios masivos de comunicación, todos enrolados en un proceso continuo de reproducción (de dichas prácticas) en cuyo seno también encuentran cobija los cambios tecnológicos, económicos, políticos, ambientales y culturales de los contextos sociales más amplios, no siempre estudiados a profundidad ni tomados en consideración para la gestión de gobierno en el manejo y ordenamiento de la actividad pesquera.

Las tradiciones pesqueras han evolucionado significativamente, sin embargo, los procesos no son los mismos en todas las regiones. El tipo específico de las acciones cotidianas de los miembros de la comunidad hacen perfectamente identificable a esta. La proximidad de las zonas de pesca, el intenso vínculo hombre-mar, las embarcaciones y artes de pesca, el tipo de vivienda, que revelan una parte del patrimonio cultural de la comunidad, permiten presuponer que la identidad cultural mantiene fuertes vínculos con la tradición pesquera.

Según la Oficina Nacional de Estadística e Información Oficina Nacional de Estadística e Información en Cuba hay un total de 245 asentamientos costeros, distribuidos en cuatro zonas de pesca, con una población consolidada culturalmente expresadas en las prácticas sociales alrededor de la pesca como actividad económica para el sostén familiar, arraigadas como tradición y configuradora de sentidos respecto a la sociabilidad de los grupos que se nuclean desde el trabajo para la captura, distribución y consumo de los productos marinos y el resto de los elementos que lo rodean, esto es, los grupos de pescadores, los instrumentos de trabajo y los medios de navegación y pesca, entre otros. (ONEI, 2019, p. 33)

A pesar de ello no existen suficientes indagaciones que rebelen y describan el proceso de reproducción de la actividad pesquera a través de la descripción de la tradición dentro del grupo familiar cuyos resultados puedan ser tomados como base para la gestión de las comunidades de cara a los objetivos de desarrollo sostenible a alcanzar hacia el 2030.

En la zona sur oriental de Cuba se destaca Caimanera, municipalidad que, sin exhibir altos índices como contribución económica, tiene en la pesca una tradición que tributa a la cohesión comunitaria. Una comunidad que ha transitado entre la sal y la pesca y en la que las condicionantes geopolíticas y ambientales inciden de manera directa en que la pesca no sea hoy considerada el principal renglón económico y fuente de desarrollo, incluso no reconocida como tal, en la estrategia de desarrollo hasta el 2030. A pesar de ello, familias enteras tienen en la pesca su principal elemento de cohesión. Una sólida tradición pesquera es el cimiento que sostiene la cultura caimanerense, que tiene su expresión en los significados atribuidos a la pesca por los actores en el contexto familiar.

Caimanera es el poblado cabecero del municipio del mismo nombre en la provincia Guantánamo. Su poblamiento comienza en la segunda mitad del siglo XIX, después de la instauración de esa importante vía de comunicación que representó el ferrocarril. Desde entonces quedaron establecidos dos barrios de pescadores conocidos como El Cañito y El Nunque.

El primero, un barrio sumamente pobre, lugar donde se abrió la zona de prostitución y se encuentra enclavada la Base Naval Yanqui; los pescadores que aquí vivían fabricaron sus casas encima del mar, sistema constructivo que les facilitaba sus labores cotidianas. Estas viviendas eran construidas generalmente de madera, con techo de zinc, y en la parte posterior le añadían un sencillo muelle que servía de atracadero para sus pequeñas embarcaciones, y como lugar de mantenimiento para las redes y demás artes.

Al norte del pueblo se erigió El Nunque, donde se establecieron familias de españoles procedentes de distintas aldeas de la península huyendo de la miseria social y al servicio militar, quienes se dedicaban a la pesca también y trajeron con ellos sus costumbres e instrumentos, entre ellos: naza, chinchorros y redes tejidas con hilo de algodón, el uso de estas artes le aseguraba la vida un poco más ventajosa que a los demás. Actualmente es El Nunque la zona que ha mantenido un tradicional apego a la pesca con medios de la creatividad popular, entre ellos las balsas, botes de poli espuma, tablas rústicas y otros medios que le sirven para realizar sus labores de manera informal.

Sobre Caimanera autores locales como Cruz Díaz (1977) y García Campusano (2009) reconocen a la pesca como importante actividad económica desde la génesis del territorio que demuestra la práctica de la pesca continua anclada a la vida cotidiana de los pobladores en Caimanera y aunque el acceso a la preparación de los oficios relacionados con la actividad no posee en la actualidad una presencia sistemática en las ofertas de continuidad de estudios, el conocimiento de la tradición pesquera encuentra en el entorno familiar un espacio favorable para su reproducción plausible a considerar en la planeación del desarrollo local.

Según el registro de consumidores al cierre de marzo 2019 existe en el poblado de Caimanera un total de 2269 familias, de ellas 1528 tienen tradición familiar pesquera que significa el 70%, datos que nos permiten corroborar que la pesca es una práctica viva que no ha sido suficientemente estudiada, como tampoco suficientemente explotada para generar los ingresos, empleos y favorecer la calidad de vida de sus habitantes, además de contribuir al pleno desarrollo de estas prácticas culturales y tradición pesquera familiar.

Se defiende la idea que los significados expresados en el conjunto de las artes de pesca y en el lenguaje pesquero, así como el imaginario a través del cual cobran vida los mitos y leyendas de los sujetos implicados, configuran las prácticas culturales en tanto tradición familiar pesquera en Caimanera, cuyas potencialidades pueden ser fuente para la planeación del desarrollo local.

Conclusiones

El estudio realizado permite abordar a partir de los elementos teóricos, metodológicos y empíricos desde las perspectivas antropológicas y sociológicas, en particular la sociología de la cultura la importancia de la tradición pesquera familiar que permite explicar las prácticas culturales que las configuran. Se aborda la propuesta de la actividad tradición pesquera familiar en Caimanera, las particularidades y sus potencialidades que pueden considerarse para el desarrollo local. Todo ello favorecerá la conformación de patrones conductuales positivos, el ordenamiento pesquero con base en la tradición pesquera familiar y que se convierta en una estrategia de creación de empleo y estudio de un oficio.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 20 de Marzo de 2022; Aprobado: 10 de Julio de 2022

*Autor para la correspondencia: roilberpg@cug.co.cu

Los autores no declaran conflictos de intereses.

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