Introducción
La espiritualidad es un fenómeno que se hace cada vez más frecuente en los espacios mediáticos, en los discursos sociales y también en la investigación científica, pero abordarla desde este prisma se torna una tarea compleja porque implica librarse del sesgo desde el cual ella se ha concebido, solo como una parte de la experiencia religiosa. Es cierto que es imposible negar la relación espiritualidad-religión, pues estos fenómenos han estado imbricados tanto en la experiencia práctica individual como en la génesis de la investigación científica del tema, pero es necesario reconocer que la espiritualidad ha cambiado sus modos de expresión y ha cruzado el umbral de lo tradicionalmente concebido como religioso.
En este tránsito, las ciencias sociales han intentado mitigar la opacidad de la que ha estado cargado este término y en ello tienen su mérito diversos estudios filosóficos, antropológicos, pedagógicos y psicológicos que la han abordado desde sus diferentes perspectivas. En la Psicología, de manera particular, se aprecia desde su génesis como ciencia el tema de la religión y la espiritualidad; sin embargo, estas temáticas fueron relegadas por psicólogos que la concebían como algo patológico o como un proceso que podía reducirse a funciones psicológicas, sociales y biológicas subyacentes más básicas.
No obstante, algunos de los psicólogos más respetados en la historia de la psicología concibieron la espiritualidad como uno de sus principales focos de atención y trabajo, aunque en el mundo de la ciencia se evitó, en sus inicios, hacer referencia a la espiritualidad.
Sobre el abordaje de este fenómeno dentro del campo psicológico, Simkin (2017) expresa: "Si bien el fenómeno religioso-espiritual ha sido objeto de estudio de la psicología desde sus inicios, en los últimos años el incremento de la cantidad de trabajos publicados y de revistas especializadas en el tema ha contribuido al desarrollo de un área específica denominada psicología de la religión" (p. 2).
Fundamentalmente, en el campo de la psicología transpersonal, se ha dado también un tratamiento especial a este fenómeno. La psicología transpersonal es un movimiento psicológico que considera que la psicología y la espiritualidad son dos aspectos complementarios del desarrollo humano, por lo que intenta realizar una integración entre la práctica psicológica y los principios espirituales, mostrando a la ciencia y a la espiritualidad como dos caminos para llegar a la misma realidad.
En consideración de Paris (2018) "La psicología, la biología o la neurociencia, entre otras ciencias y disciplinas, comienzan a aportar estudios que avalan la necesidad de una mirada hacia el interior, del entrenamiento mental, de la importancia de los valores éticos en el bienestar de las personas a la vez que prueban sus beneficios" (p. 68).
De manera que, un cúmulo importantes de investigaciones se presentan como referentes de este tema en las más diversas áreas del conocimiento, resaltando el abordaje de la espiritualidad como herramienta preventiva de la violencia, como mediación integradora del tejido social humano, la espiritualidad en la práctica del deporte, la influencia de la espiritualidad en el proceso salud-enfermedad, la espiritualidad y su repercusión en el bienestar subjetivo, la integración entre la espiritualidad y la nueva era, la espiritualidad en el escenario laboral y la espiritualidad en la educación superior, entre otras aristas.
Por tanto, es así que, desde diversos planteamientos, se ha multiplicado el número de investigaciones en las ciencias sociales, que incluyen lo espiritual como un aspecto más a tener en cuenta y a ser evaluado, de manera que el ser humano no se conciba solo como resultante de factores biológicos, psicológicos y sociales, sino además con una naturaleza espiritual por conocer y estudiar.
El naciente interés en este tema es modelo de la concientización en varios sectores académicos y profesionales sobre la necesidad de considerar la espiritualidad como una parte fundamental e integral del perfeccionamiento de la personalidad del ser humano y como una experiencia que va más allá de la religión y de los límites culturales.
Urge así resignificar la espiritualidad en tanto dimensión humana que emerge cuando la mujer y el hombre propenden por buscar y construir el sentido de su vida a partir del conocimiento de sí mismos, sin individualismos, sino abiertos a la comprensión de la dimensión absoluta de la realidad (Naranjo y Moncada, 2019, p. 113).
En este sentido, Piedra (2018) expresa:
La importancia de atender la espiritualidad desde la comprensión de la integralidad humana constituye la base de las ideas de Viktor Frankl, para quien lo espiritual es una fuerza, no una substancia, de esa manera la espiritualidad de la persona no es sólo una característica -igual que lo son lo corporal y lo psíquico-, sino un constituens, algo que distingue al ser humano. (p. 99)
De acuerdo con el significado psicológico se destacan definiciones de la espiritualidad tales como las de Simkin (2017) que expresa: "La espiritualidad puede considerarse un sexto factor de la personalidad". A lo que agrega además en sus argumentos: "Este autor resalta el valor de la trascendencia espiritual, que, a diferencia del sentimiento religioso, representa un constructo motivacional que refleja el esfuerzo del individuo por crear un sentido más amplio para su vida" (p. 2).
Al referirse a la espiritualidad, Naranjo y Moncada (2019) expresan:
La espiritualidad puede ser entendida como la praxis natural del cultivo de la interioridad humana, no como intimismo o individualismo, sino como búsqueda del conocimiento de sí mismo y el cuidado del desarrollo personal, fundamentados en las construcciones de sentido de vida, horizonte que manifiesta la epifanía de la apertura humana a la comprensión de sus distintas realidades (p. 116).
La pedagogía, por su parte, es una ciencia que también ha tomado en consideración la dimensión espiritual del ser humano; referentes teóricos como los de Burguet (2014) nos muestran que las diversas tradiciones pedagógicas han trabajado a partir del conocimiento del propio ser como garantía para desarrollar las dimensiones de la persona y preocuparse por su propio proceso educativo.
Esta autora reconoce que existe un amplio legado de la educación, que no se puede entender sin la dimensión espiritual y el bagaje que ha dejado en las diferentes tradiciones. Expresando que:
El legado cultural que impregna nuestra sociedad, nuestra manera de ver y entender el mundo, nos remite a percibir la persona humana también en su dimensión espiritual. Agregando que "apostar por pedagogías que remitan a la espiritualidad es un reto en un mundo intercultural y cosmopolita, donde la vivencia de plenitud puede ir más allá de las circunstancias cotidianas (Burguet, 2014, p. 60).
Al analizar la emergencia de una nueva espiritualidad desde una pedagogía holística, Castillo (2011) refiere que "es fundamental acercarnos a la humanidad, considerando los planteamientos de un paradigma holístico, que nos lleve a entender la espiritualidad como una ampliación y expansión de la conciencia y nos permita reconocernos como sistemas interconectados con otros sistemas" (p. 57).
Investigaciones más recientes sobre el tema se pronuncian a favor de la espiritualidad en el campo pedagógico desde el análisis de las bases sentadas por la UNESCO (1998), en su Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI. Sobre las funciones y misiones de la educación superior y las bases que rigen los modelos educativos postulados en esta declaración, autores como Fernández y Barradas (2014) refieren que es necesario concebir en todo proceso educativo cuatro aspectos esenciales de la formación: la formación intelectual, la formación humana, la formación social y la formación profesional. Describiendo esta última como "[…] un componente indispensable de la formación integral que se relaciona con el desarrollo de actitudes y la integración de valores que influyen en el crecimiento personal y social del ser humano como individuo. La formación humana debe abordar al sujeto en sus dimensiones emocional, espiritual y corporal" (Fernández y Barradas, 2014, p. 61).
En tal sentido, Piedra (2018) refiere: "los modelos educativos tradicionales sustentados en corrientes filosóficas y epistemológicas tales como el pragmatismo, el conductismo o el reduccionismo continúan desarrollando currículos que prescinden de la dimensión espiritual". (p.102)
Se necesita la superación de las posturas pedagógicas tradicionales que reducen la educación a la trasmisión de conocimiento, pues, definido como un cultivo de la interioridad y del sentido de vida, lo espiritual propende por el autoconocimiento, la búsqueda de la verdad, la resignificación de la cotidianidad y la transformación de la identidad con miras a la resolución de los problemas del diario vivir (Naranjo y Moncada, 2019, p. 115).
Sin dudas, las miradas contemporáneas de la espiritualidad en el campo de las ciencias de la educación invitan a repensar este concepto rompiendo los esquemas de lo tradicionalmente establecido en el abordaje de este fenómeno, aportando en sus maneras de concebirla una perspectiva más humana, más natural y más aprehensible.
En tal dirección se expresa que "La fortaleza humana denominada espiritualidad, posee un importante rol al servicio de la construcción de sentido vital y por lo mismo, constituye un elemento de primera importancia al momento de discernir acerca de qué elementos se deben considerar al abordar una educación de calidad" (Vargas y Moya, 2018, p. 295).
A pesar de la amplia gama de concepciones en torno a la espiritualidad, se percibe, por encima de ellas, la pertinencia de su abordaje científico, por el modo en que está implicado este fenómeno en cada una de las esferas de la vida cotidiana de los seres humanos.
Ello nos reta a percibir la espiritualidad desde una perspectiva holística y a trazar nuevos derroteros para su abordaje en todos los escenarios sociales y, en especial, en la educación superior, pues las universidades son instituciones creadas para la formación profesional de las nuevas generaciones; una formación que incluye como pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, pero también aprender a ser. Aprendizaje más complejo y más difícil de abordar en el proceso de formación profesional. Lo cual implica necesariamente concebir la espiritualidad como una dimensión fundamental en el proceso de formación profesional, sobre todo, en las carreras pedagógicas por ser estos profesionales quienes asumen la responsabilidad de rectorar la formación del hombre nuevo, de salvaguardar los valores políticos, éticos, morales y humanos de las futuras generaciones.
En este sentido, se coincide con el criterio de Castillo y Montoya (2015) al considerar que las instituciones encargadas de la formación de docentes deben garantizar la concreción de procesos formativos cada vez más coherentes con las condiciones sociales que se viven, cada vez con mayor calidad, ya que este profesional, al liderar la formación de las nuevas generaciones, gesta la trasformación sociocultural individual y colectiva; por tanto, su perfil profesional, más allá del dominio de conocimientos científicos y técnicos, requiere de una cultura de la espiritualidad estético-pedagógica, la cual se alcanza en el ejercicio de la docencia, pero debe comenzar en la formación profesional (p. 193).
De manera que, hacer coincidir la espiritualidad y la educación es un reto y una necesidad latente desde el punto de vista investigativo. Estudios como los de Papalini (2017) sobre el abordaje de la espiritualidad en los escenarios sociales y en especial en el contexto educativo, muestran esta realidad, ante lo cual esta autora expresa: "No ocurre lo mismo con los estudios orientados a la convergencia entre espiritualidad y educación, que constituyen un área vacante en lo tocante a la investigación" (p. 230).
Al respecto, Piedra (2018), refiere: "La educación se convierte en el agente por excelencia para el desarrollo de la espiritualidad, pero se trata de un modelo que en atención al paradigma educativo para el siglo XXI, comprenda y atienda un acto educativo en donde se asume una unión indivisible entre todas las dimensiones del ser humano y del propio conocimiento" (p. 104).
El propósito de este artículo es analizar la importancia de la espiritualidad en la formación profesional y develar la percepción social que un grupo de estudiantes de carreras pedagógicas posee de la espiritualidad dentro de su rol docente. Repensando lo afectivo y lo espiritual como dimensiones de la personalidad que se integran con el sistema de valores, el cual urge potenciar, a fin de que los futuros profesionales de las ciencias pedagógicas conciban la dimensión espiritual como parte de su ejercicio profesional. Ante esto, la investigación se plantea como problema científico: ¿cuál es la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca"?
Se concibe la investigación desde un diseño cualitativo y un enfoque fenomenológico, utilizando como instrumentos la asociación libre, la entrevista semiestructurada y el grupo focal, los cuales permiten develar los contenidos perceptuales en torno a las principales características de la espiritualidad, sus formas de expresión y sus agentes potenciadores. Proponiéndose como objetivo general: explorar la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca".
Aún resultan insuficientes los estudios de la espiritualidad en el área de la pedagogía y de la formación profesional, sobre todo en la provincia de Pinar del Río, donde existen escasos referentes investigativos, los cuales ofrecen una visión de la percepción social de la espiritualidad en la relación médico-paciente, desde la perspectiva de un grupo de jóvenes de la Universidad de Ciencias Médicas realizado en el año 2016 y otro que aporta una mirada a la espiritualidad desde la percepción de un grupo de jóvenes de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca", realizado en el año 2017. De manera que, seguir la ruta del estudio de la espiritualidad conectando sus antecedentes investigativos y sus demandas actuales nos conducen al abordaje de este fenómeno desde la percepción social de los jóvenes, esos eternos visionarios y protagonistas de los cambios y que nos llevan, además, hasta el escenario de la pedagogía, por ser este un escenario donde la educación se concibe como un fenómeno típicamente social y específicamente humano.
Si entonces, el entorno social impulsa a pensar en la espiritualidad, por las constantes evocaciones que hace a este fenómeno y si las frecuentes quejas de la condición humana se acrecientan cada vez más, existen justificadas razones para pensar en la necesidad de contribuir al estudio de la espiritualidad, con el propósito de conocer cómo es percibida en el contexto pedagógico y cómo se puede, desde los resultados investigativos, potenciar su desarrollo.
Empeño que da respuesta, además, al llamado del teólogo brasileño Frei Betto, quien instó, en el Congreso de Pedagogía 2017 en Cuba, a pedagogos de varias latitudes, a impulsar la educación liberadora, haciendo énfasis en la necesidad de incorporar al quehacer de las instituciones educativas la atención a la educación nutricional, sexual y espiritual.
El presente artículo tiene como propósito revelar los resultados investigativos sobre la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca", a fin de proponer soluciones que contribuyan al desarrollo de la espiritualidad en el escenario educativo.
Materiales y métodos
Desde la certeza de su importancia para el "hombre nuevo" y para la posibilidad del soñado "mundo mejor", surgió esta investigación que enfocó su mirada en la percepción social de la espiritualidad, desde una visión amplia; teniendo en cuenta que en la bibliografía consultada no abundaban referencias de investigaciones con un enfoque integrador de la espiritualidad y que las "nuevas espiritualidades individuales", el "sincretismo emergente" y la "revitalización de las nociones de espíritu" eran una realidad que se apreciaba en las prácticas sociales, sobre todo de la juventud.
Por ello, se tomó como protagonista de esta investigación a una población joven de estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca"; por ser parte de la formación integral de las futuras generaciones, específicamente estudiantes de la carrera de Licenciatura en Educación Primaria, egresados de esta especialidad y agentes de la experiencia de socialización de un individuo al ingresar a la educación primaria. Se seleccionaron, además, estudiantes de la carrera de Licenciatura en Marxismo-Leninismo e Historia, por pertenecer al área de las humanidades y ser en su postgraduado contribuyentes importantes en la formación de una cosmovisión del mundo en los futuros jóvenes.
La muestra fue seleccionada de manera intencional. Estuvo conformada por 16 jóvenes, en el período comprendido entre septiembre de 2018 y abril de 2019. Ambos grupos estaban integrados por igual cantidad de sujetos, pero con diferencias en la cantidad de mujeres y hombres. El grupo de Licenciatura en Educación Primaria fue conformado por ocho jóvenes del sexo femenino, mientras que el grupo de Licenciatura en Marxismo-Leninismo e Historia estuvo compuesto por cinco jóvenes del sexo masculino y tres del femenino.
Como punto de referencia se tomó la percepción social, por ser esta una dimensión de la subjetividad que compone los importantes significados que, de una forma más o menos consciente, el sujeto concede a los objetos de su percepción; en un proceso de construcción subjetiva que se utiliza en la práctica social y establece la lectura que se hace de la realidad.
Metodología
Objetivos
Objetivo general:
- Explorar la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca".
Objetivos específicos:
- Develar el contenido de la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas.
- Develar las percepciones coincidentes, divergentes y contradictorias sobre la espiritualidad en el grupo estudiado.
Tipo de investigación
Fue una investigación exploratoria-descriptiva, que abordó un tema escasamente investigado en el contexto cubano y representó uno de los primeros intentos de estudiar la espiritualidad desde la perspectiva psicológica en Pinar del Río. El estudio se realizó a partir la percepción social, por ser este un proceso de construcción subjetiva que compone los significados y valoraciones que las personas conceden a los objetos de su percepción. Se tomó como muestra de la investigación a estudiantes de carreras pedagógicas por la importancia de la espiritualidad en ellos, como agentes de socialización de las futuras generaciones.
Estuvo condicionada la investigación por la insuficiente comprensión del fenómeno estudiado y la pertinencia de realizar un estudio que permitiera profundizar en sus particularidades internas y que abriera camino a futuras investigaciones.
Se orientó el estudio, siguiendo el camino de la investigación cualitativa, pues pretendió aproximarse a la percepción social de la espiritualidad a través de experiencias vivenciales, de carácter subjetivo, en el que se involucraron los procesos de comunicación y el papel activo del sujeto investigado, lo cual nos llevó a considerar la metodología cualitativa como fundamento epistemológico a partir del cual enfocar la investigación.
Métodos y Técnicas
Para explorar la percepción social de la espiritualidad en estudiantes de carreras pedagógicas de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca", se establecieron las siguientes dimensiones: características de la espiritualidad, formas de expresión de la espiritualidad y elementos curriculares y extracurriculares que potencian la espiritualidad.
Para estudiar la dimensión de la percepción social de la espiritualidad, asociada a sus características, se tomaron como indicadores:
Tipo de creencia o manifestación religiosa
Bienestar emocional
Atributo personal con un carácter autorregulador del comportamiento
Recurso con un valor socioafectivo
Para estudiar la dimensión de la percepción social de la espiritualidad asociada a sus formas de expresión se tomaron como indicadores:
Para estudiar la dimensión de la percepción social de la espiritualidad asociada a los elementos curriculares y extracurriculares que la potencian, se tomaron como indicadores:
Se emplearon las siguientes técnicas:
Asociación libre de ideas: se usó por el valor que se le concede para apelar a valoraciones que los individuos emiten de forma brusca y repentina sobre un determinado objeto o fenómeno, lo que permite al investigador acceder con facilidad al núcleo figurativo y al campo representacional. Es una técnica que es utilizada con el propósito de tener un acercamiento global a las concepciones, ideas, criterios, nociones y valoraciones que hacen los sujetos acerca de la espiritualidad. Con esta pretensión se brindó la siguiente consigna: Exprese lo primero que le viene a la mente cuando escucha la palabra "espiritualidad".
Entrevista semiestructurada: es una técnica de recopilación de información mediante una conversación profesional. De acuerdo al propósito con que es utilizada puede cumplir varias funciones, tales como: obtener información de individuos o grupos, influir sobre ciertos aspectos de la conducta (opiniones, sentimientos, comportamientos), ejercer un efecto terapéutico. En la presente investigación se cumplió la primera de las funciones, o sea, obtener información de los sujetos investigados sobre la espiritualidad. La entrevista fue elaborada de manera semiestructurada, insertándose preguntas en dependencia de la dinámica comunicativa establecida, siempre intentando abarcar las variables que consideramos necesarias para el análisis de los resultados, con el propósito de dar respuesta a nuestros objetivos.
Grupo focal: este método descansa en la interacción de un grupo de personas con relación al tema de investigación, bajo la guía de un moderador; se le ofrece al sujeto investigado la posibilidad de interactuar de manera directa con el otro, en un proceso de análisis y reflexión. En esta investigación el espacio de trabajo grupal permitió someter a debate lo que se percibe como espiritualidad en el marco de la formación pedagógica, promoviendo la reflexión y la construcción grupal desde vivencias concretas.
Resultados
A pesar de la diversidad que se mostró en los contenidos perceptuales develados en los instrumentos aplicados, la integración del análisis de sus resultados permitió apreciar el sentido personal que para los sujetos de la población de estudio posee la espiritualidad en el marco de la formación profesional.
Para una mejor comprensión del fenómeno fueron tomadas en consideración las percepciones coincidentes por sus esencias comunes, las percepciones divergentes que no tuvieron un núcleo común con otras y las contradictorias, que mostraron contenidos perceptuales que se contradecían.
En este sentido, se manifestaron criterios comunes en sus esencias que develaron que la espiritualidad es percibida por los sujetos que conforman la población de estudio, como un elemento inherente a todo ser humano, que no está asociado necesariamente a una experiencia religiosa y que se manifiesta en diferentes niveles de expresión, en función de factores externos como la edad, la formación personal, las experiencias vida, el acervo cultural de las prácticas profesionales y la riqueza vivencial que aportan las creencias humanas.
Otros contenidos revelados, en torno a las características de la espiritualidad, mostraron su componente afectivo, siendo este el de mayor nivel de asociaciones y percepciones al definirla y al abordar sus formas de expresión. También se mostraron contenidos perceptuales en los que se apreció la dimensión cognitiva de la espiritualidad, pues esta condiciona las formas de pensar acerca de "uno mismo", de los demás y del mundo, de manera general; manifestándose ello a través del sistema personal de valores. Como parte de la unidad cognitiva-afectiva-volitiva, se percibieron contenidos que develaron el componente volitivo de la espiritualidad dado por su carácter autorregulador y movilizador del comportamiento hacia el logro de las proyecciones futuras.
Las principales formas de expresión de la espiritualidad, percibidas por el grupo estudiado, se enmarcaron en los indicadores "relaciones con uno mismo" y "relaciones con los demás", mostrándose coincidencia en las percepciones que reflejan el plano individual como el principal escenario de expresión de la espiritualidad, de la que emana la expresión de ella en la relación con otros, en todos los espacios de socialización. Existe divergencia en el indicador referido a la expresión de la espiritualidad en la relación con Dios o con un ser supremo, sobre el que se manifestaron menos contenidos perceptuales.
En cuanto a los contenidos perceptuales referentes a los agentes potenciadores de la espiritualidad se mostró consenso al percibir como principales agentes las actividades curriculares, entre las que se destacan las asignaturas Religión, Filosofía y Psicología. No se develaron contenidos perceptuales sobre las actividades extracurriculares que fomentan la espiritualidad, aunque reconocieron el papel de sus carreras en su formación general integral, percibiéndose la espiritualidad como un fenómeno necesario para el ejercicio de la profesión y al escenario pedagógico como un espacio de satisfacción de sus necesidades de realización y superación personal, que para ellos se traduce en enriquecimiento espiritual.
En relación con ello, se mostraron percepciones consensuadas sobre la necesidad de cultivar la dimensión espiritual, sobre todo en algunos maestros y en los profesionales de las ciencias pedagógicas, por considerarse un atributo imprescindible para la concepción del mundo, las relaciones interpersonales y el desempeño óptimo de la profesión. Se mostró consenso también sobre la correlación entre espiritualidad y pedagogía, pues el grupo consideró que la espiritualidad es un elemento que deben llevar siempre implícito los profesionales de la educación.
Las percepciones contradictorias se mostraron solo en relación con las personas que se consideran más espirituales; pues, aunque el grupo estudiado percibió que todos los seres humanos tienen una dimensión espiritual, los estudiantes de la carrera de Licenciatura en Educación Primaria distinguieron como más espirituales, a las personas con creencias religiosas por sus vivencias de fe, a los profesionales por sus riquezas cognoscitivas y a los adultos por sus experiencias de vida.
Discusión
Este análisis integral de los resultados evocó los prepuestos teóricos sobre la percepción social que sirvieron de referencia para la investigación, pues se expusieron diferencias perceptuales que respondieron a procesos como la acentuación perceptiva; a través de la cual existe una tendencia a centrar la atención en los aspectos de mayor interés para el sujeto, según los valores personales, las motivaciones humanas y las vivencias en referencia al objeto de estudio.
En sentido general, atendiendo a la selectividad perceptiva, que manifiesta que el ser humano es incapaz de percibir todos los estímulos que están presentes, discriminando aquellos que son irrelevantes entre los estímulos más relevantes, se consideraron de extraordinario valor los contenidos perceptuales develados en esta investigación, pues mostraron los aspectos más significativos de la espiritualidad para un grupo de jóvenes en proceso de formación pedagógica, desde los sentidos personales que ellos les confirieron.
Referente a los presupuestos teóricos abordados sobre la espiritualidad, se evidenciaron coincidencias sobre las tres dimensiones básicas de la espiritualidad descritas por Barreto et al. (2015), quienes reconocen: una dimensión intrapersonal de la espiritualidad asociada a los aspectos más significativos del sujeto que ofrecen sentido y coherencia; una dimensión interpersonal referente a la armonía en la relaciones con otras personas y una dimensión transpersonal que está asociada a lo trascendente y a la necesidad de tener esperanza y dejar un legado que va más allá del ser humano. Dimensiones que coincidieron con las formas de expresión de la espiritualidad percibidas por el grupo estudiado en cuanto a los indicadores "relación con uno mismo", "relación con los demás" y "relación con un Dios o ser supremo", develándose estas formas de expresión en el mismo orden que la literatura consultada le confiere a dichas dimensiones.
En otro sentido del análisis, se apreció que Krishnakumar y Neck, como se citó en Pérez Santiago (2007) refieren que las definiciones contemporáneas de espiritualidad se agrupan en tres perspectivas fundamentales: la perspectiva de origen intrínseco, la perspectiva religiosa y la perspectiva existencial. De estas tres se evidenció en el grupo estudiado la primera perspectiva de definición, la referente a la espiritualidad como concepto o principio que se origina en la interioridad del individuo y que no se limita a las reglas de la religión, que es capaz de trascenderla y que va a la búsqueda interna de significados, sin necesidad de pertenecer a una denominación religiosa. Esta perspectiva fue afín con la apreciación que el grupo posee de la espiritualidad como un elemento inherente a todo ser humano y que no está necesariamente sujeta a una experiencia religiosa.
Sobre este elemento se mostraron diferencias con los resultados obtenidos en referentes investigativos sobre el tema de la espiritualidad, específicamente con el que aborda la percepción social de la espiritualidad en el marco de la relación médico-paciente, desarrollado en la Universidad de Ciencias Médica en el año 2016. Comparándose las investigaciones, se apreciaron diferencias en la apreciación social de la espiritualidad entre los jóvenes estudiantes de las ciencias médicas y los jóvenes estudiantes de las carreras pedagógicas. Los primeros perciben que la espiritualidad se asocia mayormente a la experiencia religiosa y la conciben como sinónimo de religión, develando como principal forma de expresión de la espiritualidad la relación con Dios, la interacción social y la satisfacción consigo mismo. Mientras, los jóvenes de la presente investigación perciben que la espiritualidad no necesariamente está suscrita a una experiencia religiosa y perciben las formas de expresión de la espiritualidad en orden inverso: "relación consigo mismo", "relación con los demás" y "relación con Dios".
En esencia, los resultados obtenidos se asocian a las concepciones contemporáneas de la espiritualidad, que a criterio de los antropólogos Cornejo Valle et al. (2019) muestran el renacimiento de una espiritualidad subjetiva y experimental, que se enmarca dentro de la corriente new age o nueva era de la espiritualidad, en la que se percibe un estado de apertura espiritual diferente a las concepciones tradicionales de la misma, "donde se destaca un concepto de espiritualidad marcado por la experiencia subjetiva, no por una doctrina" (p. 7).
Teniendo en cuenta el problema de investigación y los objetivos propuestos para la misma, y luego del análisis de los resultados obtenidos, se arribaron a las siguientes conclusiones:
La percepción social que posee el grupo de estudio sobre la espiritualidad mostró que esta es un elemento inherente a todo ser humano, que no está supeditada necesariamente a una experiencia religiosa y que se manifiesta en diferentes niveles en función de factores externos como la edad, la formación personal, la profesión y los tipos de creencias.
Se perciben como principales características de la espiritualidad: su componente afectivo, que se distingue en el bienestar emocional que ella aporta; su componente cognitivo, pues condiciona las formas de pensar acerca de uno mismo, de los demás y del mundo; y su componente volitivo, dado por su carácter autorregulador y movilizador del comportamiento.
Las principales formas de expresión de la espiritualidad, percibidas por el grupo estudiado, se enmarcaron en el plano individual por la autosatisfacción que esta brinda en la interacción social, por la mediación que tiene en las relaciones con los demás y en la relación con Dios.
Los contenidos perceptuales referidos sobre los agentes potenciadores de la espiritualidad mostraron como principales fuentes de lo espiritual las asignaturas curriculares de Religión, Filosofía y Psicología, no siendo develadas las actividades extracurriculares que pueden potenciar la espiritualidad en ellos como futuros pedagogos.
Se mostró consenso al percibir la necesidad de fortalecer el papel del maestro, no solo como trasmisor de conocimientos, sino como una fuente de riqueza espiritual.
Se mostraron percepciones coincidentes sobre los contenidos relativos a las características de la espiritualidad y sus formas de expresión; percepciones divergentes en los contenidos asociados a las actividades curriculares que potencian la espiritualidad y percepciones contradictorias en relación con los factores que determinan qué personas son más o menos espirituales.
Se recomienda, desde los aportes de esta investigación:
Socializar los resultados obtenidos en esta investigación, a fin de que sean tomados en consideración para el trabajo psicoeducativo con los jóvenes de formación pedagógica.
Desarrollar otras investigaciones sobre la espiritualidad y su vínculo con la pedagogía, extendiendo el análisis a la inclusión de otras carreras pedagógicas y de otras variables como el género y las creencias religiosas.
Extender el estudio de la percepción social de la espiritualidad a los profesores, formadores de pedagogos, para obtener una visión más amplia del fenómeno desde sus experiencias laborales concretas.
El interés por conocer la dimensión espiritual y el fomento de la competencia espiritual en el perfil del egresado deben constituir un objetivo explícito de los programas de estudio, para hacer de las experiencias educativas un genuino proceso de formación integral que permita afirmar que la espiritualidad humana es un componente esencial en la educación superior del siglo XXI.