Introducción
Los retos que el desarrollo socioeconómico y tecnológico mundial impone a los profesionales de nivel medio aumentan de manera significativa. Hoy se necesitan trabajadores con mayor integralidad, capaces de identificar, enfrentar y solucionar los problemas y situaciones que caracterizan el objeto de su profesión, caracterizados por el cambio permanente; ello exige nuevas cualidades a su preparación profesional, lo que a su vez reclama cambios en los sistemas de formación para el trabajo (Mena y Mena, 2020).
En correspondencia con estas exigencias, Cuba aboga por un modelo educativo para la formación de profesionales competentes, capaces de dar solución a los problemas y situaciones más comunes de cada profesión, convirtiéndose en activos transformadores de la realidad social. Esta aspiración se sintetiza en el encargo o misión asignada por el Estado cubano al Ministerio de Educación (MINED) y de manera particular a la Educación Técnica y Profesional (ETP), responsabilizada con "Dirigir la formación inicial y continua de la fuerza de trabajo calificada de nivel medio, así como la capacitación a la población, a través de la integración institución educativa-entidad laboral, como elemento dinamizador del desarrollo económico y social del país" (Ministerio de Educación, 2016a, p.22).
Este encargo social a la ETP afecta también aquellas áreas que representan nuevos perfiles profesionales; entre ellas se incluye el técnico medio en la especialidad Trabajo Social, que encierra de manera fundamental aquellas áreas disciplinares relacionadas con el contenido inherente a los problemas sociales y/o humanos de carácter social.
Para Falla (2014), la profesión de Trabajo Social debe centrarse en la promoción de la equidad y la justicia social, política y económica por medio del conocimiento y la investigación enmarcada en contextos histórico-culturales específicos. En este sentido, el referido autor reconoce al Trabajo Social como una disciplina que implica una alta rigurosidad en el enfrentamiento de su objeto, y que posee una base teórica de conocimientos científicos que le dan especificidad como profesión. Es a partir de estos conocimientos científicos, como opinan Blanco, Sánchez y Tallón (2018) una vez identificadas la magnitud, las características y consecuencias de las necesidades y problemas sociales, desde donde se aportarán propuestas y soluciones que colaboren en su atenuación y transformación de las estructuras y discursos sociales que las generan. En esencia, el Trabajo Social constantemente asume nuevos escenarios, ejercicios, compromisos y tareas; constituye la profesión dentro de las ciencias sociales que mayor progreso e implicación ha tenido en relación con la atención comunitaria y los programas de seguridad social.
En ese contexto, es la profesión con más amplio desempeño en la práctica social, estando relacionada con las complejas relaciones entre los seres humanos y el contexto social en que viven, necesitadas de un estudio profundo. Articula en sí misma el reconocimiento de la dignidad humana, desde la convicción de que todas las personas desarrollen plenamente sus potencialidades, mejoren su calidad de vida sobre la prevención y/o solución de aquellos problemas más significativos de índole social, teniendo como principio esencial el reconocimiento de los derechos humanos, los valores universales de convivencia y la justicia como equidad (Falla, 2014).
Particularmente en Cuba, inmersa en la construcción de un proyecto social que pone al ser humano como centro y componente esencial, se requieren profesionales integrales, de nivel medio, que se desempeñen en esta compleja área, influenciada por la dinámica de los cambios sociales y, en buena medida, por la heterogeneidad de la interpretación de los hechos y fenómenos; en tal sentido, la especialidad adquiere un papel de amplia relevancia.
La concepción del plan de estudios de la especialidad técnico medio en Trabajo Social, hace énfasis en una formación profesional que habilite a este especialista:
Para desempeñarse como promotor, movilizador, mediador, facilitador y coordinador de acciones que contribuyan a la solución de los problemas sociales en su ámbito de inserción. Para ello deberá poseer una formación general que le permita adaptarse a las condiciones del medio de actuación (MINED, 2016b, p.2).
En este quehacer, la acción investigativa constituye un recurso insustituible para generar proyectos de desarrollo humano y social, producir procesos de seguimiento a los mismos y conocer su impacto mediante la comprensión de las interacciones humanas y la explicación de los procesos sociales. De tal modo, durante su desempeño, el profesional de nivel medio debe participar en actividades de investigación que faciliten la intervención y solución, aplicando el método investigativo, de los problemas sociales.
Lograr este propósito implica la incorporación de nuevas prácticas al perfil de estos profesionales, por lo que cobra una elevada significación la formación, como parte de su perfil, de un grupo de habilidades relacionadas con la búsqueda, actualización y procesamiento permanente de la información científico-tecnológica (Mena y Mena, 2020). Como consecuencia, se requiere un técnico medio en la especialidad Trabajo Social apropiado de nuevos conocimientos y habilidades relacionados con la investigación.
Asumir este criterio significa reconocer al trabajador social no solo desde su intervención en el enfrentamiento y solución de los problemas sociales, sino como un profesional que, para atender, explicar estas problemáticas e identificar las causas que las originan (problematización) utiliza los conocimientos existentes (teorización), produce y reproduce nuevos conocimientos que surgen y se enriquecen desde la realidad social que representa el medio en que se desempeña (comprobación), utilizándolo como manifestación del método científico.
Estos elementos del conocimiento instrumental, prácticamente patrimonio de profesionales de nivel superior, forman parte de las necesarias habilidades científico-investigativas, exigidas como parte de la integralidad, que debe poseer el técnico de nivel medio en Trabajo Social.
Así, las destrezas científico-investigativas adquieren una gran relevancia en la conformación del perfil profesional del técnico medio en la especialidad Trabajo Social. Farías, Veiga y Elverdin (2016) consideran que el papel de estas habilidades, si bien no es nuevo, se ha modificado con el desarrollo y evolución de la especialidad, en tanto durante muchos años se priorizó la dimensión técnico-operativa; provocando con ello que, al tiempo de ser considerada un contenido importante para la práctica social, haya sido tratado como algo separado de ella.
Como consecuencia, durante el tratamiento a los problemas sociales se requiere que la investigación y la intervención se mantengan en permanente contacto e interrelación, llegando al carácter de interdependencia. Así, el trabajador social debe replantear su perfil de actuación y desempeño con la finalidad de tener en cuenta, además de elementos propios de una profesión ligada a la intervención, un espectro mayor, con énfasis en los procesos investigativos, que le permita avanzar hacia la configuración y construcción disciplinar (Blanco, Sánchez y Tallón, 2018).
Las habilidades científico-investigativas en la formación profesional relacionada con el trabajador social han sido estudiadas por un amplio grupo de especialistas en los últimos años (Falla, 2014; Martínez y Márquez, 2014; Estrada, González, Chávez, Quintero y Ramírez, 2016; Chirino, Vázquez, Canto, Escalona y Suárez, 2016; Farías y otros, 2016; Esteban y Del Olmo, 2016; Muñoz, Hernández y Véliz, 2017; Ramón, Lalangui, Guachichullca, y Espinoza, 2019; Blanco, Sánchez y Tallón (2018); Ravelo, Bonilla, Martell y Toledo, 2019; Viteri Briones y otros, 2020), entre otros. Todos consideran su importancia para alcanzar la integralidad y competencias de este profesional.
Los criterios de estos investigadores se pueden sintetizar a partir de la consideración de que las habilidades científico-investigativas representan un conjunto de conocimientos dominados, de diversa naturaleza, que empiezan a desarrollarse desde antes de que el individuo tenga acceso a procesos sistemáticos de formación para la investigación. La mayor parte de estos conocimientos se desarrollan no solo para posibilitar la realización de las tareas propias de la investigación; sin embargo, han sido detectadas por los formadores como habilidades (como se verá más adelante) cuyo desarrollo, en el futuro profesional, es básico y constituye una contribución fundamental para potenciar que este pueda realizar investigación de buena calidad.
Como regularidad, coinciden estos investigadores, las habilidades científico-investigativas le permiten al sujeto realizar de forma eficiente una actividad investigativa relacionada con la profesión descubriendo problemas, describiendo, interpretando, explicando, valorando, prediciendo y transformando el objeto que se investiga. De lo que se puede inferir que, tanto en el trabajo social como en la formación de este trabajador, las habilidades científico-investigativas se convierten en parte del contenido profesional.
Siendo consecuente con todo lo anteriormente expuesto, la necesidad de potenciar el proceso de formación de habilidades científico-investigativas de los estudiantes de la especialidad técnico medio en Trabajo Social en la ETP se convierte en un reto; se requieren profesionales que sean capaces de investigar los problemas de la sociedad en general y de las instituciones laborales, buscar sus causas y brindar soluciones a las insuficiencias que presentan, para contribuir a la solución de problemas teóricos y prácticos concretos, partiendo esencialmente de su formación en la escuela.
Sin embargo, en la práctica pedagógica de la ETP, relacionada con esta especialidad, que se estudia únicamente en el Centro Politécnico (CP) "Rigoberto Fuentes Pérez", se manifiestan insuficiencias. Se requiere de un conocimiento adecuado de los elementos que caracterizan el proceso de formación de habilidades científico-investigativas de los estudiantes de la especialidad Trabajo Social. En relación con ello, el artículo se propone como objetivo general caracterizar el proceso de formación de las habilidades científico investigativas en los estudiantes de la especialidad técnico medio en Trabajo Social del Centro Politécnico "Rigoberto Fuentes Pérez" de Pinar del Río.
Materiales y métodos
La investigación fue desarrollada en el CP "Rigoberto Fuentes Pérez" de Pinar del Río. El estudio tiene un carácter explicativo con un diseño ex post facto retrospectivo, cuyos datos fueron obtenidos por medio del estudio de documentos, entrevistas semiestructuradas a profesores del CP y especialistas instructores de las entidades laborales en que los estudiantes realizan las modalidades de enseñanza práctica, observación de actividades docentes y encuestas a los estudiantes. Los datos capturados fueron analizados con posterioridad tanto de manera cuantitativa como cualitativa, siguiendo el enfoque dialéctico.
La selección de los instrumentos se realizó de manera consecutiva, lo que permitió realizar una triangulación múltiple de datos secuenciales relacionados con el proceso de formación de las habilidades científico-investigativas en los estudiantes de la especialidad Trabajo Social. El proceso se inició con el estudio de los documentos normativos de la carrera para conocer cómo se aborda la formación y desarrollo de las habilidades científico-investigativas desde el punto de vista normativo: plan de estudios, indicaciones metodológicas, programas y preparación de las asignaturas y guías de entrenamiento para las prácticas laborales.
Seguidamente se aplicó la entrevista semiestructurada a docentes del centro politécnico y especialistas instructores de la especialidad, para determinar el peso y la salida dado a las habilidades en estudio a través de las actividades docentes y el contenido de las asignaturas.
Se entrevistaron nueve (9) profesores del centro politécnico que impartieron las asignaturas básicas y específicas de la profesión: Elementos de Economía Cubana; Fundamentos de Comunicación Social; Introducción al Trabajo Social; Fundamentos Teóricos para el Trabajo Social; Metodología del Trabajo Social; Políticas Sociales y Servicios Sociales; Prevención, Asistencia y Seguridad Social en Cuba; Legislación y Trabajo Social; Fundamentos Éticos para el Trabajo Social; Gestión de Información; Desarrollo Humano; Enfoques Transversales; Elementos del Sistema Político Cubano; Fundamentos de Psicología Social y Tarea Integradora. Se tuvo en cuenta que existen cinco (5) profesores que imparten más de una asignatura. Además, la entrevista fue aplicada a cinco (5) especialistas instructores que se desempeñan en aulas anexas y durante la práctica laboral en las entidades laborales.
El tipo de entrevista semiestructurada aplicada posibilitó a los investigadores, a partir de un guión básico de 12 preguntas, añadir otros elementos en función de profundizar, aclarar, organizar o sintetizar el pensamiento de los entrevistados.
Con esta información se realizó una observación a 14 actividades docentes desarrolladas, tanto en el centro politécnico (9) como en las entidades laborales (5). La observación tuvo como propósito contrastar la información obtenida de la entrevista a docentes e identificar las causas que pueden estar originando los resultados obtenidos.
Finalmente, se encuestó a la totalidad de los estudiantes con el objetivo de conocer en qué medida consideran tener preparación científico-investigativa que le permita realizar las actividades relacionadas con la profesión.
La encuesta fue aplicada a los 24 estudiantes de 3er año, seleccionados de forma intencional, porque es en este año en que se sintetizan contenidos relacionados con la formación de habilidades científico-investigativas, que vienen siendo abordados desde el año anterior.
A partir del guión expuesto, se desarrolló la estrategia de búsqueda y procesamiento de la información, que permitió caracterizar la situación del proceso de formación de las habilidades científico-investigativas. Las preguntas de los instrumentos fueron sometidas a un pilotaje inicial que facilitó su elaboración final, garantizando que el texto fuese comprensible. Los principales indicadores abordados fueron los siguientes:
- Importancia dada en los documentos normativos a las habilidades científico-investigativas del técnico medio en la especialidad Trabajo Social.
Presencia de los contenidos sobre investigación científica en las asignaturas.
Salida a la habilidades científico-investigativas a través de los contenidos de las asignaturas.
Trabajo metodológico interdisciplinar relacionado con las habilidades científico-investigativas de las asignaturas del año de estudio.
Identificación y trabajo con los problemas profesionales en la formación de las habilidades científico-investigativas.
Dominio por los estudiantes de las habilidades científico-investigativas.
Resultados
El análisis del contenido del Plan de Estudios de la especialidad técnico medio en Trabajo Social (MINED, 2016b, Resolución Ministerial 282, Anexo 4), revela información importante acerca del objeto estudiado, entre la que se destaca la siguiente:
El objeto de trabajo del trabajador social, entre otros conocimientos necesarios para el desempeño de su labor, incluye el diseño de proyectos de intervención.
Su campo de acción tiene como fin la contribución a la solución de los problemas sociales a partir de los recursos de que se dispone y las políticas establecidas.
Las tareas y ocupaciones a desarrollar por este profesional incluyen su actuación como agente mediador para la prevención y transformación de los problemas sociales y sus causas, lo que incluye la realización de caracterizaciones y diagnósticos de sujetos y comunidad; el diseño, propuesta e implementación de acciones orientadas a la prevención y transformación de los problemas sociales y las causas que los generan; la propuesta de proyectos de transformación social, orientados al desarrollo local, así como la participación en las actividades de investigación requeridas para su desempeño profesional.
Asimismo, entre las habilidades a formar se encuentran: aplicar métodos y técnicas para la identificación, diagnóstico, descripción, valoración e interpretación de problemas sociales (segundo año) y utilizar diferentes vías de búsqueda de información pasiva disponible en la comunidad (tercer año).
Como puede observarse, en el contenido profesional a aprender por los estudiantes de la especialidad, existe un alto componente relacionado con la investigación científica. De lo que puede inferirse que el técnico medio en la especialidad Trabajo Social, en buena medida es un investigador social que debe contribuir a la solución de los problemas sociales incidiendo en la transformación positiva de la sociedad.
Sin embargo, en ninguno de los grupos de asignaturas a recibir por los estudiantes durante su formación profesional inicial: formación general y básica, formación profesional básica y formación profesional específica, existe alguna dirigida específicamente a esta ciencia. Tampoco aparecen identificados los principales problemas profesionales generales y por años, relacionados con la especialidad.
No se pudo comprobar la existencia de indicaciones metodológicas referidas a la formación de habilidades científico-investigativas en los estudiantes, a través de las diferentes asignaturas; tampoco existe alguna relacionada con el trabajo metodológico interdisciplinar entre las asignaturas del año académico en función de las habilidades en estudio.
Solo en las asignaturas Fundamentos de Psicología Social, Fundamentos de Comunicación Social e Introducción al Trabajo Social, aparecen algunos contenidos relacionados con la actividad científico-investigativa. Los elementos del conocimiento más abordados son los relacionados con el método sociométrico y otras técnicas para la investigación grupal, para diagnosticar fenómenos sociopsicológicos presentes en los grupos sociales; el diagnóstico comunitario y sus principios de aplicación y las técnicas para su estudio; la caracterización de los problemas sociales en Cuba y la identificación de sus causas, así como la caracterización de la metodología de la investigación social, su importancia y especificidades del trabajo social.
El 77,7 % (7) de los docentes entrevistados no tiene formación pedagógica, al ser especialistas de las empresas que imparten las asignaturas en el centro politécnico. También se tuvo en cuenta que algunos profesores (5) imparten hasta dos asignaturas.
Según el 66,6 % (6) de los profesores, la formación de las habilidades científico-investigativas deben ser abordadas en la asignatura Tarea Integradora, de lo que se puede apreciar que no son conscientes de la responsabilidad que tienen el resto de las asignaturas. Ninguno de los profesores del centro puede hacer referencia de manera coherente e integral a los principales problemas profesionales de la especialidad. Si bien estos problemas no existen particularizados en el Plan de Estudios ni en el año, tampoco existen estrategias dirigidas a su identificación a partir de la realidad de la especialidad en el territorio, lo que indica un divorcio o contradicción entre la lógica de la ciencia con que se abordan los contenidos y la lógica de la profesión con que se debería abordar.
Los especialistas de las entidades laborales que fueron entrevistados insisten en las debilidades que presentan los estudiantes en relación con habilidades relacionadas con la problematización, la caracterización, la fundamentación y la comprobación de los hechos, objetos o fenómenos de la realidad, lo que implica dedicar tiempo a su formación y desarrollo en función de enfrentar y solucionar los problemas sociales de la práctica.
Por último, la totalidad de los estudiantes encuestados consideran poco importante la investigación como parte de su desempeño profesional; por lo general no la conciben como parte de su futuro en la especialidad Trabajo Social. Los estudiantes encuestados declaran la poca intencionalidad con que se abordan estas habilidades en todas las asignaturas confirmando que, aunque incluso en estas no se hace con la profundidad requerida, solo es en pocas asignaturas en las que los docentes hacen referencias a las habilidades estudiadas. Como consecuencia, los estudiantes manifiestan sus inconformidades por las insuficientes habilidades científico-investigativas que poseen para desarrollar el proyecto concebido en la Tarea integradora y las que tienen al llegar a las prácticas laborales en las entidades de la producción y los servicios.
El resultado del análisis realizado arroja las ineficiencias existentes en la formación de las habilidades científico-investigativas en los estudiantes de la especialidad técnico medio en Trabajo Social. Aun se presentan insuficiencias en la concepción integral del proceso, provocado entre otros factores por la falta de preparación de los docentes, así como el insuficiente trabajo metodológico integrado entre todas las asignaturas del año académico.
La concepción didáctica del proceso de enseñanza-aprendizaje, caracterizado por la no identificación de los problemas profesionales de la especialidad y la poca intencionalidad del trabajo para la formación de las habilidades científico-investigativas, provoca el insuficiente desarrollo técnico y profesional integral de los estudiantes de esta especialidad en el CP "Rigoberto Fuentes Pérez".
Discusión
El Trabajo Social, en su construcción histórica, se viene afianzando con solidez como disciplina que forma parte de las Ciencias Sociales; a tono con ello, se enriquece su objeto de estudio. Sin embargo, se ha visto limitado por una insuficiente visión científica sobre su práctica y la influencia de una visión fragmentaria de la realidad social, el pragmatismo y el uso restringido de la investigación a la realización de diagnósticos sociales (Falla, 2014).
Los resultados obtenidos en la investigación que dio origen al presente artículo, en buena medida coinciden con el criterio anterior. Los problemas existentes en la formación de los profesionales de nivel medio, a partir de una insuficiente proyección del componente científico-investigativo, evidencian que este mantiene una tendencia hacia la profesionalización y la intervención, limitando la producción de conocimientos científicos que aún no se ha revertido lo suficiente. En consecuencia, el proceso pedagógico profesional aún no tributa a la formación del componente investigativo que prepare a los estudiantes para un futuro desempeño en el ejercicio profesional, permitiendo de este modo su incidencia en la producción de nuevos conocimientos que, a su vez, admita una mejor comprensión e intervención de la realidad social y sus problemas.
Como resultado de las insuficiencias en el componente científico-investigativo, los estudios teóricos sobre determinadas áreas que requieren un abordaje desde una visión amplia y profunda de la realidad social, carecen de objetividad. Ello se refleja en que los estudiantes aprenden con insuficiencias a realizar diagnósticos y caracterizaciones sobre los problemas, sujetos y el contexto comunitario en general; lo que implica a su vez ausencia o insuficiencias en el diseño, propuesta e implementación de proyectos de transformación social cuyas acciones tributen en dos direcciones fundamentales de la ciencia:
la orientación objetiva a la prevención y transformación de los problemas sociales y las causas que los generan.
la fundamentación y explicación teórica de estas transformaciones y las causas que los provocan como contribuciones que sirvan de base a la solución de futuros problemas sociales.
Por otra parte, la carente sistematización sobre los resultados, cuando estos se obtienen, conduce al insuficiente análisis y reflexión en y desde la actividad que, en el orden cognoscitivo, contribuya a fundamentar, dar coherencia teórica y didáctico-metodológica al proceso de formación profesional.
Sin embargo, a pesar de que su carácter empirista ha limitado la posibilidad de producir conocimientos en su desarrollo disciplinario, es indiscutible que el Trabajo Social gana cada día más importancia como disciplina de las Ciencias Sociales (Esteban y Del Olmo, 2016).
Para Blanco, Sánchez y Tallón (2018), el propio origen práctico del Trabajo Social como profesión imprime cierta relación conflictiva entre la teoría y la práctica. Para estos autores, el Trabajo Social nace, fundamentalmente, para dar solución a los problemas de la práctica, interrelacionados directamente con las implicaciones sociales; por esta razón su incidencia es vista mayormente desde una función correctiva que no ha incidido lo suficiente en la necesidad de indagar de manera científica en las carencias sociales sobre las que se interviene habitualmente.
La concepción del proceso de ETP de la especialidad Trabajo Social debe tener en cuenta que la investigación desde y sobre la intervención social posibilita la identificación y el diagnóstico oportuno de las necesidades; además posibilita un acercamiento al origen de estas necesidades (Blanco, Sánchez y Tallón, 2018). Asumir este criterio significa la necesidad de proyectar el proceso pedagógico profesional a partir de la identificación, enfrentamiento de aquellos problemas profesionales (diagnóstico de necesidades) más comunes; este elemento a su vez, le imprime un indiscutible carácter investigativo, tanto a la profesión como a su proceso formativo.
Se coincide con Farías y otros (2016) en que es preciso tener en cuenta, a la hora de concebir la enseñanza de la investigación, que la mayoría de los estudiantes de la especialidad no tienen preconcebido, como parte de su proyección profesional, dedicarse a la investigación en Ciencias Sociales. Si bien la concepción del Plan de Estudios reclama la formación investigativa, aún subyace en los estudiantes que esta tarea es secundaria a la intervención profesional, lo que genera resistencias durante el desarrollo de la Tarea Integradora a la hora de aprender a elaborar el proyecto de investigación.
En relación con el objeto de investigación, existen un grupo de elementos que merecen atención. Uno de ellos lo constituye la preparación de los docentes. La formación pedagógica que adquieren estos profesionales en su formación de pregrado prescribe la función investigativa como una de las tareas esenciales en cualquier profesor. Poseer formación pedagógica, por tanto, implica, aunque no es condición, poseer una formación mínima como investigador.
El docente debe ser un investigador por naturaleza (Chirino y otros, 2016; Carbonero, Raya, Caparrós y Gimeno, 2016; Ravelo y otros, 2019; Mena y Mena, 2020; Viteri Briones y otros, 2020). Ello significa, entre otras posibilidades, la de dotar a los estudiantes de herramientas para la solución de los problemas por la vía investigativa. Para ello, además de ser un investigador, necesita tener herramientas pedagógicas para enseñar investigación, trasmitir y discutir con los estudiantes sobre la producción de conocimiento y las prácticas de investigación social (Ravelo y otros, 2019).
La propia dirección del proceso de enseñanza aprendizaje de las asignaturas que imparten, está repleta de acciones relacionadas con el diagnóstico actualizado de las condiciones y necesidades para lograr que los estudiantes se apropien del contenido. Requiere la búsqueda, lectura, comprensión, procesamiento y preparación de la información básica en cada actividad docente, ya sea de carácter teórico o práctico.
Por otro lado, la necesidad de que el docente, no importa la asignatura, establezca la debida relación entre la lógica de la ciencia que representa la base de su asignatura y la lógica de la profesión representada en los problemas reales de la profesión, lo obliga a investigar y hacer que los estudiantes también lo hagan (Mena & Mena, 2020). Sin embargo, como evidenció la caracterización realizada, en muchas ocasiones este proceso no cuenta con la intencionalidad necesaria en función de la formación de habilidades científico-investigativas.
De manera que un docente, preparado como tal, puede convertir el proceso pedagógico en una permanente actividad investigativa donde la reflexión sistemática en la acción se convierta en una potencialidad para la formación de las habilidades científico-investigativas.
Este tipo de habilidades, identificadas también como habilidades investigativas, han sido definidas por varios especialistas. Sin embargo, su esencia está asociada al desarrollo de habilidades dirigidas al acto de realizar una investigación científica, haciéndose corresponder con las etapas del método científico.
Para Martínez y Márquez (2014), las habilidades científico-investigativas representan:
El dominio de acciones (psíquicas y prácticas) que permiten la regulación racional de la actividad, con ayuda de los conocimientos y hábitos que el sujeto posee para ir a la búsqueda del problema y a la solución del este por la vía de la investigación científica (p.22).
De igual forma, Estrada Molina y otros (2016) conciben estas habilidades como:
Dominio de acciones teóricas y prácticas que permiten la regulación racional de la actividad en la búsqueda, determinación y solución de un problema científico por la vía de la investigación científica, así como en la introducción y generalización de los resultados en la práctica (p.54).
Estas habilidades se movilizan durante el proceso investigativo en función de descubrir, describir, interpretar, explicar y valorar una realidad, prediciendo su desarrollo futuro según se intervenga o no en ella. Las habilidades científico-investigativas le permiten al profesional realizar de forma eficiente una actividad investigativa determinada, de ahí la importancia de su formación desde el proceso pedagógico profesional inicial.
Por su parte, Chirino y otros (2016) las definen como "el dominio de las acciones generalizadoras del método científico que potencian al individuo para la problematización, teorización y comprobación de su realidad profesional, lo que contribuye a su transformación sobre bases científicas" (p.92).
Los autores anteriores, de algún modo coinciden en que la investigación y su enseñanza precisan de un grupo de habilidades que concretan en un solo oficio lo pedagógico y lo investigativo. Estas habilidades, vistas como acciones invariantes de las habilidades científico-investigativas, adquieren carácter básico y deben ser dominadas primero por los docentes de todas las asignaturas (Chirino y otros, 2016); entre las más importantes se encuentran:
La problematización de la realidad educativa. Asociada a la realidad profesional y entendida como la percepción de contradicciones esenciales en el contexto de actuación profesional mediante la comparación de la realidad, constituye el objeto de la profesión con los conocimientos científicos y valores ético-profesionales que tiene el sujeto representado en el objeto de la ciencia que significa la asignatura, lo que conduce a la identificación de problemas profesionales. Llegar a problematizar a su vez implica un grupo de operaciones como: observación, descripción, comparación, identificación de contradicciones y planteamiento de problemas científicos.
La teorización de la realidad educativa. Representa la búsqueda, aplicación y socialización de los conocimientos científicos esenciales para interpretar y explicar la realidad, así como asumir posiciones personales científicas y éticas que le permitan proyectarlas de forma enriquecida. Implica un grupo de operaciones como: el análisis y síntesis de textos y datos, determinación de indicadores, planteamiento del pensamiento hipotético, comparación con criterios científicos, valoración de elementos teóricos y prácticos, fundamentación con criterios científicos, elaboración de conclusiones, modelación de soluciones científicas y redacción de ideas científicas.
La comprobación de la realidad. Se corresponde con la verificación permanente del proceso y los resultados de la aplicación de propuestas que constituyen alternativas científicas de solución a los problemas de la realidad, lo que permite evaluar sus logros y dificultades desde posiciones científicas y éticas. Implica un grupo de operaciones como: selección de métodos y elaboración de investigación, aplicación de instrumentos, tabulación de la información, procesamiento e interpretación de la información, comparación de los resultados obtenidos con el objetivo planteado y evaluación de la información.
Los criterios anteriores se concretan en tres ideas esenciales relacionadas con que las habilidades científico-investigativas:
Representan un dominio de acciones para definir las habilidades que pudieran considerarse como invariantes de la actividad investigativa.
Representan un dominio del contenido de la enseñanza de la investigación o lo que sería igual, de su sistema de conocimientos, hábitos, valores y actitudes.
Representan una generalización del método de la ciencia.
Otro de los elementos que merece atención, en relación con el objeto estudiado, lo representan las asignaturas que conforman el currículo.
Como pudo apreciarse en los resultados de la caracterización, en el plan de estudios de la especialidad técnico medio en Trabajo Social no aparecen asignaturas orientadas directamente el trabajo con la Metodología de la Investigación Social; lo que si bien no significa en modo alguno que no se pueda enseñar a los estudiantes a investigar, complejiza la labor de los docentes, en tanto se requiere un fuerte trabajo metodológico interdisciplinar que intencione la formación de las habilidades científico-investigativas.
Los docentes, en su mayoría, no hacen consciente el carácter transversal de la formación de estas habilidades durante todos los años académicos y en todas las asignaturas (generales y básicas, profesionales básicas y profesionales específicas), atribuyendo esta importante labor a la asignatura Tarea Integradora. Estas carencias, de alguna forma parecen estar influyendo en que no se aprovechen las potencialidades de los diferentes contenidos para dar tratamiento a la referida formación.
Una de las fortalezas de que el docente domine la función investigativa, estriba en la posibilidad de movilizar de manera consciente esos conocimientos y habilidades durante el desarrollo de los contenidos de su asignatura. Para ello necesita del conocimiento suficiente sobre las características exigidas al técnico medio, establecidas en el modelo del profesional (Mena y Mena, 2020).
Conocer el modelo le facilita:
La comprensión del aporte de su ciencia a la formación del profesional.
El entender cómo y cuál sería su participación en la Tarea integradora que deben desarrollar los estudiantes durante todo el ciclo formativo.
El aprovechamiento de las potencialidades del contenido para dar salida a la formación de las habilidades científico-investigativas.
De manera fundamental, dominar la tercera de ellas le da al docente la posibilidad de articular las exposiciones teóricas (fundamentos desde las ciencias) sobre un tema (como problemas, objetivos, contenidos profesionales), con ejemplos de experiencias concretas sobre el trabajo social que permitan orientar los aprendizajes de los estudiantes del año académico hacia el problema a resolver en la Tarea Integradora.
La revisión del Plan de Estudio de la especialidad Trabajo Social permitió ver cómo los contenidos relacionados con la formación de habilidades científico-investigativas se ubican dentro del contenido de varias asignaturas, durante la mayor parte del currículo, fundamentalmente en el 2do y 3er año. Asimismo, la formación profesional orientada al desarrollo técnico y profesional integral del estudiante, es guiada por el proyecto investigativo a desarrollar por los alumnos como parte de la tarea integradora (MINED, 2016b).
Lograr de manera eficiente cumplir con el objetivo planteado, requiere de un trabajo metodológico integrado e interdisciplinar que, en el año de estudios logre la confluencia de las influencias educativas de todos los docentes, no solo los responsables directos de la Tarea Integradora.
Es decir, las necesarias orientaciones, correcciones y reorientaciones a los estudiantes para progresar en el trabajo con el proyecto investigativo, dependen de todos los docentes en general y de cada uno de ellos en particular. De modo que el proyecto investigativo orientado a la solución de un problema de la especialidad se vaya construyendo a lo largo de la formación inicial con el concurso de todos los docentes. Poseer dominio de la función investigativa, además de enseñar a los estudiantes a problematizar, teorizar y comprobar sobre el objeto investigado, permite a los docentes opinar, sugerir, dar orientaciones, etcétera, acerca de la formulación del problema, el planteamiento de las tareas u objetivos, la fundamentación teórica y las propuestas de solución.
En correspondencia con lo anterior se considera a la formación y desarrollo de las habilidades científico-investigativas en los estudiantes de la especialidad Trabajo Social como una sucesión ininterrumpida de etapas para la apropiación, mediada por los docentes, de las acciones generalizadoras del método científico que potencian al individuo para la problematización, teorización y comprobación de su realidad profesional, a partir de la correcta orientación de un sistema de actividades interdisciplinarias con carácter sistémico y contextualizado, que le posibiliten solucionar los problemas sociales identificados en la comunidad y entidades laborales donde se insertan, a partir de los recursos de que se dispone y las políticas establecidas.
De este modo, todos los docentes del año académico contribuyen a la formación de las habilidades científico-investigativas de los estudiantes, logrando como resultado final y en correspondencia con el modelo de profesional que los técnicos en formación aprendan a:
Fundamentar teóricamente, desde la perspectiva histórico-social, sus resultados investigativos.
Aplicar métodos y técnicas para la identificación, diagnóstico, descripción, valoración e interpretación de problemas sociales.
Utilizar diferentes vías de búsqueda de información pasiva disponible en la comunidad, entre otros elementos.
Enseñar a investigar implica formar y desarrollar en los estudiantes formas de pensar y comunicar ideas acerca de un fenómeno social, con base en la realidad social.
Finalmente, la caracterización sobre el proceso de formación de habilidades científico-investigativas realizada en el proceso de ETP de la especialidad técnico medio en Trabajo Social que se estudia en le CP "Rigoberto Fuentes Pérez", una vez contrastada con los fundamentos teóricos, arrojó un grupo de insuficiencias. Sus rasgos esenciales están relacionados con una insuficiente proyección del componente científico-investigativo, el que tiende a la profesionalización y la intervención, limitando la necesaria producción de conocimientos científicos. Asimismo, el proceso pedagógico no contribuye lo suficiente a la formación del componente investigativo que prepare adecuadamente a los estudiantes. Esta insuficiencia incide negativamente en la comprensión e intervención objetiva sobre la realidad social y sus problemas. Como resultado, los estudiantes aprenden con insuficiencias a problematizar la realidad, realizar diagnósticos y caracterizaciones y explicaciones sobre los problemas sociales, sobre los sujetos y sobre el contexto comunitario en general.
Todo lo anterior se refleja en insuficiencias en el diseño, propuesta e implementación de proyectos de transformación social que, como parte del proceso de ETP, tributen a la orientación objetiva de la prevención y transformación de los problemas sociales y las causas que los generan, así como a la fundamentación y explicación teórica de estas transformaciones.