Introducción
La socialización de la enseñanza del marxismo en Cuba responde a propósitos de carácter histórico y universal que buscan transformar las relaciones económicas, culturales y de poder existentes hasta hoy.
Epistemológicamente, esa tarea pedagógica implica retos de índole diversa, pues su asimilación no puede ser lineal ni espontánea, pues los órganos de los sentidos no perciben directamente, interpretan la totalidad de su naturaleza compleja; por lo que resulta imprescindible entrenar los procesos más especializados del pensamiento, la abstracción y la generalización, en medio de una retroalimentación científica multidisciplinaria e ininterrumpida.
Para el docente, lograr que se aprehenda la esencia del marxismo precisa, además de la comprensión de sus dimensiones plurales y profundas, adecuar los enfoques teóricos a la metodología de su impartición en cada circunstancia.
Hasta hoy, se han alcanzado logros e insatisfacciones en esa tarea, algunas de las cuales se han convertido en sistémicas por su persistencia desde el triunfo de la Revolución y provocado reflexiones por diversos autores, que se manifiestan en la producción de un Estado del Arte abundante y variado, rico en confrontaciones, coincidencias y algunos consensos.
Esa vitalidad en los debates se sintetiza por el presente artículo con el objetivo de generalizarlos y sistematizarlos, para facilitar la labor de investigadores y profesores que hacen de la impartición del Marxismo-Leninismo, sus características, historia y proceso educativo en Cuba, el centro de su accionar; así como lograr en el estudiantado su comprensión desde la ciencia y no desde el dogma, vía de pensamiento y conocimiento y desarrollar capacidades de reflexión e indagación autónomas.
Para ello, ubica el marxismo en contexto histórico y geográfico, internacional y cubano, hace cortes sincrónicos y se concentra en analizar e interpretar la obra de docentes nacionales, publicados mayormente con posterioridad al año 2016, y seleccionados por razones de novedad, actualidad y representatividad de generaciones, provincias y universidades.
La búsqueda bibliográfica no encontró compilaciones, resúmenes o antologías en ningún formato dedicadas a recoger, estudiar y reseñar en un trabajo dichos propósitos en una perspectiva diacrónica del relato que clasifica a la investigación como exploratoria, descriptiva y explicativa, donde se aplican los métodos de análisis-síntesis, dialéctico-materialista, inducción-deducción, histórico-lógico, hermenéutico y enfoque en sistema.
Desarrollo
Marx y Engels crearon su obra en la primera mitad del siglo XIX a partir de "ejes centrales que formarán un instrumento teórico y orientador" (Arkonada y Klachko, 2016, 21), trascendente por el propósito de liberar a la clase obrera europea de la alienación en que vivía y el método científico para indagar la realidad. No buscaron recetas absolutas, ni pensaron siquiera en darle nombre, fundamentaron el cambio y la negación permanente, propios de la dialéctica que excluye toda idea de absolutidad. "Jamás escribieron para la docencia, ni estudios académicos, sino para la lucha filosófica, política e ideológica, contemplaba contradicciones y rectificaciones a sus propios análisis como un elemento natural, orgánico e imprescindible y conformaban a la vez la nueva filosofía" (Guadarrama, 2018, 36).
El tiempo ha negado o no ha corroborado algunas de sus tesis, lo cual también previeron, como el papel principal de la clase obrera en la transformación de las relaciones económicas, culturales y de poder o los criterios que hoy, fuera de contexto, pudieran considerarse denigrantes sobre pueblos o líderes latinoamericanos, al apoyar, en nombre del progreso, el despojo por EEUU de más del 50 % del territorio de México e injuriar infamemente a Bolívar y al propio pueblo azteca, lo cual plantea la tarea de "descifrar las razones detrás de la incapacidad de Marx para acercarse con mínima simpatía al mundo latinoamericano" (Torres Beregovenko, 2019, 46).
Para Martínez Heredia (2018), la teoría de Marx y Engels denota que:
...dos convicciones rigen su posición personal y su trabajo intelectual: la clase social del proletariado puede y tiene que ser protagonista del cambio revolucionario, la justicia y la libertad y en la sociedad capitalista hay un antagonismo entre burguesía y proletariado inherente a ella, nuevo en la historia, y la liberación social y humana no dependerá de un regreso a nada perdido, sino de la insoluble contradicción del propio desarrollo impetuoso del capitalismo (Martínez Heredia, 2018).
Tal esencia redentora lo vinculó a la izquierda, "una de esas denominaciones que sobreviven a todos los avatares y guarda en su ambigüedad y plurales significados una mayor riqueza respecto a la complejidad que refiere" (Martínez Heredia, 2021) y que en el siglo XX inspiró programas ideológicos y políticos para "realizar la revolución proletaria y transición de formas capitalistas de producción material y espiritual a etapas superiores" (Rafuls y Sabater, 2015, 31) e intentar construir sociedades a partir del predominio estatal en toda actividad social.
La factibilidad de sus ideas se reafirma cada día en seis países subdesarrollados de Asia y América Latina, con más de 1300 millones de personas, un quinto de la población mundial que mantienen líneas de evolución no capitalista, cada una buscando su socialismo.
A esta vitalidad se oponen los poderes dominantes en el mundo al unirse para atacarlo en todos los planos: culturales, económicos y políticos, exacerbando la confusión; mientras que: "los marxistas han permitido el secuestro de categorías, leyes y definiciones propias. La ofensiva teórica en su versión neoliberal, viene realizando un renombramiento de procesos y fenómenos; como si hablara de los mismos problemas, pero en otra lengua, desde la lógica del capital, atractiva por su descripción y de rápida difusión" (Pérez Soto, 2021).
En Cuba el marxismo, sin ser creación autóctona, ha sido aceptado de manera consensuada y se ha mezclado con diversidad de visiones en nuestro ajiaco cultural, a pesar de que por tradición secular e idiosincrasia los cubanos han puesto más esperanza y confianza en sus creencias, supersticiones y trasfondo religioso que en la abstracción inherente a la filosofía, así como dedicado más energía, vocación y tiempo a expresar sus sentimientos mediante la música, el baile, el arte y otras actividades del espíritu que al pensamiento organizado y sistemático propio de la ciencia.
La evolución del pensamiento marxista no tuvo hasta 1959 la fuerza ni caló con la profundidad de otras ciencias sociales como la Historia, la Economía, la Literatura o el Arte.
El triunfo revolucionario, legitimado por la sociedad civil, controló rápidamente el Estado y el Gobierno, alcanzando aceptación en la propuesta de construir el socialismo. Con ese fin se elaboró un programa cultural que desarrollara todas sus manifestaciones en armonía y complementariedad, incluyendo la socialización del marxismo-leninismo; orientación filosófica e ideológica preponderante en los principales líderes: el Comandante en Jefe Fidel, su hermano y segundo, Raúl Castro y otros, que "convirtieron al marxismo en patrimonio de millones y lo enriquecieron en la construcción del socialismo que hacemos cada día" (Alberti, 2018, 4). "Soy marxista-leninista y lo seré siempre" (Castro, 1961, 1). "El contacto con la teoría revolucionaria de José Martí y el marxismo-leninismo, la influencia que ya ejerce Fidel sobre él, las actividades y responsabilidades estudiantiles y revolucionarias en que participa Raúl, fueron determinantes en su formación revolucionaria" (Díaz, 2018, 9). El plan educativo e instructivo para su enseñanza y aprendizaje abarcaba desde la familia a la prensa, teniendo a la escuela, la ciencia y el discurso oficial como voceros principales. Se previó una ejecución flexible, cuyos resultados se medirían en generaciones y no en magnitudes de tiempo, buscando los mejores métodos de interpretación, aprehensión y asimilación crítica.
El Primer Congreso del partido Comunista de Cuba (PCC) en 1975 asumió que "El Marxismo-Leninismo constituye la concepción científica del mundo; la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, la teoría revolucionaria y la ideología científica de la clase obrera" (Rojas, 1978, 5), pues "… evalúa acertadamente los acontecimientos de la realidad social: ve los problemas de modo histórico, cómo han acontecido, qué relación existe con otros, apegado a la experiencia concreta" (Díaz, 2019, 60).
Como sistema de ideas "En la ideología de la Revolución cubana están presentes el marxismo y el leninismo, en la interpretación de la historia y la sociedad" (Monal et al., 2019).
Tras la imperceptible diferencia entre un guion (-) y una (y), de uno u otro representante de corrientes de ideas dentro del marxismo, existe de fondo una progresiva divergencia conceptual y de enfoques, aunque ideológica y políticamente ambos lo defiendan. Las particularidades al respecto han sido muy poco tratadas; todavía se debaten en campos académicos muy reducidos, incluso hay profesores, especialistas, dirigentes políticos, estatales, sociales y económicos junto a la mayor parte de la sociedad que aún no han percibido esas diferencias.
El marxismo-leninismo contó con todo el apoyo institucional y logró imponerse de forma casi total a las demás corrientes del marxismo, al punto de que disentir o desviarse de la línea ideológica oficial se consideraba muestra de antisovietismo, revisionismo, pseudosocialismo y hasta contrarrevolución, lo cual podía acarrear implicaciones civiles, laborales y políticas, pues la fidelidad incondicional a la URSS se recogía en el artículo 5 de la Constitución con eco, en documentos rectores y actitudes de todos los niveles organizacionales, ideológicos e institucionales.
Enseñanza del marxismo
La exposición de un panorama de los 60 años de docencia del marxismo-leninismo en Cuba, es un período que varios autores subdividen en etapas. Santana (1995) parte de considerar a la base epistemológica que fundamenta a la educación como objeto de estudio de la ciencia pedagógica, un sistema de las diversas formas de enseñar y aprender que concibe a la sociedad, al hombre y a sí misma desde perspectivas filosóficas, sociológicas y psicológicas. El principio de que para enseñar el profesor necesita saber comienza por "la comprensión del pensamiento de Carlos Marx, las características sociales de su aparición y asociado a la historia de la filosofía en Europa, las ideologías predominantes y el contexto de la época" (Valdés-Dapena, 2018), así como que "es necesario delimitar lo entendible cuando se dice `marxismo-leninismo', cuestión que parece olvidada en buena parte de los profesionales y la sociedad cubana" (Vila Blanco, 2018, 97), igual que ocurre con los vocablos leninismo, leniniano, marxiano, marxólogo, etcétera para "evitar deformaciones en las ideas propias que se supone les avalan y legitiman" (Ibid.).
La organización institucional para esta labor abarcó a la Academia de Ciencias, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Educación Superior (MES), que crearon sus departamentos especializados en marxismo para responder a las demandas específicas de cada uno; mientras que el Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) y otros también la apoyaron.
El primero se transformó en 1982 en el Instituto de Filosofía y hoy está incorporado al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Publica la Revista Cubana de Ciencias Sociales con un amplio espectro de disciplinas humanísticas que dedicó totalmente sus primeros catorce números a la filosofía marxista.
El MES institucionalizó en 1961 el Grupo Central de Trabajo Político-Ideológico, al que subordinó la dirección de Marxismo-Leninismo e Historia, que responde por la impartición de la disciplina en todas las universidades, institutos y carreras.
En el Proceso de Enseñanza-Aprendizaje se logró estandarizar, homogéneos o idénticos, los planes de estudio en la investigación y la docencia, pues casi se tradujeron los originales soviéticos, sin considerar diferencias culturales y contextuales.
Hoy es incuestionable que constituyó una deformación más allá de la educación: "La relación a nivel social, entre filosofía marxista y ciencias naturales repitió algunos errores de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), aun sin llegar a sus extremos" (Estévez Rams, 2019, 82).
Igual sucedió con los manuales, que algunos por su divulgación se hicieron "clásicos" como los de Afanasiev, Konstantinov, Nikitín y otros, primordiales para el estudio de la Filosofía, la Economía Política y el Comunismo o Socialismo Científico, asignaturas básicas impartidas en varios semestres durante los dos primeros años de estudio.
El estudio por manuales fue objeto de críticas por Ernesto Guevara, que consideraba esencial ser natural para sentirse marxista y esos volúmenes estaban lejos de reflejar la realidad.
Igual sucedió con otros modelos mentales importados de la URSS, que se metamorfosearon y establecieron en la herencia cultural, al punto que todavía hoy no se pueden erradicar e interfieren en la concepción ética guevariana que "fundamentaba en dos elementos esenciales: reeducar al hombre adulto y formar a las nuevas generaciones, encargadas de continuar el proceso revolucionario" (Naranjo Castilla, 2021, 896). Su pensamiento y práctica legitiman al marxismo como teoría económica, política y social y constituyen una alternativa al marxismo doctrinario y de dominación ideológica aplicado en el siglo XX.
No obstante, siempre existieron académicos aislados o en muy pequeños grupos, con criterios no coincidentes con la interpretación institucional, sobre todo de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de la Habana, que enfrentaron y supervivieron a todas las críticas y ataques subjetivos y materiales.
Durante décadas convivieron de forma contrapuesta un marxismo-leninismo omnipresente y prosoviético con un marxismo occidental, de mayor influencia francesa e italiana que trató de independizarse retomando el sentido original de Marx, Engels, Lenin y ampliándose hacia Rosa Luxemburgo, León Trotsky, Georg Luckács, Antonio Gramsci y otros con posiciones eclécticas y heterodoxas para valorar las circunstancias actuales, pasadas y con prospectiva al futuro. El quinquenio vivido por la revista Pensamiento Crítico bajo la dirección de Fernando Martínez Heredia reflejó tal heterogeneidad (Pulido, 2018).
En paralelo ocurrían cambios estructurales en la disciplina, hasta que en el siglo XXI se han estabilizado cuatro asignaturas, reguladas por directrices ministeriales, donde la más nueva, la Resolución 83/20 (Ministerio de Educación Superior, 2020), readecuó otra vez sus nominaciones, dejándolas en: Filosofía, Teoría Política, Estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad y Economía Política, esta última "la que más éxodo de profesores presenta, porque muchos habían sido formados en la Unión Soviética y otros países socialistas, sin estar preparados para explicar un Socialismo en crisis" (Pulido, 2018), aunque en general "incide una pérdida en la formación de profesionales competentes" (Vila Blanco, 2018a, 141), por diversas causas.
En el ámbito de la sociedad civil emergió la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas (SCIF), Organización No Gubernamental (ONG) adscripta a la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISA), que ha logrado, en tanto profesionalizada, un estatuto integrador en el campo de las investigaciones filosóficas y de la ciencia política, editando un boletín denominado Problemas filosóficos y otras publicaciones, así como organizando eventos internacionales cada año donde se abordan aspectos teórico-metodológicos y prácticos mediante la apreciación de cientistas de los cinco continentes (Fung, 2020).
Una visión mundial de la realidad, desde el punto de vista marxista, es reflejado por la revista internacional Marx, ahora (Monal, 2020).
En el 2020, en medio de una pandemia universal por el COVID-19, Cuba recordó el 200 aniversario del nacimiento de Federico Engels, uno de los fundadores originales del marxismo y del 16 al 19 de abril de 2021 el Partido Comunista celebró su VIII Congreso, confirmando su base teórica martiana, fidelista, marxista y leninista, al igual que la Revolución, el Estado y la Constitución que cambió su postulado de marxista-leninista.
En el sector docente aparecen insatisfacciones y dificultades propias de toda acción humana, "el proceso de formación de profesionales de la disciplina Marxismo-Leninismo exige prepararlos para que puedan aprender durante toda la vida, que la enseñanza desarrollada desde la dirección del docente promueva la autogestión del aprendizaje" (Leal et al., 2018, 625), contrarrestando criterios del tipo "en nuestro país el `marxismo' no tiene problemas, sino sus profesores, investigadores, promotores o algunos que no cumplen lo `estipulado'" (Vila Blanco, 2018, 143), que persisten sin ser una opinión generalizada, lo cual muestra por qué siempre ha sido un "tema mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico" (Alonso, 2009, 217).
Las dificultades que presente el profesorado en su aprehensión proyectan en el estudiantado, la juventud y la población manifestaciones de incomprensión, apatía, indiferencia, formalismo, rechazo, incredulidad, desinterés o decepción respecto a su utilidad y vigencia; sobre todo, tras los cambios radicales ocurridos en la extinta Unión Soviética y Europa del Este y la permanente crisis económica nacional que durante más de tres décadas, ninguna teoría ha podido describir con precisión ni resolver.
En el ambiente universitario en específico se han observado desde entonces expresiones y reflejos de resignación ante la obligación curricular de aprobarla para graduarse. Los matices diversos van desde escépticos, nihilistas y distanciados hasta los antimarxistas y enemigos abiertos, unos por reflexiones o intereses propios y otros por mimetismo e influencias.
Entre los factores diversos que han conducido a esta situación está la utilización de un discurso repetitivo, predecible hasta en sus cambios y actualizaciones, con intención doctrinaria y por tanto escaso o completamente falto de argumentaciones y fundamentaciones, pero lleno de lugares comunes, de frases estereotipadas y conceptos abstractos, muchas veces no entendidos ni por quien los cita, lo cual descubre su lado oportunista produciendo el aburrimiento, cansancio y rechazo que perturba los objetivos docentes, y la formación de capacidades volitivas, valorativas y éticas.
Hasta ahora se trata de una minoría, pero no se debe obviar su existencia, que unido al estímulo que reciben de los enemigos de la Revolución pueden masificar un motivo de enfrentamiento ideológico que enarbole un sector de los mismos. La respuesta a ese peligro la ofrece y legitima el propio marxismo con su naturaleza crítica y revolucionaria, "la permanente autocrítica es nuestra mejor aliada" (Marx y Engels, 1973).
Análisis de experiencias trascendentales en académicos cubanos
Delgado Díaz (2018), en su ensayo "La enseñanza del marxismo-leninismo en la Universidad", (pp. 159-184) establece al marxismo en general como matriz del marxismo-leninismo en sus funciones de doctrina, ideología y disciplina académica y distingue tres cuestiones diferentes: el marxismo, el marxismo-leninismo y la disciplina docente de igual nombre (p. 161), pues los dos primeros constituyen sistemas de ideas con historias, contenidos, consecuencias teóricas e interpretaciones distintas, a los que debe considerarse la propia complejidad teórica de la materia en un contexto de circunstancias internacionales, nacionales, locales y temporales que inciden en una desigual disposición a su asimilación, aceptación o rechazo por quienes constituyen el objeto de este empeño: los estudiantes universitarios.
Al analizar críticamente los orígenes, evolución y características por etapas de la disciplina docente, el autor explica y sugiere por qué se debe revisar la pertinencia teórica y práctica de las asignaturas que la integran; propone incorporar definiciones de categorías imprescindibles, una metodología que, por el valor epistemológico con que argumenta cada uno de los pasos que la componen, merece ser debatida en los claustros docentes y las direcciones estratégicas, para superar las dificultades detectadas y recuperar la aceptación e imagen como corpus de asignaturas útiles.
Por otra parte, menoriza lo que considera un problema insoslayable: los manuales de marxismo-leninismo, que han infectado a nuestras universidades, y aunque no todos son desviadores de esencias, muchos han conducido a "la conversión dogmática del marxismo, la transición de ciencia marxista que se niega a sí misma como parte de su quehacer, a una ideología a secas" (p. 183) y ello "causa daño al marxismo, al caricaturizarlo y privarlo de su fuerza creadora" (Delgado, 2018, 183).
De igual manera, este autor considera un aporte significativo los criterios pedagógicos emanados del estudio sobre el perfeccionamiento de la disciplina Marxismo-Leninismo entre 2015 y 2017 que propugnó el MES, los cuales deben ser continuados y reevaluados sistemáticamente.
Gómez Velázquez (2018a) complementa y perfila ideas en varios escritos. "El marxismo en Cuba hoy. Ya no se puede esperar más"; es una reflexión compactada de los aspectos que más influyen en las características del marxismo en la contemporaneidad, donde argumenta la necesidad de renovar debates que excluyan la exegesis, la doxa, el formalismo o catarsis y partan de criterios contextualizados, pues... "el marxismo es crítico y contradictorio. Ni lineal ni positivo, ni siempre ni únicamente exitoso" (p. 153).
Asimismo, establece que "El relato de un marxismo sin vida real solo puede alejar a los potenciales interesados" (p. 153) y en autocrítica se pregunta y alerta "¿Será que eso nos ha pasado?" (p. 153).
También fundamenta:
Una consecuencia de ese marxismo vulgar consiste en la interpretación determinista. Esa tesis en su carácter absoluto y estructural, simplemente no se corresponde con la experiencia histórica de las revoluciones ni del socialismo. También se relegan contenidos histórico-sociales a status de segmento particular de una "concepción del mundo" especulativa, expresada en leyes y categorías en abstracto, que supuestamente sirven para efectuar cualquier análisis y garantizan corrección política (Gómez Velázquez, 2018a, 154).
En "La Revolución rusa en su centenario: hermenéutica política y cuestiones pendientes", Gómez Velázquez (2018b) va más allá del impacto de su historia dado en el dilema político, ético e intelectual, que conforman la dicotomía ilusión-desilusión y reclama la posibilidad de identificar los conflictos, las contradicciones, las esencias de los hechos a partir de las actitudes sociales que debían estar integradas en la información brindada. Aclara que:
...la teoría revolucionaria no es la pareja de la vida revolucionaria, no van en paralelo. Más bien, la teoría, la estrategia, la crítica intelectual, solo es capaz de generar y hacer un aporte efectivo, creciendo desde el interior del movimiento político real de las revoluciones. Cuando se bifurcan, la intelectualidad revolucionaria -¡siendo revolucionaria!- deja de ser orgánica, se refugia en la academia, en sus propios currículums, y hace discursos formales, aunque el asunto sea político (Gómez Velázquez, 2018b, 369).
Asevera, además, que todo esto "ya está diagnosticado en la literatura marxista desde hace como un siglo, y está contenido en la experiencia histórica del curso de los socialismos, del marxismo y su tradición" (Gómez Velázquez, 2018b, 369).
La novedad de los enfoques resulta atractiva para todos los docentes, con independencia de que no se orienten directamente a la enseñanza, pues constituyen asideros a los que recurrir para complementar la impartición de la propia naturaleza del marxismo.
Gómez Velázquez y Vila Blanco (2019) se integran en "Por un marxismo con vida real, más allá de la disciplina y la norma" y concuerdan en que desde Cuba se piensa, se interroga y reflexiona acerca del marxismo, el socialismo, y las revoluciones, de: "los modos en que el marxismo como pensamiento y praxis se abrió paso en el país y se mantiene hasta hoy, por sobre los reclamos -ya históricos- de varias generaciones de académicos, investigadores, y profesionales de diferentes áreas del saber, que han invitado con sus argumentos a repensar radical y transversalmente estos asuntos, y también a interrogar -con particular énfasis- lo que se dice de ellos y lo que resulta tal cual se profetizan" (Gómez Velázquez y Vila Blanco, 2019).
Para los docentes y los estudiantes igualmente constituyen ángulos de visión no comunes que abren caminos a la motivación y a un entendimiento más amplio.
Vila Blanco (2018a), también en variadas creaciones como "Cultura, identidad y Educación Superior en Cuba: desfragmentando realidades", interacciona con la literatura y las ciencias sociales en ejes argumentativos sobre la cultura, la identidad cubana y la Educación Superior, al verlos como fracciones dispersas de nuestra complejidad, capaces de abrir nuevos e insospechados horizontes de visibilidad: "Las indagaciones que apremian deberían transitar de los por qué segmentados en áreas de saberes específicas -aspectos loables, necesarios, insuficientes, donde existe vasta experiencia- a los modos manifestados en la conectividad que le es inherente al vivir (p. 124).
Los diversos dilemas atravesados por la nación provocan y proyectan un debate al interior de la sociedad, confirmando que "La intelección de la transitoriedad de todas las formas de vida, no simboliza la desnuda y chata incertidumbre que tanto intimida, en la que nos han adoctrinado en temer" (p. 136).
Solazada en Martí, reclama que la palabra no es para construir pantallas a la verdad, sino "revelar las simas de la trama humana; porque más que teorizar sobre procesos `socialistas' y de `democracia' en abstracto, sobre lo que se medita aquí es acerca de las huellas que han dejado en la sociedad" (p. 135).
En "La altanería comunista: V. I. Lenin en sus `y' nuestros laberintos", Vila Blanco (2018b) se adentra en temas muy poco tratados o completamente ignorados por las instancias ideológicas y pedagógicas. Rompe paradigmas que a fuerza de repetición y descripciones lineales ha convertido en absolutos, como la aceptación incondicional de pensadores, héroes y líderes cual símbolos inmaculados, Lenin entre ellos.
Lo peor es que ese fenómeno se traslada a la docencia, por lo que puntualiza: "para conocer el legado de un pensador hay que leerlo en su totalidad, observar la diversidad de criterios que dieron textura y vitalidad a una, u otra obra y/o intervención en sus contextos específicos y cambiantes" (p. 329).
Su sentido de la autocrítica y la combatividad funciona como puerta abierta a nuevas dimensiones cognoscitivas al puntualizar que es preciso no solo desplegar una crítica contundente al sistema global imperante expoliador de lo mejor del género humano, sino conjuntamente con ello a las propias formas en que se lucha contra él, en que se gestan y adelantan alternativas emancipadoras, muchas de las cuales en sus ingentes búsquedas reproducen las formas de interacción que se proponen eliminar, originando de esta manera profundas exclusiones que a la postre pueden hipotecar el futuro (p. 335).
Hernández Rodríguez y Díaz Domínguez (2013) en "Tendencias y manifestaciones del proceso de formación humanista…." identifican desde una situación local, una universidad pinareña, regularidades que se reflejan en todo el país y les permiten corroborar la "ausencia de correspondencia e interrelación entre el modo de actuación profesional y social" (p. 102), pues la formación humanista no es contemplada desde la transversalidad de conocimientos en las asignaturas del currículo, lo cual implica una integración insuficiente de estos con los valores adecuados para interpretar contextos sociales y transformar circunstancias particulares, en convertirse en los sujetos permanentes de cambio.
Se evidencia que el proceso de formación humanista presenta vacíos en su implementación, es "asistémico, descontextualizado y carente de acciones secuenciadas en función de los objetivos de formación socio-humanista y ética en el futuro profesional" (Hernández Rodríguez, 2016, 186).
Las capacidades de generalización y disciplina mostradas en la investigación se constituyen en modelos teóricos trascendentes para buscar esencias pedagógicas en primer lugar, pero también metodológicas y epistemológicas.
Fung Riverón (1999) considera al marxismo abordable desde todos los puntos de vista y objetos de trabajo: historia, economía, filosofía, política, ciencias particulares, el arte y el conocimiento común, por tanto, útil y práctico en todos los campos.
Vio en las condiciones objetivas y subjetivas, internas y externas, facilidades para su arraigo en algunos sectores intelectuales en Cuba desde fines del siglo XIX, con una trayectoria de intensidad creciente que hoy hace posible enfocarla desde la trascendencia como fenómeno en la cultura nacional y donde los docentes han jugado un rol fundamental, a pesar de todas las dificultades encontradas (Fung, 2020).
Cabrera Rodríguez (2002), en su artículo "Marxismo: ¿tres partes integrantes? ¿Una sola pieza?" reflexiona en la estructura interna del marxismo al intentar "rescatar la verdadera dimensión de su paradigma" (p.38) y asegura desde los manuscritos originales de Marx y Engels que: "la teoría crítica que van conformando a partir de su investigación del modo de producción capitalista no deja brecha alguna para deducir `tres partes integrantes'. Todo lo contrario, ese organismo social no podía ser analizado con rigor científico sino es tomado como un todo en sus múltiples relaciones (p. 39) y asevera que "debe concebirse como una sola pieza" (p. 40).
Opina que tras la muerte de Lenin "se oficializa la concepción y tradición especulativo-manualesca" (p. 41) y se producen interpretaciones fallidas que retoman como pauta estructural la obra Anti-Duhring de Engels y la convierten en campos autónomos.
Considera al artículo "Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo" (Lenin, 1961, 31) absolutizado y canonizado, el cual "merece ser concebido como una aproximación más y no como la única existente" (p. 40), pues está "la necesidad de distinguir los momentos fundamentales que conformaban esta teoría social", agrega que "siguiendo el esquema de ordenamiento en secciones se pudiera hablar de cuatro partes integrantes del marxismo y de una cuarta fuente".
La valentía de romper paradigmas protegidos por el pensamiento estático es una cualidad imprescindible para entender y explicar el marxismo.
Cervantes (2020), en su conferencia magistral "Ser marxista-leninista como Fidel", analiza los contextos históricos del continente y de Cuba en que se desenvolvió y hoy actúa el marxismo-leninismo como variante del marxismo; aprecia que su fuerza y vigencia le garantizan el futuro, fundamentándolo a través del pensamiento y la práctica exitosa del líder de la Revolución Fidel Castro, que jamás renunció ni renegó de ella y perdura tras 60 años de reacomodos sociales internos y resistencia ante los cambios y presiones externas en todas las esferas.
Conclusiones
Se precisa consensuar definiciones, conceptos y representaciones de los términos en el uso académico, oficial y popular sobre marxismo, marxismo y leninismo, marxismo-leninismo y leninismo para reducir las confusiones y facilitar el cumplimiento de las funciones culturales y políticas inherentes a la enseñanza de la obra de Marx, Engels, Lenin, Gramsci y otros.
El Estado del Arte acumulado en la investigación, la docencia y la interpretación han logrado establecer un marxismo autóctono con epistemología y metodología propia para su enseñanza e investigación, además de instrumento orientador en la conducción de la sociedad en transición postcapitalista.
Los aportes epistemológicos y metodológicos del marxismo cubano trascienden límites geográficos, culturales y temporales y constituyen la fuente de una Ciencia Política nueva y específica para los pueblos del sur.
El protagonismo del claustro de profesores en el proceso de enseñanza determina que la concepción asumida sobre las principales contradicciones teóricas y problemas prácticos que enfrenta en la actualidad el marxismo, condicionen la motivación para el aprendizaje y su demanda en las dinámicas estudiantiles de formación, como sujetos de pensamiento crítico y ciudadanos con responsabilidad social.
Convertir la esencia epistemológica, axiológica, ética y estética del marxismo en programa pedagógico constituye un reto de dimensiones aun indeterminadas e inagotables, pues su esencia plural, polémica y eternamente negadora de sí mismo no se aprende desde los sistemas tradicionales, sino se aprehende como cualidad de pensamiento.
Concebir interpretaciones múltiples, considerar las complejidades, incertidumbres e interconexiones y adecuar los métodos y medios de reflexionar y enseñar al ritmo de las realidades, no de las instituciones y doctrinas, es pensar como marxista.
En la contemporaneidad, enseñar el marxismo obliga a desmantelar los marcos tradicionales e interactuar con la ciencia, la innovación tecnológica, el arte, el humor, la diversión, el entretenimiento y todos los campos de la actividad objetiva y subjetiva, en consonancia con el contenido dialéctico que imparte.