Introducción
En la actualidad, la investigación es un elemento clave para el desarrollo, pues permite avanzar en el conocimiento e innovación en todas las áreas. Es por ello que las universidades buscan, cada vez más, desarrollar competencias investigativas en sus estudiantes, con la finalidad de generar conocimientos, cultura investigativa y excelencia académica, los cuales los preparan para su desempeño efectivo en un mundo caracterizado por la complejidad, la diversidad y el cambio, y les permite contribuir a su desarrollo.
Desarrollar una actitud positiva hacia la investigación y el aprendizaje es uno de los objetivos centrales de los currículos de formación profesional. Yusuff Adebayo (2022) puntualiza que la participación de estudiantes universitarios en la investigación debe ir más allá de la tesis obligatoria del último año y debe cubrir toda la trayectoria formativa. Por su parte, Aldana et al. (2020) sostienen que, al cultivar estas inclinaciones hacia la investigación, se facilitará que el estudiante alcance una comprensión más profunda de la naturaleza del proceso científico. Esto, a su vez, fomentará un enfoque crítico y organizado para resolver problemas y permitir al estudiante aplicar estas actitudes en situaciones de la vida diaria.
Las actitudes se relacionan con el estado mental y emocional de un individuo que influye en la acción hacia sujetos u objetos. La actitud es un concepto complejo, el modelo más destacado e influyente de constructo actitudinal es el que considera tres dimensiones: cognitiva, afectiva y conductual (Khine, 2015). Estas tres dimensiones son independientes, pero están estrechamente relacionadas y forman un marco sólido de actitudes hacia la ciencia. Para el presente estudio, se define actitud como la disposición psicológica, adquirida y organizada, la cual orienta a las personas a responder de cierta manera preferida. Esta respuesta puede generar emociones y pensamientos positivos o negativos hacia el objeto de la actitud, lo que puede llevar a su aprobación o rechazo (García-Martínez et al., 2021, Alonso, et al., 2015). Las actitudes no son innatas, se aprenden o adquieren a través de la socialización y varían entre grupos e individuos dependiendo de diferentes factores culturales y como resultado de las experiencias de cada sujeto.
Candra et al. (2023) estudiaron las actitudes hacia las ciencias en Educación Superior, ofreciendo una caracterización de las dimensiones: cognitiva, afectiva y conductual, las cuales se explican a continuación:
Cognitiva: se refiere a las percepciones que se tienen sobre la ciencia y su impacto en la humanidad y la sociedad. También se puede interpretar como los juicios cognitivos que validan las decisiones, resultados, inferencias o comprensión de conceptos y fenómenos científicos. Estas evaluaciones cognitivas surgen del proceso de valoración de los componentes científicos. En esta dimensión, los estudiantes pueden determinar si la ciencia tiene un impacto positivo o negativo en su vida y su entorno, y si el progreso y la aplicación cotidiana de la ciencia son relevantes.
Afectiva: en relación con la ciencia, abarca tanto emociones positivas como negativas. Las emociones positivas, como el placer y la confianza, se experimentan a través del disfrute de la ciencia; mientras que las emociones negativas, como la ansiedad y los desafíos, surgen de las dificultades para aprender ciencias.
Estos aspectos emocionales son componentes independientes pero interrelacionados. El entusiasmo por la ciencia se asocia con un estado interno de bienestar y alegría, mientras que la ansiedad se manifiesta en estados de incomodidad que pueden provocar sentimientos negativos o rechazo hacia la ciencia.
Conductual: en términos de comportamiento, es la inclinación conductual en la evaluación de actitudes que indica una disposición hacia la participación en actividades científicas vinculadas con el proceso de aprendizaje formal, como el aprendizaje en el aula y el aprendizaje informal de las ciencias, a través de actividades recreativas más allá del espacio educativo. Diversas investigaciones (Nja et al., 2022; Cheng, 2022, García-Martínez et al., 2021) han enfatizado la importancia de la actitud hacia el aprendizaje en una materia específica como un factor afectivo que apoya el éxito académico.
La Competencia Digital (CD) se encuentra entre las nueve competencias esenciales que los ciudadanos necesitan para participar activamente en la sociedad actual. Específicamente, en su informe del año 2018 (p. 5), la Comisión Europea detalla que la competencia digital implica el uso seguro, reflexivo y ético de las tecnologías digitales con fines de aprendizaje, empleo y participación en la sociedad, así como la implicación activa con dichas tecnologías.
Existen marcos referenciales variados sobre la definición de la competencia digital; sin embargo, también están los puntos convergentes que la definen, como el empleo seguro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) con sentido ético y crítico. El desarrollo de esta competencia implica conocimiento, habilidades y acciones necesarias para sacar el mayor provecho de las TIC en contextos variados (Perdomo et al., 2020).
El proceso de investigación requiere habilidades que abarquen la eficaz utilización de recursos en línea y diversas herramientas digitales para la búsqueda, organización, análisis, divulgación y publicación de información, e incluso para desarrollar investigaciones colaborativas en diversas disciplinas.
Los estudiantes universitarios están estrechamente relacionados con el uso de las tecnologías y este es un elemento que favorece el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes investigativas; sin embargo, tal desarrollo requiere que el docente sea un facilitador que plantee estrategias efectivas que favorezcan las actividades académicas y científicas.
Existen diversos estudios que comprueban los beneficios de utilizar la tecnología como medio para desarrollar competencias investigativas en los estudiantes y generar conocimiento que responda a las demandas de la sociedad.
Por ejemplo, el estudio realizado por Sánchez (2020) confirma que las competencias investigativas favorecen el desarrollo de habilidades, actitudes y destrezas, y también permiten que los sujetos se enfrenten con mejores herramientas a las demandas de la sociedad del siglo XXI y a un aprendizaje para y durante toda la vida.
Con base en la revisión de la literatura, se evidencia la necesidad de articular el desarrollo de actitudes hacia la investigación con el desarrollo de las competencias digitales como medios para contribuir al desarrollo de las competencias investigativas. En el presente estudio, se reconoce que el desarrollo de la competencia investigativa en estudiantes universitarios impacta en su desarrollo profesional y social y los prepara para un mercado laboral competente y globalizado George-Reyes y Salado Rodríguez (2019).
Materiales y métodos
El estudio corresponde a un diseño no experimental, en el que se miden las variables de estudio en un momento determinado. Es transversal, correlacional, no causal y busca establecer las relaciones entre las variables sin especificar relaciones de causa-efecto (Hernández et al., 2018).
La investigación se realizó con 465 estudiantes de educación de una universidad pública ubicada en Lima Metropolitana en el año 2023.
Población y muestra
La muestra fue probabilística y estuvo constituida por 212 estudiantes de la carrera de Educación Primaria. Todos los participantes tuvieron la misma oportunidad de ser incluidos en la muestra (Otzen y Manterola, 2017).
Se aplicaron los siguientes criterios de inclusión:
- Estudiantes de la Facultad de Educación.
- Estar matriculado en ciclo regular 2023
Y los siguientes criterios de exclusión:
- Estudiantes que no asisten regularmente a clases.
Instrumentos
Se aplicaron dos instrumentos. El primero se denominó Escala de competencia digital de los estudiantes (SDiCoS), y constó de seis componentes (Tzafilkou y Perifanou, 2022); mientras, para medir las actitudes hacia la investigación se aplicó el instrumento denominado Escala de actitudes hacia la investigación (EACIN), conformado por 28 ítems agrupados en tres dimensiones: desinterés por la investigación; vocación por la investigación y valoración de la investigación (Aldana et al., 2020). El instrumento fue validado previamente por los autores y, además de su confiabilidad, evidenció un buen nivel de consistencia interna.
Resultados
La información obtenida fue procesada, obteniéndose los resultados que se muestran a continuación:
Sexo | Baja actitud | Buena actitud | Muy buena actitud |
---|---|---|---|
Femenino | 16% | 84% | |
Masculino | 9% | 89% | 2% |
Total | 212 | 100.0 | 100.0 |
En la tabla 1 se presentan las actitudes hacia la investigación según el sexo de los estudiantes de la Escuela Profesional de Educación Primaria de la Facultad de Educación. Se obtuvo que el 89 % de los alumnos de sexo masculino y el 84 % de las alumnas evidenciaron una buena actitud hacia la investigación. Con ello, se puede deducir que la buena actitud hacia la investigación es la que predomina en la muestra.
Institución educativa | Público | Privado |
---|---|---|
Baja actitud hacia la investigación | 13 % | 18 % |
Buena actitud hacia la investigación | 86 % | 82 % |
Muy buena actitud hacia la investigación | 1 % | 0 % |
En la tabla 2 se presentan las actitudes hacia la investigación según el colegio de procedencia de los estudiantes de la Escuela Profesional de Educación Primaria. Se obtuvo que el 86 % de los alumnos que provienen de instituciones educativas públicas presenta ligeramente una mejor actitud hacia la investigación que el 82 % de estudiantes que provienen de una institución educativa privada.
Correlaciones | ||||
---|---|---|---|---|
TCD | THI | |||
Rho de Spearman | Competencias digitales | Coeficiente de correlación | 1,0 | ,147* |
00 | ||||
Sig. (bilateral) | . | ,033 | ||
N | 21 | 211 | ||
1 | ||||
Actitudes hacia la investigación | Coeficiente de correlación | ,14 | 1,00 | |
7* | 0 | |||
Sig. | ,03 | . | ||
(bilateral) | 3 | |||
N | 21 | 211 | ||
1 | ||||
*La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral) |
Para determinar la correlación entre las Competencias Digitales y las Actitudes hacia la investigación de los participantes en el estudio, (tabla 3) se empleó la prueba Rho de Spearman que arrojó un 0.147, con un valor de p=0.03 < á=0.05, determinando que existe una relación directa y positiva entre ambas variables.
Asimismo, se realizó la correlación entre las variables mencionadas previamente, encontrando relación directa y positiva en las siguientes dimensiones: el desinterés por la investigación y la búsqueda y almacenamiento de la información con un valor de Rho de Spearman=-0.196, p=0.04 < á=0.05. Adicionalmente, entre la vocación por la investigación y la creación de contenidos se obtuvo un valor en la prueba de Rho de Spearman de 0.132, con un valor de p=0.05.
Discusión
Los resultados han permitido establecer que existe relación entre las actitudes hacia la investigación y las competencias digitales en los estudiantes de la carrera de Educación Primaria.
Dichos hallazgos coinciden con la investigación de Moncada y Moncada (2022), quienes concluyeron que existe una correlación significativa entre las actitudes de investigación científica y el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en los estudiantes de maestría de la Universidad "San Pedro-Chimbote"; y con los de Reyes et al. (2023), quienes sostienen que existen diferencias significativas en la actitud hacia la investigación en los estudiantes de tres universidades públicas peruanas, obteniendo un mejor resultado los estudiantes de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), seguido de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y, por último, de la Universidad Nacional "Santiago Antúnez de Mayolo".
Las actitudes positivas hacia la investigación guardan relación con las competencias digitales. Por ello es recomendable que las universidades promuevan la formación y actualización en tecnologías de todos los implicados (estudiantes, profesores, personal de administración y servicios), tanto en entornos formales como no formales, fomentando la autoevaluación y el aprendizaje permanente y dirigido.
En contraste, el desinterés por la investigación de los estudiantes universitarios y la búsqueda y almacenamiento de la información están relacionados. Esto podría interpretarse como la ausencia de la importancia que los estudiantes otorgan a la investigación, siendo necesario que la universidad implemente mejoras mediante la creación de nuevas estrategias para fomentar una actitud positiva hacia la investigación, con el fin de motivar más a los alumnos. Lo discutido coincide con los hallazgos de Cruz et al. (2021), quienes señalan que la actitud de los estudiantes universitarios, tanto hombres como mujeres, hacia la investigación es neutral.
Por otro lado, los resultados de las dimensiones "vocación por la investigación" y "creación de contenidos" determinaron que existe relación entre ellas. Es decir, los estudiantes que tienen un mayor interés por la investigación tienen habilidades desarrolladas para la creación de contenidos, elaboración de textos, artículos, imágenes, entre otros; siendo importante la presentación de la información y el empleo de estándares comunes de escritura académica propuestas por las Normas APA.
Estos hallazgos coinciden con el estudio de Reyes et al. (2023), en el que la mayoría de los estudiantes demostraron mayor habilidad para usar el formato APA, la flexibilización del pensamiento y el fomento de su creatividad. Por el contrario, entre las dificultades presentadas, consideraron la falta de conocimientos, y un gran porcentaje refirió que no es importante para su profesión, sino que solo es necesario para realizar sus tesis.
Asimismo, se encontró que los estudiantes de sexo masculino tienen una mejor actitud hacia la investigación que las estudiantes. Sin embargo, estos resultados difieren con los de Reyes et al. (2023), en los que no se encontraron diferencias significativas según el sexo.
Adicionalmente, también se encontró una mayor inclinación hacia la investigación por parte de los estudiantes provenientes de colegios públicos. Ello podría deberse a que el Ministerio de Educación de Perú, a través de FONDEP, viene promoviendo la investigación e innovación mediante el programa La Escuela, cuya finalidad es implementar procesos de investigación-acción participativa en el ámbito educativo (FONDEP, 2019). Podría también estar asociada a iniciativas del CONCYTEC y el MINEDU, quienes, a través de sus instancias descentralizadas, promueven el desarrollo de la indagación y la tecnología en los escolares de las IIEE públicas y privadas de la Educación Básica Regular, teniendo como base las competencias en el enfoque de indagación y alfabetización científica y tecnológica, así como también los enfoques de Desarrollo Personal y Ciudadanía Activa planteados en el CNEB (MINEDU, 2016).
Finalmente, los resultados de esta investigación pueden ser el inicio de futuras investigaciones experimentales o estudios comparativos entre universidades.