Introducción
La universidad tiene como objetivo formar a los futuros profesionales en diversas áreas y fomentar la investigación para enfrentar los diferentes problemas sociales, políticos y económicos; es por ello que, para el logro de estos objetivos es fundamental que los estudiantes universitarios desarrollen las habilidades lingüísticas de producción escrita y comprensión de textos dado que ello les permitirá gestionar información. Sin duda, la escritura es una de las competencias básicas de mucha importancia para la adquisición, transmisión y producción de conocimientos, de ahí que, en el transcurso de su formación universitaria en la cual interactúan con información de diversa índole, se elaborarán diversos tipos de textos académico tales como: monografía, informes, artículos científicos, tesis, tesinas, ensayo, artículos de opinión, historias de vida, estudio de casos, etc., cada uno de estas producciones escritas con sus características y formatos propios, evidentemente, para ello, es necesario brindar al estudiante las herramientas para gestionar información y el dominio del conocimiento.
Sin embargo, diversos estudios demuestran que el nivel de escritura de los estudiantes universitarios sigue siendo una preocupación de la academia. Al respecto, Enciso et al. (2022) manifiestan que los estudiantes universitarios se ubican en el nivel deficiente con 20, 2%; aceptable con 46,8%, bueno con 31, 2% y solo el 1, 8% se ubicó en el nivel excelente, esto significa que los estudiantes universitarios todavía se encuentran en proceso de adquirir las competencias de escritura. También, Rey y Gómez (2021) identifican dificultades asociadas a la identificación de información, uso de signos de puntuación, uso de conectores y articulación de las citas con su producción. Asimismo, Herrera (2020) analizó el nivel de redacción de estudiantes universitarios quienes en un inicio se ubicaron inferior al nivel I, aunque luego de recibir asesoramiento en cuanto a la construcción del texto argumentativo los estudiantes alcanzaron un nivel III y IV, es decir se logró desarrollar y fortalecer las competencias de escritura. Por otro lado, Da Cunha y Montané (2019) señalan que las mayores dificultades para escribir textos especializados son la estructura textual, el contenido, el vocabulario luego la cohesión textual y la formalidad. Por ello, Hermosillo y Verdin (2019) plantean que para mejorar los resultados sobre los niveles de escritura en los estudiantes universitarios es fundamental crear estrategias metodológicas que respondan a intereses y necesidades de los estudiantes, así como compartir las responsabilidades entre los diferentes entes educativos.
Es por ello que, el objetivo del estudio es analizar las bases teóricas relacionadas a las cuatro etapas del proceso de la redacción académica y socializar cada una de las subetapas a considerar en el proceso de escritura académica en estudiantes universitarios.
Para la investigación analizó las bases teóricas relacionadas a las cuatro etapas del proceso de la redacción académica en estudiantes universitarios y para ello se utilizó el análisis documental como método empírico y así realizar una adecuada descripción teórica, garantizando la recuperación sistemática de información y establecer un balance de las investigaciones acerca del tema (Meza et al., 2020).
La metodología consistió en una revisión general de la bibliografía relacionada con los cuatro procesos de revisión académica: planificación, textualización, revisión y edición. Para la investigación se recopilaron artículos científicos de bases de datos científicas como Scielo, Scopus, ERIC y EBSCO. Las palabras claves utilizadas en la búsqueda fueron: "redacción académica", "procesos de redacción", "estudiantes universitarios".
El análisis bibliográfico se centró en la recopilación de información actualizada sobre el tema, para lo cual inicialmente se recopilaron 65 artículos, después de analizar detalladamente la información, solo fueron considerado 39. En los artículos se consideraron fecha de publicación, el tamaño de la muestra, la suficiencia en la descripción de los resultados obtenidos y el aporte a los procesos de escritura en la redacción académica de universitarios.
Desarrollo
Escritura académica
La escritura del texto académico debe asumirse como un proceso de varias etapas y no de una sola, tal como se refiere en el enfoque cognitivo del proceso de redacción, el que permite entender cómo los procesos mentales, la memoria y las emociones interactúan en la elaboración del texto académico. En este proceso intervienen diversas habilidades y operaciones cognitivas que se activan antes, durante y después de la escritura del texto y que se visualizan en tres etapas: la planificación, la textualización y la corrección (Flower & Hayes, 1996, Cassany, 1999). Por otro lado, Vásquez y Varas (2019) consideraron cuatro categorías en el proceso de redacción: definición, planificación, textualización y revisión. En esta línea de ideas, Enciso et al. (2022) precisan que todo texto académico que busque trascender requiere cumplir sistemáticamente con los procesos de escritura de planificación, textualización, revisión y edición. Evidentemente, cada una de estas etapas de escritura son cíclicas y no excluyentes (ver Figura 1).
Asimismo, Vásquez y Varas (2019) concluyeron que los universitarios, que participaron en su investigación, asumen la escritura como un proceso, sin embargo, de manera superficial y limitada. En tal sentido, sugieren la realización de cursos orientados a asumir la escritura como proceso. En relación con esto, Niño y Castellanos (2020) concluyen que como no todos pueden gestionar con éxito el proceso de escritura, se necesita potenciar los trabajos instruccionales.
En la práctica pedagógica de la educación básica y superior se evidencia que los procesos de escritura que más descuidan los estudiantes universitarios es la planificación y la revisión textual. Por consiguiente, es una tarea pendiente de las instituciones educativas el empoderar a los estudiantes en el uso de estrategias discursivas que les permitan tener éxito en cada uno de estos procesos de redacción.
La planificación textual
En el proceso de redacción, la planificación de la escritura se entiende como una etapa de reflexión, anterior a la escritura. En general, esta etapa es descuidada o no considerada por escritores inexpertos (Chumaña et al., 2019). Por consiguiente, la planificación debe centrarse en la generación y orden de las ideas, así como en el establecimiento de propósitos para el texto. Para lograr el propósito de cualquier escrito es muy importante la realización de una buena planificación textual (Aznárez & López, 2020).
Diversos estudios evidencian que la planificación textual es uno de los procesos más descuidados u omitidos por los escritores con poca experiencia. Mateo et al. (2021) precisan que entre los problemas que destacan en el proceso de escritura es que hay poco rigor académico en la búsqueda de la información y que no hay planificación de la escritura. Chumaña et al. (2019) concluyen que el 66,7% de universitarios de un grupo de estudios de la Escuela de Lenguas, sujetos de investigación, manifiestan no planificar antes de escribir. Romero (2013) evidencia una escasa planificación textual, comprobó que el 95% de los estudiantes que participaron del estudio realizaron una toma de apuntes previa y que el 70% no tenían el dominio suficiente de una técnica para la planificación previa al texto.
La elección y delimitación del tema
La elección y delimitación del tema es uno de los primeros pasos a considerarse en la planificación. El tema debe entenderse como un tópico principal en torno al cual se desarrollan los subtemas sin contradicciones y repeticiones (Melguizo & Gallego, 2020). La elección del tema puede iniciarse con una lluvia de ideas, este proceso se debe complementar con la revisión de las fuentes para facilitar la comprensión de la ubicación del tema en la literatura revisada, esto permite tener un mayor panorama para precisar qué es lo que se investigará, sus características y subtemas a tratar (Iño, 2018).
La revisión de fuentes
En la fase de planificación se estudian, analizan y revisan las fuentes que sustentarán el contenido expresado en la fase de textualización. Sin embargo, esta fase, necesaria en cualquier proceso de investigación, es muy compleja debido a la cantidad de información con la que se dispone. En esta etapa, el escritor debe ser consciente de que no todas las fuentes que ha revisado son importantes para su texto. Aquí, debe ponerse en práctica el poder de discernir cuáles son realmente importantes para su propósito y cuáles no. Este proceso requiere el desarrollo y organización de estrategias de búsqueda de información, principalmente el desarrollo de la capacidad analítica para comparar y contrastar (Carranza & Pérez, 2021) Determinación de la audiencia
La audiencia son los posibles lectores del texto, estos pueden ser conocedores o no del tema. Conocer a la audiencia permite al escritor decidir acertadamente sobre qué material incluir, cómo organizar las ideas de manera más adecuada, qué nivel de registro utilizar y demás. Según, Melguizo y Gallego (2020) se debe considerar al destinatario del texto en todo momento. En este mismo orden de ideas, González et al. (2019) sostienen que es muy importante conocer a los destinatarios al que va dirigido el texto, conocer qué tanto saben del tema, qué registro es el adecuado, qué vocabulario, gramática, etc. es pertinente, qué estrategias se emplearán para capturar su atención y comunicarse de manera efectiva, entre otros. Con respecto al dominio de la audiencia, Enciso et al. (2022) evidencian que el 35.8 % se ubican con un dominio de audiencia deficiente, el 48.6% en aceptable, el 14,7% en bueno y solo el 0.9% se ubica en excelente. En otras palabras, el 99.1% presenta algún problema de audiencia. Por otro lado, Chumaña et al. (2019) concluyen que el 61,1% no considera la audiencia a quien va dirigida el texto.
Determinación del propósito
La determinación del propósito se refiere a los fines, metas y funciones que tiene un autor en la tarea de crear un texto. Así, los escritores con tendencias de reproducir el conocimiento asumen que la escritura permite comunicar información producida por expertos y se centran en formalidades como la normativa. En tanto que, los escritores con conceptos más complejos consideran que escribir contribuye a modificar el conocimiento, empoderarse del tema, a la generación de nuevas ideas y a aclarar las ideas sobre lo que se escribe (Errázuriz, 2020). En consecuencia, es relevante adiestrar al estudiante en la determinación del propósito textual antes de iniciar la escritura. Entre las intenciones comunicativas destacan: informar, explicar, entretener, convencer (González, 2019). Según Chumaña et al. (2019), el 66,7% de los sujetos de estudio sí observa su propósito o finalidad y tipo de ejercicio a realizar.
Elaboración del esquema de redacción
Existen diversos métodos para organizar las ideas: el esquema, la clasificación, la jerarquización, la relación causa-efecto, la comparación y el contraste, entre otros. De todos ellos, el de más uso en el ámbito universitario es el esquema de redacción. Al respecto, Escurra et al. (2007) precisa que un esquema de texto es una lista gráfica, simbólica o numérica que muestra las ideas que componen un discurso, el orden en que aparecerán en el texto y las relaciones jerárquicas entre ellas. La función del esquema es proyectar panorámicamente la ruta del texto. En consecuencia, el esquema elaborado a este nivel suele ser integral, coherente y jerárquico, ya que contiene gran cantidad de información impulsada por ideas y lineamientos específicos.
Textualización
La redacción es una actividad que amerita un gran esfuerzo cognitivo por parte del autor, en este caso, los estudiantes universitarios, investigadores, docentes, quienes expresan sus conocimientos acerca de un determinado tema, además les permite profundizar más en cuanto a la información que debe manejar para la redacción del texto y, por ende, los conocimientos con los que contaban se transforman y aprenden más, ya que deben revisar diversas fuentes confiables y académicas (Abanto, 2019). Como se observa, Abanto valora a la redacción como un proceso complejo donde la persona registra el dominio sobre un tema determinado. Asimismo, como tercera etapa del proceso de redacción, se encuentra la textualización. Esta se define como el producto de las relaciones físicas y mentales, y la interacción de las etapas anteriores (planificación y revisión). Carranza (2021) manifiesta que, en esta segunda etapa, la textualización, sigue habiendo una búsqueda y una consulta de fuentes, pero también es la etapa en la que tiene que demostrarse cuáles autores o cuáles textos fueron consultados para la elaboración del texto; esto debe de aparecer de manera explícita.
Los autores Escalante de Huayta et al. (2022) también definen a la textualización como el proceso de producción de un texto. Se refiere al momento preciso en el que se juntan palabras para producir un sentido global. Es uno de los conceptos claves del Análisis del discurso. De esta manera, la textualización corresponde al momento preciso en que el emisor plasma sus ideas a través de términos o vocablos, los cuales por supuesto presentan coherencia. Asimismo, es importante que en esta etapa los estudiantes manejen categorías básicas, tales como la puntuación y ortografía. Al respecto Esteban (2023) manifiesta que "Es esencial que manejen dentro de sus habilidades recursos gramaticales y ortográficos que apoyen y sustenten una gramática adecuada" (p.57).
Asimismo, es importante que en esta etapa los estudiantes manejen categorías básicas, tales como la puntuación y ortografía. Igualmente, es importante señalar que la etapa de la textualización comprende el cumplimiento del esquema de redacción, este último debe ser elaborado tomando en cuenta la situación comunicativa y las fuentes revisadas, el esquema de redacción constituye, de esta manera, un soporte o mapa de ruta de la cual el estudiante debe guiarse en el proceso de redacción.
De igual modo, es importante considerar que durante la etapa de la textualización debe garantizarse la organización de las ideas en oraciones y párrafos, al respecto Coronado (2021) señala que la escritura académica es una práctica insuficiente, situación que causa sorpresa, debido a que es una práctica social que nos permite aprender nuevos conocimientos, empero, es la que menos interés recibe. Considerando a Coronado, la redacción debería fortalecer la capacidad de conectar las ideas de forma lógica y coherente. León (2020) asevera que son escasas las prácticas de escritura que desempeñan los jóvenes universitarios para desarrollarse satisfactoriamente en el campo de la redacción, debido a que no se ejecutan en la escuela, pues en estas se imparten métodos tradicionales para la enseñanza de la escritura, en ese sentido el autor considera necesario fomentar, en los estudiantes, las capacidades de articular bien sus ideas para crear mensajes con coherencia.
Del mismo modo, para esta tercera etapa del proceso de redacción es importante señalar que la presentación, apoyo y conexión de la información debe ser lo más riguroso posible, al respecto Pandal (2020) señala que existen diversas investigaciones sobre el problema de redacción en los universitarios, esto precisamente porque no conectan adecuadamente las ideas, de ahí la importancia de la coherencia. Al respecto, Caro et al. (2015) precisan que se entiende por coherencia a la estructura temática que posee un texto, la cual es ordenada y relevante. Por otro lado, la cohesión hace referencia a la secuencia interna que posee un texto, la cual fomenta la comprensión de la idea. En lo que corresponde a la estructura temática, cuando el texto posee coherencia y cohesión y ayuden a explicar un tema central, es ahí donde se puede aseverar que existe una estructura temática.
Asimismo, Calle et al. (2020) indican que para que exista la textualización, deben estar presentes dos indicadores: la lingüística textual y la lingüística oracional. La primera se refiere a la presencia denunciados donde se deje en claro los personajes o agentes, el tiempo y el espacio. Además, es necesaria la coherencia semántica, referencias para evitar la repetición de términos, así como una progresión temática. Por otro lado, la lingüística oracional consiste en darle orden a las palabras o grupo de palabras donde se encuentren relacionados sintácticamente.
La revisión textual
Los escritores experimentados asumen la revisión como una actividad relacionada con el texto global, revisar el texto completo, en tanto que los escritores inexpertos consideran esta actividad a un nivel más local, revisar el texto a nivel de oración. Es decir, los escritores inexpertos o principiantes definen la revisión como el cambio de palabras, la supresión de errores y la supresión de partes del texto; mientras que los escritores con experiencia revisan una diversidad de aspectos como, por ejemplo, la estructura, la coherencia y el contenido del escrito (Alamargot & Chanquoy, 2001).
En un estudio realizado por González (2020) se concluye que los estudiantes entienden que existe un hilo conductor de revisión y lo hacen evaluando y corrigiendo elementos que creen que son incorrectos. Pero los aspectos en los que más se enfocan son los aspectos de forma, pues si bien indican que lo más importante es el contenido, no saben qué códigos de revisión implementar, ni saben estrategias para ayudarlos a materializar los conceptos abstractos de coherencia y cohesión al escrito que construyen. Además, no contemplan dentro del proceso de construcción la posibilidad de volver a otros procesos anteriores, como la planificación o el acceso al conocimiento. En cambio, siguen pasos sucesivos, y cuando tienen un primer borrador, solo evalúan y corrigen superficialmente. No muestran cambios sustantivos, eliminaciones o adiciones al contenido. Lo que se evidencia, en el mejor de los casos, es una modificación de lo que escribieron al principio del proceso. Además, añade que esto implica que la revisión textual puede asumirse como una actividad de enseñanza por parte del docente y un método de aprendizaje del estudiante.
Revisión del propósito textual
Todo propósito textual responde a una estructura o características definidas y diferentes textos que lo concretizan. La revisión del propósito textual debe enfocarse principalmente en el cumplimiento de la intención del tipo de texto que se escribe, en la comprensión de las ideas que el texto expone y en la organización del tipo de texto que se redacta. Cuando un texto académico no cumple con su propósito textual, por lo general, es porque no hay claridad en las ideas que se quieren comunicar, se pierde la secuencia o cambia de tema, no se cumple con la organización que el texto producido requiere o no se han considerado las características del destinatario.
Enciso et al. (2022), en una investigación a estudiantes universitarios del segundo ciclo, hallaron que con relación al cumplimiento de la finalidad textual el 28.4% se ubica en deficiente, el 45,0% se encuentra en un nivel aceptable y el 26.6 % se ubica entre bueno y excelente. Refieren que, si bien los resultados reflejan un desarrollo favorable en la finalidad textual, no obstante, hay deficiencias por superar con relación a este subproceso de revisión textual.
Revisión de la coherencia
La coherencia es una propiedad textual que permite identificar la claridad, relevancia y el orden lógico de las ideas en el texto, cuál es el tema y que se informa del mismo, la extensión y la unidad de los párrafos (Cassany, 1999). Seguidamente, se presenta una clasificación y descripción de los problemas más relevantes de coherencia (Ver Figura 2).
Londoño y Ospina (2018) en un estudio entre el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM, Medellín-Antioquia) y la Institución Universitaria de Envigado (IUE, Envigado-Antioquia) obtuvieron resultados deficientes en los estudiantes del grupo control, tanto al empezar y finalizar el curso. Con relación al grupo experimental no se evidenció los resultados esperados, pero demostraron una mejoría considerable. Por otro lado, Andueza y Aguilera (2018) concluyen que es una necesidad la incorporación de la enseñanza de la coherencia dentro del proceso de redacción del escrito. Así, se operacionalizará el dominio de algunos de los elementos de la coherencia como la congruencia entre las ideas, la progresión temática y la relación entre las ideas, sin embargo, precisan que estos principios no explican a plenitud la complejidad de la coherencia.
Revisión de la cohesión textual
El subproceso de revisión de la cohesión textual permite identificar y corregir deficiencias en el uso de mecanismos de conexión entre una idea y otra, empleando diversos procedimientos de léxico, gramática, progresión temática, referentes y marcadores del discurso; muy dejados de lado o desconocidos por los estudiantes (Moscol, 2018). En una investigación realizada por Herrera et al. (2020) informan que: "con respecto a la cohesión, existió gran cantidad de omisiones de reglas de puntuación; comas, puntos, punto y coma, acentuaciones; tildes, de igual forma se presentaron problemas relacionados con dificultades con los pronombres, conectores, orden de elementos sintácticos, etc." (p.27). Por otro lado, Cedeño et al. (2022), en un estudio realizado a estudiantes universitarios de nivelación, concluyen que los resultados más bajos se obtuvieron en coherencia, cohesión y variación que corresponden a la habilidad de expresión escrita.
Revisión de la adecuación textual
La adecuación textual debe entenderse como mecanismo que permite el uso del registro lingüístico de acuerdo al hecho comunicativo y a las exigencias que este demande. En esta línea de ideas, Herrera et al. (2020) refieren que la adecuación textual se relaciona con el nivel de adaptación del discurso del acto comunicativo. Aquí se considera el tipo de registro formal, semiformal o informal del lenguaje, en función de la situación comunicativa, grupo social y función del texto. Además, informan que: "en el campo de adecuación textual, el 80% de los estudiantes utilizan palabras comunes y no existe un buen nivel léxico, lo que hace que la redundancia sea muy notoria en los escritos" (p. 27).
Revisión del uso adecuado de la información: dominio de fuentes
Martín y La Fuente (2017) proponen cinco indicadores para la revisión bibliográfica del cuerpo de la obra: exhaustividad, utilización crítica de la bibliografía, calidad, relevancia y revisión de investigaciones previas. Asimismo, sugieren nueve indicadores para las referencias bibliográficas incluidas al final: actualización, cantidad total de citas, autocitación, idioma, tipología, soporte, citas completas, exactitud y cumplimiento con un estilo o norma de citación. Por otro lado, Hernández et al. (2019) analizó 562 referencias y 1209 citas de 14 tesis del Repositorio Nacional Digital de Perú, en el 2017, evaluaron los mecanismos de citado y las referencias e identificaron que el nivel alcanzado para ambas variables fue "suficiente". Sin embargo, precisan que los resultados de esta investigación evidencian deficiencias en el proceso de referencias y citas de las fuentes.
Edición
La edición es la cuarta y última etapa del proceso de redacción. Este proceso de escritura permite visualizar y analizar la imagen inicial del texto. Se han de considerar diversos aspectos, por ejemplo, estilo de escritura, negritas, cursiva, imágenes, márgenes, tipo de hoja, etc. Al respecto, Javier (2019) aseveró que resulta pertinente la articulación de las prácticas letradas con los temas de los cursos de especialidad, de modo que el estudiante se sienta motivado y que pueda, desde el inicio de su vida universitaria, constatar que la textualización de aquello que él hace sobre el escenario es conocimiento valioso, necesario de ser difundido. Además, este autor, señala la importancia de la familiarización del tema que se va a redactar.
Ramos (2019) afirmó que los docentes tienen el compromiso y responsabilidad de ayudar a los estudiantes en el proceso de desarrollo, maduración y el logro de habilidades comunicativas que vaya más allá del éxito profesional. Es por ello que, en la actualidad, el proceso de redacción constituye todo un reto. Por otro lado, Medina (2022) señala que el estudiante debe ser capaz de usar y dominar el lenguaje escrito y sus reglas para construir discursos coherentes, cohesionados y adecuados y transmitirlos a un determinado destinatario en contextos específicos y siguiendo un propósitoo, esta competencia implica todas las etapas de redacción.
Los autores Escalante de Huayta et. al (2022) también definen a la es el proceso de revisión de la escritura del texto, en el cual el escritor busca reconocer posibles cambios con el fin de darle coherencia en la construcción de este, permitiendo hilar con los argumentos lingüísticos, etc. Como se observa, se considera a esta etapa como un mecanismo de verificación de modo que la redacción textual llegue a su final. En esa línea, Sologuren (2019) manifestó que en el ámbito universitario la redacción asume un rol fundamental en el espectro académico tanto por su participación crucial en el proceso de alfabetización académica como por su papel en el contexto global.
El lenguaje culto se entiende como la modalidad lingüística donde se busca utilizar, de forma perfecta, el léxico y morfosintaxis de una lengua. En cambio, la situación comunicativa se refiere cuando el contenido del texto se ubica con claridad dentro de un contexto específico (personal, académico, político, económico, etc.). por último, la intención comunicativa consiste en evidenciar la pretensión del autor en el contenido. es aquí donde el autor tiene como finalidad reclamar, opinar, sugerir, describir o resaltar un tema a través del contenido del texto.
A manera de reflexión, es menester señalar que diversos autores sólo consideran tres etapas: planificación, textualización y revisión. Sin embargo, esta clasificación estaría más enfocada en la producción de texto en general. En el caso de la educación superior, el nivel de exigencia del contenido es mayor, por lo que se requiere una relectura para encontrar errores, vacíos e imperfecciones. Por tanto, es ahí donde aparece la etapa de la edición.
Conclusiones
El déficit en la producción textual comprende aspectos relacionados a la gestión del proceso en sí mismo, el cual debe ser de preocupación de la academia, ya que el conocimiento se extiende y trasciende a través de la escritura, es por ello que podemos concluir que, se debe garantizar el reconocimiento y concienciación en la comunidad universitaria de las etapas que comprende el proceso de producción escrita, de tal forma que se tenga definida cada una de estas, entre las que se encuentran: planificación, textualización y revisión como aspectos atendidos por diversos autores, pero no se debe dejar de lado la edición como una etapa enriquecedora y sumativa en el desarrollo de las competencias aunque no tenga aún tanta difusión, así mismo, es importante garantizar que las actividades ligadas a la redacción sean del interés del estudiante de tal forma que el compromiso de éste con la redacción sea genuina.
De las etapas de redacción, la planificación se considera de vital importancia para el estudiante, puesto que el desarrollo del proceso previo a la escritura, le permitirá garantizar la ubicación de temas de interés, previa exploración de fuentes (elección y delimitación del tema), el adecuado discernimiento del uso de fuentes para la construcción del texto (revisión de fuentes), la identificación del público para garantizar el uso del lenguaje y otros aspectos que permitan la captación del lector (determinación de audiencia), así como la intención comunicativa (determinación del propósito) y la proyección de la estructura del texto, contemplando las relación jerárquica de las ideas (esquema de redacción).
En relación a la textualización, esta es una parte del proceso en la cual se debe cumplir con el esquema de redacción, garantizando en el texto la intención comunicativa en un sentido global. Para ello, el estudiante debe articular las ideas plasmándolas a través de vocablos de manera clara, precisa y con un lenguaje adecuado, de tal manera que mantengan la lógica de la estructura temática establecida (coherencia) y la organización en oraciones y párrafos con una adecuada secuencia interna (cohesión) así cumpla con la progresión, orden y relación sintáctica.
Por otro lado, la revisión es el periodo en el cual se hace una verificación de aspectos importantes como la intención comunicativa y el tipo de texto de manera general, pero también, en esta etapa se debe evaluar detenidamente aspectos particulares como la claridad, relevancia y orden de las ideas que permita garantizar la congruencia, progresión y relación entre ellas. Además, la conexión de ideas con el uso adecuado de los signos de puntuación, la gramática y los conectores, ya que estos permiten la adaptación del discurso al acto comunicativo, lo cual durante esta etapa también se realiza la revisión de la información usada en el texto, tanto en el cuerpo y las referencias.
La edición es una etapa poco difundida, sin embargo resulta de vital importancia ya que es el cierre del proceso académico de redacción, en esta se verifica el estilo del lenguaje de acuerdo con la situación comunicativa, así como las últimas modificaciones que aporten a la claridad y pulcritud del texto, teniendo presente la forma a través del lenguaje, el contenido en la situación comunicativa y el aporte al texto con la intención comunicativa, por lo que también, se contemplan aquellos criterios de forma que requiere el texto para su difusión, los que generalmente se ajustan a formatos preestablecidos.
Finalmente, la redacción es un proceso complejo y de gran importancia para la difusión del conocimiento, por ello se requiere la atención de autoridades, docentes y estudiantes, para así lograr textos de diversa índole y con campos temáticos que aporten a la sociedad, por ello, es necesario que los responsables de los planes curriculares y autoridades académicas contemplen el desarrollo de la competencia en producción escrita como un elemento prioritario para mejorar el manejo de información e incrementar la producción de conocimiento.