Introducción
Del latín computāre, contar significa “numerar o computar las cosas considerándolas como unidades homogéneas”; pero también “narrar, referir un suceso” y “tener en cuenta a alguien” (Real Academia Española, 2014). Justo en la intersección de estas acepciones pudiera ubicarse la esencia de la presente propuesta, que busca sistematizar nexos entre la ciencia demográfica y la Comunicación, imprescindibles para la comprensión, impulso y transformación de cualquier proyecto social.
Según Albizu-Campos, “los retos que la población plantea ya han comenzado a hacerse socialmente visibles, más allá del dominio de la Demografía y de los estudios de población” (Albizu-Campos, 2013). Por eso, además de contabilizar la población, sus nacimientos, sus muertes, sus movimientos; urge también comprenderla, tenerla en cuenta y narrarla.
En Cuba, con una transición demográfica acelerada, temprana y completa e indicadores muy bajos de fecundidad que influyen directamente en la estructura etaria de la población se necesitan lecturas e interpretaciones integradas desde muchos espacios sociales y campos del conocimiento.
La población cubana actualmente ya decrece de manera natural, conducida por el acentuado retroceso de la fecundidad. El impacto no solo ha sido a nivel del monto total de habitantes, sino también en su composición por edades. Cualquier proceso de información y educación vinculado con estos temas requiere de un enfoque holístico, con participación de las numerosas disciplinas que intervienen en la construcción de conocimientos, incluidas la investigación demográfica y la comunicación.
A los medios de comunicación, en general, les corresponde desarrollar la temática mediante el intercambio de saberes con sus audiencias; algo que debe partir de un conocimiento eficiente de los contenidos por parte de los emisores, pero también del estudio de las características y de las necesidades de los grupos receptores (Tuirán, 1996).
Sin embargo, es evidente que en Cuba los medios de prensa no están cumpliendo esos roles. Investigaciones realizadas en el país entre 2011 y 2020 (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020) han constatado trabas múltiples para las coberturas de las dinámicas demográficas que se derivan de rutinas productivas mal estructuradas y excesivamente centralizadas; difícil acceso de los periodistas a la información especializada por insuficiente preparación y entrenamiento, entre otras causas; y la poco sistemática relación que mantienen con las fuentes de información y producción científica oficiales, institucionales o académicas.
Esta larga lista de asuntos está impactando directamente en la eficacia de los productos comunicativos sobre temas vitales para el funcionamiento de la sociedad cubana actual como la fecundidad, la mortalidad, las migraciones o el envejecimiento demográfico, por solo citar los más abarcadores. A ello se suma la ausencia de articulación e integralidad en las políticas de población y de comunicación en el país.
Cuba cuenta actualmente con un diseño de política de población1, a partir de un grupo de medidas aprobadas por el gobierno y el Partido Comunista de Cuba (PCC), en cumplimiento a un mandato constitucional, dirigidas a la atención de la dinámica demográfica. Este conjunto de medidas se imbrica con el desarrollo territorial y local, desde enfoques de género y medioambiental. La política es controlada trimestralmente por la dirección del país y se nutre de lalabor de Observatorios Demográficos en todas las provincias, coordinados desde el Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), de la Universidad de La Habana. Estas estructuras académicas constituyen un elemento esencial de la política pues, desde la investigación científica, aportan información y complementan el trabajo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en la producción de los datos y la información oportuna y dinámica sobre la población. Estos Observatorios tienen un objetivo explícito dirigido a la comunicación.
En el caso de la información y la comunicación, justo en 2018 se presentó una nueva política de comunicación social en el país, tras un trabajo de varios meses acompañado desde desde espacios como la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC); pero obviamente no se puede hablar aún de resultados derivados de su implementación.
La gestión de estas políticas ha avanzado, hasta ahora, en procesos paralelos, con poca interacción y articulación. El país no cuenta con un marco comunicativo institucional, sistemático y oportuno, para que se conozcan con precisión los retos que enfrenta en materia de población, los informe y promueva reflexiones al respecto. La carencia informativa es también una seria limitante ante cualquier intento de informar y educar a la población en temas que involucran cambios de comportamientos y toma de responsabilidades. En primer lugar, porque la información no equivale al conocimiento. Suministrada en exceso, o mal dirigida, tiende a la saturación y puede generar más confusión que claridad, si no existen en el proceso de comunicación marcos teóricos, conceptuales y organizativos que le otorguen coherencia y equilibrios.
Para que la producción científica se convierta en conocimiento que permita cambiar conductas, requiere de soportes conceptuales que den sentido a ese proceso. Y de estructurarse sobre el entramado de la comunicación, entonces también resulta imprescindible conocer cuáles mediaciones actúan en ella, y a través de qué mecanismos lo hacen.
En tiempos de contigencia sanitaria como la provocada por el virus SARS-CoV-2, esta relación se potencia. La pandemia de COVID-19 no solo ha modificado los protocolos de actuación médica ante epidemias en el mundo; también ha cambiado la forma en que los medios de comunicación manejan la información y la educación en población. A juicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en casos como estos la comunicación no es colateral, sino parte integral de la respuesta sanitaria y se considera “una intervención de salud pública más” (Comunicación de riesgo y COVID-19, 2020). Quiere decir que, si se facilita información precisa, pronta y frecuente, en un idioma que las personas entiendan y a través de canales confiables, la población podrá tomar decisiones y adoptar comportamientos positivos para protegerse a sí mismas y a sus seres queridos2 (Organización Panamericana de la Salud, 2020).
La ruta metodológica
¿Cómo ha sido abordada la dinámica demográfica cubana en los medios de prensa? ¿Qué elementos atraviesan -retardan o potencian- la agenda de los medios en relación con los temas demográficos? ¿Cómo se ha establecido en Cuba ese nexo en el contexto de la pandemia de COVID-19? ¿Ha estado la comunicación articulada con la evolución de la contingencia sanitaria en el país?Estos asuntos emergen como zonas vitales de la presente indagación.
El presente artículo sistematiza los principales resultados derivados de investigaciones realizadas entre 2011 y 2020 sobre el proceso de construcción de la comunicación sobre población en medios de prensa cubanos (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020).
Además, se incluyen los resultados de un seguimiento realizado entre marzo de 2020 y junio de 2021 a las noticias sobre COVID-19 en medios de prensa seleccioandos, nacionales y territoriales (Cubadebate, Mesa Redonda, Granma, Guerrillero, Tribuna de La Habana, Escambray, Invasor, Adelante, Sierra Maestra, Venceremos) a medios de prensa seleccionados Se realizaron búsquedas por palabras clave y titulares en las páginas digitales de estos medios, para lo cual se emplearon los términos COVID-19, pandemia y Sars-CoV-2. Los hallazgos de la observación se cruzaron con las opiniones de periodistas y directivos de prensa directamente relacionados con el seguimiento a la pandemia (Trinquete et al, 2021). A partir de esta sistematización múltiple se identifica y describe la actuación de mediaciones culturales y políticas en la construcción de la comunicación sobre población en medios de prensa, y su articulación con la construcción de la percepción de riesgo en torno a la pandemia.
Se asume como proceso de construcción de la comunicación sobre población, al conjunto de procedimientos mediante los cuales se deciden los temas vinculados con la dinámica demográfica que serán publicados por los medios de comunicación como expresión de estrategias generales de los colectivos periodísticos y de otros intereses temáticos producidos fuera del medio (Carro, 2010). Este proceso no solo abarca la manera en que se fija la agenda sobre temas demográficos en los medios. Incluye también la manera en que se articulan los flujos informativos sobre la temática, los factores estructurales-organizativos y normativos del medio; las rutinas productivas, la cultura profesional en el manejo de la temática, las características de la agenda, los mensajes derivados de ella y la correspondencia con otras agendas externas.
En tanto, se entiende a las mediaciones como aquellos “procesos estructurantes, constriñentes y/o habilitantes, que resultan de la interrelación de actores y prácticas comunicativas con los distintos agentes, instancias y procesos sociales donde tienen lugar, los cuales configuran y dan sentido a la comunicación” (Martín, 1986; Martín-Barbero, 2008). Las mediaciones suelen originarse en la cultura, la política, la economía, la clase social, el género, la edad, la etnicidad, la comunicación, las condiciones situacionales y contextuales, las instituciones, los movimientos sociales, en la mente de los sujetos, en la ideología, y otras fuentes (Orozco, 2003). Incluso, han recibido aproximaciones conceptuales más complejas en las cuales la idea de una influencia simple o función instrumental e intencional, resulta reemplazada por la de condiciones o procesos que dificultan o habilitan en contextos variados. Este último concepto apunta a que no tienen un andamiaje rígido e inamovible, sino que existe la posibilidad de influir sobre su estructura, composición y vías de actuación (Vidal, 2006).
Un punto de partida para la indagación fue comprender la investigación demográfica como un proceso necesariamente social, a cuya comprensión pueden contribuir acciones comunicológicas especializadas, concebidas desde una perspectiva transdisciplinar. Para ello, se debe conocer la manera en que las mediaciones diversas desde los emisores -y desde las políticas y el funcionamiento del entramado social- estructuran decisiones y comportamientos que constriñen o habilitan la construcción de la agenda de los medios, las cuales pudieran ejercer a su vez una influencia decisiva sobre la ejecución de las políticas demográficas.
El reto queda servido. El panorama demográfico, actual y futuro, de la sociedad cubana debe ser objeto de atención particular desde los procesos de información y comunicación. “Contar” sobre la población también es imprescindible para “la construcción de un socialismo próspero, sostenible e irreversible en Cuba” (Castro, 2016).
Desarrollo
Varios corpus teóricos han abordado la comunicación como un todo, de manera integradora, y justo entre ellos se inserta la teoría de la Mediación Social y la Teoría Social de la Comunicación de Manuel Martín Serrano (1977, 1986), uno de los referentes fundamentales del presente estudio.
Desde la Demografía, el mexicano Rodolfo Tuirán defiende una postura que encuentra algún asidero con los postulados de Martín Serrano. Para él, comunicar los temas vinculados a los procesos demográficos “implica la transmisión de mensajes de un emisor a un receptor con la intención de obtener ciertos efectos deseados, que pueden consistir en una alteración del conocimiento que el receptor tiene sobre alguna idea, en un cambio en su actitud hacia la misma y/o en un cambio en sus prácticas o conductas manifiestas” (Tuirán, 1996: 25). El estudioso advierte que para que estos mensajes puedan ser útiles es necesario, en primer lugar, que lleguen a la población a la cual van destinados, lo cual tropieza con la persistencia de múltiples obstáculos socioeconómicos, culturales e institucionales (Tuirán, 1996).
Esta propuesta de Tuirán, demógrafo y no comunicador, reconoce la presencia de filtros, de procesos mediadores. Nacida de su convencimiento de la necesidad de la “participación de la ciudadanía para impulsar los cambios demográficos definidos socialmente como favorables para promover el bienestar de la población” finalmente reconoce que “requiere apoyarse en procesos efectivos de información, educación y comunicación en población3 y cristalizar en la adquisición de conocimientos, actitudes y destrezas que habiliten a las personas a cuestionar las ideas falsas y los estereotipos que con frecuencia orientan sus decisiones y comportamientos demográficos” (Tuirán, 1996: 25).
Comunicación sobre población: articulación de muchas miradas
La necesidad de promover una cultura demográfica en la población del planeta es reconocida -de forma implícita o explícita- desde la segunda mitad del siglo XX. Las preocupaciones en torno al crecimiento demográfico global impulsaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a convocar a la comunidad internacional a una serie de conferencias mundiales sobre población.
Las dos primeras reuniones globales -Roma y Belgrado- fueron fundamentalmente de naturaleza científica (Miró, 1999), con posición más bien positivista, que redujo los debates y conclusiones a una evaluación básicamente estadística de las complejas dinámicas demográficas globales. Los análisis estaban influenciados por el enfoque de las teorías maltusianas de la amenaza de la sobrepoblación. La población mundial, en franco crecimiento, era entendida como una bomba de tiempo a punto de estallar. Pero los cónclaves siguientes (Bucarest, México y sobre todo El Cairo) tuvieron un carácter político, y comenzó a dominar una visión de la investigación científica en Demografía más vinculada al desarrollo humano; una postura cercana a la comprensión de que la ciencia, como proceso social, funciona en indisoluble relación con el contexto social que la envuelve y condiciona (Núñez, 1999).
En El Cairo, Egipto, se consideró que el mensaje esencial del Programa de Acción emanado de la CIPD “fue que los temas de población son asuntos de desarrollo” (Benítez, 1999), una definición que implica la visión plena del carácter social de la ciencia demográfica, pero también una impronta en procesos asociados de educación y comunicación para el desarrollo. Justo en el Programa de Acción de El Cairo (Naciones Unidas, 1995), la educación en población4 aparece, aún de manera indirecta y sin una conceptualización clara, como parte de un conjunto de actividades de información, educación y comunicación en materia de población, identificadas por las siglas IEC; “con lo cual se puso por delante una categoría meramente instrumental como es la IEC, frente a lo que sería un concepto educativo integral y articulado” (Arriaga, 1997).
Sin embargo, casi tres decádas después de 1994, ha pasado ya un largo proceso de seguimiento de los acuerdos de la CIPD hasta llegar la Cumbre de Nairobi, en 2019. En el camino, los conceptos sobre la educación y comunicación sobre población también han evolucionado y hoy abarcan campos de pensamiento y acción más amplios, con procesos dirigidos a capacitar a las personas para la mejor comprensión de la naturaleza, las causas y las implicaciones de los fenómenos poblacionales a nivel individual, comunitario, nacional y global, comprendiendo el desarrollo de conocimientos científicos, valores y actitudes en aspectos de población y desarrollo, sexualidad, género, familia, derechos humanos, medio ambiente, entre otros.
La emergente teoría de la comunicación sobre población, que articula los ejes de información y educación, pero partiendo de una línea de base sostenida en la producción científica de la Demografía, se va construyendo como una propuesta transdisciplinar apoyada en la capacidad de usar los conocimientos científicos para promover la toma de decisiones personales o sociales y “forma parte de los esfuerzos de educación en población y de promoción de una nueva cultura demográfica” (Tuirán, 1996).
Según las propuestas de la comunicación sobre población, los medios de prensa resultan herramientas básicas para la construcción de tales consensos. Pero en este caso, periodistas y comunicadores deben ser preparados para el proceso de adquisición de conocimientos y luego devolverlo a otras audiencias a fin de incidir en la construcción de saberes compartidos. Aquí intervienen elementos múltiples que van desde el acceso a las fuentes de información científica vinculadas con los temas de la población, sus pericias profesionales y formación académica, hasta los marcos teóricos utilizados para interpretar los procesos demográficos.
Se trata de alcanzar, por medio de la comunicación y la educación en población, una cultura que incluya la comprensión de los procesos de transición demográfica que se producen en los países y regiones, como parte del conocimiento necesario para explicarnos al ser humano y su historia, y también de los grandes procesos de cambio que se están produciendo a nivel global.
Incorporar los análisis de las mediaciones a la propuesta teórica de la Comunicación sobre Población permite identificar mecanismos mediante los cuales los medios de prensa, el cambio institucional y cultural afecta el comportamiento demográfico a nivel individual, y cómo este cambio es procesado por el individuo en relación con los hechos demográficos en el curso de su vida.
Apuntes de la primera sistematización: ¿Qué y cuándo se publica?
Investigaciones diversas acerca de cómo se refleja dinámica demográfica en los medios entre 2011 y 2020 (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020) evidencian, sobre todo, un tratamiento disperso y poco sistemático de las características de la población cubana en cuanto a su dinámica y estructura. Todos los estudios coinciden en que, en los medios analizados -prensa escrita (nacional y territorial) y prensa televisiva- (verTabla 1) aparecen constantemente referencias al total de habitantes, la fecundidad o el envejecimiento, pero en la mayoría de los casos no se trata de análisis profundos o integrales sobre la dinámica demográfica del país.
Autor(a) y año | Título de la Investigación | Medios de prensa |
---|---|---|
Trinquete (2011) | Mediaciones para el tratamiento de la fecundidad en la prensa escrita cubana (2000-2010). |
Granma, Juventud Rebelde y Bohemia |
Matos, 2015 | ¿Sabemos comunicar y educar en población? |
Noticiero Nacional de Televisión |
Leyva, 2016 | Dinámica demográfica en Cuba: Análisis métrico de la producción periodística en el período 2005-2015 a partir de los periódicos Granma y Juventud Rebelde y la revista Bohemia. |
Granma, Juventud Rebelde y Bohemia |
Bello, 2016 | Comunicación en población en los medios de comunicación de Holguín. |
Periódico Ahora |
Trinquete, 2017 | Contar la sociedad: De la Demografía a la Comunicación. La comunicación sobre población en medios de prensa cubanos desde la influencia de mediaciones culturales y políticas. |
Granma, Juventud Rebelde, Bohemia, Noticiero Nacional de Televisión, Mesas Redondas. |
Leyva y Trinquete, 2018 | Análisis Métrico de la producción sobre dinámicas de población en medios nacionales y territoriales seleccionados. |
Cubadebate, Granma, Juventud Rebelde, Sierra Maestra y Vanguardia |
Pedroso, 2020 | Prensa y Demografía: Bajo la lupa de los Estudios Métricos. Análisis del comportamiento de la producción periodística sobre dinámica demográfica en medios provinciales cubanos (2018-2019). |
Tribuna de La Habana, Vanguardia y Ahora |
Fuente: Elaboración propia a partir de la sistematización
Los estudios refieren, por ejemplo, picos de información en momentos como el debate popular en 2008 del proyecto para una nueva Ley de Seguridad Social7; el Censo Nacional de Población y Viviendas de 2012 o la entrada en vigor en enero de 2013 de las más recientes regulaciones migratorias en el país.
En todos los casos, además, se constata un incremento del tratamiento de los temas a partir del año 2015, momento en que se comienza a focalizar la atención a la dinámica demográfica, a partir de las rendiciones de cuentas del grupo de trabajo temporal para la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social en las sesiones de la Asamblea Nacional y otros escenarios gubernamentales. Esto confirma la hipótesis de la teoría de la agenda-setting que analiza la estrecha interrelación de tres agendas: las de los políticos, la de los medios, y la pública (Dearing y Rogers, 1996).
El envejecimiento demográfico, la mortalidad (en particular la mortalidad infantil) y la fecundidad son, sin dudas, las temáticas más abordadas cuando se analiza de conjunto la producción de los medios analizados. Pero ello no excluye la presencia, en menor medida, de otros elementos de las dinámicas de población como la gestión de recursos laborales, la familia o las relaciones intergeneracionales, por solo citar los más abordados.
Es interesante como se incrementan a partir de 2015, también, los trabajos referidos a la fecundidad adolescente, en línea con el peso que representa el embarazo temprano en la fecundidad total del país y con el hecho de haber sido reconocido como un problema de salud por autoridades del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Sin embargo, la fertilidad femenina, correctamente vista como la capacidad biológica para concebir, es un tema visto desde los programas de reproducción asistida que, si bien atienden un elemental derecho reproductivo, tienen escasa incidencia en el comportamiento de la fecundidad cubana. La relación de causa-efecto entre fertilidad y fecundidad suele llegar a los medios en la voz de funcionarios del MINSAP, entrevistados directamente para los productos comunicativos, o citados a aportar sus intervenciones en reuniones o encuentros académicos (Leyva, 2016).
La mortalidad aparece asociada básicamente con el comportamiento de la mortalidad infantil y suele ubicarse en los momentos iniciales de cada año, cuando el MINSAP divulga el dato del cierre del año anterior. La mortalidad materna, por su parte, es mencionada solo tangencialmente (Trinquete, 2017).
Las migraciones, en tanto, fueron vistas casi exclusivamente desde el tratamiento informativo a las regulaciones que entraron en vigor en enero de 2013.
A pesar de algunos acercamientos relevantes por su profundidad, en general, las investigaciones de medios realizadas identifican análisis desarticulados de la dinámica demográfica, en tanto no suelen relacionar entre sí las tres variables fundamentales: fecundidad, mortalidad y migraciones, y mucho menos estas con sus determinantes próximos y otras temáticas asociadas. Las conexiones más evidentes suelen establecerse entre envejecimiento, fecundidad y mortalidad, los tres temas más abordados (ver Figura 1). Las migraciones quedan en una posición aislada, sin apenas conexiones.
La calidad de los abordajes
Definidos como modalidades concretas y particulares que el emisor utiliza para expresar los sucesos, según las circunstancias de la noticia, su interés, objetivo, y el nivel de profundización que requiere el tema (Wolfe, 1989), los géneros periodísticos de los productos comunicativos analizados arrojan otras luces acerca de la manera con que los medios estudiados trataron los temas demográficos.
Existe el modo clásico de llamar géneros periodísticos a la información, crónica, entrevista o reportaje, aunque otro enfoque considera a los mismos como géneros híbridos o ambivalentes, por el entrecruzamiento que existe entre ellos (Wolfe, 1989). Pero a los fines de la presente investigación se asume la clasificación por la función que desempeñan, o sea, si son informativos, interpretativos y de opinión (Benítez, 1983)8.
Bajo estos criterios, se puede aseverar que el tratamiento dado a la agenda demográfica suele ser más informativo que interpretativo o de opinión. A excepción de una revista como Bohemia, que destaca con un acercamiento más en profundidad a los temas, sobre todo hasta el año 2014 (Trinquete, 2017) los acercamientos investigativos al quehacer del NTV y los periódicos, tanto nacionales como territoriales, aunque atienden a la necesidad de agendar los hechos de manera noticiosa, vital en publicaciones diarias y semanales, hacen evidente que el bajo nivel de preparación y la carencia de especialización entre los emisores conspiran contra la posibilidad de incorporar en mayor grado el análisis y la interpretación (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020).
La carencia de competencias profesionales también se advierte a partir de otra evidencia: no pocas de las notas informativas acerca de la fecundidad y otros temas vinculados con la población aparecen en los periódicos estudiados tomadas de manera acrítica de otros medios -como la Agencia Cubana de Noticias (ACN) o Prensa Latina (PL). Esto abre interrogantes acerca de si los periodistas no supieron encontrar la información; si la premura editorial y el déficit de profesionales confirmado en algunos medios de prensa conspiró contra la búsqueda de la información; o si el contenido de la noticia en cuestión les resultó incomprensible y, por tanto, decidieron acudir a lo que otros escribieron, a menudo sin comprobar si el texto era correcto o estaba bien enfocado. Por esto ocurren a menudo cadenas de errores que se reiteran de un medio de comunicación a otro, hasta que alguien -generalmente del entorno externo a los medios- llama la atención sobre el fallo conceptual o de interpretación.
Otro elemento que evidencia mediaciones vinculadas con la falta de preparación y especialización en la conformación de los mensajes estudiados es que muchos de los trabajos analizados están promovidos desde las instituciones y la academia, o en el marco de determinada coyuntura o desde necesidades de la política (como ocurrió en 2008 a raíz del citado debate en torno a la nueva Ley de Seguridad Social), y no nacieron a partir de una agenda propia del medio.
Las fuentes de información constituyen otro pilar primordial en la construcción de materiales periodísticos. Ellas son las encargadas de suministrar información a los periodistas y confieren credibilidad a lo que se comunica. La dinámica demográfica es una temática compleja, multicausal, que requiere cierto nivel de especialización, por lo cual las fuentes desempeñan un importante rol.
A diferencia de lo que ocurre en la televisión (Matos, 2015; Trinquete, 2017), en los medios de prensa escrita se acude con frecuencia a fuentes documentales, estadísticas y también a fuentes técnicas, sobre todo en los últimos años del período estudiado. Periodistas y directivos entrevistados en las investigaciones de referencia coinciden en que ese puede ser un efecto positivo de los cursos y capacitaciones que se están organizando desde 2012 en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y en el marco de la Estrategia de Educación, Comunicación e Información en temas de población del Centro de Estudios Demográficos.
En general, la situación demográfica cubana es percibida desde los medios como un problema, algo que muestra signos de cambios en años más recientes. El análisis de los contenidos de los productos comunicativos emitidos durante el período de estudio de las diferentes investigaciones (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020) evidencia la focalización de esa percepción en dos temas fundamentales: el acelerado envejecimiento y la baja fecundidad.
Con respecto al envejecimiento, se identifica mayoritariamente como problema o conflicto -sobre todo hasta 2015- pero, además, las miradas apuntan hacia la calidad de vida de las personas mayores, desde dos perspectivas fundamentales: la responsabilidad social o familiar del cuidado, o la atención de su salud.
Estudios especializados identifican a los medios de comunicación como responsables de la transmisión de imágenes de vejez que a menudo refuerzan la homogeneidad, la enfermedad, el sentimiento de carga, la nostalgia o la discapacidad en estas edades y contribuyen al reforzamiento de estereotipos vinculados con la vejez (Orosa, 2015). Sin embargo, ese no fue el resultado de las investigaciones sistematizadas para esté artículo. Los trabajos identificados muestran más bien una tendencia a ver el envejecimiento desde el punto de vista médico o asistencial, lo que refuerza la asociación de las personas mayores con las enfermedades, aun cuando no siempre se establezca la relación de manera directa. Otras informaciones estuvieron más enfocadas hacia los cuidados que demandan las personas mayores. La mayor debilidad del tratamiento puede apreciarse en la relación entre el lenguaje oral y la imagen. Si bien el texto de los productos comunicativos, en su mayoría, no apoyó la reproducción de estereotipos negativos de la vejez, las imágenes que los acompañaron algunos medios mostraron a personas mayores dependientes, inactivas, e incluso tristes (Matos, 2015; Trinquete, 2017; Leyva y Trinquete, 2018)
En contraste, también fueron identificados productos comunicativos enfocados a las nuevas posibilidades que ofrece la vejez, y mostraron personas activas y disfrutando de esta etapa de la vida.
Con relación a la fecundidad, un elemento interesante es la confusión reiterada de indicadores. En los medios analizados se habla indistintamente de fecundidad y natalidad sin tener en cuenta sus diferencias. De igual forma, se confunde la Tasa Bruta de Natalidad con la Tasa Bruta de Reproducción y esta última con la Tasa Global de Fecundidad, lo cual demuestra pobre comprensión del indicador y escasas habilidades para el manejo de estadísticas por parte de periodistas y comunicadores.
Además, existe una marcada tendencia a no reflejar la multicausalidad de la baja fecundidad y también a considerarla un “problema que se va a resolver”, con medidas como la atención a la infertilidad femenina o con el incremento de soportes materiales como culeros desechables y canastillas para bebés, cuando en realidad la investigación especializada ha confirmado la irreversibilidad de la baja fecundidad como tendencia en Cuba (Rodríguez, 2006) (Alfonso, 2009).
Igualmente, se enfoca el tema de manera reiterada desde la “responsabilidad femenina” con la reproducción, cuando se trata en realidad de un asunto que incluye a toda la familia. Esto se evidencia en la selección de las imágenes. A menudo se muestran mujeres con sus bebés en brazos, embarazadas o amamantado, pero no se sitúan en un entorno familiar, acompañadas de esposos o padres, por lo que se continúa acentuando la imagen de la mujer como única responsable -y “culpable”, por tanto- de la baja fecundidad.
COVID-19: Medios de prensa y percepción de riesgo
Un recorrido por el ejercicio de los medios de comunicación en Cuba en tiempos de pandemia ―y resultados de análisis referidos a su calidad y eficacia―, permite confirmar que las coberturas de la COVID-19 en Cuba han tenido datos, estadísticas, fuentes científicas e historias humanas (Trinquete et al, 2020).
Entrevistas realizadas a periodistas y directivos coincidieron en que, como nunca antes, los medios de comunicación tuvieron que reinventarse para trabajar en una contingencia sanitaria retadora, por lo desconocida, pero también debido a las presiones que significó en términos de riesgo para la propia seguridad de los equipos de prensa. Este desafío ocurrió en un momento donde convergieron en el escenario comunicativo otros temas impostergables de alta sensibilidad nacional, tanto en materia económica como ideológica, lo cual puso a la dirección del país ante la necesidad de modificar las agendas editoriales de los medios, para ajustarlas a contingencias excepcionales.
Desarticulaciones de la cobertura mediática en pandemia
Un primer resultado del cruzamiento de las tasas de incidencia de la COVID-19 con los resultados del conteo, por palabras clave y titulares, de las publicaciones sobre la pandemia en las páginas digitales de medios de prensa seleccionados evidencia que, a pesar de contar con pronósticos matemáticos de altos niveles de fiabilidad, la reacción de los medios nacionales no siempre fue directamente proporcional con la evolución de la situación epidemiológica del país.
Otro elemento que destaca al analizar las coberturas sobre la pandemia de los medios seleccionados es la coincidencia temática de sus agendas editoriales. La figura 2 muestra un resumen de los principales temas vinculados a la pandemia publicados en cada etapa. En este sentido, no se encontraron grandes diferencias entre los medios de prensa, independientemente de su alcance nacional o territorial.
En la primera etapa de análisis (desde marzo hasta el 19 de julio de 2020) las mayores insistencias de las agendas editoriales se concentraron en la actualización de la situación epidemiológica, los mensajes de prevención y la divulgación de las medidas y protocolos de enfrentamiento, entre otros temas (figura 2). Sin embargo, si bien en la segunda y la tercera etapa (20 de julio al 19 de noviembre de 2020 y 21 de noviembre de noviembre hasta 30 junio de 2021) estos temas se mantienen en agenda, también comienzan a ganar fuerza las publicaciones vinculadas a el estado de avance de los candidatos vacunales, cubanos o no. Esto ocurre en todos los medios estudiados.
Sí se aprecian algunas diferencias en cuanto a la profundidad de los abordajes. En general, a excepción de los periódicos de la zona central del país y de la Mesa Redonda, el énfasis de las coberturas ha sido más informativo-interpretativo, que de análisis más profundo.
Según la literatura especializada, la construcción de la percepción de riesgo puede verse disminuida por la propia seguridad que ofrecen los Estados, políticas sociales, etcétera, para el enfrentamiento y solución de la crisis, ya sea sanitaria, climatológica o de otro tipo (Lima Pereira & Tullo, 2017). Es decir, la persona piensa que si enferma lo salvarán los médicos, sobre todo en un contexto como el cubano, con eficacia probada de la respuesta del Sistema de Salud y bajas tasas de letalidad frente a la pandemia.
Igualmente, a nivel psicológico, un comportamiento común es pensar que “a mí no me tocará, porque soy una persona saludable”. Ejemplos de estos comportamientos están bien documentados en Cuba en análisis asociados al VIH/sida y el dengue.
Los medios de prensa estudiados, en ocasiones, han reforzado esos mensajes al no conseguir equilibrio entre la cobertura de los avances en terapias, tratamientos de impacto o resultados de las vacunas, por solo poner algunos ejemplos, y la urgencia de mensajes que fortalezcan el cumplimiento de las medidas y el cambio de comportamientos de manera permanente y no hasta que la contingencia sanitaria pase. El incremento de informaciones acerca de la cercanía de la vacuna cubana también ha funcionado en ocasiones como elemento desmovilizador ante la construcción de la percepción del riesgo.
En ese sentido, tampoco ayuda que las coberturas de los medios de prensa no focalicen en públicos específicos, aun cuando los estudios sociodemográficos de las personas confirmadas revelan que no en todos los territorios el virus afecta de maneras similares a las personas según su grupo de edad.
Mediaciones culturales y políticas: brechas para la comunicación
La incorporación del estudio de las mediaciones políticas y culturales a los procesos de construccion de comunicación sobre población enriquece la mirada teórica al tema y se constituye en una muestra de la interdisiciplinariedad que hoy experimenta la ciencia.
Por su multiplicidad de orígenes y de áreas de impacto, las mediaciones se constituyen como elementos indispensables a ser tomados en cuenta en el proceso de construcción de la comunicación sobre dinámica demográfica. A partir de los resultados del análisis de medios diversos obtenidos en las investigaciones analizadas (Trinquete, 2011, 2015 y 2017; Matos, 2015; Leyva, 2016; Bello, 2016; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020), se identificó la actuación de mediaciones culturales y políticas (Ver Figura 3) en el ámbito de los emisores, durante el proceso de construcción de la comunicación sobre dinámica demográfica.
Es importante tener en cuenta que estas mediaciones actúan de manera interrelacionada en todos los momentos del proceso de construcción de la comunicación sobre temas de población en los medios estudiados.
En el caso de las políticas, operan sobre los contextos externos de esta comunicación cuando en los espacios de toma de decisión se configuran enfoques, opiniones y relaciones erradas y poco científicas sobre la dinámica demográfica, que se transfieren de manera directa al entorno comunicativo y de los medios de prensa. Sin embargo, una sólida preparación y especialización de periodistas y directivos garantizaría una postura crítica ante tales distorsiones y evitaría su traslado a los productos comunicativos, con lo cual se articula la mediación cultural.
Igualmente, el modo en que se conforma la agenda, la manera de realizar las búsquedas informativas, la relación con las fuentes de información y la calidad resultante en los productos comunicativos, están permanentemente mediados por carencias de la formación profesional de periodistas y directivos, pero también por una regulación externa que sobrepasa la autorregulación de los medios.
A pesar de que aun falta sistematicidad articulación en el tratamiento de la dinámica demográfica en los medios cubanos, el recorrido por la labor de la prensa, según las investigaciones sistematizadas, permite identificar cierta restructuración, en años recientes, de las mediaciones culturales relacionadas con la especialización y las competencias profesionales de periodistas y directivos (Trinquete, 2017; Leyva y Trinquete, 2018; Pedroso, 2020) en comparación con los resultados de los estudios más distantes en el tiempo (Trinquete, 2011).
En general, la actuación negativa de las mediaciones culturales es mucho más evidente en el medio televisivo. Las carencias de competencias profesionales para realizar búsquedas dirigidas de información especializadas y para la interpretación de indicadores estadísticos diversos, en particular de los vinculados con los procesos demográficos, fueron muy marcadas en este espacio (Matos, 2015; Trinquete, 2017). En este sentido, resulta preocupante que ante la ausencia de habilidades profesionales y especialización no se manifiesta interés por parte de los emisores para emprender, desde el empeño individual, acciones de capacitación y especialización encaminadas a superar el déficit.
Elementos de la organización productiva como la especialización temática y la formación de equipos de trabajo para enfrentar la investigación en temas demográficos, hoy poco frecuente en las prácticas de la mayoría de los medios estudiados, pueden resultar habilitantes con solo operar pequeños cambios en la organización de las rutinas productivas, como evidenció el estudio de esas experiencias en la revista Bohemia (Leyva, 2016; Trinquete, 2017); o como se constató en la manera en que determinadas mediaciones -como la especializaición profesional- resultaron constriñentes para el tratamiento de la dinámica demográfica, pero habilitantes en el caso de los temas de salud, en particular de la cobertura de la COVID-19 (Trinquete et al, 2021).
Hacia una propuesta de reestructuración de las mediaciones para el caso de Cuba
Por la complejidad existente en la actuación de las mediaciones, la propuesta de una restructuración de las mismas para construir un proceso de comunicación sobre temas de población más dinámico, integral y sistemático, debe ser concebida a partir de la interrelación entre los aspectos teóricos, que implican la comprensión de los nexos múltiples entre la Comunicación y la Demografía; los metodológicos, referidos a la articulación consecuente de los diferentes momentos del proceso (construcción de agendas y mensajes, conocimiento de audiencias, etcétera), y la comprensión de que en el proceso comunicativo cubano existen diversas mediaciones que por tener un signo positivo merecen mantenerse, mientras otras, de actuación retardante, deben reformarse.
Además, se deben articular estudios de otros espacios de información que se abren camino, cada vez con mayor velocidad, en los entornos comunicativos digitales.
A partir de lo expuesto, puede plantearse que las mediaciones culturales y políticas identificadas en el presente estudio pueden ser reestructuradas en algunas de sus dimensiones, por los distintos agentes con los cuales se relacionan, y en función de los procesos donde se enmarcan.
En las mediaciones culturales
Ampliar lo habilitante:
En cada órgano de prensa interactúan elementos autorreguladores, como las estructuras de dirección adoptadas, las formas de gestionar la información, las rutinas establecidas en la selección de aquellos acontecimientos que constituyen noticias, etcétera. Pero debieran adicionarse otros elementos de normación que permitan a los medios elevar la cultura organizacional y lograr una distinción en sus contenidos, así como la manera de evaluar el cumplimiento de esta normatividad.
En ese sentido, organizar los flujos productivos en función de una mejor gestión de los medios estudiados -por ejemplo, a partir de la conformación de equipos de investigación periodística, pero también de una normación básica de diseño de estrategias válidas de fuentes de información- también ayudaría a habilitar espacios más eficientes para la investigación y produccción de contenidos sobre temas de población.
Reestructurar lo constriñente:
En el plano institucional, el rol de mediadores que tienen los medios de prensa al seleccionar y trasladar los temas del acontecer cotidiano y los resaltados por el sistema político hacia los públicos será más completo, mientras más eficaz pueda ser el diálogo que consigan establecer con sus audiencias, entendiéndolas como protagonistas, en este caso, de los procesos demográficos.
No se puede aspirar a que la prensa potencie una capacidad movilizadora alrededor de los temas demográficos si conoce poco acerca de sus receptores. Desde los medios, es posible llegar a ellos con métodos científicos de investigación como las dinámicas grupales, las encuestas y sondeos de opinión, las historias de vida, entre otros, que permitan un resultado interactivo y repercutan cualitativamente sobre los contenidos de la prensa. A la par, es necesario abundar en las investigaciones de la relación entre los contenidos de la prensa y la dinamica y estructura de la población en el país. Todo ello contribuiría a que los temarios periodísticos estén más en concordancia con la realidad demográfica actual y con las exigencias informativas de los públicos.
En un proyecto social como el que Cuba defiende los medios de prensa deben informar, educar, movilizar, orientar, persuadir y alertar. Para ello, urge un programa de capacitación, tanto para los decisores de la política informativa como para los diferentes emisores dentro de los medios.
El medio de prensa debe ganar en claridad de que estructurar y respaldar una plataforma de superación para sus periodistas y comunicadores significa invertir en el desarrollo propio, pues es una ganancia a mediano y largo plazo para los contenidos mediáticos. Pero también, una contribución al desarrollo del país, ya que un periodismo más científico, argumentado, polemizador puede ser un invaluable aporte al desarrollo de la sociedad.
Por su parte, periodistas y comunicadores requieren fomentar y ampliar su superación. Estudiar los conceptos comunicativos más actuales, elevar la cultura profesional acerca de los procesos demográficos y económicos, dominar métodos investigativos que habiliten intercambios con las audiencias son, entre otros, basamentos que permitirán armarles de sólidos criterios, y operar en su campo con mecanismos y herramientas teóricas que potencien la gestión informativa y de análisis.
Dentro de los procesos de búsqueda de información, el habitus del periodista deberá avanzar hacia una diversificación cada vez mayor de las fuentes de información, el uso y cruzamiento de datos y el ejercicio de un periodismo de profundidad.
Tanto los agentes que se hallan en las estructuras de poder, como las fuentes, los medios, los periodistas y directivos de prensa, pueden participar de la reestructuración de las mediaciones constriñentes, estableciendo o aprovechando espacios de negociación que encaminen al sistema comunicativo hacia otro modelo, logrando una mayor armonía entre las representaciones de los medios y las que el pueblo tiene sobre su presente y futuro.
En las mediaciones políticas
Ampliar lo habilitante:
La agenda política puede aportar a los medios de prensa una noción de cuáles son las líneas principales en la dinámica y estructura demográfica de la nación. Esta mediación es habilitante y estructurante, ya que por un lado lleva al conocimiento de los temas y datos que resultan de interés para esta esfera, y a la par produce mecanismos para reafirmarlos y desarrollarlos.
Se trata de aprovechar espacios de orientación y superación a periodistas y directivos ya existentes, por ejemplo, en el Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba, que han sido empleados sistemáticamente -y están legitimados- para analizar y ofrecer elementos acerca de las prioridades informativas en el país. Existen experiencias interesantes de este uso en asuntos de abordaje sistemático como la prevención del consumo de alcohol y drogas; de accidentes de tránsito, o la ocurrencia de eventos meteorológicos, incendios forestales, etcétera; pero también de coyunturas más concretas como las asociadas a cambios legislativos, por solo citar un ejemplo.
Reestructurar lo constriñente:
Comprender los procesos comunicativos y normarlos permitiría concebir a los medios de prensa como componentes imprescindibles de los procesos culturales, económicos, demográficos y políticos de la sociedad, con lo cual se habilitaría una función dialogante entre la prensa y sus audiencias, en lugar del papel básicamente difusivo que juegan hoy en no pocos procesos vitales para el desarrollo.
A su vez la regulación externa de los medios, que es un procedimiento necesario como ajuste del propio sistema comunicativo y en la relación de este con otros sistemas como el social o el político, no debe suplantar el papel autorregulador de la propia prensa.
El fin social de los medios ha de verse como un servicio de bien público. Los medios de prensa lo cumplen mediante la labor de información y análisis, que es estratégica y medular en la construcción de sentidos y en la reproducción de principios y valores, junto a los demás factores que intervienen en dicha formación como la familia, la escuela, los colectivos laborales, el entorno social, entre otros. Todas estas acciones las realiza la prensa vinculada con el Estado, el Partido y otras instituciones y organizaciones, pero no debe confundirse su regulación con supeditación, reducción de roles y censura.
Para reestructurar esta dimensión de la mediación política es preciso cambiar el sentido unidireccional que tiene la regulación, otorgando un mayor espacio a la autorregulación de la prensa. En este margen de independencia pueden los medios de prensa incrementar su diálogo con el público al cual sirven y la interconexión, también importante, con las entidades que le controlan y con las fuentes de información. La auténtica interrelación dialógica entre todos estos factores, ayudaría a los medios a informar, movilizar, educar, orientar, a ejercer el criterio ofreciendo una visión lo más pluralista posible de los temas de la nación, y potenciaría el importante papel de la subjetividad en la vida social.
Es innegable que la amplia gama de factores y problemas que causan la inestabilidad e ineficacia en la concreción de políticas integrales de población en Cuba actúan sobre la falta de información y en la estabilidad que puede tener un programa de comunicación pública al respecto. Pero no se debe esperar a que exista una política de población acabada para comenzar a proponerse una coherente política comunicativa de estos temas; precisamente es ahora cuando se puede ayudar, desde los medios de comunicación, en la movilización social hacia los cambios. Un proceso dialógico de la prensa con sus públicos podría contribuir a diseñar una política integral sobre población, teniendo en cuenta que las construcciones de sentidos que sobre el tema predominan pueden dar muchos elementos sobre los factores causales más profundos de las prácticas relacionadas con los procesos demográficos
Para lograr una cultura demográfica en la población, con actitudes conscientes ante la dinámica y estructura actual de la sociedad, y que aumente la participación ciudadana en estas esferas, el primer fundamento lógico es que exista una Política de Comunicación acerca de los temas demográficos, y que como parte de ella funcionen los canales informativos desde las instituciones académicas e institucionales hacia los medios, y viceversa.
CONCLUSIONES
La ciencia demográfica en la era actual se encuentra ante desafíos teórico metodológicos sustanciales, tanto por la complejidad en que se inserta el estudio de la población, como por lo rápidamente cambiante que resulta el entorno social, económico, político, tecnológico y ambiental.
En tal sentido, los procesos de comunicación sobre la población y su comportamiento demográfico se erigen como un elemento a incorporar, desde el estudio de la composición y dinámica hasta las miradas propositivas.
Se ha de destacar la relevancia de la mirada a la comunicación sobre población, cuando de abordar la Demografía se trata. Es impensable en los tiempos que corren articular la relación entre la población y el desarrollo sin incoporar los procesos comunicativos. Resulta imprescidible diseñarlos y engarzarlos mutuamente. En el caso cubano, este es un camino ya iniciado, con fortalezas y debilidades, pero en pleno proceso de elaboración conceptual y práctica.
Una propuesta teórica de comunicación sobre población para el caso cubano, debe articular el análisis de mediaciones culturales y políticas -y otras pendientes de estudio- que están influyendo en el proceso de construcción de mensajes sobre dinámica demográfica en medios de prensa cubanos. Este es un punto de partida importante para la comprensión de la relación comunicación-población en Cuba y para el alcance de una cultura demográfica en la sociedad.
Elementos de la organización productiva como la especialización temática y la formación de equipos de trabajo pueden resultar habilitantes con solo operar pequeños cambios en la organización y gestión de las rutinas productivas.
A pesar de que aun falta sistematicidad y articulación en el tratamiento de la dinámica demográfica, en los medios impresos se reconoce una cierta restructuración de las mediaciones culturales relacionadas con la especialización y las competencias profesionales de periodistas y directivos.
Desde espacios externos a los medios de prensa como los académicos e institucionales, también se pueden impulsar procesos válidos de reestructuración de algunas mediaciones que interfieren en los procesos de comunicación en población.
Los medios de prensa cubanos estudiados, a pesar de las incoherencias y obstáculos encontrados, se están y estarán nutriendo para el perfeccionamiento de su trabajo de las miradas teórico-metodológicas que se proponen en esta sistematización. La continuidad de indagaciones similares abre un camino hacia un tratamiento más eficiente de la dinámica demográfica.
En el caso de la COVID-19 y la construcción de la precepció del riesgo, se confirmó la necesidad de construir protocolos o estrategias comunicativas integrales y flexibles, que puedan coexistir durante largos períodos de tiempo, sin desmovilizar a las audiencias en relación con uno o varios temas específicos. En particular, ello apunta a la necesidad de herramientas comunicativas para construir una nueva forma normalidad, no para recuperar la vida prepandemia, lo cual pasa por cambios de comportamientos a nivel individual de manera permanente, ahora frente a la COVID-19, pero que funcionen para cualquier otra contingencia similar en el futuro.