INTRODUCCIÓN
La migración, al igual que otros fenómenos sociales de alto impacto en esta era global, si bien no describen una trayectoria uniforme, generan consenso en torno a su perentoriedad como objeto de estudio de las ciencias sociales; confirman, asimismo, un análisis complejo y multifactorial, a tenor del contexto macrosocial altamente dinámico y variable al cual responden. Los Estudios Migratorios (EM), con sus diferentes enfoques y desde una travesía de crecimiento y complejidad, han tendido a eludir interpretaciones lineales y abrir el examen a presupuestos y mediaciones de diversa naturaleza, tanto micro como macrosociales que, si bien descansan o se articulan en cuestiones materiales, han demostrado que su génesis resulta mucho más variable y multicausal, por lo mismo el privilegio de esta área de estudios ha sido a la trans y multidisciplinariedad.
Cada vez son más los estudios, investigaciones teóricas/conceptuales y de campo, historias de vida, coberturas fílmicas y narrativas simbólicas en las cuales subyace el análisis científico previo, que tiene al fenómeno migratorio como eje vertical. Y es que, aun cuando las migraciones del período actual no son las mayores de la historia, nunca antes habían alcanzado tal significación; en tanto la migración es soporte para otros fenómenos y expresiones de la convivencia global que suscitan igualmente preocupación, o ella apalanca o frena otros procesos, como parte de una complejidad social antes no atisbada. Asimismo, involucra no solo a más y variadas disciplinas, sino también países, entretanto constituye un fenómeno que trasciende las fronteras nacionales y muchas veces llega a ser transnacional.
Por su parte, Cuba cuenta con un extenso historial migratorio, si bien con el devenir de los años han cambiado las estrategias migratorias, se han diversificado los destinos y aumentado las cantidades de participantes en unos períodos más que en otros, se ha mantenido el patrón migratorio externo. Con el Decreto-Ley 302, que implica la modificación de la Ley Migratoria cubana anunciada en 2012, se abrió una nueva etapa en la tradición migratoria del país; entre otras, significó la apertura y crecimiento de la migración circular, por la entrada y salida reiterada de personas por viajes personales, cuestiones laborales, familiares, deportivas, culturales, con menos trámites burocráticos.
En tal escenario, la producción científica de la academia cubana respecto a la temática migratoria ha ido en ascenso, como en el resto de las naciones. Las investigaciones han sido variadas y sustanciosas, y han contribuido a desmitificar estereotipos, explicar algunas de sus facetas e intentan dar la medida de la complejidad del fenómeno de creciente magnitud. La comunicación pública, con todos sus posibles niveles de actuación, posee el encargo, la infraestructura y las herramientas necesarias para generar un intercambio entre pares, informar a la ciudadanía, gestionar contenidos, posicionar políticas públicas, y socializar los desafíos, aciertos y desaciertos que el fenómeno ―en tanto objeto de estudio― impone a la sociedad, a sus instituciones reguladoras y normativas, a la ciudadanía como tejido complejo; de ahí que se legitime el papel de actor propositivo desde la reflexión e investigación aplicada para la academia, siempre desde un anclaje interdisciplinar y conectivo por su esencia.
La investigación desarrollada1, aunque accede parcialmente a los estudios realizados en esta etapa, bien puede abrir un camino de sistematización que contribuya a consolidar un nicho de estudio y a visibilizar la pertinencia de análisis de segundo orden, incluso de estudios bibliométricos que comprendan por categorías toda la información que se genera desde pesquisas de pregrado/postgrado, hasta el momento dispersa en las diferentes bases de datos y repositorios tanto de centros como de facultades, y en no pocos casos con la lamentable pérdida de ejemplares únicos en el tránsito de un formato o plataforma a otra.
En tal sentido, y teniendo en cuenta el impacto del fenómeno migratorio en lo que va de siglo, así como la tradición migratoria cubana, la investigación en curso se planteó como objetivos: sistematizar las nociones conceptuales que desde la comunicación de la ciencia tributan a la socialización de resultados científicos; ofrecer un mapa primario para la contextualización de los estudios en la región latinoamericana; describir, desde un acercamiento parcial y de carácter exploratorio, algunas generalidades que identifican a la agenda temática/investigativa de EM, con una parte de la producción científica de pre/postgrado de la Universidad de La Habana, lapso 2012-20; y prescribir los desafíos que para la comunicación de la ciencia preestablecen los EM, a tenor de sus resultados por áreas del conocimiento, y en correspondencia con los usos potenciales de la comunidad científica/decisores políticos.
Se trata de un análisis que se asume como exploratorio, pues no parte de hipótesis prestablecidas y procura ofrecer visiones útiles para reflexiones de continuidad. Es, pues, limitado por su alcance; en la medida en que responde a un esfuerzo investigativo de licenciatura en ciencias de la comunicación que discurrió en período intenso de pandemia: se estableció un acercamiento exploratorio de los materiales disponibles cuya muestra resultó parcial dado que debió ajustarse a la selección de repositorios y facultades cuyos fondos estuvieran abiertos a consulta; todo ello bajo la racionalidad de revisar resultados de investigación tanto de pregrado como de postgrado en la mayor cantidad de áreas del conocimiento que fuera posible, y que cubriese centros y carreras de la universidad de La Habana.
La producción científica como núcleo de la comunicación de la ciencia
La ciencia representa un sistema de conocimientos que modifica la percepción de la realidad tangible, y nutre tanto el imaginario como la cultura en un sistema social. Si bien comprende la previa investigación que permite la creación de nuevos saberes, lleva intrínseca un proceso de producción, distribución y aplicación de los hallazgos sociales y naturales realizados. Así pues, “la ciencia debe concebirse como componente del proceso de producción cultural, espiritual, interrelacionado pero distinto del proceso de producción de bienes materiales” (Martínez et al., 2014, p. 88).
En este sentido, la producción científica adquiere mayor relevancia, toda vez que es mediadora y mediada de/por el proceso de construcción del conocimiento inmerso en un sistema social con sus propios símbolos, códigos y subcódigos. Con lo cual, ante la construcción activa, la transformación y la creación de un consenso social en un contexto actual como el cubano, abocado a permanentes modelaciones que procuran perfeccionar, hacer más eficiente, justa e inclusiva la vida ciudadana, se legitima el reconocimiento por un correlato entre el quehacer fecundo de la academia y el encargo social que de ella se demanda, siempre en sentido propositivo hacia una realidad social que requiere dialécticamente de nuevas formulaciones y de la concurrencia de mayor cantidad de actores sociales e institucionales en la toma de decisiones y el arbitrio público, tal como refrendan políticas de ciencia e innovación del país.
Dicho proceso de construcción ha de ser un espacio bidireccional de intercambio de significados e información, de manera tal que el resultado del debate activo, participativo y voluntario de los actores involucrados remita un resultado cualitativamente superior. En este punto la diversidad de interpretaciones, relecturas y criterios es un elemento importante en el debate. Con frecuencia no se toman en cuenta que fenómenos/procesos/movimientos insertos en las sociedades contemporáneas no pueden estudiarse a profundidad tirando de los hilos de una sola disciplina o área de estudio. Representan generalmente la hibridación de múltiples y variados factores a menudo complejos y contradictorios. La transdisciplinariedad, es pues la respuesta más acertada para el abordaje de un tema que se presenta desde su génesis complejo y multidiscursivo. Al decir del estudioso cubano Antonio Aja Díaz:
“la migración es un proceso protagonizado por seres humanos y ya eso implica transdisciplinariedad, por las múltiples aristas que la actividad humana genera. Las Ciencias Políticas, Historia, Sociología, Psicología intentan explicar, buscar regularidades y penetrar en las subjetividades de los individuos. Por otro lado, las ciencias exactas, como es el caso de la Estadística Matemática, son muy importantes para estudiar tendencias, pronósticos” (Aja Díaz en Martín Pastrana y Marrero Peniche, 2021).
Existen numerosos centros de investigación especializados en temáticas de interés nacional y/o internacional que contribuyen a socializar los resultados novedosos de los diferentes trabajos. Las universidades constituyen una de las instituciones que gozan de mayor legitimidad para la construcción del conocimiento. Poseen el estatus y reconocimiento social que les permiten conservar, crear, renovar, transmitir y socializar conocimientos científicos avalados como verdad. Dicho conocimiento debe ser el resultado de un espacio democrático y participativo, y debe ponerse al servicio de la sociedad.
El ámbito de socialización mayor de cualquier estudio lo constituye la elaboración y publicación de artículos científicos en revistas indexadas y/o especializadas en diversos temas. No obstante, se torna indispensable la creación de otros espacios de socialización para sus resultados. La circulación de los trabajos en revistas especializadas o tomarlos de referencia para futuras investigaciones solo perpetua el círculo donde los científicos se hiperconcentran en áreas del conocimiento, mientras que el resto de la comunidad no académica permanece en su desconexión, aumentando la brecha entre ambos. Al respecto, mucho podría favorecer la comunicación. Es deber de esta apoyar el proceso de divulgación y socialización de la ciencia, no solo desde sus aliados por excelencia: los tradicionales medios de comunicación de masas, sino también desde los nuevos medios y plataformas como internet, las comunidades, los espacios de transformación del barrio, los disímiles y creativos proyectos que nacen cada día como expresión material del deseo de promover la transformación y el cambio social.
La ciencia no debe desligarse de los fenómenos/procesos/movimientos sociales que acontecen en el sistema al que se circunscribe. La situación actual del fenómeno migratorio lo convierte en un importante nicho para la producción de contenido; sus consecuencias e hibridaciones en el entramado social lo convierten en un reclamo legítimo y perentorio para las agendas investigativas (Canales, 2021). No solo por el debate prolífico respecto a la construcción de teorías más abarcadoras que expliquen mejor el fenómeno en todas sus dimensiones, sino porque las desfiguraciones que origina en los sistemas sociales a los que afecta, la ubica entre las necesidades de primer orden para los gobiernos involucrados.
Comunicar la ciencia, a través de métodos participativos, contribuye a promover modelos de gestión de desarrollo más creativos, fluidos e integrados, a tono con el contexto contemporáneo; hacer uso de la multimodalidad o multiplataformas desde donde socializar contenidos, pulsar nuevas interacciones; generar y suscitar debate público al interior de la comunidad científica; repensar los canales de socialización hacia la ciudadanía; cogestionar ámbitos de intercambio teórico, categorial, de métodos e indicadores que deriven en metodologías comparadas; estudios de casos cruzados y redes de intercambio entre autores, líneas, instituciones, son entre otras las tendencias en boga en cualquier ámbito del conocimiento científico del siglo XXI que pretenda posicionarse y ofrecer marcos de cambio desde la innovación y la gestión del conocimiento.
Interpelar la evolución y los apremios en torno a un subcampo como el de los EM en espacios de intercambio y con actores especializados, legitimados y con poder de decisión resulta de vital importancia; más aún en escenarios de países subdesarrollados o en vías de desarrollo, históricamente países emisores, hoy inmersos en procesos agudos de descapitalización cognitiva y cultural, como lo son gran parte de las naciones de América Latina.
Estudios Migratorios en América Latina, un debate que se ensancha
La historia de la región latinoamericana está marcada por los movimientos humanos. Tanto la migración intrarregional, como de emisión de connacionales a otras latitudes,2 han tenido un correlato en la academia, siendo los EM una línea investigativa esencial de las Ciencias Sociales de la región; se trata de una línea investigativa donde convergen diferentes teorías que intentan explicar los desplazamientos humanos a partir de las causalidades, así como las consecuencias que estas traen para las naciones emisoras y/o receptoras, así como las mediaciones que tienen lugar a nivel individual y grupal (Martín Pastrana y Marrero Peniche, 2021).
Desde décadas recientes, los EM se aventuran más allá de las problemáticas vinculadas a la territorialización/desterritorialización, para plantearse la pertinencia de la noción de transterritorialización. El fenómeno transnacional3 ha sido ubicado por la academia como un elemento clave para entender a los sujetos y su relación, tanto con su lugar de origen como de destino. El análisis del “vivir transnacional” (Guarnizo, 2011) parte de un conjunto de prácticas, valores, pasados, lealtades y compromisos sociales que los migrantes sostienen con su familia y su lugar de origen, más allá de la frontera nacional, tanto real como imaginaria/virtual.
Centros de altos estudios, como el Colegio de la Frontera Norte (COLEF), desarrollan planes de Doctorado en Migración que incluyen las líneas de especialización en Mercado laboral, flujos migratorios y desarrollo económico; Políticas gubernamentales y poblaciones migrantes; y Bienestar, integración y salud. De igual manera, el Doctorado en Estudios Culturales enfoca su programa en la interpretación de los componentes simbólicos que configuran la memoria, las relaciones de poder y de género, las identidades, la migración y las relaciones sociales (COLEF, 2021).
Por su parte, el programa de Doctorado en Estudios del Desarrollo, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, plantea un abordaje crítico, creativo y propositivo de la problemática del desarrollo desde una perspectiva histórica y transdisciplinar que comprende distintos niveles (mundial, regional, nacional y local) y dimensiones analíticas (económica, política, social, cultural, ambiental y poblacional). Las líneas de investigación declaradas son: Capital global y estudios geoestratégicos; Trabajo, migración y desarrollo; y Ciencia, tecnología y desarrollo (UAED, 2021). El teórico Raúl Delgado Wise (2020), director de dicho centro, reflexiona sobre la necesidad urgente de otorgar complejidad a los análisis estructurales en torno a demarcaciones binarias del otrora discurso de los estudios diaspóricos. La diáspora se ha convertido en un concepto múltiple, mestizo, flexible, adaptable. La realidad compleja, profusa y variable ha llevado a la relativización de determinados enfoques e instancias de posicionamiento teórico conceptual desde las cuales se pretendían explicar estos fenómenos, con lo cual se han impuesto miradas cada vez más multivariadas y con enfoques transdisciplinares, que aborden de manera holística los procesos migratorios.
Los estudios latinoamericanos actuales sobre la migración trascienden como un haz temático de naturaleza mediadora, desde donde es posible otear realidades muy diversas cuyo punto de partida cristaliza precisamente con el acto de migrar, y que abarcan aspectos simbólicos, económicos, legales que van desde la imagen o los imaginarios que de los latinos se han configurado en importantes núcleos urbanos receptores en los Estados Unidos (Chávez, 2021); las complejidades que se desatan en la familia a partir de la eclosión migratoria (Ibarra y Vargas-Valle, 2021), desigualdad y conflictos (Barba, Ordóñez y Silva (2021), desplazamientos, fronteras y seguridad (Contreras, París y Velasco, 2021; Hernández, 2020; García y León-Cortés, 2018), migración y cultura (Matus y Olmos, 2021), poblaciones diaspóricas (Perera López, 2020), sostenibilidad (Fuentes y Peña, 2018), migración y COVID-19 (Fernández et al., 2021), migración y clases sociales (Jiménez, 2011; Tripin y Jiménez, 2021), entre tantos otros. La enumeración que proponen las autoras es apenas una ruta crítica para acceder a textos relevantes y actualizados de la producción científica de la región. Ello no significa que es la única guía para abundar en los EM latinoamericanos que, por demás, son muy prolíficos en temáticas y puntos de vista.
Algunos Estudios Migratorios en la Universidad de La Habana. Breves notas preliminares
En la universidad más antigua de Cuba es posible rastrear estudios pioneros de corte demográfico, antropológico, sociológico, económico que cual lúcido antecedente de la agenda migratoria, indagan en la movilidad y sus múltiples consecuencias (Le Riverend Brusone, 1940; Marrero, 1944; Pérez de la Riva, 1965).
No obstante, el desarrollo de los EM en el período revolucionario ha respondido a condicionantes específicas no vistas en períodos anteriores. Esto se debe, en primer lugar, a la magnitud en términos numéricos que tiene la migración en las diversas etapas o picos en que se ha acentuado,4 y su impacto en la política del país. No obstante, la producción científica referida al tema en las últimas décadas no ha sido constante; si bien hubo estudios puntuales realizados en la década del 60’, es a mediados de los años 70’ que comienzan a estudiarse principalmente por importantes instituciones como el Centro de Estudios de América (CEA), el Instituto de Literatura y Lingüística, la Facultad de Artes y Letras, y la Casa de las Américas.
Al decir de Aja, las determinantes para el estudio o no de la migración en la Universidad son: “factores políticos, determinados por los propios flujos migratorios en Cuba, momentos de picos o no de esa emigración, conflictividad Cuba-Estados Unidos” (Aja Díaz en Martín Pastrana y Marrero Peniche, 2021).
En su condición de instituciones rectoras de los estudios científicos y constitutivas de la estructura universitaria, los centros de investigación han aportado históricamente resultados medulares para esta línea. En 1989 surgió el Centro de Estudios de Alternativas Políticas (CEAP), cuya agenda se enfocaba, a partir del estudio de la emigración como alternativa de la política de Estados Unidos contra Cuba: los asentamientos en diferentes regiones, con énfasis en las características de la comunidad cubana establecida en el Sur de la Florida, tendencias políticas, determinantes económicos, jurídicos, políticos, familiares, culturales y de identidad, segunda generación migratoria, redes sociales y de parentesco, vínculos familiares y relaciones con el país de origen, remesas, género y migraciones externas; los asentamientos en otros países destino de cubanos como España, México y Venezuela; así como las características del proceso migratorio cubano con estudios multidisciplinarios según las diferentes vías de salida del país, legales e irregulares, acorde a las regulaciones migratorias vigentes en esos momentos. Dichos estudios fueron decisivos para la asunción de las políticas en la década del 90’, insertas en el proceso de flexibilización de las regulaciones migratorias cubana desde 1986.
En el 2000, por la amplitud de los estudios que se realizaban y a solicitud del propio Centro, se emite la resolución del Ministro de Educación Superior (MES), por la cual el CEAP cambió su nombre al de Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI). Se especializó y diversificó en mayor medida la mirada a la migración mundial y a los asentamientos de cubanos en diversas regiones. El CEMI aunó en equipos multidisciplinares a expertos en Sociología, Historia, Ciencias Políticas, Derecho, Psicología, Periodismo, Artes y Letras, Bibliotecología y Ciencias de la Información. Su producción científica consta hasta el año 2015, en que desaparece como Centro y la Maestría en Migraciones Internacionales y Emigración Cubana pasa a ser coordinada por el Centro de Estudios Demográficos (CEDEM).
Por su parte el CEDEM, creado en 1972, tiene entre sus encargos sociales5 investigar las dinámicas de población que ocurren en la Isla, incluidas las migraciones desde distintas aristas: ello ha permitido sistematizar ciertos análisis tanto generalizadores como otros enfoques más sincrónicos, así por ejemplo merecen consignarse el abordaje a las tendencias y desafíos de la emigración desde Cuba (García, 2002; Montes, 2005; Aja Díaz, 2009), la fecundidad de las cubanas en el exterior (Rodríguez, 2017), la connotación social de la migración y el impacto de la pandemia en la familia cubana (Martín Fernández (2021), Martín Fernández, Barcenas Alfonso y Cancio-Bello Ayes (2020), el transnacionalismo del proceso migratorio cubano (Rodríguez, 2020), por solo mencionar algunos. En el CEDEM ―y desde el CEMI― los EM han aportado resultados al Programa Sociedad Cubana y, actualmente existe una línea de investigación de estudios sobre migración inserta en el Proyecto de Dinámica Demográfica del Programa de Ciencias Sociales y Humanidades, de impacto para el diseño de políticas (CEDEM, 2021).
La temática es tan plural como dúctil, y también está presente, desde hace más de tres décadas y con particular interés como plataforma para analizar problemáticas también internas, en la agenda investigativa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Cuba), organismo internacional, intergubernamental de carácter regional y autónomo que se encuentra asociado a la Universidad de La Habana. Entre sus líneas de investigación abordan los desplazamientos humanos desde diversas aristas: personas en situación de refugios, retorno; asilo político; desplazamientos o migración forzada; monitoreo de migración internacional; mapeo de rutas de la migración internacional; papel de organismos internacionales en la migración internacional; políticas migratorias; migraciones internas, fronterizas, interregionales; mujeres géneros y migraciones. Existen otras líneas que rozan con los límites de las dimensiones del fenómeno migratorio: Diversidad, interculturalidad y multiculturalismo; Desigualdades, exclusión social y formas de discriminación; Desarrollo Económico; Desarrollo territorial y medio ambiente; Gobernanza y políticas públicas. Ello da muestra nuevamente de la esencia plural y multidiscursiva del fenómeno migratorio (FLACSO, 2021).
Entre los resultados de estudios de postgrado destaca la tesis de maestría Propuesta para el monitoreo y atención a la vulnerabilidad social presente en sujetos migrantes (Ramos Ojeda, 2012); Migración y Desarrollo en Cuba: estrategia para potenciar el turismo como parte de las visitas familiares de los cubanos residentes en el exterior (Gutiérrez Guerra, 2012); así como la también tesis de maestría Jóvenes rurales emprendedores, empoderados y con sentido de pertenencia al territorio. Una experiencia de arraigo al territorio de Guayaya (Bermúdez Martínez, 2019).
El Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) orienta su encargo a partir de su condición de única institución en el país en el ámbito de la Educación Superior dedicada a la investigación sobre Estados Unidos. Su línea de trabajo está enfocada en las tendencias y problemas actuales de la realidad norteamericana y sus perspectivas desde diferentes dimensiones que abarcan la económica, política, social, ideológica y las relaciones internacionales (González Delgado, 2021, Domínguez López y Barrera Rodríguez, 2020; González Martín y Domínguez López, 2018; Domínguez López, Machado Cajide y González Delgado, 2016 ). Los proyectos son multidimensionales y plurales, que se suelen ejecutar con la participación y colaboración de otras instituciones y/o facultades de la propia Universidad de La Habana; e incluyen dinámicas hemisféricas y el abordaje de la migración, con énfasis en la migración latinoamericana hacia Estados Unidos, la participación política de los inmigrantes de origen cubano en ese país.
Por otra parte, las autoras pudieron constatar que en varios planes de estudios de diferentes carreras existen propuestas metodológicas que dan cabida al abordaje del plurifenómeno desde diversas aristas. El caso más tangible quizás sea Geografía, con la asignatura de pregrado Geografía de las Poblaciones, entramado desde donde se analizan la migración interna y externa, sus segmentos y grupos representativos y el impacto/vínculo que prescribe con indicadores sociales de diverso tipo, legitimando y reivindicando la naturaleza compleja y dialogante como indispensable panóptico de acercamiento a las cuestiones migratorias, partiendo de la movilidad espacial de la población.
La formación de pregrado y postgrado de la carrera de Sociología, hace suya la agenda desde su encargo de preparar al cientista social para diagnosticar, pronosticar y analizar de forma sistémica las diferentes problemáticas sociales. Puntualmente en pregrado se habilita al interior del currículo electivo, la asignatura Sociología de las migraciones, ya con una experiencia de 8 ediciones. Si bien sus investigaciones pueden abarcar todo el entramado de deformaciones económicas, políticas, sociales, culturales, estructurales y funcionales que ocurren al interior de las sociedades, otorgan particular acento a aquellos procesos y fenómenos que impactan la realidad insular de forma directa o indirecta, de ahí que examinar la migración en tanto sociedad emergente, y emisora durante los siglos XX y XXI merezca atención en sus políticas científicas y en la ramificación de los objetos de estudio concomitantes y sucedáneos al fenómeno.
Psicología es otra de las disciplinas que ha incursionado en las temáticas migratorias, pero esta vez desde el núcleo familiar. Al incluir asignaturas como Psicología social y vida cotidiana en su plan de estudios se abre a un caleidoscopio temático desde donde adentrarse en las discontinuidades y desestructuraciones que causan las migraciones en la vida cotidiana como el impacto sobre dinámicas, motivaciones, representaciones sociales, estructura y funciones familiares, en contextos de crisis y con enfoque psicosocial, en cada contexto histórico-cultural concreto. Estos estudios comienzan a formalizarse desde la década de los 90’, de la mano de un plan de estudios C en transición al D; desde entonces han ido abarcando a otros segmentos etarios como el del adulto mayor, la mujer, los jóvenes, entre otros. En cuanto al nivel de postgrado, son referente las investigaciones de licenciatura, maestría y doctorado, y la experiencia del acercamiento al tema en el Diplomado de Psicología Social.
Como generalidad se verifican desde una u otra disciplina, interés por el abordaje a fenómenos concomitantes y subordinados como la profesionalización y feminización de las migraciones, o cierta tendencia a la transnacionalización, que ponen el acento de una u otra forma, en rasgos específicos que ya hoy van constituyendo comportamientos estructurales del macroproceso.
En este sentido, es importante reconocer a las asignaturas que vinculan temas de relevancia social con contenidos propios de las carreras, independientemente de cuál sea su encargo social. Este es uno de los aciertos más significativos de la asignatura optativa/electiva Audiovisual y Migración, que se imparte desde 2018 en la Facultad de Comunicación, como parte de la disciplina Comunicación y Sociedad del departamento de Comunicación Social. Dicha asignatura es una apuesta articulada desde áreas de interdisciplinariedad para el análisis de la relación entre la producción simbólica (mass mediática) y las problemáticas sociales relacionadas de los procesos migratorios. Así, el fenómeno/proceso de la migración se habilita como una mediación sumamente importante en la producción comunicativa, en este caso el audiovisual, lo que conlleva, de una parte, a dialogar con herramientas de la Demografía, la Sociología, el Análisis del discurso, y de otra la producción de contenidos, otorgando especial valía a dos cuerpos teóricos: las Teorías de la Migración y el Análisis Cinematográfico.
Desde la carrera de Periodismo, también se han producido acercamientos a la agenda, tanto en su vertiente de investigación comunicológica (Martín Pastrana, 2018) como en la modalidad de investigación para la producción (Gómez González, 2014; Cala Suárez, 2016; Ramos Suárez, 2018) y otros Trabajos de Diploma precedentes desde la década del ’90.
Apuntes para una descripción (parcial e inacabada) de los Estudios Migratorios en la Universidad de La Habana
El acompañamiento de la academia, aunque no siempre ha descrito una trayectoria uniforme con el fenómeno, se ha visibilizado con mayor foco en la comunicación de la ciencia de los últimos años. Ciertamente la agenda consta de un profuso arsenal de publicaciones científicas, marcos conceptuales y teóricos de referencia, que bien pudieran resultar insuficientes ante las multifacéticas miradas que necesita un fenómeno tan complejo y cambiante; bajo este principio generador cuanto menos conviene a nivel de campo científico advertir cuanto se enriquecerían los abordajes si se habilitaran los objetos de estudio con los aportes y miradas en diálogo de diversas disciplinas. Pues si bien los aportes desde varias disciplinas, enfoques y miradas refrendan una incuestionable valía de la agenda, se necesita una mayor articulación sinérgica de las distintas áreas del conocimiento, que posibiliten el fortalecimiento de los lazos entre los profesionales a cargo del tema, su especialización y pluridisciplinariedad.
Los fenómenos/procesos/movimientos que se atisban en la contemporaneidad rompen con los estereotipos lógicos de desarrollo, describen trayectorias variables, incorporan varias y disímiles áreas de la vida social y desdibujan las fronteras entre unos y otros a toda vez que tienen lugar en entornos transitorios, en movimiento, en construcción y deconstrucción que median y son mediados por estos. Con lo cual, la academia en cualquier geografía, debe asertivamente adelantarse, evolucionar y responder ante las necesidades sociales, al tiempo ofrecer a las autoridades proposiciones capaces de robustecer las políticas públicas. Tal es el caso de la actual agenda de estudios que realiza el Grupo de Migraciones Internacionales del CEDEM.
La voluntad política hacia una comprensión del fenómeno y diálogo con la comunidad cubana en el exterior ha sido una constante para las autoridades y políticas del país; el primero se desarrolla cuando el Diálogo de 1978, entre representantes del gobierno cubano y representativos de la emigración cubana, donde se tomaron acuerdos y se abrieron las visitas familiares al país. Posteriormente, se realizaron las Conferencias La Nación y la Emigración, en 1994 y 1995, lo que implica que desde los ’90 se procuraba reinsertar a la comunidad de cubanos residentes en el exterior como un actor económico, cultural y social de cambio, decisivo como núcleo de participación real y legitimación de un proyecto endógeno en crecimiento.
El discurso mediático referente a la migración, apoyado en el actual presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien ha expresado sus deseos de estrechar los lazos con la comunidad de migrantes cubanos, también ha inyectado un relevante interés. Al respecto expresó en Nueva York:
“(…) nuestro Gobierno quiere reiterarles la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio con nuestros connacionales en el exterior, sobre la base del respeto mutuo, del respeto a la soberanía y la independencia de Cuba (…) el fortalecimiento de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible, como muestra de la continuidad de la Revolución y de la unidad de la nación”. (Díaz-Canel Bermúdez, 2018)
La Universidad de La Habana, desde su estatus de casa de altos estudios, es la institución abanderada en el abordaje de los EM en el país. En primera instancia, reúne el trabajo de diferentes centros de investigación cuyas temáticas, si bien no tributan directamente a la migración, sí abordan algunas de sus dimensiones, como se ilustró anteriormente.
De igual forma ocurre con sus facultades. La selección de resultados estudiada se inscribe al período que abarca desde 2012-2020. En el propio 2012, cuando se produce la reforma migratoria cubana, es que se documentan la mayor cantidad de tesis entre pregrado y posgrado entre los estudios seleccionados. No obstante, y a pesar de que en el 2012 existe un pico, se denota una discreta proliferación, de manera general, en la categoría de licenciatura después del 2015, período que coincide con un proceso gradual y creciente de impacto/naturalización del fenómeno en la vida cotidiana de la sociedad (Martín Fernández, 2021), lo cual convoca a asumirse como imperativo de análisis por muchas disciplinas académicas.
A partir de análisis realizado, se evidencia una breve preponderancia de tesis de posgrado con respecto a las de licenciatura. En este sentido los trabajos de maestrías se ven beneficiados puesto que por varios años el CEMI ofreció la Maestría en Migraciones Internacionales y Emigración Cubana, plan de estudios vigente y ahora coordinado por el CEDEM y que arriba a su edición VI de manera ininterrumpida. Estos dos no son los únicos centros que han tributado a los estudios de posgrados en la temática. En los estudios analizados hay de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología cuatro investigaciones, dos doctorados y dos de maestrías. Sin embargo, si se evalúan cuantitativamente de manera independiente el nivel de postgrado, separando doctorados de maestrías, el peso en cuanto a cantidad es sensiblemente mayor en los estudios de licenciaturas, para unas once pesquisas de las seleccionadas.
Se evidencia una discontinuidad en el abordaje del tema, de las 25 investigaciones analizadas,6 es importante advertir que cuatro autores de los revisados otorgaron continuidad en el escalón superior de maestría o doctorado, si bien todas responden al esquema de pesquisas académicas para arribar a determinada titulación, no así a esquemas de proyectos colaborativos; algunas investigaciones responden a programas nacionales u otras variantes. Aun cuando la migración constituye un fenómeno complejo que tiende a ramificarse en la medida que se estudian de manera particular y en profundidad cada una de sus aristas, uno de los autores identificados7 desarrolló una línea de investigación en la que se atisba una evolución cronológica y cualitativamente superior en la medida que avanza, presentando una maestría y posteriormente su doctorado con temas afines. De igual forma, un reducido número de trabajos ―solo tres― de la selección muestral realizada, cristalizaron en otras modalidades de socialización de la ciencia, a través de artículos científicos o publicaciones periódicas referidas a la temática.
Tanto en las carreras de Psicología como de Sociología se aprecia que la agenda ha gozado de un abordaje sistemático, en ambos niveles de estudio, con tendencia a ampliación de objetos y atendiendo a la diversidad de aristas que se han ido visualizando como parte de la complejidad e impronta con la que el fenómeno se proyecta a escala global, cual recurrencias de las que no escapa Cuba.
Los temas más presentes en Psicología son aquellos que centran su atención en cómo influye la migración en las dinámicas familiares, la desestructuración y nuevas estructuraciones de la vida cotidiana, atendiendo a roles y funciones, impacto en niños y ancianos, deformaciones y consecuencias de la existencia, o no, de relaciones a distancia para el núcleo familiar, así como la connotación social de la emigración y su repercusión en la sociedad. También se presentan temas de relevancia contextual como la emigración asociada a las crisis, el impacto psicosocial de la reforma migratoria cubana y de la política migratoria de Donald Trump hacia Cuba. En el caso de Sociología, análisis más actuales ponen el acento en la relación entre migración y emprendimiento de carácter privado, específicamente en cómo las remesas impulsan la conformación y crecimiento de estos negocios y las deformaciones económico-sociales que causan al sistema, con lo cual la investigación aplicada confirma su orientación hacia los nuevos escenarios de participación social de nuevos actores económicos, interpelando estos procesos tan recientes.
La tipología de estudio empleada es el estudio de caso principalmente en municipios capitalinos. Otro tema recurrente según el abordaje que se hace desde la sociología es la necesidad del establecimiento de políticas públicas más humanas, a partir de sublíneas de estudio que ya cuentan con resultados progresivos en el tiempo y que bien pueden remitir tendencias: Migración y familia; migración irregular; migración y cuidado, son, entre otros, ejes temáticos privilegiados.
En el caso de la Facultad de Comunicación las investigaciones que han dejado trazabilidad a través de sus repositorios abiertos, centran su perspectiva analítica en la representación simbólica del fenómeno migratorio desde diferentes aristas del arte y la cultura. Ello lo ejemplifica Gómez González (2014) con su tesis de licenciatura Visa al cambio. Un documental audiovisual sobre la repercusión de la actualización de la política migratoria en Cuba, quien emplea la cinematografía para evidenciar una parte específica del fenómeno migratorio. Asimismo, Martín Pastrana (2018) con su tesis de maestría Con las fronteras a cuestas: Construcción simbólica audiovisual del proceso migratorio cubano (2000-17) analiza la migración como leitmotiv desde su representación audiovisual, en un escenario específico, la Muestra Joven ICAIC.
En este sentido, resulta de interés que la tendencia es a vincular la migración con otros fenómenos/procesos/movimientos del acontecer social, principalmente de carácter político y económico. Obviamente se entiende que los cursistas deben establecer una coherencia entre el fenómeno/objeto de estudio propuesto y el perfil de su carrera con lo cual se manifiesta una vez más su pluralidad y complejidad. Otro punto de interés es la perspectiva que domina el análisis de las tesis. En este caso es la cualitativa para un 100% de la muestra analizada. El dato no es de extrañar en las investigaciones realizadas por las ciencias sociales y es que aun cuando algunos trabajos declaran un inicio cuantitativo al determinar la muestra, la triangulación y análisis de los datos las dotan de un matiz inevitablemente cualitativo, con lo cual es más acertado decantarse por una metodología mixta.
El desarrollo teórico respecto a la migración en los trabajos de maestrías se presenta con mayor profundidad, fundamentalmente en las tesis que representan al CEMI-CEDEM, donde se evidencia un abordaje más exhaustivo y pormenorizado que en el resto de los trabajos. Por su parte, en las licenciaturas resulta bastante intuitivo y empírico el desarrollo de las teorías migratorias. Pocos dedican un paneo a las diferentes teorías relacionadas con la migración. En su lugar se centran en los postulados de teorías específicas sin declararlo de manera explícita. En algunos casos combinan los principios de dos teorías, dígase al hacer referencia a cuestiones de tipo económicas como motivación para viajar, centro esto de la teoría neoclásica, con la conformación de redes de ayuda desde el extranjero, aspecto este de las redes migratorias. No obstante, lo anterior no significa que carezcan de una evolución en el pensamiento crítico de las teorías, sino que lo deducen de cierta manera y así lo reflejan en las aseveraciones que se muestran en el desarrollo de sus trabajos acorde a su categoría científica. El discurso que se entreteje, permite analizar que los modelos para la descripción de los fenómenos migratorios se han trasladado de una visión centrada en la economía al entramado de flujos sociales sin que ninguno de los dos sea excluyente, en parte porque aun cuando se denota un permanente matiz económico son precisamente las relaciones que se establecen producto de las propias migraciones entre todos los actores implicados, tanto a nivel macro como micro, las que le otorgan un componente social indisolublemente ligado a estas, con lo cual se reproduce y complejiza el patrón.
Según la muestra abordada se identifican con nitidez dos grandes vertientes, y son, precisamente, las posiciones históricamente tomadas para el análisis de las migraciones: los factores económicos y lo social. Entre las principales temáticas halladas se encuentran las implicaciones políticas de la migración para Cuba y sus ciudadanos, así como la necesidad de políticas públicas más inclusivas y humanas; consecuencias, impacto y deformaciones al interior de la familia a causa de las migraciones; la migración de profesionales, especialmente en el sector universitario; las estrategias para potenciar el turismo desde la migración, y por consiguiente la economía desde el turismo y el flujo de remesas como capital inicial para impulsar la economía familiar a través de emprendimientos privados. Otros temas que también fueron abordados son: la feminización de la migración y la migración como forma de socialización de la cultura cubana. Se observan la apertura a nichos de indagación inéditos en períodos anteriores de la agenda, ahora explícitos a partir de los rasgos que definen al nuevo escenario socioeconómico de la Isla, y también a la complejidad que describe el fenómeno en sí mismo tras nuevas oleadas, y tipologías de migrantes, dibujando un panorama complejo y plural que no es privativo de Cuba.
La agenda investigativa desde su carácter propositivo a los decisores de las políticas públicas, está llamada a dar continuidad en su contribución, ampliación y profundización temática, máxime frente a escenarios foráneos hostiles y coyunturas estimuladas desde políticas inescrupulosas hacia Cuba, como también, el compromiso de que tales resultados científicos permitan otear y fundamentar nuevos horizontes en la participación e inclusión de los cubanos residentes en el exterior dentro del modelo económico de esta hora.
En esta etapa la visibilización y socialización de las investigaciones resulta un punto crucial. En la medida que el fenómeno migratorio y todas sus implicaciones a nivel económico, social, cultural, distributivo redunda en legitimación para la agenda investigativa, sería provechoso apalancar los distintos proyectos, grupos de investigación y/o eventos de la Universidad de La Habana para potenciar su estudio y análisis en diálogo con los propios objetivos de cada uno, por cuanto la multidiscursividad del fenómeno no solo lo permite, sino que lo necesita.
Con total legitimidad la agenda y sus agentes de investigación están en condiciones de ofrecer recomendaciones al resto de la comunidad científica; trabajar de cara a una mayor articulación con iniciativas ya consumadas en la casa de altos estudios, como la Red de Emprendimiento e Innovación8 y la incubadora de proyectos InCuba.uh.cu.9
Particularmente redituable para la comunidad científica que trabaja la agenda, promete ser un aprovechamiento más intensivo de las publicaciones de los grupos 1 y 2 con que cuenta la alta casa de estudios, las cuales gozan de alto posicionamiento en sus respectivos ámbitos disciplinares a nivel regional, así por ejemplo: Novedades en Población (CEDEM), Desarrollo social (FLACSO), Economía y Desarrollo (Facultad de Economía), Universidad de La Habana (CEHSEU), Revista Cubana de Psicología (facultad homónima), Alcance (Facultad de Comunicación) y Horizontes y Raíces (Facultad de Filosofía, Historia y Sociología). Si bien no es objetivo de esta investigación, queda pendiente el estudio de dichas publicaciones.
Epílogo a modo de cierre y reapertura para próximos análisis
Aunque, tal y como se suscribía al inicio, se trata de un estudio exploratorio y parcial en cuanto a información que permita situar coordenadas generales de crecimiento de la temática investigativa en torno a la agenda migratoria en la Universidad de La Habana, el acercamiento permite reflexionar sobre algunas ideas y propuestas para contribuir al desarrollo de los EM.
Merece considerarse desde la comunicación de la ciencia un ensanchamiento de los espacios y ámbitos de socialización de resultados, debates y reflexiones interdisciplinar/trans/multi que permita acercar a Cuba y a la Universidad de La Habana desde esta línea a otras experiencias regionales para la contrastación y validación de modos de hacer. Pensar el alcance de eventos especializados dentro de la propia agenda de socialización científica de la alta casa de estudios; el enlace desde los Observatorios Demográficos10 con un proceso de monitoreo que permita interconectar las investigaciones primigenias con las más actuales, con enfoques de segundo orden, e incluso con alcance a valoraciones y diálogos respecto a lo que se está haciendo en otras provincias y Centros de Educación Superior (CES).