Introducción
Desde una perspectiva global, el concepto de equidad en el campo de la educación hace referencia a la igualdad de oportunidades reales de acceso, permanencia y éxito en el sistema educativo, sin distinción de género, etnia, religión o condición social, económica o política. Sin embargo, la mayoría de los estudios relacionados con la equidad educativa que se han realizado en los últimos años en nuestro país, relativos a la educación superior, concentran su atención en el acceso.
En Cuba el acceso a la educación superior ha atravesado por diferentes fases. En lo que va de siglo se aprecia una primera etapa de amplio acceso, enmarcada entre el 2001 y el 2009, que se corresponde con la etapa de la Universalización de la Educación Superior durante la Batalla de Ideas.
En contraste, el segundo decenio respondió al proceso de actualización del modelo económico y social cubano iniciado formalmente en 2011 y se caracterizó, sobre todo en sus primeros años, por fuertes restricciones en el acceso a la educación superior. No obstante, a mediados del decenio (curso 2016-2017) se aprobaron modificaciones en el procedimiento de ingreso a las modalidades Curso por Encuentros (CpE) y Educación a Distancia (EaD). Básicamente se eliminó la exigencia de aprobar los exámenes de ingreso para acceder a estas alternativas de estudio, al trasladarse al primer año de la carrera la evaluación de los objetivos que medían estos exámenes, y se facilitó el acceso a carreras pedagógicas. Esto junto a la apertura de los programas de Técnico Superior de Ciclo Corto a partir del curso 2018-2019, flexibilizó el acceso a este nivel de enseñanza.
Diferentes estudios han evaluado el impacto de las políticas de ingreso aplicadas en la composición sociodemográfica del estudiantado universitario. Como tendencia histórica, se ha demostrado el predominio en el alumnado universitario de mujeres, de personas con color de la piel blanca, de hijos de universitarios y profesionales, así como el acceso preferencial de estudiantes residentes en los municipios cabeceras de las provincias (Almeida, 2017; Ávila, 2013, 2018; Domínguez, 2016; Domínguez y Díaz, 1997; Pardini, 2018; Tejuca, 2018, 2020a; Tejuca et al., 2015).
No obstante, durante la etapa de la Universalización de la Educación Superior, caracterizada por el amplio acceso, se produjo un aumento de la proporción de negros y mestizos, y accedieron más estudiantes cuyos padres no eran universitarios ni profesionales o dirigentes (Martín y Leal, 2006). Igualmente, las flexibilizaciones en el procedimiento de ingreso a las modalidades CpE y EaD introducidas a partir del 2016-2017 provocaron cambios favorables en la composición social del estudiantado universitario atendiendo al color de la piel y escolaridad de los padres (Tejuca, 2018).
La selección de estudiantes universitarios con mejores condiciones de partida se produce fundamentalmente durante el tránsito desde la secundaria básica hacia la enseñanza preuniversitaria, y luego se acentúa durante el proceso de ingreso a la educación superior (Tejuca et al., 2017). Sin embargo, si tal selección continúa o no en las aulas universitarias, como resultado del abandono de aquellos con condiciones de partida más desfavorables, es un asunto que ha sido menos estudiado.
Con el objetivo de dar respuesta a esta interrogante, Beatriz Pais realizó un análisis interseccional comparativo de la composición social de la cohorte de estudiantes que ingresó a las carreras de Física, Ciencia de la Computación, Psicología y Sociología de la Universidad de La Habana (UH) en el curso 2014-2015 al momento del ingreso y una vez alcanzado el quinto año de estudios. La investigación develó que durante las trayectorias educativas se reforzaron las condiciones de partida de los estudiantes, lo que condujo a la autorreproducción de familias con mejor posición social y económica, entre las que destacaron las blancas. Igualmente, se verificó que a medida que pasaron los cursos escolares se profundizó la diferenciación por sexo de las profesiones estudiadas (Pais, 2019).
En esta misma dirección se realizó otro estudio que incluyó a todo el alumnado que accedió y permaneció en la modalidad diurna de la carrera de Sociología en los cursos comprendidos en el período 2014-2019 (Ávila, 2021). La investigación evidenció que como tendencia los estudiantes que no procedían directamente de institutos preuniversitarios (IPU) tuvieron más dificultades para aprobar con buenas notas, sin arrastres de asignaturas, ni repetir años académicos, así como culminar adecuadamente los ejercicios de defensa. En este grupo se observó un predominio de educandos hombres, mestizos, hijos de no profesionales, procedentes de territorios menos favorecidos.
La baja permanencia en las aulas universitarias representa un serio problema para la educación superior cubana. El Ministro de Educación Superior, José Ramón Saborido, reconoció recientemente la baja eficiencia del nivel de enseñanza, que como promedio alcanza entre el 59% y el 60% (Saborido, 2021). La eficiencia del ciclo1 de las carreras diurnas adscritas al MES en los cursos 2016-2017, 2017-2018 y 2018-2019 alcanzó los valores de 58,0%, 57,8% y 61,2%, respectivamente (MES, 2020). Por su parte, la eficiencia vertical,2 otro indicador de promoción, pero en este caso del curso académico en cuestión, alcanzó los valores de 50,8%, 50,4% y 47,4% para esos mismos cursos, en ese orden (MES, 2020).
Específicamente en la Universidad de La Habana la eficiencia vertical de la modalidad diurna en los cursos 2016-2017, 2017-2018 y 2018-2019 fue del 46,3%, 43,6% y 44,3%, respectivamente (UH, 2019). En esta institución algunas especialidades exhiben de forma sistemática valores altos de eficiencia. En este grupo destacan las carreras de Turismo, Comunicación Social, Ciencias de la Información, Periodismo y Meteorología, con valores generalmente superiores al 80%. Sin embargo, otras especialidades muestran valores de eficiencia sistemáticamente bajos (por debajo del 15%). Tal es el caso de Matemática, Ciencia de la Computación, Física y la carrera de Letras (UH, 2019).
El presente estudio tiene como objetivo continuar profundizando en el análisis de la influencia que tienen las condiciones de partida de los estudiantes en la permanencia y egreso de las aulas universitarias mediante el uso de los indicadores color de la piel, sexo, escolaridad de los padres y lugar de residencia. Para ello se contrastaron los datos del ingreso y el egreso en cuatro carreras de la Universidad de La Habana: Matemática y Geografía, ambas de la rama de las ciencias naturales y matemática; Letras, de las ciencias sociales y humanísticas; y Economía, perteneciente a las ciencias económicas.
En el caso de las carreras de Matemática, Letras y Economía, este trabajo tuvo como precedente los resultados de un estudio previo sobre los factores que inciden en el abandono estudiantil realizado en el curso 2017-2018 (Rodríguez y Tejuca, 2021). En dicho estudio las especialidades fueron seleccionadas por exhibir de manera sistemática los valores más bajos de promoción de las ramas de conocimiento a las que pertenecen. En los cursos 2016-2017, 2017-2018 y 2018-2019, estas titulaciones alcanzaron los siguientes valores de eficiencia vertical: Matemática (10,2%, 5,3% y 4,9%), Letras (8,1%, 7,3% y 39,3%), Economía (29,9%, 33,4%, y 33,4%) (UH, 2019).
En dicha investigación se constató que las proporciones de estudiantes blancos y las de hijos de universitarios entre los alumnos que ingresaron a las carreras en el curso 2017-1018 fueron superiores a las proporciones de los alumnos con estas características entre los que las abandonaron, lo que sugirió un incremento de estos segmentos proporcionales entre los que permanecieron en las especialidades.
En la presente indagación se incluyó, además, la carrera de Geografía. Esta especialidad, a diferencia de las incluidas en el estudio precedente, tiene alcance nacional. Dentro de las especialidades que se estudian solamente en la Universidad de La Habana, Geografía está entre las de mayor matrícula, y presenta también una afectación importante de la eficiencia.3
En este estudio se compararon las características sociodemográficas de los estudiantes que ingresaron a las carreras de Economía, Geografía y Letras en la modalidad diurna en el curso 2014-2015, y en el caso de Matemática (carrera de cuatro años de duración) en el 2015-2016, procedentes de IPU4 con las de aquellos de esas cohortes y vía de ingreso que egresaron en el curso 2018-2019.5 Igualmente se consideró el impacto que tuvieron en la composición de los egresados del 2018-2019 aquellos estudiantes que se graduaron en ese curso pero que ingresaron a las carreras procedentes de IPU en cursos anteriores a los de las cohortes bajo estudio.
La información sociodemográfica del alumnado se obtuvo a partir de las bases de datos del Sistema Automatizado Distribuido de Ingreso a la Educación Superior (SADIES). En el caso de los nuevos ingresos a las carreras de Letras, Economía y Geografía se consideraron las mujeres que accedieron a esas especialidades procedentes de IPU en el curso 2014-2015 y los hombres que lo hicieron en el 2013-2014 (para ingresar de manera diferida en el 2014-2015). En el caso de Matemática, se incluyeron las mujeres que accedieron en el 2015-2016 y los hombres que lo hicieron en el 2014-2015. En las cohortes de interés, el total de alumnos procedentes de IPU fue de 106 en Economía, 73 en Geografía, 43 en Matemática y 12 en Letras, los cuales en lo adelante serán considerados la matrícula inicial.
Con igual propósito, los egresados en el curso 2018-20196 fueron ubicados en las bases de datos de SADIES correspondientes a los cursos escolares comprendidos entre el 2010-2011 y el 2014-2015 (2015-2016 para Matemática). Como resultados de esa búsqueda, fueron localizados 92 de los 97 egresados de Economía, los 43 de Geografía, 18 de los 21 graduados de Matemática y los 14 titulados de la carrera de Letras, los que en su conjunto representaron el 95,4% del total de egresados. Entre ellos, los estudiantes procedentes de IPU representaron el 100% en Matemática (18 alumnos), el 85,7% en Letras (12 alumnos), el 83,7% en Geografía (36 alumnos) y el 75,0% en Economía (69 alumnos) sumando 135 egresados, el 80,8% del total.
Algunos indicadores del proceso de ingreso a las carreras de Economía, Geografía, Matemática y Letras, de la Universidad de La Habana
En las carreras de Matemática y Letras de la Universidad de la Habana estudian los alumnos residentes en las provincias occidentales (Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque y Matanzas) y el municipio especial Isla de la Juventud. Los estudiantes de Economía proceden de La Habana, Mayabeque e Isla de la Juventud, mientras que Geografía es una carrera nacional que solo se estudia en La Habana. Cada provincia tiene un número de cuotas asignadas para estas especialidades, motivo por el cual los estudiantes residentes en provincias diferentes no compiten entre ellos en el proceso de ingreso a la educación superior.
Las carreras en estudio presentan notables diferencias en cuanto a la oferta de carreras y a la demanda por parte de los egresados de IPU. En consecuencia, es también distinto el nivel de motivación y preparación de los estudiantes que accedieron. Un análisis de algunos indicadores de los procesos de acceso a estas especialidades, como son la opción en la que fueron solicitadas en las boletas de solicitud de carreras y la convocatoria en la que los estudiantes aprobaron los exámenes de ingreso (EI), permite evidenciar las diferencias entre ellas (tabla 1).
Opción en la boleta de solicitud de carreras | Convocatoria en la que aprobaron los EI | |||||
Carreras | Alumnos que Accedieron | Primera (%) | Primera-Tercera (%) | No la solicitaron (%) | Ordinaria (%) | Extraordinaria (%) |
Economía | 106 | 47,2 | 80,2 | 0,9 | 93,4 | 6,6 |
Geografía | 73 | 19,2 | 42,5 | 21,9 | 69,9 | 30,1 |
Matemática | 49 | 53,1 | 57,1 | 28,6 | 87,8 | 12,2 |
Letras | 12 | 50,0 | 75,0 | 0,0 | 100,0 | 0,0 |
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos del SADIES
La carrera de Letras presentó los mejores indicadores del proceso de ingreso: fue solicitada en primera opción por el 50,0% de los alumnos, entre la primera y la tercera alternativa por el 75,0%, y a ella no accedió ningún estudiante que no la hubiera incluido entre sus 10 primeras alternativas de estudios. Dado el número limitado de plazas, esta especialidad normalmente se agota durante la primera asignación 7 de carreras que se realiza a los estudiantes que aprueban los exámenes de ingreso en la convocatoria ordinaria.
En el caso de Economía, los indicadores del proceso de ingreso fueron también favorables, el 47,2% la solicitó en primera opción, el 80,2% entre las tres primeras y solamente un estudiante (el 0,9%) accedió a la especialidad sin haberla solicitado entre sus 10 primeras opciones. Sin embargo, en este caso 7 alumnos (el 6,6%) lograron la asignación después de aprobar los exámenes de ingreso en la convocatoria extraordinaria.
En el extremo opuesto se encuentran los indicadores del proceso de ingreso a Geografía. Esta especialidad fue solicitada en primera opción por solo el 19,2% de los estudiantes que accedieron a ella, el 42,5% la pidió entre la primera y tercera alternativa y el 21,9% de los estudiantes no solicitó esta especialidad en ninguna opción. En este caso, 22 estudiantes (el 30,1%) obtuvieron la carrera después de aprobar los exámenes de ingreso en la convocatoria extraordinaria.
Una situación singular se presenta en Matemática. En este caso el porcentaje de estudiantes que solicitaron la especialidad en primera opción (el 53,1%) fue el más alto entre las cuatro carreras en estudio. Sin embargo, en esta especialidad también se encontró la proporción más alta de alumnos que no solicitaron la carrera entre sus primeras 10 opciones (el 28,6%). En este caso 6 estudiantes (el 12,2%) aprobaron los exámenes de ingreso en la convocatoria extraordinaria.
El elevado porcentaje de estudiantes que solicitó Matemática en primera opción está relacionado con la alta proporción de alumnos procedentes del Colegio Universitario. Se trata de estudiantes con una alta motivación por la especialidad que cursan su último año de nivel preuniversitario en la universidad con la intención de ingresar en esta disciplina. De los 26 alumnos que solicitaron la carrera en primera opción, 21 procedían del Colegio Universitario.
Sin embargo, a Matemática ―y también a Geografía― accede un número importante de estudiantes con poca motivación por la especialidad. En el caso de Geografía es también significativa la mayor proporción de alumnos que requirieron exámenes extraordinarios para aprobar los exámenes de ingreso, lo cual indica insuficiencias en la preparación general de los educandos.
Para valorar el nivel de preparación del alumnado que ingresó a estas especialidades, se utilizó además el valor más bajo del escalafón con el que accedieron los estudiantes. Dicho valor fue considerado escalafón de cierre aun cuando hombres y mujeres participaron en procesos de ingresos de años diferentes. Igualmente, cada provincia tiene un plan de plazas específico y, por lo tanto, un valor de cierre propio. Sin embargo, en el párrafo que sigue solo se diferenciarán los valores de La Habana, pues para algunas especialidades fueron notablemente diferentes.
En correspondencia con lo descrito con anterioridad, Letras fue, entre las carreras en análisis, la que cerró con el escalafón más alto (85,2 puntos), valor que fue más alto aún para los residentes en La Habana (94,5 puntos). Las restantes especialidades cerraron por debajo de los 80 puntos. Economía lo hizo con 78,1 puntos, pero para los estudiantes de La Habana el cierre fue notoriamente más alto, de 90,4 puntos. Con cierres más bajos se encontraron Geografía y Matemática, tanto en el general (con 76,8 y 76,6 puntos, respectivamente) como en el valor de cierre que marcó la entrada de los estudiantes residentes en La Habana (79,7 y 76,6 puntos, respectivamente). Estos datos hablan también de diferencias en términos de preparación de los estudiantes que accedieron a las diferentes carreras según el lugar de residencia.
Análisis comparativo de las características sociodemográficas de los estudiantes que egresaron con relación a los que ingresaron a las carreras Letras
De la matrícula inicial (12 estudiantes mujeres) en el curso 2018-2019, se graduaron 6 alumnas, para una efectividad del ciclo8 del 50%. Adicionalmente, en el mencionado año egresaron de esta especialidad 6 educandos más: una alumna que accedió a la carrera en el 2014-2015 pero por la provincia de Holguín y 5 estudiantes (cuatro mujeres y un hombre) que iniciaron sus estudios en cursos anteriores al 2014-2015, dos de ellos traslados desde la carrera de Periodismo.
En la Universidad de La Habana cursan la carrera de Letras los egresados de lPU procedentes de las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana, Matanzas y del municipio Isla de la Juventud. En el curso 2014-2015 las plazas se distribuyeron entre estudiantes procedentes de La Habana (el 33,3%, figura 1), Matanzas (el 33,3%), Artemisa (el 16,7%), y Mayabeque (el 16,7%). En el mencionado curso, no ingresaron estudiantes procedentes de la Isla de la Juventud ni de Pinar del Río.9 (Figura 1)
Entre las estudiantes que concluyeron sus estudios en 5 años aumentó el porcentaje de residentes en La Habana al 66,7% (figura 1) debido al mayor éxito académico de las habaneras (del 75,0%) y al traslado de domicilio hacia La Habana de una de las alumnas que accedió por Matanzas. Este cambio de dirección condujo a que entre las egresadas no se encontrara ninguna estudiante residente en la provincia de Matanzas. Por otro lado, entre los 12 egresados totales el porcentaje de residentes en La Habana fue aún mayor, del 83,3% (figura 1). En este grupo tres educandos más habían trasladado su domicilio hacia La Habana al concluir sus estudios: la alumna que accedió por Holguín y los dos estudiantes que se trasladaron desde Periodismo, los que accedieron a esa carrera por Pinar del Río.
Letras es una de las especialidades más feminizadas de la educación superior cubana (Tejuca, 2020b). Entre los estudiantes procedentes de IPU que matricularon esta carrera en el curso 2014-2015 se apreció además un predominio de personas blancas. Este grupo inicial estaba compuesto por 11 mujeres blancas (el 91,7%, figura 1) y una mestiza. Adicionalmente las 6 estudiantes que concluyeron los estudios en 5 año fueron blancas y cinco de los 6 educandos que se incorporaron a los egresados del curso 2018-2019 eran blancos (figura 1). El predominio casi total de estudiantes blancos en esta carrera11 contrasta fuertemente con la proporción de blancos en la población cubana.12
En cuanto a la escolaridad de los padres, el porcentaje de estudiantes hijos de madre universitaria se mantuvo en el 66,7% en los tres grupos en análisis, es decir en el grupo que matriculó inicialmente en el curso 2014-2015, entre las estudiantes que se graduaron en 5 años, y en el total de egresados del curso 2018-2019 (figura 1). Sin embargo, en ambos grupos de egresados el incremento de proporción se produjo entre los hijos de madre con nivel medio superior, indicador que aumentó del 16,7% entre las estudiantes de nuevo ingreso al 33,3% en ambos casos. Entre las alumnas que lograron egresar en los 5 años de estudios previstos no se encontraron las dos hijas de madre con nivel de secundaria básica que accedieron inicialmente, con lo cual desapareció esta categoría entre las egresadas. Por otro lado, entre los 6 estudiantes que se incorporaron a los egresados del 2018-2019, cuatro fueron hijos de madre universitaria, uno de madre con nivel de preuniversitario y uno de madre técnico medio.
En el caso de la escolaridad de los padres se apreció un claro incremento de la proporción de hijos de padre universitario desde el 41,7% en las alumnas de nuevo ingreso, el 50,5% entre las graduadas en 5 años (grupo en el que no se encontró la única estudiante hija de padre con nivel de secundaria básica que matriculó inicialmente) y el 58,3% entre los egresados totales (figura 1). A este último grupo se incorporaron cuatro hijos de padre universitario y dos hijos de padre con nivel preuniversitario.
Economía
Del total de educandos que conformaron la matrícula inicial de la cohorte 2014-2015 se graduaron 52 alumnos en el curso 2018-2019, lo que representa el 49,1%. Adicionalmente se graduaron de esta especialidad 17 alumnos más en ese curso: uno que había ingresado a la carrera en el curso 2014-2015 pero en otra provincia, 9 (el 13,0% de los egresados) que pertenecían a cohortes precedentes (8 a la del 2013-2014 y uno a la del 2012-2013) y 7 (el 10,1% de los titulados) que habían sido traslados de otras carreras,
Los estudiantes procedentes de IPU que estudian esta carrera en la Universidad de la Habana pertenecen a las provincias de La Habana y Mayabeque y el municipio especial Isla de la Juventud. En el curso 2014-2015, los alumnos de nuevo ingreso de estos territorios representaron en la matrícula inicial el 71,7%, 26,4% y 1,9%, respectivamente. 13
Sin embargo, entre los que egresaron en 5 años aumentó la proporción de residentes en La Habana, los que alcanzaron el 88,5% (figura 2).14 Al mismo tiempo los procedentes de Mayabeque y la Isla de la Juventud disminuyeron hasta el 11,5% y 0%, respectivamente. Por otro lado, entre los graduados totales de ese año el porcentaje de egresados habaneros fue similar al presente en los egresados en 5 años (88,4%, figura 2), los residentes en Mayabeque representaron en este grupo el 10,1% y se incorporó un estudiante de Isla de la Juventud que significó el 1,4% del total.
En cuanto a la escolaridad de la madre, el 51,9% de los nuevos ingresos procedentes de IPU en el curso 2014-2015 eran hijos de madres universitarias, indicador que aumentó entre los que concluyeron en 5 años y entre el total de egresados con 67,3% y 67,6%, respectivamente (figura 2). Un comportamiento similar se aprecia en el análisis de la escolaridad de los padres. La proporción de hijos de padres universitarios aumentó progresivamente desde el 48,1% en la matrícula inicial hasta el 61,5% entre los que se graduaron en 5 años y el 63,2% en los egresados totales (figura 2).
En la carrera de Economía predominan las mujeres. En el caso de la cohorte en estudio, aun siendo mayoría las féminas, se produjo una disminución de la proporción de mujeres durante los estudios universitarios. En los nuevos ingresos las féminas representaron el 74,5%, en los graduados en 5 años el 69,2%, y en los egresados totales el 63,8% (figura 2). Estos dos últimos valores son más próximos al encontrado en un estudio realizado en la Universidad de La Habana en el curso 2017-2018, en el que la matrícula de la modalidad diurna de esta carrera estaba compuesta por el 57,8% de mujeres y el 42,2% de hombres (Caram et al., 2020).
Con relación al color de la piel, la proporción de estudiantes blancos en el nuevo ingreso fue del 82,1% (figura 2). Este porcentaje disminuyó ligeramente entre los egresados de la misma cohorte donde el alumnado blanco representó el 80,8%. El indicador decreció también levemente entre los egresados totales (79,7%). No obstante, estas proporciones son todas notablemente altas con relación a las que se presentan en la población cubana. 15
El ligero incremento de las proporciones de estudiantes con color de la piel mestiza y negra entre los graduados de Economía del curso 2018-2019 procedentes de IPU con relación a las que caracterizaron al grupo que inició sus estudios en el curso 2014-2015 contrasta con lo sugerido por un estudio previo que incluyó a todo el alumnado de esta carrera (Rodríguez y Tejuca, 2021).
Un análisis más detallado de este asunto evidencia que entre los estudiantes no blancos (negros y mestizos) se produjo un proceso más intenso de selección de aquellos alumnos con mejores condiciones de partida en comparación con el ocurrido en el grupo de estudiantes de piel blanca, a juzgar por el nivel de escolaridad de los padres.
En el grupo inicial, el porcentaje de hijos de madre universitaria entre los no blancos fue del 47,4% y entre los blancos del 52,9%. Sin embargo, al concluir los 5 años de estudio este indicador aumentó hasta el 80,0% entre los no blancos y alcanzó el 64,3% en los de color de la piel blanca. De hecho, ninguno de los estudiantes no blancos hijos de madre con nivel de secundaria básica o técnico medio que accedieron inicialmente a la carrera (5 en total) logró el egreso en los 5 años de estudios previstos.
En cuanto al nivel educacional del padre, la proporción de hijos de universitarios en los estudiantes no blancos aumentó del 36,8% en el grupo de partida hasta el 60,0% en los graduados. Entre los estudiantes de color de la piel blanca, el incremento fue del 49,4% hasta el 61,9%.
De hecho, entre los 10 alumnos de color de la piel negra que se graduaron en 5 años, 6 eran hijos de madre y padre universitarios (el 60,0%), característica que compartió el 50,0% de los estudiantes blancos (21 de 42 egresados), aun cuando ambos grupos partieron de igual proporción de hijos de madre y padre universitarios en el nuevo ingreso (el 36,8% de los educandos).
Matemática
De los 49 estudiantes que ingresaron a la carrera en el 2015-2016, concluyeron sus estudios en 4 años 17, el 34,7%. A esa graduación solamente se incorporó un estudiante de otra cohorte, quien había iniciado sus estudios en el curso anterior. Esto indica la irreversibilidad de los procesos de abandono en la especialidad.
En la Universidad de la Habana cursan la carrera de Matemática los alumnos procedentes del Colegio Universitario y de los IPU de las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana y Matanzas, y los del municipio Isla de la Juventud. En el curso 2015-2016 los estudiantes de nuevo ingreso se distribuyeron por provincias según los siguientes porcentajes: La Habana (71,4%, figura 3), Matanzas (10,2%), Pinar del Río (10,2%), Artemisa (4,1%) y Mayabeque (4,1%). No se encontraron en este grupo estudiantes procedentes de la Isla de la Juventud.16
Al concluir los cuatro años de estudio La Habana disminuyó su proporción entre los egresados hasta el 64,7% aunque se benefició por el traslado hacia ella de un estudiante matancero con lo que ese porcentaje se elevó al 70,6% (figura 3). El resto de las provincias (con excepción de Matanzas), aunque disminuyeron el número de egresados con relación a los estudiantes que ingresaron, aumentaron su proporción en el total. Adicionalmente, el egresado que había iniciado sus estudios en el 2014-2015 y que concluyó en el 2018-2019 contribuyó a elevar la proporción de egresados de la capital al 72,2%.
La disminución de la proporción de los egresados que accedieron inicialmente por La Habana resulta un hecho particular de esta carrera. Este comportamiento diferente se debió a la baja eficiencia de la Habana (31,4%) con relación al resto de las provincias, todas ellas con eficiencias (del 40% o el 50%) superiores a la alcanzada por el grupo en su conjunto (de 34,7%).
La baja eficiencia de La Habana se explica en buena medida por la falta de motivación/preparación de una parte de los estudiantes que accedieron a la carrera en ese curso. De los 49 alumnos que accedieron inicialmente 35 eran de La Habana. De esos educandos el 48,6% (17 alumnos: 12 procedentes del Colegio Universitario y 5 de IPU) pidió la carrera en primera opción. En el otro extremo el 37,1% del alumnado habanero colocó la carrera de Matemática entre la sexta y la décima opción (4 de IPU) o no la pidió (9 de IPU). En contraste, entre los estudiantes de las otras provincias (14) el 64,3% (9 alumnos procedentes del Colegio Universitario) solicitó la carrera en primera opción, aunque vale destacar que el resto de los alumnos de este grupo (todos procedentes de IPU) no la solicitó en ninguna opción.
Entre los egresados totales de esta especialidad en el curso 2018-2019 (18) 16 solicitaron la carrera en primera opción (14 procedentes del Colegio Universitario y 2 de IPU), un estudiante proveniente de IPU pidió la especialidad en su segunda alternativa y otro, también de IPU, fue el único que no la incluyó entre sus opciones iniciales. 17
La carrera de Matemática se encuentra dentro de las más masculinizadas, tanto en el contexto de la UH (Caram et al., 2020) como a nivel de país (Tejuca, 2020b). Entre los 49 estudiantes que ingresaron en el curso 2015-2016 las mujeres representaban el 42,9% y los hombres el 57,1%. Sin embargo, entre los estudiantes que finalizaron la carrera aumentó el desbalance a favor de los hombres, quienes aumentaron su porcentaje hasta alcanzar el 76,5% entre los egresados en 4 años y el 77,8 entre los graduados totales, lo cual acentuó la masculinización de la especialidad durante los estudios universitarios (figura 3).
La menor motivación de las mujeres que accedieron inicialmente a la carrera se aprecia claramente a través de diferentes indicadores como los que siguen: entre los estudiantes procedentes del colegio universitario los hombres (14) duplicaron el total de mujeres (7); el 57,1% de los hombres solicitaron la carrera en primera opción mientras que las mujeres lo hicieron en el 47,6% de los casos; el 33,3% de las jóvenes que accedieron no solicitó esta especialidad en ninguna de sus opciones, mientras que entre ellos se encontró en igual situación el 25,0% de los que accedieron.
En esta carrera se produjo una disminución de la proporción de estudiantes blancos desde el 67,3% entre los alumnos de nuevo ingreso hasta el 64,7% entre los egresados en cuatro años (figura 3). No obstante, estos porcentajes se mantuvieron en el rango de los que caracterizan a la población cubana.18 Adicionalmente, ninguno de los 3 estudiantes con color de la piel negra que matriculó originalmente logró concluir sus estudios en los cuatro años previstos. De manera que se produjo un aumento de la proporción de mestizos del 26,5% en el grupo inicial al 35,3% en los titulados. Como consecuencia, el porcentaje de estudiantes mestizos quedó ubicado por encima del indicador a nivel de país y de la región occidental.19
La incorporación del estudiante de la cohorte que inició sus estudios en el 2014-2015, de color de la piel negra, permitió recuperar la presencia de educandos de este color de la piel entre los egresados con la consiguiente disminución de blancos y mestizos al 61,1% y 33,3%, respectivamente.
En cuanto a la escolaridad de los padres, en el grupo de partida el 59,6% y el 40,4% eran hijos de madre y padre universitarios, respectivamente (figura 3). Sin embargo, al momento de graduarse estos porcentajes se incrementaron notablemente alcanzando el 80,0% y 60,0%, respectivamente. Adicionalmente, el estudiante que se incorporó a esta cohorte era también hijo de padres universitarios, incrementando la proporción de hijos de madre y padre universitarios en los egresados totales al 81,3% y el 62,5% respectivamente (figura 3).
Geografía
De los estudiantes que accedieron inicialmente se graduaron 24 alumnos en el curso 2018-2019, para una efectividad del ciclo del 32,9%. Egresaron también en ese curso 11 estudiantes que realizaron la carrera en 6 años de estudios y uno que se graduó en 7 cursos académicos. En este caso, no se graduaron estudiantes que accedieron a la educación superior a través de otras carreras y luego se trasladaron hacia esta especialidad.
Como se planteó con anterioridad, la carrera de Geografía es una carrera nacional. En el curso 2014-2015 ingresaron a la carrera 73 estudiantes procedentes de IPU de 11 provincias del país. La mayor proporción de ellos residentes en la provincia de La Habana (el 31,5%, figura 4) seguida por Santiago de Cuba (19,2%), Artemisa (11,0%), Guantánamo (6,8%), Holguín (6,8%), Matanzas (5,5%), Villa Clara (5,5%), Ciego de Ávila (4,1%), Las Tunas (4,1%), Camagüey (2,7%), Cienfuegos (2,7%). No estuvieron presentes en el alumnado de nuevo ingreso estudiantes procedentes de las provincias de Pinar del Río, Mayabeque, Sancti Spíritus, Granma y del municipio especial Isla de la Juventud.20
Entre los graduados que cursaron sus estudios en 5 años, la proporción de residentes en La Habana aumentó hasta el 62,5% (figura 4). Contribuyeron al incremento de la proporción de habaneros el traslado hacia la capital de estudiantes que ingresaron por otras provincias (5)21 así como la efectividad del ciclo de los estudiantes que ingresaron por este territorio(del 43,5%).22 Destaca también Cienfuegos que con una efectividad del 100% y ningún traslado hacia la provincia aumentó en tres veces su proporción entre los graduados (del 8,3%). Las Tunas (con un graduado de tres estudiantes iniciales) mantuvo su proporción entre los egresados en 5 años alrededor del 4%. El resto de las provincias disminuyeron este indicador y ninguno de los estudiantes procedentes de Camagüey (2) y Ciego de Ávila (3) lograron concluir sus estudios en el curso 2018-2019.
Entre los graduados totales (36 alumnos), es decir añadiendo al análisis los 12 alumnos pertenecientes a cohortes precedentes, se restableció en cierta medida la distribución por territorios con la presencia en este caso de estudiantes de 13 provincias. En este grupo predominaron los egresados de La Habana que representaron el 44,4% (figura 4) y los de Santiago de Cuba con el 13,9%. Se titularon estudiantes de Camagüey y Ciego de Ávila, provincias de las que no se graduaron en 5 años ninguno de los estudiantes inicialmente matriculados. También egresaron alumnos de Mayabeque y Sancti Spíritus, territorios que estaban ausentes en el grupo que inició sus estudios en el curso 2014-2015.
El 45,2% de los estudiantes que accedieron a esta carrera en el curso 2014-2015 fueron hijos de madre universitaria y esta proporción se incrementó entre los graduados de esa cohorte al 54,2%, mientras que el indicador alcanzó el 50,0% entre los graduados totales (figura 4). En cuanto a la escolaridad del padre el parámetro se movió desde el 52,1% entre los que accedieron hasta el 62,5% entre los que se graduaron en 5 años y el 62,1% de los egresados totales (figura 4). Llama la atención que en ambos casos el indicador alcanzó valores más altos entre los graduados en 5 años que entre los totales, grupo este que incluyó a estudiantes que necesitaron más años académicos para finalizar sus estudios. En esta carrera los hijos de madre (4) o padre (6) con nivel de obrero calificado o secundaria básica que accedieron inicialmente no lograron concluir sus estudios en 5 años.
Geografía es una carrera donde las mujeres son mayoría, pero se encuentra entre aquellas próximas al equilibrio en cuanto a la distribución por sexo de sus estudiantes. En el curso 2017-2018, por ejemplo, la distribución de su matrícula total fue del 56,2% de mujeres y el 43,8% de hombres (Caram et al., 2020).
Sin embargo, entre los estudiantes que accedieron en el curso 2014-2015 a Geografía predominaron ampliamente las mujeres con el 78,1% del alumnado (figura 4). Pero, entre los estudiantes que se titularon en 5 años se produjo una importante disminución de la proporción de féminas, las que representaron el 62,5% del grupo (figura 4). El porcentaje de féminas entre los egresados se redujo aún más cuando en el grupo se consideraron los alumnos que ingresaron a la carrera en cursos previos al 2014-2015.En este caso el valor del indicador fue del 58,3% (figura 4). Este valor se encuentra en el rango del encontrado en el estudio antes mencionado (Caram et al., 2020).
Según el color de la piel el grupo de estudiantes que accedió inicialmente a la carrera estuvo compuesto por un 74,0% de alumnos blancos (figura 4), 19,2% de mestizos y 6,8% de negros. Estas proporciones iniciales distan notablemente de las que caracterizan a la población cubana y benefician al alumnado blanco.23 No obstante, al concluir los 5 años de estudio se habían producido cambios a favor de este grupo de estudiantes, que alcanzó el 79,2% (figura 4), con una disminución de las proporciones de mestizos y negros hasta el 16,7% y el 4,2%, respectivamente. Entre los graduados totales, los porcentajes de personas con color de la piel blanca, mestiza y negra fueron: 77,8% (figura 1), 16,7% y 5,6%, respectivamente.
Un análisis según sexo y color de la piel de los egresados de la cohorte que matriculó la carrera en el curso 2014-2015 indicó que la disminución de féminas al concluir los estudios tuvo lugar en los tres grupos según el color de la piel. Sin embargo, la reducción fue más notoria entre las alumnas negras y mestizas. De hecho, la efectividad del ciclo de las mujeres blancas fue del 28,2%, valor ligeramente superior al de las féminas en su conjunto (26,3%) mientras que este indicador fue inferior en el caso de las estudiantes mestizas y negras, grupos en los que alcanzó los valores de 23,1% y 20,0%, respectivamente. En cualquier caso, valdría la pena seguir profundizando en el análisis de las causas que determinan la proporción elevada de mujeres que abandonan la especialidad.
En el caso de los hombres (con una efectividad del ciclo muy superior a la alcanzada por las mujeres, del 56,3%), la disminución de los egresados solo tuvo lugar entre los educandos de color de la piel blanca y es que los alumnos blancos representaron el 93,8% de los varones que accedieron inicialmente a la carrera. Solamente accedió un alumno mestizo (que se graduó exitosamente), y no accedió ningún estudiante de piel negra. El estudiante mestizo antes mencionado contaba con otras características favorables para la permanencia y egreso exitoso, como ser hijo de madre universitaria y residir en la capital.
Resumen de los hallazgos más importantes
Los valores de efectividad del ciclo de las cohortes de las carreras de Letras, Economía y Geografía que iniciaron sus estudios en el 2014-2015 y en el caso de Matemática en el 2015-2016 (50,0%, 49,1%, 32,9% y 34,7%, respectivamente) se correspondieron con los indicadores de calidad de los procesos de ingreso examinados inicialmente.
El análisis de conjunto de las carreras seleccionadas evidencia que en todas ellas ocurrieron procesos de selección, primero durante el acceso y luego en el contexto universitario que beneficiaron a los estudiantes con mejores condiciones de partida. En las aulas universitarias (objeto de atención de este trabajo) estos procesos tuvieron manifestaciones particulares en cada especialidad dependiendo de las características sociodemográficas del alumnado que accedió inicialmente a ellas, las condiciones en que se produjo el acceso en términos de motivación y preparación, así como la presencia de estereotipos de género que condicionaron tanto el acceso como la permanencia.
En la carrera de Letras, especialidad que desde sus nuevos ingresos estuvo totalmente compuesta por mujeres, la distribución por color de la piel del grupo de partida tuvo un dominio casi total de féminas blancas, notablemente diferente a la que muestra la población cubana. Esta característica se acentuó aún más entre las graduadas, grupo compuesto íntegramente por mujeres blancas. Adicionalmente, durante los cinco años de estudio se produjo una selección según la escolaridad de los padres a favor de las hijas de personas de mayor nivel educacional. Entre las egresadas aumentaron las proporciones de hijas de madre con nivel medio superior y de hijas de padre universitario, lo que se acompañó de la desaparición de las hijas de personas con nivel de secundaria básica entre los egresados.
En el caso de la carrera de Economía la proporción de estudiantes blancos (menor que la de Letras, pero también muy superior a la que caracteriza a la población cubana) disminuyó, aunque solo ligeramente. Este cambio tuvo lugar a partir de la selección de estudiantes no blancos con condiciones de partida más favorables a juzgar por la escolaridad de los padres. No obstante, el proceso más claro de selección a lo largo de los cinco años de estudio en esta especialidad se verificó por el notable incremento de la proporción de estudiantes hijos de padres universitarios.
En Matemática resultó muy relevante el hecho de que la masculinización del perfil profesional que se manifestó con fuerza durante los procesos de elección e ingreso a la carrera se presentó también de manera muy significativa en el contexto universitario. Este proceso se acompañó de la selección de estudiantes con mejores condiciones de partida como lo indican las proporciones de hijos de padres universitarios. En cuanto al color de la piel, la proporción de estudiantes blancos disminuyó ligeramente; sin embargo, ninguno de los estudiantes con color de la piel negra que matricularon originalmente la carrera logró concluir sus estudios en los cinco años previstos.
En Geografía se produjo un incremento de la proporción de estudiantes blancos a lo largo de la carrera, aunque en este caso la selección de alumnos con mejores condiciones de partida se hizo más evidente en el incremento de los hijos de padres universitarios. Durante los cinco años de estudios se produjo también una reducción del porcentaje de mujeres, disminución que tuvo mayor énfasis en las estudiantes negras y mestizas.
El indicador sociodemográfico que mostró con mayor claridad o de manera más directa la persistencia en las aulas universitarias de procesos de selección a favor de los estudiantes con mejores condiciones de partida fue la escolaridad de los padres (madre y padre). Por otra parte, la incorporación de estudiantes procedentes de otras cohortes o carreras en el análisis de los egresados totales del curso 2018-2019 no provocó de manera general cambios importantes en este indicador (figuras 1, 2, 3 y 4). Si bien estos alumnos no pertenecen a los grupos que iniciaron sus estudios en el 2014-2015 (2015-2016 en el caso de Matemática), este comportamiento pudiera ser indicativo de la irreversibilidad de los procesos de abandono en el caso de los alumnos en situación más desfavorable, asunto sobre el que valdría la pena continuar indagando.
Otro indicador que evidenció la selección del alumnado con mejor condición de partida fue el relacionado con el lugar de residencia. Como se había apuntado inicialmente, las diferencias entre los escalafones de cierre de los estudiantes residentes en La Habana y los valores de cierre general de las carreras indicaron disparidades, en términos de preparación de los alumnos que accedieron a las diferentes especialidades según el lugar de residencia, que beneficiaban a los capitalinos.
Con excepción de la carrera de Matemática, en las tres especialidades restantes se produjo un incremento entre los egresados de la proporción de estudiantes que accedieron a las carreras por la provincia de La Habana. Esto confirma la existencia en los educandos habaneros de mejores condiciones de partida y probablemente mayor apoyo familiar, ambos elementos necesarios para alcanzar el éxito académico en las aulas universitarias. Adicionalmente en Letras y Geografía se produjo un notable incremento de la cantidad de estudiantes que cambiaron su residencia hacia la Habana en el curso de sus estudios universitarios. Esta migración interna, unida a la baja eficiencia académica y a los procesos migratorios hacia el exterior del país, ponen en duda la efectividad de la planificación de las plazas atendiendo esencialmente (o casi exclusivamente) a las necesidades declaradas de los territorios.
En este trabajo se constataron desigualdades en la oferta de carreras entre las provincias (incluyendo al municipio especial Isla de la Juventud) en las carreras de Geografía y Letras. Estas disparidades se hacen visibles incluso sin analizar el número de plazas asignadas a cada provincia, elemento que como se ha planteado también depende de la necesidad declarada por cada territorio. En este sentido, un estudio previo relacionado con el acceso de los estudiantes de IPU a la educación superior ya había señalado la existencia de notables diferencias entre territorios en cuanto a la oferta de carreras para los graduados de preuniversitario (Tejuca et al., 2017).
Valoraciones finales
La necesidad de facilitar y estimular el acceso a la enseñanza universitaria de jóvenes procedentes de hogares y barrios en situaciones de vulnerabilidad y, sobre todo, de personas negras y mulatas, ha sido claramente planteada por la dirección del país (Díaz-Canel, 2021). Por otro lado, la importancia no solo del acceso, sino también de la permanencia y el egreso exitoso de las aulas universitarias ha sido subrayada recientemente por la Directora de Formación de Profesionales de Pregrado del MES, Deysi Fraga Cedré (Fraga, 2022).
Por su parte, la III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES 2018) defendió la idea de que no basta con acceder a la educación superior, es preciso permanecer en ella y progresar a un ritmo razonable, compatible con las características de entrada, los estilos de aprendizaje, la vida real de los estudiantes, todo lo cual representa un desafío significativo para las instituciones universitarias de la región (Lemaitre, 2018). Igualmente, en dicha cita se señaló la necesidad de analizar las cifras y los factores asociados con el retraso en la progresión o con la deserción o abandono, como elementos claves para hacer del acceso a la educación superior una oportunidad real y no una respuesta artificial a una demanda sustantiva (Lemaitre, 2018).
En Cuba después de una etapa de amplio acceso (enmarcada entre el 2001-2009) se estableció a partir del curso 2010-2011 la obligatoriedad de aprobar exámenes de Español, Matemática e Historia para acceder a todas de las modalidades de estudio de la educación superior, lo que impactó fuertemente la composición sociodemográfica del alumnado, desfavoreciendo a los estudiantes con condiciones de partida menos favorables.24
Las modificaciones de los requisitos de ingreso antes mencionadas tuvieron lugar en el marco de un proceso de perfeccionamiento general del sistema educacional cubano y estuvieron motivadas por la necesidad de elevar la calidad de la educación superior en todas las modalidades de estudio a partir de insuficiencias constatadas.25 El propósito de los exámenes de ingreso fue garantizar que quienes accedieran a la educación superior tuvieran dominio de los contenidos mínimos establecidos en las materias fundamentales de la enseñanza media superior (MES, 2009).
Sin embargo, como se explicó con anterioridad, en el curso 2016-2017 se modificaron nuevamente los requisitos de ingreso a las modalidades CpE y EaD y en el curso. 2018-2019 se iniciaron los programas de Técnico Superior de Ciclo Corto. Estas medidas flexibilizaron el acceso al nivel de enseñanza y tuvieron un efecto favorable inmediato en la composición social del alumnado en su conjunto, a partir de la diversificación de los matriculados en las modalidades CpE y EaD.26
Para el ingreso al curso 2021, ya en el contexto de la COVID-19, se realizaron nuevas adecuaciones. En las modalidades CpE y EaD se eliminó totalmente el requisito de aprobar las asignaturas de Matemática, Español e Historia de Cuba. Con ello, la responsabilidad de preparar a los estudiantes en esas materias pasó a las universidades y carreras (Sánchez, 2021). Para los Cursos Diurnos se mantuvieron los exámenes de ingreso, pero se realizó una sola convocatoria y tres otorgamientos de carreras: el primero para los aprobados, el segundo para los aspirantes que se presentaron y no aprobaron los exámenes de ingreso y un tercer otorgamiento a los egresados de IPU interesados, aunque no se hubiesen presentado a los exámenes de ingreso. Con esta adecuación quedó eliminado el requisito de aprobar los exámenes de ingreso para acceder a la educación superior. Adicionalmente, para el ingreso al curso 2022 se añadió un cuarto otorgamiento, en este caso para los aspirantes egresados de la Enseñanza Técnica y Profesional, de la Facultad Obrero Campesina y de Preuniversitario de cursos anteriores.
Las modificaciones realizadas en el contexto de la pandemia parecen haber llegado para quedarse dado el reclamo de incrementar el acceso de aquellos grupos que en los últimos años habían quedado excluidos de las aulas universitarias. Al mismo tiempo, reflejan que la preocupación por la calidad que originó la obligatoriedad de aprobar exámenes de ingreso de Español, Matemática e Historia para acceder a cualquier modalidad de estudios en el curso 2010-2011 ya no se expresa en las exigencias de ingreso a la educación superior.
La educación superior cubana debe seguir trabajando en el perfeccionamiento de su sistema de ingreso. Con estas últimas modificaciones del sistema de ingreso, por ejemplo, resulta notorio que los aspirantes en desventaja acceden mayoritariamente a las carreras menos demandadas, lo cual refuerza su situación de vulnerabilidad y reproduce las condiciones de desigualdad.
Por otra parte, si bien incrementar el acceso es sin dudas una política a favor de la equidad, también es importante no perder de vista la calidad en el acceso por su vínculo con la permanencia y el egreso exitoso. Se ha puntualizado que se trata de facilitar el acceso de grupos en desventaja sin realizar acciones asistencialistas que tiendan a acomodar a los estudiantes para lo cual se requiere un trabajo que comience desde el sistema de enseñanza general, al que se sume una atención diferenciada en la educación superior (Díaz-Canel, 2021).
Si el incremento en el acceso no se acompaña de acciones dirigidas a garantizar la permanencia estaremos en presencia de lo que se conoce como la paradoja de la puerta giratoria (Tinto, 2008) o de una inclusión excluyente socialmente condicionada (Ezcurra, 2011). Esto significa que los alumnos entran y salen con la misma facilidad pues el abandono ocurre en la mayoría de los casos durante los primeros años de estudios. En este sentido, un estudio previo realizado en el curso 2017-2018 en las carreras de Matemática, Letras y Economía de la Universidad de La Habana reveló en los tres casos que la mayor proporción de los estudiantes que abandonaron las carreras se encontraban entre primero y segundo año, los que representaron el 97,4%, el 68,2% y el 64,1%, respectivamente (Rodríguez, 2019).
Por otro lado, como se ha demostrado, son precisamente los estudiantes de los grupos más vulnerables los más propensos a manifestar este tipo de comportamiento. Por esa razón, no es suficiente promover políticas que incrementen exclusivamente el acceso, son también imprescindibles políticas de apoyo a la permanencia, y las universidades deben comprometerse en ese empeño con acciones efectivas que, por supuesto, garanticen los niveles de exigencia requeridos para asegurar la calidad profesional de los egresados.
Las causas del abandono estudiantil pueden ser interpretadas desde distintos enfoques. Como ejemplo se puede citar una revisión sobre el comportamiento de esta temática en las universidades latinoamericanas en la que los autores describen tres modelos explicativos: modelo individual, modelo social y modelo de responsabilidad institucional (Santiviago et al., 2017).
El modelo individual responsabiliza al estudiante con el abandono, se centra en dificultades en el aprendizaje debido a problemáticas que incluyen lo vocacional, la inteligencia, la motivación.
Por su parte, el modelo social pone su énfasis en la situación socioeconómica del estudiante, que incluye además del aspecto económico, el contexto familiar, el nivel educativo de los padres, el acceso a la cultura, la bibliografía y los hábitos de estudio. Precisamente, los resultados obtenidos en esta investigación parecen sustentar la noción de que las características sociodemográficas de los estudiantes determinan las trayectorias educativas.
Sin embargo, el modelo de responsabilidad institucional le confiere a la entidad académica un papel crítico en la edificación del fracaso educativo. La enseñanza usualmente favorece a los grupos ya privilegiados, mientras margina a las capas con menor dotación cuando debería asegurar que todos los estudiantes tengan la oportunidad y la posibilidad de desarrollar los conocimientos y habilidades requeridas.
Es importante no perder de vista esta última perspectiva, sobre todo cuando la educación superior cubana se ha propuesto ampliar el acceso de jóvenes que pertenecen a los grupos más desfavorecidos, lo que implicará un incremento de la heterogeneidad del alumnado. Entre las posibles acciones para atenuar el abandono de los estudiantes en dificultad se encuentran tutorías personalizadas, cursos propedéuticos, becas para compensar inequidades económicas, etc. Sin embargo, es también imprescindible realizar acciones que involucren a los demás actores del proceso educativo, en particular a los colectivos docentes que deberán adecuar las propuestas, tanto académicas como de vida universitaria, a ese nuevo estudiante que no siempre se corresponderá con el esperado.
Según el reconocido sociólogo educativo Vincent Tinto: “No es suficiente proporcionar a los estudiantes de bajos ingresos acceso a nuestras universidades y colegios y afirmar que estamos brindando oportunidades si no construimos entornos que respalden de manera efectiva sus esfuerzos para aprender y tener éxito una vez que se haya obtenido el acceso. En pocas palabras, el acceso sin un apoyo efectivo no es una oportunidad” (Tinto, 2008, p. 8).
Consecuentemente, resulta indiscutible que para avanzar en el logro de una mayor y mejor equidad no basta con implementar mecanismos del sistema de ingreso que favorezcan cuantitativamente a los grupos en desventaja, sino que además contemplen el componente cualitativo en lo relativo a la gama de carreras y programas en las que tendrían reales posibilidades de acceso. Asimismo, esto requiere la instrumentación de sistemas de acompañamiento académico y educativo durante los años de estudio, a partir del desarrollo de cambios institucionales y en los claustros universitarios en función de propiciar los ambientes de aprendizaje que permitan la oportunidad real de éxito basado en el esfuerzo y la dedicación al estudio.