Introducción
Uno de los métodos para evaluar la actividad acreditada de las personas que han realizado estudios superiores está relacionado con el seguimiento de su actividad científica recogida en las publicaciones de sus estudios a través de diferentes medios de comunicación.1,2
Son válidas para estas observaciones las tesis doctorales, de maestría o diplomado, libros o alguno de sus capítulos, artículos de revistas acreditadas, conferencias o presentaciones realizadas en eventos científicos con registros de sus memorias, post de Blog documentados, resúmenes de eventos científicos, archivos de listas y grupos de comunidades científicas, multimedias con diferentes recursos audiovisuales, entre otros; sobre todo, si se encuentran localizados en bases de datos y repositorios que brinden la posibilidad de recuperarlos para su consulta, y de esta forma enriquecer nuevos documentos e incorporarlos en su construcción.3
En estudios anteriores se ha identificado el poco uso que se le da a la producción científica creada en el país en relación con las enfermedades reumáticas, situación observada además en otras especialidades médicas. Sobre estos resultados y otros no muy distantes que los autores han observados sistemáticamente, llama la atención la necesidad de buscar una alternativa para el uso de la documentación acreditada en el terreno de la salud que se produce en nuestro país, sea de reumatología o de cualquier otra especialidad.3,4
Desarrollo
Los autores han observado sistemáticamente la necesidad de buscar una alternativa para el uso de la documentación acreditada en el terreno de la salud que se produce en Cuba.1,2,3
Por un lado es muy importante no dejar de insistir en la necesidad de aumentar en la calidad de las investigaciones, sobre todo en el diseño de los métodos de investigación; algo que se puede lograr si se consulta un bioestadístico o experto en estos menesteres en el momento de su diseño; por otro lado, comenzar a utilizar, divulgar y enseñar por los editores e investigadores con mayor experiencia en temas relacionado con la clinimetría desde la observación científica, algunas modificaciones en la búsqueda y pesquisa del material bibliográfico, que se aproxime más a recuperar y consultar nuestra ciencia, ubicada en espacios profundos de la Internet, y de más difícil acceso, de la que es necesario saber dónde se ubica para poder recuperarla, con el objetivo de incluir un mayor porcentaje en las referencias de los artículos científicos nacionales.5,6
Sabemos desde hace varios años, que no basta con tener un amplio repertorio de documentos publicados y ubicados en bibliotecas o bases de datos para que enriquezcan el currículo de los investigadores; es necesario, a su vez, que esta información sea utilizada por otros profesionales, para que culmine el ciclo científico, de investigar, publicar los resultados y que estos, a su vez, sean útiles para nuevos escrutinios de la ciencia.7,8
Para ganar claridad en la manera que evoluciona la actividad científica de un investigador a través del tiempo, se han desarrollado diferentes métodos o índices para evaluar su currículo, cualquiera que sea la naturaleza de los estudios especializados realizados.9
Uno de estos índices es el denominado índice H o índice de Hirsch, nombre que toma por su creador, Jorge E. Hirsch, el cual consiste en relacionar la cantidad de documentos publicados por un autor con la cantidad de veces que son citados por otros investigadores; el resultado final será un número, que al igual que el ELO de los ajedrecistas, mientras mayor sea, demuestra cuán productivo ha sido y cuan útil ha sido su obra para otros. De esta forma obtiene un acercamiento muy próximo al volumen e interés de su producción científica, que enriquece su currículo y lo posiciona de cierta forma, en un lugar entre sus colegas.9
Existen diferentes vías de conocer el índice H de los investigadores relacionados con las bases de datos de donde tomen la información para realizarlo. Uno de ellos es a través del perfil que nos permite crear la herramienta de Google académico, el cual se basa en todos los documentos de un autor que registra este potente y global motor de búsqueda, logrando incluir casi todo el material creado por este, y registrado en alguna base de datos. Otra vía es utilizando el programa Harzing´s muy fácil de descargar de la página principal del portal Publish or perish, el cual registra la documentación del autor en cuestión, ubicada en una amplia gama de sitios y repositorios documentales. Más restringido son los índices bibliométricos que facilita la Web of Science de la Thomson Reuters y Scopus de Elsevier, basados en el registro de los artículos incluidos en su base de datos.10
Sea a través de estas vías, de alguna otra de las que existen, o de varias simultáneamente para buscar mayor precisión, es necesario entrenar a nuestros científicos en conocer y utilizar el índice H regularmente, con sus defectos y sus aciertos, para tener una percepción aproximada del posicionamiento de su obra, que a su vez representa la universidad y el país al que pertenece, y como se mueve a través del mundo.9,10
Es de considerar, además, que en no pocas ocasiones, estos índices clinimétricos se utilizan por empresas y contratistas para aproximarse al conocimiento del currículo de sus futuros trabajadores.
Evaluando la importancia de incrementar el índice H personal, de nuestras revistas biomédicas, las universidades y del país, debemos plantearnos la voluntad de alcanzar los siguientes objetivos:
Estimular la calidad en los métodos, redacción y estilo de los artículos científicos cubanos.
Reconocer la producción científica nacional incorporándola a las referencias bibliográficas de nuestros artículos acreditados.
Cooperar en el mejoramiento del índice H de nuestros investigadores, revistas científicas y centros de asistencia, docencia e investigación.
Publicar, citar y dar a conocer todo lo relacionado con la ciencia que se produzca en Cuba.
Desde nuestro punto de vista, además de la calidad en los métodos de diseño de algunas de nuestras investigaciones, situación que puede solucionarse si se toma conciencia de este problema, también recae cierta responsabilidad sobre los bibliotecarios y docentes encargados de realizar y enseñar los métodos y vías de recuperar de los diferentes sitios de Internet, la bibliografía necesaria para la construcción de nuevas investigaciones y sobre todo, de nuestra Intranet nacional, la que ha perdido protagonismo a pesar del esfuerzo de muchos colectivos que trabajan para hacerla más asequible, atractiva y valorada por nuestra comunidad científica.11,12
Si lo más habitual que hacemos al realizar una búsqueda bibliográfica es comenzar por PudMed, MEDLINE, Scopus o la Web of Science a través de palabras claves, descriptores de salud y operadores booleanos teniendo en cuenta el factor de impacto de las revistas y la calidad de los artículos allí alojados, bien pudiéramos intentar darle una vuelta al reloj de arena y comenzar usando las mismas palabras clave por la biblioteca de SciELO-Cuba, el portal de los libros de autores cubanos, el Repositorio de Tesis Doctorales, y otras revistas cubanas de medicina y pedagogía que no se encuentran colocadas en SciELO.12,13,14
Debemos inclusive, explorar en lo profundo de nuestra Internet, buscando literatura en los WeBlog científicos, archivos de las listas de discusión o de los grupos de especialidades, como de otros muchos y variados sitios de nuestra Intranet, poco mencionados entre nuestros documentos científicos nacionales.15,16,17,18
Conclusiones
Al incluir una cita en las referencias bibliográficas de una investigación, estamos cooperando con los autores, las revistas y las instituciones donde se genera ese conocimiento, a incrementar su visibilidad y su índice H; ante la encrucijada de dos artículos con información y resultados aproximadamente similares, uno cubano y otro producido fuera de nuestro país, el sentido común nos indica que deberíamos utilizar los dos, o inclinarnos por el más próximo a nuestra realidad social y salubrista.