Introducción
Los impactantes avances científicos y tecnológicos a nivel internacional requieren de una transformación en la formación del personal docente que labora en los diferentes niveles educacionales. La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2013) y la Organización de Estados Iberoamericanos (2013), muestran interés por la estructura que adopta la formación continua y parte de su evolución histórica; sugieren revisar los modelos existentes, ya que constituye una preocupación actual su perfeccionamiento, para que estén a tono con las exigencias actuales en la formación de profesionales.
Estas aspiraciones están refrendadas según González & Abreu (2017), al declarar que la principal misión de la Educación Técnica y Profesional es dirigir científicamente la formación inicial y continua de la fuerza de trabajo calificada de nivel medio, así como la capacitación a la población, a través de la integración institución educativa-entidad laboral, como elemento dinamizador del desarrollo económico y social del país.
Cumplir con este encargo en el contexto socioeconómico actual requiere de transformaciones no sólo en el orden material de las escuelas politécnicas, sino en la aplicación de nuevas vías de formación continua en los docentes de la Educación Técnica y Profesional dirigidas al mejoramiento de su práctica profesional y que a decir por los autores citados estos deben desempeñarse como un técnico-pedagogo.
Para ello se propone como objetivo identificar las características que deben poseer los docentes de la Educación Técnica y Profesional que justifican su formación continua.
Desarrollo
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, advierte que la empresa del presente necesita técnicos con niveles de preparación que les permitan asumir tareas complejas. Señala además que esto implica necesariamente, profesores idóneos, con sólidos conocimientos de entrada y actualizados, para entregar un profesional con una preparación congruente con el mundo del trabajo.
Desde esta perspectiva la Educación Técnica y Profesional es una actividad formativa sustancial que se realiza a nivel mundial, resultado del propio desarrollo científico técnico y de las demandas sociales a las instituciones de nivel medio, por lo que se promueven acciones para formar a los profesionales en correspondencia con el desarrollo socioeconómico, científico, cultural, y las necesidades de la sociedad contemporánea.
Según Briasco (2000), hay mucho trabajo por realizar para la consolidación de nuevas estrategias de vinculación de las escuelas politécnicas con el mundo productivo, que superen los modelos tradicionales y que se orienten hacia la construcción de redes sectoriales.
La autora citada reconoce que en la actualidad la tarea clave de los países de la región consiste en instrumentar sistemas nacionales de formación y desarrollo de los docentes que permitan la articulación coherente y eficaz de los recursos disponibles.
En la contemporaneidad se destinan importantes cuantías de recursos para la formación continua de los docentes, sin embargo, los resultados no han sido los esperados. En tal sentido urge diseñar nuevas estrategias que superen los modelos de formación continua existentes que la conciben como la acumulación de cursos y no se incorporan nuevas vías y formas requeridas para liderar los procesos de reforma.
La formación continua es un proceso en debate y de actualidad dentro del ámbito educativo, es así que resulta pertinente referir que a nivel mundial se habla de formación continua, formación posgraduada y formación permanente, en América Latina es más frecuente el uso del término capacitación. En la actual investigación se asume el término formación continua por su carácter general, por su correspondencia con las demandas sociales y por el rol que desempeña en su carácter permanente; un profesional debe estar formándose durante toda su vida laboral.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2013), al referirse a la formación continua la considera una vía para solventar la necesidad de actualización del docente, de una forma más amplia y eficaz que la simple capacitación, puesto que es un proceso dirigido a la revisión y renovación de conocimientos, habilidades, valores y modos de actuación previamente adquiridos, que es necesario actualizar como consecuencia de los cambios y avances de la ciencia y la tecnología en la actualidad.
Los autores de esta investigación comparten lo que en materia de formación plantea Lamas (2012), al decir que resulta conveniente identificar algunas características que distinguen el proceso de formación de docentes como fenómeno social para el subsistema de la Educación Técnica y Profesional, de otros subsistemas educacionales y que constituyen a la vez punto de partida para su estudio.
La dirección del proceso de formación del docente en la Educación Técnica y Profesional, es decir su planificación, organización, ejecución y control, ha de privilegiar la consideración de que este profesor se forma para enseñar una profesión, por lo que además de los conocimientos, hábitos y habilidades profesionales hay que desarrollar en él, cualidades personales, convicciones y modos de conducta, que le permitan dirigir con efectividad el proceso pedagógico de la ETP, tanto en la escuela como en las entidades laborales.
En la dirección del proceso de formación del docente de la Educación Técnica y Profesional, la unidad de lo académico, lo investigativo, lo laboral y lo extensionista se logra en escenarios diferentes a partir del vínculo con la empresa, principio que se defiende como médula de toda la formación profesional del docente, por lo que debe asegurar que este se forme en la escuela y en la empresa (saber hacer) y para la escuela y para la empresa (enseñar a hacer).
En la dirección del proceso de formación del docente de la Educación Técnica y Profesional, el sistema de relaciones de dirección entre las distintas figuras, espacios de actuación y niveles de dirección, debe asegurar la formación del docente de manera integral: contexto institucional, empresarial, comunitario y familiar, acorde con las exigencias actuales.
La dirección del proceso de formación del docente en la Educación Técnica y Profesional, debe tener en cuenta el aprovechamiento de las potencialidades únicas de la actividad laboral para desarrollar valores relacionados con el amor al trabajo, a la profesión, a la clase obrera y a sus tradiciones revolucionarias, con el objetivo de formar un obrero con conciencia de productor que le permita participar de manera activa en la transformación de la sociedad.
La dirección del proceso de formación del docente en la ETP, debe asegurar que este sea ejercitado como un investigador constante de su propia realidad educativa, tanto en el ámbito pedagógico como tecnológico, como condición para poder dar respuestas y soluciones a las problemáticas que en su desempeño se le presenten.
Desde esta perspectiva se advierte la necesidad de continuar perfeccionando el proceso de formación continua de los docentes en la Educación Técnica y Profesional en función de las demandas sociales y los cambios tecnológicos que acontecen en los diferentes sectores de la producción.
El docente de la Educación Técnica y Profesional según Abreu (2004), debe considerarse un técnico-pedagogo, con una alta preparación en la especialidad técnica y experiencia adquirida en el trabajo, en su relación con la tecnología y la dinámica de la entidad productiva; pero no basta con ser un buen técnico, es necesario poseer competencia en el terreno socio-psicopedagógico.
Estas aspiraciones están refrendadas por Vezub (2013), al plantear que la formación continua debe además articularse con los lineamientos, orientaciones de la formación inicial y contemplar los requerimientos locales, de las instituciones y de los contextos sociales específicos de inserción docente.
En ese empeño resulta pertinente reflexionar que la formación continua del docente de la Educación Técnica y Profesional no se produce espontáneamente, se debe realizar en contextos específicos en los cuales desempeña su labor, con determinados grupos de estudiantes, pertenecientes a una comunidad que posee características particulares.
Por lo tanto, la formación continua del docente de la Educación Técnica y Profesional debe articular con los objetivos de la escuela politécnica y la comunidad donde se insertarán los profesionales que egresan de ella. En tal sentido a decir de Escudero (1998), la formación continua de los docentes “debe ocurrir en sus contextos de trabajo y versar sobre cómo mejorar lo que hacen, a partir de un análisis reflexivo y colegiado de su práctica y situación”.
Al ser consecuente con lo anterior se precisa que el docente en su quehacer manifieste un acercamiento mayor al proceso productivo, a la vida fuera de la escuela politécnica; logrando la más efectiva relación entre las exigencias tecnológicas y las exigencias de la sociedad hacia la educación humanista del obrero.
En Cuba la educación de posgrado se norma en la Resolución Ministerial 132/2004 del Ministerio de Educación Superior (2004). En el artículo 8, de la mencionada resolución, se enuncia que: La educación de posgrado enfatiza el trabajo colectivo y la integración en redes, a la par que atiende de modo personalizado las necesidades de formación de los estudiantes de este nivel; promueve la formación continua de los graduados universitarios, el desarrollo de la investigación, la tecnología, la cultura y el arte.
Al realizar un análisis de referentes en el posgrado se considera que la formación continua como sistema, tiene en cuenta la interrelación objetiva que existe entre la teoría en sí de la formación posgraduada del docente, lo que es coherente con la necesidad de dar respuesta al desarrollo de la ciencia y la tecnología en la actualidad y las exigencias específicas de las prácticas docentes, lo cual se conoce por medio del análisis crítico de las experiencias educativas vividas por el profesor, condición que permite desarrollar la formación generadora de nuevos conocimientos, habilidades, valores y modos de actuación, como un estudio concreto que refleja el análisis crítico y la transformación de las prácticas pedagógicas.
La formación continua del docente de la Educación Técnica y Profesional debe estar dirigida a actualizar continuamente los conocimientos pedagógicos, psicológicos y tecnológicos en el vínculo que establece con la entidad laboral del sector productivo, de forma tal, que propicie la transformación de su práctica pedagógica.
Lamas (2012), enfatiza que para la adquisición de los saberes se hace necesario el rediseño constante de lo teórico y lo práctico en el ejercicio de la profesión. Esta idea apunta a considerar en todo su alcance, el papel que deben jugar las relaciones que se establecen entre los docentes y los diversos espacios de actuación, a partir de los cambios que se introducen con el nuevo modelo de la Educación Técnica y Profesional.
En ese empeño se aspira a un profesional cada vez mejor preparado para enfrentar los avances de los diferentes sectores de la producción y los servicios, capaz de reflexionar sobre su ejercicio profesional y transformarlo, lo cual convierte su práctica pedagógica en un elemento dinámico en el sistema de formación continua.
El conocimiento y autorreflexión de las problemáticas que surgen en el proceso de formación de profesionales y el encuentro de las vías de solución, su aplicación y validación son tareas pendientes que se deben solucionar mediante la formación continua que estimule al logro de resultados superiores.
Los autores de la actual investigación consideran que para poder hacer una valoración de la formación continua de los docentes de la Educación Técnica y Profesional se requiere tener en cuenta los aspectos generales que definen este proceso, lo cual facilitará la comprensión de las particularidades de la formación del docente de este nivel educacional.
En tal sentido, la formación continua de los docentes en la Educación Técnica y Profesional, objeto de la actual investigación, es concebida desde un nuevo enfoque, como resultado de los cambios y trasformaciones ocurridos en el proceso de formación profesional relacionados con el logro de un vínculo más estrecho con el sector laboral donde se desempeñaran los egresados de este nivel educacional, lo que demanda la mejora de la práctica pedagógica de los docentes en función de la formación de técnicos medios y obreros calificados preparados profesionalmente para el cumplimiento de su encargo laboral y social con mayor pertinencia y para ello el docente debe ser formado.
Al ser consecuente con lo anterior varios son los investigadores que advierten la necesidad que los docentes reconozcan la importancia de establecer relaciones entre los procesos formativos y laborales, se destacan los aportes de Ruiz (2010); González & Abreu (2017), los que coinciden en algunas ideas, tales como:
La necesaria integración entre la escuela politécnica y el mundo laboral caracterizado por la acción recíproca de estos subsistemas, en el cual, sin perder cada uno su propia identidad, tributan ambos a la formación profesional del futuro profesional a partir de la solución de los problemas que debe enfrentar.
La organización del reciclaje de directivos y docentes de la escuela politécnica por las entidades laborales, como una de las mejores vías para mantener actualizados a estos docentes en los cambios que se producen en el mundo laboral.
Reconocer los objetivos, contenidos y alternativas utilizados en la formación continua del docente, así como, las formas de evaluación de los resultados de este proceso.
Balancear la formación continua pedagógica y técnica, así como, los contenidos teóricos y prácticos de dicho proceso.
A través de la formación continua proporcionar aprendizajes de métodos para adquirir nuevos conocimientos, habilidades y analizar los problemas de su práctica pedagógica y técnica que propicie la solución por la vía científica de los problemas que enfrenta en su práctica pedagógica.
Es necesario diseñar sistemas de formación continua que sean capaces de anticiparse a los cambios venideros, no solo en los conocimientos demandados sino también en las técnicas y valores a formar.
Lograr acciones de coordinación, que permitan conformar un verdadero sistema de formación; coordinación interrelación, lo que puede facilitar la integración en un solo sistema nacional la formación de los profesionales del sector estatal y no estatal, vinculados a la Educación Técnica y Profesional y los docentes que en ella se desempeñan.
Las ideas anteriores, están planteadas por especialistas de la Educación Técnica y Profesional en Cuba, sin embargo, existe coincidencia entre ellos, en la necesidad de lograr unidad entre la escuela politécnica y el sector productivo estatal, donde en los últimos años se avizora la necesidad del vínculo con el sector no estatal. Lo anterior, condiciona la necesidad de diversificar los espacios para la formación de los profesionales, pues esto permite un acercamiento a la realidad del proceso productivo, como condición para que los profesionales que egresen de este nivel educacional respondan con pertinencia a su encargo laboral y social, y para ello los docentes de la ETP, especialidad Agropecuaria deben ser formados.
Este análisis corrobora la necesidad de que el proceso de formación continua de los docentes de la Educación Técnica y Profesional esté estrechamente concatenado y presente en todos los momentos del quehacer de la escuela politécnica y la entidad laboral, en correspondencia con las características de las tareas que se realicen en determinado período.
Lo anterior confirma la necesidad en la actual investigación de tomar en consideración que el docente, especialidad Agropecuaria en ejercicio ha sido formado por planes de estudios anteriores al Plan D, y aun cuando desde el modelo de la escuela politécnica se visualizaba una sólida integración con los procesos productivos de las empresas agropecuarias en Cuba, no es hasta el modelo actual que se declara en la misión de este nivel educacional la responsabilidad de formar a la población vinculada a la producción.
En tal sentido la investigación según Ruiz (2010), confirma la necesidad de que desde la formación de pregrado se forme al docente, especialidad Agropecuaria en extensión agraria, quedando espacios para que se incorporen estos contenidos en la formación continua de este docente, aspecto abordado en esta investigación, ya que en su mayoría los docentes que en la actualidad se desempeñan en este nivel educacional no fueron formados en extensión agraria.
El estudio del Plan E, hace evidente que aun cuando la escuela politécnica cubana está en perfeccionamiento y son significativos los cambios que acontecen en este nivel educacional, no se intenciona la formación continua del docente, especialidad Agropecuaria para asumir la extensión agraria en condiciones cambiantes, en el contexto donde realiza su práctica pedagógica.
Para el éxito de la formación continua de docentes de la ETP es sustancial que al concebirla se tenga en cuenta la participación activa del profesor en la determinación de sus propias necesidades y en la ejecución del proceso en sí mismo, la creación del compromiso para el cambio y la mejora personal, en beneficio de su desarrollo profesional.
Como se ha señalado la formación continua de docentes de la ETP ocupa en el mundo un lugar importante y en Cuba en particular para el perfeccionamiento de este nivel educacional. Ello significa que este proceso debe ser atendido con rigor para lograr las mejoras que se pretenden alcanzar en la sociedad cubana actual, sin embargo, la realidad demuestra que no siempre se le ha dado la prioridad que merece.
Desde esta perspectiva el contexto indica que se debe continuar trabajando porque el docente que labora en las escuelas politécnicas se caracterice por:
Dirigir el Proceso Pedagógico de la Educación Técnica y Profesional sobre la base de la ideología marxista-leninista, el ideario martiano, el pensamiento de Fidel y las ciencias pedagógicas.
Demostrar su preparación político-ideológica, económica, jurídica, cultural, ambientalista, científica, técnica y metodológica, así como en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Solucionar problemas de la vida social, profesional y personal a partir de su ejemplo y ética profesional pedagógica en su práctica profesional cotidiana, con procedimientos científicos y tecnológicos.
Poseer conocimientos, hábitos y habilidades profesionales que respalden su responsabilidad de enseñar una profesión.
Que vincule en su práctica profesional saberes a partir de la relación docencia - investigación - producción - extensión, tomando como referente el vínculo con la entidad laboral (estatal y no estatal).
Capacidad para el diagnóstico de sus fortalezas y debilidades en su formación profesional, con énfasis en el entorno familiar de sus estudiantes y comunitario (entidad laboral estatal y no estatal).
Ostentar habilidades comunicativas que se evidencien en el adecuado uso de la lengua materna, vocabulario técnico y la utilización de los diversos recursos tecnológicos en el proceso educativo.
Mostrar potencialidades en la formación de la fuerza de trabajo calificada (nivel medio y obrero calificado) sobre la base de las demandas sociales y los cambios tecnológicos que acontecen en los diferentes sectores de la producción.
La lógica del análisis realizado justifica la necesidad de que los docentes de la Educación Técnica y Profesional se mantengan en formación continua para que cumplan con su encargo social, por tanto, es inminente la necesidad de establecer propuestas donde se actualicen y sistematicen resultados científicos teóricos y prácticos para el perfeccionamiento de este proceso, en el que se debe lograr una interacción sistemática y organizada para reducir la distancia entre lo que se enseña en las escuelas politécnicas y lo que acontece en los diferentes sectores de la producción.
Conclusiones
Se confirma la necesidad de tomar en cuenta las características del docente de la Educación Técnica y Profesional para la planificación de su formación continua que permita la articulación coherente y eficaz con el contexto en el que se desempeña.
La reforma del proceso de formación continua de los docentes de la Educación Técnica y Profesional constituye un requisito básico en el desarrollo socioeconómico, científico y cultural, sobre la base de las exigencias de la sociedad cubana actual a este nivel educacional.