Introducción
La promoción de salud se asume como un desafío, que comparte desde los encargos que plantea la Organización Mundial y Panamericana de la Salud a la sociedad y en especial a las universidades en su condición de ser instituciones de formación, ciencia e innovación desde las que se gesta la transformación social. Estas instituciones asumen la tarea de propiciar la participación activa de sus profesores, estudiantes y directivos en la sensibilización, la identificación de los factores que influyen en la salud, el bienestar, la calidad de vida de las personas en las comunidades en las que interactúa y en la realización de la investigación y evaluación de la salud, así como de su proyección en la promoción de salud.
En este sentido, los profesores, estudiantes y especialistas se implican en el análisis, interpretación de situaciones y necesidades de salud, en la elaboración de tecnologías, realización de intervenciones para capacitar, movilizar a la población intra-extra universitaria para que participen en la búsqueda de soluciones. Estas acciones concretan en la responsabilidad social que asume las universidades en el cumplimiento de la Estrategia Nacional de Salud que establece el país y la Organización Mundial de la Salud (2018), al ponderar como elemento clave de las políticas de salud el desarrollo de los procesos educativos orientadas a la promoción de salud integral, el fomento de la resiliencia y la intervención para la salud global.
Es por ello que la universidad, asume la responsabilidad social de involucrar en su accionar, la promoción de entornos saludables al definir sus políticas institucionales para fomentar el cuidado de la salud y promover hábitos de vida saludables, prevención de riesgos de enfermedades y generar cambios en la actitud de las personas de la comunidad intra-extra universitaria.
Desde estas ideas, se avala la formación y consolidación del movimiento de universidades saludables y promotoras de salud pues estas; “tienen el potencial para influir positivamente en la vida y condición de salud de sus miembros, protegiéndolos y promoviendo su bienestar y pueden liderar y apoyar procesos de cambio en la comunidad externa, a través de sus políticas y prácticas” (Becerra-Bulla, Pinzón-Villate & Vargas-Zárate, 2011, p.70), al abordar la promoción de salud desde una perspectiva global sustentada en “salud para todos” y el “desarrollo sustentable”.
Esta consideración, advierte la necesidad de que las universidades revisen sus propios sistemas, procesos y cultura interna que le permitan delinear las acciones para asegurar la salud, bienestar individual y organizacional de sus estudiantes, profesores y directivos, que al mismo tiempo puedan extender su influencia a las comunidades, dirigidas a ampliar la intervención y apoyo de las acciones gubernamentales que a nivel local, territorial y nacional, se desarrollan para elevar los indicadores de salud.
Así se explica que el centro de atención de las prácticas de promoción de salud en las universidades iberoamericanas, está centrada en las actividades de capacitación, apoyo y estimulación de la conciencia acerca de cómo influyen determinados factores en la salud y cuáles serían las acciones a desarrollar para conseguir un entorno saludable.
El análisis de las proyecciones y prácticas que desde las políticas internacionales se llevan a cabo en las últimas décadas, avalan el enfoque práctico y transformador de las intervenciones pero en este mismo propósito, se vislumbra los esfuerzos por elaborar un marco teórico-metodológico que ayude a comprender la especificidad de la promoción de salud en el contexto universitario, sobre todo, a partir de la implicación que tienen las iniciativas que se desarrollan, tanto en el ámbito académico, preprofesional, investigativo y de extensión universitaria.
Responder a la convocatoria de participación en la discusión y concertación de ideas que se generan de la reflexión de las experiencias; es el propósito de este estudio, que se organizó en un proyecto de investigación basado en la sistematización de las experiencias registradas en eventos y publicaciones más recientes, lo que permite establecer ideas teóricas-metodológicas que actúan como presupuestos básicos para fundamentar la práctica.
El estudio incluyó la proyección de trabajo de las universidades de varios países, permitieron consolidar la formación de redes formales que comparten un espacio de discusión en los Congresos Internacionales de Universidades Promotoras de la Salud (Chile, 2003; Canadá, 2005; México, 2007; España, 2009; Costa Rica, 2011; Puerto Rico, 2013); en los que se estimulan y legitiman las iniciativas que se desarrollan en la región para consolidar la promoción de salud en las universidades.
En este propósito se estudiaron las experiencias prácticas de universidades como La Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Veracruzana en México, la Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad de Puerto Rico, Universidad de Costa Rica y la Universidad Militar Nueva Granada, y la proyección que se lleva a cabo en Cuba.
Los criterios de análisis estuvieron relacionadas con la concepción de Promoción de Salud que defienden; la manera en que gestionan el proceso y los resultados que avalan la pertinencia de que la universidades incluyan la promoción de salud en respuesta al cumplimento de la responsabilidad social, que estas instituciones asumen ante el encargo de contribuir a la cultura de salud dentro y fuera de la universidad y a consolidar las políticas de salud pública que se generan a nivel nacional, regional y local.
Desarrollo
Bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud (1979 al 2016) las Conferencias Mundiales de Promoción de Salud (PS) insisten en el desafío que implica llevar a cabo proyectos y prácticas de la salud en los que se promueva el autocuidado, la calidad de vida personal/colectiva/comunitaria/social y la transformación de la sociedad. (Fernández Bereau, Batista Mainegra & Sotolongo Acosta, 2018) en este sentido se indican a políticos, pedagogos e investigadores de todo el mundo que su contribución a estos temas incluya no solo la convocatoria o reflexión práctica, sino que estimulen y participen en el perfeccionamiento de las acciones que llevan a cabo por los gobiernos en cada país.
Si bien es preciso establecer objetivos, estrategias, programas que regulen las acciones a realizar también es necesario contribuir a establecer y legitimar los postulados teóricos y metodológicos de PS en las instituciones educativas si se tiene en cuenta que hasta ahora se ha logrado “generar mecanismos administrativos, organizativos y políticos que facilitan a las personas y grupos tener mayor control sobre su salud…tomando como base que …la salud es construida y vivida por las personas en su ambiente cotidiano, donde ellas trabajan, aprenden, juegan y aman”. (Lange & Vio, 2006, p. 9)
Esto se traduce de manera particular en las universidades. Estas instituciones asumen la como parte de su Responsabilidad Social (RS), contribuir a la consolidación de las políticas públicas de salud, pero también a generar conocimiento teórico y metodológico acerca de los fundamentos en los que se debe sustentar los programas socioeducativos orientados a promover salud responsable en la comunidad intra y extracomunitaria.
La promoción de salud en las universidades justifica así la intencionalidad de las influencias educativa que debe realizar, tanto en el currículo como en la investigación y en las actividades extensionistas, orientados a formar una cultura de salud que les permite construir una sociedad más justa, más abierta, basada en la solidaridad, el respeto de los derechos humanos, el uso compartido del conocimiento y la información.
Al respecto, la literatura consultada (Muñoz & Cabieses, 2008) hace referencia a que las Universidades Saludables (US) y Universidades Promotoras de Salud (UPS) surgen para incorporar la PS al entorno universitario, lograr una cultura organizacional, retomar experiencias, aplicar aprendizajes, aportar información y asumir retos conjuntos con otras instituciones en las prácticas de salud de estudiantes, trabajadores y comunidad intra-extra universitaria a través de un desarrollo humano saludable.
En las universidades iberoamericanas, la promoción de salud se relaciona con entornos de formación para la adopción de estilos de vida saludables, el diagnóstico de conductas de salud, la realización de campañas con mensajes educativos, la participación de estudiantes, profesores, y trabajadores para mejorar las condiciones de la salud, la calidad de vida y el bienestar de todos los implicados. Tiene una naturaleza política, socioeducativa; pues, se destaca las maneras de concretar las políticas públicas de salud mediante las diferentes formas en que se desarrolla promoción de salud (planes, programas, estrategias, metodologías, proyectos y actividades), el lugar (universidades, comunidades, empresas) y los actores (estudiantes-profesores, familia-comunidad) como vía para incidir en la salud de los miembros de la comunidad universitaria.
De este modo, resulta conveniente un acercamiento a la posición teórica que emerge como resultado de la sistematización teórica que ha servido de base de las experiencias prácticas que se llevan a cabo en todas las instituciones de educación superior.
El vínculo del término promoción con el de salud, resulta en este trabajo un referente obligado para entender la relevancia y alcance de este en el campo de estudio. En general el análisis de la bibliografía al uso, permitió a los autores asumir ideas claves como posición teórica de partida.
Primero, se reconoce que la Promoción de Salud se identifica como una prioridad y oportunidad para estimular el conocimiento, habilidades y destrezas, para el auto cuidado de la salud y la prevención de conductas de riesgo, en las personas y las comunidades; por tanto, se dirige a fomentar un análisis crítico y reflexivo sobre los valores, conductas, condiciones sociales y estilos de vida que manifiestan un modo de actuar de manera responsable ante la vida.
Así, en segundo lugar, se insiste en que las concepciones que se siguen hoy respecto a la promoción de salud, comprende diferentes enfoques que van desde lo político, lo social, y lo educativo, lo cual no solo informa del carácter complejo y dinámico del proceso sino, además, enfatiza en la necesidad de fundamentar su objetivo, contenido y práctica en los diferentes contextos.
En tercer lugar, la complejidad de su definición adeuda una condición específica relacionada con la intersectorial que supone la promoción de salud, al asegurar que ésta, no debe desarrollarse de manera aislada, sino existir como un componente inseparable de la política de salud que, además, prevé la articulación entre las acciones educativas, sociales y los servicios de salud en general. Luego, es posible concebirla como una forma diferente de pensar y actuar para alcanzar la salud personal y colectiva.
De este modo, en cuarto lugar, se trata de ampliar la perspectiva con que se analiza la promoción de salud, pues bajo su rúbrica deberán desplegarse todas las acciones necesarias para preparar a las personas para que accedan al conocimiento, desarrollen habilidades de adaptación, participen en la transformación y construcción de ambientes saludables, lo cual implica superen los modelos centrados en los servicios médicos, sociales y de los equipos de salud y asumir la influencia socioeducativa con un carácter intersectorial, participativo, comunicativo y de intervención en el que los destinatarios son los principales actores.
En efecto, se identifica como una quinta idea rectora del estudio realizado que, aún son diversas las posiciones que se asumen acerca del rol de la universidad ante las acciones de promoción de salud. Hoy se asiste al tránsito de los planteamientos centrado en ver la universidad como un modelo de la cultura de salud a nivel intra universitario, desde la cual asegura la salud de estudiantes, profesores, directivos y trabajadores; por otro que si bien insiste en que las estas instituciones deben disponer de los servicios y la creación de un ambiente saludable, es preciso que también desplieguen su internación social a partir de iniciativas que faciliten el desarrollo de conductas y estilos de vida saludable en el entorno universitario en el cual de estudiantes, académicos y personal universitario desarrollan parte importante de sus vidas.
Se confirma así que la promoción de salud, como parte de la responsabilidad social que asume la universidad ante las políticas públicas de salud, es la encargada de contribuir desde sus procesos sustantivos a consolidar la cultura de salud en sus estudiantes, profesores, directivos y trabajadores, al tiempo que legitima las posibilidades de estos centros para que de manera intencional, generan conocimientos e intervenciones para fortalecer una cultura de salud en contextos extra universitarios.
Se explica así que cada día es mayor la importancia de que las universidades asuman la promoción de salud como alternativa para participar de manera responsable e intencionada el mantenimiento de la salud, por lo cual es preciso fortalecer la capacidad para tomar decisiones conscientes en cuanto a la relación de los procesos sustantivos universitarios y las prácticas de salud. Este desafío planteado por la OMS/OPS, las vincula “sobre todo” a la orientación de los procesos sustantivos hacia la promoción de la salud integral, el liderazgo en la intersectorialidad, el fomento de la resiliencia y la intervención para la salud global.
En principio la sistematización (Torres Carrillo, 1998; Molina, et al., 2003; Capó, et al., 2010; Baute, 2011) permitió develar que existen avances en la PS que desarrollan las universidades desde los procesos sustantivos, sustentada en la introducción de contenidos en diferentes asignaturas, carreras; la curricularización en los programas de pre-posgrado con tratamiento a temas específicos; la investigación en las comunidades sobre temas de PS de salud y la implementación de iniciativas que trascienden los espacios intra-extra universitarios.
Sin embargo, se aprecian insuficiencias metodológicas en el modo en que se desarrollan estas prácticas, pues las iniciativas que se concretan con este propósito se realizan de manera asistemáticas, pero aun difusas en cuanto a las posiciones teórico-metodológicas-prácticas que fundamentan la posición que se asumen ante los retos de la promoción de salud en la comunidad intra-extrauniversitaria.
En efecto, es recurrente que al aludir el compromiso social de la universidad en el desarrollo de las actividades de promoción de salud, se le adjudique la tarea de gestionar estas actividades por el enfoque integrador y totalizador que permite concretar la relación universidad -sociedad, lo que ha llevó a reconocer que la PS pude incluirse como un objetivo y contenido de las actividades socioeducativas que se realizan tanto dentro como fuera de la comunidad universitaria.
Pero es recurrente que se logre distinguir que en la promoción de salud, la responsabilidad social de la universidad está asociada a la participación científica y práctica en los grupos de trabajo que con carácter intersectorial están implicados , en el cumplimiento de las políticas públicas, y que con fuerza se destaque la esencia socioeducativa de su intervención en la comunidad intra-extrauniversitaria al concretar actividades de capacitación para la participación social y transformadora de las condiciones que constituyen riesgo o problemas para la salud individual y colectiva.
En general, el hilo conductor del discurso metodológico que sustenta las teorías y las prácticas de los trabajos y experiencias estudiadas delinea el reto que presupone estimular el empoderamiento de las personas a nivel social para que puedan aportar de manera constructiva a generar las acciones y actividades de promoción de salud, sobre todo, aquellas que logren discernir los aspectos metodológico, que incluye e integra acciones relacionadas con la información, motivación, la ayuda y convocatoria permanente a participar y liderar acciones hacia el cuidado de la salud personal y comunitaria.
La naturaleza participativa de estos experiencias y reflexiones ponen atención en los gestores de la promoción de salud y es coincidente su referencia a la necesidad de que estén preparados para utilizar herramientas metodológicas como la reflexión y el diálogo en el análisis de las problemáticas de salud y, al mismo tiempo, facilita y potencia la participación de los demás en el desarrollo de la salud.
Asimismo, la reconstrucción de la sistematización reconoce que la proyección de la promoción de salud en el marco de las universidades se presenta de diversas formas tales como los programas, las estrategias organizadas en torno a temáticas relevantes en el contexto sociocomunitario. Estas propuestas responden al fortalecimiento de la acción comunitaria, el desarrollo de las habilidades personales, la creación de espacios y ambientes físicos y virtuales desde los que se proyecta la labor informativa, las campañas de reflexión y las iniciativas vinculadas a concursos, seminarios, eventos científicos, o ferias para socializar las buenas prácticas de promoción de salud. Estas se caracterizan por su carácter dinámico que sensibiliza, ofrece conocimiento, estimula la participación proactiva para responder al cambio de concepciones y modos de actuación que se quiere lograr.
Como parte del ejercicio de sistematización se concibió la necesidad de dejar planteada las ideas que deberán configurar cualquier marco teórico-metodológico para las prácticas de PS en las universidades las cuales se presentan aquí como síntesis de un trabajo mucho más amplio que se lleva a cabo entre la Universidad de Cienfuegos y el Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior (CEPES).
Desde esta perspectiva se asumió que la complejidad y amplitud de posiciones que se manejan en la actualidad al referirse a la PS, permiten considerar su condición procesual, comunicativa y socioeducativa que se concreta en un tipo de actividad cuyo objetivo, se orienta a estimular el desarrollo de la capacidad de los individuos para analizar a fondo las condiciones que influyen en los problemas de salud y en la toma de decisiones acerca de su regulación y prevención ante situaciones emergente. Por tanto, se identifica como características que posee:
Carácter intersectorial, que se asocia a la RS que legitima las políticas públicas.
Esencia socioeducativa en tanto, se concreta en la capacitación para la participación social.
Intencionalidad transformadora al contribuir a la sensibilización, la movilización y modificación de las condiciones que constituyen riesgo o problemas para la salud individual y colectiva.
Orientación hacia el empoderamiento que como aspecto clave refiere el propósito o fin con que se desarrollan las influencias y que devienen en resultado de la autoridad que genera las acciones y actividades de promoción.
De acuerdo con lo anterior, se asume que la promoción de salud engloba todo tipo de actividades socioeducativa (pedagógica) que impulsan la comprensión y participación de las personas ante la necesidad de garantizar la salud individual y colectiva y se le vincula a las posibilidades de crear oportunidades sostenibles para que las personas y comunidades puedan alcanzar la cultura de salud necesaria para asumir un modo de actuación responsable ante su salud y la de los demás.
Desde el ejercicio de análisis-síntesis realizado acerca de las formas en que puede concretarse el carácter socioeducativo, la PS también configura una metodología que se centra en las acciones de comunicación social, la participación comunitaria y formación en temas de salud; para lo cual se adscribe a la metodología de la educación popular pues esta por su carácter participativo, reflexivo, dialógico, permite a la comunidad implicarse tanto en el análisis de las problemáticas de salud como la trasformación de las situaciones de salud que enfrentan en la medida que tengan acceso a una capacitación que les prepare para informar, motivar, ayudar, convocar y liderar acciones y asumir un comportamiento favorable, hacia el cuidado de la salud personal y comunitaria.
Estas ideas se afirman en la dualidad de la PS como un tipo de actividad socioeducativa, que en la universidad deberá estar orientada a estimular el protagonismo y liderazgo de la comunidad universitaria para aportar a la formación, comunicación, intervención y evaluación de la salud individual y colectiva, desde una posición crítica, preventiva y constructiva, la búsqueda de alternativas para promover la concreción de las políticas públicas de salud a nivel nacional, local y en general humano.
Se explica así que el centro de la PS en la universidad este dirigida a la movilización, participación de las personas y comunidades hacia el conocimiento, el desarrollo de hábitos, habilidades y valores asociados a la conservación y prevención de la salud personal y comunitaria; desde la producción del conocimiento y el vínculo del saber académico con el saber popular, la identificación y creación de espacios y diferentes formas asociativas y grupales, que aportan a la superación de importantes problemáticas de salud a nivel social, a través de la influencia intersectorial en la comunidad intra-extra universitaria.
Estas ideas encabezan el discurso de los programas de PS que se llevan a cabo en las universidades iberoamericana en las que con mayor o menor consenso se identifican acciones en los modelos educativos o pedagógicos que defiende el perfil de las universidades. Por tanto, se identifican acciones y actividades que pueden estar incluidas en los programas de atención a la salud integral, en los proyectos de gestión del bienestar universitario o en las temáticas que se centran los espacios de comunicación e influencias extensionistas para asumir el cambio en las manera de pensar y actuar ante los temas de salud tanto de la comunidad intra como extrauniversitaria.
En general, las experiencias prácticas que se priorizan son aquella orientadas a generar el intercambio de conocimiento en torno a temas de autocuidado y los estilos de vida saludables de estudiantes y profesores, los que se convierten en agentes de cambio y promotores de salud, al participar en la movilización hacia la acción e implementación de actividades de formación, comunicación, intervención y evaluación, que permitan tomar conciencia del diagnóstico de salud y de las potencialidades con las que las universidades cuentan para consolidar las tareas asignadas como parte de la responsabilidad social en promoción de salud.
En este marco se pretende, transformar la universidad en un escenario que proteja y promueva el cumplimento de los objetivos y metas de salud planteadas a nivel de país y en los contextos en los que interactúan sobre todo, los estudiantes y mediante proyectos de investigación y transformación de la comunidad en su vínculo con la sociedad, al asumir una orientación formativa integral de los fines, las metodologías de intervención y de evaluación de las iniciativas de promoción de salud que se llevan a cabo dentro y fuera de la universidad.
De ahí que la universidad demuestra su liderazgo en PS cuando concreta la acción intersectorial, en la creación de un marco común de referencia y trabajo colaborativo; al desarrollar las estrategias y actividades, que ofrece las relaciones que establece con otros sectores que también están implicados en este propósito.
Luego, la concepción de la promoción de salud en las universidades puede considerarse en su condición de su propia existencia, al concebir que la responsabilidad social que asume ante las consolidación de las políticas públicas de salud no solo define la PS como un tipo de actividad socioeducativa e intersectorial sino que aval le carácter extensionista en virtud del cual por su naturaleza es que se orienta a estimular el desarrollo de la capacidad de los individuos dentro y fuera de la universidad y le aportar la información, la producción de conocimientos, que resultan del proceso académico o de investigación y que se presentan como productos científico- tecnológicos válidos para que otras entidades y sectores vinculados a ella puedan analizar a fondo los condiciones que influyen en los problemas de salud y en la toma de decisiones acerca de su regulación y prevención ante situaciones emergente.
En una u otra forma, se advierte como aspecto esencial la naturaleza pedagógica y didáctica en la estructuración de las formas que adopta la promoción de salud en la universidad, la combinación de acciones y actividades apoyadas en recursos comunicativos, educativos y ambientales, que pueden ser proyectos integradores, en los que se articulan actividades de diagnóstico, reflexión teórica metodológica, proyección práctica y de evaluación, que involucran al destinatario en la identificación de la situación de salud en la que se encuentra, se valora el comportamiento de los factores determinantes que intervienen en ella, reflexión de las manifestaciones, en los modos de apreciar, pensar y actuar ante ello y sobre todo la toma de decisiones acerca de cómo se va a gestionar el cambio.
Pero, al mismo tiempo se infiere que la universidad deberá privilegiar la promoción de salud como un tipo de actividad extensionista desde el cual se creen las condiciones para favorecer el cumplimento de las políticas de salud, a partir de la influencia articuladora que este proceso sustantivo tiene con respecto a la actividad académica, investigativa y laboral; toda vez que en su proyección de trabajo debe asegurar la transferencia del conocimiento que se gestiona en la universidad a la comunidad y a la vez la participación de los directivos y profesores ante esta tarea en las diferentes estructuras intersectoriales y de gobierno.
Todo ello permitirá tramitar las nuevas necesidades y decisiones que a este nivel se le encarguen a la universidad. De esta manera, la posición que se asume deja abierta la reflexión en torno al tema y valoriza la experiencia que hasta la fecha se ha desplegado en las diferentes universidades del país en función de consolidar el liderazgo de la universidad en la promoción de salud.
Conclusiones
El análisis de las posiciones que defienden los autores nacionales e internacionales referenciados y las experiencias sistematizadas permiten concluir que la promoción de salud en la universidad debe ser asumida como un tipo de actividad socioeducativa, orientada a la formación de una cultura de salud en la comunidad intra- extra universitaria y por tanto define la intencionalidad de las acciones y actividades en función de aportar al cumplimento de la responsabilidad asignada ante la necesidad de consolidar las políticas públicas de salud en el país, la región o a nivel global.
Se confirmó en este estudio que en universidades iberoamericanas y en particular en Cuba, las limitaciones con que aún se proyecta la promoción de salud está centrada en que no se ha logrado superar el enfoque informativo, asistémico y de campaña emergentes orientadas al control y prevención de problemas de salud. Pero al mismo tiempo existe un marco legal y científico que propicia la reflexión y búsqueda de los presupuestos teóricos y metodológicos que amplíen las concepciones y prácticas que resulten cada vez más relevantes; para los que desde sus funciones como estudiante, profesores, directivo o trabajador está implicado en aportar propuestas innovadoras, trasformadoras que consoliden la Promoción de Salud como un tipo de actividad socioeducativa, intersectorial que desarrolla la universidad como parte de su compromiso social con la sociedad.
Como resultado del proceso de sistematización de posiciones teóricas y experiencias prácticas avalan que al hilo de las ideas que ya se legitiman en la práctica es preciso concebir la PS también como un tipo de actividad extensionista y valorizar el carácter totalizador integrador que puede tener las actividades cuando se organizan por proyecto, lo cual significa que, por un lado, se conciban las acciones desde metodologías participativas, dialógicas y reflexivas que implican un alto nivel de participación de los gestores y destinatarios; de manera que en cada acción no solo se informe, sensibilice y movilice a la acción, sino que se dejen establecidos las bases para hacer sostenible el cambio de concepciones, y modo de actuar ante la identificación, el control y la transformación de los factores determinantes de la salud individual y comunitaria.