Introducción
Desde marzo del año en curso, la sociedad peruana se encuentra en cuarentena o inamovilización social producto de la pandemia denominada COVID 19 (coronavirus), y al principio la población no concientizó la magnitud de lo que representaba pues omitía las instrucciones brindadas por el gobierno de turno, al trascurrir las diferentes prórrogas del estado de emergencia, se comprobaron falencias en la estructura social, económica y cultural, por lo tanto, la proliferación de problemas de considerable atención, por ejemplo, aquellos relacionados al sistema de salud, sistema de educación, informalidad laboral y la brecha digital.
La brecha digital, en este punto de descripción, se encuentra relacionada con el sector formal laboral público y privado, es decir, es la ausencia o desconocimiento de interacción entre las personas y la tecnología (Sunkel & Ulmann, 2019), de tal forma, que se identifiquen situaciones tendientes a engrosar el abismo digital, circunstancia que debió ser asumida por los empleadores para continuar brindando un determinado servicio.
Sin embargo, en el contexto peruano, las universidades decidían entre incursionar en plataformas virtuales o prolongar el inicio de clases, en la espera del fin de la cuarentena, lo cierto del caso, es que se detectó la necesidad de contratar o actualizar los conocimientos de los profesionales para que asuman el reto de convertirse en docentes virtuales.
Al respecto, se debe entender que el docente virtual tiene como característica principal el manejo de plataformas virtuales y la interacción que ello representa con cada estudiante en el marco del proceso enseñanza-aprendizaje, sin descuidar la calidad del servicio, sólo aquellos que reunían tales condiciones eran considerados para el ciclo académico marzo-julio de 2020.
En tal sentido, el equipo investigador advierte que podría existir un segmento de la población docente universitaria, la misma que estaría desarrollando sesiones de clases desde sus hogares; sin embargo, podría incrementar la brecha digital por un aparente desconocimiento en plataformas virtuales, ante lo cual se reconoce el problema ¿la alfabetización digital es el sustento del teletrabajo para docentes universitarios en tiempos de pandemia?
Metodología
Se desarrolló bajo la perspectiva del paradigma positivista, enfoque cuantitativo, tipo descriptivo, método deductivo, diseño no experimental y de corte transeccional. El cuestionario integrado por 11 ítems fue revisado por 5 profesionales expertos (3 Doctores en Educación, 1 Doctor en Derecho y 1 Doctor en Ingeniería), alcanzó una confiabilidad de 0,867 y se proyectó en escala de Likert con 5 alternativas: siempre, casi siempre, a veces, casi nunca y nunca. La población considerada corresponde a dos universidades particulares de la Región Piura-Perú, cuyos docentes conservaban vínculo laboral en el 2020, siendo la muestra seleccionada de 185 profesionales (96 docentes a tiempo completo y 89 docentes a tiempo parcial), quienes voluntariamente desde su percepción, aceptaron participar de la presente investigación.
Desarrollo
El analfabetismo digital está vinculado con el acceso limitado al uso de las Tecnologías de Información y Comunicación - TIC (García, 2017), y con la ausencia de las destrezas comunicativas (Moreno, et al., 2017), encaminadas a incrementar la brecha digital de la población (Carvajal, et al., 2018), específicamente, la población adulta que requiere de políticas que permitan el uso de las TIC para evitar la discriminación (Arboleda & Orozco, 2018).
Rueda (2016), sostiene que representa una necesidad de agenda pública el empoderamiento por el uso de las herramientas digitales, y al mismo tiempo, se debe formar de las habilidades suficientes para utilizarlas (López-Sánchez & Del Castillo, 2017), siendo ello la premisa de la alfabetización digital (González, 2018), materializada en un mundo informático (Levano-Francia, et al., 2017), caracterizado por la presencia de jóvenes.
La interacción masiva de jóvenes en internet refleja la necesidad de equilibrar las relaciones humanas, para ello es necesario incorporar a la población adulta en el contexto de las TIC (Arteaga & Tenecora, 2019), surgiendo de esta forma la inclusión digital, la misma que es entendida como la oportunidad de acceder a los beneficios que se desprenden de la transformación cultural en la misma cantidad y calidad sin condicionamiento (Salado, et al., 2019), que insista en conservar una brecha digital destinada a contravenir la justicia social.
En ese orden de ideas, surge la tendencia errónea de concebir al internet como un espacio virtual excluyente de la población adulta, cuya generación fue influenciada por el avance tecnológico, sin existir explicación concreta de las ventajas o desventajas derivadas de la navegación por la red de internet, es decir, la ecuación se forma cuando se le brinda mayor oportunidad de acceso a la población adulta, razón por la cual, para Abad (2016), considera que las administraciones públicas y organizaciones internacionales deben adoptar la iniciativa de la alfabetización en comentario, la misma que sentará las bases para establecer niveles de competencia digital (Peñalva-Vélez, et al., 2018), aplicables a nivel empresarial, a través del teletrabajo.
El teletrabajo es una forma contractual sustentada en espacialidad y temporalidad (Cifuentes-Leiton & Londoño-Cardozo, 2020), reúne el trinomio vía laboral, personal y familiar, representando una organización respaldada en el soporte de las tecnologías de la información y la comunicación - TIC (Callejas, et al., 2017), lo cual evidenciaría una oportunidad para continuar brindando un servicio específico a la comunidad, siendo que en el presente caso está relacionado con el servicio educativo universitario.
Los resultos obtenidos se derivan de la aplicación del cuestionario, conforme se aprecia a continuación:
El 83% de los participantes consideró que el conocimiento en tecnología permite la continuidad laboral del docente universitario, mientras que el 17% manifestó lo contrario (Fig. 1)
Al respecto, se debe contextualizar que la tecnología está presente en cada actividad que realiza el ser humano, por lo tanto, es necesario conocer los alcances y el riesgo que implicaría el uso de la misma, especialmente para brindar un determinado servicio a la comunidad.
Sin embargo, a nivel universitario, aún existiría un porcentaje mínimo que es ajeno al rol que debe desempeñar el docente, situación que podría representar el estancamiento laboral o la superación académica por parte de otros docentes; en consecuencia, se deduce que la actualización en conocimientos relacionados a la tecnología representaría la esencia en el ejercicio profesional de la educación superior.
El 97% de los participantes consideró que el docente debe estar actualizado en plataformas virtuales, mientras que el 3% manifestó lo contrario (Fig. 2).
El uso de las plataformas virtuales refleja el dinamismo del desempeño docente y su interacción con estudiantes en el marco del proceso enseñanza-aprendizaje, situación que permite continuar brindando un servicio educativo de calidad en beneficio de la población.
En tal sentido, se aprecia que el docente debe ostentar habilidades que le permitan desevonlverse en un salón de clases tradicional y al mismo tiempo digitalizar su actuación atendiendo a los requerimientos tecnológicos vigentes.
El 87% de los participantes consideró que la calidad del servicio educativo en plataformas virtuales debe ser óptima, mientras que el 13% restante manifestó lo contrario (Fig. 3).
Al respecto, se debe tener en cuenta que la interacción del docente en una plataforma virtual debe corresponder al mismo servicio de calidad que se brinda en una sesión de clases en el campus universitario, ello con la finalidad de garantizar la formación de futuros profesionales.
El desenvolvimiento del docente en plataformas virtuales debe ser evaluado por: estudiantes, autoridades universitarias y padres de familias, quien podrían ser encuestados y establecer cuadros de meritrocracia en la universidad.
El 97% de los participantes consideró que el desconocimiento en el uso de las TIC sí podría generar discriminación, mientras que el 3% restante manfiestó lo contrario (Fig. 4).
Al respecto, el uso y conocimiento de las TIC representaría un requisito obligatorio para el desempeño docente, siendo que la ausencia de ello, podría ser considerada como discriminación, la misma que se enfoca en el ámbito laboral, máxime si la percepción de los docentes encuestados han referido con anterioridad que el conocimiento en tecnología podría representar la continuidad del servicio educativo a nivel universitario.
Sin embargo, la percepción de discriminación laboral podría ser superada a través de actualizaciones en talleres encaminados a reducir la brecha digital en el ejercicio de la labor docente.
El 88% de los participantes consideró que todo ser humano está preparado para interactuar en internet, mientras que el 12% manifestó lo contrario (Fig. 5).
Se debe tener en cuenta que la interacción en internet no es una realidad ajena a la actual y que de alguna u otra manera la sociedad ha comprobado la influencia del internet en las actividades del ser humano; sin embargo, aún se percibe niveles de interacción, situación que podría incrementar la brecha digital.
En tal sentido, es necesario formar a la población, desde su niñez, con el uso, ventajas y desventajas que se desprenden de la red de internet; siendo que a nivel universitario, ello se consolide con la formación de futuros profesionales que contribuirían con la solución de problemas de la realidad.
El 76% de los participantes consideró que el teletrabajo es una actividad que toda persona debe desarrollar, mientras que el 24% restante manifestó lo contrario (Fig. 6).
Al respecto, se debe tener en cuenta que el teletrabajo debe ser promovido para continuar brindando un servicio específico y proteger al trabajador de cualquier incidencia o eventualidad que se presente en el traslado desde su domicilio a la empresa u organización.
A nivel universitario, el teletrabajo se identifica con la continuidad del servicio educativo universitario a cargo de los docentes en diferentes asignaturas designadas por la Facultad o Escuela Académica Profesional a la que pertenecen.
El 79% de los participantes consideró que el docente virtual debe desarrollar competencias comunicativas, mientras que el 21% restante manifestó lo contrario (Fig. 7).
Al respecto, se aprecia que la labor del docente virtual es esencial en el proceso enseñanza-aprendizaje porque lo consigna con el protagonismo requerido para liderar las Tecnología de Información y Comunicación, siendo indispensable focalizar la atención en la interacción con los estudiantes.
Asimismo, el docente virtual se caracterizará por las competencias comunicativas que involucra habilidades de pedagogía, metodología, investigación, entre otras, las cuales le permitirán consolidar la transmisión de conocimientos y valores en los estudiantes.
El 83% de los participantes consideró que la brecha digital generaría despidos en docentes universitarios, mientras que el 17% restante manifestó lo contrario (Fig. 8).
La brecha digital no sólo se identifica con la ausencia de conocimiento tecnológico sino que representaría el elemento diferenciador para iniciar o continuar una relación laboral, toda vez que ello es la característica para incluir a profesionales en una organización o empresa.
A nivel universitario, la brecha digital se percibe en la predisposición y uso de las plataformas virtuales durante las sesiones de clase.
El 91% de los participantes consideró que todo ciudadano debe ser alfabetizado digitalmente por el Estado, mientras que el 9% restante manfiestó lo contrario (Fig. 9).
La alfabetización digital debe ser concebido como un derecho de todo ciudadano para acceder e interactuar en entornos virtuales en condiciones que le permitan conocer de forma anticipada de las ventajas y desventajas de su uso.
En la universidad, se percibe que los docentes requieren actualización en los entornos virtuales, para ello, es necesario alfabetizar digitalmente para que en forma posterior se permita el desarrollo de competencias digitales, circunstancia pasibe de ser analizada en futuras investigaciones.
El 82% consideró que el proceso enseñanza-aprendizaje debe promover el respeto por la una sociedad inclusiva, mientras que el 18% manifestó lo contrario (Fig. 10).
El respeto por el semejante y la generación de oportunidades en igualdad de condiciones permite la integración sin indicios de discriminación, ello fortalece la democracia y la seguridad jurídica de un pais.
Sin embargo, se percibe en un porcentaje minoritario que la percepción de docentes universitarios y su vinculación con entornos virtuales condicionaría el uso y acceso de plataforma virtuales, situación que podría ser analizada en una próxima investigación.
El 85% de los paricipantes consideró que la virtualidad condiciona a la población adulta en su navegción por internet, mientras que el 15% restante manifestó lo contrario (Fig. 11).
Al respecto, se debe tener en cuenta que el mundo virtual se caracteriza por la innovación, proceso que es atractivo principalmente para generaciones de jóvenes; sin embargo, el segmento de la población adulta - docentes o no - participaría en menor proporción, limitando su interacción en la red de internet.
En tal sentido, resulta de vital importancia humanizar el mundo virtual y reflexionar que son necesarias las relaciones humanas entre personas jóvenes y adultas, ello con la finalidad de conceder herrarmientas digitales que permitan la independencia en su rol formador de futuros profesionales.
Conclusiones
La alfabetización digital es la base para el sustento del teletrabajo en docentes universitarios peruanos, porque permitirá desarrollar competencias digitales en el proceso enseñanza-aprendizaje con el estudiante.
La alfabetización digital disminuye la brecha digital en docentes universitarios, lo cual viabiliza la interacción en entornos virtuales, consolidando las bases para el reconocimiento y respeto por una sociedad inclusiva.
El teletrabajo aplicado a la docencia universitaria comprobaría las habilidades digitales del docente universitario; sin embargo, el Estado peruano debería priorizar la educación virtual atendiendo a la existencia de las tecnologías de información y comunicación, las mismas que son utilizadas en diferentes actividades del ciudadano.