Introducción
Garden (2016), es el principal exponente sobre los estudios de la estructura de la mente, es quien determinó las ocho inteligencias múltiples, tales como: kinestésica, lógico matemático, lingüística, naturalista, musical, espacial, interpersonal e intrapersonal. Con el apoyo de las inteligencias múltiples, según Galera (2015), se podría “modificar los modelos de enseñanza aprendizaje..., el rendimiento académico mejoraría ya que la enseñanza sería más individualizada, se considerarían las habilidades de cada alumno y a partir de las inteligencias más destacadas se podrían trabajar las demás”. (p.16).
“El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales de uno mismo y también de los demás; la inteligencia emocional no significa ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas”. (Guerri, 2016, p. 2)
Goleman (2007), clasifica a la inteligencia emocional en intrapersonal e interpersonal, a continuación, se ilustra en la figura 1:
La inteligencia interpersonal está relacionada con la forma de que la persona es capaz de interrelacionarse con los demás, en el caso de los estudiantes, la empatía que tienen entre sus compañeros de clase, la facilidad para trabajar en equipo, los concesos obtenidos de los diferentes debates, el respeto de las formas de pensar, ser vivir y actuar.
“La inteligencia interpersonal permite comprender a los demás y comunicarse, teniendo en cuenta sus diferentes estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y habilidades, incluye la capacidad para establecer y mantener relaciones sociales y para asumir diversos roles dentro de grupos; lo trascendente de analizar la Inteligencia Interpersonal radica en que como toda conducta, es transmitida de padres a hijos, sobre todo a partir de los modelos que ellos se crean, comprende capacidades como la empatía y la capacidad de manejar las relaciones interpersonales”. (Millares, 2014, p. 402)
En base a lo citado, se puede decir que la inteligencia interpersonal, es la capacidad de entender a los demás e interactuar eficazmente con ellos. “Incluye la sensibilidad a expresiones faciales, la voz, los gestos y posturas y la habilidad para responder” (Gardner, 2000, p. 8). Por otra parte, la inteligencia intrapersonal, de acuerdo a Campbell, et al. (2000), “comprende nuestros pensamientos y sentimientos. En la medida en que podamos concientizarlos, más sólida será la relación entre nuestro mundo interior y el mundo exterior de la experiencia” (p. 3). Así también Goleman (2007), manifiesta que “el desarrollo emocional intrapersonal, indica la manera de cómo la persona se maneja y se controla a sí mismo, de acuerdo con las herramientas adquiridas de su entorno, expresando sus sentimientos adecuadamente y con efectividad”. (p. 106)
El manejo de las inteligencias intrapersonal e interpersonal permite al individuo desarrollar habilidades y destrezas que le diferencian del resto de personas, haciéndose merecedor del reconocimiento de la sociedad, es así como el buen control de la inteligencia emocional permite entablar relaciones de amistad, trabajo, estudios, de saber comportarse, manejar sus diferentes estados de ánimo y sentimientos.
Los estudiantes tienen distintas formas de aprendizaje, por lo tanto no todos aprenden de la misma manera ni a un mismo ritmo, en el caso de la educación estandarizada, con una metodología para el grupo, los docentes pueden evidenciar que existe una diversidad de alumnos con distintas necesidades, formas de pensar y aprender, por lo que siempre va a existir aquellos que no asimilen la información a la misma velocidad, ocasionando un bajo rendimiento académico, para ello el docente debe estar preparado y capacitado para emplear estrategias que permita nivelar aquellos que requieren de un apoyo especial.
El aprendizaje que articula la teoría y la práctica está catalogado como la mejor estrategia, es por ello que, en las aulas universitarias, el trabajo de campo es contemplado como parte del proceso de formación, así como el trabajo colaborativo y grupal, en este caso existen estudiantes con un bajo nivel de inteligencia interpersonal que no se adaptan a los grupos, prefiriendo hacerlos de manera independiente.
Goleman (2012), sostiene que el éxito de un profesional, no está en el que tiene el mejor promedio, sino del manejo de las habilidades humanas, de saber relacionarse con los grupos sociales, de ser aceptado, trabajar de manera independiente y en grupo, de conocerse a sí mismo y saber controlar las emociones, por tanto se plantean las interrogantes sobre la educación, si es válido educar para: “saber ser”, “tener”, “ser” o “co crear” en la vida.
El poco desarrollo de la inteligencia emocional en los estudiantes repercute en un bajo desempeño en el área emocional y académico, por lo tanto es importante conocer cuáles son las emociones vividas durante la jornada académica para que de alguna manera puedan modular y gestionar la emocionalidad, desarrollar la tolerancia controlar las frustraciones diarias, adoptar una actitud positiva con los compañeros de clase, prevenir conflictos interpersonales, mejorar la calidad de vida universitaria, clasificar los sentimientos y estados de ánimo.
Materiales y métodos
El estudio trata de un enfoque mixto, es decir cualicuantitativo, de tipo descriptivo, porque se fueron analizando las variables motivo de estudio y describiendo las características y cualidades de los estudiantes en el manejo de la inteligencia intrapersonal e interpersonal. Los métodos empleados fueron el inductivo - deductivo para reconocer el problema de estudio partiendo de indagaciones previas, conceptos generales para llegar a las particularidades de los estudiantes; analítico - sintético, para analizar los resultados obtenidos y llegar a conclusiones generales, estos métodos se ven reflejados con más notoriedad en los resultados, discusión y conclusiones.
La investigación se realizó en dos fases, la primera fue la indagación previa sobre el conocimiento de la inteligencia emocional a los estudiantes de las diferentes carreras de la universidad mediante el sondeo de opinión al azar, donde se pudo determinar en primera instancia que los estudiantes no conocían los componentes de la inteligencia emocional.
Como segunda fase para reafirmar los datos cualitativos obtenidos, se procedió aplicar una encuesta semiestructurada, se abordaron las siguientes variables: conocimiento de la inteligencia emocional, relación con los compañeros de clase, inconvenientes en las jornadas académicas, relación con los docentes, personal administrativo y de servicios, forma de actuar de los docentes, facilidad para hacer amigos, formas de trabajo, problemas personales, tipo de emociones, problemas para hablar en público, expresión de emociones y cambio de humor.
La población motivo de estudio, estuvo conformada por 674 estudiantes de la Universidad Regional Autónoma de los Andes, extensión Ibarra, por ser un número relativamente grande, se procedió a calcular la muestra, utilizando la siguiente fórmula.
𝑁𝑧2𝑝𝑞
𝑛 = 𝑑2(𝑁 − 1) + 𝑧2𝑝𝑞
Donde:
N = población de estudiantes 674
z = 1.96 (nivel de confianza del 95%) este caso ya que no existen
p = probabilidad de éxito (en estudios anteriores 50% = 0.5)
q = 1 - p (en este caso 1-0.5 = 0.5)
d = error admisible (5%).
Nz2pq
n= d2(N-1) +z2pq
674* 1.962*0.5*0.5
0.052(674-1) +1.9620.5*0.5
n= 245
La técnica de recolección de datos fue la encuesta semiestructurada, estuvo conformada por tres interrogantes informativas tales como edad, carrera y curso, así como por 15 preguntas relacionadas al manejo de la inteligencia intrapersonal e interpersonal. El instrumento fue aplicado a 245 estudiantes de la modalidad presencial, de las carreras de contabilidad y auditoría, administración, sistemas, turismo y derecho.
Para el procesamiento de la información primaria, es decir la tabulación de las encuestas, se recurrió al programa estadístico SPSS Static 24 para una mejor comprensión de los datos, ya que permitió realizar el cruce de variables para conocer de mejor manera el manejo de la inteligencia emocional por parte de los estudiantes. Los resultados se presentaron en gráficos estadísticos con sus respectivos porcentajes de acuerdo a cada variable analizada, permitiendo la descripción del manejo de la inteligencia interpersonal en cuanto a la relación con los compañeros de clase, docentes, personal administrativo y de servicios, capacidad de trabajar en equipo y resolución de problemas; del manejo de la inteligencia intrapersonal, referida al control de emociones positivas y negativas, capacidad para controlar los impulsos, diferenciar los escenarios de acción, es decir de no dejarse influenciar por los problemas personales en el rendimiento académico.
Resultados y discusión
A continuación se presentan los datos de la encuesta aplicada a los estudiantes de la universidad UNIANDES, extensión Ibarra, con el objeto de identificar el manejo de la inteligencia emocional, realizando un análisis cruzado del conocimiento de la inteligencia emocional con la edad, relación con los compañeros; inconvenientes con los compañeros por la forma de ser por carrera; relación con los compañeros de clase y formas de trabajo; cambio de humor repentino y la edad; por último, tipos de emociones vividas durante la jornada académica.
La mayoría de los estudiantes están comprendidos entre 18 y 25 años, destacando también que en los procesos de formación universitaria se ha incluido a personas de más de 37 años, evidenciado que la edad no es una barrera para retomar los estudios, sino depende del interés por superarse y profesionalizarse (Fig 2).
El 61% de los estudiantes conocen a que se refiere la inteligencia emocional, pero 39% no, siendo una debilidad por parte de este grupo al carecer de información sobre el manejo y control de emociones, este vacío de información puede afectar a nivel personal y grupal, puesto que se desconoce las estrategias interpersonales e intrapersonales. Se evidencia también que la edad no es una variable que incide en el conocimiento de la inteligencia emocional, siendo esta independiente de la formación y autoformación del individuo.
De aquellos estudiantes que conocen sobre la inteligencia emocional, el 4% tiene una mala relación con los compañeros de clase, es decir hay diferencias por lo que no han podido encajar en los distintos grupos de trabajo (Fig 3). Así también el 2% de estudiantes que no conoce sobre la inteligencia emocional, tiene una mala relación con sus compañeros. Se evidencia que la mayor parte de estudiantes tiene una buena y muy buena relación con sus compañeros de clase, aunque un porcentaje mínimo tiene dificultad para interrelacionarse con los demás.
La mayoría de los estudiantes representada por el 71% no ha tenido problemas con los compañeros de clase por su forma de ser, es decir han encajado y han sido aceptados, logrando un ambiente educativo armónico (Fig 4). Por el contrario, el 29% de estudiantes de las diferentes carreras ha tenido problemas por su forma de ser, esto porque la educación es inclusiva y dentro de las aulas de clase se trabaja con una diversidad de estudiantes provenientes de distintos hogares, formas de vida, orientación religiosa, pensamiento, orientación política, experiencias, cultura entre otras, por lo que no todos encajan en los grupos de trabajo, teniendo problemas para realizar las tareas, en especial de trabajos grupales.
Se aprecia que la problemática de ser aceptado por la forma de ser de los estudiantes está distribuida de forma no muy homogénea, estos datos se concentran en la carrera de derecho, donde los estudiantes han tenido más conflicto.
El 64% de los estudiantes tiene una buena relación con sus compañeros de clase, en algún momento han tenido diferencias, considerando que no es excelente; el 29% tiene una buena relación y el 6% mala relación, en este último grupo, aunque mínimo pero considerable, ha enfrentado problemas de adaptación en los grupos de trabajo ya que también prefieren trabajar solos o con sus amigos (Fig 5). Cabe señalar que el 17% de estudiantes prefiere trabajar solo y no en grupo por lo que no existe una inclusión en la diversidad, al no aceptar las diferencias de los grupos y por el contario también se sienten rechazados por las diferentes características individuales y la manera de ser.
Las aulas universitarias acogen a todo tipo de estudiantes, siendo una educación inclusiva, pero aún existen estudiantes que tienen dificultad para integrarse a trabajar en equipo, en algunos casos esto puede acarrear problemas no solo en el campo educativo sino en la vida laboral.
En porcentajes similares de alrededor el 50% de los estudiantes cambian de humor de manera repentina (Fig 6) promovidos por los diferentes estados de ánimo y el bajo control de emociones intrapersonales, los estudiantes comprendidos entre 18 a 21 años son los más propensos a estos cambios, aunque aquellos que sobrepasan los 30 años, considerando que han entrado en un proceso de maduración adulta tienen inconvenientes para controlar los estados de ánimo.
Uno de los problemas del bajo manejo de la inteligencia intrapersonal es el inadecuado control de emociones (Fig 7) sean estas negativas o positivas, es así como el 49% de los estudiantes no sabe controlar sus impulsos; el 23% demuestra mediante gestos, en porcentajes iguales del 22% con acciones y expresiones; en un mínimo porcentaje del 6% con sudoración. Al momento de interactuar con otras personas en situaciones conflictivas, los seres humanos tienen reacciones negativas, en ciertas ocasiones pueden salirse de control, por lo que es necesario tener un buen manejo de la inteligencia intrapersonal para saber controlarse y no actuar de manera negativa que pueda afectar a sí mismo y a los demás.
En la jornada educativa los estudiantes deben realizar talleres, exposiciones, recreaciones, lecciones orales y escritas para que el docente pueda evaluar la asimilación del conocimiento, evidenciando (Fig 8) que existen estudiantes que tienen problemas para controlar sus emociones, teniendo temblores, sudoración, estrés y dolores de cabeza. Estas acciones de alguna manera afectan la obtención del puntaje de los estudiantes al no participar de forma espontánea, aunque conozca la temática.
El mal manejo de las emociones afecta el rendimiento académico y por ende la calidad educativa, siendo necesario que se emplee estrategias de participación en grupo, exposiciones orales, disertaciones, entre otras que permitan que el estudiante mejore y controle sus emociones.
Espinoza (2013), puso en marcha una investigación sobre la inteligencia interpersonal en docentes de nivel superior, para ello utilizó como instrumento una escala del humor Trait Meta-Mood Scale (TMMS), obteniendo como resultado que la inteligencia interpersonal es más eficaz cuando existe menor presión y mayor empatía, manejo del estrés, relaciones sociales armónicas, estos aspectos influyen positivamente en el rendimiento académico de los estudiantes al sentirse motivados por aprender y superarse.
Contrastando estos aportes con los datos obtenidos de la investigación, se determina que el 94% de estudiantes tiene un buen manejo de la inteligencia emocional pero el 6% de tiene una mala relación con los compañeros de clase, no encajan en los grupos de trabajo, sintiéndose desmotivados por asistir a las aulas universitarias, además de no sentirse aceptados, por lo tanto, tienen un mal manejo de la inteligencia interpersonal. Además, el 29% de estudiantes ha tenido inconvenientes por su forma de ser, la mayoría de este grupo ha sabido sobrellevar las diferencias y encajar en el grupo de referencia.
Se puede apreciar que la mayoría de estudiantes manejan la inteligencia interpersonal aunque una minoría tenga inconvenientes, estos datos se asemejan al estudio realizado por Carrasco (2013), quien abordó el tema de la “inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes universitarios”, donde se conoció que el 63% tienen un nivel adecuado de manejo de inteligencia emocional, es decir saben interrelacionarse de manera positiva con sus compañeros y docentes, logrando que los trabajos sean más eficientes y obteniendo el puntaje deseado, por el contrario el 37% tiene dificultad para interrelacionarse con los demás y controlar sus propias emociones.
Así también Díaz (2009), llevó a cabo una investigación sobre las inteligencias inter- e intrapersonales como instrumentos de desarrollo de las disposición a comunicarse en el aula Universidad de Huelva. El fin del estudio fue identificar las emociones de los docentes, y alumnos en el aula de clase; se llegó a determinar que la inteligencia intrapersonal, contribuyen a que los estudiantes y docentes tengan una actitud positiva por la vida, se valoren a sí mismo, reflexionen sobre su manera de enseñar y estudiar.
Los datos anteriores se relacionan con los resultados obtenidos de los estudiantes investigados al conocer que alrededor del 50% suele cambiar de humor repentinamente, siendo que estas actitudes pueden afectar al grupo de trabajo al no saber controlar las emociones internas como ira, stress, frustración, tensión, entre otras. El bajo manejo de la inteligencia intrapersonal influye también en el rendimiento académico, de allí la importancia de tener la capacidad de controlar las emociones para no afectarse a sí mismo y al resto de personas.
Las emociones que atraviesan los estudiantes en la jornada educativa son variadas, entre ellas, el 23% lo transmite mediante gestos, el 22% con expresiones, el 22% con acciones y el 6% a través de la sudoración corporal. Así también se reconoce que alrededor del 51% sabe controlar sus impulsos; esto se alinea a la investigación realizada por Estrada, et al. (2016), donde se conoció que la mayoría de los estudiantes manejan adecuadamente las emociones, existiendo un grupo minoritario que le dificulta controlar sus estados de ánimo.
Haciendo mención del estudio realizado por Extremera & Fernández (2007), quienes evidenciaron que los alumnos con bajos niveles de inteligencia emocional tienen menor control de los impulsos, peores habilidades interpersonales y sociales, ocasionando que los compañeros de clase no les acepten y rechacen sus actitudes.
Para Buitrón & Navarrete (2008), los estados de ánimo negativos de los alumnos son producto del mal manejo de la inteligencia emocional, influenciados por el carácter, manera de ser, estilo de vida, pensamiento, entre otras que no permiten acoger las actitudes del grupo social donde se involucra, provocando aislamiento e incluso violencia entre los compañeros.
Es así como Elias, et al. (2014), el desarrollo de la inteligencia emocional permite controlar las emociones de modo positivo, siendo conscientes de los propios sentimientos y respetando los de los demás, mostrando empatía, controlando los impulsos; esto permite una mejor interrelación en los grupos de trabajo, logrando una mayor fluidez a la hora de determinar consensos grupales, plenarias, talles y exposiciones.
Conclusiones
Los estudiantes de la Universidad Autónoma Regional de los Andes, extensión Ibarra en un 61% conocen sobre el manejo de la inteligencia emocional y el 94% tiene una buena y muy buena relación con los compañeros de clase, permitiendo realizar trabajos grupales en clase y extra-clase sin ningún tipo de inconvenientes.
El 39% de estudiantes no conoce sobre la inteligencia emocional y el 6% tiene una mala relación con los compañeros de clase, ocasionando conflictos internos a la hora de trabajar en grupo, esto perjudica el ambiente académico al no encajar en los grupos de trabajo para que el conocimiento sea reforzado mediante la investigación grupal.
El 71% de los estudiantes mantiene una buena relación con los compañeros de clase sin tener inconvenientes en la convivencia educativa; el 29% ha tenido inconvenientes de los cuales solo el 6% ha generado un ambiente negativo que ha ocasionado malestar entre los compañeros.
El 17% prefiere trabajar solo en las actividades educativas, por lo que no se sienten a gusto con sus compañeros al no superar y respetar las diferencias individuales. Menos del 50% de estudiantes durante la jornada educativa no controlan las emociones negativas, como temblores, sudoración, estrés y dolores de cabeza, gestos y expresiones al no manejar la inteligencia intrapersonal.