Introducción
En la era de la sociedad del conocimiento y de la información ha cambiado radicalmente la teoría de que existe una edad específica para aprender. Los constantes y vertiginosos cambios que vive el mundo de hoy, hacen que continuamente las personas adultas, y por muy adultos que sean, tengan que mantenerse actualizados en cuanto a conocimientos o simplemente aprender cosas nuevas. Ahora queda claro que aprendemos siempre y durante toda la vida.
Aprender a lo largo de la vida es un concepto que coloca al aprendizaje más allá́ de las instituciones educativas y a su alrededor, han surgido una serie de prácticas y modelos en el mundo en las últimas décadas. Desde el reporte de Faure (1972), Aprender a ser, se retomó́ la crítica de los años sesenta a la educación formal por escritores como Iván Illich, Paulo Freire, Everett Reimer y otros, que promovían que la educación dejara de ser el privilegio de una élite, o un asunto de un único grupo de edad. En cambio, debería ser a la vez universal y permanente.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (1976), define la educación de adultos como amplió el concepto y la definió como “los procesos organizados de educación, sea cual sea el contenido, el nivel o el método, sean formales o no formales, ya sea que prolonguen o reemplacen la educación inicial dispensada en las escuelas y universidades, y en forma de aprendizaje profesional, gracias a las cuales las personas consideradas como adultos por la sociedad a la que pertenecen, desarrollan sus aptitudes, enriquecen sus conocimientos, mejoran sus competencias técnicas o profesionales o les dan una nueva orientación, y hacen evolucionar sus actitudes o su comportamiento en la doble perspectiva de un enriquecimiento integral del hombre y una participación en un desarrollo socioeconómico y cultural equilibrado e independiente”.
Por otra parte, la teoría del aprendizaje transformacional, desarrollada por Jack Mezirow en 1990, se basa en la construcción y diseño de procesos de aprendizaje que generen cambios de perspectivas y de esquemas mentales en las personas adultas, que muchas veces tienen resistencia a los cambios y sabotean su propio proceso debido a culturas fuertemente arraigadas en su mente y en su personalidad.
En base a esto, desde el punto de vista del planteamiento metodológico, se advierte que la presente investigación es de tipo documental; lo que se ha hecho es elaborar un estado del arte en el que se analiza el fenómeno de la investigación sobre aprendizaje transformacional en la educación de adultos, que busca la apertura de esos esquemas mentales que tienen las personas probablemente desde la infancia, provocando un impacto que cambie esas viejas convicciones y que inspire a ver la realidad de diferentes maneras, dando paso a una mayor flexibilidad y apertura de idea, para su mejor desempeño y logro de competencias reflexivas. La ruta metodológica que se ha seguido ha comprendido básicamente tres momentos: exploración, focalización y profundización. Como criterios de búsqueda, se incluyeron los siguientes descriptores: “aprendizaje”, “adulto”, “transformacional”, “acumulativo”, “reflexivo”. Estos descriptores fueron combinados de diversas formas al momento de la exploración con el objetivo de ampliar los criterios de búsqueda.
Para efectos de este estudio el aprendizaje transformacional se concentraría entonces no solamente en la asimilación de los contenidos sino en la reflexión del propio proceso de los estudiantes de la licenciatura en educación primaria que cursen la asignatura de práctica docente, que deben saber que los nuevos conocimientos adquiridos pueden hacer un replanteamiento de creencias y traer cambios sustanciales a nivel profesional y personal (Contreras, 2016).
Desarrollo
Las diferentes etapas del desarrollo (infancia, adolescencia, juventud, adultez y madurez) tienen características cognitivas y sociopersonales propias, las cuales inciden en la potenciación del aprendizaje en la medida en la que el contexto biopsicosocial de la persona es considerado como parte del proceso de mediación. Probablemente al hablar de aprendizaje es común representar mentalmente la imagen de un estudiante que se enfrenta conceptos y conocimientos nuevos nunca vistos, sin embargo, es importante tomar en consideración las características propias del aprendizaje en personas adultas y otras cuestiones importantes que deben tenerse en cuenta para promover y mejorar este proceso.
Los trabajos desarrollados por Alzate, et al. (2013); Flores, et al. (2014); Morales & García (2015); Sanit & Paiboon (2018), concluyen que los proyectos reales generan aprendizaje y este es el proceso donde existe un caudal de oportunidades para desarrollar en los estudiantes las habilidades cognitivas de un sujeto competente, tales habilidades son: el pensamiento crítico y la capacidad de análisis y síntesis, por lo que promover el desarrollo de estas habilidades en el estudiantado facilita el aprendizaje de conceptos y contenidos propios de las matemáticas, brindando la posibilidad a los estudiantes de adquirir herramientas útiles que les ayuden a reconocer, plantear y resolver problemas de la vida real de manera colaborativa.
La Teoría introducida por Mezirow (1991), se centra en procesos de aprendizaje dirigidos a cambiar creencias arraigadas que podrían impedir el aprendizaje. En el aprendizaje transformacional se considera que se produce un aprendizaje efectivo cuando se adquiere, o bien una nueva perspectiva, o bien un nuevo concepto. Ante esto se propone romper esquemas antiguos mediante un choque que permita observar la realidad desde otra óptica, más flexible y abierta. Por tanto, no consiste tan solo en la adquisición de conocimientos, sino también en la reflexión sobre el proceso de aprendizaje. Esta teoría plante tres (3) etapas:
Despertar (el interés por el aprendizaje, Comprender nuevos conceptos, Cambiar esquemas mentales y Aceptar los retos)
Fijar (los nuevos conocimientos: Visualizar el proceso: su importancia y sus resultados. El aprendizaje: el por qué y el para qué.)
Transformar (mediante el pensamiento crítico: Debatiendo ideas, Revisando creencias y Autoconociéndose).
Este tipo de aprendizaje guarda relación con las técnicas de coaching. Implica una estrategia dirigida hacia las bases del aprendizaje, e implica un gran esfuerzo tanto para el formador como para los participantes. Al contar con un enfoque orientado a revisar las estructuras mentales ya constituidas, a través del autoconocimiento, permite abordar un proceso de profunda transformación en cuanto a las creencias hacia la seguridad en el trabajo.
El Aprendizaje Transformacional es definido por Mezirow (2000) como “el proceso mediante el cual transformamos nuestros marcos de referencia, dados por seguros (perspectivas de significados, hábitos mentales, marcos mentales), para que sean más inclusivos, exigentes, abiertos, emocionalmente capaces de cambiar y reflexivos, y para que generen creencias y opiniones que demuestren ser más verdaderas o justificadas para guiar la acción”.
Consiste en cambiar los pensamientos predefinidos de los adultos, de manera que logren captar las ideas desde su perspectiva, esto impulsa al estudiante a reflexionar sobre su propia experiencia y así hacer una comparación y con ello valorar lo aprendido reforzando su pensamiento crítico.
Por su parte, la Teoría del Aprendizaje acumulativo de Gagné une elementos cognitivos y conductuales establece que el aprendizaje es acumulativo porque se basa en aquello que el alumno ya sabe y conoce, dando paso al aprendizaje acumulativo al crear sus propias conexiones con sentido y significado, a través de los mecanismos internos de aprendizaje que se dan en el acto de aprender.
Contreras (2006), presenta un comparativo de la información a la transformación, en el mismo explica que la mayoría de las personas ha experimentado la socialización en la escuela y otras experiencias formadoras en el marco de un modelo educativo informacional, centrado en el proceso de transferencia de información del docente, quien posee el conocimiento, al participante, quien lo recibe y que Freire (1970) denomina la “educación bancaria”.
La figura 1 muestra la diferencia del Aprendizaje Acumulativo con el Transformacional donde destaca el hecho de que la forma se mantiene y que lo que varía son el contenido y el ritmo de transferencia. El docente que estimula el aprendizaje transformacional, en el aula, ayuda a los participantes (estudiantes) a “aprender a desaprender”, es decir, a tener la mente abierta para considerar nuevas formas de pensar.
Ante estos aspectos, del docente en su práctica se espera que evidencie actualidad didáctica, comunicación asertiva, creatividad, capacidad para reflexionar sobre su hacer y constituirse en aprendiz permanente, por lo que debe ser un investigador de su propia acción, de tal manera que pueda generar transformaciones en la realidad en la que intervenga. Estos aspectos pueden lograrse en la medida en que se lleve a reflexionar sobre la práctica docente que realizan y los instrumentos de evaluación que se emplean para el mejoramiento personal y profesional (Strike, 1990).
Tal como lo plantea Edgar Morin (1999), la transversalidad de la reflexión ética de los docentes en los procesos educativos debe potenciar la autonomía, el uso del diálogo para lograr formas de comprensión personal y colectiva más justas, el diálogo de saberes y aprendizajes dialógicos. Al mismo tiempo que exige un trabajo consciente por la humanización de los jóvenes, promover y defender la vida, lograr la unidad en la diversidad; desarrollar una ética de la solidaridad, de la comprensión y la democracia, para asumir en las instituciones proyectos de justicia, equidad, solidaridad, la regeneración del civismo y la responsabilidad.
Este planteamiento de Morin permite visualizar la necesidad que el docente en su práctica profesional de tomar conciencia de procesos de autoreflexión hacia el éxito escolar. Otro aspecto señalado frecuentemente por diversos autores es que, en todo proceso, hay que tener en cuenta aquello que no es posible medir y que los estudiantes conocen; que la evaluación debe recoger información significativa sobre los resultados, pero también sobre los procesos; que la evaluación no debe limitarse a lo académico, sino que debe ser integral y abarcar los aspectos valorativos y actitudinales, tan importantes como objetivos formativos de la educación.
La edad adulta, lejos de ser una edad en la cual la persona se encuentra en una situación de déficit a la hora de aprender conceptos nuevos, es una etapa de la vida en la que los hombres y mujeres se encuentran en la plenitud de sus posibilidades de aprender. Pero no en forma de simple y mera repetición como ocurre con los niños de corta edad, sino mediante un aprendizaje de carácter más reflexivo que les permite aprender a través de sus experiencias personales y las de los demás.
Por este motivo, la primera estrategia en la educación del adulto debe consistir en llamar su atención y potenciar su capacidad reflexiva. A través de la educación básica, al adulto se le debe enseñar a comportarse de forma consciente y responsable, animándole a participar en actividades colectivas, con un trasfondo social.
Los aportes teóricos mencionados marcan la necesidad de establecer nuevas formas de mediar los aprendizajes con las personas adultas; así “resulta preciso sustituir la pedagogía de las certezas y de los saberes prefijados por una “pedagogía de la pregunta”, de la mejora de las preguntas y del “acceso” a las informaciones. En suma, por una pedagogía de la complejidad, que trabaje con conceptos transversales, abiertos a la sorpresa y a lo imprevisto”. (Assmann, 2002, p.32)
Las estrategias de enseñanza para adultos parten de la premisa de que éstos aprenden de manera distinta a los niños y jóvenes, y esto también se aplica al área de e-learning o aprendizaje remoto. Este es el primer paso que todo instructor o formador debe entender para la elaboración de sus materiales de aprendizaje así sus técnicas, tecnologías y metodologías. Sin embargo, en las instituciones educativas en Panamá, el trabajo cooperativo aún está poco vinculado a la práctica pedagógica, aún predomina el aprendizaje y evaluación individual del conocimiento (Morales-Maure, et al., 2018).
Por otro lado según Morales, et al. (2019), la reflexión en docentes adultos, con años de experiencia se debe abordar sobre las habilidades didácticas y cognitivas requeridas para la enseñanza, en un contexto-país y desde el aspecto de la formación del docente en servicio, este tipo de investigación - Acción son: positivista, interpretativo y crítico, se propone la interpretativa a los fines de diagnosticar la situación actual (realidad social construida) en las actividades propuestas por los profesores (adultos con años de experiencia); así como sus reflexiones y testimonios en primera persona. También el estudio recupera los factores contextuales (locales y organizacionales). En resumen, este tipo de metodología de investigación - Acción pretende aplicar mejoras en la práctica docente (con años de experiencia) mediante un proceso interactivo de intervención-evaluación-análisis crítico o reflexión basada en evidencias. En este caso dicha práctica se ejerce en el entorno y modalidad virtual de la educación, implicando al cambio en esta época de pandemia donde la educación ha tenido que ser modificada.
Conclusiones
Los adultos tienen un potencial muy parecido al de los niños y las personas jóvenes para aprender todo tipo de asignaturas y contenidos, encontrándose perfectamente capacitados para superar desde niveles básicos a enseñanzas superiores. Sin embargo, para garantizar el éxito en la formación de adultos es importante ajustar la enseñanza a sus características particulares y diferenciales.
La adultez se considera una etapa en la que se producen transformaciones psicológicas relevantes, un período de la vida (como en otras etapas) en el que se gana y se pierde, y donde, debido a la gran plasticidad de la edad, las pérdidas pueden quedar neutralizadas por las nuevas ganancias; una etapa, en suma, en la que, aunque no haya crecimiento, hay desarrollo y tiene sentido el aprendizaje que también puede ser optimizado mediante la educación.
En términos generales, es importante notar aquí el papel de la reflexión en el proceso de aprendizaje de las personas adultas bajo la teroría del aprendizaje trasnformacional, que sustenta que debe existir un proceso reflexivo que permita cambiar las ideas de las personas, por otras que sean más adaptadas a la compresión de la realidad. De no ser así la idea de un aprendizaje transformacional no tiene sentido y la persona se encontraría repitiendo mecánicamente ciertos procedimientos sin evaluar su utilidad real tanto como explicación de la realidad, así como posibilidad de predecir hechos nuevos.