Introducción
A partir de la declaratoria de pandemia provocada por el COVID-19 emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el consecuente inicio del confinamiento social para tratar de detener el avance del virus, trajo consigo devastadoras consecuencias en el campo económico, sin olvidarse del drama social circunscrito irremediablemente al número de decesos a nivel mundial. (Torres & Fernández, 2020)
La crisis sanitaria puso a prueba la infraestructura y calidad de los servicios médicos de todos los países, afectando en gran medida a la economía y a la sociedad en general, la pandemia también ahondo la crisis del sector petrolero, que se reflejó en una importante reducción del consumo de combustibles, con una clara afectación del precio del barril de petróleo, desatando un desequilibrio fiscal sobre todo en los países en los cuales los ingresos provenientes de la venta del petróleo son fundamentales en la elaboración y ejecución de los presupuestos estatales (Almeida, 2002).
En este ámbito abril del 2020, es identificado como “Black April”, para el sector energético y de hidrocarburos, sin duda alguna este periodo entrara en la historia como uno de los eventos más trágicos de la humanidad, sobre todo en los campos sanitario y económico por las enormes repercusiones que tiene a nivel global, dentro de estas particularidades sobresale la quiebra de innumerables empresas de todo índole, provocando una impresionante elevación del desempleo y subempleo, así como la disminución de la capacidad adquisitiva para adquirir todo tipo de productos y servicios, ahondando aún más la crisis, a la espera de que se produzca una profunda recesión económica como resultante de este escenario tan complejo (Osorio, 2020).
En los meses que ha durado la pandemia en 2020, el consumo de petróleo literalmente se ha hundido, con una disminución de aproximadamente en 22 millones de barriles por día (León Cedeño, et al., 2020), por lo tanto, el consumo de sus derivados también cayo drásticamente, sobre todo a partir de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambio el estado de alerta caudada por el coronavirus de epidemia a pandemia, es importante acotar que la industria del transporte tiene un consumo de alrededor del 70% de la producción de combustibles (International Energy Agency, 2020).
Con base al actual escenario imprevisto desde cualquier proyección provocado por la pandemia COVID-19, todos los sectores económicos han tenido repercusiones, eso sí se debe puntualizar que algunos en mayor grado que otros, alcanzando su clímax al momento que se tomaron decisiones relacionadas con el confinamiento adoptado por la gran mayoría de países a nivel mundial, en los cuales se prohibió la utilización de todo medio de transporte, así como el desarrollo de toda actividad productiva y comercial que genere aglutinamiento de personas; a excepción de las empresas y organismos estratégicos, considerados así por cada país que adopto esta medida para tratar de contener el avance del virus, pero con una gran repercusión sobre todo en los países de América latina y del Caribe. (CEPAL, 2020)
Las acciones que buscan contener el virus han logrado el objetivo de limitar los contagios a nivel mundial, pero son directamente proporcionales al impacto económico negativo para todos los países, el confinamiento social es una medida primordial de la salud pública de un país, pero inexorablemente aumenta la curva de la recesión económica (Aguilar & López-Leyva, 2021).
Por lo tanto, en las regiones emergentes como la nuestra, la afectación derivada por el coronavirus será muy negativa en el plano económico social, acotando que la región creció en apenas el 0,1% en 2019, de acuerdo con los pronósticos efectuados el crecimiento estimado para el 2020 estaba en alrededor del 1,30%, pero a raíz del desate de la pandemia se concluye que lo más probable es una profunda recesión económica. (CEPAL, 2020)
Luego de la contextualización realizada, se indica que el Ecuador sustenta fundamentalmente su economía en el precio del barril de petróleo, los ingresos provenientes de su comercialización en el mercado internacional son la principal fuente para la elaboración y posterior ejecución del presupuesto general del estado, la enorme repercusión provocada por la pandemia del COVID-19 y el consecuente confinamiento, desato la tormenta perfecta en Ecuador, ya que además de no contar con los recursos provenientes por la baja del precio del barril de petróleo, lo encontró sobre endeudado y sin reservas, desatando un pronunciado estancamiento de la producción y un casi inexistente comercio a todo nivel, lo que profundizo aún más la crisis económica y social en el país. (Mena-Coronel, et al., 2021).
En este escenario y amparándose en la interpretación del artículo 169 del Código de Trabajo (Ecuador. Congreso Nacional, 2005), un sin número de empresas ecuatorianas despidieron masivamente a empleados y trabajadores de todos los sectores, que a junio de 2020 de acuerdo con las cifras del Ministerio de Trabajo se estima que se han perdido alrededor de 170.000 empleos formales a lo largo y ancho del país.
Otro aspecto de suma importancia para la afectación del poder adquisitivo de los ecuatorianos es la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario aprobada por la Asamblea Nacional y que permite que existan recortes en la jornada laboral hasta el 50% y en el sueldo hasta un 45%, aspecto que en teoría de acuerdo con la ley debe estar consensuado entre empleador y empleado, este acuerdo puede durar hasta un año, con renovación por una única vez de hasta un año más. (Ecuador. Asamblea Nacional, 2020).
En todo el mundo y en el Ecuador ningún sector estuvo preparado para asumir todos los efectos negativos provocados por la pandemia del COVID-19 y el consecuente confinamiento, por ende, las instituciones de educación superior no están ajenas a esta situación de carácter global, por lo que, todas las entidades educativas de nivel superior, a partir de la declaratoria del aislamiento social, tuvieron que elaborar una planificación contingente para desarrollar las actividades académicas basadas en clases virtuales (Corral & Meléndrez, 2020).
Las universidades y escuelas politécnicas del Ecuador, a través del Consejo de Educación Superior (CES) máximo organismo regulador de la educación superior, establecieron un reglamento para que las actividades académicas no se detengan a pesar de la pandemia, respetando a la vez el confinamiento decretado por el gobierno ecuatoriano a través del COE Nacional, de esta manera algunas instituciones a principios de mayo iniciaron un nuevo periodo académico. Es importante acotar que las universidades tuvieron que adaptarse en la marcha, para lo cual fortalecieron las plataformas virtuales y emprendieron procesos de capacitación sobre la utilización de estas, potencializando las competencias de los docentes y estudiantes en el proceso enseñanza aprendizaje virtual.
En las primeras semanas de mayo de 2020, en Santo Domingo, iniciaron un nuevo periodo académico la Universidad Regional Autónoma de los Andes, la UTE y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, con el denominador común de clases virtuales, en concordancia a la realidad del confinamiento provocado por la pandemia COVID-19 y directrices emanadas desde el COE Nacional y del Consejo de Educación Superior.
Según contactos iniciales establecidos con los directivos de las sedes de las instituciones de educación superior que operan en Santo Domingo, señalan que existe una disminución de estudiantes matriculados en un rango que va del 25 al 30 %, valor derivado y que responde principalmente a la profunda crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del COVID-19.
Materiales y métodos
El diseño de investigación no experimental es un estudio que se realiza sin la manipulación deliberada de variables y en el que solo se observan los fenómenos en su ambiente natural para analizarlos.
Se utilizó el método científico para la generación de ideas y evaluación de los hechos y fenómenos y de nivel teórico como el inductivo - deductivo y analítico sintético. Se amplía la explicación de los métodos a continuación.
El análisis es la operación intelectual que posibilita descomponer mentalmente un todo en sus partes y cualidades y así analizar la división en el pensamiento del todo en sus múltiples relaciones y componentes; mientras que la síntesis es la operación inversa al análisis, establece mentalmente la unión entre las partes previamente analizadas y posibilita descubrir relaciones y características generales entre los elementos de la realidad. (Gomez, y otros, 2017, p. 52)
Inductivo, momento del razonamiento a través del cual se pasa del conocimiento de casos particulares, a uno más general que refleja lo que hay de común en los fenómenos individuales. Permite la realización de generalizaciones; mientras que lo deductivo momento del razonamiento a través del cual se pasa de un conocimiento general a otro de menor nivel de generalidad. Permite la realización de inferencias deductivas, importantes para establecer conclusiones.
Respecto al uso del método a nivel empírico se considera al análisis documental como medio de orientación científica e informativa para realizar las consultas de la problemática en estudio. El tipo de muestreo que se utilizó es por conveniencia debido a la facilidad de acceso a los estudiantes de la carrera de Contabilidad de Uniandes sede Santo Domingo, modalidad presencial y semipresencial, quienes poseen características homogéneas y suministraron información valedera para la discusión del presente artículo. Gómez, et al. (2017), manifiestan “que en este muestreo el investigador escoge los elementos de la muestra atendiendo a su comodidad por el acceso a dichos elementos. Esto le garantiza a la accesibilidad a la muestra y menos costos en el acceso a la información”. (p. 73).
En la carrera de Contabilidad de Uniandes sede Santo Domingo, según el registro de Secretaría Académica existe un total de 146 estudiantes en ambas modalidades, razón por la que se prescinde utilizar la fórmula para la obtención del tamaño de la muestra ya que se tomó al total del universo investigado.
Finalmente, la técnica implementada fue la encuesta con su respectivo instrumento cuestionario, formado por un banco de preguntas relativas al estudio acerca del impacto económico en los estudiantes de la carrera de Contabilidad de Uniandes Santo Domingo, provocado por la pandemia COVID-19, y enviado mediante correo institucional otorgado por la Universidad.
Del total de estudiantes matriculados en el periodo mayo - septiembre del 2020 en la carrera de Contabilidad de ambas modalidades se obtuvo respuestas favorables por encima de la media, con una participación del 63% de alumnos, desconociendo las razones restantes del por qué no atendieron al requerimiento solicitado por la investigadora.
La tabulación de la información recabada fue realizada a través del Microsoft Excel, mismo que facilitó la creación de figuras estadísticas para la interpretación y análisis del impacto económico originado por la pandemia COVID-19 en los estudiantes de la carrera de Contabilidad de UNIANDES - Santo Domingo.
Resultados y discusión
El trabajo de campo es uno de los pilares más importantes para la construcción de la novedad científica, ya que la participación de la muestra representativa de la población permite acceder a datos y con base en los resultados obtenidos tomar decisiones que pueden ser fructíferas, preventivas o de otra connotación, todo ello dirigido a mejorar el accionar empresarial en el mercado de referencia. En el presente artículo se incluyen a estudiantes universitarios, puesto que la finalidad del tema es analizar el impacto económico ocasionado por la pandemia vigente.
Una vez receptada la información vía correo institucional se identifica que la modalidad presencial colaboró mayoritariamente con el llenado de la encuesta, cuyo porcentaje representa el 64,13%; en la modalidad semipresencial en un número de 33 estudiantes envío sus respuestas para describir su realdad en acápites posteriores. Otro aspecto importante es que la mayor parte de los estudiantes de la carrera de Contabilidad de Uniandes - Santo Domingo están cursando niveles inferiores o igual al sexto pues así lo corrobora 71,74% de los participantes.
Se evidencia una participación en el mercado laboral distribuido de la siguiente manera: 45,65% de estudiantes que trabajan en la empresa privada, el 11,96% se emplea en instituciones públicas, el 6,52% realiza sus actividades de manera independiente; sin embargo, se identifica un gran porcentaje de universitarios que están bajo las sombras del desempleo y que en cifras representa el 35,87%.
Se determina que actualmente la mayor parte de las empresas contratantes están operando parcialmente en un 26%, al 100% en teletrabajo el 22%, al 100% in situ el 9% y el 2% ha dejado de funcionar.
Definitivamente la pandemia originada por el COVID-19 afectó el estilo de vida de los estudiantes que participaron en este estudio, pues así lo dio a entender el 75% de encuestados al indicar que se encuentran muy preocupados por la economía de su hogar para el año siguiente, por otra parte, el 25% manifestó estar extremadamente preocupados por su situación financiera. Lo que genera tal preocupación, es la permanencia en el puesto de trabajo pues además de que al 100% (53 individuos) de personas que hasta la fecha se encuentran laborando se les ha reducido el sueldo, en su mayoría entre el 20% y 25% como condicionante para permanecer en la empresa donde ejecutan sus actividades laborales. Existe incertidumbre por los despidos ocasionados, pues las organizaciones han prescindido de los servicios en un rango de hasta de 10 trabajadores, correspondiente al 69.81%.
En lo que relacionado con las personas que se encuentran desempleadas, el 72,72% de los universitarios indicó que perdieron su empleo a causa de la pandemia originada por el COVID-19.
Por otra parte, el 64,13% de encuestados posee una deuda o préstamo importante, de los cuales el 69,49% corresponde a tarjetas de crédito y el 27,12% a créditos de consumo adquiridos antes de la pandemia. De estos el 100% de deudores han accedido a algún tipo de diferimiento o refinanciamiento de sus obligaciones financieras y ninguno de ellos se encuentra en posibilidades de pagar con total normalidad, pues la disminución de ingresos y pérdidas de empleo son factores que inciden negativamente en el cumplimiento de dichos convenios.
En cuanto a la continuidad de los estudios, indicaron que para cursar el semestre mayo - septiembre del 2020 recibieron ayuda económica por parte de familiares y que para el siguiente periodo la mayoría representada por el 30,43% accederá a algún préstamo personal, el 22,83% ampliará su línea de crédito, el 20,65% utilizará tarjetas de crédito, tan solo el 6,52% acudirá a recursos propios, mientras que el 19,56% tiene pensado dejar de estudiar.
Con los manifiestos recabados se sustentan las preguntas planteadas y se determina que existe una tendencia para generar emprendimientos a fin de mejorar el estilo de vida, la situación financiera y reducir los índices de endeudamiento adquiridos a causa de la pandemia que vino a vulnerar las condiciones socioeconómicas de la población.
La pandemia por COVID-19 a nivel global ha incidido en diferentes actividades del ámbito social, pues la presencialidad ha sido un complemento de la gestión laboral y del desarrollo socioeconómico de los sectores estratégicos, la Universidad Regional Autónoma de los Andes UNIANDES, a través de sus programas para la educación superior aporta significativamente a la culturalidad y profesionalización en el cantón y la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas pues la oferta académica en el área de contabilidad y auditoría es indispensable para que las MiPymes puedan disponer de una estructura técnica y de un manejo económico - financiero adecuado para garantizar la sostenibilidad en el mercado.
La universidad lleva algunos semestres utilizando la plataforma Moodle para el trabajo asincrónico y que los docentes han venido publicando tareas, foros, archivos, chats, evaluaciones, entre otros para que los estudiantes cumplan el parámetro de trabajo autónomo, lo cual ha facilitado la adaptabilidad a la educación virtual en épocas de pandemia. Un estudio auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México afirma que:
A nivel global, nacional y local, el impacto es similar a otras actividades humanas y también asume formas particulares por las características específicas de las actividades docentes, de investigación y de extensión de este nivel educativo. Los actores sociales que la conforman, estudiantes, académicos, trabajadores manuales y administrativos y autoridades, así como otros sectores de la sociedad que interactúan con universidades, colegios e institutos superiores y centros de investigación han tenido que hacer frente con premura y creatividad el reto de reorganizar sus actividades para dar continuidad al ejercicio de sus funciones sustantivas y para seguir atendiendo los retos y problemas que enfrentan desde antes de que estallara la crisis del COVID-19 (Ordorika, 2020).
La encuesta internacional de la International Asociation of University proporciona datos interesantes y que están asociados con el caso de estudio en UNIANDES Santo Domingo, pues se refleja que el 80% de las instituciones de educación superior nacionales e internacionales tuvieron un impacto negativo en los procesos de inscripción de estudiantes, especialmente en las privadas; menos de la mitad aseguran que no han recibido apoyo del gobierno para mitigar la crisis de la educación superior. Casi todas las instituciones de educación superior concuerdan que la pandemia por COVID-19 afectó la enseñanza aprendizaje presencial convirtiendo al ámbito tecnológico y pedagógico en un reto; el 60% reporta se ha incrementado la modalidad virtual a alguna forma de aprendizaje colaborativo; el 80% concuerda que las actividades de investigación, gestión y vinculación se han visto afectadas por la vulnerabilidad de contagios en el trabajo de campo.
El antecedente descrito demuestra que la comunidad universitaria a nivel mundial se ha visto afectada de una u otra manera, pues el cambio de modalidad de estudio de presencial a online, en algunos casos sin disponer de plataformas tecnológicas para su legado y sumado a la escasa preparación de la planta docente en ese campo, generó dificultades de aprendizaje e inclusive sectores sociales fueron excluidos por no disponer de los recursos económicos y tecnológicos para acceder a la virtualidad.
El mundo no estaba preparado para una disrupción educativa a semejante escala, en la que de la noche a la mañana escuelas y universidades del mundo cerraron sus puertas, apresurándose a desplegar soluciones de educación a distancia para asegurar la continuidad pedagógica. En este contexto global de emergencia. América Latina no es una excepción con apenas 1 de cada 2 hogares con servicio de internet de banda ancha y con ausencia de planes de contingencia para enfrentar el cambio del modelo presencial al modelo educativo a distancia, lo que impactado de manera inédita a todos los actores de la educación superior (Ordorika, 2020).
Para el caso específico de la carrera de Contabilidad de UNIANDES Santo Domingo de ambas modalidades de estudio cuyo objetivo plateado fue evaluar el impacto económico provocado por la pandemia COVID-19, se obtuvo que la mayoría de estudiantes tienen una alta participación en el mercado laboral distribuido en instituciones privadas, públicas y de manera independiente, quienes en algunos casos siguen operando de forma presencial y otros ejerciendo actividades pese a los meses transcurridos por teletrabajo, viéndose afectado su estilo de vida pues se evidencia una gran preocupación por su situación financiera, ya que así lo corroboran los resultados en donde el 75% de los educandos mencionan que existen problemas en la economía familiar.
El hogar ha surgido como una unidad socioeconómica fuerte, dónde el lugar de la familia está exclusivamente formado por padres e hijos, así como los miembros de la familia ampliada. Se reconoce que la familia tiene una responsabilidad fundamental en la socialización de sus miembros, en su educación, así como en el establecimiento de las normas sociales y los roles de género, donde los efectos de las fuerzas sociales que ejercen presión sobre la familia son dignos de mención. (Naranjo, et al., 2020).
Hay que considerar que el desempleo afecta a los estudiantes que buscan instituciones de educación superior que les permitan trabajar y cursar una carrera universitaria pues cifras de las perspectivas macro-economicas en el Ecuador exponen que: A septiembre de 2020, el desempleo afecta a medio millón de personas (7% de la población económicamente activa, PEA); 4,5 millones de personas bajos la categoría de subempleo, trabajador no remunerado y otro empleo no-pleno; y tan solo 2.5 millones de personas con empleo adecuado o con garantías sociales y económicas (32% PEA) (Ecuador. Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2020). Detrás de las dinámicas del mercado laboral sin duda están las dinámicas productivas antes señaladas. Un aspecto a considerar es que, si bien no existe una cuantificación exacta de las organizaciones informales, pero de acuerdo a información del INEC a 2019, 46% de las empresas estaban en el sector informal.
Los efectos de la pandemia en la familia y en la sociedad ecuatoriana de acuerdo con el artículo de los autores Naranjo, et al. (2020), y desarrollado en la Universidad Ecotec, establece que el impacto que ha causado la pandemia en las familias de la sociedad ecuatoriana, en primer lugar, se debe a que los jóvenes adultos deben salir a realizar diversas actividades elevando así el índice de contagios, así mismo los estudiantes de menores recursos no pueden continuar con su educación a través de medios digitales, ya que no todos los hogares ni centros educativos disponen de las herramientas, las capacidades y las tecnologías necesarias para operar en esta modalidad, todo esto ha provocado problemas psicológicos en las familias de estratos sociales bajos.
Según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe a 2020, se obtiene que un 52.2% de los hogares del Caribe y Latinoamérica tenían acceso a internet, mientras que un 44,7% disponían de recursos tecnológicos, so se desea implementar la modalidad de educación a distancia, se requiere que los maestros cuenten con una serie de habilidades y capacidades en lo referente a clases virtuales para los profesores del sector educativo, esto con el objetivo de volver más eficiente a las empleadas mujeres que representan un 69,8% y quienes al trabajar en casa cumplen doble función el de maestras y madres que relacionan a las actividades del hogar, de esta forma es evidente el uso de la tecnología, debido a que facilita el acceso a la educación online.
Respecto al endeudamiento de los estudiantes de la carrera de Contabilidad y que fueron objeto de estudio el 64,13% reflejan rubros por pagar en tarjetas de crédito y consumo, obligándoles a adquirir financiamiento para dar continuidad a los estudios pues dentro del grupo familiar el nivel de ingresos es bajo, durante el periodo académico mayo - septiembre de 2020 se refleja que los educandos accedieron a préstamos personales, amplitud de su línea de crédito, un grupo minoritario que ocupó recursos propios y una cifra representativa del 19.56% afirmó suspender los estudios como alternativa temporal.
Evidentemente la recesión económica ha afectado al sistema financiero nacional en su conjunto, pero, en general, se reconoce que ha mantenido un comportamiento bastante razonable que ha evitado mayores presiones recesivas. La cartera bruta (crédito) se ha expandido todos estos años, incluso hasta noviembre de 2020 se tuvo un crecimiento de 1.1% mensual; de igual forma los depósitos tuvieron variación anual de 10.8% La cartera vencida se ubicó en 3,9% en 2019 y hasta noviembre de este año estuvo en 2,8% en promedio, indicador aceptable, ya que, al cierre de octubre de 2020, el monto de alivios financieros frente a la crisis por la pandemia del COVID-19 fue de 9.496 millones.
En relación con la morosidad, esta se mantiene dentro de rangos adecuados. Al cierre de noviembre de 2020, la morosidad total se ubica en 2,83%. De tal forma que casi al finalizar el 2020, los principales indicadores de solvencia y liquidez se encuentran bajo parámetros razonables de desempeño, aunque una disminución de la rentabilidad. En ese contexto, los problemas de Ecuador van por el lado de los problemas de liquidez y capitalización del sistema cooperativo de ahorro y crédito de los segmentos más pequeños y los pocos avances en inclusión financiera, en la medida que cerca de la mitad de la población mayor de 14 años no tiene acceso a servicios financieros (García & Almeida, 2021).
Los argumentos antes redactados demuestran que la pandemia por COVID-19 no solo ha generado un impacto económico en la comunidad universitaria, sino en todos los sectores estratégicos y sociales, viéndose afectado el comercio, la manufactura, transporte, turismo, entre otros, con consecuencias irreversibles e incluso catastróficas. Desde esta perspectiva la educación superior ha tenido que adaptar su proceso formativo educacional a la realidad del mercado, pues es evidente la falta de condiciones para continuar con un ciclo universitario que cumpla las expectativas esperadas pues se han reducido los márgenes de tiempo para interactuar con los docentes y construir conocimientos sobre la base de la profesionalización, a esto se suma la escasa participación social e investigativa, pues la vulnerabilidad al contagio está latente y con tendencia incierta.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2020), el análisis que vincula a la educación superior con el COVID-19 y sus efectos sustenta: En general, no parece que el cambio de modalidad haya sido recibido muy positivamente. Parte de la desafección proviene de que el contenido que se ofrece nunca fue diseñado en el marco de un curso de educación a distancia, sino que intenta paliar la ausencia de clases presenciales con clases virtuales sin mayor preparación previa (Miguel Román, 2020).
Conclusiones
Analizar el impacto económico en los estudiantes de la carrera de Contabilidad de UNIANDES Santo Domingo, permitió identificar la vulnerabilidad social, tecnológica y monetaria existente para continuar con su formación universitaria.
La pandemia por COVID-19 ha afectado a todos los estratos sociales y ha cambiado el estilo de vida de la comunidad en general trayendo consigo inestabilidad, inseguridad y preocupación tanto en grupos familiares, alumnado, docentes y directivos.
El cambio de modalidad ha provocado una limitada interacción estudiantil y perceptualmente el proceso de enseñanza es poco satisfactorio. La crisis económica provocada por los altos índices de desempleo y reducción de masa salarial está ocasionando que la juventud suspenda su actividad de aprendizaje por los altos costos que implica la educación privada y que sumado a las escasas facilidades de pago de colegiaturas restringe consumar el objetivo de ser profesional.