Introducción
El problema de la diferencia o diversidad es abordado hoy por muchos como un valor necesario en el comportamiento social de los hombres, toda vez que ello permita educar: respeto, solidaridad, diálogo, amistad y capacidad para valorar a las personas por lo que son, en lo mejor que aportan a los demás y no en las diferencias que aun cuando es necesario reconocerlas, limitan las posibilidades de mantener relaciones interpersonales sobre bases solidarias y de respeto mutuo.
Diversidad es un concepto que lleva implícito en sí la distinción entre una cosa u otra, expresa la condición o atributo que distingue un objeto de otro, o una relación y aspecto de aquel con el cual se compara. En la doble atención, que implica la comparación, el acto racional del pensamiento no exige sólo, aunque precipitadamente tras ello vayamos, percibir lo común y homogéneo de los términos corporales, sino que requiere también tomar nota de lo diverso, que con la comparación misma se ofrezca, muchos de los errores en que declina el pensamiento humano proceden de esta precipitación y del afán inmoderado de prescindir de lo diverso.
La diferencia o diversidad ha estado a lo largo de la historia de la humanidad, en las diferencias políticas, culturales, ideológicas, económicas. Diversos son los regímenes políticos que ha vivido el mundo y diferentes son los hombres en cuanto a sexo y raza. Esta dimensión refiere, en su esencia, la diferencia humana psicológica, de género y conducta social que se evidencia, en el entramado social en que se vive. Es incuestionable que las diferencias generan desigualdades, conflictos injustos en muchos casos, pero en otros son elementos de riqueza, fuente de creatividad. ¿Qué sería de la humanidad si todos pensáramos o actuáramos igual?
Diversidad significa atender y considerar diferencias, pues la diversidad humana es un hecho real, objetivo, innegable e ineludible; por ello, resulta inadmisible e injusto etiquetar a algunos alumnos como “incapaces”, “insuficientes”, así como el hecho de dar igual tratamiento, a niños con niveles de desarrollo y necesidades muy distintas, y en ese sentido, la institución docente está en el deber de ofrecer educación de calidad para todos los alumnos.
En este sentido es necesario pensar en la atención a la diversidad desde la perspectiva de inclusión, a partir de considerar el humanismo, como elemento clave, y precisa además, estar al tanto que el mundo actual se caracteriza por un impulsivo progreso de la ciencia, la técnica y las tecnologías, pero igualmente el momento histórico ha significado para la humanidad, desigualdad de oportunidades, discrepancia, injusticia social, por ello, la educación está llamada a asumir un carácter más humanista e integrador, con mayor calidad para todos, una educación que facilite el desarrollo de todos; gratuita y obligatoria. La educación para la diversidad desde una perspectiva de inclusión tiene que ser hoy una de las mayores preocupaciones de maestros y profesores porque no es menos cierto, que las diferencias a veces aparecidas en el aula son causa de muchos problemas de las relaciones inter-personales y grupales.
Desde esta óptica, el dialogo y la lectura se convierten en alternativas eminentemente sociales y principales para conocer, comprender, consolidar, analizar, sintetizar, aplicar, criticar, construir y reconstruir los nuevos saberes de la humanidad y en una forma de aprendizaje importante para que el ser humano se cree una visión del mundo y se apropie de él y el enriquecimiento que le provee, dándole su propio significado.
En este sentido, la escuela tiene el deber de atender y posibilitar el desarrollo de las capacidades e inteligencia de los ciudadanos, esa es su misión; en ella descansa la responsabilidad de la formación de un pensamiento humanista como fundamento de la cultura general que alcancen los escolares como parte de su preparación para vivir y participar en el desarrollo de la sociedad en que habitan.
La reflexión y concreción del trabajo con la lectura y el diálogo en función de la educación inclusiva, no constituye una práctica cotidiana en las escuelas; en principio, asumirlo como reto, fundamentar la selección y el ejercicio formativo que esta labor supone, avalan la necesidad de valorizar desde el punto de vista pedagógico y didáctico su concepción como actividades integradoras al considerar sus valores.
Desarrollo
En el cumplimiento del derecho a la educación inclusiva, el artículo 24 de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006 establece incorporar en el sistema educativo el enfoque inclusivo en todos los niveles de enseñanza. Por tanto, las instituciones de educación superior deben asegurar el acceso, la permanencia y la graduación oportuna con ajustes razonables, la formación efectiva, el objetivo de la plena inclusión, participación plena y en igualdad de condiciones en la educación y aprendizaje durante toda la vida. A partir de entonces cada país implementa un conjunto de políticas asumiendo la ratificación del artículo) (Moliner, et al., 2020).
Desde este planteamiento y aunque de alguna manera se particulariza en la educación superior, queda evidenciado el papel que cada país y las instituciones docentes en particular deben jugar en cuanto a educación inclusiva refiere, pero también es necesario referir a la Conferencia Mundial, sobre necesidades educativas especiales celebrada hace aproximadamente 27 años en Salamanca (España) que al decir de Marchesi & Hernández (2019), fue un encuentro excepcional tanto por la participación masiva de representantes de los países de todos los continentes, como por el impacto a lo largo del tiempo de su Declaración final y de su Marco Acción. Es muy difícil encontrar en el ámbito educativo un proyecto de cambio que haya sido tan escuchado y que haya servido de referencia a tantas políticas públicas. Ahora bien, estas afirmaciones no deben hacernos creer que un encuentro y un acuerdo de estas características provoca un impulso transformador que conduce a alcanzar de forma casi inmediata gran parte de las metas señaladas.
Desgraciadamente, como la realidad no se cansa de manifestar, la situación suele ser muy diferente. La Conferencia Mundial de Salamanca marcó unos objetivos ambiciosos, pero es preciso posteriormente avanzar hacia ellos teniendo en cuenta las condiciones económicas, sociales y educativas, los recursos disponibles y el compromiso colectivo para realizar los cambios necesarios. En estos procesos de transformación de la sociedad y del sistema educativo se encuentran los principales desafíos.
Cuba es ejemplo en este sentido, por cuanto la atención a la diversidad esta entre los principales principios cuando de la educación moral o ética refiera, pues cada niño o joven demandan de esta atención, hay que aprender a conocer mejor a todos los individuos y dar el trato merecido. Precisamente, en la labor del educador esta constituirá una tarea de primer orden, una acción sistemática que no podrá olvidar cuando planifique o proyecte actividades docentes, extradocentes y extractases.
Actualmente, atender a la diversidad implica necesariamente verla desde la perspectiva de inclusión, por cuanto, al valorar la escuela inclusiva se hará desde la consideración de sus objetivos humanistas, como forma abierta, ideal, franca, socializadora, capaz de admitir la educación y el desarrollo de los niños. Por eso, la institución docente, deberá garantizar justicia, igualdad de oportunidades, instrucción en circunstancias más normales, a pesar de las divergencias del desarrollo de cada individuo.
El problema de la diferencia o diversidad es abordado hoy por muchos como un valor necesario en el comportamiento social de los hombres, toda vez que ello permita educar: respeto, solidaridad, diálogo, amistad y capacidad para valorar a las personas por lo que son, en lo mejor que aportan a los demás y no en las diferencias que aun cuando es necesario reconocerlas, nos limitan las posibilidades de mantener relaciones interpersonales sobre bases solidarias y de respeto mutuo.
De tal caso, se establece la escuela, como institución abierta a la diversidad, desarrolladora, la que simultáneamente socializa y garantiza atención diferenciada y personalizada a modo de responder a las necesidades educativas de los alumnos, donde por supuesto están contenidas también las más complejas, calificadas como especiales (déficits sensoriales, motores, verbales, intelectuales o los casos de talento relevante, asimismo de desventaja social o familiar, desajuste en aprendizaje o en la conducta) que aunque algunas son tratadas en Escuelas Especiales, los docentes de las escuelas generales deben conocerlas.
Pero, llevar a vías de hecho la integración de alumnos con necesidades educativas especiales o en el sentido más amplio del término: integración, es considerar lo señalado por Villanueva, & López (2018), “en el nivel de una filosofía de la historia, entendemos la propuesta de integración como inscrita en un proyecto real y pragmático en todas las áreas de la esfera pública mundial: economía, política internacional y continental, administración, desarrollo regional sustentable, instituciones gubernamentales y la educación, entre las más destacadas”- porque -como apuntan más adelante-“desde el nivel de la filosofía de la ciencia, el proceso de la integración se refiere a la condición de abordaje real de la hipótesis de la complejidad, en el predominio de la ciencia normal… que integración sea la actividad para realizar la hipótesis de la complejidad significa la fase de un acercamiento fundacional entre las ciencias bajo las categorías de interdisciplinariedad, multidisciplinariedad y transdisciplinariedad… en el desafío de la inconmensurabilidad”. Esta hipótesis, en tanto perspectiva gnoseológica, se promueve en la profesión docente actual desde distintas comunidades de investigadores, académicos y gobiernos nacionales como fundamento para el currículum, la enseñanza y el aprendizaje.
En este sentido y desde la posición de los autores del artículo que se presenta, la integración precisa de la creación de determinadas condiciones, entre las que destacan los cambios de actitud de la población hacia los escolares con esas necesidades y en particular hacia el proceso de integración desde la más extensa expresión de la palabra, la preparación del profesorado, de la familia y la comunidad, para el alcance de un ambiente favorable en las relaciones de todos, así como el fortalecimiento de la autonomía y autoridad de la escuela. Por ello, es indispensable que en la institución docente se posea una idea clara de que la diversidad existe, está presente en los escolares, de que deberá responsabilizarse con el desarrollo de todos y de la misma manera comprender que son diferentes, además, otros elementos que influyen en el desarrollo de cada alumno y para asegurar una educación de calidad, es indispensable el conocimiento del escolar y su entorno.
Es obvio pensar en los docentes como ente fundamental en este proceso de inclusión, independientemente del papel de otros actores, entiéndase la familia, la comunidad, y se vuelve a Villanueva, & López (2018), “ante esta trasformación del paradigma y de la cosmovisión, puede decirse que los profesores frente a grupo se encuentran inciertos al recurrir a los procesos de socialización. Señalamos que los profesores se enfrentan con problemas epistemológicos, ontológicos, teóricos, de investigación educativa, de teoría de la acción, con pocas posibilidades de lograr eficiencia en la aplicación de la metodología por proyectos, la enseñanza situada, el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje por descubrimiento, el aprendizaje servicio o el productivo y los centros de interés, por un tratamiento insatisfactorio de origen”.
Precisa destacar, que los maestros y profesores deben educar desde, con, en y para la diversidad y conseguir la inclusión de todos a partir del respeto a las diferencias, pero sobre todas las cosas reconocer la escuela inclusiva como una forma abierta, socializadora por excelencia, normalizadora, con intenciones humanistas.
Es necesario entonces, concretizar el hecho de atender a esa diversidad, crear y organizar nuevas y variadas formas para hacerlo, con una ajustada dirección de objetivos de forma diferenciada y personalizada desde la consideración que la inclusión está vinculada a otros términos y conceptos empleados en las ciencias de la educación y en bibliografía especializada, entiéndase: educación inclusiva o escuela inclusiva, educación de la diversidad, escuela abierta a la diversidad e integración escolar de niños con necesidades educativas especiales, y para ello el uso de la lectura y del diálogo será una de las respuestas, pues hacer de ambos una exigencia de cooperación, permitiría compartir sentimientos, emociones, valores, conocimientos.
Desde esta óptica, el diálogo y la lectura se convierten en alternativas eminentemente sociales y principales para conocer, comprender, consolidar, analizar, sintetizar, aplicar, criticar, construir y reconstruir los nuevos saberes de la humanidad y en formas de aprendizaje importantes para que el ser humano sepa del mundo y se apropie de él y el enriquecimiento que le provee, dándole su propio significado.
Referir a calidad educativa es pensar en una educación que tome en consideración la escuela desarrolladora, por supuesto inclusiva, en todos los niveles de enseñanza y en ese sentido, es necesario considerar cuestiones primordiales.
Marchesi & Hernández (2019), han hablado de “Cinco dimensiones claves para el progreso educativo y el avance en la inclusión” y en una de ellas refiere al valor de la cultura. Precisamente, la cultura, se instituye como elemento esencial en la vida de los seres humanos si se atiende a que gracias a ella nos hemos integrado, hemos crecido, establecemos nuestras normas de convivencia, valores, ella es sinónimo de conocimiento, sabiduría, instrucción.
En este sentido también ha señalado Marchesi & Hernández (2019), “las actitudes hacia los otros diferentes se manifiestan en distintas formas de relación (expulsión, segregación, asimilación o inclusión), en el lenguaje y en la comunicación. Lenguaje y conocimiento se estructuran mutuamente y reflejan nuestra visión del “nosotros” y de los “otros”. El lenguaje, además, articula las relaciones con los demás y transmite la percepción que nuestro grupo de referencia tiene sobre los demás grupos culturales o sociales”.
Estos modelos de representación social y sus correlatos discursivos se aprenden a través de las conversaciones, los ejemplos, los comentarios, las noticias, las películas, los medios de comunicación y un sinfín de actividades cotidianas vividas en la familia, en las escuelas y en las calles.
De tal caso, entonces conviene pensar y repensar en una de las formas más utilizadas por las personas para su crecimiento personal y cultural, forma que lleva implícito el diálogo, la conversación, los comentarios, y que también ayuda a desarrollarse, a ser mejores personas, a ir al encuentro con el otro y con los otros, sin dudas, se hace necesaria y urgente, una mirada a la lectura.
La respuesta a la pregunta ¿qué es leer? ha recibido decenas de respuestas de acuerdo con la óptica particular de los que han intentado hacerlo: especialistas en semiótica, psicolingüistas, pedagogos, psicólogos, sociólogos, políticos, teóricos de la literatura, bibliotecarios, promotores culturales, libreros, editores…sin embargo, casi todos coinciden en considerarla como la principal vía que tiene el hombre para recibir la herencia cultural acumulada por la humanidad; medio de apoderarse de los nuevos conocimientos.
Leer para Pérez (2016), “es una aventura colosal, inimaginable, telúrica, una aventura que lleva de venturoso cuanto en sí mismo encierra un acto tan lleno de misterio y suspenso como es el abrir por primera vez las páginas de un libro cuyo contenido apenas intuimos por su título o la nota de contracubierta y dejar que inicialmente nuestros ojos y luego todos nuestros sentidos se adentren en ese mundo imaginado-sugerido-apropiado-redescubierto que el autor (y sus editores) han destinado a otro alguien que ni siquiera conocen y cuyo gusto tratan de intuir, en un afán de enviarle un mensaje que tampoco saben si va a llegar y, de ser así, de qué manera será recibido. Es la misma sensación que se experimenta al sentarnos por vez primera frente a la página en blanco que luego se vestirá con la historia que de un remoto confín de nuestra mente pudo emerger”.
Para Marchesi & Hernández (2019), “la lectura es una práctica social situada y dialógica, un proceso interactivo y dinámico de construcción permanente que ocurre junto con el reconocimiento de lo otro, del otro. Justo en esta concepción de la lectura los dispositivos electrónicos móviles tienen un papel importante en el impulso hacia niveles más altos y dimensiones más complejas. Al hacer uso de la hipertextualidad y la multimodalidad, el lector se abre al reconocimiento de lo otro, y al establecer posibilidades de interacción se abre al reconocimiento del otro, lo cual enriquece su carácter de práctica significativa”.
Por ello, analizar las potencialidades que entraña el trabajo con la lectura en función de la educación inclusiva, es apreciarla como una construcción social que supone compartir sentidos, como cuestión de encuentros y no de alejamientos, pues precisamente, los alumnos asisten a la escuela entre otras cuestiones, para razonar, opinar, valorar, sobre la importancia del mundo que les rodea, de ahí la necesidad de que la institución docente juegue su papel en el descubrimiento y comprensión de la lectura para alcanzar esos objetivos.
Precisa destacar, además, que entre los beneficios que aporta la lectura para el alcance de la inclusión educativa, destacan el hecho de desarrollar habilidades de interacción social al intercambiar opiniones sobre lo leído, el practicar diferentes tipos de lectura donde la dialógica resulta clave, pues se tiene en cuenta los criterios de todos aunque sean diferentes y por ello, los ven como importantes.
En consecuencia, estudiar la problemática de la lectura implica abordar el funcionamiento del lenguaje en la interacción texto - lector; es decir, se hace imprescindible analizar y valorar qué aporta el texto y qué aporta el lector a ese proceso complejo, rico y dialéctico que es la comprensión de lo que se lee y por supuesto, implica atender a los diferentes tipos de lectura, entiéndase, lectura coral, compartida, creadora, entre otras, pero referiremos a la dialógica que por su esencia, resulta esencial en el objetivo del trabajo que presentamos.
Aceptar la idea de que la lectura es elemento fundamental en la formación integral del ser humano donde por supuesto, no escapa la educación para la diversidad con perspectiva de inclusión, es ver la necesidad de ofrecer variantes de ella. El criterio de clasificación más general es aquel que clasifica a la lectura por su forma de realización en lectura oral y lectura en silencio, sin embargo, es preciso considerar que la tipología de la lectura oral obedece a criterios metodológicos y al tipo de texto que se lee; dentro de esta clasificación está entre otras: la lectura dialógica.
Pero, ¿a qué se denomina lectura dialógica?
Para Ruiz (2019), la lectura dialógica “permite que el niño, mediante esta interacción con el texto interacción entre el niño y la persona adulta sobre el texto, hace que pueda comprender mucho mejor el texto ya que gracias a la interacción se interpreta y reflexiona sobre el mismo y por lo tanto, permite una mayor comprensión. Además, por otro lado, la lectura dialógica no solo puede emplearse dentro del ámbito educativo. Esta estrategia puede llevarse a cabo en cualquier lugar, adecuado para la lectura como puede ser en casa, los padres pueden leer a los hijos, pero cualquier otra persona y en otros lugares”.
Precisamente, de eso se trata cuando se trabaja en función de la inclusión educativa, pues en la lectura dialógica la comprensión lectora contiene todas las dimensiones de la acción dialógica, incluye tanto el proceso individual como el colectivo y compartido, por medio de las habilidades comunicativas que tienen las personas de dialogar sobre el texto.
Necesariamente y a partir de considerar las características de esta variante lectora, es posible emplearla para compartir los textos, donde no deberán faltar aquellos que hablan sobre personajes diversos, que actúan de formas diferentes, por lo cual en algunos casos son rechazados, pues tener en cuenta que todos somos diferentes, pero al mismo tiempo valiosos, que todos tenemos diferentes capacidades y que en ello radican nuestros talentos, que todos contamos con diferentes” inteligencias” necesarias para las distintas instancias de la vida, hace que el alumno pueda poner en ejercicio los valores de no discriminación, respeto, tolerancia y aceptación de su propia identidad y la de los otros.
Y un poco para confirmar el valor de la lectura dialógica fundamentalmente desde el objetivo que propone el presente artículo, es oportuno ir a Vargas, et al. (2020), quienes desarrollaron una investigación en relación con este tipo de lectura en la promoción de los perfiles cognitivos, emocionales y comportamentales en la primera infancia, y en el artículo donde presentan los resultados de la investigación reconocen el incremento significativo en los dominios de memoria y recuperación, lenguaje comprensivo y expresivo. Además de variaciones importantes en las competencias emocionales, como el reconocimiento y expresión de emociones. Así expresan en una parte de su informe, puntualmente, en este estudio se logró constatar que la lectura dialógica incrementa procesos cognitivos como el lenguaje expresivo y el lenguaje comprensivo.
La idea base de sus estudios, algunos de ellos desarrollados en poblaciones con diferente nivel socioeconómico y nivel de desarrollo de lenguaje, corresponde a que las prácticas de lectura mediadas por un adulto, y en las que necesariamente se establecen relaciones interactivas dando lugar a la participación de los niños y las niñas, son las que conducen a la optimización de las habilidades lingüísticas y cognitivas en la edad preescolar, y como se ha visto, su efectividad ha sido ampliamente comprobada.
Pero, si la diversidad significa atender y considerar diferencias, si se trata de una característica de la realidad humana, de una diferencia que todos tenemos la cual podemos y hemos de desarrollar, entonces, se impone educar valores para reconocerla y que en el procedimiento o técnica seleccionada está implícito. Es necesario, por tanto, determinar el trabajo con algunos valores que de por sí y en dependencia de la jerarquización dada contribuirán a su educación; por ello, en el caso que ocupa este artículo, la selección no puede ser otra, que el diálogo como valor.
En el diálogo con los demás y con nosotros mismos descubrimos las riquezas para la propia superación, el esfuerzo y el sentido de la propia vida. Dialogar ayuda a vivir en constante búsqueda de aceptación, comprensión y entendimiento con los demás, a que las relaciones entre las personas se fortalezcan porque en ocasiones un buen diálogo permite cambiar la opinión acerca de una persona o hecho, entender el porqué de la actuación de los hombres en determinados momentos de la vida y ayudar a quienes necesitan cambiar determinadas formas de conducta y en eso va la inclusión educativa.
En este sentido ha apuntado Escobar & Ramírez (2020), “todos los que participan en el diálogo estén abiertos a verse, sentirse, creerse, pensarse, identificarse a sí mismos en el flujo mismo de las palabras que se entrecruzan como preguntas y respuestas, como tesis y argumentos, como compartir de emociones y sensaciones, como fluido íntimo y vital”. La escuela debe proyectarse entonces, por la práctica sistemática del diálogo, ello permitirá un mejor manejo de las relaciones maestro-alumno y alumno-alumno.
Entonces, considerar al dialogo y a la lectura en esa interacción obligada, es coincidir con Maina & Papalini (2021), al referir que “la lectura puede ser pensada como una experiencia, lo que sucede al sujeto en un aquí y ahora en un momento determinado y más adelante continúa diciendo: La lectura atraviesa al lector y construye un lugar propio y subjetivo que puede ser amplificación de lo social. Esta forma de concebir la lectura es un aporte que puede nutrir nuevas formas de enseñarla, de propiciarla, de acercarse a ella”.
Precisamente, desde lo planteado anteriormente y a partir de considerar la necesaria educación en y para la diversidad y con el ánimo de potenciar la inclusión en la escuela, es ineludible posibilitar a todos los alumnos la experiencia de lectura dialógica y de buscar propuestas y experiencias que posibiliten encontrarse con lo diverso, para dialogar, opinar, intercambiar, para valorar, a partir del respeto de las distintas trayectorias y ritmos. La lectura, específicamente la dialógica y el diálogo, se instituyen como alternativas para prevenir la exclusión y resultan eficaces para dar respuesta a los cambios sociales.
Es importante señalar que aunque algunos de los textos que a manera de ejemplo se proponen llevan implícito el mensaje de respeto a la diversidad, pues de cualquier manera el solo hecho de sentir respeto por el otro, de compartir sus opiniones, aprender a respetarlas y valorarlas, dialogar y comunicar, es también otra forma de estimular un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, para que el escolar sea capaz de identificar mediante la lectura, aspiraciones, satisfacción de necesidades y cambios o adaptaciones al medio donde se halla, es otra manera de reconocer a la inclusión educativa.
Sin embargo, desde los estos criterios que se exponen en relación con el papel de la lectura para una educación inclusiva, no puede verse alejada de la época de la digitalización donde las TIC juegan un importante rol, por ello se vuelve al encuentro de lo asumido por Márquez & Valenzuela (2018), “nuestra investigación confirmó que las TIC tienen un gran potencial para el impulso y refinamiento de los procesos lectores, tanto desde sus aportes a las habilidades visuales y técnicas como a las habilidades estratégicas y cognitivas. Además, reconoció el potencial que ofrecen como espacio de representación, expresión e interacción de significados que van más allá del texto e involucran factores afectivos y sociales”.
La indagación nos permitió visualizar una perspectiva de la lectura referida más allá del objeto mismo de lectura: la posibilidad de una lectura más allá de las líneas, lo cual implica una formación no solo instrumental y cognitiva, sino una formación actitudinal y axiológica, de cara a los otros y a la realidad. Estamos ante la posibilidad de impulsar procesos lectores integrales, los que, además de involucrar habilidades visuales, técnicas, estratégicas y cognitivas, impliquen el desarrollo recursivo de habilidades afectivas y sociales en búsqueda de significados, construcción de representaciones, transferencia de conocimientos, solución de problemas e incluso búsqueda de acuerdos con otros lectores.
La lectura contribuye al desarrollo afectivo y cognitivo del educando, pues ofrece la posibilidad de utilizar diferentes tipos de textos y lenguajes, que responden a su proceso psíquico. Desde las diferentes etapas de la vida y en vínculo con los textos que cada una de ellas entrañan, se dan oportunidades para desarrollar la imaginación, el pensamiento, el afecto y el respeto por las personas.
De ahí que los textos para niños deben ser agradables y educativos: un sentimiento noble, una idea justa, son siempre hermosos expresados con un lenguaje asequible a ellos. Hay entonces que seleccionar literatura formadora de sentimientos, formadora de valores para enfrentar mejor la vida, que ayude a comprender que lo diverso es bello porque diversa es la existencia y diversos son también los personajes que en el mundo de la literatura están y que se han hecho ya eternos, porque las enseñanzas transmitidas han calado y servirán para las generaciones de las diferentes épocas.
Muchos personajes conocidos, gracias a la creación de excelentes autores, guían en ocasiones, para con lo que con ellos se aprende se pueda aconsejar al amigo o compañero que vive momentos difíciles, porque en ocasiones hay que ser optimistas y no cejar en el empeño. Es preciso, además, que los alumnos comprendan que el hecho de estar entre personas diferentes, compartir con quienes no tienen los mismos gustos, posibilidades e intereses, es una forma de hacer más bella la vida. Esta condición informa entonces de la necesidad de establecer los criterios de selección del texto en correspondencia con los temas de formación.
Igualmente, el encuentro con personajes literarios diferentes posibilita a los alumnos acopiar historias personales y hacerlas coincidir con lo narrado en los textos para concebirlas comunes y permitir encontrar puntos de identificación.
La confrontación práctica -sobre todo con maestros de experiencia- permitió acotar otros elementos metodológicos: los criterios para la selección de los textos, confeccionar el catálogo de lecturas que podrían incluirse en la escuela y la elaboración de alternativas didácticas para cumplir el propósito planteado.
En cuanto a los criterios de selección de los textos, se precisó que para lograr que estos favorezcan el proceso de enseñanza- aprendizaje del escolar deberán orientarse al desarrollo de la capacidad de atención y escucha; al diálogo, la educación emocional, y de sentimientos, permitir compartir momentos de enriquecimiento espiritual; el rescate de la sensibilidad atendiendo a los gustos y preferencias de los escolares así como la promoción de valores como: el respeto, la solidaridad, la aceptación y comprensión del otro.
Por tanto, considerar la selección de lecturas como ejercicio didáctico que favorezca y potencie la influencia hacia la conducta humana, desde el punto de vista de las condiciones intrapersonales e interpersonales, así como atender cuestiones tan importantes como el respeto a la diversidad o al otro, fueron asumidos en este trabajo como temas fundamentales, que definen un criterio de referencia esencial para cumplir tales propósitos.
Los textos seleccionados se escogieron a partir del criterio de los autores, después de consultar los Libros de Lectura que se utilizan de 1ro a 6to grados en la enseñanza primaria y luego de escuchar las opiniones de especialistas de la educación infantil y otros, que de una forma u otra se han relacionado con esta enseñanza.
La propuesta que se presenta, incluye textos que, en una buena parte, no aparecen en los libros habituales de clase, pueden encontrase lo mismo en soporte digital (Internet) como impreso y se han alternado obras tanto clásicas como contemporáneas, todo lo cual contribuye al mismo tiempo a la posibilidad de conformar un catálogo de lecturas que pueden utilizarse para la promoción lectora desde las actividades extraclase y a partir ellas estimular la búsqueda y selección de otras fuentes.
Propuestas de textos: un ejercicio a manera de ejemplo
Pippa Mediaslargas de Lindgren (1986), en Editorial Gente Nueva. La Habana.1986. Esta es la niña bondadosa, servicial, que ama la justicia y se opone a todo abuso de poder. Ella siempre está a favor de los débiles.
El patico feo de Hans Christian Andersen (Dinamarca 1805-1875) tomado de Había una vez de Herminio Almendros. La Habana. Editorial Pueblo y Educación, 1996-169p. Obra que logra conmover, en ella se aborda la temática del amor por las cosas buenas. Se pone de manifiesto el dolor, la crueldad, pero triunfa el bien sobre el mal.
Alonso (1991). Caballito enano. Cuento donde su personaje principal sufre de trastorno del crecimiento o enanismo, pero tiene potencialidades que permiten al final reconocer y aceptar que debemos exigir a cada quien lo que cada quien pueda dar.
De Amicis (2007). La sordomuda y Un rasgo generoso (Capítulos del libro “Corazón” de Edmundo de Amicis (1846-1908).
Horacio Quiroga. (1974) La gamita ciega de. Cuento donde los sentimientos de solidaridad y una buena acción están por encima de cualquier hecho.
Almada (2015). El niño del pelo blanco. Cuento que permite educar a los niños en el respeto a las diferencias, para ayudar a los niños a aceptarse. Este cuento fue enviado por Lic. Sonia Almada, psicóloga infantil y directora de ArAlma, un Centro Asistencial de Salud Mental.
Eluard (1989). Alita. Editorial Gente Nueva (1989), es un cuento que habla del amor, de una niña que quería volar y hace a los lectores comprender “que renunciar a un deseo que nos aleja de nuestro mundo y nuestra realidad es un acto de amor, que el egoísmo es lo más triste, que tener brazos para estrechar al amigo es más bello y que hablar es escuchar y comprender”.
Martí (2012). Bebé y el señor Don Pomposo de José Martí en La Edad de Oro. Cuento desde donde se aprecia la bondad de un niño ante su primo pobre.
Alonso Santamaría (2015). El perro Benavente. Poema corto para niños, poesía infantil de un perro con mucha personalidad porque no sólo los cuentos enseñan a los niños valores, también las poesías infantiles pueden hacerlo. Por ejemplo, esta, que nos habla de las diferencias como una gran virtud. El protagonista es Benavente, un perro diferente y muy particular.
El algoritmo general que se propone adopta especificidades según el alcance del objetivo para el contexto en que tiene lugar la actividad, así, el trabajo conjunto con maestros y el ejercicio metodológico de los investigadores permitió la elaboración de la propuesta que se presenta como parte de un ejercicio didáctico que toma en consideración entre otras cuestiones, la labor de la institución docente con respecto a la lectura con perspectiva de inclusión y que la hace en algunos casos limitada por cuanto se concentra en el contexto del aula y la elaboración de interrogantes para comprobar la comprensión de lo leído, lo cual no resta importancia a este aspecto pues sin comprensión no hay lectura efectiva.
En principio, las actividades que se realicen a partir de la lectura dialógica deberán ajustarse a las diversas formas de organización de la docencia (docente, extradocente y extraescolar) lo que permite la realización de acciones variadas en este sentido y ayuda a crear un ambiente favorable en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, sin embargo, cuando se refiere a la utilización de la lectura, fundamentalmente la dialógica, estas pueden incluirse de manera directa como actividades en que de manera intencional se priorice y optimice la esta lectura y el diálogo, o pueden resultar recurso, medio, para alcanzar los objetivos educativos que se propone. En este caso, se puede utilizar el texto en general, partes -capítulos, fragmentos, ideas- que promuevan la práctica lectora con perspectiva de inclusión, que a la vez provoquen la reflexión y el establecimiento de metas en los implicados.
Los objetivos deberán entonces orientarse a la educación del respeto y aceptación, a valorar y enjuiciar las actuaciones de los personajes de los textos seleccionados; permitirán mediante preguntas, que el escolar pueda explicar su importancia, valorar, asociar comportamientos que él asume y proyectar su transformación a partir de las propuestas de sus compañeros y las de él mismo, por ello, los textos que se seleccionen, responderán, a partir de los personajes que en ellos aparezcan, a los intereses que tiene la escuela inclusiva y específicamente a las dos dimensiones que ha declarado López (2011): búsqueda de una educación de calidad sin exclusiones por razones de raza, sexo, grupo social, religión o capacidad, o sea la escuela abierta a la diversidad y a la integración de alumnos con necesidades especiales en la escuela regular.
En relación con la última dimensión, ha generado no pocas controversias profesionales, pero necesidades educativas especiales no solo incluye a los escolares con limitaciones físicas, motrices, sensoriales, psíquicas o mentales, también es posible incluir a aquellos que sin presentar limitaciones orgánicas son de desventaja social, igual, a los aventajados o talentosos.
Deberán trabajarse textos perteneciente a cualquiera de los géneros literarios fundamentalmente el narrativo, que estén (Como ya se ha explicado antes)en soporte digital o impreso, clásicos o contemporáneo, lo más importante es que consideren al otro diferente Se tratará a partir del diálogo que se establezca después de estudiado el texto, de escuchar atentamente los criterios de los alumnos y su posición en relación con la actuación de los personajes, que sepan explicar en qué radica lo diferente, esto permitirá en buena medida saber, qué piensan. No se descarta que se incluya la búsqueda de información para ampliar los conocimientos que le ofrece la lectura.
La exploración de la práctica educativa como ejercicio fundamental en el proceso de investigación que sostiene este trabajo, permitió identificar regularidades del proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura en la escuela primaria. Desde la opinión de maestros, directivos, bibliotecarios, padres, consideran la lectura como elemento importante en la formación del escolar a partir de verla como una ayuda para mejorar la ortografía y como apoyo a los procesos de aprendizaje de otras asignaturas pero no la asocian como facilitadora de los procesos de socialización ni para el intercambio oportuno, que considera.
El intercambio con docentes, padres, bibliotecarios permitió apreciar aceptación en cuanto a las sugerencias de textos y temas propuestos, así como la forma de considerar el trabajo con la lectura desde su variante dialógica, en los diferentes contextos y espacios para el alcance de la escuela inclusiva.
Conclusiones
La lectura y el diálogo se instituyen como instrumentos imprescindibles para promover la formación de individuos autónomos, críticos, preparados para compartir, intercambiar, interactuar, aceptar al otro, con las competencias necesarias para aprender a aprender durante toda la vida.
La utilización de la lectura desde su variante dialógica y la selección de los textos, exige de los docentes de un profundo análisis, que les permita, no solo garantizar el empleo de alternativas que se correspondan con las necesidades de aprendizaje y de desarrollo de habilidades por parte de los estudiantes, en forma gradual y con carácter sistémico, sino que también, se consideren las potencialidades de este tipo de lectura y los contenidos de los textos que se trabajen, para el alcance de una educación inclusiva por la posibilidad de intercambio, respeto, nuevos entendimientos, reconocimiento del otro y de los otros y del potencial que tiene para ser utilizado en los contextos áulicos y fuera de estos.