Introducción
La lectoescritura se define como un conjunto de habilidades comunicativas que favorecen la construcción de significados y le permiten al individuo desenvolverse en su entorno social. Sin embargo, en todos los niveles de educación escolarizada se presentan dificultades en esta área y por lo tanto significa un gran reto la enseñanza de los procesos lectoescritores para los docentes, así como su aprendizaje en el caso de los estudiantes.
Esto se refleja en los resultados de las evaluaciones del Instituto de Estadística de la UNESCO realizadas a estudiantes de 7 a 14 años en el año 2017, en los que demuestra que seis de diez educandos no alcanzaron los niveles mínimos de competencia lectora. En Ecuador, los datos del Tercer Estudio Regional Comparativo Explicativo (TERCE), demostraron que los resultados de la evaluación aplicada a los niños de sexto grado para conocer el nivel de logros de aprendizaje en escritura, presentaron un promedio significativamente inferior en relación a los otros países evaluados; además, los mismos resultados se obtuvieron en lectura con la prueba Pisa aplicada en el 2017.
El estudio realizado en las instituciones educativas de la región de Puno con la finalidad de conocer el nivel de dificultad en lectoescritura, acogió una muestra de 120 estudiantes de seis años de edad, a quienes se les aplicó el Test de detección temprana de dificultades en el aprendizaje de lectura y escritura. Los resultados de la prueba reflejaron un 50 % de los niños con dificultades leves y un 7 % con dificultades severas en el desarrollo de habilidades como la conciencia silábica, fluidez verbal y discriminación de fonemas. El docente además de identificar el problema, puede aplicar programas que permitan al niño adquirir las habilidades de lectura y escritura según su ritmo y estilo de aprendizaje; en el caso de las dificultades severas se recomienda remitir al estudiante con un experto para una atención personalizada (Vilcanqui, 2019).
En la investigación para identificar la relación de la conciencia morfológica y morfosintáctica con las dificultades que presentan los niños en la lectoescritura; se trabajó con estudiantes que registraban en sus informes psicopedagógicos retraso de dos años en lectura y escritura, teniendo entre 7 y 17 años de edad. Los investigadores aplicaron el test PROLEC-SE en grupos de 10 a 12 participantes y únicamente se realizó de manera individual cuando evaluaron lectura; este instrumento permitió valorar varias dimensiones como el vocabulario, la lectura en voz alta y la ortografía, así como las conciencias fonológica, morfológica y morfosintáctica. Entre los resultados se menciona que la conciencia morfosintáctica es la que tiene mayor relación con las dificultades de lectura y los aciertos en la escritura. Mas, también muestran que todas las conciencias están vinculadas con el aprendizaje de la lectoescritura (Rueda & Medina, 2018).
La investigación realizada por Villegas (2018), con el objetivo de identificar los factores que intervienen en el aprendizaje de la lectoescritura en los niños de cuarto grado de Tasajera; utilizando el diseño no experimental descriptivo y la técnica de la encuesta mediante un cuestionario y cuatro actividades pedagógicas; en los resultados predomina la conciencia fonológica y el aumento del vocabulario como parte del proceso de aprendizaje, siendo necesario desarrollar estrategias que promuevan el reforzamiento de los procesos que intervienen en el aprendizaje de la lectoescritura, especialmente el reconocimiento de los signos de puntuación, la fluidez lectora y la identificación de letras y palabras.
El objetivo del estudio de Pascual-Gómez & Carril-Martínez (2017), fue comprobar la relación entre la comprensión lectora, la ortografía y el rendimiento académico al término de la primaria, participando 252 estudiantes entre 11 y 12 años de edad. Se aplicó el diseño correlacional utilizando un dictado para evaluar la ortografía y el test de compresión lectora de Ángel Lázaro para la comprensión. Se organizaron tres grupos en función de los resultados para establecer contrastes, obteniendo que una buena práctica en la comprensión lectora no certifica un adecuado desempeño en decodificación ortográfica.
El estudio de Álvarez-Cañizo, et al. (2020), realizado para investigar la fluidez y la comprensión lectoras en estudiantes de secundaria, utilizando el texto narrativo y expositivo, así como distintos tipos de oraciones (declarativa, adversativa y enumerativa). Presenta como resultados diferencias en la fluidez lectora según el tipo de textos y resalta que la fluidez continúa desarrollándose en los grados de secundaria.
Por otra parte, en Ecuador, el estudio realizado por Defaz, et al. (2016), para conocer la influencia de la inteligencia espacial en los aprendizajes de lectoescritura manejó un diseño cuanticualitativo, seleccionando como muestra a 85 estudiantes del tercer año de básica de la escuela fiscal Luis Stacey de la ciudad de Quito. Los autores aplicaron los reactivos psicológicos, Test de Raven y Test de análisis de la Lectoescritura (T.A.L.E.), llegando a concluir que el 60 % de los niños desarrollaron su habilidad visoespacial acorde a su edad y un 68 % de niños presentan escritura irregular y errores en sus escritos.
Asimismo, en Guayaquil, así como en todas las regiones del Ecuador, se realizó el programa de acompañamiento pedagógico en diversas escuelas públicas, organizado por el Ministerio de Educación para capacitar en estrategias de lectoescritura a los docentes que laboran en los grados de inicial, preparatoria y básica elemental, mas no están considerados los grados de básica media.
En consecuencia, el impacto de la investigación va direccionada a este subnivel, que comprende quinto, sexto y séptimo grados de educación general básica; el estudio se considera pertinente en base a los antecedentes que muestran las dificultades que pueden presentar los estudiantes para adquirir las habilidades de lectura y escritura, por lo que se busca establecer acciones que favorezcan el desarrollo de estos procesos. Además, este artículo posee utilidad metodológica al proporcionar información científica para futura investigaciones.
Valenciano-Canet (2018), define a la lectoescritura como los procesos que favorecen la construcción de significados mediante el vínculo que se establece con las experiencias previas, tanto personales como las relacionadas al entorno sociocultural; mientras que, Polo (2018), expresa que es una competencia fundamental que comprende la habilidad comunicativa y que su aprendizaje requiere de la motivación del estudiante y de la aplicación de estrategias de aprendizaje.
Para dar sentido o significado a la lectura, se debe tener conocimiento y experiencias previas que faciliten la adquisición de esquemas conceptuales en el área de estudio. Con relación a la escritura, esta implica procesos mentales complejos que buscan transmitir ideas a través de códigos o signos convencionales (Díaz & Price, 2012); además, favorece el desarrollo de la creatividad, la comunicación y la construcción de memorias de las sociedades.
Los procesos que intervienen en la lectoescritura son: el procesamiento fonológico, léxico, sintáctico y semántico. El procesamiento fonológico es la habilidad de identificar los diferentes tipos de unidades subléxicas para poder realizar la segmentación de letras, sílabas y palabras y luego combinarlas. Gutiérrez & Díez (2017), se encarga de la decodificación de palabras a fonemas, para pronunciarlas de manera correcta y darles un significado (González, et al., 2015). La conversión grafemas-fonemas forma parte de la lectura, mientras que transformar el fonema en grafema le corresponde a la escritura.
La conciencia segmental o segmentación de palabras permite establecer los límites de las palabras al conocer las unidades fonéticas que la conforman, de esta manera se tendrá una mejor comprensión de significados. La separación inadecuada de una palabra se denomina hipersegmentación, mientras que la unión de palabras que deberían ir separadas se conoce como hiposegmentación (Nicolaiewsky & Correa, 2009).
El procesamiento léxico facilita el reconocimiento de las palabras e interviene en la comprensión lectora; por consiguiente, el niño que no domina este proceso tendrá dificultades en la decodificación y en conocer el significado del texto. Existen dos rutas para el reconocimiento de palabras: la ruta léxica o directa, que conecta el significado de la palabra con la forma ortográfica, y la ruta fonológica o indirecta, que relaciona el grafema con el fonema para obtener el significado de la palabra. Es importante recalcar que la fluidez lectora se logra con la práctica, en consecuencia, los niños que más leen van a demostrar velocidad lectora, precisión en la decodificación, incremento de vocabulario y desarrollo de la comprensión (Caballeros, et al., 2014).
En cuanto al procesamiento sintáctico, comprende la estructura gramatical de la oración es decir, la disposición ordenada de las palabras según los tipos de oración, los tiempos verbales y la puntuación, para entender los sentimientos y puntos de vista (Liu, 2019). Por otra parte, la conciencia semántica relaciona las palabras entre sí para darle un significado global al texto dando paso a la comprensión lectora.
Para el desarrollo de las habilidades de la escritura, conviene trabajar la grafomotricidad, la ortografía y la composición escrita. La grafomotricidad comprende los signos gráficos realizados con precisión, es decir, el tamaño de la letra, la prensión del lápiz, el interlineado, entre otras; mientras que, las habilidades de la ortografía están relacionadas con los procesos de decodificación y de comprensión. Según Cassany (1990), la composición escrita desde el enfoque basado en el proceso aplica estrategias para generar ideas, organizarlas, evaluar y corregir el escrito.
Por otra parte, la Pedagogía Conceptual del psicólogo colombiano Miguel De Zubiría es un modelo pedagógico de tipo formativo, que promueve el aprendizaje significativo mediante el desarrollo de habilidades. Se sustenta en la psicología genética de Piaget y aborda los sistemas o enfoques afectivo, cognitivo y expresivo. La teoría de las seis lecturas basada en la pedagogía conceptual, establece niveles de lectura para desarrollar las habilidades lectoras, comprende: la lectura fonética, la decodificación primaria, secundaria, terciaria, la lectura categorial y la lectura metasemántica.
Complementar el trabajo de las seis lecturas con las técnicas de Freinet aporta libre expresión al modelo psicopedagógico. Freinet con su método natural refiere que se aprende realizando las acciones específicas, es decir, para aprender a leer se debe practicar la lectura, de igual manera, para aprender a escribir hay que practicar la escritura. Las técnicas de Freinet contribuyen al desarrollo de las habilidades comunicativas tomando en cuenta las necesidades y los intereses individuales del estudiante (Santaella & Martínez, 2017).
El objetivo del presente trabajo está direccionado a determinar el nivel de las habilidades de lectoescritura que presentan los estudiantes de educación básica media, según la percepción de los administrativos y docentes de la institución de Guayaquil, para fortalecer dichos procesos mediante el diseño de un modelo psicopedagógico. Por consiguiente, este estudio proporciona información de carácter científico, siendo una investigación documental y descriptiva; además, constituye un gran esfuerzo en la búsqueda de mejoras de los procesos de enseñanza y aprendizaje, específicamente en el desarrollo de las habilidades de lectoescritura.
Metodología
La investigación se desarrolla dentro de un enfoque cuantitativo de tipo aplicada, el diseño fue no experimental, puesto que no existió manipulación de la variable en estudio en la recopilación de datos y se aplicó el diseño tipo transversal, pues la información se obtuvo en una sola ocasión. Además, es una investigación de alcance descriptivo, basándose en la medición de las características del fenómeno en estudio.
Se empleó el muestreo no probabilístico por conveniencia, seleccionando a los participantes de una institución educativa ubicada en el norte de la ciudad de Guayaquil, de acuerdo a la disponibilidad de acceso. El grupo de estudio estuvo constituido por un total de 30 profesionales de la educación, siendo 25 mujeres (83 %) y 5 hombres (17 %) y teniendo el 33 % título de cuarto nivel (maestría).
La técnica utilizada para recopilar los datos fue la encuesta y el instrumento aplicado fue un cuestionario con 25 preguntas relacionadas a la variable lectoescritura y estructurada en 5 dimensiones: conciencia lógica y léxica, procesos sintácticos, procesos semánticos, escritura y composición escrita. Además, se utilizó la escala de Likert mediante el proceso de puntuación para facilitar la obtención y el procesamiento de los datos, teniendo 5 alternativas de respuesta: (1) Muy en desacuerdo, (2) En desacuerdo, (3) Ni de acuerdo ni en desacuerdo, (4) De acuerdo y (5) Muy de acuerdo.
De igual manera, se midió el instrumento con el Alfa de Cronbach y la prueba Omega de McDonald, alcanzando un alto coeficiente de confiabilidad al obtener valores superiores a 0.8, como se muestra en la tabla 1.
Por otra parte, los datos recolectados fueron ingresados a una matriz en Microsoft Excel con el fin de ser procesados y de realizar el análisis de tipo descriptivo. La encuesta aplicada a 30 profesionales de la educación de la institución educativa, permitió conocer la percepción sobre los niveles de lectoescritura en que se encuentran los estudiantes de educación básica media, con resultados tanto en forma integral como en cada una de sus dimensiones, que se detallan a continuación en las tablas de frecuencias y porcentajes, proporcionando una visión clara de las dificultades que presentan y de los procesos a reforzar.
Rango | Calificación | VD: Lectoescritura | |
---|---|---|---|
Frecuencia (f) | Porcentaje (%) | ||
0 - 46 | Inicio | 1 | 3 % |
47 - 73 | Proceso | 27 | 90 % |
74 - 100 | Logrado | 2 | 7 % |
Total | 30 | 100 % |
La tabla 2 muestra los resultados generales de la variable lectoescritura, siendo predominante el nivel de proceso con el 90 % de los estudiantes, mientras que el 7 % se encuentra en logrado y el 3 % en inicio. En consecuencia, se puede indicar que según la percepción de los encuestados la mayoría de los niños necesitan reforzar los procesos de lectoescritura, y también refleja que el 3 % podría requerir mayor atención para alcanzar el desarrollo de los procesamientos involucrados en la lectura y escritura.
Los resultados de cada dimensión de la lectoescritura se agruparon en la tabla 3, mostrando en porcentajes que la mayoría de los estudiantes se encuentran en proceso de desarrollo de las habilidades de expresión oral y escrita. De igual manera, al comparar los resultados del nivel de inicio se observa que predomina la dimensión Escritura, extrayendo que la mayor dificultad se presenta en la precisión en el escrito.
Calificación | Porcentaje (%) | ||||
---|---|---|---|---|---|
Conciencia fonológica y léxica | Procesos sintácticos | Procesos semánticos | Escritura | Composición escrita | |
Inicio | 3 % | 3 % | 17 % | 20 % | 17 % |
Proceso | 90 % | 67 % | 57 % | 77 % | 77 % |
Logrado | 7 % | 30 % | 27 % | 3 % | 7 % |
Total | 100 % | 100 % | 100 % | 100 % | 100 % |
Con referencia a la dimensión conciencia fonológica y léxica, los encuestados consideran que el 90 % de los estudiantes se encuentra en nivel de proceso, mientras que el 3 % está iniciando el desarrollo de estos procesos; por consiguiente, presentan dificultades para realizar la segmentación de palabras y el reconocimiento del número de sílabas, así como al leer omiten, agregan o repiten palabras.
En cuanto a la percepción de los encuestados de la dimensión procesos sintácticos, se evidencia que el 67 % de los estudiantes se encuentra en nivel de proceso y el 3 % en inicio. En esta dimensión de procesamiento, las dificultades se refieren a la conformación de las estructuras gramaticales, a los signos de puntuación y la fluidez lectora.
La dimensión procesos semánticos involucra la comprensión de textos, aquí se evaluó la identificación de las ideas principales, el parafraseo y las inferencias. Los resultados muestran un 57 % de los estudiantes en nivel de proceso, mientras que el 17 % está en inicio.
Por otra parte, los resultados demuestran que en la dimensión escritura el 77 % de los estudiantes se encuentra en nivel de proceso, el 20 % en inicio y el 3 % en logrado. Esta dimensión evaluó la fluidez y la exactitud de la copia; además, en el dictado se consideró la segmentación, la fragmentación y la ortografía de las palabras.
En relación a la dimensión composición escrita, muestra como resultado que el 77 % de los estudiantes se encuentra en nivel de proceso, el 17 % en inicio y el 7 % está en logrado. Se valoró el uso de vocabulario, pronombres, tiempos verbales, conectores temporales y de orden; también, la escritura de instrucciones con secuencia lógica y la aplicación del procedimiento de la producción escrita.
Frente a los resultados obtenidos, se desarrolló un modelo psicopedagógico (Fig 1) centrado en la formación del estudiante, considerando posturas de la psicología y la pedagogía, de tal forma que contempla los procesos de la mente y las estrategias que favorecen los aprendizajes.
El modelo psicopedagógico está dirigido a fortalecer la lectoescritura en los estudiantes que cursan la educación básica media, para ello se realizan actividades que se pueden realizar de manera individual como en equipos de trabajo, promoviendo el interés de los educandos. En cuanto a los docentes, el modelo servirá de guía para el trabajo áulico, brindando las oportunidades de expresión oral y de interacción social.
El diseño del modelo propuesto tiene como finalidad fortalecer las habilidades de lectoescritura abordando el desarrollo afectivo, cognitivo y expresivo del estudiante, de tal manera que puedan expresar sus sentimientos y exponer su creatividad y talento. Además, de facilitar herramientas que motiven el trabajo áulico, el aprendizaje colaborativo y la investigación.
Las bases que sustentan el modelo proceden de la pedagogía conceptual de Miguel y Julián De Zubiría, quienes se apoyan en la Psicología Cognitiva de la teoría psicogenética de Piaget. De igual manera, otro eje en el cual se fundamenta el modelo es el aprendizaje significativo de David Ausubel, quien considera que todo aprendizaje debe partir del conocimiento que posee el estudiante.
De manera específica, el modelo incluye la teoría de las seis lecturas de Miguel De Zubiría enfatizando el aprendizaje de estructuras para el desarrollo de las habilidades de expresión oral y escrita. Las lecturas son: fonética, decodificación primaria, decodificación secundaria, decodificación terciaria, lectura categorial y lectura metasemántica. Por otra parte, se rescata las aportaciones del método natural del francés Celestin Freinet, quien promueve la importancia de la escritura, la lectura y el trabajo en equipo.
El modelo está centrado en el aprendizaje de los estudiantes, aborda de manera sistémica las dimensiones afectivas, cognitivas y expresivas, que comprenden los aprendizajes para la vida, los conocimientos y la aplicación de lo aprendido, respectivamente, contribuyendo en la formación académica del educando, en el fortalecimiento de su autoestima y en su expresión creativa. Además, involucra procesos cognitivos y operaciones del pensamiento para promover las habilidades comunicativas, mediante la motivación y la aplicación de estrategias activas que incentiven al estudiante a practicar la lectura y la escritura.
En cuanto a las actividades de aprendizaje, las lecturas están agrupadas siguiendo el ordenamiento procesual de la teoría de las seis lecturas, trabajando los procesos cognitivos y lingüísticos que corresponden al nivel de lectura, considerando las oportunidades de interacción y las prácticas contextualizadas que brindan las técnicas del método natural de Freinet. Por consiguiente, se prioriza la evaluación formativa sin descartar la sumativa, la autoevaluación y la coevaluación; de igual forma, la aplicación de los instrumentos de evaluación como: rúbricas, portafolio de evidencias y lista de cotejo.
De acuerdo a los resultados presentados, se determinó el nivel de las habilidades de lectoescritura que presentan los estudiantes de educación básica media, según la percepción de los administrativos y docentes, demostrando que los niños necesitan fortalecer sus conocimientos en lectura y escritura, por tal motivo se deben buscar mecanismos que faciliten el aprendizaje activo y participativo, combinando la teoría con la práctica. Por consiguiente, es fundamental la comprensión de los procesos de la lectoescritura para la construcción de intervenciones educativas (Axelsson, et al., 2019), teniendo el docente la responsabilidad de capacitarse y reflexionar acerca de sus prácticas pedagógicas, así como involucrar los procesos motivaciones en el aprendizaje de la lectoescritura.
La dimensión conciencia fonológica y léxica presenta un 90 % de los estudiantes en nivel de proceso y un 3 % en inicio, demostrando que necesitan reforzar la segmentación de palabras y la lectura continua. La investigación de Villegas (2018), muestra que los niños de cuarto grado tienen dificultad en el conocimiento alfabético; además el 50 % no distingue los fonemas y carece de vocabulario. Hay que recalcar que los resultados confirman la necesidad de trabajar el procesamiento fonológico y léxico, puesto que si el estudiante no domina estos procesos tendrá dificultades para adquirir otros niveles de lectura y escritura.
En la dimensión de procesos sintácticos el 30 % de los estudiantes está en nivel de logrado, teniendo esta dimensión una mayor tasa de porcentaje si se compara con las otras dimensiones. El proceso sintáctico involucra las estructuras gramaticales y los signos de puntuación, los cuales facilitan la comprensión de lo que expresa el texto (Liu, 2019). Según Villegas (2018), el 87.5 % de los niños de cuarto grado ignoran los signos de puntuación cuando leen, mientras que Álvarez-Cañizo, et al. (2020), sugieren atender la precisión, la velocidad y la prosodia en la educación secundaria para mejorar la fluidez lectora. Esta dimensión también comprende la fluidez lectora, siendo la habilidad que involucra la velocidad y precisión lectora acompañada de la correcta expresión. La práctica de la lectura mejora la fluidez, la comprensión e incrementa el vocabulario (Caballeros, et al., 2014).
Los resultados de la dimensión de procesos semánticos son semejantes al estudio de Pascual-Gómez & Carril-Martínez (2017), quienes aplicaron una evaluación de comprensión lectora a 252 estudiantes de 11 y 12 años de edad, mostrando que el 15 % se encuentra en nivel alto, el 66 % en el nivel próximo a la media y 19 % están debajo de la media. Los procesos semánticos abarcan la comprensión de textos que posibilita la capacidad de extraer las ideas principales, realizar parafraseo e inferencias. Por consiguiente, el dominio de los elementos léxico-semánticos permitirá al lector relacionar los significados de las palabras y así llegar a la comprensión.
Con respecto a la dimensión de escritura, los resultados demuestran una mayor complejidad para alcanzar el desarrollo de estos procesos, con el 77 % de los estudiantes en el nivel de proceso y el 20 % en inicio. Resultados semejantes refleja la investigación de Defaz, et al. (2016), con un 68 % de los estudiantes de tercer grado de escuela que presentan escritura irregular, errores de sustitución, omisión, unión y fragmentación. Esto debido a que sólo escriben cuando indica la maestra y cuando tienen que contestar preguntas en el texto (Bernal-Pinzón, 2017). En consecuencia, la práctica educativa debe cambiar para brindar al niño un aprendizaje significativo, que despierte su creatividad y le brinde la oportunidad de expresar sus ideas. Para ello, es necesario el reforzamiento de la conciencia fonológica (Gutiérrez, 2018), puesto que el dominio de las habilidades básicas es primordial en el aprendizaje de la escritura.
La dimensión composición escrita muestra un porcentaje alto (77 %) de estudiantes que se encuentran en proceso de alcanzar las habilidades correspondientes a esta dimensión, mientras que el 17 % está en nivel de inicio. Para realizar una buena redacción hay que considerar cuatro elementos que intervienen en la expresión escrita: la composición del texto, la gramática, el tipo de texto y el contenido (Cassany, 1990); por tal motivo, es importante que el docente utilice un modelo con estrategias innovadoras en sus clases, así logrará que sus estudiantes piensen, organicen sus ideas, elaboren esquemas y revisen el escrito.
Conclusiones
En el presente trabajo de lectoescritura, los resultados de la variable y de sus dimensiones, permitieron determinar el nivel en que se encuentran los estudiantes de educación básica media considerando los aportes de los docentes y los administrativos de la institución educativa en estudio, los cuales reflejan la necesidad de reforzar los procesamientos que intervienen en la lectura y escritura, por lo que se diseñó un modelo psicopedagógico como alternativa de solución y que se aspira presentar resultados en un próximo artículo.
Como limitación de este trabajo, se puede mencionar que debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19 no se logró trabajar con los estudiantes, por lo que se considera necesario realizar nuevas investigaciones, especialmente con la intervención directa de los educandos y ejecutar un seguimiento del desarrollo de sus habilidades de lectoescritura en los siguientes años.
También se sugiere priorizar la capacitación y formación de los docentes de educación básica, para que apliquen metodologías que abarquen los procesamientos de la lectoescritura incentivando al estudiante a practicar la lectura y la escritura.