Introducción
La educación es un proceso esencial y necesario para la formación integral del individuo; este proceso por su importancia para el desarrollo de personalidades equilibradas y competentes debe iniciar desde los primeros años de vida. Según expresan Vega-Olivo y Venera (2018), “desde temprana edad, resulta esencial contribuir a los procesos de aprendizaje y socialización que le servirán al niño de base para construir su identidad como ser individual que, al mismo tiempo, forma parte de un contexto social donde debe convivir y participar en diferentes escenarios”. (p.1)
La educación es un factor clave para alcanzar la formación de ciudadanos capaces de enfrentar los retos de la vida personal, laboral y social, que imponen el actual contexto caracterizado por los avances científicos y tecnológicos, en aras de alcanzar el progreso individual y de la sociedad.
Esta realidad hace que los procesos educativos estén en permanente perfeccionamiento para estar en correspondencia y dar respuestas a las nuevas necesidades sociales; en tal sentido, se buscan las mejores alternativas pedagógicas que contribuyan al desarrollo de personalidades proactivas, independientes, reflexivas y críticas.
Con este propósito se diseñan modelos pedagógicos fundamentados en novedosas metodologías que sitúan al estudiante en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje otorgándole el rol principal en la construcción de su propio aprendizaje; sin embargo, existen métodos no tan nuevos que han sido dejados en el ostracismo o son poco conocidos y por tanto, casi nunca utilizados, como es el método Montessori, que aunque tiene más de cien años está fundamentado en principios similares a los del constructivismo, toda vez que se sustenta en la autonomía del aprendiz para llevar a cabo su propio aprendizaje, guiado por el docente quien se convierte en mediador y facilitador, y donde la ayuda entre pares es un factor clave para el aprendizaje significativo (Silva-Cajahuaringa, 2018).
Por otro lado, en la actualidad en nuestro país a pesar de las leyes, códigos y políticas educativas, la educación continúa estancada en el empleo de métodos tradicionales, no se ha empleado adecuadamente el porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) que el estado dedica a la educación, se aplican modelos pedagógicos foráneos sin ser contextualizados como concierne por lo que no responden a nuestras necesidades e intereses como nación (Herrera & Espinoza, 2020).
En correspondencia a todo los hasta aquí analizado surge la motivación del presente ensayo para recaudar información precisa que permita dar respuesta a preguntas tales como: ¿en qué consiste el método Montessori?, ¿qué beneficios representa para el desarrollo eficaz del proceso de enseñanza-aprendizaje?, ¿cómo contribuye a la formación de los escolares? a estas y otras interrogantes se pretende dar respuesta a lo largo del trabajo. Con este trabajo se procura revindicar la utilidad del método Montessori, en consecuencia, se declara como objetivo general, analizar la importancia de la implementación del método Montessori en la enseñanza básica.
En el transcurso del trabajo se generarán conocimientos a partir del análisis minucioso de documentos, con enfoques puntuales sobre este método y su implementación en la educación básica. Al mismo tiempo, se examinarán rasgos relevantes, beneficios y principios que, hacen posible entender de manera diáfana cuan útil es este método.
Teniendo presente estos aspectos el ensayo se estructuró en seis epígrafes; el primero relativo al estudio del origen y evolución del método de Montessori hasta nuestros días; en un segundo momento se realiza una aproximación a la noción de este método; un tercer apartado versa sobre los ambientes preparados, en el cuarto epígrafe se estudian los principios del método, seguido de un quinto acápite referido a sus beneficios y riesgos, y por último se abordan algunos elementos sobre su implementación en la práctica escolar de la enseñanza básica.
Metodología
La elaboración de este ensayo sigue la propuesta metodológica de Jara (2014) para trabajos de sistematización, válida para los estudios referativos. Esta metodología establece tres momentos o etapas principales:
Primera etapa. Exploración de la temática y categorías relacionadas con ella.
Segunda etapa. Reconstrucción e interpretación crítica de las experiencias y hallazgos obtenidos en la etapa anterior.
Tercer momento. Análisis de las categorías iniciales y emergentes, así como de sus respectivos hallazgos.
En la búsqueda de la información se emplearon las palabras clave, a saber: método Montessori, proceso de enseñanza-aprendizaje y ambientes preparados a través de los buscadores académicos.
Mediante los métodos de análisis documental y hermenéutico se analizaron, interpretaron y cotejaron los textos sobre la temática objeto de estudio y sus categorías afines, localizadas en libros, tesis de grado, ensayos y artículos científicos. Asimismo, se utilizó el método histórico-lógico para el estudio del origen y evolución del método Montessori.
Una vez vencidas las etapas propuestas por Jara se procedió a la elaboración de una base de datos con los resúmenes de los materiales bibliográficos analizados, la organización de las temáticas a tratar a través de un mapa de ideas y por último se elaboró el discurso escrito que conforma el presente ensayo.
Desarrollo
El método Montessori fue ideado, a finales del Siglo XIX y principios del XX, por la educadora y doctora en medicina italiana María Montessori. Este método fue creado con el propósito de propiciar la inclusión educativa de los niños y niñas con discapacidades y de barrios marginales de Roma (Gallardo-Mestanza, et al., 2021).
La Dra. Montessori desarrolló este método tomando como referentes investigaciones realizadas con un grupo de niños y niñas internados en un asilo psiquiátrico; de esta forma, crea un método de carácter pedagógico para contribuir a la educación de estos (Cossentino, 2017). A través de la experiencia observó que los infantes aprendían por medio de la acción y no solamente con el pensamiento, evidenció que el aprendizaje se logra mediante los sentidos; atendiendo a estas observaciones propuso la educación basada en la sensibilidad, postulando que los sentidos son la vía para desarrollar la inteligencia de los niños(as) (Silva-Cajahuaringa, 2018).
Este método dio paso a una filosofía de la educación, innovadora para su época, la cual se fundamenta en las capacidades potenciales del niño(a) para alcanzar su aprendizaje de manera autónoma y creativa. La creadora de este método recurre al potencial físico e intelectual de los escolares para propiciar el desarrollo integral de su personalidad; considera que el desarrollo del niño(a) se alcanza dándole libertad creativa y con el apoyo de padres y docentes (Burbano-Pantoja, et al., 2021).
En el año 1907 la Dra. Montessori fundó en Roma la primera institución dedicada a niños(as) discapacitados, con un enfoque más pedagógico que médico, implementando su revolucionario método. Trabajó con los niños(as) recluidos en asilos, que eran desarticulados de la enseñanza pública por ser considerados incapaces de aprender demostrando que si atendían en función de sus necesidades cognitivas podían ser educados; muchos de estos niños(as) aprobaron los exámenes de las escuelas públicas. En 1912 publicó el libro “El método Montessori” donde expone los fundamentos y resultados de este método.
Dados los resultados de la pedagogía sustentada en este método que favorecía la independencia cognoscitiva y desarrollo personal y social de los infantes, Montessori comprendió que podía ser generalizado para la educación de todo tipo de niño(a) y ya no solo fue aplicado con aquellos que presentaban discapacidades y marginalidad; experiencia que en las dos primeras décadas del pasado siglo XX se extendió por todo el orbe. Sin embargo, este interés decayó, siendo McCormick Rambusch quien nuevamente retoma esta teoría y crea en 1960 la Sociedad Americana Montessori en Norteamérica.
Actualmente el proceso educativo seguido a través del método Montessori es considerado un modelo educativo fundamentado en la concepción de una filosofía del aprendizaje y enseñanza, que alcanza las relaciones entre los pares y con el docente, el empleo de materiales didácticos específicos de apoyo, con una finalidad no solo educativa sino también social (Trilla, et al., 2001). Es por ello que, el trabajo desarrollado por Montessori se reconoce como la Filosofía Montessori.
Este método sigue siendo una vía eficaz para lograr el aprendizaje significativo de los escolares, aunque no utilizado suficientemente. Pero, ¿en qué consiste el método Montessori?. En el siguiente apartado se realizará una aproximación epistémica a la noción del método Montessori.
El método Montessori es “un método educativo, se caracteriza por la independencia, la libertad con límites y respeto por el desarrollo físico y social del niño” (Kayili & Ari, 2011, p. 2107). Tiene por objetivo liberar las potencialidades del niño(a) en un ambiente estructurado, formando así personas autónomas, independientes, ordenadas, empáticas, solidarias, críticas y con alta autoestima.
Según Gadotti (1998), el método creado convierte a la escuela en un espacio donde la inteligencia y la psiquis del niño(a) se desarrollan mediante el trabajo libre con materiales didácticos especializados.
Criterio compartido por Trilla, et al. (2001), que consideran que con este método se ayuda al infante a desarrollarse integralmente, potenciando sus capacidades intelectuales, físicas y espirituales. Este método concede vital importancia a la actividad del infante, el trabajo libre con materiales didácticos apropiados y el apoyo del adulto como facilitador, quien debe crear un entorno de aprendizaje según su ritmo y nivel de desarrollo.
La metodología fundamentada en el método de Montessori tiene como objetivos:
Desarrollar de manera fácil la personalidad única que posee el niño. María Montessori pensaba que a través de la participación que tenía el niño en el entorno, éste construía su personalidad, considerando así a cada persona como un todo integrado. Montessori creía que unos niños nacían más fuertes y otros más débiles.
Ayudar al niño a crecer feliz ajustándose a la sociedad tanto física como emocionalmente. Se le daba gran importancia a la autodisciplina, así como encontrar el equilibrio, esto se logra evitando la sobreprotección, el autoritarismo o demasiada permisividad.
Ayudar al niño para que desarrolle su capacidad intelectual plena. Según María Montessori existen diversas formas con las que podemos ayudar a los niños a desarrollar su potencial intelectual:
Permitir que los niños sean activos, aprendiendo de una forma sensorial de la realidad que les rodea.
Reconocer los periodos sensibles.
La motivación como factor importantísimo a la hora de aprender” (Britton, 1992).
De esta manera, se logra potenciar la autonomía del infante contribuyendo así al desarrollo de su personalidad.
También, es importante señalar que, el método Montessori se ocupa también de la inteligencia como servicio, de la armonía, el orden, del cuidado de los materiales, del cuidado de la higiene y el equilibrio del aula, de esta forma, se contribuye a desarrollar la responsabilidad del educando (Gallardo-Mestanza, et al., 2021); en correspondencia el docente puede diseñar y brindar diferentes estrategias con distintos enfoques para generar el aprendizaje autónomo, pero teniendo en cuenta que el objetivo del aprendizaje nunca cambiará.
Otro aspecto de singularidad de este método es el desarrollo de la capacidad natural para el aprendizaje del niño(a); precisamente, basada en esta idea Montessori (1966), define la mente de un niño como una mente que absorbe todo el conocimiento.
A través de este método trata a los niños como "exploradores naturales", dando a entender que el niño(a) es como un bárbaro que fue introducido repentinamente en un país de civilización, donde ve objetos y costumbres extraños todo el tiempo, ignorando sus nombres, sus propósitos y su relación, todo lo que va aprehendiendo paulatinamente. En otras palabras, lo que es completamente común para nosotros como adultos, para ellos en cambio se vuelve extraordinario y por lo tanto estimula su interés por el aprendizaje.
Para la aplicación de este método se concede especial atención a las condiciones áulicas; estas deben tener determinadas características, a saber:
Espacios para el trabajo individual de cada alumno(a) y en equipo.
Disponer de materiales didácticos y espacios específicos para el desarrollo de las diferentes asignaturas (Matemática, Lengua, Historia, etc.)
Decoración del aula con los trabajos de los propios niños(as).
Condiciones que propicien un ambiente armónico, ordenado y de paz donde los escolares puedan reflexionar y meditar.
En la filosofía Montessori un salón de clases es concebido como un espacio armónico, donde todo el escolar se sienta a gusto para aprender libremente de manera autónoma.
Sobre el tema Silva-Cajahuaringa (2018) expresa: “Un aula de clases debe ser un espacio integral y agradable para todos, donde se les entregue a los niños la libertad y la seguridad de educarse a ellos solos” (p. 14). A estos espacios se les denominan ambientes preparados donde cada elemento está diseñado para contribuir al desarrollo del infante.
Antes de continuar el análisis, es necesario diferenciar entre el ambiente preparador físico y el ambiente preparado psíquico, ambos necesarios para la implementación del método de Montessori.
Sobre el ambiente preparador físico, Espinoza & Ricaldi (2019), explican que este consiste en la organización del espacio donde se desenvuelve el escolar para que le sea más fácil el trabajo y la experimentación y en el cual se disponen los materiales y recursos para que pueda desarrollar sus habilidades cognitivas y sociales-afectiva, así como fomentar valores como la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad, entre otros.
Por otro lado, el ambiente preparado psíquico está dado por las condiciones para el desarrollo de las relaciones sociales sobre las cuales se construye la identidad individual y colectiva de los miembros del grupo (Mallett & Schroeder, 2015); este ambiente debe ser dispuesto de manera conjunta por diferentes especialistas, psicólogos, pedagogos, etc. teniendo en consideración la teoría de Vigotsky (1987), quien fundamentó el aprendizaje en la interacción social.
El método Montessori tiene como principal principio la libertad que se le da al infante para acceder al conocimiento mediante la exploración del mundo circundante. Es precisamente a través de los sentidos que el recién nacido explora y absorbe lo que está en el medio.
Esta manera natural de relacionarse con el medio ambiente y aprender de él es tenido en consideración por Montessori, quien estima que una vez iniciada la vida escolar del infante se deben mantener estas formas de relaciones naturales, dando libertad al escolar elegir cómo y qué aprender; corresponde al docente crear y posibilitar al niño(a) los ambientes preparados necesarios para favorecer su aprendizaje.
El cumplimento del principio de libertad fomenta las habilidades de independencia del infante, quien paulatinamente alcanza la capacidad de independencia cognoscitiva que les permite seleccionar las vías para apropiarse del conocimiento.
Como se puede apreciar, el principio de libertad da paso al segundo principio, la autonomía para que el escolar aprenda por sí solo; pero, para alcanzar esta autonomía del aprendizaje es preciso que el docente encamine de manera pertinente y adecuada la libertad.
Luego, el principio de libertad, no se trata del libre albedrío, es importante y necesario que esta libertad esté relacionada con la responsabilidad del niño(a), que sean conscientes de las consecuencias de los actos y sepan autorregular su conducta.
Estos dos principios, libertad y autonomía, requieren del infante la capacidad de autodisciplina. Podemos decir que, el método Montessori se fundamenta en libertad, autonomía y autodisciplina (Silva-Cajahuaringa, 2018).
Según Gallardo-Mestanza, et al. (2021), la filosofía Montessori no solo genera una educación inclusiva, también promueve nuevas formas y vías para educar y tributar ciudadanos capaces de integrarse a la sociedad. Opinión similar a la de Silva-Cajahuaringa (2018), quien argumenta que esta forma de enseñar además de propiciar conocimientos al escolar, también desarrolla habilidades de aprendizaje y de comunicación.
Por otra parte, Burbano-Pantoja, et al. (2021), estiman que otras de las bondades del método es su adaptación al ritmo y estilo de aprendizaje del educando, quien lo autorregula según sus características y toma sus propias iniciativas.
En este mismo orden de ideas, Troya-Félix, et al. (2017), consideran que el método Montessori concede autonomía al educando y estimula al aprendizaje natural aun fuera de los salones de clase. Según estos autores el objetivo de la educación básica infantil no debe consistir en propiciar al escolar información y datos académicos previamente seleccionados por el docente, se debe cultivar y fomentar en el alumno(a) el deseo natural de aprender. Al niño(a) hay que enseñarlo a aprender. Esta simple y profunda verdad inspiró a Montessori para buscar las reformas educativas (metodológicas, psicológicas, pedagógicas y de formación del profesorado) que permitieran al escolar la construcción de su propio aprendizaje.
Asimismo, Santorini (2013) valora que el método Montessori crea la capacidad de aprendizaje natural e innato de los niños a través de la absorción inconsciente y luego consciente de la realidad.
A su vez, el método Montessori permite el trabajo cooperativo entre los pares para solucionar los problemas que enfrentan, haciendo posible poner en práctica sus conocimientos y habilidades, en virtud de construir nuevos conocimientos de manera efectiva, dando paso al fomento de capacidades de participación social; además, ayuda a fortalecer el respeto por el medio ambiente.
También, este método evita los conflictos emocionales y el estrés del escolar a la hora de aprender, dado que se realiza como ya hemos señalado anteriormente de manera natural y ajustado a las posibilidades cognitivas del aprendiz (Santorini, 2013). Al mismo tiempo, este método contribuye a elevar la confianza y autoestima del educando, cualidad indispensable que todos deben tener para alcanzar una vida plena y feliz (Gruenberg, 1912).
De igual forma, el método es proactivo, por lo que es factible de ser utilizado de manera efectiva en actividades recreativas y lúdicas sin perder su carácter pedagógico, toda vez que el educando desarrolla sus habilidades y adquiere conocimientos, aspectos que pueden ser evaluados por el docente a través del desempeño del escolar.
Según Mallett y Schroeder (2015), al establecer la comparación del método Montessori con los métodos tradicionales empleados en el proceso de enseñanza-aprendizaje significan las ventajas que ofrece el primero para el desarrollo de las estructuras cognitivas del niño(a), la estimulación del aprendizaje autónomo, el fomento de las relaciones sociales y la autodisciplina y la flexibilidad al tratamiento del currículo dada la libertad del alumno(a) para acceder al conocimiento; mientras que, en los tradicionales prima la memorización y la reproducción, tratamiento rígido del currículo a cumplir y un mismo tratamiento metodológico para todos los estudiantes del grupo.
Pero, también alertan sobre los riesgos del método, a saber: no tener en cuenta temas importantes para la enseñanza del escolar al no ser del interés de éste, exceso de libertad, la adaptación al ritmo del trabajo de cada escolar puede retrasar el avance de toda la clase. Es por ello que, se requiere de la adecuada preparación del docente para que pueda cumplir con los objetivos del currículo sin dejar de ser flexible en su impartición y establecer límites a través de la autorregulación y autodisciplina del aprendiz.
El método Montessori fue diseñado para el trabajo con escolares discapacitados y marginales: pero, sus potencialidades para la instrucción y educación lo hizo trascender al sistema de enseñanza básica general.
Para su empleo efectivo en la educación básica general es necesario que el docente domine su metodología y características propias. Según Gallardo-Mestanza, et al. (2021), el método Montessori procura el cambio de paradigma de la enseñanza para mejorar el desempeño y rendimiento académico de los estudiantes, fomentando la capacidad de los estudiantes para responder a los estímulos educativos.
Es sabido que el ambiente escolar es uno de los factores que inciden en el desempeño escolar de los alumnos; de aquí, la necesidad de que los docentes creen los ambientes preparados con todas las características necesarias para que el estudiante pueda gestionar su propio aprendizaje (Labañino Pérez, et al., 2019).
Siguiendo esta misma línea de análisis, Gruenberg (1912); y Guamán Gómez, et al. (2020), enfatizan en la necesidad de que el docente esté para implantar esta metodología educativa especial, ordenada y sencilla, que les permita trabajar en los ambientes preparados. Las aulas que ponen en práctica el método Montessori se estructuran en grupos atendiendo a la edad del escolar, para así, promover la socialización, la asistencia mutua y el respeto. El principio básico debe ser la libertad del alumno, porque solo cuando existe libertad se ayuda a la creatividad intrínseca por naturaleza en el niño(a).
Es importante tener en cuenta que, un entorno preparado proporciona a los niños(as) diferentes oportunidades para construir sus conocimientos de la manera que ellos elijan y promueve un mayor grado de concentración sin interrupciones (Mallett & Schroeder, 2015); la idea es crear un ambiente adecuado, a través de este método, que permita que los estudiantes aprendan de forma independiente mediante el autodescubrimiento bajo la guía de maestros, que aprendan por ellos mismos lo que ocurre en la realidad.
Según menciona Santorini (2013), el método Montessori puede ser utilizado en la educación básica general, atendiendo a las características de cada grupo etario, enfatizando en el empleo de materiales didácticos específicos para cada uno de estos grupos de niños(as). Este autor también, señala que el uso de este método ayuda al docente a prestar la atención diferenciada que requiere cada uno de los grupos y cada uno de los alumnos de manera específica; los profesores puedan apoyar el desarrollo integral de sus discípulos mediante la colaboración y promoción de sus habilidades, girando en torno a las necesidades de cada estudiante según su edad.
Conclusiones
El método de Montessori fue diseñado originalmente para el trabajo con niños(as) discapacitados y marginales, pero sus resultados y potencialidades permiten que sea actualmente empleado en la enseñanza básica general.
Es considerado un método educativo, caracterizado por la independencia, la libertad con límites y respeto por el desarrollo físico y social del niño(a). Entre sus principales objetivos están: liberar las potencialidades del niño(a) en un ambiente estructurado y formar personalidades autónomas, independientes, ordenadas, empáticas, solidarias, críticas y con alta autoestima.
Para la implementación de este método se requiere de ambientes preparados, caracterizados por: 1) espacios para el trabajo individual y colectivo de los alumnos(as), 2) disponer de materiales didácticos y espacios específicos para el desarrollo de las diferentes asignaturas, 3) decoración del aula con los trabajos de los propios niños(as) y 4) condiciones que propicien un ambiente armónico, ordenado y de paz donde los escolares puedan reflexionar y meditar.
Entre los principios del método de Montessori se significan la libertad y autonomía, que requieren del infante la capacidad de autodisciplina.
Las ventajas de este método son: el desarrollo de las estructuras cognitivas del niño(a), la estimulación del aprendizaje autónomo, el fomento de las relaciones sociales y la autodisciplina y la flexibilidad al tratamiento del currículo dada la libertad del alumno(a) para acceder al conocimiento.
Entre los riesgos están, no tener en cuenta temas importantes para la enseñanza del escolar al no ser del interés de éste, exceso de libertad, la adaptación al ritmo del trabajo de cada escolar puede retrasar el avance de toda la clase.
El método Montessori puede ser utilizado en la educación básica general, atendiendo a las características de cada grupo etario, enfatizando en el empleo de materiales didácticos específicos para cada uno de estos grupos de niños(as); para ello se requiere de la capacitación de los docentes para apoyar el desarrollo integral de sus discípulos mediante la colaboración y promoción de sus habilidades.