INTRODUCCIÓN
En la actualidad, constituye un hecho irrefutable la naturaleza compleja y multicausal de las lesiones deportivas, así como sus repercusiones negativas para la salud y el rendimiento deportivo de quienes la padecen. Si bien la relación de los factores físicos y técnicos con las lesiones constituye un área de investigación muy difundida desde los primeros estudios hasta la actualidad, no ha sucedido de manera similar con los factores psicológicos, pues desde el inicio de las investigaciones en la década del 70, del pasado siglo XX, se han mostrado resultados divergentes que no han permitido el establecimiento de un criterio unitario, tanto así que, aún persiste un conocimiento poco profundo del tema en las prácticas profesionales, en el contexto deportivo cubano.
Desde la Psicología se aborda el estudio de las lesiones deportivas de manera diversa a pesar de que el "Modelo de estrés y lesiones" Andersen (1988) orienta las investigaciones. Si bien se reconoce por la comunidad científica que determinados factores psicológicos se relacionan con las lesiones, esta relación puede darse también de manera específica, ya que un mismo factor ha mostrado resultados diferentes en poblaciones distintas, según el deporte, el grado de especialización de los deportistas, los sistemas de entrenamientos y competencias, los instrumentos psicodiagnósticos, los procedimientos analíticos y otros muchos factores que no han permitido la sistematización teórico-metodológica de estas relaciones que, por demás, poseen un marcado carácter dialéctico.
No obstante, el desarrollo vertiginoso de la investigación científica sobre el tema ha propiciado la creación de líneas de investigación bien específicas, respaldadas por numerosos hallazgos de relevancia, los cuales han permitido que un grupo de expertos del Comité Olímpico Internacional arribara a un consenso general sobre los factores de riesgo, en el cual se reconoce el rol de los procesos psicológicos en la configuración de la vulnerabilidad a las lesiones Soligard, et al., (2016), además de otras publicaciones por grupos de expertos en el estudio de las lesiones deportivas DiFiori, et al., (2014); Herring, Kibler, Putukian, (2017); Schinke, Stambulova, Moore, (2018).
El presente estudio abarca las dos primeras líneas de investigación constituidas en la primera década del presente siglo XXI y definidas por Olmedilla y García-Mas (2009), abordando la relación entre factores psicológicos y la vulnerabilidad del deportista a lesionarse Berengüí-Gil, Garcés de Los Fayos, Hidalgo-Montesinos, (2013); (Berengüí-Gil, Garcés de Los Fayos e Hidalgo-Montesinos, 2013; Berengüí-Gil y Puga, 2015; González-Reyes, Moo, Olmedilla, Prieto y Blas, 2017; Johnson e Ivarsson, 2011; Zurita Ortega, 2014) y la historia de lesiones y su influencia en la psicología del deportista, Abenza, Olmedilla y Ortega, (2010); Ramírez, Alzate y Lázaro, (2010) Ríos, Pérez, Fuentes y De Armas, (2019).
La presente investigación intenta superar una de las falencias en este ámbito del conocimiento, identificada por Olmedilla, Prieto y Blas, (2011) en cuanto a que los investigadores han explorado más de 30 variables psicológicas diferentes en diversas investigaciones, donde la gran mayoría de autores estudiaron un total de tres factores, siendo menos frecuentes las investigaciones con cuatro o más variables. Para esto, se han tomado como referentes un grupo de estudios multidimensionales, los cuales han mostrado relación entre las habilidades psicológicas para competir y las lesiones, Berengüí et al., (2011); Berengüí et al., (2013); Berengüí y Puga, (2015); González-Reyes et al., (2017).
En el caso del estudio de las lesiones deportivas en el béisbol y, en específico, en los lanzadores, resulta más frecuente encontrar estudios donde se relacionan los factores físicos, biomecánicos y deportivos entre otros factores de riesgo Riff et al., (2016); Bohne et al., (2015); Fleisigy Riff (2012); Kraan et al., (2019), no obstante, existen investigaciones que estudian la relación de variables psicológicas con las lesiones en este deporte, pero en la mayoría de los casos forman parte de muestras heterogéneas donde están presentes otros deportes, Klenk, (2006); Schlierf, (2017); Schneider, (2015), por lo que los resultados no pueden ser sistematizados en cuanto a los lanzadores de béisbol.
A partir de lo anteriormente expresado, se diseñaron los siguientes objetivos:
Describir el estado de las lesiones, la ansiedad y las habilidades psicológicas asociadas a la ejecución deportiva en los lanzadores.
Comparar las variables psicológicas según el nivel competitivo de los lanzadores.
Relacionar el estado de las variables psicológicas con las lesiones.
Comparar las variables psicológicas entre lanzadores, según las variables relativas a la lesión.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación responde a un diseño descriptivo, transversal y correlacional. Las mediciones fueron realizadas a mediados de las competencias nacionales de cada uno de los tres equipos. Se trabajó con una población de 34 lanzadores de béisbol, abarcando la totalidad de los integrantes de los equipos sub 18 (10), sub 23 (14) y de 1ra categoría (14) de la provincia Villa Clara, los cuales presentaron una edad cronológica entre 16 y 33 años (M= 22.44; DT= 5.05) y una experiencia deportiva entre 6 y 21 años (M= 12.12; DT=4.01).
Técnicas e instrumentos
Cuestionario sobre aspectos deportivos y lesiones fue aplicado para identificar el comportamiento de las lesiones en la población objeto de estudio. Ha sido elaborado por Olmedilla, García y Martínez (2006). El mismo recoge información relacionada con el historial de lesiones, la cantidad de lesiones sufridas, la gravedad de las mismas y el contexto en que estas ocurrieron.
Inventario de ansiedad rasgoestado (IDARE) es la versión al español del State-Trait Anxiety Inventary (STAI) de Spielberger (1983) , Spielberger (1994), la cual constituye una prueba para la investigación de dos dimensiones diferentes de la ansiedad: la llamada ansiedad como rasgo y la llamada ansiedad como estado, en sujetos adultos sin síntomas psicopatológicos. En este caso, solo se empleó la subescala ansiedad-rasgo.
Competitive Sport Anxiety Inventory Csai-2 Martens et al., (1990), en su versión al español (Márquez, 1992). El mismo está formado por 27 ítems de respuesta tipo Lickert. Los ítems se encuentran distribuidos en tres subescalas que miden ansiedad cognitiva, ansiedad somática y autoconfianza. Para esta investigación, se trabajó con la puntuación total de la ansiedad alcanzada por cada deportista.
Para la evaluación de las variables psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo, se empleó el Inventario psicológico de ejecución deportiva (IPED). Este instrumento se basa en el trabajo de adaptación y baremación de Hernández (2007). Constituye la adaptación del Psychological Performance Inventory (PPI) de Loehr (1986) y está constituido por 42 ítems, agrupados en siete escalas de respuesta tipo Likert). Las escalas son: autoconfianza, control de afrontamiento negativo, control de la atención, control visual e imaginativo, nivel motivacional, control de afrontamiento positivo y control actitudinal.
Se empleó la estadística descriptica e inferencial, aplicando pruebas como la media, desviación típica, asimetría y curtosis, teniendo en cuenta, además, las frecuencias de aparición de las variables relativas a la lesión mediante %. Se comprobó la normalidad de los datos mediante la prueba Kolmogorov-Smirnov, específicamente para las variables psicológicas. Se aplicó la prueba correlacional de Pearson para identificar la relación entre las variables relativas a las lesiones y las variables psicológicas. Se aplicó la prueba Anova de un factor para comparar las variables psicológicas entre los lanzadores de distintos niveles competitivos y atendiendo a la cantidad de lesiones sufridas. Se realizó la prueba T para dos muestras independientes para comparar el estado de las variables psicológicas entre los lanzadores que se han lesionado y los que no han sufrido lesión. Además, se empleó con el mismo objetivo, en función de la gravedad y el contexto donde ocurrieron las lesiones. En todo caso, se consideró un nivel de significación estadística del 95 % (p≤.05). Para este análisis estadístico, se empleó el paquete informático SPSS para Windows (versión 22.0, SPSS Inc.).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 1, se describe el comportamiento de las lesiones deportivas en los lanzadores objeto de estudio, resultando notable que la mayoría de estos se han lesionado en, al menos, una oportunidad y la competencia es el contexto de mayor incidencia. En la mayoría de los casos, las lesiones han sido de gravedad moderada, por lo que la afectación sobre el rendimiento deportivo y la salud física han sido discretas (Tabla 1).
En la tabla 2, se muestra que la ansiedad rasgo, el control de la actitud, la autoconfianza, el nivel motivacional y el control de afrontamiento positivo constituyen los puntos fuertes en el perfil psicológico de estos deportistas de manera general, mientras que la ansiedad estado en competencia, el control de afrontamiento negativo, el control de la atención y el control visuo-imaginativo son los puntos débiles. Se evidencia que los datos poseen una distribución normal (Tabla 2).
Media | DT | Asimetría | Curtosis | KS | |
---|---|---|---|---|---|
Ansiedad Rasgo | 44.35 | 4.98 | .59 | .63 | 1.07 |
Ansiedad Estado Competitiva | 53.00 | 10.09 | .49 | -.69 | .81 |
Autoconfianza | 26.82 | 3.36 | -.75 | -.63 | 1.22 |
Nivel Motivacional | 26.41 | 3.66 | -.78 | -.58 | 1.11 |
Control de la Atención | 24.21 | 2.97 | -.33 | .21 | .90 |
Control de Afrontamiento Negativo | 23.91 | 5.51 | -.56 | -.66 | .86 |
Control de Afrontamiento Positivo | 26.29 | 3.08 | -.75 | .18 | 1.15 |
Control Visual e Imaginativo | 25,94 | 4,23 | -,91 | 1,77 | .56 |
Control de la Actitud | 27,82 | 3.06 | -.55 | -.90 | 1.01 |
KS = Kolmogorov-Smirnov
La tabla 3 muestra que, solamente la ansiedad en competencia establece diferencias estadísticamente significativas entre los lanzadores, según el nivel competitivo, siendo notablemente mayor en los de menor experiencia y maestría deportiva. Los lanzadores de primera categoría experimentan menor ansiedad durante las competencias (Tabla 3).
ANSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT=Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
La tabla 4 muestra que la ansiedad rasgo y estado no se relacionan con el hecho de haberse lesionado. No obstante, la ansiedad rasgo establece una relación positiva con la cantidad de lesiones y la ansiedad estado con la gravedad y ocurrencia en competencias. Con respecto a las habilidades psicológicas, se puede apreciar su relación inversa con la ocurrencia de la lesión, exceptuando el control de la actitud. El control de la atención también establece una relación inversa con la gravedad de las lesiones. Estos datos permiten inferir que los lanzadores que presentan menos habilidades psicológicas son más propensos a lesionarse y que una mayor ansiedad se asocia a lesiones de mayor gravedad, lo que facilita su ocurrencia en situaciones competitivas (Tabla 4).
ANSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT= Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
La tabla 5 muestra las diferencias estadísticamente significativas en las habilidades psicológicas entre lanzadores que no se han lesionado y los que presentan antecedentes de lesiones, siendo congruentes con los resultados anteriormente expuestos. Los lanzadores que se han lesionado poseen una menor autoconfianza, nivel motivacional, control de la atención, control de afrontamiento negativo, control de afrontamiento positivo y visuo-imaginativo, pero no difieren en cuanto a la ansiedad rasgo y estado en competencia (Tabla 5).
ANSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT= Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
La tabla 6 evidencia que la ansiedad estado en competencia es mayor en los lanzadores que han presentado lesiones de mayor gravedad, así como el control de la atención y el control de afrontamiento negativo son significativamente menores en los deportistas que han sufrido lesiones moderadas, a pesar de que esta última habilidad psicológica no mostró relaciones significativas con la gravedad de las lesiones (Tabla 6).
NSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT= Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
La tabla 7 muestra que los deportistas estudiados que han presentado más lesiones durante su carrera, poseen una ansiedad rasgo más elevada y que la ansiedad estado en competencia es mayor, en la medida en que se acumulan más lesiones (Tabla 7).
ANSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT= Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
La tabla 8 evidencia que, tanto la ansiedad rasgo como estado son mayores en los lanzadores que se han lesionado durante las competencias, otorgándole una notable importancia al papel de esta emoción, en la diferenciación del contexto de ocurrencia de la lesión pues en las competencias, las tensiones psíquicas adquieren una mayor magnitud por la multiplicidad de factores potencialmente estresantes que intervienen en el desempeño del deportista (Tabla 8).
ANSR= Ansiedad Rasgo; AEC= Ansiedad Estado en competencia; AC= Autoconfianza; NM= Nivel motivacional; CAT= Control de la atención; CAN= Control de afrontamiento negativo; CAP= Control de afrontamiento positivo; CVI= Control visuo-imaginativo; CACT= Control de la actitud.
Los resultados sobre la alta presencia de lesiones y el estado de las variables psicológicas son similares a los obtenidos por Ríos, Pérez, Fuentes y De Armas (2019). Además, se logró constatar que solo la ansiedad-estado en competencia establece diferencias significativas entre los lanzadores según las categorías deportivas en estudio, evidenciando que los deportistas de menor nivel poseen esta variable en proporciones medias inferiores.
Respecto a la relación entre variables psicológicas y lesiones, se obtuvo resultados similares a los presentados por varios investigadores Berengüi et al., (2011); Johnson e Ivarson, (2011); Zafra, A. O., & García-Mas, A. (2009); Rivas et al., (2012); Zurita-Ortega et al., (2017) en cuanto a la ansiedad-rasgo, aunque con la particularidad de que en el presente estudio no se relaciona con el hecho de haberse lesionado, sino con la cantidad de lesiones sufridas, pues presenta mayor nivel de ansiedad como característica estable de la personalidad, incide en una mayor probabilidad de reincidir en lesiones, en estos deportistas.
La ansiedad-estado en competencia establece relaciones con la gravedad de la lesión y el contexto donde se producen. Si se tiene en cuenta que el contexto de mayor ocurrencia es el competitivo, en el cual los estresores de la actividad deportiva adquieren su máxima expresión, se puede justificar esta relación a partir de los presupuestos teóricos de Andersen y Williams (1988). Estos resultados son similares a los obtenidos en varias investigaciones precedentes en deportes y contextos diferentes (Olmedilla et al., 2006; Rivas et al., 2012; Prieto et al., 2015), no obstante, difieren de otros estudios como los realizados por Ramírez et al., (2010); Berengûi y Puga, (2015) y González-Reyes et al., (2017).
Otro grupo de variables, conformado por la autoconfianza, el nivel motivacional, el control de afrontamiento negativo, el control de afrontamiento positivo, el control visuo-imaginativo y el control de la atención se relacionan con el hecho de haberse lesionado de manera significativa e inversa, denotando que, a menor grado de estas, mayor es la cantidad de lanzadores que han sufrido lesiones. Además, es preciso señalar que, a menor nivel de control sobre la atención, mayor resulta la gravedad de las lesiones.
Con respecto a la autoconfianza, su relación con las lesiones resulta contraria a los resultados obtenidos en futbolistas por Olmedilla et al., (2006), ya que, en su investigación, los deportistas que presentan una alta autoconfianza tienden a lesionarse más, pero se corresponden con los estudios de Abenza et al., (2009) y Berengüí et al., (2011).
Los resultados obtenidos en la variable nivel motivacional difieren de los obtenidos por Olmedilla et al., (2006); Berengüí et al., (2011 ; Berengüí y Puga (2015); González-Reyes et al., (2017), los cuales no hallaron relación entre motivación y lesiones, pero se corresponden con el estudio realizado por Olmedilla et al., (2009), ya que este autor encontró que la motivación está relacionada, de manera positiva, con menor incidencia de lesiones de grado moderado, cuando esta se establece a niveles medios.
Las relaciones inversas entre el control de afrontamiento negativo y las lesiones coinciden con varios estudios, Berengüí et al., (2013); Berengüí y Puga, (2015); González-Reyes et al., (2017). Esta misma relación negativa, hallada entre el control de afrontamiento positivo con las lesiones, no coincide con los resultados de un estudio realizado por Berengüí et al., (2013), pero son similares a los obtenidos en otras investigaciones Berengüí et al., (2011); Berengüí et al., (2015); González-Reyes et al., (2017).
La relación que muestra el control visuo-imaginativo con las lesiones, en el presente estudio, no coincide con los resultados de investigaciones en otros deportes, Berengüí et al., (2011); Berengüí et al., (2013); Berengüí et al., (2015), González-Reyes et al., (2017), mientras que la relación inversa hallada entre el Control de la atención y las lesiones es similar a la obtenida por varios autores, ya que aparecen más lanzadores con antecedentes de lesión cuando el control sobre este importante proceso cognitivo es bajo durante la competencia, Olmedilla et al., (2009); Berengüí y Puga, (2015).
A pesar de lo anterior, los resultados antes descritos difieren de estos mismos estudios en el sentido de que los deportistas, que controlaban mejor sus procesos atencionales, mostraron una tendencia a lesionarse en menos oportunidades, mientras que en este caso los lanzadores no mostraron esa tendencia, sino que, a menor control, mayor es la gravedad de las lesiones sufridas. Además, otros estudios como los realizados por González-Reyes et al., (2017) y Berengüí et al., (2011) no muestran relación entre estas variables.
Los resultados de la variable control de la actitud, la cual no mostró relación con las lesiones, se corresponden con los estudios de Berengüí et al., (2011) y Berengüí et al., (2013), discrepando a su vez con los mostrados por Berengüí et al., (2015) y González-Reyes et al., (2017).
Con respecto a la comparación de las variables psicológicas entre los lanzadores, se obtuvo que aquellos, que se han lesionado, poseen menor autoconfianza, nivel motivacional, control de la atención, control de afrontamiento negativo, control de afrontamiento positivo y control visuo-imaginativo. Además, no se establecen diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la ansiedad y el control de la actitud. Estos resultados coinciden con los obtenidos por Ríos et al., (2019) en un estudio con lanzadores de 1ra categoría de manera parcial, ya que en ese estudio no se establecieron diferencias significativas en el nivel motivacional ni en el control de afrontamiento positivo, pero si en la Ansiedad Estado en competencia. Se corresponden además con Liberal, et al., (2014), ya que este autor tampoco encontró diferencias significativas en cuanto a la ansiedad.
En relación con la gravedad de las lesiones, se obtuvo que la ansiedad-estado en competencia, el control de la atención y el control de afrontamiento negativo establecen diferencias estadísticamente significativas en los lanzadores, de manera tal que los que han sufrido lesiones moderadas presentan mayor ansiedad durante las competiciones y menor control de las emociones negativas y sobre la atención. Los resultados específicos de la ansiedad coinciden con los hallazgos de Abenza et al., (2010), aunque difieren en la autoconfianza, ya que en ese mismo estudio se determinó que los deportistas que experimentaron lesiones graves y muy graves poseían menor autoconfianza.
En cuanto a la cantidad de lesiones, se obtuvo que la ansiedad-rasgo y estado en competencia es significativamente mayor en los lanzadores que más lesiones han sufrido. Estos resultados no se corresponden con los obtenidos por Ríos et al., (2019) en una población similar, ya que solamente se identificó en ese estudio precedente que la autoconfianza y el control de afrontamiento negativo eran inferiores en los lanzadores que mayor cantidad de veces se habían lesionado. La ansiedad, además, muestra diferencias significativas en el actual estudio, en función del contexto donde ocurren las lesiones, pues alcanzan mayores niveles en los lanzadores que se han lesionado en las competiciones.
Estos resultados permiten concluir, infiriendo que las habilidades psicológicas para competir se correlacionan en mayor proporción con la ocurrencia o ausencia de las lesiones, que adquieren, incluso, valores inferiores en los lanzadores con antecedentes de lesión. Mientras que las diferencias halladas en la ansiedad rasgo y estado en competencia evidencian las repercusiones negativas en los lanzadores que han sufrido más lesiones durante las competencias, lo cual permite concluir que la preparación psicológica del lanzador de béisbol debe cumplir una doble función: la de optimizar su rendimiento deportivo y preservar además su estado de salud.
A partir de lo anterior, se recomienda continuar la realización de estudios similares con lanzadores de otras regiones del país para sistematizar los resultados de manera tal que contribuyan a generar programas de intervención para reducir la vulnerabilidad psicológica a las lesiones y disponer el afrontamiento adecuado de los deportistas, minimizando sus efectos negativos, así como desarrollar investigaciones longitudinales que posibiliten determinar el rol de las variables psicológicas en la etiopatogenia de la lesión deportiva en lanzadores de béisbol.