Introducción
Brindar apoyo social genera recursos valiosos para enfrentar situaciones estresantes que se pueden concebir durante el confinamiento social. En este caso Pardo1) plantea que existen recursos sociales que no están en la persona y cuyo acceso es necesario a través del apoyo de su red social, y la valoración que se realiza de dicho apoyo permite enfrentar eficazmente las situaciones difíciles.
Todo individuo debería contar con redes de apoyo social que lo protejan, le entreguen y brinden afecto, donde se sientan queridos, comprendidos y le permitan desarrollar habilidades que fomenten la confianza en sí mismos. Ya que mediante el apoyo social se puede construir un proyecto de vida saludable para el bienestar psicosocial, mediante la responsabilidad social y desde cada una de los espacios de convivencia viviendas en tiempos de la COVID-19.
En el contexto histórico-cultural de afrontamiento a la COVID-19, la familia como sistema de socialización por excelencia, se ve atravesada por situaciones que le impone la necesidad de adaptarse a los cambios que ocurren en la sociedad y en la salud pública mundial. En este período de mantenerse aislados en casa, las relaciones sociales cambian a otras formas y se buscan vías nuevas para comunicarse con los allegados y miembros de la comunidad. Según experiencias profesionales de la práctica profesional durante la etapa de la pandemia, permanecen los miembros de la familia en las viviendas por más tiempo que el habitual, se comienzan a desarrollar nuevas actividades y ante esta situación de aislamiento social pueden aflorar en ocasiones conflictos, dada la ansiedad que genera el aislamiento social y permanecer sin realizar las actividades cotidianas. El objetivo del artículo fue valorar de forma reflexiva las consideraciones sobre el apoyo social ante la COVID-19.
El apoyo social
Los estudios investigativos sobre el apoyo social se han relacionado con las implicaciones de las relaciones sociales en aspectos tales como la salud. Un ejemplo es el sociólogo francés Durkheim, que analizó la relación existente entre las posibles formas de suicidio y las características sociales en las que se producía. Entre las conclusiones que el autor extrajo de este análisis se encuentra el hecho de que el suicidio apareciese con mayor frecuencia en individuos con lazos sociales débiles y escasos.2
El apoyo social es un componente fundamental para el desarrollo del bienestar individual, familiar y comunitario, que responden a las necesidades y momentos de transición dentro del proceso de desarrollo en cada sujeto. El concepto de apoyo social surge del interés por comprender las interacciones sociales y la tendencia a buscar la compañía de otras personas, especialmente en situaciones estresantes en el transcurso del ciclo de vida.
Según Festinger, en 1954 propuso que este deseo de buscar compañía de otra persona en situaciones de temor o ansiedad era debido a la necesidad de establecer un proceso de comparación social, a través del cual se puede obtener información acerca de la situación estresante (lo que permite reducir la incertidumbre) y validar las propias reacciones (comparar sentimientos y conductas).
Investigaciones de Cassel y otros, sobre los efectos protectores de los vínculos sociales ante sucesos estresantes en la salud demostraron que tanto animales como humanos expuestos a estímulos estresantes, los que se encontraban en compañía de otros significativos o iguales, no sufrían efectos adversos que sujetos en condiciones de aislamiento.2,3,4
De esta forma, el apoyo social ha sido abordado como temática de interés para numerosos investigadores, de acuerdo a las constantes transformaciones sociales y de salud pública que inciden en el debilitamiento de las interacciones sociales. En esta nueva etapa de afrontamiento a la pandemia, las redes de comunicación social experimentan variaciones y se promueven otras vías alternativas, las nuevas tecnologías adquieren un papel protagónico, y se utiliza mucho más la televisión, el teléfono y las redes sociales como herramienta para fomentar el apoyo social desde el aislamiento.
Como se aprecia en la figura es importante destacar que el apoyo social no radica únicamente en la interacción como tal, sino en los beneficios que se obtienen y los recursos que se deriven de dicho apoyo para el bienestar psicosocial.5
Apoyo social recibido y el percibido
El apoyo social recibido se centra a la dimensión objetiva, es decir la cantidad de ayuda que la persona ha recibido en un periodo de tiempo determinado. El apoyo percibido hace referencia a la dimensión subjetiva, compuesta por la evaluación del apoyo, en cuanto a la satisfacción y adecuación a sus necesidades. Barrón6 plantea que ambos tipos de apoyo deben ser evaluados separadamente, pues ocurre con frecuencia que algunos sujetos se sienten apoyados, aunque no reciban apoyo o en forma contraria, no perciben el apoyo, aunque lo reciban. Implica beneficios reales o percibidos, aportados por la comunidad, redes sociales, amigos íntimos, etc.
Barrón, afirma que el apoyo social es “un constructo multidimensional con distintas categorías, son las principales la provisión de apoyo emocional, apoyo material y apoyo informacional”.
A partir de las consideraciones anteriores, autores como Hernández y otros7 señalaron diversas funciones del apoyo social, que están agrupadas en tres:
Apoyo emocional: Se refiere a aspectos como intimidad, apego, confort, cuidado y preocupación.
Apoyo instrumental: Se representa en la prestación de ayuda o asistencia material.
Apoyo informacional: Implica consejo, guía o información relevante a la situación.
Según diferentes estudios analizados por Fiallo y Vizcaíno,2,3,4,5 los sujetos que perciben altos niveles de apoyo social, tienen un alto autoconcepto, un estilo de afrontamiento más adecuado ante el estrés, una mayor autoestima y autoconfianza, mayor control personal y bienestar subjetivo, así como una mejor salud en general. El apoyo social brindado de manera adecuada, puede considerarse entonces, como un recurso necesario para la adaptación del sujeto a las exigencias medioambientales.
En Cuba, el acceso y la cobertura universales de salud descansan sobre tres principios clave: la salud como derecho humano, la equidad y la solidaridad. Tener en cuenta el apoyo social para trazar políticas de afrontamiento ante la pandemia que representa la COVID-19 es de vital importancia para promover el bienestar y la capacidad de desarrollo basándose en el principio de la emancipación.
Mantenerse por un tiempo prolongado bajo el confinamiento social puede generar estados psicológicos de malestar, por lo que promover acciones que integren el apoyo emocional, instrumental e informacional permite adaptarse a esta nueva etapa de mejor manera.