Introducción
La incontinencia urinaria en el adulto mayor es la forma de presentación más frecuente de una disfunción del suelo pélvico. También es uno de los síndromes geriátricos más preocupantes. Según la Asociación Internacional de Incontinencia Urinaria (ICS), cualquier perdida involuntaria de orina se denomina incontinencia urinaria (lU). Afecta a ambos sexos, predomina en la población femenina; su incidencia aumenta con la edad, y por encima de los 80 años de edad suele estar presente, en porcentajes similares, en hombres y mujeres.1,2,3
Representa un problema de salud multifactorial y complejo, que afecta significativamente la calidad de vida personal, familiar, social y laboral de las personas mayores; sin embargo, se encuentra subdiagnosticado y subtratado. Esto puede deberse a que sea erróneamente considerado parte del propio proceso del envejecimiento, desconocimiento sobre el diagnóstico y las posibilidades de manejo terapéutico y a que los trastornos del suelo pélvico, en general, sean concebidos como de baja prioridad en relación con otros problemas de salud.1,2,3,4
Dado el impacto significativo en la calidad de vida de las personas mayores, es importante continuar investigando para prevenir, diagnosticar y tratar adecuadamente esta afección en la población geriátrica.4,5
Por lo tanto, consideramos pertinente esta investigación al responder a un problema importante que debe abordarse para el cuidado de la salud de la población geriátrica y avanzar en la vía para lograr una longevidad satisfactoria. Es crucial una actualización constante y una formación continua en la atención a pacientes geriátricos con incontinencia urinaria, con los más actuales conocimientos y técnicas de manejo y tratamiento. Existe una falta de comprensión sobre los impactos físicos, emocionales y sociales de la incontinencia urinaria en la calidad de vida, específicamente en mujeres adultas mayores.
El estudio tuvo como objetivo comparar los hallazgos de estudios previos realizados para identificar posibles divergencias en la comprensión de los impactos sociales y físicos de la incontinencia urinaria en la calidad de vida de mujeres adultas mayores.
Métodos
Se realizó una búsqueda en la base de datos de Pubmed y en Google Académico, y se realizó una revisión de la bibliografía esencial y complementaria del Diplomado en Principios de la Atención en Gerontología y Geriatría Habana 2023. Se identificaron y revisaron 3 libros de textos clásicos de urología e incontinencia urinaria, en sus ediciones recientes disponibles, y 67 artículos, de los que fueron útiles 33, referentes al conocimiento actual sobre incontinencia urinaria en el adulto mayor. Se utilizaron los métodos de análisis y síntesis e histórico-lógico; los métodos empíricos fueron el análisis documental y la sistematización de experiencias.
Métodos teóricos:
Análisis-síntesis. Se procesó la información para llevar a cabo una estrategia.
Histórico-lógico: Se realizó un análisis de las acciones vigentes en el ámbito de la atención al adulto mayor para enfrentar.
Métodos empíricos:
Análisis documental. Se utilizó el modelo de inteligencia artificial GPT3 desarrollado por OpenAl, a manera de asistente virtual. También fueron utilizados los procesadores de texto WPS Office y Microsoft Word.
Sistematización de experiencias. El grupo de expertos hizo hincapié en aquellos conocimientos que son útiles para profesionales de la salud no especializados en suelo pélvico.
Consideraciones éticas
La investigación se realizó asegurando la privacidad y la confidencialidad de los datos, así como la eliminación de prejuicios y sesgos en la selección y análisis de los estudios. Se aseguró que los resultados fuesen precisos y confiables, y que el proceso de recopilación de datos se realizara de una forma cuidadosa y sin sesgo alguno.
Definición de la incontinencia urinaria en el adulto mayor
Desde el punto de vista de la International Continence Society (ICS),1,2 la incontinencia urinaria (IU) es "la queja de pérdida involuntaria de orina". Se trata de un signo y síntoma clínicos, el cual a su vez constituye síndrome geriátrico, y que da cuenta de la perdida-fuga involuntaria de orina, a través de la uretra, y en tanto para asumir su diagnóstico debe ser objetivamente demostrable.
También se considera pertinente puntualizar los términos empleados para varios síntomas de vaciamiento, de acuerdo a las definiciones actuales de la ICS,1,2 a los que se hace referencia durante la revisión:
Incontinencia urinaria de esfuerzo (SUI). La fuga de orina relacionada con la tos, el estornudo o el esfuerzo físico.
Urgencia miccional. Síntoma de almacenamiento de las vías urinarias bajas (iower urinary tract, LUT) definido como el súbito deseo imperioso de expulsar orina, el cual es difícil de posponer. El término urgencia se usa para describir el fenómeno normal de sensaciones vesicales.
Incontinencia urinaria de urgencia (urgency urinary incontinence, UUI). Pérdida involuntaria de orina relacionada con urgencia.
Síndrome de vejiga hiperactiva (overactive bladder síndrome, OAB). Urgencia urinaria, por lo general acompañada de frecuencia y nicturia, con o sin incontinencia urinaria de urgencia, en ausencia de infección de las vías urinarias (UTI) u otra afección obvia.
La incontinencia urinaria mixta (mixed urinary incontinence, MUI). Se refiere a la fuga involuntaria de orina que se relaciona con la urgencia y con el esfuerzo, estornudo o tos. La definición de MUI, por parte de la ICS, enfatiza la presencia de incontinencia urinaria de esfuerzo y componentes de CAB (frecuencia y urgencia) con o sin UI, en ausencia de factores precipitantes conocidos.
UI como síntoma, signo y síndrome
Se plantea como síntoma por la queja de pérdida involuntaria de orina y un signo por ser demostrable al examen físico al visualizar salida de orina por el meato urinario, a su vez esto puede constituir un síndrome por los síntomas y signos acompañantes.
La ICS y la International Urogynecological Association (IUGA) han propuesto una terminología estándar para describir síntomas, signos, anomalías y hallazgos urodinámicos, así coma tratamientos.
Cuando se describe la incontinencia, también se recomienda especificar los factores relevantes como tipo, intensidad, factores precipitantes, efectos sociales, efecto de la higiene y la calidad de vida (CdV), medidas empleadas para contener la fuga y deseo del paciente de recibir ayuda.6,7)
Algunos pacientes pueden elegir convivir con la incontinencia urinaria en la senectud, sin identificarla como un problema de salud, lo cual puede generar ansiedad, vergüenza y el temor constante a ser descubierto y rechazado por otras personas. Otras veces, se presenta como consecuencia de enfermedades crónicas, tales como la diabetes, que puede provocar una miopatía flácida relacionada con el deficiente control o la evolución de la enfermedad. En algunos casos, puede ser signo de una lesión pélvica, como una hiperplasia prostática y después del tratamiento quirúrgico puede desarrollarse por falta de ejercitación del suelo pélvico previa a la operación, riesgos del proceder realizado, iatrogenia o una rehabilitación inefectiva.2,4,5)
En geriatría es considerada como un síndrome geriátrico relativamente nuevo, cuya inclusión se debe al creciente aumento de la población, el incremento en la calidad de vida y, por consiguiente, al aumento de la expectativa de vida como resultado del desarrollo socioeconómico de los países. Esta tendencia global ha provocado una elevación en la incidencia y prevalencia del escape de orina dentro del segmento poblacional de adultos mayores. Dada la magnitud de este problema, se hace indispensable una mejora cualitativa y cuantitativa en la atención de la salud pública, así como también en la atención de la sociedad en general a nivel micro y macro.2,3
Epidemiología de la incontinencia urinaria en el adulto mayor
Un síndrome geriátrico subdiagnosticado
En general, se estima que más del 50 % de los pacientes que sufren la incontinencia urinaria no suelen comunicarlo al personal de salud. Esto incluye a aquellos pacientes que pertenecen a la población adulta mayor, quienes presentan una prevalencia mayor de IU que otros grupos de edad, a excepción de aquellos con enfermedades neurológicas específicas (por ejemplo, lesiones de medula espinal).2,3,8)
Entre los motivos más estudiados, que justifican el subdiagnóstico de esta afección, se incluyen la atribución errónea al proceso normal de envejecimiento, la percepción de la incontinencia como un tema tabú demasiado íntimo para hablar con personas que no sean la pareja o amigos cercanos; así como la falta de conocimientos adecuados, por parte de personal de salud no especializado, en suelo pélvico. También se ha evidenciado desconocimiento en especialistas de urología, coloproctología y ginecología. Esto último se traduce en una falta de protocolos de manejo adecuados en todos los niveles de atención médica para abordar las afecciones del suelo pelvico.1,2,5,8,9)
Estudios de prevalencia poco precisos
Se proyectó que alrededor del año 2018, las cifras de incontinencia urinaria de esfuerzo (stress urinary incontinence, SUI) e incontinencia urinaria de urgencia (urgency urinary incontinence, UUI) afectarían a 167 y 60 millones de personas (prevalencia de 3,3 % y 1,21 % respectivamente).6
Las tasas de prevalencia publicadas en la literatura varían considerablemente debido a la diferencia de criterios utilizados; así como las limitaciones de las técnicas empleadas para su pesquisa y diagnóstico certero. Sí es amplio el consenso de que las personas mayores son quienes más la padecen. En estudios1,8,10 realizados en la población de mujeres en España, varía del 15 al 50 % y en estudios internacionales el intervalo es del 21 al 60 %.
Predomina en las mujeres, en las que se estima la prevalencia general de IU femenina es del 38 %, y numerosos estudios1,6,10) relevantes describen que aumenta con la edad, desde 20 % a 30 % durante la edad adulta temprana y aproximadamente al 50 % en la senectud. La prevalencia de incontinencia por esfuerzo alcanza un máximo en la quinta década de la vida y de ahí en adelante la prevalencia de IU de urgencia, y la mixta (MUI) continúan en ascenso. Después de los 75 años de edad se observa una prevalencia similar de incontinencia urinaria en ambos sexos.
Necesidad de investigaciones en Cuba
En el contexto cubano no se han encontrado estudios sobre la prevalencia de esta condición en los adultos mayores. Rodríguez y otros1 identificaron que se han comenzado a realizar estudios epidemiológicos en Cuba que permiten conocer el estado de esta situación de salud en el país y la necesidad del diseño de una estrategia de tratamiento para resolver esta problemática. También que en los pacientes con IU, sin embargo, predominaba la población de 50-55 años. Por lo tanto, aunque confirmaron lo alcanzado por autores internacionales, no se encontraron estudios nacionales enfocados en adultos mayores para su comparación.
Clasificación de la incontinencia urinaria
Se distinguen dos tipos de incontinencia urinaria:2,6)
Incontinencia urinaria transitoria. Es de carácter reversible o agudo. Aparece de manera relativamente rápida, a menudo de forma secundaria a agresiones iatrogénicas durante infecciones urinarias u otras enfermedades agudas; después del parto, consumo de fármacos y suele desaparecer al tratar y controlar el trastorno subyacente.
Incontinencia urinaria establecida. Persiste durante 4 o más semanas de evolución, independientemente de la enfermedad aguda o agresión iatrogénica, a menudo es progresiva. Se subclasifica de la manera siguiente:
Incontinencia urinaria por urgencia. Se define como el deseo urgente de orinar, seguido de una perdida involuntaria de orina.
Síndrome de vejiga hiperactiva (OAB). Presencia de síntomas de esfuerzo, con o sin incontinencia urinaria.
Incontinencia urinaria por rebosamiento. Es la perdida involuntaria de orina en una vejiga hiperdistendida. Se caracteriza por la eliminación constante, tanto periódica como continua de pequeñas cantidades de orina.
Incontinencia urinaria de esfuerzo. Se refiere a la perdida involuntaria de orina al efectuar un esfuerzo físico.
Incontinencia urinaria funcional. Constituye la incontinencia observada en pacientes con una función vesicouretral normal. Parece deberse a la incapacidad por parte del enfermo para reconocer la necesidad de orina o de comunicar su inminencia.
Incontinencia urinaria compleja o mixta. Es la combinación de más de un tipo de incontinencia crónica.
En el anciano es frecuente que coexistan dos o más de los mecanismos patogénicos de la incontinencia urinaria. En la mujer lo más frecuente es que se asocien la incontinencia urinaria de urgencia y de esfuerzo. En los hombres, de manera más común se registra una incontinencia urinaria de urgencia y una por obstrucción del tracto urinario. Otras formas menos habituales son la asociación de incontinencia urinaria de urgencia, de esfuerzo y por una disfunción contráctil del músculo detrusor.3,6)
Significado de la incontinencia urinaria como problema de salud para el individuo anciano
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado a la IU como una de las prioridades en el campo de la salud, ya que impacta en la calidad de vida de las personas mayores debido a que afecta diferentes aspectos de la vida y conlleva consecuencias psicológicas, físicas y sociales.11,12
Si bien se han desarrollado estrategias para mejorar la funcionalidad física de los ancianos, el impacto en cuanto a costos personales, familiares y estatales, de los cuidados de salud futuros y la atención a largo plazo, seguirán siendo elevados. Especialmente en casos de fragilidad del adulto mayor, una condición en la que la incontinencia es frecuente, puede producirse un efecto de nihilismo terapéutico, y diversos estudios comparativos han demostrado que los ancianos frágiles pueden recibir estándares de cuidado por debajo de aquellos recibidos por población más joven.2,3,4,5,9)
En la actualidad, una de las principales razones para la institucionalización de personas mayores es el nivel de dependencia, que a menudo supera la capacidad de atención de los cuidadores domiciliarios. Esto puede llevar a la búsqueda de soluciones como el cuidado de día o la residencia permanente en hogares geriátricos. También se evidencia deseo de institucionalización por parte de familias, asociada a la incorrecta idea de que la atención y cuidado del anciano incontinente debe ser manejado por los centros de atención. En cualquier caso, esto puede tener un impacto económico significativo tanto a nivel familiar como institucional y estatal (cuadro 1).2,5)
Cuadro 1 Repercusión de la incontinencia urinaria en el adulto mayor
Lesiones por presión |
Lesiones cutáneas locales |
Infecciones recurrentes de las vías urinarias |
Caídas (más común en casos de incontinencia nocturna) |
Fracturas |
Depresión |
Aislamiento |
Dependencia |
Estrés en familia, amigos y cuidadores |
Predisposición a la institucionalización |
Aumento de costos económicos (lavandería, manejo de las complicaciones, labor de enfermeras y cuidadores) |
Complicaciones de la incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria en el adulto mayor puede tener múltiples complicaciones en diferentes áreas, incluyendo físicas, psíquicas y sociales.
Físicamente puede provocar lesiones por presión, piodermatitis, dermatitis urinaria y otros tipos de lesiones cutáneas. Estas lesiones cutáneas se producen debido al exceso de humedad y pH ácido de la orina, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones cutáneas, incluyendo vulvovaginitis candidiásica, además de favorecer la secreción vaginal y la dispareunia. La incontinencia urinaria también puede aumentar el riesgo de caídas y fracturas en el anciano, lo que puede producir un deterioro de la calidad de vida y un aumento de la dependencia.2,4)
Psíquicamente puede tener un impacto negativo en la salud mental del individuo. La pérdida de autoestima, la ansiedad, la depresión y el deterioro de la calidad de vida son complicaciones comunes asociadas con la incontinencia urinaria y pueden afectar la
Disminuye la capacidad del anciano para llevar a cabo actividades de la vida diaria y limitar la actividad sexual.2,4
También puede tener un impacto significativo en la vida social y emocional del anciano. En relación con el aislamiento, la incontinencia puede hacer que el anciano se sienta incómodo socialmente y tenga miedo de salir de casa, lo que puede llevar a un aislamiento social progresivo. Además, la incontinencia urinaria puede provocar vergüenza y ansiedad en el anciano, lo que a menudo reduce su autoestima y le impide participar en actividades sociales y de ocio.
En cuanto al apoyo familiar, la incontinencia urinaria puede aumentar la necesidad y la demanda de ayuda de cuidadores familiares, lo que puede afectar la calidad de vida de ambos, y puede requerir la intervención de profesionales de salud especializados o la búsqueda de un hogar de ancianos.2,3,4,5,6,13,14
Proporcionar datos precisos sobre la incidencia y prevalencia de las complicaciones relacionadas con la incontinencia urinaria en la población adulta mayor es difícil, debido a las diversas variables que pueden influir en los resultados. La gravedad de los síntomas, la edad, el género y la salud general de los pacientes son algunos de los factores que pueden afectar las cifras obtenidas.5,7,8
Instrumentos de evaluación de calidad de vida en incontinencia urinaria
En la valoración del paciente con incontinencia urinaria pueden emplearse diferentes instrumentos, entre estos los siguientes:4,7)
ICIQ Short Form Questionnaire for urinary incontinence. La forma abreviada del ICIQ-UI es un formulario breve y psicométricamente robusto que es completado por el paciente, y que evalúa la frecuencia, gravedad e impactos relacionados con la calidad de vida de la IU en hombres y mujeres, en la investigación y la práctica clínica en todo el mundo. Contiene seis preguntas que investigan la condición en las últimas cuatro semanas. La web www.ICIQ.net proporciona detalles del estado de validación de los módulos en desarrollo para síntomas urinarios, síntomas intestinales y síntomas vaginales, y proporciona información sobre el contenido de los módulos existentes. La información sobre la producción de traducciones y el protocolo de desarrollo de ICIQ también está disponible para aquellos interesados en posibles colaboraciones para continuar con el desarrollo del proyecto.
International consultation on incontinence questionnaire urinary incontinence quality of life module (ICIQ-LUTSqol). El ICIQ-LUTSqol es un análisis psicométricamente robusto, que evalúa la calidad de vida (CV) en pacientes con IU en investigación y práctica clínica. El ICIQ-LUTSqol tiene 20 ítems.
El cuestionario ICIQ-L TCqol proporciona una evaluación de los síntomas, el impacto y las molestias asociadas con el uso de catéteres permanentes.
Índice de discapacidad del suelo pélvico (PFOI20).
Cuestionario de impacto del suelo pélvico (PFIQ).
Escalas de Katz y Lawton.
Test Minimental.
Escalas de depresión (GOS-15).
Test de Tinetti para equilibrio y marcha.
Test de Baremo.
Discusión
La valoración de la magnitud de la IU en términos de salud en la mujer anciana resulta compleja debido a la diversidad de factores que influyen en su reconocimiento. Entre ellos se incluyen factores sociales, como el acceso a los servicios de salud, la participación social, las condiciones y modo de vida del paciente anciano, así como factores culturales, como la percepción de la incontinencia como una condición estigmatizante, la concepción de salud del anciano y su familia, el rol del cuidador y los patrones morales. Por otro lado, factores biológicos como la capacidad física y mental del anciano para buscar atención médica también pueden influir en la valoración del problema. En resumen, la valoración de la incontinencia urinaria como problema de salud requiere considerar múltiples factores interdependientes.2,4,8,15,16,17)
Pathiraja y otros15) y Agarwal y otros16) coinciden que la incontinencia urinaria de urgencia (UUI) y la mixta (MUI) son las más frecuentes, lo cual también coincide con Smith y Tanagho.6 Sin embargo hay estudios como el de. Najafi y otros,17) que han informado que otros tipos de IU son más prevalentes; describen que el tipo más común de IU fue la SUI, lo cual es consistente con los resultados de muchos estudios18,19,20,21) que describen que la SUI es más frecuente entre las mujeres debido al embarazo y el parto, y también la disminución de la producción de estrógenos, durante el período posmenopáusico, conduce a la atrofia muscular y la consiguiente IU.22)
Se encontró una correlación estadísticamente significativa entre la prevalencia de la IU y el uso de medicamentos.23,24,25,26) Es posible que los medicamentos afecten la resistencia de salida de la vejiga o incrementen la presión intravesical; lo que altera la relación de presión normal entre la vejiga y la uretra y ocasiona escapes de orina. Otras posibilidades incluyen alteraciones en el control nervioso central de la micción o un aumento en la producción de orina.27
Algunas investigaciones2,17,24,28 han demostrado que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas tienen un mayor riesgo de desarrollar incontinencia urinaria. Esto se debe a que la presión abdominal aumenta debido a la tos crónica asociada a estas enfermedades, lo cual ejerce presión sobre la uretra y puede afectar los tejidos de soporte de la pelvis. Como resultado, se puede desarrollar incontinencia urinaria en estos individuos.
El estreñimiento, la artritis, el reumatismo, los problemas de equilibrio y las enfermedades cardiacas han sido identificados en varios estudios como factores de riesgo de IU.21,23,29,30,31) El estreñimiento está estrechamente relacionado con la IU debido a la presión abdominal alta que aumenta la presión intravesical y afecta los tejidos de soporte pélvico. El impacto fecal puede alterar la posición de los órganos pélvicos y ejercer presión sobre la vejiga, lo que disminuye su capacidad para retener la orina. Además, la vejiga hiperactiva, así como la retención urinaria pueden ocasionar IU.32,33,34
Los estudios que utilizaron los instrumentos mencionados previamente han encontrado que la calidad de vida (CdV) relacionada con la incontinencia urinaria (IU) es baja. Investigaciones realizadas por Coyne y otros34 y Najafi y otros17 han informado que las personas mayores con IU de esfuerzo (SUI) y IU mixta presentan una peor calidad de vida. La mayoría de los estudios han mostrado una relación entre la IU y la calidad de vida, y se observa que las personas mayores tienen una calidad de vida más baja.13,35,36,37) Además, las personas con IU suelen tener más enfermedades crónicas en comparación con aquellas que no están afectadas.
Se concluye que la incontinencia urinaria en mujeres adultas mayores tiene un impacto significativo en su calidad de vida, autonomía y funcionalidad diaria, y se ha asociado con un mayor riesgo de problemas de salud mental. Es importante considerar los factores socioculturales y las experiencias individuales al abordar los impactos de la incontinencia urinaria en la calidad de vida, porque influyen en la percepción y aceptación de la condición. Detectar y manejar esta condición de manera temprana es crucial para preservar la calidad de vida y promover un envejecimiento activo y saludable.