INTRODUCCIÓN
Las rápidas transformaciones científicas, tecnológicas e informacionales de las últimas décadas han reforzado el enorme papel que desempeña la formación del ser humano en el continuo avance de la sociedad. En este contexto la labor educacional es primordial para el logro sistemático de nuevos propósitos a nivel social.1
En vísperas e inicios del nuevo milenio, en prestigiosas instituciones de Estados Unidos, Canadá y Europa se iniciaron acciones encaminadas a fomentar cambios transcendentales en la enseñanza universitaria que permitieran una formación académica cada vez más cercana a las demandas socio-laborales, unido al fortalecimiento del intercambio académico y científico, entre universidades de diferentes países. En este período surge en Europa, el Proyecto Tuning, que incluyó a universidades de 27 países de esa región, después a varias de América Latina y de otros lugares del mundo; así se crearon comunidades de aprendizaje: una red de académicos y estudiantes, que, considerando los contextos, se interconectan para reflexionar, debatir, elaborar estrategias, compartir metodologías y comparar resultados.2,3,4,5
La formación por competencias se proyecta como el modelo pedagógico más ajustable a las demandas en preparación de profesionales de la salud a nivel mundial; pretende favorecer la construcción gradual de los conocimientos en el estudiante tomando en cuenta sus elementos afectivos, cognitivos y metacognitivos. Se propone un rol activo y dinámico durante su formación, lo cual implica el autoconocimiento y la reflexión crítica sobre el propio aprendizaje.6,7
Las competencias se expresan en la acción y suponen la movilización de conocimientos, habilidades y actitudes que la persona ha aprendido en contextos educativos formales e informales. Con la finalidad de promover que los alumnos las desarrollen, el currículum incorpora los conocimientos de las distintas disciplinas que son fundamentales para comprender la realidad, las habilidades cognitivas y procedimientos que posibilitan integrar y movilizar recursos, y las actitudes personales y éticas que orientan una acción responsable consigo mismo y los demás.8
De forma general pueden establecerse tres grupos de competencias: las básicas, aquellas con las que se construye el aprendizaje y están referidas fundamentalmente a la capacidad de aprender a aprender; las personales, que permiten realizar con éxito diferentes funciones en la vida: actuar responsablemente, mostrar deseo de superación y capacidad analítica, entre otras; y finalmente, las profesionales, que garantizan el cumplimiento de las tareas y responsabilidades del ejercicio profesional. La integración de ellas representa los factores críticos del éxito profesional.9,10
La formación actual de especialistas en Psiquiatría requiere un análisis sistémico, flexible, dinámico y acorde con las exigencias de estos tiempos, donde primen no solo los avances científicos en la especialidad sino también la formación de valores humanos. El modelo de formación basado en competencias profesionales es una alternativa viable de ser aplicada en diferentes contextos.
Por los motivos expuestos los autores se propusieron como objetivo: analizar el estado actual de la formación por competencias de especialistas en Psiquiatría.
MÉTODOS
Se realizó una revisión bibliográfica en el Hospital Provincial Psiquiátrico Universitario “Dr C Luis San Juan Pérez” de la ciudad de Santa Clara, en el período comprendido de enero a marzo de 2019. Se emplearon los recursos disponibles en Infomed, específicamente Ebsco, PubMed y SciELO, a través de los cuales se accedió a las bases de datos: MEDLINE, Academic Search Premier, MedicLatina y Scopus, se analizaron textos y artículos impresos al alcance de los autores, de España, Estados Unidos, Canadá y América Latina, particularizando en Cuba. Se utilizaron para la conformación de este texto 32 artículos científicos, el 96,8 % de los últimos cinco años.
DESARROLLO
La formación profesional por competencias: una necesidad en las ciencias médicas
El gran reto del siglo XXI para la humanidad es lograr que todas las personas, sin distinción, tengan acceso a la salud; por tanto, la formación de los profesionales y técnicos sanitarios requiere una transformación sistemática, donde la integración de las competencias profesionales sea decisiva para la toma de decisiones en diferentes contextos de actuación, donde es fundamental la expresión de valores humanos en función de lograr una atención integral al individuo, la familia y la comunidad.11,12
La elaboración y establecimiento de un diseño curricular por competencias y su evaluación en salud es una tarea compleja que demanda un sistema que permita de manera holística valorar los conocimientos necesarios para la actuación profesional, las destrezas o habilidades propias de la carrera específica y las actitudes que se enmarcan en el concepto del profesionalismo.
Las competencias son una combinación de conocimientos, habilidades y actitudes conducentes al desempeño adecuado y oportuno de una tarea en el campo de las ciencias de la salud. Los modelos por competencias profesionales integradas buscan generar procesos formativos de alta calidad. Ello implica promover acciones que supongan modificaciones reales en la práctica docente con un acercamiento dinámico a la realidad del mundo circundante.13
Entre las prioridades de la atención sanitaria a nivel mundial se encuentra la salud mental, a la que se le ha dedicado especial atención en diferentes países por el incremento de trastornos como la depresión, las adicciones, el suicidio, la ansiedad, el estrés, las psicosis, los trastornos de la memoria y cuadros demenciales. Muchas de estas afecciones dañan sensiblemente la calidad de vida, no solo de quienes la padecen, sino también de quienes conviven con esos pacientes.14,15,16
Formación por competencias en Psiquiatría
En Psiquiatría como en otras especialidades médicas, la formación por competencias ocupa un lugar importante en las transformaciones curriculares que se realizan en diferentes instituciones formadoras de profesionales de la salud. Esta ciencia puede ser definida como la rama de la Medicina que se especializa en la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales.17
En el análisis de las competencias en Psiquiatría y áreas afines como la Psicología y las Neurociencias, hay que considerar la complejidad del objeto de estudio del conocimiento, pues a diferencia de otras partes del cuerpo humano, el cerebro se transforma de forma continua; intensamente adquiere, almacena y recupera información sobre uno mismo y sobre el medio físico y social durante el transcurso de la vida. Algunos investigadores, con quienes coinciden los autores de este trabajo, han planteado la necesidad urgente de contemplar los factores socioculturales de cada región en la formación del psiquiatra.18,19
En Europa, la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) realizó un estudio para comprobar si los estándares de formación en Psiquiatría establecidos en el año 2003 habían influido en sus naciones. Los resultados del estudio reflejan una gran heterogeneidad en las prácticas formativas entre los 22 países participantes en el estudio. Cabe destacar la presencia en los programas de una formación teórica sobre la vejez, la intervención social, la comunidad y aspectos relacionados con la ética, los derechos humanos, la etnia, la cultura, el género y la discapacidad; sin embargo, a las competencias relacionadas con el liderazgo, la gestión, la administración, los aspectos económicos y la informática aplicada a la medicina y la telemedicina se les atribuye menor importancia.20
También en Europa se ha señalado la deficiente formación del médico de familia para detectar patologías psiquiátricas y la necesidad de que este especialista ofrezca más servicios a nivel comunitario e incida más en la labor preventiva de los trastornos mentales.21,22
En España, el programa nacional de la especialidad en Psiquiatría tiene una duración de cuatro años y define con claridad 16 competencias que están agrupadas en cinco dominios competenciales: clínico, conocimiento e investigación, comunicación, promoción de la salud, y gestión clínica y ética.23
En la guía formativa del residente de Psiquiatría en la Unidad Docente Multiprofesional de Salud Mental del Hospital Universitario de Valme, Sevilla, se reconocen las siguientes competencias vinculadas con objetivos formativos y que son propios de este especialista: (24
Competencias clínicas: diagnóstico, tratamiento y programas de rehabilitación ajustados a los conocimientos psiquiátricos actuales; atención integral a los enfermos considerando la carga social de los pacientes en los planes y programas terapéuticos y adquisición de los conocimientos y habilidades que conduzcan a la subespecialización en un campo de su disciplina una vez completada la formación como especialista.
Competencias vinculadas al conocimiento y la investigación: acceder a la información adecuada y aplicarla en la práctica clínica y en la formación en temas de salud mental y psiquiatría; desarrollar, implementar y monitorizar una estrategia personal de formación continuada; integrar la investigación básica “preclínica” en la solución de los problemas clínicos concretos, potenciar la investigación “clínica-aplicada” por sus implicaciones prácticas y como avance del conocimiento. Contribuir al desarrollo de nuevos conocimientos y a la formación de otros profesionales de la salud.
Competencias vinculadas con la comunicación: establecer una relación terapéutica adecuada y obtener la información relevante precisa en cada fase del proceso clínico; comunicarse con los demás miembros de los equipos asistenciales para facilitar una acción sinérgica y la difusión de sus aportaciones en el campo de la psiquiatría; contribuir y participar de forma eficaz en otras actividades de equipos interdisciplinares.
Competencias vinculadas con la promoción de la salud: actuar de modo eficiente en el sistema sanitario, equilibrando la labor asistencial y las necesidades de aprendizaje continuo; mantener una práctica clínica y una actitud que preserve el derecho de los pacientes a elegir libremente; proporcionar con integridad, honestidad y humanidad una asistencia de máxima calidad y evaluar de modo sistemático todas las actuaciones; liderar, cuando sea preciso, un equipo multidisciplinar de atención psiquiátrica.
Modelo educativo cubano de formación profesional
El modelo educativo cubano de formación profesional en las ciencias de la salud conlleva la fusión del modelo pedagógico de educación superior con el sanitario, desarrollado en las particulares condiciones históricas durante la etapa revolucionaria; en él se entiende por competencia profesional la medida en que una persona es capaz de utilizar sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores en la identificación y solución de los principales problemas que se presentan en el campo de su práctica profesional. Los autores del presente trabajo coinciden con Borroto Cruz25 quien planteó que el proceso de determinación de las competencias profesionales en salud parte del análisis de las funciones que este profesional sea capaz de desarrollar al egresar. Para cada competencia se deben identificar la habilidades esenciales -intelectuales y sensoperceptuales- necesarias para su logro en correspondencia con los sistemas de conocimientos, actitudes y valores que cada una de ellas requieren. Las competencias científicas solo podrán ser modeladas, demostradas y evaluadas por un profesor investigador.
En Cuba se han logrado avances en la formación de profesionales sanitarios en los últimos cincuenta años y cada vez resulta más notable que la educación médica esté científicamente fundamentada. En la actividad formativa modular se integran los componentes docentes, práctico asistencial e investigativo de forma horizontal y vertical. En la aplicación del diseño curricular y en los programas analíticos se reconocen las áreas del conocimiento, el nombre de los cursos o módulos, el tiempo que debe dedicarse, tanto lectivo como de trabajo independiente, formas de enseñanza, objetivos, sistemas de conocimiento, habilidades, estrategias docentes, sistema de evaluación y la bibliografía básica y complementaria. Se considera importante la preparación permanente del docente para lograr certeras transformaciones en el escenario académico.26
La formación del especialista en Psiquiatría
El plan de estudios de la especialidad de Psiquiatría tiene una duración de tres años y abarca 12 áreas del conocimiento en su concepción curricular: Conocimientos básicos en Psiquiatría (I), Clínica psiquiátrica (I), Conocimientos básicos en psiquiatría (II), Clínica psiquiátrica (II). Trastornos psicóticos, Otros problemas de la salud mental relacionados con el comportamiento humano, Salud mental y trastornos psiquiátricos en el adulto mayor, Salud mental y psiquiatría infanto-juvenil, Urgencias psiquiátricas e intervención en crisis, Escuelas psicológicas y psicoterapias, Otros aspectos integrativos en la práctica psiquiátrica, Psiquiatría social comunitaria, Rehabilitación psiquiátrica. En estas áreas del conocimiento se incluyen 52 módulos docentes con un orden lógico-didáctico. En general, el programa de formación incluye un total de 5184 horas. De ellas 1368 corresponden a actividades lectivas y 3816 a estudio independiente. La función investigativa se desarrolla a lo largo de toda la formación: el residente dispondrá de cuatro horas semanales durante todo este tiempo para realizar su trabajo de terminación de la especialidad; consolidará sus habilidades específicas de investigación realizando tareas investigativas que tributen al cronograma establecido para la entrega de su trabajo final, el cual debe ser defendido en el examen estatal.27
En la formación de psiquiatras en el Hospital Psiquiátrico Provincial Docente “Luis San Juan Pérez” de Villa Clara, considerando la evolución de la especialidad en los últimos años, se amplía la formación en contenidos tales como psicoterapia, adicciones, psiquiatría infantil y de la tercera edad, además se incluye la formación en investigación, en programas de salud mental y en gestión de recursos.28
Un elemento esencial en la formación del médico psiquiatra actual es la gestión del conocimiento mediante el empleo sistemático de las plataformas informáticas especializadas y el desarrollo de competencias investigativas. En este aspecto se coincide con los investigadores nacionales e internacionales que hacen énfasis en la importancia de fomentar el interés por la investigación científica desde etapas tempranas de la formación del residente en Psiquiatría.29,30
Teniendo en cuenta el currículo profesional del médico especialista en formación, se seleccionan las actividades formativas y se elabora el plan de formación individual, contemplando la rotación por otros centros y/o unidades docentes del territorio, entre ellos: el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Universitario “Arnaldo Milián Castro”, los servicios de Neurología, Genética, Geriatría, Imagenología; el Hospital Provincial Pediátrico “José Luis Miranda”, el Servicio de Psiquiatría Infanto-Juvenil; los centros comunitarios, los policlínicos de la ciudad de Santa Clara; y en la Universidad de Ciencias Médicas, en los Departamentos de Metodología de la Investigación, Pedagogía y Filosofía.
Dadas las características de la especialidad, la adquisición progresiva de conocimientos, habilidades y actitudes que capaciten a los residentes a lo largo de sus tres años de formación, debe acompañarse de un proceso de desarrollo personal en el que la figura del tutor o tutores es clave, no solo como garante de la formación, sino como continente de las emociones presentes en el contacto con el sufrimiento humano y contemplando el carácter bio-psico-social-espiritual del ser humano, en un contexto cultural comunitario determinado.
La formación del especialista en Psiquiatría contempla el carácter multidisciplinar y comunitario de los servicios de salud mental, el conocimiento estructurado de las necesidades de la población, la incorporación de la mejor evidencia disponible en la red de atención a la salud mental. A diferencia de otras naciones, en Cuba la Psiquiatría comunitaria se erige como un nuevo paradigma de la atención sanitaria y como un excelente espacio para la formación por competencias de los especialistas, donde la prevención de las enfermedades mentales y cuidado de la salud integral son fundamentales.31
Resulta viable el desarrollo y la utilización de protocolos y guías de prácticas clínicas para reducir la variabilidad, el manejo de herramientas de evaluación, el uso eficiente de los recursos y la mejora de la continuidad asistencial, la investigación y la incorporación de los avances tecnológicos en la formación del residente en Psiquiatría, sin perder la perspectiva de que la mayor parte de las enfermedades mentales obedecen a una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Otro aspecto de interés a valorar es el análisis de la evaluación por competencias de forma sistémica, lo que en el contexto educativo en que se forma el psiquiatra es factible de efectuar, si se considera la experiencia acumulada en la docencia médica y el carácter prioritario que el Estado cubano ofrece al sector sanitario en una nación donde la atención asistencial es gratuita y universal.
Como se ha podido apreciar en el análisis de la bibliografía consultada, un aspecto a destacar es la necesidad de formar mayor cantidad de especialistas en Psiquiatría a nivel mundial. De manera particular este déficit es notable en países de América Latina. Los autores de esta revisión coinciden con investigadores32 que han precisado que las formaciones por competencias pueden favorecer la preparación de estos profesionales, siempre que se consideren las características socioculturales de cada región, donde evidentemente en las zonas de menor desarrollo socioeconómico las necesidades de realizar labores de prevención y atención de personas con trastornos mentales son mayores.
CONCLUSIONES
La aplicación del modelo pedagógico de formación por competencias en especialistas en Psiquiatría se ha incrementado en los últimos años, y aunque existen diferencias en cuanto a su aplicabilidad en las diferentes naciones, su empleo contribuye a una mejor atención de las demandas en salud mental; existe el reto de priorizar las labores de prevención y fomentar la preparación sistemática de los especialistas que ejercen como docentes. El modelo de formación por competencias en la especialidad de Psiquiatría en Cuba, es compatible con la organización del proceso docente educativo vigente, que potencia la integración medular de la docencia, la labor asistencial y la investigación en la formación del residente.