El consumo de drogas constituye un serio problema de salud.1 En este ámbito la prevención se considera un núcleo importante pues permite enfatizar en el potencial activo y autorregulador de las personas para hacerse responsables de su propio bienestar.2 La American Psychological Association3 enunció directrices para la prevención en Psicología dentro de las que se destacan la necesidad de implementar acciones basadas en la evidencia científica y ajustadas al contexto, que respondan a las necesidades de sus miembros. Se señala que las intervenciones que se realicen deben ser evaluadas, y exige el trabajo integrado y coordinado para garantizar el cumplimiento de los objetivos propuestos. Hace énfasis en la intervención temprana y en la disminución de los factores de riesgo y potencia los factores de protección.
La psicoeducación constituye una alternativa válida para responder a estas exigencias, es por esto que los autores en esta comunicación pretenden socializar acerca de las características que debe tener la estrategia psicoeducativa para la prevención del consumo de drogas en adolescentes y jóvenes, basados en estudios bibliográficos y su experiencia personal.
Al sistematizar estudios donde se realizan intervenciones psicoeducativas se evidencia una concepción esencialmente informativa, caracterizada por: involucrar a una persona proveedora de información y un usuario receptor de esa información, desde esta perspectiva ha primado el carácter pasivo de los participantes.4 Como tendencia tienen como objetivo primario ofrecer información sobre las drogas y sus riegos, utilizan los videos educativos y lecturas con énfasis en la salud y el estilo de vida, y se caracterizan por ser menos interactivas. Se ha demostrado que las intervenciones menos eficientes son las que se centran exclusivamente en el conocimiento.
A juicio de los autores y partiendo del análisis de estas limitaciones, se considera que la psicoeducación debe entenderse como un proceso educativo orientado a estimular los recursos psicológicos en las personas portadoras o no de enfermedades, teniendo como referentes sus necesidades.5) En este proceso se persigue la búsqueda de aprendizajes para el logro de un compromiso con el cuidado de la salud. Debe concebirse como un proceso planificado, escalonado, bilateral, activo y proyectado hacia al futuro, a estimular la autoconciencia y favorecer la autoeducación. Permite la integración sistémica de los métodos que se utilicen para el logro de los objetivos propuestos.
Estas condiciones tienen como referente los fundamentos de la teoría de la educación.6 Un elemento importante para garantizar la efectividad de las acciones es identificar las carencias que tienen los participantes respecto al tema que se pretende abordar, de forma tal que el contenido y los métodos que se utilicen guarden correspondencia con la edad y la madurez alcanzada por estos. Las acciones que se realicen deben estar adecuadamente planificadas y su nivel de complejidad debe ser progresivo. Por lo tanto, es un proceso que tiene dos componentes importantes: el psicoeducador y la(s) persona(s) a la(s) que van dirigidas las acciones. Se considera que el cumplimiento del objetivo educativo debe corresponderse con la capacidad de autotransformarse, organizar su vida y su actividad de las personas que participan. Es importante tener presente que muchas veces estos resultados no se manifiestan de inmediato, sino que la educación se entiende como un proceso que tiene como fin la preparación del hombre para la vida.
Desde esta concepción se diseñan planes de acción, estrategias y programas psicoeducativos con un alcance preventivo. Su uso se ha ido perfeccionando atendiendo a su carácter interactivo, flexible y contextualizado.
La estrategia puede concebirse como la forma de planificar y dirigir acciones para alcanzar determinados objetivos. Su propósito es vencer dificultades con una optimización de tiempo y recursos. De lo anterior se infiere que son siempre conscientes, intencionadas y dirigidas a la solución de problemas de la práctica, y exigen no solo el conocimiento de las capacidades de las personas que la implementan sino de aquellas a las que va dirigida.
Entre las características de la estrategia como resultado científico se destacan: su concepción con enfoque sistémico en el que predominan las relaciones de coordinación, su estructuración a partir de fases o etapas, desde la fase diagnóstica, la programación y ejecución hasta la fase de evaluación; la contradicción entre el estado actual y el deseado de un objeto o situación concreta, la cual se resuelve a partir de la utilización programada de determinados recursos y medios, su carácter dialéctico y validez en un momento y contexto específicos, aunque se reconoce que algunas de sus acciones pueden repetirse en otros espacios; además se reconoce que es un resultado fundamentalmente práctico, aunque no niega la existencia de aportes teóricos para su conformación.7
En consideración de los autores, estos elementos teóricos permiten concluir que la estrategia psicoeducativa para la prevención del consumo de drogas debe contemplar un sistema de acciones educativas orientadas a estimular la capacidad del joven de reconocer los posibles daños, el grado de vulnerabilidad y consecuencias de su consumo, en función de la cual se conforman los mecanismos de autorregulación para evitar o reducir este comportamiento (y consecuentemente la vulnerabilidad) y asumir comportamientos saludables. Debe además aprovechar las posibilidades que ofrece el contexto universitario como comunidad educativa, y en este marco resulta valiosa la incorporación de promotores pares en el proceso preventivo, mediante la educación de iguales.8
Este tipo de estrategia cobra relevancia para el trabajo educativo y de extensión universitaria que se desarrolla en las universidades cubanas, y especialmente en el ámbito de la educación médica cuyo objetivo fundamental se orienta al logro de un desarrollo integral, armónico y equilibrado de la personalidad de los jóvenes como forma de preservarlos del consumo de drogas y formarlos como profesionales integrales.