En el curso escolar 2018-2019, en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara se implementó el Plan D para la carrera de Medicina; la asignatura Introducción a la Medicina General Integral con diseño curricular perfeccionado corresponde al primer semestre de primer año y constituye el primer contacto del estudiante de Medicina con su profesión.1,2
En el programa de la asignatura Introducción a la Medicina General Integral2 perfeccionado destaca como forma organizativa docente la educación en el trabajo, en la que el educando recibe docencia al mismo tiempo que participa en la función asistencial, se forma en la propia área del ejercicio de la profesión: el servicio de salud; su objeto de estudio y sus métodos de aprendizaje son los del trabajo profesional.
Los métodos de trabajo profesional son el motor impulsor de las actividades de estudio, concretados en tareas docentes que se basan en los problemas de salud. Esas tareas se ejecutan de forma progresiva, con complejidad creciente y la participación activa del educando, el cual aprende trabajando al efectuar la enseñanza aprendizaje en condiciones reales y productivas.
En este contexto, la asignatura incorpora el portafolio para la evaluación de las actividades de educación en el trabajo.
Los autores de la presente comunicación pretenden enfatizar en el uso del portafolio con finalidad educativa y cómo este se ha extendido a otros contextos universitarios con resultados positivos. Se emplea para la enseñanza y el aprendizaje; y en la evaluación de las competencias y del aprendizaje centrado en el estudiante.3,4,5,6
Un portafolio de aprendizaje es una selección de trabajos del estudiante quien relata de manera reflexiva el progreso y los logros conseguidos en el proceso de enseñanza aprendizaje de un área específica. Es una técnica que informa sobre las competencias que una persona puede demostrar, así como la naturaleza y el aprovechamiento del proceso de aprendizaje que han tenido para alcanzar esos logros, permite acumular las evidencias, demostrar el cómo y el hacer (3). En la literatura revisada se reconoce la utilidad de su empleo en la enseñanza de la Medicina tanto en pregrado como en la especialización y se publican experiencias exitosas como ha sucedido en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México.3
El diseño empleado en el portafolio de la asignatura Introducción a la Medicina General Integral marca una ruta crítica a seguir por los estudiantes bien definida en términos concretos acerca de las tareas a realizar.4,5) Destacable es la presencia de la guía de evaluación que se expresa en las rúbricas para cada una de las habilidades y valores profesionales a dominar por el estudiante.
El empleo del portafolio requiere una correcta orientación del profesor a los estudiantes quienes recién comienzan en la universidad, y deben despojarse de las formas tradicionales de evaluación y comprender su rol protagónico en la construcción de un aprendizaje autónomo, a la vez que es una herramienta integradora que desarrolla otras competencias como la comunicación oral y escrita.7
Los autores consideran muy beneficioso motivar y explicar al estudiante sobre el empleo que se le da al portafolio como recurso de evaluación proporcionando reflexión y análisis por parte de estos sobre la evolución de su aprendizaje7 pues no es una nueva forma de publicar las calificaciones; su empleo es para promover la evaluación participativa dialogada señalando desaciertos y errores para su corrección oportuna; de esa manera se apropia de conocimientos, habilidades, valores, actitudes y competencias.
Al disponer de una guía de evaluación el estudiante puede autoevaluarse y coevaluarse, lo cual expresa una de las ventajas del empleo del portafolio, según la literatura revisada.3,4,5,6) Sin embargo, los autores de esta comunicación consideran que los profesores necesitan una preparación en la concepción del portafolio de evaluación y no vean esta herramienta como una simple recopilación de tareas a calificar, sino como una forma de congruencia entre el objetivo del aprendizaje, el contenido declarado en términos concretos, y la estructura de las tareas en función de los modos de actuación que caracterizan la actividad profesional mediante la participación en la solución de los problemas en el escenario real, según reclamo del Plan E de estudios para la carrera de Medicina.
Un aspecto destacado en el portafolio empleado en la asignatura Introducción a la Medicina General Integral es que en la evaluación se incluyen los aspectos educativos en vínculo indisoluble con lo instructivo, se califica el dominio de la habilidad y su progreso, la formación y desarrollo de valores, y se potencia la participación responsable del estudiante en su proceso de aprendizaje; en las tareas se hacen evidente las relaciones entre las asignaturas y se representan momentos propicios para la implementación de las diferentes estrategias curriculares declaradas en el plan de estudio.
Sin dudas, el portafolio representa un nuevo escenario para la evaluación;4 la calidad de su empleo depende de cómo lo aplique el binomio profesor-estudiante. Los profesores deben propiciar la reflexión y análisis de los referentes teóricos de cada actividad y su importancia para el desempeño profesional; son a juicio de estos autores, fortalezas del diseño del portafolio: la aplicación de la guía de evaluación, el análisis acierto-error, la inclusión de los objetivos educativos, la autoevaluación y coevaluación que les permite a los estudiantes tomar conciencia acerca de su propio proceso de aprendizaje.
En el contexto de las ciencias médicas se hace necesario estimular su empleo, porque constituye además una ayuda para atender la matrícula numerosa que conforman hoy los escenarios docentes. Los autores consideran que los docentes deben erradicar sus concepciones tradicionales sobre la evaluación y la calificación, y cambiarla por esta modalidad que requiere laboriosidad en su gestión docente porque sigue siendo el profesor el responsable del proceso.
La evaluación se convierte en una oportunidad para el aprendizaje y los errores constituyen fuentes para la reflexión conjunta profesor-alumno, donde este último sea el protagoinista, según criterios de algunos autores4,5,6,7 quienes definen al portafolio como la evaluación auténtica porque integra conocimientos, habilidades y actitudes en el desempeño de una actividad específica.
Estos autores apuestan por su empleo, su uso se irá perfeccionando sobre la marcha en la medida en que el claustro gane en experiencias en el trabajo con esta nueva oportunidad de evaluación: el portafolio.