INTRODUCCIÓN
El ser humano como ser biopsicosocial pasa por diferentes estados emocionales: alegría, tristeza, dolor, angustia, etc. Cada uno de ellos representan situaciones que pueden marcan la vida del individuo, determinando un cambio en la forma de pensar, sentir, enfrentar, afrontar y superar las experiencias, creando así no solo la necesidad de saber cómo proceder sino también la voluntad para hacerlo, llevándolo a transformar esa experiencia en algo positivo para la vida.1
La resiliencia es un término de orden físico que hace referencia a la resistencia que ciertos materiales son capaces de demostrar al estar sometidos a presión. Dentro del contexto de las ciencias sociales, el término fue adaptado para caracterizar aquellas personas que, a pesar de vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos.2) Es considerada como un conjunto de cualidades personales positivas que facilitan la adaptación individual, donde la combinación de experiencias en diferentes etapas del desarrollo contribuye a obtener un afrontamiento exitoso ante eventos críticos que se presenten en la vida y se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno, incluyendo la familia y el medio social. (3
En este orden de ideas, Caldera Montes et al.4 y Herrera Burgos5 la conciben como un proceso dinámico y en equilibrio, que involucra la combinación e interacción de factores de riesgo y protección, esto es, entre los atributos del individuo (factores internos) y su ambiente familiar, social y cultural (factores externos), que lo posibilitan a superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva, pero puede variar con el transcurso del tiempo y con los cambios de contexto.
El ingreso a la universidad resulta ser una etapa que implica importantes transformaciones para los estudiantes, Sobrino Mesías6 lo define como un proceso complejo que reclama la confrontación emocional, social, académica e institucional de los jóvenes.
En el contexto educativo universitario el estudiante se ve sujeto a una serie de retos y demandas académicas y psicosociales, exigencias y situaciones dilemáticas cuyos manejo y capacidad adaptativa pueden favorecer un mejor desempeño, por lo que es de suponer que las capacidades de resiliencia del estudiante deben jugar un papel importante en sus estudios, sobre todo si se trata de disciplinas académicas que demandan una gran carga emocional, como las de ciencias de la salud; sin embargo, la resiliencia en poblaciones estudiantiles universitarias ha sido poco explorada.7
Teniendo en cuenta estos precedentes, el presente trabajo tiene como objetivo: determinar los niveles de resiliencia de los estudiantes de primer año de la carrera Estomatología.
MÉTODOS
Se realizó una investigación de carácter descriptivo transversal en la Facultad de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, entre enero-marzo de 2020. La población de estudio estuvo constituida por los 22 estudiantes matriculados en primer año de la carrera en el curso 2019-2020.
Métodos teóricos utilizados:
Análisis-síntesis: permitió comprender la información a partir de la descomposición de las partes y luego su integración.
Inductivo-deductivo: para vincular lo singular y lo general en la realidad.
Lógico-histórico: para analizar el surgimiento y vigencia de teorías e información general con respecto a la resiliencia.
Método empírico: se aplicó la Escala de Resiliencia de 14 ítems (RS-14) de Wagnild, (2009) basada en la Resilience Scale (RS-25)-Escala de Resiliencia (ER) de 25 ítem (Wagnild& Young, 1993), la cual mide el grado de resiliencia individual, considerado como una característica positiva de la personalidad que permite la adaptación del individuo a situaciones adversas.8
La RS-14 mide dos factores: Factor I: Competencia personal, conformado por 11 ítems o preguntas, las cuales determinan autoconfianza (p2, 7, 11), independencia (p5, 13), decisión (p6, 9, 12), ingenio (p 1, 10) y perseverancia ( p7, 14); Factor II: Aceptación de uno mismo y de la vida, conformado por 3 ítems, los cuales establecen adaptabilidad (p 3), flexibilidad (p8) y una perspectiva de vida estable.4
El rango de puntuación podrá ser de un máximo de 77 puntos para el Factor l y de 21 para el Factor II. El instrumento a utilizar plantea la calificación de acuerdo con los siguientes niveles a partir de su suma:
98-82: muy alta
81-64: alta
63-49: normal
48-31: baja
30-14: muy baja
Se analizó la relación existente entre la resiliencia, el sexo y la vía de ingreso de los estudiantes a la universidad. La recolección de la información se realizó mediante el procesamiento de los cuestionarios individuales. Los resultados se presentaron en tablas y porcientos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La resiliencia y la satisfacción con la vida son cada vez más frecuentes en la investigación científica actual en el área educativa, dada la necesidad mejorar estas capacidades en los estudiantes.
La aplicación de la Escala de Resiliencia (RS-14), dio como resultado que 45,45 % de los estudiantes de primer año presentaron resiliencia baja, el 36,36 % mostró una resiliencia normal, mientras que solo el 9,09 % presentó una resiliencia alta, cifras observables en la Tabla 1.
Las autoras consideraron que esta habilidad social no se encuentra completamente desarrollada en los estudiantes de primer año, y por tanto, se hallan en un estado adaptativo al enfrentar las exigencias y retos impuestos por la vida universitaria. Cáceres et al. (9) y Noruega10) constataron porcientos elevados en la capacidad de resiliencia baja y normal -resultados similares a los encontrados en esta investigación- lo cual demostró que los educandos se encuentran en proceso de sobreponerse ante experiencias de adversidad. En este orden de ideas no se coincide con los estudios de Lugo Márquez et al. (11 y Pinel Martínez et al.12 los cuales constataron altos puntajes en la capacidad de resiliencia alta y moderada.
Las capacidades de resiliencia alta y moderada están condicionadas por la propia exigencia de los estudios de educación superior considerando que el trayecto obligatorio para que estos alumnos accedan a la universidad implica años previos de estudio, en los cuales se enfrentaron a muchas circunstancias complejas que exigen la adquisición de conductas y cogniciones con cierto grado de resiliencia, según refiere en su estudio Cruzado Arévalo.13
En cuanto a la capacidad de resiliencia según sexo, se constató que en el femenino fue de 52,93 % entre alta y normal; en el caso del sexo masculino, en el 60 % resultó baja, como se aprecia en la Tabla 2.
Resultados similares fueron encontrados por Velázquez14) y Caldera Montes et al.4) en sus estudios, donde corroboraron una tendencia por parte del sexo femenino a presentar un mayor nivel de resiliencia, al poseer una mejor definición de sus proyectos de vida y afrontar y sobreponerse más eficientemente a los efectos del estrés.
En la Tabla 3 se analiza la capacidad de resiliencia según vías de ingreso; los cadetes y la orden 18 presentan un mayor porciento de resiliencia normal (100 % y 66,66 % respectivamente), en el caso de los educandos que ingresan por la vía preuniversitario, el mayor puntaje se encuentra en una resiliencia baja (59,50 %).
La vida universitaria está compuesta por un gran número de factores estresantes, tales como realización de exámenes, trabajos individuales y grupales, prácticas, fechas de entrega, establecimiento de relaciones sociales que pueden amenazar el bienestar, tanto físico como psicológico.13
En consideración de estos autores, los cadetes y aquellos que ingresan por la orden 18, al estar involucrados en actividades relacionadas en mayor o menor medida con la vida militar, están expuestos a una disciplina, entrenamiento, adversidades y contextos desconocidos; que los preparan para enfrentar con mejores herramientas las vicisitudes. La circunstancia que implica ser cadetes o encontrarse en el período de servicio militar activo, los mantiene distanciados del cuidado de la familia, las comodidades del hogar y en vínculo estrecho con otros jóvenes que enfrentan y disfrutan juntos una nueva experiencia que los hace madurar y fortalecerse; lo que constituyó un factor importante para elevar sus niveles de resiliencia.
La Tabla 4 muestra como características positivas aquellas preguntas mejor puntuadas para cada capacidad de resiliencia en la dimensión competencia personal, y aquellas con puntuación baja que son indicativos de características negativas.
Los educandos que obtuvieron un nivel alto de resiliencia mostraron estar preparados para las adversidades (P6), los que reconocieron tener resiliencia normal indicaron que la característica más sobresaliente que la fortifica es sentir seguridad en los momentos difíciles (P11), y los que alegaron tener niveles bajo y muy bajo tienen como característica favorable su habilidad para manejar varias situaciones a la vez.
Velázquez14) y Noruega10 explicitan que los puntajes altos en la dimensión de la competencia personal, se debe a la creencia de los estudiantes en sí mismos y en sus capacidades, así como a la autoconfianza, independencia y perseverancia, lo que hace que mantengan sus metas claras y trabajen en función a ellas.
Dentro de las particulares desfavorables se encontró similitud entre las características adversas (P2 y P9) en todos los niveles de resiliencia, las preguntas que evalúan el interés por realizar una actividad y el orgullo al lograrlas, tienen la puntuación más baja en todos los niveles estudiados.
La resiliencia es un llamado a centrarse en cada individuo como alguien único, es enfatizar las potencialidades y los recursos personales que permiten enfrentar situaciones adversas y salir fortalecido, a pesar de estar expuesto a factores de riesgo.
Las cifras obtenidas sobre el factor Aceptación de uno mismo se aprecian en la Tabla 5. En los educandos de resiliencia alta se constató una alta autoestima (P4). De igual manera se observa que esta cualidad va disminuyendo en puntaje para los niveles normal, bajo y muy bajo.
Como características adversas, la percepción de los educandos respecto a que no son disciplinados coincidió en todos los niveles de resiliencia; de igual modo, hubo similitud en P2 y P9, referidas a las preguntas que evalúan el interés por realizar una actividad y el orgullo por lograrlas, las que tienen la puntuación más baja en todos los niveles estudiados.
Se coincide con Caballero García et al.15) y Quito Tapia et al.2 quienes comprobaron la existencia de similitud entre las características adversas en todos los niveles de resiliencia, en ambos factores.
Los autores de este artículo coinciden con Maldonado Guerrero16 cuando expresa que se debe considerar la importancia que representa la universidad como el campo idóneo por excelencia para abordar la resiliencia como nueva epistemología del desarrollo humano, porque tiene todas las condiciones para ofrecer un espacio donde sus miembros -y especialmente sus estudiantes- descubren, investigan y se entregan a la exploración de cómo hacer realidad una vida plena, integral, resiliente y productiva para sí mismos y la sociedad.
CONCLUSIONES
Se determinaron los niveles de resiliencia de los estudiantes de primer año de la carrera Estomatología, la cual fue baja en el mayor porciento de los ítems investigados; estos resultados confirman la necesidad de plantearse nuevas estrategias para su desarrollo por constituir la resiliencia un conjunto de cualidades personales positivas que facilitan la adaptación individual y se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno, que incluye la familia y el medio social.