La voz es el instrumento de trabajo de muchas profesiones, y lo es por excelencia del maestro. Cuidar de ella, conocer cómo se realiza la fonación y los órganos que lo posibilitan es importante para su atención. Muchos consideran que no solo se debe tener una adecuada dicción, sino que el tono de voz, la respiración y la cadencia son factores influyentes en una buena comunicación.
La voz y la dicción son facultades indispensables para la labor del educador al transmitir los conocimientos a sus educandos y lograr determinados efectos en la comprensión del mensaje educativo. Son los instrumentos de trabajo del que ha de valerse en su cotidianidad para el desarrollo de las funciones, y por ello, el maestro es considerado un profesional de la voz.
El educador ha de tener una dicción clara y una articulación precisa, con entonaciones e inflexiones de su voz que maticen el contenido de la expresión para establecer una eficacia comunicativa con el educando, la familia y la comunidad. Es el modelo a imitar por el alumno y por la sociedad en general.1) Este profesional se expone frecuentemente a un mal uso y abuso de la voz cuando habla durante mucho tiempo, fuerte o demasiado rápido, utilizando un tono inadecuado o una respiración incorrecta.
Habitualmente el profesor no hace un adecuado uso de los recursos para la enseñanza que les permitan economizar su voz y disminuir el esfuerzo vocal, además usa la voz como control disciplinario, todo lo cual determina un maltrato a su órgano vocal. A esto pueden añadirse condiciones inadecuadas en las que generalmente se imparte la docencia tales como: el tamaño del aula, una acústica desfavorable a la resonancia del sonido (por ejemplo, los profesores de Español Literatura que leen mucho en voz alta, los de Educación Física que deben trabajar en espacios abiertos), ruidos externos, la presencia de polvo (de la tiza, como recurso para escribir en el pizarrón) y otros factores como la ventilación y la iluminación del aula que pueden incluso favorecer la indisciplina de alumnos por irritación psíquica o distracción, lo cual contribuye a un estrés que favorece el abuso vocal.
El mal uso de la voz y el no cumplimiento de las medidas profilácticas para su conservación, posibilitan que el maestro sea más propenso a padecer disfonías profesionales. En la actualidad, esta afectación constituye uno de los problemas de salud más frecuente en los docentes, acompañado del daño laríngeo.2
Las disfonías en el docente tienen repercusiones desfavorables a diferentes niveles. Por no cumplir cabalmente su labor, puede afectar psicológicamente su comunicación emocional, lo cual repercute en su calidad de vida y en su equilibrio biopsicosocial. Es preciso tener en cuenta que el habla es una función íntimamente relacionada con la psiquis del individuo ya que a través de las palabras se expresan ideas, sentimientos y emociones que permiten reflejar la individualidad fisiológica y psicológica de la persona.3
Los problemas de la voz, causantes de incapacidad laboral temporal o definitiva, pueden desestabilizar el proceso docente educativo por ausencias de algún profesor, lo cual implica un exceso de trabajo para otros docentes y dificultades en la enseñanza continua del alumno; por otra parte, repercute en la economía del país si se tiene en cuenta el alto costo que representa la formación de un docente que debe abandonar su carrera antes o pasado poco tiempo de su egreso, añádase a esto el pago de la seguridad social por certificados y peritajes médicos.4
El aparato de la fonación está compuesto por tres grupos de órganos diferenciados:
Órganos de respiración (cavidades infraglóticas: pulmones, bronquios y tráquea).
Órganos de fonación (cavidades glóticas: laringe, cuerdas vocales y resonadores -nasal, bucal y faríngeo-).
Órganos de articulación (cavidades supraglóticas: paladar, lengua, dientes, labios y glotis).
Su correcto funcionamiento es controlado por el sistema nervioso central a través del área de Broca: sección del cerebro humano involucrada con la producción del lenguaje, situada en el hemisferio izquierdo de la corteza cerebral.5
Es importante que el docente conozca los factores de riesgo que pueden ser enemigos de su voz y tener en cuenta algunos consejos para la prevención de las afecciones vocales, limitados no solo al aparato fonoarticulador, sino también al cuidado del funcionamiento del organismo como un todo por intervenir indirectamente en esta función.
Alfonso Alejo et al.6 y Yánez Palacios et al.7 recomiendan algunos consejos para el uso de la voz por los educadores:
No utilizar la voz como método controlador de la disciplina; el tono elevado, en ocasiones lleno de ira, va perdiendo gradualmente su ritmo y melodía para llegar a convertirse en una voz aguda, desagradable, que llega a ser rechazada.
Hacer uso de la técnica vocal adecuada, sobre todo cuando las exposiciones sean muy largas, cuidando de cumplir las pausas correspondientes para descansar la voz.
Cuidar la apertura bucal lo que ofrecerá un modelo a seguir para los alumnos y dará mayor reposo a sus cuerdas vocales.
Usar adecuadamente la emisión verbovocal, partiendo de los aspectos elementales del mecanismo vocal para evitar la fatiga y las disfonías.
Cuando ruidos externos interfieran en su exposición, no hacer esfuerzos para hacer oír su voz; si el ruido es pasajero espere a que desaparezca, y si es permanente cambie a una actividad donde no tenga que utilizar la voz.
Durante los períodos agudos de infecciones respiratorias tratar de guardar reposo de voz.
Asistir a consultas especializadas en caso de presentar algún tipo de afectación relacionada con el aparato fonoarticulatorio.
No hablar mientras escriba o borre la pizarra por lo dañino que puede ser la inhalación del polvo de la tiza, además de que en ese momento la proyección de su voz no la hace hacia los alumnos.
Ejercitar una técnica vocal diariamente por lo menos 15 minutos y calentar su emisión verbovocal antes de las clases por no más de 10 minutos.
Economizar la voz en el aula, balancee las actividades a desarrollar, incluyendo la realización de ejercicios prácticos escritos o el uso de las tecnologías de la información y comunicación.
A través de la presente comunicación, sus autores han referido la importancia del cuidado de la voz para los educadores de todos los niveles de enseñanza, y alertan hacia las consecuencias negativas que pueden generar su incorrecto uso.