INTRODUCCIÓN
La pandemia de la COVID-19 es ocasionada por el virus SARS-CoV-2 (coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave tipo 2). Se identificó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China, al reportarse casos de un grupo de personas enfermas con un tipo de neumonía desconocida. La mayoría de los individuos afectados tenían vinculación con trabajadores del Mercado Mayorista de Mariscos del Sur de China de Wuhan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como una pandemia el 11 de marzo de 2020.1
Al finalizar la redacción de este artículo (el 6 de febrero de 2021), se reportaban 190 países con casos de COVID-19, ascendían a 105 millones 871 mil 366 los contagiados, de ellos estaban activos una totalidad de 25 millones 925 mil 625 personas, y habían fallecido 2 millones 306 mil 883 a causa de la enfermedad.2
En esa fecha, Cuba reportó 821 nuevos casos de COVID-19, 4 fallecidos y 66 altas médicas. El país acumulaba un millón 283 mil 188 muestras realizadas, 32 mil 011 pacientes con la COVID-19 y 233 fallecidos, con un aumento acelerado de casos a partir del mes de noviembre. Nuevamente las regiones de Guantánamo, La Habana y Santiago de Cuba resaltaban como las provincias con mayor complicación epidemiológica.2
Una de las medidas implementadas por el Sistema de Nacional de Salud (SNS) fue la pesquisa activa a toda la población, la cual ha dado muy buenos resultados en el diagnóstico temprano de pacientes portadores o sospechosos de padecer la COVID-19, así como a sus contactos, lo que ha permitido actuar en etapas tempranas del virus cortando la transmisión y disminuyendo la cantidad de casos en la mayoría de las provincias; impacto positivo que está dando solución a la situación epidemiológica actual.3
La pesquisa activa se realiza desde los diferentes niveles de atención médica, cada cual según le corresponda; aunque la atención primaria de salud (APS) en los últimos años, ha demostrado ser el cimiento del SNS, un potencial en la mejora de la salud de los individuos y la comunidad, lo cual se ha reconocido a nivel internacional. En Cuba, la APS se encuentra en constante progreso, teniendo como fin una atención más efectiva mediante los consultorios médicos presentes en cada comunidad.4
En las adecuaciones sobre el curso escolar en las ciencias médicas, el Director Nacional de la Docencia del Ministerio de Salud Pública (Minsap) de 2020 declara que: “Los estudiantes se vinculan a esta pesquisa en el territorio donde residen o están alojados, si son becarios, por lo que también se integran al proceso de reorganización para desarrollar en forma paralela la enseñanza a distancia indicada.5
En otro diario digital cubano, referenciado por Pedraza Rodríguez et al.,6) la jefa del departamento de APS del Minsap señaló que, desde los consultorios el equipo básico, integrado por el médico y la enfermera de la familia, realizarían la búsqueda activa de casos con sintomatología respiratoria. Esta medida tuvo como objetivo lograr la identificación temprana de casos sospechosos de COVID-19 para garantizar su aislamiento y llevar a cabo las pruebas de PCR que confirman o descartan el diagnóstico de la infección por el virus SARS-CoV-2, al aprovechar la preparación en Semiología Clínica, las habilidades diagnósticas desarrolladas por los estudiantes de medicina cubanos y los valores ético asimilados desde los primeros años en las universidades médicas.
El resultado final del pesquisaje está en la disminución de la morbilidad y mortalidad, gracias a la detección precoz del coronavirus lo cual permite ofrecer una terapéutica oportuna y efectiva para mejorar la calidad de vida de cada paciente durante el estadio de la enfermedad. De ahí el objetivo de este estudio: analizar la percepción que tienen los estudiantes de Medicina sobre las actividades de pesquisa comunitaria en el contexto de la COVID 19.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo transversal. La población estuvo constituida por 20 estudiantes de la carrera de Medicina, ubicados en cuatro consultorios médicos de la familia del Reparto “Antonio Maceo”, pertenecientes al Policlínico Universitario “Ramón López Peña” de Santiago de Cuba, en el periodo correspondiente a noviembre 2020-enero 2021, quienes participaron en la actividad de pesquisa activa para la detección de casos sospechosos de la COVID 19. La pesquisa fue organizada por el equipo básico de salud.
Métodos teóricos:
Análisis-síntesis e histórico-lógico: en la revisión y análisis de la bibliografía consultada. Se realizó una exhaustiva revisión bibliográfica utilizando la información recogida a través de diferentes bases de datos como MediRed, MedLine, Infomed, entre otras, con el fin de conocer sobre otros estudios relacionados con el tema.
Método empírico: cuestionario elaborado por los autores de la investigación y valorado por criterio de especialistas. Se utilizó la variable cualitativa, percepción de los estudiantes acerca de la pesquisa activa comunitaria.
Una vez recolectada la información se procesó de forma computarizada en una computadora personal Core i3, para lo que se creó una base de datos en el programa SSPS 11.5 para Windows que facilitó el análisis de los datos. Se utilizaron aplicaciones de Microsoft Word 2016 y Microsoft Excel 2016. Se conformaron tablas y gráficos que permitieron una adecuada valoración de la información.
Para el análisis de los datos se emplearon números absolutos y porcientos como medidas de resumen. Los resultados fueron presentados en una tabla, que al ser analizada y comparada con la literatura consultada y otros estudios, posibilitaron arribar a conclusiones. Desde su inicio hasta su terminación se preservó el respeto a la dignidad y bienestar de los especialistas, se protegió su privacidad y la confidencialidad de la información, así como la libertad de participar en el estudio mediante el consentimiento informado.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Como se aprecia en la Tabla 1, los estudiantes consideraron la pesquisa activa como necesaria e imprescindible (100 %), el 80 % se siente motivado por la labor que realiza, como un aporte a su desarrollo profesional y como parte de su estrategia curricular (75 %), el 65% consideró esta labor como un freno para el desarrollo del proceso docente-educativo a distancia y el 60 % concordó acerca de la importancia de las actividades educativas. La dificultad más reportada fue sentir temor a contagiarse. (65 %).
Tabla 1 Percepción de los estudiantes acerca de la pesquisa. Policlínico Universitario “Ramón López Peña”. Santiago de Cuba. Noviembre 2020-enero 2021

Fuente: cuestionario
Estos resultados coinciden con los de Díaz Rodríguez et al.,7 donde se encontró un predominio de la pesquisa activa como necesaria e imprescindible (45,45 %); consideró esta labor como un freno para el desarrollo del proceso docente-educativo a distancia, el 69,09 % de ellos, y como un aporte a su desarrollo profesional el 63,64 %. El 72,73 % opinó que había realizado la pesquisa de forma satisfactoria.
Las pesquisas activas han traído algunos beneficios a los alumnos involucrados, la relación creada con los habitantes de las comunidades atendidas han servido de experiencia para los futuros profesionales de la salud en el establecimiento de buenas relaciones médico-paciente. Los estudiantes, mediante el interrogatorio diario orientado hacia la identificación de síntomas respiratorios y las labores de promoción de salud y prevención de enfermedades, pueden ganar habilidades y competencias profesionales en la detección de enfermedades respiratorias agudas, además de aplicar el alto valor humano que se requiere para ser médico mediante el trabajo con grupos vulnerables, especialmente la población envejecida que vive sola, lo que sin duda alguna, contribuye a su desarrollo profesional.8
La pesquisa como vía útil para la detección de enfermedades no es una medida nueva; pues forma parte de las actividades rutinarias de los estudiantes y profesionales en la atención primaria de salud, ha sido la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 el detonante para incorporar la aplicación del método de pesquisa activa de forma permanente y sistemática para la identificación y solución oportuna de los problemas de salud de la población, desde el primer año de la carrera.
La pesquisa activa protagonizada por los estudiantes de las ciencias médicas es dinámica; permite implementar estrategias de prevención de enfermedades y promoción de salud. Al desarrollar las actividades de educación en el trabajo directamente en la atención primaria de salud, se relaciona al estudiante con problemas y situaciones de la práctica médica, lo que permite un pregrado más cerca al posgrado;9 es por ello que el estudiante debe considerarla como parte de su estrategia curricular.
La situación epidemiológica no admite dudas en el modo de actuar de la población en general, donde estudiantes y profesionales de la salud actúan en consecuencia, y esto significa cumplir esta encomienda: la pesquisa activa se debe hacer con la responsabilidad y entrega que el momento exige.
Los estudiantes de Medicina en su formación universitaria interiorizan las responsabilidades que su carrera implica; esto no solo se limita a la adquisición de conocimientos científicos y académicos, sino también a la adquisición de valores éticos debido a que esta es una profesión de servicio, claro ejemplo de la disposición que asumieron diversos estudiantes de Medicina en el mundo a fin de combatir la COVID-19;3) sin embargo no todos asumen esta tarea con motivación, dedicación y consagración.
Todos los estudiantes manifestaron estar acompañados por sus docentes o tutores. El docente desempeña un importante papel junto al equipo básico de salud del consultorio médico de la familia, pues tiene la misión de controlar disciplina en la tarea encomendada, el correcto interrogatorio; además de emitir valoraciones sobre el comportamiento de los estudiantes de Medicina bajo su responsabilidad; al mismo tiempo chequea y vela por el cumplimiento de las medidas de seguridad en el terreno: el uso del nasobuco, el lavado de las manos con jabón, hipoclorito y loción antibacteriana, no tocar las superficies, evitar tocarse la cara, no entrar a las viviendas, tocar la puerta y alejarse hasta un metro y medio de distancia prudencial, e indagar por alguna manifestación de síntomas que indiquen infecciones respiratorias agudas.10
Otra de las tareas desarrollada por el docente es recibir y procesar la información resumen de las pesquisas realizadas por los estudiantes, la conciliación con el equipo básico de salud para su despacho en el puesto de mando del policlínico. Además de realizar la evaluación diaria, semanal y mensual del trabajo comunitario integral como asignatura integradora que vincula conocimientos teóricos de múltiples asignaturas, les enriquece desde la práctica sus presupuestos epistémicos, potencia el desarrollo de habilidades y capacidades investigativas, formativas y educativas.10
Sobre la comunicación con el médico y enfermera de la familia, que algunos encuestados manifestaron no tenerla, los autores de la investigación consideraron que este contacto es muy importante para el cumplimiento del protocolo estipulado para estos casos: los estudiantes informan sus sospechas sobre posibles contagiados al equipo básico de salud, este se presenta en la vivienda y evalúa la situación, que, de ser acertada, se comunica en el puesto de mando del policlínico; luego, el grupo especializado es el encargado de realizar las entrevistas epidemiológicas con profundidad y decide las acciones para cada situación. Cuando se confirma la sospecha, los grupos de control de cada policlínico hacen auditorías relacionadas con la realización de las pesquisas. Desde ese momento, los estudiantes no pesquisan en esos domicilios, pues es responsabilidad del médico y enfermera de la familia.
Los médicos de la familia asumen la evaluación de los casos que reportan los estudiantes, como infecciones respiratorias agudas, para determinar si el paciente se queda en ingreso domiciliario o debe trasladarse a un centro de aislamiento o internarse como sospechoso. Estos profesionales son los encargados de chequear, por las tardes, aquellas casas que no pudieron pesquisar los estudiantes por estar vacías, a fin de abarcar a la mayor cifra posible de personas con alguna sintomatología respiratoria. En el estudio de Díaz Rodríguez et al.,7 el 96,36 % de los estudiantes consideró que la pesquisa fue supervisada por profesionales de la salud, en coincidencia con los resultados obtenidos.
Cisneros Sánchez et al.10 en su investigación concluyeron que la incorporación de estudiantes de Medicina, unido a la organización realizada por el docente y el equipo básico de salud, contribuyó a mejorar la calidad de la pesquisa.
Es necesario destacar la satisfacción por parte de la comunidad, lo cual se evidenció por buen trato a los estudiantes; resultados similares fueron expuestos en la investigación de Molina-Raad;11 sin embargo, en la investigación de Díaz Rodríguez et al.,7 la dificultad más reportada fue la actitud negativa de la población (36,36 %).
En cuanto a la población, la pesquisa activa le ha aportado una atención médica diaria e individualizada que permitió identificar casos sospechosos de COVID-19 desde sus hogares, lo que evitó en gran medida las visitas a los centros de salud de pacientes sanos y enfermos, lo cual contribuyó al distanciamiento social. Los casos identificados como enfermedades respiratorias agudas fueron visitados en las 24 horas posteriores a su diagnóstico por médicos especialistas en medicina comunitaria; ellos fueron los encargados de realizar los tests de antígenos en los hogares y trasladar a los pacientes positivos y sus contactos hacia hospitales especializados y/o centros de aislamiento. La labor de los estudiantes ha causado altos niveles de satisfacción entre los ciudadanos y pacientes en general, reflejadados en las redes sociales y algunas publicaciones científicas que la han evaluado.12
Los autores de la investigación coinciden con el criterio de Molina Raad,11 al plantear que cuando las labores de pesquisa activa se realizan de forma organizada, primando el sentido de pertenencia, la disciplina y las buenas relaciones interpersonales entre estudiantes-docentes-población, su éxito es incuestionable.
Aunque se les exige a los estudiantes respetar el distanciamiento social, los autores de la investigación consideran que la promoción de salud constituye guía, visión, método, estrategia que conlleva al bienestar y a un mayor control de la salud, tanto de las personas como de la comunidad. Permite la solución y la construcción de entornos saludables, por lo que hay que desarrollarla en aquellos espacios de trabajo, estudio o descanso donde sea necesario hacerla funcionar.
Se impone en tiempos de pandemia cerciorarse a través del pesquisaje de que el usuario que recibe la atención entienda, y utilice la información y los mensajes de salud que se les ofrecen, para lograr personas más activas, involucradas, participativas y protagonistas de su propia salud, que adquieran una mayor conciencia de autocuidado, automanejo y autorresponsabilidad.
En la investigación, todos los estudiantes recibieron una capacitación orientada a transmitir conocimientos y modos de actuación ante la COVID-19. La universidad médica jugó un importante papel desde la instrucción a los docentes que dirigieron, guiaron y compartieron con los estudiantes la pesquisa. Estos resultados son similares a los de Rodríguez-García et al.,13 donde el 100 % de los estudiantes en pesquisa activa recibieron capacitación en los centros docentes, así como el asesoramiento del personal de salud.
El miedo es una emoción básica, fundamental para la supervivencia, es la reacción más natural ante un objeto o situación que amenaza la vida o integridad física y/o psicológica.14 Johnson et al.,15 estudiaron las emociones, preocupaciones y reflexiones frente a la pandemia de la COVID-19 en Argentina, encontraron que la población encuestada sintió incertidumbre, miedo y angustia, pero también emergió un sentimiento de responsabilidad y cuidado frente a la enfermedad; resultados que coinciden con la presente investigación.
CONCLUSIONES
A pesar de que los estudiantes consideraron la pesquisa activa como necesaria e imprescindible, que aportó a su desarrollo profesional y se sintieron motivados en su mayoría por esta actividad, percibieron que esta labor puede frenar el desarrollo del proceso docente-educativo a distancia, que se ha efectuado durante la pandemia de la COVID-19.