Introducción
En las comunidades Andinas de América Latina, principalmente en los países de sur américa, entre los se encuentra el Ecuador tienen diferentes connotaciones culturales en su manera de vivir, el Ecuador es una de las naciones que presentan sus propias particularidades; en su filosofía, visión del mundo y el universo, a pesar de ser uno de los estados más pequeños de sur América, es sin duda uno de los más ricos en culturas autóctonas hispanoamericanas (Torres, 2015).
La diversidad humana y geográfica del Ecuador abre la posibilidad de disfrutar la multiplicidad de producciones culturales que se descubre en cada uno de sus pueblos aborígenes, una riqueza cultural que incorpora en ella prácticas culturales , que son producto de un venir histórico , manifestaciones, conocimientos y saberes que tiene una relación directa con los relatos de hechos históricos, acontecimientos míticos y expresiones e incorporándose aquí mitos, rituales y expresiones del arte popular como poesía, música y danza, constituyéndolos como parte de la cultura popular Ecuatoriana.
Los pueblos andinos tienen una cosmovisión propia de su entorno donde los seres humanos viven en igualdad y equilibrio con los elementos de la naturaleza, para ellos todo tiene un espíritu y una energía que permiten esa convivencia armónica entre el hombre y la tierra. Toda comunidad humana tiene sus propias particularidades en su filosofía, visión del mundo y el universo, sus valores sobre la vida, así como también sus propias fiestas, tradiciones y costumbres culturales.
Las celebraciones sociales, los rituales y los actos festivos son actividades que estructuran la vida de las comunidades, grupos sociales y reafirman su identidad. Realizados en público o en privado, en un contexto sagrado o profano, en el área rural o urbana, las fiestas, rituales, prácticas tradicionales pueden estar asociadas al ciclo vital de individuos (Torres, 2012).
La presente investigación tiene la finalidad de revitalizar, revalorizar, conservar y promover la memoria histórica reforzando la identidad cultural de los ecuatorianos.
Desarrollo
El Ecuador es uno de los países más pequeños de Sudamérica, con 270.000 km2, Limitando al norte con Colombia, al sur y al este con el Perú, y al oeste con el Océano Pacífico y está ubicado entre los 1º 21' de latitud Norte y 5º de latitud Sur, y entre los 75º 11' y 81º 1' de longitud Oeste. El país se divide en cuatro regiones naturales: las planicies occidentales de la Costa, la zona andina o Sierra, el Oriente o región Amazónica y las Islas Galápagos. El mosaico de paisajes que forman estas cuatro unidades y su posición geográfica son la clave, para ser dueños de una altísima diversidad biológica y cultural (Torres, 2015).
Tatzo & Rodríguez (2012), plantea que antes de la llegada de los conquistadores españoles a los Andes, las fiestas y las celebraciones andinas eran uno de los componentes fundamentales en la vida y cosmovisión de las sociedades aborígenes del Ecuador.
La cultura andina es agro céntrica en la medida en que sus relaciones sociales y económicas están organizadas alrededor de la producción agrícola. Este modo de producción entre los campesinos del mundo andino ha desarrollado el conocimiento necesario del tiempo y el espacio.
El término Pacha, como palabra propio en los idiomas andinos, el quikua y el aymara, expresa la totalidad del tiempo y el espacio universal. Expresa y significa la totalidad existencial de la vida. Y el término Mama, como palabra más conocida en los diferentes pueblos y sus idiomas, significa, directamente el sentido de ser Madre. En este sentido, debemos comprender la expresión del nombre Pachamama como el ser Madre de toda la existencia vital y universal (Yujra, 1996).
Creencia religiosa usada en pueblos autóctonos andinos Pachamama o más usualmente pacha del pacha: tierra y, por posterior extensión bastante moderna mundo, cosmos, mama: madre -es decir Madre tierra es la gran deidad entre los pueblos indígenas de los andes de la cordillera de los andes centrales de América del sur.
No es una divinidad creadora sino protectora y proveedora; cobija a los hombres, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la. A cambio de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no sólo en los momentos y sitios predeterminados para el ritual sino, particularmente, en todos los acontecimientos culturalmente significativos, configurándose así una suerte de reciprocidad.
Es el cultivo de la tierra lo que marca los ritmos indígenas, pues ahí se germina la vida, la naturaleza, el alimento y, a través de todo esto, se mantiene la salud. En reciprocidad a ello, el calendario agrícola marca la pauta de la vida de los pueblos originarios. El sistema calendárico, los ciclos agrícolas y la naturaleza, están reguladas por las estaciones, y éstas a su vez por las divinidades. Los movimientos señalados por los astrónomos en las estaciones adecuadas, de conformidad con el estudio de los astros, señalaban las épocas apropiadas para realizar las más importantes faenas agrícolas.
De esta manera, los ciclos agrícolas determinaron la organización del calendario, en un sistema en que, desde la preparación de las tierras de cultivo, riego, siembra y cosecha estaban sujetas a un cronograma anual de trabajo, cuyas funciones, regidas a un orden de distribución de labores, la relacionaron al mantenimiento de los sistemas hidráulicos, a los fines de un alto rendimiento agrícola, vinculados a los ciclos astronómicos, al conocimiento de los fenómenos atmosféricos y a la jerarquía de los meses que indicaban en el calendario los solsticios y equinoccios, fechas importantes que centraban las faenas agrícolas y daban inicio a las estaciones agrícolas adecuadas para la agricultura (Botero, 1992).
Dentro de ese contexto, todos los meses tienen su sello festivo y agosto es un tiempo especial llamado mes de la Pachamama los pueblos originarios cuentan con una infinidad de fiestas durante todo el año, las cuales tienen una estrecha relación con el ciclo agrícola, cuya principal forma de desarrollo y producción es la agricultura, ellos consideran que hay fuerzas sobrenaturales y seres celestiales que influyen sobre los factores tan importantes como en el clima, diferentes factores que dependen las diferentes actividades agrícolas, es el tiempo-espacio que no solo se conceptualiza como un proceso histórico, sino fundamentalmente como la organización cíclica de períodos de producción entre la siembra y la cosecha. Estos periodos o ciclos de producción son guiados por varias lecturas: las estrellas, las constelaciones y los fenómenos naturales que aparecen en el territorio de producción (Botero, 1992).
Marcelino Espinoza Ramos, es uno de los sabios andinos nos dice que el pago a la tierra consiste en agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra), porque sobre la Pachamama es donde vivimos, tenemos nuestra casa, tenemos animales, chacras, por eso nosotros pagamos, para que nos vaya mejor, porque todo no los da la Pachamama.
Celebrar a la Pachamama es esencial en la concepción ancestral de los pueblos indígenas. Esta costumbre se asienta en que ellos asumen que son parte de un ser mayor, la Tierra, y esta celebración es un modo de asumirlo.
Las fiestas populares como manifestaciones de la voluntad colectiva y de la experiencia de regocijo común exaltan a la comunidad celebrante y a los elementos constitutivos de su interés colectivo. La fiesta es, entonces, un tipo específico de acción conjunta, es, ante todo, en palabras de Antonio Ariño, "acción simbólicorritual, cíclica, recurrente y periódica, la fiesta se entiende como un producto social que expresa y refleja los valores, creencias e incluso intereses del grupo o grupos que la protagonizan". Es mucho más que el pretexto de la congregación, es más que la reunión espontánea de individuos alrededor del licor y la diversión. Es un evento en el que se manifiestan de manera excepcional los diferentes modos de la práctica colectiva. En ella se hacen aprehensibles las lógicas del poder, tanto en la transgresión y la disputa como en la cohesión y la reafirmación identitaria. Las fiestas populares son eventos privilegiados de la vida en comunidad, y son al mismo tiempo transitivas y reflexivas: la colectividad celebra algo y se celebra a sí misma (Largo, 2015).
Según Weding & Menasche (2010), las fiestas son comprendidas como rituales que suceden en las más variadas sociedades, mostrando los valores de los grupos. Presentan dinámicas particulares y colectivas, ocurren en espacios donde integran actos de comer, beber, compartir, conmemorar y alegrarse. De esa forma acaban rompiendo con la rutina cotidiana (Cuyate, Da Costa & Pasquotto Mariani, 2014).
Menciona también que al estudiar las fiestas rurales en comunidades rurales francesas, indicó cambios relacionados con el tema de quién organiza y "para quién" es realizada la fiesta. Las fiestas en la comunidad son aquellas donde se reconstruye una tradición local para el público externo, traduciéndose en un movimiento de revalorización de lo rural. Son organizadas para atraer turistas y destacadas por la gran participación de personas de afuera y de jóvenes locales, mientras que los pobladores más viejos están casi ausentes (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2003); (2016).
Comunidad se observa la presencia de familias, que son las que organizan las fiestas. De todos modos todas atraen personas de "afuera" de la comunidad, pudiendo ser consideradas como potenciales para el turismo (Cuyate, et al., 2014).
La fiesta se ha definido de manera intuitiva como un espacio que materializa la carencia de los valores superiores de productividad y de progreso de la racionalidad moderna. Un espacio en el que no se trabaja, no se produce, no se cultiva, no se responde a las actividades cotidianas y no se piensa en el éxito duradero o en el desarrollo a largo plazo. Antonio Ariño afirma que "de acuerdo con las teorías clásicas de la modernización, trabajo y fiesta, productividad y goce serían contrarios. Así, la fiesta se definiría de manera superficial como sinónimo de ocio, descanso, juego y pereza, enfrentada casi de manera natural al tiempo ordinario del trabajo. Sin embargo, la fiesta como hecho social va más allá de esta vaga definición (Largo, 2015).
Según Marujo (2015), dice que los eventos culturales, denominados festivales tradicionales, constituyen un área de interés para muchos investigadores pues son un medio para expresar la relación próxima que existe entre identidad y lugar. Los eventos culturales promueven el diálogo, crean sentimientos y marcan presencia. En la actualidad ejercen una gran importancia en el contexto social, cultural, político y económico de un país o una región. Es obvio que los eventos siempre desempeñaron un importante rol en la sociedad humana pues el tedio de la vida cotidiana fue y será quebrantado por la realización de eventos. Los mismos son cada vez más importantes para la cultura y desempeñan un poderoso rol en la sociedad abarcando diferentes períodos de la historia de la humanidad.
En muchos países y regiones se asiste a la proliferación de diversos eventos culturales (Recreaciones Históricas, Capital Europea de la Cultura, Carnavales, Festivales del Vino, Festivales Gastronómicos, etc.) para seducir a visitantes o turistas. No obstante, la realización de eventos culturales no busca sólo atraer visitantes, sino que también estimula el desarrollo socioeconómico de una región y puede contribuir a la preservación del patrimonio cultural de diversas villas o ciudades.
(Marujo, 2015)"Los eventos culturales, en particular, han surgido como un medio para mejorar la imagen de las ciudades, para dar vida a las calles de la ciudad y renovar el orgullo por su ciudad natal en los ciudadanos"
Broca (2006), nos dice que el turismo y su manejo han venido aumentado su importancia en los últimos años, hasta llegar a construir una de las actividades preponderantes de la sociedad actual; mientras que Llorenç Prats (2011), afirma que la relación existente entre turismo y patrimonio sigue siendo, después de décadas de hablar y escribir sobre ella, un mar de confusiones. No ha habido manera, ni quizás interés suficiente, de intentar conjugar dos lógicas tan dispares como la del sector de la gestión patrimonial y la del sector empresarial turístico.
Hablar del Ecuador es descubrir en cada uno de los pueblos su riqueza cultural expresada en sus diferentes manifestaciones históricas, los pueblos andinos tienen una cosmovisión propia de su entorno donde los seres humanos viven en igualdad y equilibrio con los elementos de la naturaleza, para ellos todo tiene un espíritu y una energía que permiten esa convivencia armónica entre el hombre y la tierra.
Todas las fiestas se realizaban alrededor de la agricultura principalmente en el ciclo del maíz, los danzantes participaban con su baile en la siembra, en el nacimiento, en el deshierbe, en la protección del maíz de las aves, en la cosecha; cómo podemos ver siempre se estaban encomendando a sus dioses, con ofrendas muchas veces vidas humanas, doncellas, y su danza ritual estaba destinada para que los dioses les concedan un buen producto.
También respetaron sus cultos religiosos aunque poco a poco las fueron articulando al culto del Dios Sol, que luego adquirió un carácter de religión de estado; estos cultos que lo hacían con música y danzas cumplían una función vital dentro de los ciclos agrícolas, según la obra de Carlos Coba, cuatro fiestas solemnes celebraban por año los caciques de la Cultura Kichwa - hablante del Ecuador, siguiendo la tradición de los Incas en su corte, a más de los menores.
Cuando salían a sus fiestas y placeres en alguna plaza, juntábanse todos los indios y dos de ellos con dos tambores hacían son: se designaba un guía y comenzaban a danzar y a bailar; al cual todos siguen y llevan cada uno la vasija de en la mano, para beber, bailar, cantar y todos lo hacen a un mismo tiempo (Maus, 1981).
Según estos investigadores, cuando empezaba la fiesta cantaban y bailaban no solo los danzantes sino todos los miembros de esa comunidad al ritmo de varios músicos que ejecutaban varios instrumentos como dulzainas, pífanos, quipas tambores
Los indígenas de estas naciones usaron los instrumentos musicales, para los ritos guerreros y en algunas naciones los tambores, señal para las festividades y otros acontecimientos. En ninguna fiesta podían estar ausentes los instrumentos musicales para dar alegría a sus festividades.
Cuando hacían las fiestas grandes del año, o sea las cuatro mayores del Raymi, era mucha la gente que se juntaba, haciendo sus juegos y con sones de instrumentos de música de la que ellos tienen: tamborinos, flautas y cascabeles”. Las fiestas iban acompañadas de música de acuerdo a la fiesta que se desarrollaba. Los ritmos y melodías no eran las mismas, como acontece, en algunas ocasiones en las persistencias etnoculturales, cada zona cultural y cada fiesta tiene su propia música; los instrumentos musicales cumplen una función específica dentro del contexto cultural festivo.
En todas estas fiestas estaba presente la música del bombo, pingullo, quipas, rondadores dulzainas, etc. que estaban construidos de los huesos de animales o de los huesos de sus enemigos, (conseguidos en las gestas de conquistas) también de plumas de cóndor, bocinas construidas de cañas y caracoles marinos; estos instrumentos de la costa llegaban a la sierra por el intercambio comercial entre estas zonas del imperio inca.
En este estudio se consideró muy importante el análisis sobre la cantidad de conocimientos que poseen los turistas locales y extranjeros, junto con las personas de la localidad y comunidades, para conocer el nivel de conocimientos de nuestras tradiciones, fiestas y cultura hemos tomado en consideración las preguntas más representativas de las encuestas para nuestro análisis.
Se observa que el 68,2% de los habitantes conocen y practican las tradiciones ancestrales, mientras que el 31,8% de los habitantes se han olvidado de las tradiciones ya sea por influencia de nuevas costumbres, por el cambio de religiones que los obligan a olvidar o cambiar de costumbres, aparición de nuevas actividades muy novedosas.
Se observa también que la mayor parte de los motivos por los cuales no se practican estas costumbres están relacionados con el consumismo y el cambiar de los tiempos, el 74% de las personas creen que los motivos más relevantes para que ocurra este fenómeno son la migración, evangelización, pérdida de valores, la tecnología y el origen de nuevas actividades, mientras que el 26% dicen haberse perdido estas tradiciones por otras causas no específicas.
Se considera importante la recopilación de las diferentes manifestaciones ancestrales de los pueblos y comunidades y con ello se encuentran de acuerdo el 98,3% de los entrevistados, mientras que para el 1,7% de los entrevistados no posee importancia estas manifestaciones, esto debido a la introducción de nuevas costumbres adoptadas de otras regiones y países.
Se solicitó también cuáles deberían ser las actividades que se deben mantener en estas festividades y cuales deben desaparecer a lo que el 98% de las personas dicen que se debe mantener las existentes unas de mayor agrado que otras pero todas son indispensables para el buen desempeño de las fiestas y así lograr una mayor aceptación de las mismas entre las personas que no aprecian mucho nuestra identidad.
Conclusiones
Se puede concluir que en dicha investigación evidencia que un porcentaje mayoritario de encuestados conocen y practican las tradiciones las manifestaciones ancestrales, siendo esto muy importante para la comunidad, por lo cual las personas investigadas manifiestan que es necesario o muy importante el difundir y documentar la importancia que tiene para nuestra identidad dichas celebraciones andinas y fiestas populares del Ecuador como ritos ancestrales de nuestros antepasados.