Introducción
En diciembre de 2019, se alertó sobre el brote de una nueva enfermedad respiratoria grave llamada COVID-19 (Coronavirus Desease 2019), causada por el SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2). En enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró alerta sanitaria internacional con el objetivo de refrenar el contagio.1
La COVID-19 ha causado afectaciones en todos los sectores, debido a la necesidad del distanciamiento social y la imposición de medidas higiénico-sanitarias que interrumpen el desarrollo normal de las actividades habituales. El sector educación es uno de los más afectados debido al requerimiento de nuevas dinámicas, distintas a las del aula convencional. Las universidades no han quedado ajenas a esta situación, en especial las universidades médicas, donde la enseñanza necesita una interrelación constante entre la recepción de clases en el aula y la práctica médica en los escenarios asistenciales.
Como refiere Sánchez Mendiola,2 si bien los estudiantes de las ciencias de la salud poseen amplios conocimientos de diversas ramas de las ciencias médicas, todavía carecen de la preparación suficiente para enfrentar esta situación. La aparición de la COVID-19 causó la salida de los estudiantes de las universidades médicas, y alteró el curso de los programas académicos al detener rotaciones, práctica preprofesional y otras actividades.
En el caso particular de Cuba, los estudiantes de las ciencias de la salud se incorporaron a la pesquisa activa, la cual forma parte de las actividades a realizar en la educación en el trabajo.
El autoaprendizaje constituye una vía para incorporar y potenciar conocimientos mediante el consumo, elaboración y reelaboración de conceptos. Este tipo de enseñanza se apoya en la capacidad de asimilación, adaptación al medio y voluntad del estudiante. Para ello, es necesario que el este concientice sus potencialidades y limitaciones.3
Las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), han jugado un papel importante en la reforma de la educación. La adopción de las TIC por parte de las instituciones educativas como herramienta en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ha tenido un impacto positivo al favorecer la apropiación de conocimientos mediante un modelo de comunicación que se complementa con la educación tradicional.4 Sin embargo, no todos los países cuentan con programas bien establecidos, ni con los recursos necesarios para implantar una educación virtual sólida.
En Cuba, el sector de la salud pública fue uno de los primeros en usar las TIC en su trabajo diario y en la educación superior. De esta forma, se ha puesto en práctica un modelo de educación actualizado, con una alta carga investigativa.5
Como expresan Alfonso Sánchez y otros: “En la educación médica cubana el aprendizaje en red es el modelo de educación a distancia, con la integración de las tecnologías de la información y la comunicación, y abarca la educación de pre y posgrado en las modalidades virtual, semipresencial y apoyo virtual a la docencia presencial”.6
La e-salud y el autoaprendizaje constituyen herramientas útiles en la universidad actual, por ello, durante la COVID-19, su uso ha permitido continuar desarrollando un proceso enseñanza-aprendizaje de calidad. La necesidad del distanciamiento social y aislamiento, ha generado una revolución en cuanto al uso de las TIC a nivel mundial al ser requeridas para continuar la formación de recursos humanos.
Desde la experiencia de los autores, el uso de las TIC y su constante desarrollo representan un indudable aporte a la educación médica, que mejora el intercambio de información al eliminar barreras en la comunicación como los horarios y espacios, y permite la asimilación de metodologías, contenidos y estrategias en una forma más didáctica.
El e-learning, o e-aprendizaje, se ha convertido en un canal de comunicación efectivo al facultar la utilización de las nuevas tecnologías multimedia y de Internet para mejorar la calidad del aprendizaje y facilitar el acceso a recursos y servicios, así como a la colaboración e intercambio remotos.4
En relación con lo anteriormente expuesto, el objetivo del presente estudio es caracterizar el uso de las tecnologías de la información y de las comunicaciones para el autoaprendizaje por estudiantes de las ciencias médicas durante la COVID-19 en Cuba.
Métodos
Se realizó un estudio multicéntrico, observacional, descriptivo y transversal, en estudiantes de las ciencias médicas en Cuba, durante el mes de julio de 2020. La población estudiada fue la de las carreras de Medicina, Licenciatura en Enfermería, Estomatología y Licenciatura en Tecnologías de la Salud -según datos del Anuario Estadístico de Salud, integrada por 92025 estudiantes.7 La muestra estuvo constituida por 354 estudiantes, seleccionados mediante un muestreo tipo “bola de nieve” o snow ball, donde cada encuestado compartió con sus conocidos el enlace de la encuesta, y así sucesivamente.
Se analizaron las variables edad, sexo biológico, carrera, año académico, disponibilidad de dispositivos electrónicos, empleo de dispositivos, redes sociales y aplicaciones de mensajería y recursos de la red Infomed para el autoaprendizaje. Igualmente, se consultó el tiempo de uso diario de las TIC para el autoaprendizaje. Para conocer sobre la capacitación con vistas a la COVID-19, se encuestó sobre la suscripción en cursos disponibles en Infomed, en el campus virtual de la Organización Mundial de la Salud y en el Campus Virtual de Salud Pública (CVSP) de la Organización Panamericana de la Salud. Se recogió la participación en eventos o jornadas científicas virtuales relacionadas con la COVID-19, así como la redacción y envío de artículos sobre dicho tema y su publicación.
Para recolectar la información, se empleó un formulario de Google Forms, cuyo enlace fue compartido por los investigadores en sus redes sociales, en redes sociales académicas y en grupos de WhatsApp. La encuesta no fue compartida previamente y se configuró para que todas las preguntas tuviesen que ser respondidas.
La información obtenida fue almacenada y procesada en una base de datos. Se empleó estadística descriptiva para su procesamiento, mediante el uso de frecuencias absolutas, relativas porcentuales, media y desviación estándar.
Se solicitó a cada estudiante su consentimiento para participar en la investigación, fue la primera pregunta de la encuesta y requisito indispensable para acceder ella. Se siguieron los principios de la bioética y ética médica para la investigación científica en las ciencias de la salud.
Resultados
Fueron encuestados 354 estudiantes, que representan el 0,38 % de los de las ciencias de la salud en Cuba. Se encontró predominio del sexo femenino (53,67 %), así como de edades entre 18 y 23 años (92,36 %). La edad media fue de 21,03 ± 2,01 años (tabla 1). El 67,23 % de los encuestados fueron estudiantes de medicina; los años académicos de mayor respuesta fueron segundo (24,86 %) y primer año (21,19 %). El 32,49 % de los encuestados provenían de la Universidad de Ciencias Médicas (UCM) de Santiago de Cuba, y el 31,36 de la UCM de Matanzas; sin embargo, al analizar la cantidad de participantes con respecto a la matrícula de su universidad, la de mayor participación fue la UCM de Matanzas (2,53 % de la matrícula) (tabla 1).
Variables | No. | %* |
---|---|---|
18-20 | 163 | 46,04 |
21-23 | 164 | 46,32 |
24-26 | 23 | 6,5 |
≥ 27 | 4 | 1,14 |
Masculino | 164 | 46,33 |
Femenino | 190 | 53,67 |
Medicina | 238 | 67,23 |
Estomatología | 105 | 29,66 |
Enfermería | 6 | 1,7 |
Tecnologías de la salud | 5 | 1,41 |
1ro | 75 | 21,19 |
2do | 88 | 24,86 |
3ro | 62 | 17,51 |
4to | 66 | 18,64 |
5to | 63 | 17,8 |
Santiago de Cuba | 115 | 32,49 (1,3) |
Matanzas | 111 | 31,36 (2,53) |
Pinar del Río | 25 | 7,06 (0,45) |
Holguín | 19 | 5,37 (0,24) |
Cienfuegos | 16 | 4,52 (0,46) |
Villa Clara | 16 | 4,52 (0,23) |
Sancti Spíritus | 12 | 3,39 (0,29) |
Camagüey | 10 | 2,82 (0,15) |
Las Tunas | 10 | 2,82 (0,24) |
Granma | 9 | 2,55 (0,13) |
Guantánamo | 8 | 2,26 (0,14) |
La Habana | 2 | 0,56 (0,01) |
Mayabeque | 1 | 0,28 (0,25) |
*En las universidades se agregó, entre paréntesis, el porciento que representan los encuestados del total de la matrícula de la institución.
El 100 % de los estudiantes encuestados declaró que disponía de dispositivos electrónicos propios. El 89,27 % refirió que empleaba los teléfonos móviles para estudiar, mientras que el 0,28 % negó el uso de medio electrónico alguno para el estudio. El 91,24 % de los estudiantes afirmó que utilizaba alguna red social o aplicación de mensajería con fines de estudio, mientras que 8,76 % no las empleó. El 91,24 % de los estudiantes nombró a WhatsApp como principal medio de intercambio para el estudio (tabla 2).
El 95,76 % de los estudiantes afirmó que empleaba recursos disponibles en Infomed durante su preparación o autoestudio. El 55,37 % accedió a la Universidad Virtual de Salud, mientras que el 40,96 % consultó la Biblioteca Virtual de Salud (tabla 3).
Medios de la red Infomed | No. | % |
---|---|---|
Universidad Virtual de Salud | 196 | 55,37 |
Biblioteca Virtual de Salud | 145 | 40,96 |
Portal Infomed | 125 | 35,31 |
SciELO, Cuba | 116 | 32,77 |
Revistas científicas | 75 | 21,19 |
Revistas científicas estudiantiles | 63 | 17,8 |
Sitios web de especialidades | 47 | 13,28 |
Sitios web institucionales | 29 | 8,19 |
Repositorios institucionales | 9 | 2,54 |
El 46,89 % de los estudiantes dijo que empleaba las TIC menos de dos horas diarias e igual porciento, de 3 a 4 horas al día; el 5,93 % expresó que las empleaba por 5 horas o más. El 11,86 % de los estudiantes declaró su participación en cursos virtuales sobre la COVID-19; un 78,57 %, en cursos disponibles en Infomed. El 11,9 % empleó el campus virtual de la Organización Mundial de la Salud; mientras que el 9,52 %, el Campus Virtual de Salud Pública (CVSP) de la Organización Panamericana de la Salud.
El 11,29 % de los estudiantes refirió que había participado en algún tipo de evento o jornada científica virtual relacionada con la COVID-19. El 5,64 % de los encuestados expuso haber redactado y enviado un artículo sobre COVID-19 a revistas científicas. Solo 6 estudiantes afirmaron tener al menos un artículo publicado sobre el tema.
Discusión
Las carreras de ciencias médicas en Cuba se cursan generalmente en edades entre los 18 y 25 años. Sin embargo, las universidades brindan la oportunidad de realizar cambios de carrera si el estudiante posee un buen índice académico, además de las posibilidades de realizar nuevamente pruebas de ingreso o acogerse, durante el servicio militar, a la Orden 18.
Los autores consideran que factores como el haber cambiado de carrera o tener más edad, pudieran influir en el uso y aprovechamiento de las TIC en el proceso de autoaprendizaje.
La carrera de medicina constituye la de mayor matrícula entre las de ciencias médicas, dicha preponderancia ha sido verificada en estudios. Llama la atención la gran participación de estudiantes de estomatología en la encuesta realizada en la investigación pues, según el Anuario Estadístico de Salud de 2019, es la carrera de menor matrícula.7 Ello pudiera estar influenciado por la composición de las redes sociales de los autores del presente artículo, los cuales las emplearon como principal medio de difusión de la encuesta.
Además, es conocido que estos estudiantes tienen acceso a las TIC desde edades cada vez más tempranas, y son auténticos nativos digitales y de la Internet, lo cual les permite familiarizarse con mayor facilidad con este tipo de actividades.
Echevarría Hernández y Rúa Batistapau,8 encontraron en su estudio que el 100 % de los encuestados disponían de dispositivos electrónicos, lo cual concuerda con los resultados de esta investigación, y refirieron que el 77,14 % los emplea para el autoestudio, cifra inferior a lo reportado por la presente, donde los resultados pudieron estar condicionados por el hecho de que los estudiantes que accedieron a la encuesta eran los que disponían de tecnología.
La tenencia de medios electrónicos (teléfonos móviles, tabletas, computadoras portátiles o de escritorio y otros) es generalidad actualmente entre los jóvenes. Sin embargo, todavía algunos no los poseen debido a su costo. En el ambiente universitario, y pese a la gran necesidad de estos, dicha realidad no es diferente. Los teléfonos móviles y las computadoras portátiles son casi siempre los más usados debido a sus múltiples ventajas, a la utilidad que tienen para el estudiante. Sin embargo, a pesar de sus bondades, existen estudiantes que, disponiendo del medio, prefieren el estudio convencional a través de los libros impresos.9
Al analizar las dinámicas de comunicación entre estudiantes de una facultad de medicina, Guillén López10 encontró que Facebook fue la red social más empleada. En la presente investigación, esta red social queda en tercer lugar, por lo cual existe divergencia entre investigaciones. Esto puede deberse a que, en la investigación antes citada, se excluyó WhatsApp pues exponen que, para analizarla, deberían estudiar si los estudiantes poseían dispositivos móviles y si tenían la aplicación instalada.
Las redes sociales (académicas o no), así como las aplicaciones de mensajería, son utilizadas diariamente por miles de personas en Cuba y en el mundo. En la actualidad no se concibe una vida sin ellas. Los incipientes datos sobre el papel de las redes sociales en la pandemia de la COVID-19, explican cómo surgen nuevas funciones en estas plataformas, mientras otras se perfeccionan y adaptan a las nuevas necesidades.11,12 La aplicabilidad de las redes sociales en gestión de crisis puede ser trasladada a la comunidad educativa, ya que estas tienen un potencial como elemento de transmisión de información académica. Se han reportado situaciones donde estas se han establecido como medio de comunicación y coordinación tras desastres, como el terremoto que asoló Nueva Zelanda.11,13
La posibilidad de coordinar actividades, compartir tutoriales, archivos, impartir cursos, videollamadas y chats grupales entre otras, si se emplean de la forma adecuada, pueden favorecer y optimizar el autoaprendizaje. Sin embargo, estas mismas ventajas comunicativas pueden ser negativas al provocar que el estudiante centre su atención en otros fines que sean de ocio y no docentes. De igual forma, la carencia de infraestructuras y terminales, así como los costos de la Internet, hacen que estas ventajas no lleguen al total de los estudiantes.
Es necesario aclarar que el uso de las redes sociales y aplicaciones de mensajería depende de los hábitos e intereses de cada región. Debido a las restricciones de Internet para Cuba, el uso de aplicaciones basadas en la Intranet nacional como ToDus y Sijú, se presenta como alternativa útil. Sin embargo, queda, por parte de sus desarrolladores, brindar servicios de mayor utilidad y estabilidad, similares a los de otras redes como WhatsApp.
México ha presentado problemas durante la crisis de la COVID-19, pues al suspenderse la presencialidad, más de 37 millones de estudiantes se vieron afectados. A pesar del desarrollo de estrategias digitales y televisivas para continuar la enseñanza, se evidenciaron deficiencias en el sistema educativo y la desigualdad digital entre las entidades y zonas geográficas, hubo dificultades para la alfabetización digital como la falta de conectividad a Internet, la carencia de recursos tecnológicos, así como de aptitudes y competencias digitales.14
Perú, igualmente, se encuentra en situaciones donde se han alterado las dinámicas normales de un aula y se necesitan estrategias televisivas y digitales, para lo cual han incentivado a la creación de contenidos emisibles por medios televisivos locales, dada la carencia de conectividad e infraestructuras.15
Longhurst y otros16 afirman la necesidad de que las universidades desarrollen productos innovadores y creativos, brinden infraestructuras a sus estudiantes (entrega de computadoras), conectividad (acceso a conexión gratuita a Internet) y capaciten a profesores y alumnos en el empleo de las herramientas necesarias para evitar sesgos educativos. En este contexto, la red cubana de instituciones de salud brinda a los estudiantes acceso a los equipos disponibles en sus bibliotecas, y, de igual manera, juega un papel crucial la red Infomed.
Echevarría Hernández y Rúa Batistapau8 reportan que solo el 20 % de sus encuestados acceden periódicamente a los servicios de Infomed. Un estudio en la Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río9 mostró que al menos el 23,5 % de los participantes declaró que empleaba los servicios de Internet para acceder a documentos sobre docencia, y el 40,7 %, para acceder a la Biblioteca Virtual de Salud (BVS). Estas cifras son inferiores a las reportadas en la presente investigación.
Infomed, la red telemática del sector de la salud en Cuba, ofrece una amplia cartera de recursos y productos con un extenso grupo de servicios de calidad,3 que están orientados a perfeccionar la atención médica mediante la satisfacción de las necesidades de conocimiento y la socialización de información científica y académica. La Universidad Virtual de Salud es uno de sus principales servicios, y agrupa los contenidos de los años académicos de cada carrera; otro servicio, la Biblioteca Virtual de Salud, agrupa libros y revistas útiles para los procesos de formación.
Además, mediante la red Infomed, se edita y difunde un número importante de revistas científicas profesionales y estudiantiles. Estas muestran los resultados de investigaciones realizadas dentro y fuera del país, con resultados novedosos y aportes al campo de las ciencias médicas. Estos servicios y otros, hacen de Infomed una colección de recursos de consulta obligatoria por los estudiantes en su proceso formativo. Cabe destacar que la existencia de dicha red en Cuba constituye una fortaleza de su sistema de salud y una conquista para la educación y la investigación.
Desde la perspectiva de los autores, los cursos virtuales representan una alternativa útil para la formación. En tiempos de COVID-19, donde el aislamiento y distanciamiento social constituyen medidas obligatorias, son de gran utilidad.
En los últimos años, los MOOC (por sus siglas en inglés, massive online open courses, o cursos masivos abiertos en línea) se han implementado como un recurso útil en la educación, al eliminar barreras como el horario, ubicación geográfica, idioma, entre otros.17,18Quijano Escate y otros19 realizaron un estudio hasta el 15 de abril de 2020 para identificar los MOOC existentes sobre COVID-19. Identificaron 28; de ellos, 16 especializados y 12 para público general. Gracias a estos cursos, los niveles de conocimiento y percepción de riesgo han aumentado y se ha puesto de manifiesto la necesidad y ventajas de la virtualización de la enseñanza y del uso de las TIC en el proceso docente-educativo. Varios estudios reportan lo positivo de estos cursos virtuales y su aceptación, tanto en la capacitación sobre la COVID-19,4 como en la docencia en general.20,21,22,23
Guillén Mendoza y otros24 plantean que la educación en la sociedad global actual tiene nuevos retos, que contemplan la implementación de las TIC, formación de recursos humanos profesionales y menor presencialidad. Para ello, se debe orientar a los estudiantes desde los primeros años de las carreras y acompañarlos para que asimilen estas nuevas dinámicas educativas. Esto favorecerá que, ante la ocurrencia de fenómenos que interrumpan la presencialidad, la formación no se detenga y que puedan continuar el aprendizaje mediante la autogestión del conocimiento. Debe señalarse que para ello son necesarias, primeramente, una voluntad política y social que garantice que cada universitario cuente con los recursos para desarrollar esta actividad, y en segundo lugar, la existencia de infraestructuras que soporten los servicios requeridos.
El bajo índice de publicaciones científicas por estudiantes de pregrado se ha abordado en la literatura. Corrales Reyes y otros25 exponen que la escasa motivación y orientación, la poca participación en jornadas académicas y asistenciales, propician una baja publicación por estudiantes. Por otro lado, Castro Rodríguez26 encontró que factores como la afiliación a sociedades científicas y los cursos de superación, igualmente influyen en la publicación. Sin embargo, varios de los encuestados refirieron redactar, enviar o contar con artículos publicados, lo cual coincide por lo publicado por Alfonso Sánchez y otros6 y Vitón Castillo y otros,27 quienes reportaron más de 20 artículos publicados sobre a la COVID-19.
Las principales limitaciones de este estudio radican en la pequeña cantidad de estudiantes encuestados con respecto a la matrícula de ciencias médicas en Cuba, y en el hecho de que los que respondieron los cuestionarios se encontraban, en su mayoría, en las redes sociales de los autores, lo cual pudo influir en las características de la muestra (conformada solo por ciertas carreras y universidades). De igual forma, los estudiantes que respondieron disponen de recursos para la conexión, lo cual es una limitante y sesgo.
Se constató el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones por los estudiantes de las ciencias de la salud en Cuba, con aprovechamiento de los recursos disponibles en la red Infomed; lo cual permitió continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje a pesar de las limitaciones impuestas por la COVID-19. Los teléfonos inteligentes y redes sociales favorecieron el desarrollo de dicho proceso.