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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina
versión On-line ISSN 2308-0132
Estudios del Desarrollo Social vol.5 no.1 La Habana ene.-abr. 2017
Cultura científica y educación universitaria en Cuba: aproximaciones desde la perspectiva CTS
Scientific Culture and University Education in Cuba: Approaches from the CTS perspective
Dra. Dolores    Vilá Blanco    
   
Facultad de Filosofía    e Historia, Universidad de La Habana, Cuba     
   
RESUMEN: En este ensayo se realiza un análisis de la cultura científica y la educación universitaria desde la perspectiva de los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS). Igualmente propone aproximaciones a la comprensión de los problemas existentes en el país, los relaciona con otros resultados de investigación de otras áreas de saber e invita a pensar en las posibles soluciones que apremian. Medita sobre cómo transcurren esos procesos culturales y educativos desde un campo de saberes (CTS), cuya esencia es el desarrollo de la habilidad analítica de conectar, desfragmentar y transrelacionar procesos, desde un entendimiento científico contextual global/local como apremio ante los procesos de multicrisis en los que vivimos, y de los que Cuba, en sus propias diversidades y complejidades históricas no se encuentra exenta.
PALABRAS CLAVE: cultura científica, educación universitaria, ciencia, tecnología y sociedad.
ABSTRACT: In this essay an analysis of the scientific culture and the university education is realized from the perspective of the studies in Science, Technology and Society (CTS). It also proposes approximations to the understanding of the problems existing in the country, links them with other research results from other areas of knowledge and invites to think about the possible solutions that they are pressing. Meditates on how these cultural and educational processes take place from a field of knowledge (CTS), whose essence is the development of the analytical ability to connect, defragment and transrelate processes, from a global/local contextual scientific understanding as a prerequisite to the processes of multicrisis In which we live, and of which Cuba, in its own diversities and historical complexities, is not exempt.
KEYWORDS: scientific culture, university education, science, technology and society.
"( ) hacer de las aulas lugares de aprendizaje crítico, de protagonismo social y de participación cívica; en suma, hacer de los centros educativos, a través del encuentro entre el conocimiento y la acción, laboratorios de práctica democrática". (Sanz Merino y López Cerezo, 2012, p.57)
La reflexión    crítica sobre cómo nos proponemos desarrollar la Cultura científica    y la Educación universitaria en Cuba, es un atributo inherente a la misión    de los educadores, investigadores y la sociedad de todos los tiempos concentrados    en las exigencias de estos tiempos. Interrogar y problematizar constantemente    sus decursos a todos los niveles de inter/retro/acción social, es imprimirle    vitalidad a las realidades en que existimos para potenciar el presente. Todo    ello, desde un posicionamiento de análisis científico contextual    global/local como apremio ante los procesos de multi o pluricrisis en los que    vivimos, y de los que Cuba, en sus propias diversidades y complejidades históricas    no se encuentra exenta. Todo lo cual abre espacios en el dirimir cómo    las entendemos, si efectivamente las aprehendemos y no las amoldamos como es    usual a ciertos "razonamientos" prexistentes, a partir de los cuales    se les da curso y sobre los que apenas se medita en sus honduras epistémicas    y en sus huellas en el cuerpo social.     
   Y es que el aprendizaje crítico, el protagonismo social y la participación    cívica(1) ejes esenciales para el desarrollo    hoy, son en sí mismos una construcción de sentidos, motivaciones    y acciones a perpetuidad de manera natural, libres de imposiciones o dirigismos    "ilustrados" reglamentados desde fuera y a espaldas de la praxis social;    porque a la larga, solo quedarían ecos del pasado "glorioso"    -por no problematizado- o frases alejadas de la existencia; 
máxime cuando la invitación a ello puede producirse en tiempos en que a los convocados ya no les interesen porque han encontrado otras maneras de sobrevivir con estrategias personales, familiares y ni siquiera son conscientes del auto-atentado que se infringen, a que se exponen. (Vilá, 2015, p. 82)
¿Cómo    se vive realmente el día a día? es una interrogación que    no debe faltarle a las ciencias, a las sociedades.     
   Por tanto, no se trata -como constantemente sucede- de decorarlos desde el discurso    académico o institucional o del tipo que sea, de imaginarlos y darlos    por sentado; la cuestión es fundar esos procesos, expandirlos, posibilitarlos    en la realidad cotidiana de la sociedad, como obra de esa sociedad y de las    identidades humanas que concurren con todos sus significantes y significados    a flor de piel para ensanchar horizontes o reinventarlos. Cuando las prácticas    organizativas y funcionales de cualquier país reiteran y/o secuestran    e imponen horizontes predeterminados, preimaginados los ciudadanos siempre van    a burlarlos, a construir los propios y realizarlos aún a riesgo de la    vida.     
   Desde tal postura científica, el estudio que se presenta medita hasta    dónde -en primera instancia- hemos logrado que el análisis de    la cultura científica en nuestro país haya comenzado realmente    a apropiarse de sus misiones y posibilidades reales articulativas mediantes    y automediantes, a partir de la conectividad que le es inherente a las áreas    de saber fragmentadas en que nos desempeñamos, y a la propia praxis social    segmentada en extremos ya casi inaprensibles.     
   Esto que proponemos examinar no es una cuestión de declaraciones, de    creencias, de imaginarios montados en dispositivos macrosociales en términos    de las "bondades" de acceso a la Educación en general, y Superior    en particular existentes -declarados por demás constitucionalmente-.    Por el contrario, lo que planteamos es meditar en cómo transcurren los    mismos, qué resultados investigativos transrelacionales permiten desplegar    análisis críticos articulativos sobre cualidades y calidades reales    de dichos procesos, insertos en los ambientes de relaciones humanas que han    resultado y resultan de la praxis social, para aproximarnos, en ese gestar caminos    inéditos a que el "encuentro entre el conocimiento y la acción,    -sean- laboratorios de práctica democrática", parafraseando    a San Merino y López Cerezo.     
   El pensarnos estos cardinales asuntos no es festinado, ya que un buen número    de investigaciones recientes publicadas nacional e internacionalmente -que no    podemos soslayar si de análisis científicos se trata-, enfatizan    recurrentemente que: 
A pesar del enfoque de igualdad que ha prevalecido en las políticas sociales que se han implementado en Cuba, aun se evidencian desigualdades en el acceso a la Educación superior, no sólo de manera estadística sino también en aspectos cualitativos, muy pocas veces tenidos en cuenta en las investigaciones. ( ) Es reconocido por todos que las aulas universitarias son más blancas que la sociedad cubana, que ingresan más mujeres e hijos de profesionales y aunque no constituye lo establecido por las políticas esta diferenciación se produce. (Avila, N. 2013, pp. 22-23)
Lo cual coincide a su vez, conectando resultados investigativos de diferentes áreas del saber, a los que se les da continuidad desde hace más de una década argumentando lo que vemos y experimentamos a diario que:
( ) destacan como brechas de equidad más relevantes que afectan a grupos específicos: las raciales, de género, territoriales (locales/comunitarias), las que afectan a la tercera edad, niños jóvenes. Asimismo identifican como brechas existentes en áreas específicas: participación ciudadana en la toma de decisiones, acceso a la vivienda y hábitat confortable, limitaciones para el acceso a servicios públicos y amparos, empleo/ingresos y consumo cultural. ( ) factores de disímil naturaleza reproducen, regeneran o hacen emerger desigualdades y brechas de equidad que suponen tanto deudas acumuladas, así como retos actuales y perspectivos para la sociedad cubana; así como los factores que producen y reproducen tales brechas de equidad, explicación que articula procesos, fenómenos y niveles disimiles; históricos y coyunturales, materiales, culturales, subjetivos y simbólicos, macrosociales y microsociales. (Zabala, 2015, p.7)
Por tales motivos,    es imposible aproximarse a los desafíos de la cultura científica    y la educación universitaria sin ensamblar esos ambientes verídicos    en que se gestan y desenvuelven las heterogéneas identidades cubanas    hoy, y las que han resultado por todo lo acumulado y no resuelto en ese abigarrado    panorama donde pobreza y riqueza se confrontan, se desafían desde las    aspiraciones y realizaciones personales, familiares y grupales. Se suscribe    por tanto, que se dialoga desde aquí con esos resultados de investigación    de los científicos sociales cubanos(2)    por acercarse a sus realidades, por contribuir a ellas -por sobre las limitantes    que aún persisten y que también analizaremos-.     
   Tales resultados investigativos, así como los que se van obteniendo en    el país coinciden a su vez con las tendencias mundiales como evidencia    el Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2016, donde se subraya:     
       
   Dentro de un país se suelen dar, por regla general, diferencias en la    distribución de las desigualdades entre las distintas regiones, y también    entre las zonas urbanas, periféricas y rurales. La historia, la cultura    y las normas imperantes del país también influyen en el grado    de las desigualdades existentes y en su reproducción, manteniendo a menudo    o incluso reforzando las exclusiones sociales basadas en el género, la    raza, la clase social, la casta, la etnia, la discapacidad y otros factores    diferenciales. (Informe Mundial sobre Ciencias Sociales, 2016, p.7) 
Por tanto, qué ejes y puentes reorganizadores pueden construirse aquí y ahora para marcar la cualidad diferente de la que se precia el proceso cubano desde sus inicios y que aún sigue estando pendiente.
Por qué CTS en el análisis de la cultura y educación científica
Haber titulado    el ensayo como construido desde la perspectiva CTS (Estudios en Ciencia, tecnología    y sociedad), es destacar, que lo que le es inherente a dicho campo de saberes    es el desarrollo de la habilidad analítica de conectar, de no separar,    de transrelacionar procesos -porque es inseparable- la triada concreta CsTsSs,    asumida desde el plural. Es su conectividad potencial reflexiva desfragmentadora,    diferen-ciante y actuante lo esencial en este examen de concurrencias y posibles    soluciones culturales y educacionales.     
   Las interacciones CsTsSs -en plural- son indivisibles. Ellas propenden a un    pensar transversal sobre todas las aristas que conforman la existencia como    perspectiva de análisis, de transformación de la vida. El objetivo    central es conectar esos procesos que cronísticamente han sido erróneamente    fragmentados en el entender y potenciar vivir. Asociados -entre otros- a los    metarelatos parametrales, descriptivos, lineales y deterministas montados en    los dispositivos culturales hegemónicos "del bien y del mal",    de "realidades valoradas" por conceptos prexistentes y sus mecanismos    explicativos segmentados y "autosuficientes" por las "lecturas    que le acompañan", los cuales siempre funcionan con una vara de    medir en el brazo como si extremidad y vara fuesen lo mismo.     
   Modelos estos que se deslizan -lo queramos o no- incluso dentro del cuerpo reflexivo    y docente de los estudios CTS, que no han logrado vencer lo que vienen negando    desde su propio surgimiento, por sobre lo hecho, lo alcanzado. Entre ellos,    destaca por sus implicaciones, el viejo anhelo de "Tratar de conectar las    dos culturas", tema recalcado persistentemente desde la década de    los 50, y retomado por el científico cubano Núñez Jover,    quien, en su despliegue ensayístico sobre esto, dentro de otras múltiples    alertas acerca de "lo que la educación científica no debería    olvidar, porque la ciencia y la tecnología son procesos sociales"    (Nuñez Jover, 2002, p. 1), ha ido sentando pautas de un eje que trasnversaliza    toda postura científica y que aún no se abre espacios reales formativos    e investigativos ensamblados.     
   Es acaso posible en el presente continuar percibiendo o pensando al mundo desde    áreas disciplinares o procesos aislados, cual cotos de caza autosuficientes    para su mantenimiento
 Por eso cuando inquieren a esta autora por los plurales    a los que apela, después de diversas explicaciones sobre la esencialidad    de conectar que le es inherente a estos u otros estudios -que en su realidad    actúan conectados pero que los modelos mentales imperantes los separan-,    prefiere, en la formalización de documentos dar "la tranquilidad    del singular" a sus eruditos forzosos que prefieren la narrativa acostumbrada    al salto interrogador que piensa y actúa. Porque el problema de conectar    las dos culturas hoy -como otros en todo el espectro de las Ciencias- en esa    masificación de lo inmasificable, sigue siendo simplemente un tema a    narrar -con mayores o menores afeites- en los programas docentes, y no una habilidad    a crear en el estudiantado, ya en el pre como en el posgrado para que se piensen    la vida en sus cotidianidades profesionales, laborales o ciudadanas como procesos    inseparables.     
       
   Y es que las razones para los retardos o posibles avances en esos sentidos son    multicausales, -trans/causales- por lo que les sobrepasan, les desbordan todo    posible contorno en la aprehensión de la realidad.
Dado que lo que sucede recurrentemente, es una metamorfosis puntual de los tradicionales modos de interactuar con los nuevos que se proponen impulsar, donde los primeros priman y llegan a asfixiar a los segundos; algo así, como los cubanos de a pie manifiestan en su buen sentido común: "es lo mismo con más de lo mismo". (Vilá, 2016, p.71)
Aunque sustancialmente    ya no sea "más de lo mismo", por muy parecidos que se nos presenten.    
   Con posturas internacionalmente compartidas por esta autora, dos Informes mundiales    sobre las Ciencias Sociales (2011 y 2013), el primero, con énfasis en    las brechas del conocimiento y el segundo, en los cambios ambientales globales,    lo que marca cauces a su vez en los desarrollos de énfasis epocal y en    la búsqueda de puentes idóneos alertan -para que no nos agotemos    en esos aventureros espacios de afirmaciones cerradas, por lecturas tardías    o ausencias de ellas- que: 
(
) recomendaría    no tanto la investigación interdisciplinaria, como investigaciones transversales    o incluso integradas, es decir, investigación que en su mismo diseño,    ejecución, aplicación y presentación reúna las humanidades,    las ciencias naturales y sociales en proyectos conjuntos de investigación    (Informe sobre las Ciencias Sociales, 2011, pp. VII-IX)    
   (
) El llamamiento en pro de una mayor integración de las ciencias    obedece no sólo a la complejidad de los desafíos que debe afrontar    la sociedad en lo que respecta al medio ambiente y el desarrollo sostenible,    sino también a la incapacidad de cada ciencia o ámbito científico    para aprehender -y aún menos tratar- esa complejidad por separado. (Informe    Mundial sobre Ciencias Sociales, 2013, p. 5)
Por tanto, el giro    argumentativo propuesto en esta ensayo resignifica, revitaliza las esencias    de los estudios CsTsSs desde su surgimiento, las ensambla con las urgencias    de hoy, del aquí y del ahora en ruptura total con toda linealidad ordenancista    e inconectiva. Ello asociado, a que los avances, estancamientos, retrocesos    y marginación científicos, tecnológicos -o mejor- todos    ellos al unísono, se promueven y son resultado a la vez, de ambientes    sociales históricos conflictuales que se proponen tributar una "calidad    de vida" a los ciudadanos, que son, en sus dinámicas mismas, excluyente/incluyente    por los modos tradicionales en que se han entronizado dichos transcursos.     
   En nuestro país por sobre lo "programado", lo "declarado"    han existido exclusiones y autoexclusiones, persisten y pueden aumentar
    es imprescindible transitar a un meditar sobre ellas que transrelacione, porque    las profundidades de las crisis y las brechas existenciales se hacen cada vez    mayores, casi insalvables. Los acelerados procesos de articulación/ desarticulación    que les son inherentes a ciencias/tecnologías/sociedades en nuestros    días, obligan inexcusablemente, al análisis de los puntos de partida    y sus continuidades para las identidades humanas, las colectividades, las sociedades    todas.     
   A partir de estas cuestiones planteadas inherentes a las dinámicas complejas    del mundo de hoy, es preciso también que comencemos a flexibilizar los    análisis y planteos acerca de la realidad cubana, de los problemas que    la aquejan, de sus causales. De las que se reconocen básicamente las    externas, así como de la tendencia a la magnificación casi sobreactuada    de lo logrado. Hay como una especie de cultura de la pobreza o culto a la "condición    de pobreza" justificador de la situación en que nos encontramos,    que fomentan de una parte, un conformismo paralizante y de otra, arribismos    arrestados que laceran la convivencia, las cuales se nos revelan en la cancionística    popular como: "aquí no hay vida para los mareaos", o "nadie    sabe na, nadie sabe na, todo el mundo te da de lado y el que sabe está    callado", revitalizando con todos sus calados el humor crítico de    la neocolonia, con aquello de: "el vivo y el bobo". Tales pinceladas    comportamentales a las que se hacen referencia, conforman la tendencia -antes    apuntada- que se desliza, clarificando contornos, entre un híper potenciar    todas las contingencias externas o las propias de la naturaleza que acontecen,    y al mismo tiempo, sobrevalorar lo que se alcanza; es un péndulo que    oscila puntualmente en esas direcciones, y que "aparentemente salva"    del balance realista, que en buena lid debiera quitarnos el sueño.     
   Es una postura y discurso que circula allí y donde menos lo esperamos    de manera seguidista; cual cantinela aprendida para salir del paso y repetir    lo "aceptado" y hasta supuestamente lo no aceptado en esas caricaturescas    críticas preparadas para grandes o pequeños escenarios. Aquella    que no tensa el pensamiento porque no sobrepasan o desafían a la razón    imperante, a la concepción heredada de la ciencia en sus volubilidades    positivista-dogmática que atraviesa a toda la sociedad, aunque no la    engulle en su totalidad. Parafraseando a Lakatos, en esta faena de desafío    permanente: la ciencia progresa porque el hombre se ha atrevido a pensar en    contra de la razón (Lakatos, 1983, p.52) y lo cierto es que en nuestros    predios no acabamos de cobrar conciencia de ese contenido diferenciante en cuanto    a ciencias y organización científica de la sociedad. Porque en    las viejas formas de conducir la vida -hoy vigentes- "la frase desbordaba    el contenido, aquí -y de lo que se trata es que- el contenido desborda    a la frase" (Marx, 1973, p.97), asunto del que nos desentendemos ya por    la atomización de la vida o por el nomeimportismo que se nos ha enseñoreado.    
   Ya que lo que se aprecia, en todas sus extensiones, es que se sigue operando    con viejos conceptos y fraseología altisonante para amoldarlos a una    atemporalidad que se escapa porque no puede ser entendida, pues se aferran a    "verdades o universalismos" abstractos traídos por los pelos    o provenientes, en el mejor de los casos, de la historia del pensamiento; de    pensadores -y aquí lo dramático también- que no se pensaron    a sí mismos para ser repetidos en ese ejercicio de argumentar lo nuevo.    Cuán perdidos deambulan los preceptos martianos aquellos que impelían    a "(
) usará de lo antiguo cuando sea bueno, y creará    lo nuevo cuando sea necesario: no hay por qué invalidar vocablos útiles,    ni por qué cejar en la faena de dar palabras nuevas a ideas nuevas".    (Martí, 1953a, p.432), ya sean los plurales que le adiciono a la triada    CTS -cuando lo acostumbrado es el cómodo singular-, en esa agotadora    lid de pensármelos de manera diferente, porque tal cual se asumen no    generan las rupturas cognitivas que la vida revela, y además, porque    "pensar es servir", en el espíritu del maestro.    
   Esa tendencia pendular a la que se ha hecho referencia no solo ha nublado -y    nubla- nuestros errores -los recurrentes y persistentes errores, que se invisibilizan,    se minimizan y con el tiempo se olvidan- en cuanto a dirección, organización    de la sociedad y en la propia lucha en lo individual por la existencia cotidiana.    Y es que, las circunstancias a las que siempre se apela: de que para los cubanos    son las peores, o más aciagas -en una defensa del localismo que olvida    lo global- fomentada en la visión martiana de las creencias del "aldeano    orgulloso que supone que su aldea es el mundo", a nivel mundial se repiten    para regiones enteras, países, comunidades, localidades e individuos.    Sin embargo consultar, estudiar, analizar o simplemente informarse de los resultados    que se van verificando contextualmente en lo global/local en cuanto a cartografiar    la ciencia, la tecnología y la innovación en la actualidad, nos    permitiría constatar en datos y análisis que el panorama de alternativas    y resultados no es el que generalmente corre por los medios de difusión,    en los procesos docentes o los que generalmente se seleccionan para "demostrar"    lo preconcebido, testificando así la postura de péndulo antes    nombrada:
( ) en contradicción con algunas ideas preconcebidas, el comportamiento innovador se da en países que abarcan todos los niveles de ingresos. ( ) Otra tendencia sorprendente observada en el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia es el deterioro del compromiso público con la I + D que se registra en numerosos países desarrollados (Canadá, Reino Unido, los Estados Unidos, etc.), en oposición a la cada vez más generalizada convicción, en los países emergentes y de ingresos más bajos, de que la inversión pública en I + D es indispensable para generar conocimiento y desarrollar tecnología. ( ) no sólo se están reduciendo las diferencias existentes en términos de compromiso público con la inversión en I + D entre el mundo altamente desarrollado y el mundo emergente y de ingresos medianos. (Informe Mundial de la Ciencia, 2015, pp. 19, 39-40)
Los países    han ido encontrando sus opciones, la ciencia y la investigación de perspectiva    transrelacional hace ya que viene despuntando como sus ejes esenciales por sobre    todo tipo de limitantes y hasta catástrofes, y arrojan resultados palpables    que esta autora invita a consultar entre otros, en: Informe ONU 2015, Objetivos    de Desarrollo del Milenio; Informe Mundial sobre Ciencias Sociales UNESCO 2013-2014;    Informe Mundial de la Ciencia: hacia 2030, UNESCO 2015; Informe Mundial sobre    Ciencias Sociales 2016.     
   En los que no se elude por sobre lo que se ha ido encaminando que: 
Las desigualdades no se deben aprehender y afrontar exclusivamente desde el ángulo de la disparidad de ingresos o riqueza. Las desigualdades, además de ser económicas, pueden ser también políticas, sociales, culturales, ambientales, territoriales y cognitivas. ( ) También señala que vamos a pagar un precio muy elevado por la inversión insuficiente y la capacidad limitada en la realización de trabajos de investigación de las ciencias sociales sobre la desigualdad. (Informe Mundial sobre Ciencias Sociales, 2016, p. 3)
A lo que adicionamos    desde Cuba, el uso real que se le da a lo alcanzado por las Ciencias Sociales    y que los procesos de elaboración y encauce de las políticas públicas    ignoran o desestiman a la hora de formularse, todo lo cual apunta a la ausencia    de participación ciudadana real en dichos procesos.    
   En tal sentido, existen soluciones que avanzan con más o menos celeridad,    que actúan y empiezan a dar resultados, como da frutos el nuevo saber    en construcción que por su misma naturaleza desfragmenta, desfronteriza    lo que parecía imposible. La reproducción acéfala de lo    conocido, de lo aceptado, de aquello que todos infieren cuando se habla de algo
    no conduce al desarrollo y menos a cualquier invocación de sostenibilidad    marcada por los posibilismos que tanto gustan, y no por posibilidades reales    propias que puenteen desde lo existente a lo esperado, desde un impulso real    que provenga de las ciencias y las investigaciones científicas como propulsoras    de los entornos empresariales.     
   Datos concretos que evidencian el despliegue primordial en la investigación    a escala mundial -su centralidad actual y perspectiva-, en especial en los países    emergentes y los de bajos ingresos, que en los últimos años destacan:        
       
   Desde 2007, el porcentaje de personal investigador procedente de países    con economías de ingresos bajos y medios aumentó un 5%, llegando    a alcanzar un 35,6% en 2013. (
) Por otra parte cabe señalar que    en los países de ingresos bajos -en los que vive el 11,9% de la población    mundial- el número de investigadores aumentó en un 39% en ese    mismo período, (
) El desglose por región es el siguiente:    Europa meridional (49%), América Latina y el Caribe (44%), Asia central    (44%), Europa del Este (40%), Estados Árabes (37%), África sub-sahariana    (30%), Asia occidental (27%), Asia meridional (23%) y sur de Asia (17%). (Informe    Unesco. Hechos y cifras, 2015, p.1)
Por lo que las ciencias y las investigaciones como pilares en la generación de un sistema complejo de innovación, presiden toda opción de desarrollo. Se conciben flexibles, abiertos e integrados a nivel global/local, desde una activa movilidad de la educación universitaria.
Entre 2005 y 2013, el número de estudiantes internacionales pasó de 2,8 millones a 4,1 millones, ( ) en 2013 había aproximadamente en todo el mundo 7,8 millones de personas empleadas a tiempo completo en actividades de investigación, lo que representa un crecimiento del 21% desde 2007. Por otra parte cabe señalar que en los países de ingresos bajos -en los que vive el 11,9% de la población mundial- el número de investigadores aumentó en un 39%. (Informe Mundial de la Ciencia, 2015, p. 39-40)
    
   La cultura científica y educación universitaria: su centralidad    en los procesos de enculturación y empoderamiento    
       
   La cultura científica se encuentra en el centro de todo lo analizado    hasta el momento y en sus decursos históricos para explicar cómo    hemos llegado hasta aquí y que desafíos imponen esos derroteros    transitados. Adentrarnos en el entendimiento de cultura científica y    sus desafíos educacionales para potenciarla en las condiciones actuales,    ha requerido penetrar en la comprensión de cultura, donde la índole    de cualquier posible definición pasa por el ciudadano concreto en todas    sus esencialidades y heterogeneidades, inserto en determinados contextos socio    históricos conectados global y localmente. Es decir, se parte de las    identidades humanas y desde ellas, en sus heterogéneas inter/retro/acciones    a las sociedades sin establecer sujeciones ni "prioridades" polarizantes    como ha venido sucediendo. A la cultura o las culturas se les toma el pulso    en los micros escenarios en que se producen y reproducen, en una palabra, se    auto gestan.     
   Entonces, cómo entender cultura científica desde una comprensión    que no eluda lo que se ha eludido siempre, a saber: las identidades ciudadanas    inter/retro/actuantes y sus posibilidades reales de aprehenderlas y proceder    en consonancia con ellas y por ellas mismas allí donde despliegan sus    vidas, replanteando de esta manera los modos tradicionales de entender la cultura    de manera abstracta, macrosocial, inepta en sus torpezas infinitas para reconocer    a las identidades humanas interactuando en sus realidades multidiversas, en    particular a las cubanas. Comenzando con tales interrogantes vale destacar que,    la cultura científica o las apelaciones a ella son anteriores a los enfoques    CTS, y abren cauces de comprensibilidad con su inserción meridiana en    de dicho campo de análisis.    
   A no dudar, vivimos hace mucho tiempo ya en la sociedad del conocimiento y del    riesgo simultáneamente, y la principal tarea es educar para la ciudadanía    desde y por toda la ciudadanía, porque ella es el corazón de la    cultura científica, ya que las identidades humanas necesitan conocer,    participar en la gestación de conocimientos y en la organización    de sus destinos, para poder elegir, para tener peso en las decisiones que le    competen a todos. Pero, en esas lides definitorias del presente, de lo futuro    en sus comprensibilidades, las visiones de cultura científica se entremezclan    en los tiempos y una no sustituye totalmente a la otra, por el contrario, se    metamorfosean y perviven y abortan espacios de construcción real perspectiva.        
   Atender a los rasgos de los enfoques sobre ella en sus tránsitos, en    el modo de nombrarla y dotarla de contenidos a lo largo de los tiempos -sin    aspirar a periodizaciones absolutas-, ya como: alfabetización científica    de la ciudadanía (Segunda Guerra Mundial a mediados de los 70), a comprensión    pública de la ciencia, (años 80 a 1990), al modelo alternativo    de comprensión y análisis: el de Ciencia y Sociedad, que toma    como base teórico-metodológica a las Ciencias Sociales y las Humanidades    (desde la década de los 90) y que se vincula con los Estudios CTS que    se vienen desarrollando desde los años 60 a los 70; permite observar    la permanencia ejes obstaculizadores de los procesos en sus expansividades a    toda la sociedad, por sobre los avances inobjetables alcanzados.    
   El cientificismo y el modelo lineal han prevalecido en las mutaciones que se    han ido verificando en los mitos científico-tecnológicos, parafraseando    entre otros a Lattour, Sarewitz(3). Esos transcursos    fueron afirmando, abandonando o hibridando a: El Mito del Beneficio Infinito,    El Mito de la investigación sin trabas, El Mito de la Responsabilidad,    El Mito de Autoridad, El Mito de la Frontera sin Fin(4).    Lo interesante del asunto ha sido la persistencia y preeminencia del mito de    la autoridad, devenido en expertocracia -en la percepción de esta autora-    o tecnoburocratización de la ciencia tal y como una pléyade de    científicos de diferentes ramas del saber y regiones del planeta han    venido explicando a partir las honduras y mixturas epocales de las relaciones:    saber/poder, así como de la circulación compleja y diversificada    de esas relaciones de poder por toda la sociedad, al gestar diversidades culturales    en sus diferentes circuitos convergentes/divergentes procesuales(5).    
   No es casual entonces, que llegados los cubanos al siglo XXI, persista en sus    modalidades propias, la constatación de: "es necesario superar el    modelo cognitivo que durante cincuenta años ha sido hegemónico    en la política de ciencia y tecnología: el modelo lineal basado    en el "empujón de la ciencia". (
) Por otra parte, la    PCTI en Cuba ha sido más del tipo de "arriba hacia abajo" que    de "abajo hacia arriba". Hoy se necesita un debate amplio, apoyado    en la mayor participación posible" (Núñez & Montalvo,    2014-2015, pp. 29 y 30).    
   Tal persistencia del cientificismo y del modelo lineal que le es consustancial    -con toda su gama de determinismos y absolutismos- a escala de nación,    el cual desborda a cualquier proceso cognitivo e investigativo práctico    aislado -por muy avanzado que se nos presente- ha conducido a lo largo de los    tiempos a una incapacidad para generar "una perspectiva crítica-reflexiva    del proceso social que da origen a la relación sociedad-naturaleza"(6)    o de la propia sociedad en lo general y particular que le compete. Dado que    funcionan, entre otras variantes, desde los ucases o auto-ucases de la costumbre    que estipulan qué se debe enseñar, investigar o cómo deben    transcurrir dichos procesos a despecho del tiempo transcurrido y de lo muy "criticado"    del asunto. Sin menospreciar por cierto, el acomodamiento mediocre a lo indispensable    que también campea dentro de un ambiente donde el potencial científico-cultural    no es potenciado, entre otras posibles explicaciones (Vilá, 2016, p.    80).    
   Todo ello se evidencia en la ignorancia -bastante generalizada- hasta de lo    que se investiga y publica sobre el país, que no trasciende siquiera    en la actualización de la docencia universitaria y en el avance de la    propia investigación que genere reales novedades científicas,    en particular en las áreas de ciencias sociales y de estas en sus improntas    en las ciencias naturales, matemáticas e ingenieriles, empresariales    y viceversa. Es decir, el desafío se encuentra en la propia matriz del    conocimiento ordenancista, en su gestión y en sus usos. Por tanto, por    mucho que se declare, se proponga el ejercicio reflexivo hasta como norma de    ejercicio profesional en planes y programas educativos fríamente concebidos    no se alcanza, puesto que se mantiene anclada en una "una concepción    hegemónica tanto en lo cultural como en lo institucional" esencialmente    memorística y formalmente aceptativa para no buscarse problemas y lograr    sus fines. Tal tendencia entre una de sus mayores desventajas contiene la de    no generar un pensamiento reflexivo, crítico en sus esencias mismas,    al mantener una propensión hacia la repetición de contenidos,    hacia el inventario de asuntos y la fragmentación en cuanto a hiperespecialización,    ya que lo que urge es conocer lo imprescindible para alcanzar el título    por el que se opte.     
   La cultura científica ha de ser un atributo general al funcionamiento    de la sociedad, ha de propender a ello en todos los niveles de inter/retro/acción    social y no cualquier consigna deshilacha por el uso y abuso que de ella se    hace. Las rupturas inobjetables que se producen entre la educación primaria,    medio superior y superior y hacia el interior de esos niveles inciden en sus    calidades, en especial por la propia formación de sus claustros penetrados    a tuétano de hueso de los mismos males(7).    
   Y tal concepción hegemónica general implica atender a los modelos    mentales imperantes, y en cómo los viejos métodos se han hibridado    con los nuevos gestando retardos consustanciales en los modos de implementar    los desarrollos de una posible y vivible cultura científica, desde una    educación que la potencie eficaz y afectivamente. En palabras de Martínez    Heredia, 
En su actitud teórica, la metafísica y el dogmatismo se combinaban curiosamente con el positivismo. ( ) Lo cierto es que el empobrecimiento y la dogmatización del pensamiento social se agravaron y se consolidaron ( ), y los cambios positivos en el campo cultural ( ), no cambiaron su situación. (Martínez Heredia, 2010, pp.21-23)
El agotamiento    intelectual adopta visos de: alas plegadas, quebradas de batir fuerte durante    años para lograr cambios, de mediocridad cabalgante, de simplismo ramplón    e ingenuidad -ingenua- u oportunista en sus expansiones a la sociedad ya que    "(
) Un método para pensar (que fue en esencia el mensaje de    Varela) afecta toda la estructura de una sociedad, de una época"    (Vitier, 2002, pp. 245 y 272).     
   Por otra parte, en este meditar a la cultura científica hoy, se deja    sentado que no se pretende, ni se puede dar una definición acaba y limpiecita    de cultura científica como pudiera reclamar la conceptocracia -en sus    modos de conceptualizar, que es, afín de cuentas cenizar- por sí    misma, ella es un constructo social multidiverso para su entendimiento y encauzamiento.    Entre los acercamientos a las comprensiones actuales de cultura científica    se encuentran los de López Cerezo y San Merino, que esclarecen: "En    el contexto social que nos rodea, la generación de cultura científica    de los ciudadanos no solo no es independiente de la participación social    sino que enculturación y participación se hallan estrechamente    vinculadas como procesos en paralelo mutuamente realimentados" (López    Cerezo & San Merino, 2012, p.42).     
   A no dudar, es un avance de los autores hablar de enculturación y participación    como procesos simultáneos. Ahora ¿Serían procesos en paralelos?    o ensamblados, interconectados que actúan o retroactúan simultáneamente.    O, afirman eso -paralelos- como puentes para el necesario ensamblaje, dado "el    contexto social que nos rodea" y de las posibilidades reales de comprensión    y encauzamiento del asunto
 cuánto esfuerzo para que el entendimiento    transite a dotar de cualidades los asuntos que se examinan
 Tales retos    rondan también los desempeños de los profesionales en cualquier    parte del mundo, con toda la gama de sutilezas de las culturas científicas    hegemónicas. Y sin absolutizar comportamientos, porque ya se matizaron    en luces y sombras, en Cuba ha ido creciendo y dominando escenarios la tendencia    a que el viejo vicio de designaciones a dedo y el persistente criterio de selectividad    por "confiabilidad" traspasasen todos los límites y transitasen    a sistema de relaciones cerrados auto benefactores en los diferentes niveles    de dirección y administración social, o de las propias comunidades    científicas(8).     
   Todo ello ha desvalorizado los contenidos de estudiar y trabajar, y por añadidura,    todo reconocimiento del esfuerzo personal, la dedicación, los resultados    que diferencian aptitudes, vocaciones y sentidos. El igualitarismo ha implicado    la virulenta y cómoda noción de que todos hacen lo mismo como    apremio justificativo a los desenvolvimientos. Lo que no puede olvidarse en    este constatar realidades, es que hoy en Cuba los llamados cuadros de dirección    o del nivel que sean han egresado de la Educación superior o media superior,    son resultado de más de 50 años de experiencia socialista, de    los modos en que han discurrido esos procesos; y se aprecia una enorme diferencia    entre el alumno que se tuvo en el aula y el cuadro de dirección que al    pasar los años una se encuentra. Ese privilegio que dan los años    de magisterio a esta autora, le permiten deslindar diferencias sustanciales,    pluricausas y multiconsecuencias que suscribe en sus ensayos, con toda la emotividad    de los verbos vitales que no dejan de abanicar esperanzas... Las ciencias, las    tecnologías y la innovación, su comprensión como praxis    de novedad cultural impostergable para repensar el presente, como proceso inherente    a la edificación de lo futuro se han diluido, se van despersonalizando    en un agotamiento infructuoso de significados que no prevén, que no encauzan    ni re enquician a la nación.     
   Por eso es difícil lidiar en las aulas en busca de que se tense el pensamiento,    porque para muchos automáticamente los problemas, las deformaciones tienen    el simplista origen en los de arriba, de los que ostentan el poder, -que no    se encuentran libres por cierto, de responsabilidades en sus continuidades reveladoras    de modelos
-, sin observar que la cima del poder no está en todas    partes y lo que sí se reproduce como yedra son las relaciones de poder/saber    que circulan por toda la sociedad excluyendo todo lo que atente contra lo propio,    ya sea personal o grupal. Ya que los cronísticos formatos piramidales    se alzan como ideología, conectándose con una institucionalidad    socialmente "aceptada" que le antecede y que las funda, donde no se    pueden soslayar aquellas formas que se han constituido en hegemónicas    ya en epistemología, en valores y en los modos de organizar las instituciones    y las convivencias mismas. Las cuales cohabitan al mismo tiempo, con una multiplicidad    de símbolos, significados y significantes a escala de toda la sociedad    que fuerzan contornos, los mantienen o se deslizan entre esos polos en una pluralidad    de posturas que en sus sentidos perspectivos es incierta.     
   Es por ello, que el análisis obligadamente tiene que adentrarse en tales    cuestiones también, desde el lance que implica no sólo acercar    las culturas -ciencias duras, ciencias sociales y humanística- histórica    y realmente separadas, sino de la pluralidad de culturas actualmente existentes    en sus diversidades y legitimidades propias, para dar cauce de esa manera, a    que enculturación y participación ciudadana dejen de entenderse    demagógica y parametralmente y sean ensamblados, interconectados como    procesos indiferenciados que actúan -o mejor, ya se ha repetido- inter/retro/actúan    simultáneamente en el pensar, en el vivir.     
   
Cultura científica: ejes problémicos y especificidades en Cuba
Los ejes problémicos    más recurrentes en torno a los cuales transcurre la comprensibilidad    de la Cultura científica y sus debates más importantes son: la    educación e investigación científica y los procesos de    elaboración de las políticas de ciencia, tecnología e innovación    -denotando ámbitos que obviamente son inseparables para ser comprendida-.    Observen que se dice procesos de elaboración de las políticas    públicas, con ello se alude a la necesidad de participación ciudadana    real en la toma de decisiones a su capacidades para tener algún peso    en esos medulares procesos, que no pueden separarse de los modelos cognitivos    que les son inherentes.     
   La pregunta entonces sería ¿se encuentran aptos para ese ejercicio    desde los formatos educacionales e inter/retro/activos sociales existentes?    ¿Se encuentra conectada la sociedad cubana hacia su interior y con el    mundo? O sus canales comunicacionales vitales son pautados desde fuera, desde    una voluntad de verdad piramidal establecida, cuestionada pero latente desde    hábitos, normas costumbres cognitivas y prácticas, por sobre las    que se hace difícil saltar o ni se imaginan saltable, y es que: 
La definición    de este problema, está íntimamente vinculada a los valores, intereses    y al modelo cognitivo de los actores involucrados.     
   (
) ya sea en los niveles macro, meso, o micro, las decisiones adoptadas    llevan, el sellos de la información que posee cada actor, de la influencia    de estos sobre el resto y de los modelos cognitivos que incorporan, desde los    cuales analizan y opinan sobre ese particular. (Jover & Montalvo, 2013,    p.16)
De todo lo analizado    se desprende, que las relaciones de poder dentro de las ciencias ensambladas    y modelando a las relaciones políticas y viceversa, las improntas de    autoridad desplegadas desde los especialistas -hiperespecialización -,    la tecnoburocratización de los escenarios de saberes y sus implicaciones    en los modos de pensar y gestionar el conocimiento, en especial por los modelos    mentales que reproducen y de los cuales la sociedad se apropia en sus interacciones    múltiples se relacionan directamente con la cultura científica    hegemónica, y que en consecuencia, las visiones o concepciones que se    tengan sobre la cultura científica se encuentran marcadas por las improntas    de aquella que se alza como hegemónica, la cual define las políticas    de la ciencia, los modos de entender y conducir la ciencia, la tecnología,    la innovación, las formas organizativas, estructurales y funcionales    de las comunidades científicas y de la sociedad toda. La apropiación    política de la ciencia en su formato de políticas científica,    tecnológica y de innovación evidencia tránsitos, cambios    y mezclas entre las viejas y las nuevas formas hegemónicas a nivel social    que continúan siendo excluyentes en sus matrices mismas, por sobre las    novedades reglamentares o proyectivas que se diseñen.    
   Todo ello evidenciado en las profundas fisuras entre los procesos docentes y    hacia sus interiores, con los de investigación -dentro y fuera de las    universidades- y las empresas, industrias y servicios que apremian ser conectados    en las dinámicas sociales; por cuanto, desde el modo "del hacer"    hoy en el país, la innovación propiamente dicha seguirá    siendo un problema de puertas afuera, de declaraciones "resuelto o en vías    de solución". Ya que, es imposible argumentar sobre un sistema de    innovación asistémico e inconexo -por fragmentado, desconectado,    en una palabra: inexistente- en cuanto a: Educación/ Educación    superior/ investigación/ conocimientos/ ciencias/ tecnologías/    innovación/ sociedad, en lo nacional, regional y local. Son más    las discontinuidades que las continuidades concentradas en sectores seleccionados    como el de la Biotecnología y la Nanotecnología, donde también    se notan tales rupturas porque existen en una sociedad que no avanza a su condición    de complejo articulado, sistémico abierto y flexible a las contingencias.        
   Las conexiones orgánicas entre Cultura científica, Política    de la Ciencia y Políticas científicas/tecnológicas/innovación    siguen sin abrirse cauces en la experiencia cubana.    
   Y por otra parte, es conocido por lo muy debatido, la histórica separación    de los sectores productivos -empresariales- de las investigaciones científicas    en las políticas científicas tecnológicas (PCT) por las    que se ha transitado, ya que: 
(
) el proceso    "desde arriba" centrado en los ministerios, en las decisiones sobre    la introducción de resultados y en la exclusión de las organizaciones    productivas, como generadoras de innovación conllevaba a (
) La    tendencia a asimilar más que a producir tecnologías y el desinterés    frecuente del segmento empresarial"; así como, el insuficiente vínculo    de las investigaciones científicas de las universidades dentro de las    concepciones de PCT.     
   (
) el proyecto inicial -se refiere a los lineamientos- no destacaba el    papel de las universidades. Durante décadas las universidades se han    propuesto ese objetivo, pero nunca se han creado las bases institucionales y    legales para permitirlo. (Núñez & Montalvo, 2013, pp. 22 y    28) 
Estos, han sido    -y son- métodos tradicionales registrados en los modelos mentales y operando    por sobre las variaciones propuestas cual único modo de hacer porque    se ha internalizado. El mismo no se supera en reglamentaciones y/o disposiciones,    porque se encuentra arraigado cognitiva y conductualmente e incluye procederes    históricos dominantes, en los que los puentes entre viejas y nuevas formas    no quedan claras aún -si es que hay algunos diseñados-, por lo    que se necesita tiempos para que alcance extensiones pensantes y actuantes en    la sociedad, en sus identidades ciudadanas como un estar siendo y haciendo,    más allá de todo lo escrito y argumentado al respecto; ya que,    a no dudar la inercia y la despersonalización de la responsabilidad pueden    resultar cómodas cuando no lucrativas(9).        
   Las políticas de Ciencias, tecnologías e innovación están    asociadas a la gestión, aprehensión y uso del conocimiento. Por    tanto no es compatible con el conocimiento simple y parcializado, en una palabra:    vulgarizado. Debe asentarse en lo que le es inherente, a saber: la conexión    dinámica contextual global/local. Por lo que se parte, de que no se encuentra    enmarcado en un sistema cerrado y que no siempre los elementos son clasificables    y estáticos(10).     
   Y lo cierto es -tomando una muestra de asuntos de que se ocupa-, que no se pasa    de declarar como intención, necesidad y hasta superioridad de enfoque    el trascender por sobre la escisión de "las dos culturas",    -ya hemos afirmado que son muchas más- pero no se adiestra al educando    o interlocutor a hacerlo a transrelacionar como atributo del mismo, o cómo    se aproximan a esos ya casi exotéricos acercamientos... o cómo    se generan esas habilidades, o cómo romper con las barreras impuestas    al dudar, al interrogar como condición de posibilidad de pensar, estudiar,    y ejercer la crítica sin andar apelando tanto a "presupuestos científicos"    condicionantes o preestablecidos que no permiten el desafío del conocimiento,    de la racionalidad preestablecida o personal ya del docente, investigador o    ciudadano.     
   Priorizar consiguientemente, una educación que incluya y no excluya,    que promueva en     
   pensar y no en indicar cauces estrechos, predeterminados al pensamiento en especial    en las universidades, significa dotar un eje primordial para la calidad del    funcionamiento científico y democrático que el país precisa;    pues construir y gestionar conocimientos pluraliza visiones heterogéneas    y perspectivas políticas múltiples. En este punto tenemos que    ser punzantes y peliagudos, dado que todos estos asuntos medulares para el posible    avance que el país y que sus ciudadanos generen, sobrepasan con creces    los llamados hueros a la conciencia y al deber, porque de tanto apelar a ellos,    a muchos científicos cubanos nos surge la misma percepción martiana    de:     
   Estas palabras conciencia y deber van pareciendo ya tan huecas de sentidos y    desusadas - que yo mismo, que lo sacrifico todo al divino espíritu que    encierran - las digo con temor, y vacilo al emplearlas, como quien no quiere    deslucir su pensamiento con palabras vacías de significación.    - Entra por mucho en este miedo el abuso que se ha hecho de ellas-. (Martí,    1953b, p. 1668) 
Pensémonos una cultura científica generada desde todas las inter/retro/acciones ciudadanas. Anclemos real y no imaginariamente a la Educación universitaria en los ambientes socio históricos que potencia y la potencian en ciencias, tecnologías e innovaciones. Tengamos en cuenta siempre las investigaciones que se producen en el mundo y en Cuba hoy. Dialoguemos, conectemos ámbitos, saberes y praxis para que la grandeza -en palabras martianas- deje de ser ridículo cuando se gestan en atmosferas pequeñas.
    
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RECIBIDO: 22/10/2016    
   ACEPTADO: 01/12/2016
Dra. Dolores Vilá Blanco. Facultad de Filosofía e Historia, Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico: dvila@ffh.uh.cu
    
   
NOTAS    ACLARATORIAS    
   
1.    "Se describe una sociedad poco participativa, aunque sus ciudadanos respondan    a movilizaciones; esto describe participaciones verticales, de arriba hacia    abajo. Estilos de comunicación autocráticos y poca posibilidad    de innovación. Sensación de escaso poder en la toma de decisiones    incluso en dirigentes. Depósito de la posibilidad y responsabilidad transformativa    en el Estado. Crisis de las organizaciones de masas por la poca representatividad    de sus líderes y el desempeño de sus funciones para las que fueron    creadas.     
   Descreimiento en la política, no tanto por los jóvenes, que la    sienten presentes en sus vidas cotidianas. Aun así, consideran que es    irrelevante para la reproducción de la vida, o que, en todo caso, es    restrictiva, sin potencial ni posibilidades de transformación. Presencias    de varias culturas políticas". (Pañellas, D., Echevarría,    D. & Lara, T., 2015, p. 253)     
   2. "Finalmente, el diálogo entre    ciencias sociales y política tiene que fortalecerse y hacerse cotidiano    y natural, condición ínsita de la gestión pública;    esto exige de los políticos la convicción de que la única    forma de continuidad de la Revolución cubana será aquella que    la distinga como una obra de alta cultura y, por tanto, toda artesanía    y todo arte de dirigir -válidos y hasta necesarios o plausibles en sí    mismos- tienen que reconocerse como instrumentos del saber y jamás como    sus empleadores ocasionales o fortuitos, como acostumbra ese diletantismo administrativo    que vemos sobrevivir a tantas muertes". (Martín Romero, J. L., 2015,    p. 97).     
   3. Véanse, Latour, Bruno, 1987, Ciencia    en acción, Barcelona, Labor; Varsavsky, Oscar, 1969, Ciencia, política    y cientificismo, Buenos Aires, Biblioteca General; Falcon-Veloz, N. L., 2012,    "Mitos y sofismas de la cultura científica", Boletín    Científico Sapiens Research, 2(1), págs. 18-20.    
   4. Provenientes todos ellos de: Bush, Vannevar,    1945, "Ciencia, la Frontera sin Fin. Un informe al Presidente, Julio de    1945", Redes. Revista de estudios sociales de la ciencia, Nº 14.    
   5. "El problema no es 'cambiar la conciencia'    de las gentes o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen político,    económico e institucional de producción de la verdad", de    la cual las comunidades científicas son armazones legitimadores. (Foucault,    M., 1992, p. 189). "Sin embargo, esta voluntad de saber es escoltada por    una estructura de poder, que tiene que ver con la forma en que ese saber se    relaciona con la sociedad, y por la manera en que es legitimado, valorado, socializado,    distribuido y por supuesto, a que instituciones o prácticas esa "verdad"    es atribuida". (Foucault, M., 1999, p.22)     
   6. "(
) cultura científica    tal como la entendemos aquí rebasa en parte a la misma comunidad científica    porque está anclada en las propias estructuras del conocimiento. De manera    que los efectos del progreso científico-técnico, considerados    en los análisis de la propia ciencia, no conllevan una perspectiva crítica-reflexiva    del proceso social que da origen a la relación sociedad-naturaleza. (
)    poniendo siempre de relieve en su contenido, una concepción hegemónica    tanto en lo cultural como en lo institucional. Como se sabe, esta concepción    de ciencia, como la de sus instituciones y prácticas está generalmente    legitimada por una sociedad determinada históricamente". (Adames    Mayorga, E., 2007, pp. 10 y 24)    
   7. "(
) en los últimos años    se ha sumado una variable que en décadas anteriores de existir, no ejercía    tanta influencia en el proceso de preparación, como sí lo ha hecho    en la última década del siglo pasado y hasta hoy día. Se    está haciendo referencia al pago de profesores extra o profesores particulares,    que implica para la familia cubana un gasto que le posibilita proporcionarles    a sus hijos un adiestramiento académico que compensa la ausencia de preparación    con calidad en los preuniversitarios. (
) Por tanto, la tenencia o no de    profesores es una variable que genera desigualdades entre los estudiantes que    solo cuentan con la preparación brindada por la escuela y en el hogar,    y aquellos que adicionalmente estudian con profesores particulares". (Avila    Vargas, N., 2011, pp. 52-56)    
   8. "Primeramente al no coincidir la demanda    de los contenidos de trabajo con las competencias de quienes los asumen, y no    ya en términos de calificación, sino en términos de capacidad    demostrada. (
) en el caso de los puestos de dirección por introducción    volitiva de patrones de selección ajenos a la misión económica    y social para la que se escoge al cuadro, suponiendo sin fundamento alguno,    que la confiabilidad política tiene ínsitas competencias técnicas    o administrativas". Martín, J. L., 2013, p. 92)     
   9. Una mirada a resultados arroja: "La    tendencia el gasto en I+D a partir de 1995, mostró que la media del por    ciento del PIB dedicado a I+D fue del 0.51%, inferior a la media latinoamericana.    Hacia el 2010 ese porcentaje se incrementó a 0.61%. (
) En materia    de financiamiento es llamativo que las empresas apenas financien las actividades    I+D. Su porcentaje de participación descendió del 47.2% en 1996,    al 15% en 2009, y el Gobierno financia el 75%. Es curiosa la baja incidencia    de las empresas, porque del presupuesto destinado a la ciencia, Cuba dedica    el 10% a investigación básica -indicador estable en tiempo-, el    40% a la aplicada, y el 50% a la experimental; sin embargo, el sector productivo    no se implica. (
) Cuba está entre los países que dedican    menos recursos a la investigación básica en América Latina    y el Caribe. (
) Con relación a las publicaciones (
) Brasil,    México, Argentina y Chile producen el 85%; le siguen Colombia, Venezuela,    luego Uruguay y Cuba. Esos países tienen sistemas de investigadores,    mientras Cuba carece de ellos. (
) Cuba patenta poco y la tendencia es    negativa. El coeficiente de invención (patentes nacionales por 100 000    habitantes) es inferior a 1". (Núñez & Montalvo, 2014-2015,    p.33)     
   10. "En esta lógica socio-sistémica    nuestras organizaciones laborales, en las que más de una vez hemos visto    imperar el libertinaje, muy excepcionalmente son emporios de libertad. La innovación    tecnológica está abismalmente separada del nivel de las bases    laborales -y sólo cuando esto implique inversiones-, no hay canales definidos    ni estructurados para la investigación y el desarrollo o su existencia    es excepcional fuera de organizaciones científico-productivas; los vínculos    con la comunidad (
) nunca han tenido real visibilidad en los espacios    urbanos o sub urbanos vinculados a industrias y servicios de mayores dimensiones    y diversidad". (Martín Romero, J. L., 2015, p. 15)

 
 








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