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MediSur

versión On-line ISSN 1727-897X

Medisur vol.12 no.6 Cienfuegos dic. 2014

 

ARTÍCULO ESPECIAL

 

Apuntes sobre el hospital de Cienfuegos

 

Notes on the Hospital of Cienfuegos

 

 

Alfredo Darío Espinosa Brito

Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, Cienfuegos, Cienfuegos, Cuba, CP: 55100

 

 


RESUMEN

Se realiza un recorrido histórico sobre los hechos más relevantes del Hospital de Cienfuegos, desde la época de la colonia, la república neocolonial y la etapa revolucionaria hasta nuestros días, con el ánimo de rendir tributo a personas y a hechos que se consideran de interés divulgar, para aportar conocimientos que sirvan, sobre todo, para ilustrar y educar a las generaciones de nuevos profesionales y trabajadores de la institución.

Palabras clave: hospitales, historia de la medicina, Cuba.


ABSTRACT

A historical overview on the most relevant events that took place in the Hospital of Cienfuegos from the colonial, neocolonial and revolutionary period to the present day is conducted in order to pay tribute to the people and events that are important to highlight and to provide knowledge that will help to inform and educate new generations of professionals and workers of this institution.

Key words: hospitals, history of medicine, Cuba.


 

 

NOTA INTRODUCTORIA

El Dr. Salvador Tamayo Muñiz, director de nuestro Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, me pidió una intervención sobre “el Hospital de Cienfuegos”, durante la Convención por el 35 Aniversario, celebrada del 18 al 22 de marzo de 2014, y que me refiriera al pasado, presente y futuro del mismo, dudé en darle una respuesta afirmativa. Me arriesgo, no solo para corresponder lo mejor posible a esta petición, sino con el ánimo de rendir tributo -en algunas cuartillas, a modo de pinceladas-, a personas y a hechos que considero es importante divulgar, sobre todo para conocimiento de las nuevas generaciones, sabiendo que en otras fuentes originales hay mucha y mejor información. En relación con el futuro, debido a las complejidades del “cambio de época” que vivimos, ese aspecto solo lo esbozaré brevemente al final, pues, además, es tarea de todos construirlo.

El autor.

 

 

DESARROLLO

La colonia

La Villa de Fernandina de Jagua fue fundada en  la península de Majagua el 22 de abril de 1819, por el teniente Coronel de los Reales Ejércitos Españoles y Conde de la Fernandina, Don Luis Juan Lorenzo (Louis Jean Laurent) De Clouet de Piettre y Favrot Gautier y Brule.

Un hecho significativo fue que entre los fundadores vino un médico francés, Don Domingo Monjenié de Narié. También a petición del fundador, Félix Lanier abrió un botiquín en la Villa.

Se recoge que pocas semanas después de su fundación, la Villa fue azotada por una epidemia de fiebre amarilla y fiebre intermitente, por lo que se habilitaron en las afueras dos casas como hospitales, para la atención gratuita de los enfermos, una en el ingenio Nuestra Señora de la Candelaria, de Agustín Santa Cruz, y otra en la finca de Félix Bouyón.

Un elemento a destacar en los inicios fue que, en el trazado de las primeras 25 manzanas, los fundadores planificaron construir un hospital, que primeramente se localizaría en el entorno de la Plaza de Armas, en los solares 147, 148, en la esquina de San Fernando y Merlín (San Luis), y el 164 solar en cuña de la misma manzana por la calle de San Luis.

Estos sucesos justifican el siguiente comentario: “Cienfuegos vino a  la vida, no por los pasos de  la aventura audaz, sino bajo un proceso de reflexiones medidas, hijas de la cultura y de la experiencia histórica, con un fin predeterminado y con  los  instrumentos puestos a su alcance por el progreso del mundo en el  momento de su alumbramiento feliz”.

Según un informe del propio fundador, en 1824 la Villa contaba con 1 283 habitantes, un hospital y una botica, pero en 1825 el paso de un ciclón destruyó el hospital y en 1830 se contaba solamente con un médico y 2 boticas. Ya por ese entonces, en 1829, el nombre de la Villa había cambiado, por orden del Rey, al de Cienfuegos, en honor del gobernador de la Isla Don José Cienfuegos.

El Hospital Militar de Infantería se inició en 1824. En 1852 se terminó en su totalidad. Su edificio era de ladrillos y tejas, con 50 varas de frente y 60 de fondo. Contaba con cinco salas y un  calabozo para presos y 104 camas.

El 13 de mayo de 1853 se colocó la primera piedra del Hospital de la Caridad, al lado del Hospital Militar, situado frente a la antigua Plaza de Recreo, en el Paseo de Vives (luego Prado) y Padre Las Casas. Se concluyó el 27 de marzo de 1856 y fue construido por suscripción popular. Ambos hospitales ocupaban prácticamente una manzana de terreno. Su misión era hospitalizar en aislamiento, no en tratamiento, a los enfermos de las epidemias de viruelas, vómito negro (fiebre amarilla) y cuantas pestes sufriera la ciudad.  Fue construido de madera y tejas. Se ha dicho que, lamentablemente, durante muchos años aquella vetusta casa permaneció indiferente al progreso urbano de la ciudad.

Además de estos hospitales, se crearon en Cienfuegos diversas “casas de salud”, que pertenecían a diferentes propietarios y que atendían a enfermos, pero sus servicios no estaban al alcance de todos, sobre todos de la clase más pobre.

El 15 de julio de 1874 hubo un hecho significativo. Se fundó, por 11 profesionales, una sociedad científica con fines de ayuda mutua y mejoramiento profesional, el Colegio de Ciencias Médicas de Cienfuegos, el primero de Cuba.  

El 4 de agosto de 1876 ocurrió un suceso importante relacionado con los hospitales, cuando se expuso públicamente el cadáver de Henry Reeve en el Hospital Militar.

El 8 de noviembre de 1881 se constituyó el Centro Médico Farmacéutico, un centro científico que tuvo repercusión nacional. Se refería que sería un lugar “donde no tan solo podamos comunicarnos ilustrándonos, sino que también nos socorramos en casos desgraciados”. A la sesión solemne inaugural, el 4 de diciembre del mismo año, asistieron todas las autoridades locales, representaciones científicas, el cuerpo consular acreditado en Cienfuegos y, muy especialmente, el Dr. Juan Santos Fernández, en representación de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y director de la revista Crónica Médico Quirúrgica de La Habana.  

A partir de 1889 funcionaron dos hospitales de sangre, uno en el Castillo de Jagua y el otro en Caunao. En 1895 se habilitó un hospital con todo lo necesario para preparar la vacuna contra la viruela.

En 1890 se otorga a Cienfuegos la categoría de Ciudad.

Termina la guerra de independencia. La desnutrición y las epidemias, productos de las luchas (recordar el incendio de cañaverales e ingenios), la odiosa reconcentración de Weyler y el bloqueo naval de Estados Unidos al puerto, afectaron grandemente la salud de los cienfuegueros.   

El fin de siglo era dramático, pero se abría la esperanza de un futuro mejor.

  • Definitivamente se puede afirmar que aquel hospital no jugó un papel destacado en la asistencia sanitaria de la región, al permanecer “indiferente” al desarrollo urbano alcanzado.

República neocolonial

Con la intervención norteamericana y el inicio de la etapa republicana, se produjeron mejoras en el hospital, que cambia su nombre de Caridad al de Hospital Civil entre 1900 y 1910, con arreglo de sus paredes y techos, el incremento de ropas y medicinas. Ya en 1904 se reporta que el centro presenta una situación apropiada para las condiciones de la época.

Fue en 1906 cuando se determinó reedificarlo de mampostería, pero quedaron porciones del edificio de madera. El piso de mosaico no se terminó hasta después de una visita del Presidente de la República un tiempo después, siendo su director el Dr. Alfredo Méndez Aguirre.7  

El centro cambió su nombre a Hospital Luis Perna (de Salamó) el 18 de noviembre de 1910 por acuerdo del Ayuntamiento, en honor al prestigioso médico camagüeyano, clínico, devenido  también  en  salubrista, que ejerció su profesión en nuestra ciudad desde finales de 1881, cuando vino a vivir acá recién haberse graduado en Francia.    

Alfredo Méndez Aguirre, además de haber sido uno de los más capaces cirujanos del país en su tiempo, desde su nombramiento como director en 1908, consiguió que el Hospital Civil de Cienfuegos se encontrara a la altura de cualquier otro centro hospitalario de la capital. Que un hospital público poseyera múltiples y modernos servicios, en esos años,  representaba para la ciudad  contar con una instalación de avanzada y todo era debido a su constancia y dedicación. Su actuación durante la epidemia de influenza de 1918 fue reconocida por todos.

La Escuela de Enfermeras de Cienfuegos, fue la segunda fundada en el país con carácter estatal, en marzo de 1900, para prestigio de nuestra ciudad. Funcionaba en un local inadecuado en una pequeña casa frente al Hospital. Fue trasladada al Hospital por el Dr. Méndez en su etapa de director y allí funcionó hasta 1932, en que fue cerrada.

En ese tiempo “se prestaba una asistencia más eficiente al enfermo y las alumnas, obligadas a un régimen disciplinario riguroso, recibían una enseñanza directa de sus profesores. Allí estudiaron muchas de las mejores enfermeras que tuvo Cuba en esa época". El episodio más significativo,  que refleja la labor de este personal, lo protagonizó Victoria Brú Sánchez, directora de la Escuela, que enfrascada en la labor de ayuda a los enfermos de la epidemia de influenza de 1918, contrajo la enfermedad y falleció en  nuestra ciudad el 7 de diciembre de 1918, considerada con razón “la primera mártir de la enfermería cubana”.

Desgraciadamente, la escuela desapareció, como una injusticia más que recibió nuestro pueblo, a pesar de la denuncia de esta clase generosa y de toda la ciudadanía.  También por estos años el Dr. Méndez es nombrado Director de la Escuela Libre de Comadronas que funcionaba también en el Hospital.

En el año 1930, por iniciativa del Dr. José Randín, Supervisor Militar Sanitario, se emprendieron obras de reconstrucción de envergadura, que mejoraron la estructura y funcionabilidad del edificio que, a “retazos” fue alcanzando la fisonomía fundamental que tuvo hasta su demolición en 1959.

Hay que señalar que durante las primeras seis décadas del siglo XX, se realizaron ingentes esfuerzos por dedicados directores del hospital, además de Luis Perna y Alfredo Méndez –entre ellos: Álvaro Suero, Diego Montalvo Franco y Rodolfo Hernández Ferreiro-, así como por muchos médicos honorarios, por mejorar los servicios que prestaba la institución, en las diferentes salas que se fueron abriendo a pesar de todas las dificultades, que contribuyeron a paliar la falta de recursos de todo tipo (incluyendo instrumental, medicamentos, avituallamientos) situación que reflejaba el abandono de los sucesivos gobiernos por la salud. En diversas etapas se cambiaron ingresos y operaciones por votos de politiqueros de turno.

Así -escribía mi padre en 1959, médico honorario del centro por mucho tiempo- “El Hospital Civil de Cienfuegos, con escasos medios científicos disponibles para realizar a veces un diagnóstico correcto, sin banco de sangre, con un laboratorio que ha funcionado muy pocas veces, sin una distribución acorde a los tiempos presentes, ha tenido épocas de verdadero esplendor y ha sido fragua y taller, templo de consuelo y cariño.”

Se debe mencionar que en esta etapa,  en 1907, se inauguró el Sanatorio de la Colonia Española “Purísima Concepción” con carácter mutualista, centro que prestó valiosos servicios a los cienfuegueros, incluyendo varios años después de haber sido intervenido con el triunfo revolucionario, hasta 1968 como tal y unos años más como Sala de Infecciosos en el pabellón 8 y luego como Servicio de Psiquiatría en los últimos pabellones de la institución, luego convertido en albergue de profesionales y técnicos de la salud y en sede de la Dirección Provincial de Salud en el presente siglo.

En 1925 inicia sus servicios, por iniciativa de la Alcaldía y regido por ella, el Hospital Municipal de Emergencias, con los nombres de Gerardo Machado (1925), Baldomero Duménigo (1933) y Manuel A. Leal (1945).

Entre las clínicas privadas que prestaron sus servicios durante estos años, vale destacar las Clínicas Cienfuegos, Moderna y Villalvilla, que alcanzaron el triunfo revolucionario de 1959, cuyas capacidades ya no se emplearon más en la hospitalización de enfermos. Pronto se intervinieron, pues se iniciaba la organización del Sistema Nacional de Salud, público y accesible a todos.

Al fundarse la Federación Médica de Cuba en 1925, participó un delegado de Cienfuegos, que ratificó la constitución del Colegio de Cienfuegos. En 1944 se transformó la Federación Médica en Colegio Médico Nacional y el de Cienfuegos mereció, en esa época, el elogio de Colegio Modelo.

Interminable sería la lista de todos los que se ocuparon de la hermosa tarea del cuidado de los enfermos en esta etapa de nuestra historia local. La mayoría de ellos ejercían la profesión en sus consultas privadas, hacían visitas a domicilio y atendían enfermos ingresados en clínicas particulares y, un grupo menos numeroso, en los hospitales de la ciudad, muchas veces como “honorarios”, denominación que se les daba cuando gratuitamente ofrecían sus servicios en esos centros.

  • Impacto oscilante, no protagónico, del Hospital Civil, luego Luis Perna, en la vida de la población de Cienfuegos, a pesar de haber tenido épocas donde su labor mereció elogios en la comunidad.

Del “nuevo” Hospital Civil al Hospital Héroes de Playa Girón

Desde 1956 el edificio destinado para el nuevo Hospital Civil estaba terminado y muchas de sus instalaciones y equipos también. Esto motivó reiteradas preocupaciones en la ciudadanía, ya que las condiciones del Hospital Luis Perna se habían deteriorado más de lo habitual en los últimos años.

A fines de diciembre de 1958 el Colegio Médico de Cienfuegos asumió la responsabilidad de abrir el nuevo Hospital Civil, para atender inicialmente a los heridos de la guerra de liberación. Al triunfo de la Revolución se trasladaron los servicios del Hospital Luis Perna. Luego de 1961, el centro fue nombrado como Hospital Héroes de Playa Girón.

En los primeros meses del triunfo revolucionario de 1959 y con la apertura del nuevo edificio ya terminado, se produjo el traslado de los servicios del viejo hospital a dicha instalación. Durante varias semanas el edificio del antiguo hospital fue escenario de los primeros juicios revolucionarios públicos que se celebraron en Cienfuegos. Posteriormente, se ordenó su demolición con el propósito de construir un centro escolar, decisión por cierto que ha parecido a varios, que no fue la más apropiada, sobre todo cuando se valora este hecho a lo largo de los años.

A partir de 1959 el Hospital, como institución pública, respaldada por la voluntad política de la Revolución, ahora sí asumió un rol protagónico en el cuidado de la salud de todos los cienfuegueros.

Médicos cienfuegueros bien calificados, con experiencia profesional, comenzaron a trabajar en el nuevo hospital. Pero poco tiempo después, ocurrió la primera salida al extranjero de un elevado número de ellos. A suplir su lugar vinieron de diversos municipios e incluso algunos extranjeros solidarios de variada calificación, en lo que se recibían los primeros graduados de la Revolución. Fueron tiempos complejos, pues también se unieron una serie de sucesos como la invasión de Playa Girón -cuando el centro tuvo un papel protagónico en la atención de los heridos-, la crisis de Octubre y un sinnúmero de movilizaciones ante amenazas de ataques y de invasiones.   

Hubo profesionales que venían de la etapa prerrevolucionaria, que alcanzaron su máximo esplendor después de 1959. Para mencionar solo dos ejemplos, recordamos con cariño y admiración al eminente internista Dr. Raúl Dorticós Torrado, cuyo nombre lleva hoy orgullosa nuestra Facultad de Ciencias Médicas y al no menos brillante dermatólogo Dr. Serafín Ruiz de Zárate, que también dio nombre a nuestro Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villaclara. Ellos ascendieron con éxito desde el terruño, a las más altas posiciones de las Ciencias Médicas en el país,  gracias  a su capacidad y entrega, poniendo muy en alto el nombre de Cienfuegos.

Se incorporaron “técnicos” y personal procedentes de clínicas privadas y se trabajó intensamente en un ambiente favorable y armónico, con mucha disciplina y rigor, en pro de los servicios que se prestaban.

La añorada Escuela de Enfermeras se rescató en 1960, en el local de la antigua Clínica Cienfuegos, inicialmente con  cursos de Auxiliares de Enfermería a partir de graduadas de sexto grado. Además, se incorporaron magníficas enfermeras procedentes de otras provincias, que se unieron a un pequeño núcleo de enfermeros graduados cienfuegueros. Se creó la Escuela de Técnicos en el local de la Clínica Villalvilla. En ambos casos el escenario docente principal fue el Hospital Héroes de Playa Girón que, además, aportó profesores para clases teóricas a ambos planteles.

En 1961 se trasladaron los servicios de pediatría y obstetricia para el “antiguo” Hospital Municipal de Emergencias, que quedó inicialmente como Materno-Infantil y luego como Hospital de Maternidad Enrique Yera, a partir del traslado de los servicios de pediatría, el 26 de mayo de 1965, para el antiguo Asilo de Ancianos Nicolás Acea, que entonces se denominó Hospital Pediátrico Paquito González Cueto.

A fines de los 60 hubo otra salida de personal médico al exterior, a raíz de la llamada Ofensiva Revolucionaria. Se comenzaron a recibir más médicos posgraduados de diferentes especialidades y la Escuela de Enfermeras comenzó a contar con planes para graduar enfermeras de nivel medio. Poco a poco se abrieron nuevos servicios, en función de las necesidades que se iban identificando y de las crecientes posibilidades que se tuvieron. La gran presión asistencial caracterizó toda esta etapa. Son imborrables los recuerdos, por varios años, de pacientes ingresados en camas en los pasillos, cirujanos operando con una “enfermera” instrumentista, las agotadoras guardias cubiertas con muy poco personal y especialidades con solo uno o dos médicos. Se fueron alcanzando logros evidentes y un prestigio creciente de la institución ante la comunidad cienfueguera. Los médicos del hospital asumieron como propia, y con magníficos resultados, la asistencia calificada de todos los policlínicos y municipios de la región -luego provincia, a partir de 1976-, en lo que se denominaban “consultas en la periferia”. Además, participaban en cuanto chequeo, comisiones y actividades extrahospitalarias que se planificaran, en días y horas extralaborales, incluyendo las noches y los fines de semana.

También larga es la lista de todos los que se encargaron de la hermosa tarea del cuidado de los enfermos en esta etapa. A partir de la renuncia a la práctica privada por los médicos graduados en 1965, fue exclusiva la dedicación a la labor estatal de los sucesivos cursos.

En 1974 se creó una pequeña sala con cuatro camas dedicada a Terapia Intensiva y dos cubículos de seis camas –uno de hombres y otro de mujeres- para Terapia Intermedia.

En 1976 se celebró con todo éxito la Primera Jornada Científica Interna del hospital, en las aulas de la EIDE Provincial. La Segunda Jornada, también con muy buenos resultados, se desarrolló pocos meses antes del traslado al nuevo hospital, en los locales de la Escuela Formadores de Maestros Conrado Benítez. En ambos casos, asistieron profesores invitados de Villa Clara y La Habana.

Los directores de este hospital fueron 15: José Caballero Castillo, Germán González Longoria,  Luis Felipe Arrechea, José Ugarte, Serafín Ruiz de Zárate, José Bermúdez López, Dimas Orlando González Rivera, Rubelio Pina Hidalgo, Antonio Vázquez Leyva, Rubén Moro Rodríguez, José Perera Álvarez, Remberto González Enoa, Luis Gómez Pérez, Luis González Couceyro y Jesús González Villalonga.

Se pudiera afirmar que en esos años, el centro cumplió, casi siempre –para no ser absolutos-, con las expectativas de la población, debido a la labor consagrada de directivos, profesionales, técnicos y trabajadores.

Cuando la historia se escribe por alguien que ha participado en ella, se recoge la realidad, pero su contenido estará matizado por la experiencia propia y con un sello generacional.21  Así que estos apuntes pueden estar sesgados por esa influencia, en el caso del autor. Por tanto, estos apuntes  acerca del Hospital Regional/Provincial Héroes de Playa Girón -y, de paso, los del Hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima después-, deberán ser completados, revisados y reescritos en el futuro, por otros mejor dotados y pertrechados.

  • Prestigio creciente de la institución, de sus profesionales y trabajadores, en la sociedad, con un papel protagónico en el Sistema de Salud cienfueguero.

El Hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima

El 23 de marzo de 1979 se inauguró por Fidel el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Dr. Gustavo Aldereguía Lima. Nuestro Comandante terminó su visita con un discurso antológico para todos los trabajadores de la salud del país y que, además, trazó claramente la ruta de esta moderna institución para que fuera siempre “símbolo de la salud, la vida y la felicidad de los cienfuegueros”.

Inmediatamente comenzó un proceso de puesta en marcha o de “reloj de arena”, con traslado de los servicios, personal y enfermos, del Hospital Héroes de Playa Girón, al nuevo centro, primero la Consulta Externa y, pocos meses después, el Departamento de Urgencias y los hospitalizados.

Hubo un nuevo arribo de profesionales calificados a partir de la ubicación de especialistas recién graduados procedentes, sobre todo, de la capital.

Las comodidades y la higiene del centro se comparaban con las de los hoteles, las visitas importantes se sucedían, el hospital era una vitrina del Sistema de Salud, en fin, los primeros años fueron la etapa de la “luna de miel”. El que ahora se denomina como “clima organizacional” se encontraba en una situación favorable entonces, con un colectivo de trabajadores bien motivado, en su inmensa mayoría relativamente joven, acompañado con solo un puñado de veteranos valiosos y respaldado totalmente por las autoridades del hospital y las sectoriales -también bastante jóvenes-, gubernamentales y políticas del territorio, que constantemente estaban “en el terreno”, al tanto de organizar dinámicamente el trabajo y resolver las necesidades de los pacientes, del personal asistencial y, en general, de la institución y el sistema de salud. La de los 80 fue época de ilusiones y de realidades.

En septiembre de 1979, se recibieron los primeros internos rotatorios y en septiembre de 1980 los primeros alumnos de tercer año de Medicina (por ello, en el curso 1980-1981, funcionó la Unidad Docente de Ciencias Médicas en el Hospital). Sucesivamente, se completó la docencia de cuarto y quinto años. Finalmente, las ciencias básicas, con el primer contingente del Destacamento Carlos J. Finlay. Por otra parte, en enero de 1980 comenzaron las residencias de las especialidades básicas. Posteriormente, aunque no menos importantes, se incorporaron la docencia superior en enfermería y en estomatología.

Una característica particular de Cienfuegos fue que aquí nunca vinieron, como asesores, profesores más experimentados procedentes de otras facultades de medicina a iniciar la docencia, a diferencia de lo que había ocurrido en otras provincias hasta entonces. La confianza que se depositó en este territorio fue mucha.

El 5 de marzo de 1980 se inaugura el Hospital de Maternidad Mártires de Playa Girón, en el edificio rehabilitado que ocupaba el Hospital Héroes de Playa Girón y se cierra el antiguo Hospital Enrique Yera, inmueble que pasó entonces a ETECSA.

Comienza a funcionar un nuevo Politécnico de la Salud, para la docencia de enfermería y técnicos de la salud, con magníficas condiciones y más cercano al hospital.  

La epidemia de fiebre hemorrágica dengue de 1981 –sin dudas la más dramática y explosiva ocurrida en nuestra patria- puso a prueba a todo nuestro Sistema Nacional de Salud y, por supuesto, también al Hospital.

Este memorable episodio constituyó una de las victorias más importantes alcanzadas por el hospital que, además, como ejemplo de  integración y solidaridad fraterna, compartió su unidad de Cuidados Intensivos, con los casos más graves de los hospitales de maternidad y pediátrico que allí fueron admitidos.

Hay que destacar, que el modelo organizativo general diseñado para la atención de los enfermos en la epidemia de dengue de 1981, se ha utilizado con mucho éxito en diferentes epidemias posteriores, pues ha permitido mantener el trabajo del hospital sin afectar la atención a la población no involucrada en las epidemias, al mismo tiempo que ha garantizado criterios más coherentes y dinámicos en la atención de los afectados en ellas.   

Se fue poco a poco alcanzado madurez en los servicios, en su organización, composición y funcionamiento, en varios de ellos con prestigio no solo a nivel provincial, sino nacional. La década de los 80 –al igual que en la sociedad toda- fue de crecimiento y consolidación asistencial y docente, inicios del despegue de la investigación y celebración de importantes eventos científicos, varios de ellos nacionales, con intercambios muy fructíferos con personalidades de la medicina cubana.

A fines de esta propia década –y como resultado de la vinculación del centro con la atención primaria de salud y con la comunidad en general- surgió la semilla del Proyecto Global de Cienfuegos, que expandió la visión y el compromiso del hospital con la población y las instituciones del territorio, cuyos frutos aún se evidencian.  

A partir de 1987 se intensificó un movimiento que venía de inicios de los 80, que pretendía comprender mejor y, en consecuencia, atender diferenciada e integralmente a los adultos mayores, no solo en el hospital sino en la comunidad. Así nació poco a poco la Geriatría y la Gerontología cienfuegueras, con ribetes propios y con modestia, pero que rápidamente caló en los profesionales de la institución, con un esforzado camino recorrido hasta la fecha.

En 1993 hubo que enfrentar la gran epidemia de neuropatía, de nuevo otra enfermedad desconocida para los médicos cubanos de esta época. La intensa labor desarrollada, tanto asistencial como investigativa, fue ampliamente reconocida a todos los niveles.  

Se debe señalar que, a partir de la década de los 90, se inició un fuerte movimiento de impulso a la superación científica y docente del personal del hospital –sobre todo profesional-, con eventos masivos y con rigor, en torno al Forum de Ciencia y Técnica de base, incremento sostenido del número y la calidad de las publicaciones de autores del centro, categorización docente, cantidad de especialistas de segundo grado -y luego de másters y doctores en ciencias-, hospital con más galardones en el Concurso Premio Anual Nacional de la Salud, Premios de la Academia de Ciencias, Reconocimientos del Forum Nacional de Ciencia y Técnica, Institución Auspiciadora de la Academia de Ciencias de Cuba, Entidad de Ciencia e Innovación Tecnológica, Centro Colaborador de la OPS/OMS, así como sede de diversos eventos científicos importantes, tanto nacionales como internacionales.

En el año 2000 se decidió el traslado progresivo -e integración- de los servicios del Hospital de Maternidad Mártires de Playa Girón, al Hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima, proceso que aún hoy se continúa. Aunque por no contar con toda la información necesaria no se trata aquí la valiosa experiencia acumulada por dos décadas por ginecobstetras, neonatólogos y todo el personal del antiguo Hospital de Maternidad, sus resultados siempre estuvieron a la altura de los mejores del país y sería muy conveniente que luego se difundieran, por sus propios protagonistas, “las posibles causas de esos resultados” para provecho, sobre todo, de las nuevas generaciones de profesionales, técnicos y trabajadores que se dedican al cuidado esmerado de ese importante binomio que es la madre y el niño.

Simultáneamente, en ese tiempo se inició la batalla de ideas en el país y el Hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima, ahora Hospital General,  se fortaleció con nuevas tecnologías –sobre todo de imágenes- y se mejoraron algunos departamentos en su infraestructura.

Las visitas de alto nivel se han sucedido, desde los primeros años y el hospital ha sido reconocido por sus resultados, como ejemplo en diversas áreas, en varias oportunidades. La más importante, sin dudas, fue el regreso del Comandante en Jefe Fidel Castro a las celebraciones por el 25 aniversario, en 2004, que sirvió para trazar nuevas metas para los trabajadores del sector de la salud en el país, con especificaciones para el hospital, así como de motivación para todos.

Sin embargo, los cambios bruscos ocurridos en la atención primaria a partir del 2005 –a pesar de diversos intentos de reorganizarla-, provocaron de nuevo la afluencia de un mayor número de personas a la institución, que se ha acomplejado y sobrecargado. A lo anterior se ha unido el progresivo proceso de envejecimiento poblacional, la crisis económica mantenida, el deterioro creciente del inmueble con dificultades en el confort de la hotelería, y  la inestabilidad en el número y en la calidad del personal, sobre todo de servicios generales y, últimamente, de profesionales.

El 5 de septiembre de 2008 se inauguró el Centro Especializado Ambulatorio Héroes de Playa Girón, perteneciente al Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, con el propósito principal de impulsar la cirugía mayor electiva ambulatoria, además de brindar servicios de quimioterapia, rehabilitación y hemodiálisis.

Los directores del hospital han dejado su huella en las diferentes etapas en que les ha tocado conducir los destinos del centro, desde 1979 a la fecha. Ellos han sido 8: José Ignacio Goicoechea Boffil, Miguel Ávila Díaz, Juan Bereau Velázquez, Emiliano Diez Martínez de la Cotera, Omar Rojas Santana, Pedro Ordúñez García, Juan Luis de Pazos Carrazana y Salvador Tamayo Muñiz.

Por tanto, en la actualidad –según se exponía en dictamen reciente del Consejo Consultivo Superior del Hospital- se constata que “la institución constituye un verdadero complejo hospitalario, con tres hospitales en uno: Clínico-Quirúrgico, Maternidad y CEA, cada uno con múltiples servicios y departamentos, con diversos niveles de desarrollo, con concepciones, “culturas”, misiones, condiciones, dinámicas, expectativas e incluso pacientes/familiares, educandos y trabajadores “diferentes” entre sí.” Esta situación plantea desafíos mayores.

Desde inicios del 2013 se cuenta con un plan de gestión, propio, original, para cuatro años, con siete objetivos y un grupo de tareas definidas para alcanzar cada uno, que tiene como misión: Promover la salud, enfrentar las enfermedades, sus riesgos y secuelas, y mejorar la calidad de vida de los cienfuegueros, con servicios y programas de calidad y calidez, concertados en red, en un ambiente solidario, seguro y confortable, a la vez que forma y desarrolla capital humano íntegro, gestiona un sistema de ciencia e innovación tecnológica y usa responsablemente los recursos para generar bienestar y satisfacción sosteniblemente, en pos de la visión de «…que este hospital sea un símbolo de la salud, la vida y la felicidad de los cienfuegueros»  

Nuevos retos se avecinan en el futuro. Su evaluación crítica, dinámica y sistemática, en diálogo con todos, deberá ser fundamental para conseguir en el futuro las metas propuestas.

El hospital del futuro no puede ser una receta que venga “de afuera”, se tiene que desarrollar por nosotros mismos, basado en el legado martiano de “con todos y para el bien de todos” y teniendo muy presente que el hospital sea “símbolo de la salud, la vida y la felicidad de las familias cienfuegueras”.  Claro, con los recursos indispensables para seguir avanzando, aunque esto no niega que estemos al tanto de las tendencias más progresistas que existan en el mundo, sobre todo aquellas que concuerden con nuestra cultura, nuestro proyecto social y  nuestra realidad. 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 24 de septiembre de 2014.
Aprobado: 25 de septiembre de 2014.

 

 

Alfredo Darío Espinosa Brito. Dr. en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Medicina Interna. Profesor Titular. Profesor Consultante. Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima. Cienfuegos. Correo electrónico: alfredo_espinosa@infomed.cfg.sld.cu

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