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MEDISAN

versão On-line ISSN 1029-3019

MEDISAN v.14 n.5 Santiago de Cuba 10/jun-19/jul. 2010

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Tumores del sistema nervioso central en el primer año de vida

 

Tumors of the central nervous system in the first year of life

 

 

MsC. Julio S. Brossard Alejo,1 Dr. Ernesto Rodríguez Herrera, 2 Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada3 y MsC. Lázaro I. Romero García4

1Especialista de I Grado en Neurocirugía. Máster en Atención Integral al Niño. Profesor Asistente. Hospital Infantil Sur Docente, Santiago de Cuba, Cuba.
2Especialista de I Grado en Neurocirugía. Hospital Infantil Sur Docente, Santiago de Cuba, Cuba.
3Especialista de II Grado en Neurocirugía. Máster en Urgencias Médicas. Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Asistente. Investigador Auxiliar. Hospital Provincial Docente "Saturnino Lora", Santiago de Cuba, Cuba.
4Especialista de I Grado en Bioestadística. Máster en Epidemiología. Instructor. Hospital Provincial Docente "Saturnino Lora", Santiago de Cuba, Cuba.

 

 


RESUMEN

Se efectuó un estudio descriptivo, longitudinal y retrospectivo de los 8 pacientes con tumores del sistema nervioso central en el primer año de vida, diagnosticados en el Hospital Infantil Sur de Santiago de Cuba desde 1987 hasta 2008, de los cuales 5 (62,5 %) habían fallecido cuando se elaboró el presente artículo. Los tratamientos indicados en este caso son la resección de la masa tumoral, lo más radical que permitan su tamaño y localización, así como la quimioterapia según el tipo hístico.

Palabras clave: niño, tumores del sistema nervioso central, resección del tumor, quimioterapia, hospital pediátrico


ABSTRACT

A descriptive, longitudinal and retrospective study of 8 patients with tumors of the central nervous system in the first year of life was carried out. They were diagnosed in the Southern Children Hospital of Santiago de Cuba from 1987 to 2008, 5 of them (62,5%) had died when the present article was made. The treatments indicated in this case are the resection of the tumor mass, the most radical surgery depending on its size and localization, as well as the chemotherapy according to the tissular type.

Key words: child, tumors of the central nervous system, tumor resection, chemotherapy, children hospital

Recibido: 14 de agosto de 2009
Aprobado: 12 de enero de 2010


 

 

INTRODUCCIÓN

Los tumores del sistema nervioso central (SNC), además de ser relativamente comunes en las edades más tempranas de la vida (en 2 a 5 de cada 100 000 niños), constituyen la segunda variedad de enfermedades malignas y tumores sólidos más frecuentes en la infancia y adolescencia,1,2 con una incidencia que ha ido incrementándose anualmente en 1 % durante en los últimos 20 años.3-5

En valiosas investigaciones publicadas sobre el tema 6, 7 se estima que los tumores intracraneales e intrarraquídeos representan entre 92,3 - 93,4 y 6,6 - 7,7 %, respectivamente, de todos los del SNC, con una razón sexo masculino/femenino oscilante entre 1,38 a 1,6:1. El diagnóstico de las neoplasias cerebrales suele realizarse a los 7,8 - 8,8 años, con una desviación estándar de ± 3; 4, 7 pero se diferencia grandemente del establecido en el primer año de vida y antes de esa edad en cuanto a localización, características tisulares, evolución y pronóstico.8-10

La infrecuencia de ese tipo de tumor en lactantes, así como de estudios médicos acerca del asunto, tanto en Cuba (donde no se ha localizado publicación alguna al respecto) como en el mundo, devinieron razones harto justificadas para elaborar este artículo sobre tan importante materia de salud.

 

MÉTODOS

Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y retrospectivo sobre pacientes con tumores del sistema nervioso central en el Hospital Infantil Sur Docente de Santiago de Cuba, desde 1986 hasta 2008, para lo cual se obtuvo información pertinente de las historias clínicas individuales, del Registro Nacional de Cáncer y de los informes operatorios del Servicio de Neurocirugía de la citada institución.

De 147 niños con neoplasias en esa localización, solo 8 tenían menos de un año de edad, de manera que la investigación se basó en ellos.

 

RESULTADOS

De 147 pacientes ingresados con tumores del sistema nervioso central, solo 8 eran niñas y niños menores de un año, para 5,4 % del total de la serie. Las edades en el momento del diagnóstico se muestran en la tabla 1.

En la casuística estudiada, 5 de sus integrantes eran del sexo femenino. La distribución por municipio de procedencia fue como sigue: 2 de Contramaestre y 1 respectivamente de Santiago de Cuba, Songo-La Maya, II Frente y III Frente; pero también de otras provincias orientales: uno de Holguín y otro de Granma.

De los síntomas y signos presentes en el momento del diagnóstico (tabla 2), el predominante resultó ser la macrocránea (62,5 %), seguido en frecuencia por el retraso del desarrollo psicomotor y la irritabilidad, entre otros.

Antes del acto quirúrgico, en 5 de los lactantes se realizó derivación ventrículo-peritoneal para tratar la hidrocefalia que entonces concomitaba con el conjunto sintomático. La resección tumoral total fue posible en 5 e imposible en 2 por su localización en el III ventrículo y otras dificultades; en el último, el diagnóstico de la lesión se estableció post mortem.

En 6 pacientes se verificó la existencia del tumor a través de la tomografía axial computarizada y en 1 por medio de la mielografia, pues aún no se disponía del equipo para imágenes de resonancia magnética en esta provincia cuando se determinó la presencia de la masa tumoral. Los diagnósticos hísticos se mencionan en la tabla 3.

La relación entre localización y diagnóstico hístico de los tumores (tabla 4) reveló que el mayor número (4 en total) afectaba los ventrículos laterales, seguidos en orden por los detectados en el tercer ventrículo, la región parietooccipital de los hemisferios cerebrales y la zona lumbosacra. Asimismo, entre las variedades neoplásicas según características tisulares primaron los papilomas de plexo coroides y los glioblastomas multiformes.

En cuanto al tratamiento posoperatorio, no se indicó radioterapia y solo se aplicó quimioterapia en 1 de ellos. Acerca del estado actual de los pacientes cabe especificar que 3 vivían al acopiar la información para este artículo (37,5 %) y 5 habían fallecido (62,5 %).

Al relacionar la supervivencia (tabla 5) con el diagnóstico hístico se obtuvo que un paciente de un mes de edad, proveniente del municipio de III Frente, presentaba dificultades respiratorias al ser ingresado y falleció poco después. Como hallazgo necrópsico se informó un gliobastoma multiforme.

En otro lactante (pero de 2 meses), hospitalizado a causa de macrocránea y ptosis palpebral, la tomografía axial computarizada mostró una imagen hiperdensa por delante del tercer ventrículo, correspondiente a un tumor. El cuadro clínico del niño evolucionó hacia afectación de su estado general, daño neurológico y muerte a los 8 días, con diagnóstico post mortem de un meningioma fibroblástico.

 

DISCUSIÓN

Los tumores del sistema nervioso central son extremadamente raros en lactantes,5,8 pues su incidencia fluctúa entre 1,1 a 4,1 por 100 000 nacidos vivos; 9, 10 sin embargo, en recién nacidos y niños durante el primer año de vida difieren en cuanto a localización, características tisulares y pronóstico con respecto a los diagnosticados en la población infantil de mayor edad.8-10

Jellinger y Sunder-Plassmann 11 clasificaron los tumores diagnosticados en el primer año de vida como: definitivamente congénitos (con síntomas o signos confirmados al nacer o en las 2 primeras semanas de vida), probablemente congénitos (con síntomas o signos precisados en el primer año de vida) y posiblemente congénitos (con síntomas o signos definidos después del primer año de vida). De acuerdo con ello, en 1 de los 8 lactantes de esta serie, el tumor era definitivamente congénito; y en los restantes, probablemente congénitos. De hecho, en este hospital pediátrico, los del SNC diagnosticados en el primer año de vida constituyeron 5,4 % de los 147 identificados en la población infantil estudiada, mientras que en la de Bognar,12 investigada en Budapest, representaron 4,8 % de 1 728 pacientes de diferentes edades, con neoplasias en esa localización; y en la de Raimondi y Tomita13 significaron 11 %, al ser confirmados en 39 menores de un año de 341 niños y niñas con tumores cerebrales.

Los síntomas más frecuentes al diagnóstico resultaron ser: macrocránea (62,5 %) y retraso en el desarrollo psicomotor e irritabilidad (37,5 %), el primero de los cuales coincide con lo encontrado también por Kaczala et al, 10 pero no con los restantes signos, pues ellos hallaron seguidamente hidrocefalia y muerte. Bognar 12 señala entre las alteraciones preponderantes en su investigación: retardo del desarrollo psicomotor y macrocránea; esta última en primer lugar en los pacientes de Raimondi y Tomita,13 así como de Raisanen y Davis,14 si bien los segundos autores detectaron igualmente la fontanela tensa, que concomitaba en 55 % de los integrantes de su casuística.

Lo anterior revela la imperiosidad de realizar, antes de su alta hospitalaria, una ecografía transfontanelar a todo recién nacido cuyo perímetro cefálico exceda de 34 cm al nacimiento; y si este examen no fuera concluyente para el diagnóstico, indicar una tomografía axial computarizada. Lo idóneo sería poder seguir adecuadamente a los recién nacidos en su área de salud y considerar la medida del perímetro cefálico como una de las mensuraciones más importantes durante la valoración médica continuada en el nivel comunitario.

Los tumores cerebrales se localizaron en todos los pacientes en la zona supratentorial, lo cual se corresponde con lo descrito en otros trabajos sobre el tema. 5,13,14

Por su parte Larouche et al, 15 en una magnífica revisión de la literatura publicada en diciembre de 2007, que abarcó a 1 289 menores de un año con tumores del SNC, especifican que las lesiones eran de localización supratentorial en 65 % de los lactantes.

Una de las diferencias más notables de los tumores a esta edad cuando se comparan con los diagnosticados entre los 3 a 15 años, radica en el ascenso del predominio infratentorial de 50 a 60 %, según algunos investigadores.4,5,7

Los papilomas de plexo coroides y los glioblastomas multiformes fueron los tipos hísticos más comunes; hallazgo que difiere de lo comunicado por Bognar, 12 quien notifica este orden de primacía: gliomas benignos, tumores primitivos neuroectodérmicos, meduloblastomas y astrocitomas benignos.

Raisanen y Davis14 afirman que los teratomas ocurren con una frecuencia 5 veces mayor que el astrocitoma. Larouche et al 15 los diagnosticaron en estos órdenes: astrocitoma (30,5 %), meduloblastoma (12,2%), ependimoma (11,1 %) y tumor de plexos coroides (11 %).

Para Hochwald et al, 16 los teratomas y astrocitomas son los tumores más frecuentes en el primer año de vida. Es llamativo haber encontrado un meningioma intraventricular, puesto que resulta bastante raro a todas las edades,17,18 principalmente en lactantes menores de un año.

El pronóstico de los pacientes con tumores cerebrales diagnosticados en el primer año de vida está relacionado con su tamaño y localización, tipo hístico, grado de resección efectuado y condiciones del paciente en el momento de la confirmación. 13 , 14

Sobresale que 57,1 % tuvo un pronóstico desfavorable, pues 2 lactantes fallecieron antes de los 2 meses de habérseles detectado el tumor; pero se impone señalar que el estado clínico de los niños al diagnóstico era muy malo en 3 de los 4 fallecidos por lesiones neurológicas graves, según escala de Glasgow y toma del estado general, que no permitieron el tratamiento quirúrgico en 2 de ellos.

De los 5 fallecidos, 4 tenían tumores de gran tamaño (más de 5 cm), en 2 de los cuales se localizaban en regiones profundas como la porción anterior del tercer ventrículo. En esta serie, los papilomas de plexo coroides y ependimomas fueron los de mejor pronóstico y los gliobastomas multiformes los de peor evolución.

Es muy importante la relación existente entre el grado de resección y la supervivencia, pues de los 5 pacientes a quienes se realizó resección total, uno sobrevivió 2 años más 3 meses y 3 están vivos (60,0 %). Raisanen y Davis,14 quienes califican de reservado el pronóstico de estos pacientes, generalmente atribuible al gran tamaño y la localización de la lesión, apuntan que los niños que mejor evolucionan, son los que presentan papilomas de plexo coroides, puesto que pueden sobrevivir asintomáticos si se realiza una resección total.

Larouche et al 15 destacan en sus resultados las diferencias a estas edades de la evolución biológica de los tumores en comparación con los diagnosticados en niños mayores de 3 años, así como también la "agresividad" clínica y quimiosensibilidad de los gliomas con bajo y alto grados de malignidad, respectivamente.

Bouffet et al 19 consideran, según su experiencia en 13 infantes con gliomas de bajo grado de malignidad en Toronto (Canadá), estudiados en el período 1990 y 2000, que estos tumores en menores de un año son "agresivos" desde el punto de vista biológico, apenas responden a la quimioterapia y resultan generalmente mortales en poco tiempo.

La corta edad de los pacientes constituye sin dudas un problema para tolerar la quimioterapia, aunque reducidas dosis, indicadas por un equipo multidisciplinario con pericia, son también una medida esencial, segura e incuestionablemente valiosa para mejorar la evolución, el pronóstico y la calidad de vida de estos niños; sin embargo, los regímenes terapéuticos deben tener en cuenta el riesgo de toxicidad para no producir yatrogenia y secuelas a largo plazo,19 razones por las cuales los autores de este trabajo y otros colegas 13 -15 opinan que la exéresis del tumor, lo más radical posible según tamaño y localización, deviene hasta ahora la conducta médica ideal para prolongar la supervivencia. La radioterapia nunca es recomendada en los esquemas de tratamiento.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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MsC. Julio S. Brossard Alejo. Hospital Infantil Sur Docente, Avenida 24 de Febrero No. 402, Santiago de Cuba, Cuba.
Dirección electrónica: MsC. Julio S. Brossard Alejo