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Revista Cubana de Farmacia

versión impresa ISSN 0034-7515versión On-line ISSN 1561-2988

Rev Cubana Farm v.41 n.2 Ciudad de la Habana Mayo-ago. 2007

 

Historia de la Farmacia

Instituto de Farmacia y Alimentos Universidad de La Habana

Enseñanza de la Farmacia en la Real Universidad de La Habana según Plan de Estudios de 1863. Etapa
1863-1871

Pilar Marchante Castellanos1  y Francisco Merchán González2

Resumen

En 1863 el poder colonial español aplicó una reforma de la enseñanza en Cuba que dio lugar al Plan de Estudios de 1863 en la Real Universidad de La Habana en virtud del cual adquirió vida propia por primera vez la Facultad de Farmacia. Se exponen las principales transformaciones que experimentó la Universidad a partir de esa reforma, así como los aspectos esenciales que caracterizaron los primeros años de existencia de la Facultad de Farmacia, su plan de estudios, los títulos de algunas tesis presentadas en las academias semanales, sus catedráticos y algunos datos estadísticos sobre los resultados docentes de los estudiantes. El curso 1870-1871  marcó el fin de la primera etapa de aplicación del plan de 1863, cuando se le hicieron algunas modificaciones, fundamentalmente como represalia del Gobierno de la Isla ante la cada vez más fuerte conciencia nacional y el estallido de la primera guerra por la independencia de Cuba. Se hace una breve referencia al contexto político-social en el que se desenvolvió la vida universitaria durante ese período.

Palabras clave: Carrera de Farmacia en Cuba 1863-1871; enseñanza de la Farmacia en Plan de Estudios 1863 en Cuba.

 La reforma de la enseñanza de 1842 dio forma académica por primera vez a los estudios de Farmacia en la Real Universidad de La Habana. Estos estudios estuvieron bajo dirección de un consiliario supeditado al decano de la Facultad de Medicina, al que también denominaban decano de las “facultades médicas”.1 Esta situación un tanto especial ha sido la probable causa de que en ciertas publicaciones se afirme que la Facultad de Farmacia fue una de las creadas por la reforma de la enseñanza de 1842,2,3 cuando en realidad fue la reforma de 1863 la que le dio vida propia y la  emancipó de la de Medicina a la que había permanecido agregada desde 1842.4-6

Principales cambios introducidos por la eforma de la enseñanza de 1863

La reforma de la enseñanza de 1863 fue sin duda resultado de las evidentes insuficiencias que ya presentaba el sistema educacional de la isla establecido en 1842. Dicha reforma tuvo su origen en la Ley de Instrucción Pública del 9 de septiembre de 1857 dictada para la Metrópoli, aunque desde el 5 de febrero de 1855 el entonces Ministro de Ultramar, José Gutiérrez de la Concha, quien había sido en dos ocasiones Capitán General y Gobernador de Cuba, había elevado a la Reina Isabel II el proyecto de Real Decreto contentivo de un nuevo Plan de Instrucción Pública para la Isla de Cuba.3 En virtud de esa reforma toda la enseñanza en la isla quedó bajo la dependencia inmediata de un organismo oficial que se llamó Junta Superior de Instrucción Pública de la Isla de Cuba. Fue aprobada y rubricada en San Ildefonso el 15 de julio de 1863 y publicada en la Gaceta de La Habana de los días 26 y 27 de agosto del mismo año.2

Con la reforma quedaron separadas de la Universidad las enseñanzas primaria y secundaria y se crearon los Institutos Provinciales de Segunda Enseñanza, en los cuales se expediría el título de Bachiller en Artes, así como otros establecimientos independientes. El Instituto de La Habana fue el primero que se instaló y comenzó a funcionar en el mismo curso académico 1863-1864. Fue ubicado en la parte sur del ex-convento de Santo Domingo, es decir, por el tramo de este que daba a la calle Obispo.2,3 Otros se crearon en Puerto Príncipe, Matanzas y Santiago de Cuba, aunque se dejó abierta la autorización para fundarlos en otras ciudades del país. Se puede tener una idea del alcance de estos institutos si se tiene en cuenta que la edad de ingreso en ellos era de nueve años y que el más importante, el de La Habana, contaba solo con 202 alumnos en el año académico 1867-1868.7,8  

Los Colegios Seminarios de San Carlos de La Habana y San Ildefonso de Puerto Rico se incorporaron a la Universidad y se limitaron a ellos las enseñanzas de la Sagrada Teología hasta el grado de Doctor inclusive. Sin embargo, entre 1863 y 1871 estas enseñanzas se impartieron sólo en el Seminario de San Carlos de La Habana.2,4,6

El plan de 1863 comenzó a regir de inmediato en la Universidad, es decir, en el curso académico 1863-1864, inaugurado el 10 de octubre en ocasión del cumpleaños de la Reina.3 Según lo dispuesto en el plan, se debían crear las facultades de Farmacia y Ciencias, mientras que la Facultad de Filosofía debía pasar a ser de Filosofía y Letras con notable ampliación del contenido de sus cursos. Las enseñanzas que se impartirían en las facultades de Ciencias y Filosofía y Letras se exigirían como preliminares para el ingreso de los alumnos en los estudios de las demás facultades, para lo cual se debían crear nuevas cátedras que constituirían las Secciones de Ampliación (Letras y Ciencias) o  Período Preliminar.3

Sin embargo, en esta primera etapa de aplicación de la reforma de 1863, las facultades de Ciencias y Filosofía y Letras no comenzaron a funcionar como tales y se constituyeron únicamente las cátedras correspondientes a las  Secciones de Ampliación, las que fueron asumidas por un  claustro particular estructurado de la misma forma que el de las demás facultades, pero con un Presidente que actuaba como Decano y un Secretario.9  En lo que respecta a las ciencias, estas cátedras fueron una de Ampliación de la Física Experimental, que se puso al cuidado de Antonio Caro y Cerecio; otra de Química General para Medicina y Farmacia, que desempeñó Cayetano Aguilera y Navarro, y una tercera de Historia Natural, con Zoología, Botánica y Mineralogía con nociones de Geología, igualmente para alumnos de  Medicina y Farmacia, a cargo del notable naturalista cubano Felipe Poey y Aloy.3,10

Para matricular en las Secciones de Ampliación o Período Preliminar se debía acreditar haber recibido el grado de Bachiller en Artes o, por lo menos, haber cursado y aprobado todas las asignaturas de la segunda enseñanza, con la obligatoriedad en ese último caso de haber recibido el grado antes de la presentación a examen del año de Ampliación. Los alumnos matriculaban en la sección de Letras o Ciencias según el interés que tuvieran de estudiar en las facultades de Farmacia, Derecho, con sus secciones de Civil y Canónico, y la de Medicina y Cirugía, en las que se podían obtener los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor. La Facultad de Medicina y Cirugía tenía también las enseñanzas agregadas de Practicantes o Flebotomianos, Dentistas y Comadronas.2

En el caso de los seminaristas, no fue hasta la disposición del 29 de  diciembre de 1867 que se les prohibió el ingreso en las facultades de Farmacia, Medicina y Derecho sin haber completado antes los estudios de segunda enseñanza, obtenido el grado de Bachiller en Artes y cursado el año de Ampliación.10

A fin de que el entonces Rector de la Universidad, doctor José Valdés Fauli, quien fungió como tal entre octubre de 1861 y mayo de 1864, pudiera organizar los estudios de una manera conforme a lo establecido por el nuevo Plan de Estudios, el gobernador Domingo Dulce y Garay le comunicó por Decreto del 28 de septiembre de 1863 una serie de disposiciones transitorias encaminadas a la adaptación del plan anterior, por el cual se hallaban cursando los alumnos hasta ese momento.3

La ley para la reforma de la enseñanza estableció que se debían conservar los cargos de Rector, con el sueldo anual de 4 000 escudos y 6 000 de sobresueldo; el de Vicerrector, con el mismo carácter que tenía anteriormente; y el de Secretario General, con el haber anual de 1 800 escudos de sueldo y con 1 200 de sobresueldo y opción a una sexta parte de aumento de sueldo cada cinco años hasta completar 5 000 escudos de haber total.

Especificaba que se nombraría un Decano y un Secretario particular en cada facultad, con la gratificación de 800 escudos el primero y de 300 el segundo; y que funcionaría una Junta de Profesores en cada una de ellas y un Consejo Universitario o Junta de Decanos a la que consultaría el Rector en los asuntos graves y juzgaría a profesores y alumnos en determinados casos.

Según el artículo 314 del Plan de Estudios y 72 del Reglamento, formaban el Claustro ordinario de la Universidad todos los catedráticos y, el extraordinario, además de aquellos, los doctores residentes en La Habana, que el Rector considerara oportuno convocar.11

Quedó establecido que los catedráticos podrían ser numerarios y  supranumerarios, con un haber anual para estos últimos de 2 000 escudos, sin que se pudiera llegar a ser numerario sin haber sido antes supranumerario.11 Este cargo se obtenía mediante oposición o nombramiento por Su Majestad a propuesta de la terna que hacía el Vice-real Protector, oída la Inspección de Estudios, aunque a los catedráticos que habían sido nombrados en 1842 cuando se instaló la universidad, se les dispensó de esa formalidad.12

Los catedráticos numerarios podían ser “de entrada” o que no llevaban 12 años de enseñanza, “de ascenso” o que llevaban más de 12 años y “de término” o que acumulaban más de 20 años de dedicados a la docencia.12 Los primeros percibirían 1 800 escudos de sueldo y 1 200 de sobresueldo;  los segundos, 2 000 escudos de sueldo y 2 000 de sobresueldo;  y los últimos, 2 200 escudos de sueldo y 2 800 de sobresueldo.11

Por disposición del 21 de agosto de 1865 se trasladó la Real Orden del 12 de julio del propio año en la que se autorizaba el nombramiento de catedráticos auxiliares para remediar la escasez de profesores en la Universidad con un sueldo anual de 1 000 escudos.10
 
En la primera Memoria-Anuario de la Universidad publicada en 1865,12 aparecen como propietarios los catedráticos que después se denominaron numerarios y los sueldos de las distintas categorías de estos expresados en pesos: 1 000 para los de entrada, 1 500 pesos para los de ascenso y 2 000 para los de término.12

La Universidad continuó ocupando la parte del antiguo convento de Santo Domingo en la que había funcionado hasta ese momento y, a pesar de que algunas cátedras se impartían en el Anfiteatro Anatómico, en los Hospitales Clínicos y en el Jardín Botánico, las instalaciones universitarias no bastaban para satisfacer todas las necesidades. Por tal motivo, en 1863 se solicitó la construcción de un nuevo edificio, proyecto que no fue posible acometer por varios años.2,10

En la reforma de la enseñanza de 1863 quedaba explícito que la Universidad debía ser sostenida por el Estado y, por consecuencia, las cantidades que a aquélla se habían de abonar por matrículas, derechos de grados y otros conceptos, debían ingresar en las arcas del tesoro público.11 Se estableció un nuevo sistema de tarifas por derechos universitarios, aunque su aprobación se dilató por algunos años. Por tal motivo, mediante el Real Decreto del Gobernador Superior Civil de 20 de octubre de 1863, en concordancia con la Real Orden del 15 de julio de 1863, se dispuso que mientras el Gobierno de Su Majestad no aprobara la nueva tarifa de derechos, continuaría rigiendo la tarifa de 1842. Esta última comprendía los conceptos siguientes:4

El pago por la matrícula para cursar cada asignatura era de 102 escudos. Se pagaban 51 escudos para los exámenes de cada curso; 170 para el de grado de Bachiller y, para los de Licenciado y Doctor, 600 escudos repartidos a la mitad para la Real Hacienda y para propinas. Los demás pagos por certificaciones y expediciones de diplomas eran menores de 50 escudos, pero aumentaban el total de lo que había que pagar por cada grado.4

Las nuevas tarifas conforme al plan de 1863 comenzaron a regir en el curso 1866-1867, aprobadas por Real Orden del 5 de abril de 1866 y disposición del 12 de junio del mismo año. Los pagos de matrícula se redujeron a 50 escudos en Período Preliminar y a 70 en las facultades, en las cuales se debía abonar la mitad al momento de la inscripción y la otra mitad antes del examen. Los derechos al grado de Bachiller en facultad ascendieron a 104 escudos y a 770 los de Licenciado y Doctor.

Aunque de esa forma se hace mención en la Memoria acerca del estado de la Enseñanza 1868-1869. Anuario 1869-1870,10 a las tarifas que se comenzaron a aplicar desde 1866, en la Memoria-Anuario anterior11 fue publicado en las tarifas correspondientes al plan 1863 (tabla 1).

Tabla. 1. Tarifas correspondientes al plan 1863

Etapa y concepto

Real Hacienda
(escudos)

Propinas
(escudos)

Período preliminar

 

 

Matrícula

51

 

Examen de prueba de curso

 

5

Facultades

 

 

Matrícula  de cada curso

70

 

Examen de prueba de curso

 

5

Grado de Bachiller

100

25 y 500 milmas

Grado de Licenciado o Doctor

750

34

Expedición del grado de Bachiller

4 y 250 milmas

 

Expedición del grado de Licenciado o Doctor

20

 

A pesar de las pequeñas diferencias entre los datos que aparecen en ambas publicaciones, se puede notar que las tarifas aprobadas en 1866 mostraron una disminución por los derechos de matrícula y un aumento por los de grado, en comparación con las establecidas por la reforma de 1842.

Aunque en casos puntuales se ofrecían plazas gratuitas o exoneraciones de pagos, quedó establecido por disposición del 4 de enero de 1870 que el número de plazas gratuitas en la Universidad se distribuirían de la siguiente forma: 12 en las facultades de Medicina y Derecho, 8 en la de Farmacia y 2 en el Período Preliminar de Medicina y Derecho.10

Rectores de la real Universidad de La  Habana entre 1863 y 18712

Dr. José Gregorio Valdés Fauli 1863 (desde el 28 de octubre de 1861)
Dr. Franco Durán y Cuervo (desde el 30 de julio de 1864)
Dr. José Pelligero de Lama (desde el 4 de junio de 1866)
Dr. Francisco de Lope García (desde el 18 de octubre de 1866)
Dr. Juan Bautista Ustáriz  (desde enero de1867)
Dr. Martín Álvarez Ortiz de Zárate (30 de julio de 1868-13 de julio de 1871)

Durante ese período el Vicerrector Francisco Campos y López, catedrático de término y Decano de la Facultad de Derecho Civil y Canónico, actuó en varias oportunidades como Rector interino.4

La Facultad de Farmacia en el período 1863-1871

Como ya se ha mencionado, en virtud del Plan de Estudios de 1863, la Facultad de Farmacia comenzó a funcionar con vida propia. Se le dio autorización y recursos para que instalara, aunque modestamente, su laboratorio de Química y los gabinetes de Drogas, Materia Farmacéutica Vegetal, Materia Farmacéutica Mineral y Animal y de Práctica de Operaciones Farmacéuticas. Contó inicialmente con un limitado número de aparatos, utensilios y objetos para las demostraciones por falta de fondos, a pesar de que en ese primer curso 1863-1864 le fue asignada una parte importante del presupuesto universitario. Sobre la base de esas carencias, sus autoridades elaboraron un expediente con la esperanza de que se tomara alguna decisión favorable al respecto. Al propio tiempo y catalogado como “medio de urgente necesidad”, se solicitó al Gobierno Superior “la creación de una plaza de ayudante, suficientemente dotada y la de un mozo de laboratorio, ambos absolutamente independientes al buen resultado de la clase experimental”. En la expectativa de conseguir tales elementos se consideraba que “para el siguiente año la facultad cobraría nueva vida y en consecuencia sería más fructosa la enseñanza dada a los alumnos”.4

Evidentemente y, a pesar de que en el curso 1863-1864 la Facultad de Farmacia dispuso de una parte considerable del presupuesto universitario en  comparación con la asignada a otras áreas universitarias, como se puede apreciar en las cifras que se ofrecen a continuación, todas las necesidades iniciales de la recién creada Facultad de Farmacia no podían ser cubiertas desde el comienzo:4

Área Universitaria

Presupuesto
Curso 1863-1864
(escudos)

Gabinete de Farmacia 

7 378

Gabinete de Anatomía

2 054

Gabinete de Física 

1 941

Gabinete de Historia Natural

2 942

6 armarios para el laboratorio de Química

300

6 armarios para el laboratorio de Física

300

4 armarios para el laboratorio de Anatomía

200

6 armarios para el laboratorio de Historia Natural 

535,50

El primer Reglamento Interior de la Facultad de Farmacia fue aprobado por la Junta de Profesores de la Facultad el 1 de febrero de 1865, pero no apareció publicado hasta el año siguiente.13

Plan de Estudios. Obtención de los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Farmacia

Para la obtención del grado de Bachiller en Farmacia los estudiantes debían cursar las asignaturas siguientes:4

  • Materia Farmacéutica Animal y Mineral
  • Materia Farmacéutica Vegetal
  • Farmacia Químico Inorgánica
  • Farmacia Químico Orgánica
  • Ejercicios Prácticos de Reconocimiento y Clasificación de Objetos de Materia Farmacéutica (denominada con más frecuencia Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas).

Desde el comienzo se dictaron las disposiciones oportunas para que al catedrático de Materia Farmacéutica Vegetal se le remitieran del Jardín Botánico los ejemplares que necesitara para sus explicaciones “a fin de que la enseñanza sea tan completa como cabe serlo”.12

Al vencer todas las asignaturas, los alumnos recibían el grado de Bachiller y, solo después de haberlo obtenido, podían optar por el grado de Licenciado en Farmacia, para lo cual debían cursar la asignatura Práctica de Operaciones Farmacéuticas en un cuarto año y además  cumplir los requisitos siguientes:

  • Realizar un año de práctica en una oficina de farmacia con un Preceptor
  • Efectuar el análisis de una materia farmacéutica
  • Realizar una preparación química
  • Realizar una preparación galénica

Para optar por el grado de Doctor en Farmacia, se debía cursar en un quinto año las asignaturas Análisis Química (con “a” en todas las fuentes) Aplicado a las Ciencias Médicas e Historia Crítica y Literaria de la Farmacia. Un requisito adicional era disertar sobre un tema seleccionado entre varias opciones o propuestas que se hacían al aspirante.2-4

Se puede notar que, aunque las asignaturas adicionales tenían todavía la influencia de las de ciencias médicas, marcaban la diferencia con éstas al hacer palpable la presencia de la química en la formación del farmacéutico.

Los datos estadísticos correspondientes a los resultados docentes en el período 1864-1870 se muestran en la tabla 2.4,9-11


Tabla 2.

 

Asignaturas
(año)


MFAM
(1ro)


MFV
(1ro)


FQI
(2do)


FQO
(3ro)


EPRD
(3ro)


POF
(4to)


AQA
CM*


HCLF
(5to)

Matriculados

48

50

22

36

35

25

11

11

Exámenes ordinarios

 

 

 

 

 

 

 

 

Sobresaliente (%)

27,0

30,0

40.9

13,8

11,4

28,0

45,4

18,1

Notablemente aprovechado  (%)

18,4

14,0

13,6

22,2

22,8

12,0

9,0

36,3

Bueno  (%)

12,5

16,0

18,0

19,4

14,2

40,0

36,3

-

Mediano  (%)

8 ,3

8,0

9,0

11,11

25,0

8,0

-

-

Suspensos  (%)

2,0

2,0

-

11,11

5,7

-

-

-

Exámenes extraordinarios

 

 

 

 

 

 

 

 

Sobresaliente  (%)

2,0

2,0

4,5

-

-

-

-

-

Notablemente aprovechado  (%)

2,0

-

-

2,7

8,5

-

-

-

Bueno  (%)

-

-

-

2,7

-

-

-

-

Mediano  (%)

12,5-

10,0

9,0

8,3

5,7

-

-

-

Reprobado  (%)

-

-

-

-

-

8,0

-

-

No examinaron (%)

12,5

18,0

-

11,11

2,8

4,0

9,0

45,4

Ganaron el curso (%)

83,0

80,0

95,4

80,5

88,5

88,0

90,9

54,5

Perdieron el curso
(%)

18,0

20,0

4,5

19,4

11,0

12,0

9,0

45,4

                        *En quinto año hasta el curso 1866-1867 y en  cuarto año a partir del curso siguiente
                         MFAM: Materia Farmacéutica Animal y Mineral; MFV: Materia Farmacéutica Vegetal; FQI: Farmacia Químico Inorgánica; FQO: Farmacia                          Químico Orgánica; EPRD: Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas; POF: Prácticas de Operaciones Farmacéuticas; AQACM:                          Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas; HCLF: Historia Crítica y Literaria de la Farmacia.  

Como se puede observar, en casi todas las asignaturas, con excepción de Historia Crítica y Literaria de la Farmacia, los resultados son satisfactorios, pues  los que ganaron el curso superan el 80% de los matriculados. En las asignaturas Materia Farmacéutica Animal y Mineral y Materia Farmacéutica Vegetal más del 25 % de los estudiantes matriculados obtuvo calificación de Sobresaliente, resultado superado en Farmacia Químico Inorgánica con un 40% de matriculados con esa calificación. 
 
No se dispone de elementos que pudieran explicar los pobres resultados en la asignatura Historia Crítico Literaria de la Farmacia, si se tiene en cuenta que esta correspondía al quinto año, es decir, al período del doctorado.

Por  Real Orden del 24 de julio de 1867, la asignatura de Análisis Química  Aplicado a las Ciencias Médicas se comenzó a impartir en el cuarto año de Farmacia (requerido para optar por el grado de Licenciado), en lugar de hacerlo en el período de doctorado como se venía haciendo hasta entonces.11

Por cada asignatura un estudiante recibía premio ordinario. Los premios ordinarios, conforme al Artículo 190 del Reglamento de la Universidad, consistían en un diploma especial y una medalla de plata que el alumno podía llevar en un ojal del frac o levita, pendiente de una cinta del color propio de la Facultad a que correspondía la asignatura en que había sido obtenido. Los premios extraordinarios consistían en una medalla semejante al oro o plata dorada y se concedían en dispensa de los derechos de los grados de Bachiller, Licenciado o Doctor. Cuando se concedía un grado por premio extraordinario, se expresaba en el título del graduado.

Durante el año en que se concluía el período de Bachillerato, los alumnos formaban una “academia” que se reunía todos los jueves lectivos con el propósito de discutir un aspecto de la ciencia que designaba previamente el profesor correspondiente. Estas academias consistían en una disertación realizada por un estudiante, después de la cual su presidente designaba seis alumnos quienes, por orden y durante 15 min cada uno, hacían reflexiones al expositor sobre el aspecto tratado. Algunos temas de las disertaciones  en el período se relacionan a continuación:9-11

  • Podrán establecerse sociedades comandatarias entre farmacéuticos y personas ajenas a la profesión.
  • Utilidad del conocimiento de las incompatibilidades en las preparaciones farmacéuticas. ¿Existe una incompatibilidad farmacéutica y otra química?
  • ¿Modifica la desecación las propiedades medicinales de las plantas?
  • ¿Es posible una Farmacopea universal?
  • En todas las circunstancias deben prepararse las tinturas por lixiviación
  •  Teoría sobre la formación de los hipocloritos usados en Farmacia.
  • Determinación de óxidos de hierro usados en Farmacia.
  • Necesidad de una nueva nomenclatura química.
  • Ventajas que reportará a la Farmacia provincial la aclimatación de ciertas plantas medicinales exóticas.
  • ¿A qué clase de caracteres debe darse la preferencia para la clasificación de las especies mineralógicas?
  • Causas que influyen en la cristalización de los cuerpos.
  • Preparación de los glicerolados usados en farmacia.
  • Aplicación del análisis-química a la Toxicología.
  • Determinación de la composición de los polvos de las píldoras, indicando al mismo tiempo el mejor método para su preparación.
  • Reglas que deben seguirse en la elección y recolección de las plantas medicinales indígenas.
  • Circunstancias a que debe atenderse en la elección de la sustancia animal y mineral empleada en farmacia.
  • Sobre el mejor método que debe referirse en la preparación de las pomadas mercuriales.
  • Reglas que deben adoptarse en la nomenclatura botánica farmacéutica.
  • Servicios que han prestado a la Ciencia el gotero isobárico de Salleron.
  • Alcohometría.
  • Examen de las diversas teorías relativas a la coloración de las plantas.
  • Es rigurosamente exacto el hidrotímetro de Baution y Boudet.
  • ¿Qué regla debe seguir el farmacéutico para elegir entre las diversas partes de los vegetales las que son propicias para el uso médico?
  • Existencia de las plantas microscópicas.
  • Estado actual de la Química Orgánica

Tanto la propia concepción de esta actividad, que se desarrollaba en una Facultad de Farmacia incipiente, como los temas seleccionados proporcionan una idea sobre la formación integral que se pretendió dar a los estudiantes de Farmacia de aquellos años, más allá de la que recibían a partir de las asignaturas que obligatoriamente cursaban. Las academias semanales se pudieran considerar una actividad docente similar a los seminarios que actualmente preparan los estudiantes de la especialidad sobre temas integradores y que presentan ante sus profesores y el resto de los alumnos de su grupo.

El número de alumnos matriculados en la Facultad de Farmacia, así como los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor otorgados entre 1863 y 1871 se muestran en la tabla 3.4, 9-12

Tabla 3.

Facultad

Curso

Curso

Curso

Curso

Curso

Curso

Curso

Curso

Farmacia

63-64

64-65

65-66

66-67

67-68

68-69

69-70

70-71

Matrícula

18

24

29

46

30

43

44

39

Bachilleres

 

4

4

5

5

4

4

10

Licenciados

6

2

5

4

12

6

9

5

Doctores

3

0

1

1

1

1

1

1

Autoridades y catedráticos de la Facultad de Farmacia desde 1863 hasta 1871

La Real Universidad de La Habana, a tenor de la Ley del 15 de julio de 1863 y de los reglamentos aprobados para su ejecución, dispuso con fecha 22 de octubre el nombramiento de un Decano para la Facultad de Farmacia, un Presidente de la Sección de Estudios Preliminares y cuatro Secretarios para las respectivas facultades y el cuerpo de ampliación.10

En virtud de ello, fue nombrado el doctor José Joaquín Sibón y de la Torre como primer Decano de la Facultad de Farmacia, cargo en el que se mantuvo hasta el curso 1868-1869, con la sola excepción del 1865-1866 durante el cual fue sustituido por el doctor Joaquín Fabián de Aenlle.4,5 El doctor Joaquín F. Lastres sustituyó a Sibón desde el curso 1869 -1870.9

Como Secretario de la Facultad se nombró al doctor José Francisco Sibón y Manjiotti, quien ocupó dicho cargo hasta el curso 1867-1868. El doctor Manuel Vargas Machuca lo sustituyó a partir del curso 1868-1869 y fungió como tal durante los dos cursos siguientes.9

Los catedráticos nombrados para el curso 1863-1864 y las cátedras que ocuparon fueron los siguientes:5,10

  1. Dr. José Joaquín Sibón y de la Torre: Materia Farmacéutica Mineral y Animal  y Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas
  2. Dr. José Francisco Sibón y Manjiotti: Materia Farmacéutica Vegetal y Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas
  3. Dr. Joaquín Fabián de Aenlle: Farmacia Químico Inorgánica y Farmacia Químico Orgánica
  4. Dr. Joaquín Francisco Lastres: Historia Crítica y Literaria  de la Farmacia y Prácticas de Operaciones Farmacéuticas

La ya mencionada disposición del 21 de agosto de 1865, que autorizaba el nombramiento de Catedráticos Auxiliares con el fin de remediar la escasez de profesores en la Universidad, posibilitó que en el curso 1866-1867 fuesen incorporados 3 Profesores Auxiliares para ocupar en la Facultad de Farmacia las siguientes cátedras:11

  1. Manuel de Vargas Machuca  para Farmacia Química Orgánica.  
  2. Carlos Donoso para Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas
  3. Fernando Valdés Aguirre para Historia Crítica y Literaria de la Farmacia y Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas.

El cuadro de la enseñanza compuesto por los catedráticos que ya habían sido nombrados y los incorporados como Auxiliares en el curso 1866-1867, se mantuvo en el siguiente. Es de destacar que en ambos cursos figuró como Presidente de la Sección de Ampliación y catedrático de Química General el Doctor en Farmacia, Cayetano Aguilera Navarro, quien años más tarde pasaría a ser catedrático de la Facultad de Farmacia.10

Durante el curso 1868 -1869 el profesor Sibón y de la Torre se mantuvo como catedrático de Materia Farmacéutica Animal y Mineral y figuró como suplente el profesor Carlos Donoso, catedrático de Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas. José Rocamora fue nombrado para Materia Farmacéutica Vegetal en sustitución del doctor José F. Sibón y Manjiotti, quien la había impartido desde un inicio, y el doctor Cayetano Aguilera para la cátedra de Farmacia Químico Inorgánica en lugar de Joaquín F. Aenlle. Por su parte, el doctor José J. Rovira sustituyó a Fernando Valdés Aguirre en las cátedras de Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas  y de Historia Crítica y Literaria de la Farmacia. Este cuadro de la enseñanza se mantuvo en el siguiente curso 1869-1870, en el que continuó como catedrático de Química General y Presidente en la Sección de Ampliación el doctor Cayetano Aguilera.10

El curso 1870-1871 fue el último en el que se aplicó el Plan de 1863 original. En éste el doctor José Rocamora se mantuvo en Materia Farmacéutica Vegetal y asumió como suplente la cátedra de Materia Farmacéutica Animal y Mineral.  El doctor Joaquín F. Lastres, quien desde el curso anterior figuraba como Decano interino de la Facultad, ocupó de nuevo la cátedra de Prácticas de Operaciones Farmacéuticas.9

Entre todos los catedráticos mencionados se destacaron particularmente por su quehacer científico Joaquín Fabián de Aenlle y Manuel L. de Vargas Machuca, sobre los cuales se ofrecen a continuación algunos datos biográficos.

Joaquín Fabián de Aenlle fue uno de los más altos exponentes de la cultura farmacéutica cubana. Nació en Jibacoa el 20 de enero de 1825. Se graduó de Licenciado en Farmacia en 1847 y luego se doctoró en 1848. Hizo oposición a una cátedra de supernumerario, fue nombrado bibliotecario de la Real Universidad, Juez Real de los exámenes de la Facultad de Farmacia e inspector de investigaciones químicas. Desempeñó las cátedras de Farmacia Químico Inorgánica y Farmacia Químico Orgánica en la Facultad de Farmacia, de la cual fue Decano durante el curso 1865-1866. Fue fundador de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y tesorero desde su fundación y miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Realizó el análisis químico de las aguas de la fuente de Vento y de San Diego de los Baños. Entre otros trabajos publicó “Apuntes para el estudio de las aguas minerales-medicinales de la Isla de Cuba y la relación de todos los análisis que de esta se han practicado hasta la fecha”. Murió muy pobre el 1 de agosto de 1869.5

Manuel L. de Vargas Machuca se destacó por su quehacer científico. Nació en La Habana el 10 de agosto de 1834. Matriculó en la Facultad de Farmacia en 1852 y viajó a Francia al terminar sus estudios. Allí se consagró como químico notable bajo la dirección de Charles A Wurtz. Publicó una memoria sobre “Los alcoholes”. El 24 de mayo de 1865 fue nombrado catedrático auxiliar de la Universidad y desempeñó la cátedra de Farmacia Químico Orgánica. Fue Secretario de la Facultad y nombrado catedrático de ascenso por Real Orden en 1884.5

Otros catedráticos de la Facultad de Farmacia, Fernando Valdés y Aguirre y Joaquín F. Lastres tuvieron a su cargo la disertación en los actos inaugurales de los cursos 1866-1867 y 1870-1871, respectivamente. El primero de ellos disertó sobre la vida y obra del químico sueco Carlos Guillermo Scheele (1742-1786) quien obtuvo sus primeros conocimientos de Química durante su aprendizaje en una farmacia de Gotemburgo y más tarde estableció una farmacia y se dedicó por mucho tiempo a la investigación sobre compuestos químicos. El doctor Lastres, quien actuaba como decano interino en esos momentos, pronunció su discurso “acerca del estudio de la naturaleza tal como la comprendía Platón”.13

Situación político-social imperante en Cuba en la primera etapa de aplicación del Plan de 1863

El contexto político-social en el que se comenzó a aplicar el plan de 1863  conllevó que en 1871 el gobierno colonial, con el afán de poder controlar la situación imperante en la isla, decretara una serie de modificaciones que de hecho dividieron su período de aplicación en dos etapas. La primera  desde 1863 hasta el curso 1870 -1871 y la segunda desde el curso 1871-1872 hasta la reforma de la enseñanza de 1880.

Se pudiera decir que los acontecimientos que se sucedieron durante los primeros años de aplicación del plan, tuvieron su origen desde la década de 1830, durante la cual había comenzado el proceso de formación de una conciencia nacional en la población cubana, contexto en el que se había producido la secularización de las órdenes religiosas en 1838 y la promulgación en 1844 del Plan de Instrucción Pública para Cuba y Puerto Rico.

En 1862 la población en Cuba se acercaba al millón y medio de habitantes, de los cuales aproximadamente el 57% era de la raza blanca; el 43%, de la  negra y el 27%, esclavos. El país estaba dividido en tres departamentos: Occidental, Central y Oriental.

La Sociedad Económica de Amigos del País, estrechamente ligada a personalidades con evidente pensamiento nacionalista, atendía gratuitamente en La Habana 24 escuelas de varones y 18 de niñas. Este hecho tenía una connotación importante si se tiene en cuenta que en la época colonial la educación secundaria en Cuba estuvo casi íntegramente en manos de personas e instituciones particulares, y destinada exclusivamente a los jóvenes pertenecientes a las clases pudientes. Los negros y los mestizos eran radicalmente excluidos de los colegios superiores más renombrados, como por ejemplo, el Seminario de San Carlos.

Otro hecho que mostró la tendencia de considerar a la isla como territorio y sociedad con identidad propia fue la publicación de la primera historia de Cuba con fines educativos y la primera geografía del país. Los autores de tales obras fueron Pedro José Guiteras y el ilustre científico cubano Felipe Poey y Aloy, respectivamente.7,8

Ya por la década de 1850 se había reanimado el estudio y la discusión de temas político-sociales en la Universidad. A partir de entonces se comenzaron a producir manifestaciones abiertas contra el poder colonial español y a favor de la independencia de Cuba. Se destacaron particularmente los hechos siguientes:

  • 1853: estallidos de cohetes por parte de los estudiantes y aparición de un anónimo que terminaba con la frase: “Viva Cuba y viva libre”.8 
  • 1865: apenas iniciada la reforma de 1863, apareció acuchillado el retrato de la Reina Isabel II que se encontraba en el interior de la llamada aula chica de la Universidad. Como reacción, el Rector convocó a una reunión del Consejo Universitario, que se efectuó el 23 de marzo, con el objetivo de tomar medidas drásticas al respecto. Según el libro de Actas de la Junta de Decanos del período 1855 a 1880, folio 85, entre las autoridades universitarias se encontraban José Joaquín Sibón, como Decano de la Facultad de Farmacia, y el Doctor en Farmacia Cayetano Aguilera y Navarro como Presidente de la Sección de Ampliación.
  • 1866: El Capitán General español Lersundi, después de escuchar la oración inaugural del curso 1866-1867 y, sin esperar el discurso del Decano de la Facultad de Medicina, interrumpió bruscamente el acto que presidía para pedir hablar inmediatamente con las autoridades universitarias, con las que se reunió en un salón continuo al Aula Magna, mientras dejaba al brigadier Ceballos que lo acompañaba, presidiendo acto. Lersundi criticó duramente a las autoridades universitarias por consentir, según él, las tendencias que en la institución se seguían y manifestó su extrañeza de que en el discurso inaugural
  • a cargo del profesor auxiliar de la Facultad de Farmacia, doctor Fernando Valdés Aguirre– no se hiciese mención ni de la Reina ni de su gobierno.3,7
  • Circuló anónimamente un soneto de Alfredo Torroella dedicado al Rector Franco Durán y Cuervo, peninsular de extrema derecha antirreformista y quien ocupó dicho cargo desde 1864 hasta1866, en el que se le calificaba de torpe, voluble, audaz, mal caballero, de proceder equívoco y rastrero, entre otros.7

Así, como consecuencia de la creciente conciencia independentista que se forjaba en la población cubana, el 10 de octubre de 1868 estalló la primera guerra contra España.  Desde sus inicios las autoridades españolas de la isla comenzaron la persecución contra estudiantes y profesionales. En 1869 el General Letona, gobernador del Departamento Central, hizo formar una lista de los individuos del Camagüey de mayor notoriedad en cuanto a su vinculación con la insurrección y justificó esta medida con la afirmación de que “la enseñanza pública, desde la Universidad hasta la última escuela de aldea, estaba convertida en una conspiración constante contra la unidad nacional”, lo  cual era rigurosamente cierto.7

El estallido de la guerra provocó una desestabilización considerable en la vida universitaria. Las autoridades españolas trataron de agredir en lo posible al centro de estudios, como medio de ofender la dignidad y el orgullo de los cubanos que consideraban a la Universidad como una institución enraizada en la tradición cubana.3 Una muestra de ello la dio el sanguinario Blas Villate, Conde de Valmaceda y Gobernador de la Isla en esos momentos, cuando declaró que el número de profesores en la Universidad se había reducido notablemente por no haberse sustituido a los fallecidos y porque muchos habían huido al extranjero al estallar la insurrección en Yara para continuar allí su obra de conspiración. Como complemento, habían desaparecido también de las aulas muchos estudiantes que habían decidido sumarse a las filas insurrectas.

En 1871, el poder colonial tomó represalias ante la situación imperante en la isla y decretó una reforma al plan de la enseñanza de 1863 que evidentemente tenía como principal objetivo herir el sentimiento de los cubanos, en especial de profesores, estudiantes y graduados que abrazaban las ideas independentistas o se habían incorporado a la lucha de liberación nacional.7 La aplicación de esta reforma marcó el fin de la primera etapa de vigencia del Plan de Estudios de 1863. La segunda etapa que inició en el curso 1871-1872 y concluyó con la  reforma de la enseñanza de 1880, será abordada en un próximo trabajo.

Consideraciones finales

Como consecuencia de la reforma de la enseñanza de 1863, la Facultad de Farmacia comenzó a funcionar con su propio Decano en la Real Universidad de La Habana a partir del curso 1863-1864. Contó por primera vez con su  laboratorio de Química y sus gabinetes de Drogas, Materia Farmacéutica Vegetal, Materia Farmacéutica Mineral y Animal y de Práctica de Operaciones Farmacéuticas. Para la obtención de los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Farmacia se estableció un sistema de estudios y un conjunto de rigurosos ejercicios en los que se vio incrementada considerablemente la presencia de la química en la formación del profesional farmacéutico. Las “academias semanales” que se llevaban a cabo durante el último año de preparación del Bachiller en Farmacia y los temas que se presentaban en estas son una muestra del alcance científico de esa formación.

El año 1871 marcó el fin de la primera etapa de aplicación del plan de 1863  al ponerse en vigencia una serie de modificaciones decretadas por el gobierno colonial de la isla como reacción ante el estallido de la primera guerra por la independencia de Cuba.

Summary

Pharmacy teaching in Real University of Havana according to study plan of 1863. From 1863 to 1871

Spanich power applied a teaching reform in Cuba bringing about the Study Plan of 1863 in Real University of Havana by virtue of which, Phamacy Faculty had own life. Main changes in University from that reform are exposed, as well as essential features characterizing the first years of above mentioned Faculty, its study plan, diploma from thesis presented in weekly academies, its professors, and some statistical data on teaching results achieved by students. Course of 1870-1871 put and end to the first application period of 1863 study plan, when some changes were made, mainly as reprisal of Island Government in face the increasing national consciousness, and outbreak of the first Cuban Independence War. A brief review to political-social context in which life of university student was developed during that period.

Key words: Pharmacy Career in Cuba 1863-1871, Pharmacy teaching in the Cuban Study Plan of 1863.

Referencias bibliográficas

1. Marchante Castellanos P, Merchán González F. Los estudios de Farmacia en Cuba desde 1833 hasta 1863. Rev Cubana de Farm 2007;41(1). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75152007000100011&lng=es&nrm=iso&tlng=es

2. Universidad de La Habana. Breve reseña histórica desde su fundación hasta la época actual. En: Memoria Anuario de la Universidad de La Habana. 1900-1901. La Habana: Manuel Ruiz, S. en C.; 1901. p. 6-10, 163-5.

3. De Armas R, Torres-Cuevas E, Cairo Ballester A. Historia de la Universidad de La Habana 1728-1929. T1. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1984. p. 138, 154-60, 165-73.

4. Memoria acerca del Estado de la Enseñanza en la Universidad de La Habana, Curso 1864-1865. Anuario 1865-1866. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General por SM; 1866. p 36, 66-7, 75, 81-2, 97-8,120-1,123, 259, 269.

5. García Hernández M, Martínez-Fortún Foyo S. Apuntes históricos relativos a la Farmacia en Cuba. Cuad Hist Salud Pub 1967;(33):25, 39-40, 55, 57.

6. González Jacomino JJ. Síntesis histórica de la Universidad de La Habana y su Facultad de Ciencias Médicas durante la época colonial. La Habana: Comisión Nacional de Historia de la UJC. Secretaría de Trabajo Ideológico; 1978. p. 71-5. (Colección “La Juventud en la Historia”).

7. Portuondo F. Estudios de Historia de Cuba. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1986. p. 94-6, 99, 322-422.

8. Torres-Cuevas E, Loyola Vega O. Historia de Cuba. 1492-1898. Formación y liberación de la Nación. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; 2001. p.155-6, 168-71, 215.

9. Memoria acerca del estado de la enseñanza en la Universidad de La Habana. Curso 1869-70. Anuario 1870-1871. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General; 1871. p. 21, 36-7, 86-8, 97-101, 109-11, 131, 144, 155.

10. Memoria acerca del estado de la enseñanza 1868-1869. Anuario 1869-1870. La Habana. Imprenta del Gobierno y Capitanía General; 1870. p. 10-2, 25, 26, 79-87, 95-7, 113, 133-9, 144-5, 181.

11. Memoria acerca del estado de la enseñanza 1866-1867. Anuario. 1867-1868. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General; 1868. p. 14-7, 23-4, 43-50, 66-7, 69.

12. Memoria de la Universidad de La Habana desde su fundación hasta octubre de 1864. Anuario 1864-1865. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General; 1865. p. 6-7, 15-6, 36, 66-7, 79, 112.

13. Dihigo Mestre JM. Bibliografía de la Universidad de La Habana. La Habana: Imprenta, Librería y Papelería “La Propagandística”; 1936. p. 259, 269.

Recibido: 8 de enero de 2007. Aprobado: 9 de febrero de 2007.
Dra. C. Pilar Marchante Castellanos. Instituto de Farmacia y Alimentos. Universidad de La Habana. San Lázaro y L, El Vedado, La Habana. Correo electrónico: pilarmc2003@yahoo.es

* Un solo pago para la Real Hacienda.
** Un pago para la Real Hacienda y otro por Derechos de Secretaría.
*** Un pago para la Real Hacienda y otro como propinas (por exámenes).

1Doctora en Ciencias Químicas. Profesora Titular.
2Doctor en Farmacia. Profesor Titular.

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